Mensajepor MAGUNCIO » 10 Abr 2010 01:25
Hace algo más de un año viajaba desde mi domicilio a pasar el fin de semana a casa de mis padres, a más de 250 km. En el maletero del coche, junto con mi maleta, llevaba mi recién fabricado estuche de madera y, dentro del mismo, mi Remington NMA. Lo llevaba con el fin de enseñarle a mi padre, que comparte conmigo cierta afición a las armas y mucha al bricolaje, tanto el estuche como el revólver.
A mitad del trayecto, sorpresa, señales de limitación de velocidad 90, 60, 40 y... control policial. Al llegar a la altura del control, me ordena detenerme un Guardia Civil y se me acerca diciendo: "Buenas tardes caballero; estamos realizando un control de armas y drogas; imagino que usted no llevará nada de eso".
Para qué negarlo; un control en toda regla siempre acongoja un poco. Algo nervioso contesto: Pues verá usted, resulta que soy aficionado a la avancarga, voy a pasar el fin de semana con mi familia y llevo en el maletero un revólver. Me incica que abra el maletero, lo hago, el agente abre el estuche, comprueba mi licencia AE, la guía del arma, me pide mi D.N.I. me dice que tengo un bonito revólver y que el estuche me ha quedado estupendo y, deseándome buen viaje, me despide muy educadamene. Sin más problemas. Todo ello no más de cinco minutos.
A mis cuarenta y nueve años, todas mis experiencias con la Guardia Civil, han sido más o menos así.
Los malos, son los otros.
