Buenos días a todos.
Ayer fue una jornada de las de recordar y contar a los nietos y para colmo en último día de perdiz de la temporada.
El Txikitín nos hizo punta ya que tuvo una dura pelea con los cubatas de Estella y acabó en el Trovador.
Salimos a cazar el Hombre Grande y yo. La jornada prometía pues las condiciones eran idóneas después de que el sábado cayera el mar.
Salimos a las 08:20 h. del parking, todo preparado y atacamos el primer "cogote", fino, sabemos que pueden estar durmiendo ahí las perdices con lo cual. Sale el matxorro tocawebs fuera de tiro espantando la banda, una 15 perdices. El Hombre Grande se hace con una de un tiro seco y no puede tirar a más. Seguimos, segundo cogote, las perdices ya muy ostigadas no nos dejan si quiera aproximarnos. Se bajan a la reserva y seguimos. Empezamos a cazar las ollas y a unos 250 metros veo un zorro salir escopeteado. Llamo a Tajú y le digo, "atento que será muy fácil que estén las perdices". Con lo cual, llego al sitio, me asomo y vuela la banda, lejos, en lo oscuro, apunto a una y cae herida, se va unos 100 m. y se me tapa en una loma. Adelanto a Usain Bolt en la carrera, llego al sitio, salta haciendo "chau-chau-chau" y me tiro en plancha haciendo una preciosa palomita que para sí la quisiera Iker Casillas. Remato la perdiz en mis manos y apunto. Llamo de nuevo a Tajú, le cuento lo sucedido y le planteo como atacarlas pues sus querencias allí son claras. No nos equivocamos, el siguiente morro a unos 300 m. vuela otro macho jóven y lo abatimos al alimón oyéndose un solo tiro. Tercera perdiz. Sigo subiendo el morro, fino, abrigo, así les gustan a las rojillas porque se sienten seguras, ven y oyen que es lo que las salva. Consigo levantar un macho majo, quizás de 2 años y baja como un misil, Tajú lo abate de un tiro espectacular.
Bajamos la regadera, subimos la cantera, echamos una perdiz, la trabajamos surante media hora pero nos gana. Es demasiado lista como para hacerle la "táctica del caracol" de Ismael Tragacete, pero en la caminata vemos otro bandito de unas 6 ó 7 apeonando, esquivas y desconfiadas. Vuelan a donde habíamos abatido la última y las levantamos. Hago dos tiros muy muy lejanos y dejo una herida que no conseguimos cobrar. Este hecho no hace pensar que las perdices, una vez más, vuelven a donde duermen, les gusta, son animales querenciosos. Efectivamente las que a la mañana no nos dejaron aproximar las vemos pasar a donde se les podía tirar. Le digo a Tajú: " éntrales de abajo y dame tiempo a que llegue yo arriba" pero el Hombre Grande se emociona y al oirlas cantar casi a tiro se acelera. Se asoma y "¡pam!", deja una seca. Yo, ajeno a esto, que iba a la carrera veo salir una lejana y le pruebo, demasiado lejos. Sale una segunda haciendo el pase torero de derecha a izquierda buscando la defensa, esto es, la reserva que está abajo pero me hago con ella con el degundo tiro y veo que baja otra más lejos pero igual. Meto bien la cara, corro bien la mano izquierda y la tumbo con un cartucho de plomo 5 que estaba "en pruebas". Comienza el show. La primera perdiz adelanta a Usain Bolt que aún andaba por allí y le quita las pegatinas. La segunda algo más tocada se aplasta. Yo arranco como el correcaminos con un ojo en cada perdiz pero el sembrado estaba blando blandito y cuando consigo llegar casi a la más rápida no me lo pienso y le sacudo, muere, la segunda sigue aplastada y "yauuuu", segunda palomita del día. Cobro las dos y llamo a Tajú: "Tajú, no mates más que he hecho doblete y ta tenemos el cupo", me contesta": "Ah! pues, de puta madre porque yo también he matado una así que tenemos un problema y es que estamos en +1".
Llamamos por teléfono a pedir "ayuda" y salvamos la papeleta, sin querer, pero estas cosas al parecer pasan. Vamos a tomar un trago y un pintxo y a las 14:00 h. fuimos a buscar a un cazador que tiene buenos perros para buscar la que habíamos dejado herida. Después de patear el sitio no pudimos dar con ella. Pensamos que se había quedado fría donde pararía. El día fue magnífico porque en todo momento estuvimos con perdices y por la calidad de los tiros. Tajú tumbó dos en distancia pero el resto fueron tiros de entre 40 y 50 m, por eso no había manera de dejarlas secas y de ahí las carreras. Esta tarde voy al masajista porque me duelen las piernas que no veas.
El balance de la temporada es de enmarcar, no por la cantidad de piezas cobradas que han sido muchas sino porque hemos disfrutado una barbaridad. Todos los días las perdices nos han tenido en jaque, siempre en tensión y eso no se paga con dinero.
Probablemente Rugger tiene razón. He de meditar muchas cosas.
P.D. Como Yogi me dijo que metiera más chapas de éstas pues ahí la tenéis.
