Calibres de las armas de bolsillo
Hoy en día existen armas de bolsillo en casi cualquier calibre, incluso con cartuchería semimetálica, aunque tradicionalmente son cuatro los que se han asociado a estas armas desde principios del siglo XX. El 22 LR, 25 ACP, 32 ACP y .380 ACP o más conocido en nuestro país por 9 mm corto. Los últimos 50 años de evolución tecnológica y de materiales de estas armas han permitido que, conservando el tamaño, se les haya unido el 9 mm Parabellum como calibre de mayor potencia con una manejabilidad razonable. A la hora de elegir el calibre para una determinada arma de bolsillo, debemos tener presente que debe primar siempre la manejabilidad y control del arma, frente a la contundencia del calibre. En una situación de vida o muerte es fácil entender, que tres impactos con un pequeño calibre son siempre una mejor opción que ningún impacto con un calibre de mayor poder de parada.
Calibre .22 LR en un arma de bolsillo
El cartucho más usado en las armas de fuego. Se dice que fue creado en 1887 por la Compañía de Herramientas y Armas Americana J.Stevens como una evolución del .22 Long de 1871. En términos generales, es un cartucho desaconsejable para la autodefensa, aunque es mucho más usado para esta tarea de lo que pudiera parecer. Por una parte, debemos tener en cuenta su ínfimo poder de parada, salvo disparo quirúrgico en zonas vitales. Por otra, por ser su sistema de ignición anular, está sujeto a fallos de funcionamiento mayores que los cartuchos de fuego central. Estos cartuchos son mucho más sensibles a variaciones térmicas y envejecimiento, por lo que son de una fiabilidad inferior, algo no admisible para un arma de autodefensa. Aunque bien es cierto que existen algunas municiones del 22 LR de calidad que pueden llegar a ser superiores en efectividad a un .25 ACP. Por ejemplo, en el libro "Stopping Power, a Practical Analysis of the Latest Handgun Ammunition,", los autores comprobaron que la munición CCI Stinger 22 lr era un 58% más eficaz que cualquier munición FMJ del .25 ACP, hablando en términos de poder de parada. Aunque como veremos a continuación, al comentar este último cartucho, tampoco es aconsejable para la autodefensa. Si por alguna razón se decide o se ve obligado a usarlo, tenemos dos consejos: primero, munición de máxima calidad y de alta velocidad; segundo, una vez haya comenzado a disparar a la amenaza, no pare hasta que vea que queda incapacitada.
Calibre .25 ACP en un arma de bolsillo
Como ya hemos comentado, este cartucho fue desarrollado por John Moses Browning en 1902 para la icónica FN Baby Browning. Posteriormente sería empleado en EE. UU. por la COLT 1908. Estas dos pistolas en este mismo calibre fueron copiadas innumerables veces por diferentes fabricantes, además aparecieron también otros modelos que también lo usaron. Su principal cualidad es que permitió iniciar el camino de las modernas pistolas de bolsillo, las características físicas del cartucho permitían un mejor funcionamiento que la munición anular del 22 LR. Sus cualidades balísticas son realmente pobres, estando su poder de parada, en el caso de una punta encamisada, por debajo de un moderno 22 LR. de punta hueca. Salvo disparo en la cabeza a corta distancia, sus características como cartucho defensivo son poco menos que irrelevantes. Las modernas puntas expansivas, mejoran algo sus cualidades.
Calibre .32 ACP o 7,65 Browning en un arma de bolsillo
Como en el caso anterior, otro cartucho diseñado por el genio de Utah, en este caso en 1899 para pistola FN 1900, popularmente llamada la “mataduques”. Es el calibre que muchos autores se consideran mínimo para la autodefensa, aunque personalmente creo que ese título le corresponde más al 9 mm corto. Sin duda ha sido y sigue siendo el más popular para las armas de bolsillo, por lo que casi todos los productores de munición lo mantienen en su catálogo en la actualidad. Además, algunos de ellos incluyen munición expansiva. A diferencia de EE. UU. en Europa ha llegado a ser de dotación policial.
Calibre .380 ACP o 9 mm corto en un arma de bolsillo
Otra genialidad más de John Moses Browning. Creado en 1908 e introducido en Europa por FN en 1912, la baja presión que desarrolla permite usar el sistema de acerrojamiento por inercia de masas en las pistolas que lo emplean. Es un cartucho que se considera el mínimo para uso policial y militar, manteniéndose en uso en algunas policías europeas. Personalmente creo que es el cartucho mínimo para labores de autodefensa, siempre que se combine con una bala de características expansivas. En 2008 en EE. UU., con motivo del lanzamiento de la Ruger LCP se produjo un auténtico furor por este cartucho, lo que ha motivado la aparición en el mercado de todo tipo de proyectiles especiales y cargas específicas para las micro pistolas.
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