En estas líneas les vengo a hablar de un arma que, aunque es reglamentaria en un cuerpo policial tan importante como la Guardia Civil, muy pocos han visto, ni siquiera en fotografías: la SIG Pro.
En estas líneas les vengo a hablar de un arma que, aunque es reglamentaria en un cuerpo policial tan importante como la Guardia Civil, muy pocos han visto, ni siquiera en fotografías: la SIG Pro. Al haber utilizado productos SIG (P226 y Pro Compact) tanto en el trabajo como de forma particular, trataré de ofrecer un punto de vista lo más objetivo posible acerca de los pros y contras de este arma, de modo que si alguno de los lectores tiene la fortuna de utilizarla profesionalmente, pueda sacarle el máximo rendimiento.
Desarrollo y variantes
La SIG Pro difiere en varios aspectos de sus predecesoras de la misma firma. Su disposición interna es similar, empleando un sistema tradicional Browning de retroceso corto. Mantiene asimismo el sistema de disparo DA/SA (una de las grandes virtudes de las P-2XX), no habiendo sucumbido a la tentación de copiar el sistema Safe Action de las Glocks. No dispone de seguro manual (con la excepción del modelo destinado a la Benemérita, como veremos), y tampoco separa las palancas de desamartillado y desmontaje (como sí se hace en la P-220). En general, parece que los diseñadores de SIG trataron de, manteniendo el magnífico mecanismo de disparo de la 226, simplificar/ abaratar al máximo el resto del arma. Sí que se incorporó a posteriori un kit para convertir la pistola en DAO (solo doble acción – opción que también existe en la P-220). Actualmente, existen 6 variantes de esta pistola:
1. S.P. 2340: modelo inicial aparecido en 1998. Posee un guardamontes redondeado y dispara cartuchos del calibre .40 S&W y .357 SIG. Esto delata el mercado objetivo de esta SIG: los Departamentos de Policía norteamericanos, que compraban mayoritariamente Glock 22s (80% de armas en servicio aproximadamente).
2. S.P. 2009: 14 meses más tarde, SIG se ve obligada a introducir un modelo en 9mm orientado a los usuarios europeos.
3. S.P.C. 2009/ SIG Pro Compact: versión compacta de la anterior, aunque realmente se limita a recortar el cañón a 3.58 pulgadas. El resto del arma mantiene la misma configuración, y es revelador el hecho que entre la versión estándar y la compacta solo haya una diferencia de 2 gramos de peso (715 gramos frente a 713). Esta fue la variante que poseí particularmente durante unos meses.
4. S.P. 2009-9-BMS/ 2009-GC (esta última nomenclatura es arbitraria): SIG Pro 2009 dotada de seguro manual de aleta, situado en la corredera. Más adelante profundizaremos en esta variante por ser la reglamentaria para oficiales en la Guardia Civil española.
5. S.P. 2022: derivada de la S.P. 2009/ 2340, desarrollada para las FCS francesas. Es la Pro más importante numéricamente, ya que el Gobierno galo ha comprado hasta la fecha 250.000 pistolas. Es fácilmente diferenciable, ya que se rediseñó el guardamontes y se instaló un carril Picatinny delante de éste, además de estar marcadas como “Propriete de l`etat” en la zona delantera derecha de la corredera. También se la puede dotar de un cañón más largo con rosca para silenciador (algo muy común en las P-226 de unidades especiales – SEALs), y tienen un alojamiento en el “dust cover” para un chip que contiene información del arma (número de serie y año de fabricación). Otros clientes han sido la Policía Nacional de Colombia (56.000 armas), Portugal (usada ampliamente por las fuerzas del orden), y la Unidad de Seguridad del arsenal de Rock Island USA (5000 S.P. 2022). Algunos cuerpos de Policía Local españoles también usan este modelo (Tarifa, Cádiz). Por cierto, la D.E.A. (Drug Enforcement Administration) norteamericana también utilizó hasta hace poco la SIG Pro como arma reglamentaria, habiéndolas sustituido por Glocks (22, 23 y 27), ya que éstas salen mucho más baratas. La S.P. 2022 se ofrece en los 3 calibres originales: 9x19mm, .40 y .357 SIG.
6. S.P.C. 2022/ 2022 Compact: versión compacta de la pistola francesa, solo en 9x19mm. Su cañón es ligeramente más corto, y elimina la base de los cargadores, lo que reduce en 7mm la longitud de la empuñadura.
A su vez, SIG ofrece 12 variantes de este arma según sea el acabado (nitron o duotone), o el tipo de miras (estándar o SIGLITE). Las SP 2022 solo se ofrecen en acabado nitro (pavonado). Además de las denominaciones genéricas de los modelos que comenté con anterioridad, SIG emplea códigos para distinguir acabados o piezas especiales, que van estampados en una pegatina en el embalaje del arma (no en los marcajes de la pistola en sí). Estos son:
B: acabado nitron.
T: acabado bicolor (duotone), las correderas y algunos controles son de color metálico natural, y el armazón negro.
SS: significa que el arma trae miras nocturnas SIGLITE instaladas.
M: este arma cumpliría con ciertas disposiciones legales en EEUU, como disponer de indicador de cartucho en recámara. Por ejemplo, un arma original de 9mm vendría codificada SP2009M-9B.
MD: similar al anterior, la pistola trae de fábrica una vaina disparada de prueba como garantía, ej: SP2009MD-9-B.
Las SIG Pro han pasado tests de tortura similares a modelos equivalentes de Glock, con muy buenos resultados, considerándose más “duras” que las SIG clásicas.
Pros y contras: ¿qué debo saber de mi SIG Pro?
* Calibres y piezas intercambiables:
Tal y como comenté con anterioridad, las Pro se fabrican en 3 calibres: el omnipresente 9mm Parabellum ( S.P. 2009/ 2009C/ 2009 GC/ 2022/ 2022C), el potente pero no muy preciso .40 S&W ( S.P. 2340/ 2022), preferido por los policías norteamericanos, y el “caliente” – en realidad equivalente al .40 pero más preciso- 357 SIG (S.P. 2340), cada vez con más adeptos a ambos lados del charco.
Las variantes 2340 pueden cambiar de calibre simplemente cambiando el cañón (como ocurría en la P99), el resto del arma, cargadores incluidos, nos servirá igual. De hecho, los cargadores tienen estampados los 2 calibres. La S.P. 2022 emplea los cargadores equivalentes a las versiones de 9mm o de .40/ 357.
Es un detalle curioso el que, externamente, las 2 variantes principales (2009 y 2340) son exactamente iguales (se usa el mismo armazón), diferenciándose solo en el peso.
La S.P. 2009 no se puede convertir a .40/357, pero sí que es posible transformar una S.P. 2340 para disparar el 9mm. SIG no aconseja hacerlo, pero Bar-Sto y EFK Fire Dragon producen cañones con las dimensiones exteriores del de .40, pero las interiores (calibre) de 9mm. Como los cargadores de 10 disparos de la 2340 pueden alojar 12 cartuchos de 9mm, en teoría el arma funcionaría bien. Es una opción interesante logísticamente (el 9mm para. es mucho más barato que los otros 2 calibres), en organismos sujetos a restricciones presupuestarias.
Un aspecto importante es que los modelos iniciales (S.P. 2009, S.P. 2340 y primeras S.P. 2022), no venían provistas de indicador de cartucho en recámara. Las actuales S.P. 2022 fabricadas en Alemania sí traen una pieza de este tipo, y las marcadas MA presentan un pequeño agujero por el que se puede inspeccionar visualmente si existe munición en el cañón.
Es normal que el extremo del cañón presente marcas en forma de anillo cerca de la boca de fuego, es simplemente por el roce con la corredera.
* Muelle recuperador:
En los primeros modelos y en los actuales, todos los calibres usan el mismo tipo de muelle recuperador, pero en un estadio intermedio, existieron 2 tipos: uno de 18 libras de resistencia (9mm) de color blanco, y otro de 22 libras ( .40 y 357) en color azul. Actualmente todos son de 22 libras, aunque siguen fabricándose de plástico. Algunos fabricantes de accesorios como Wayne Feaser o Sprinco los suministran de metal.
* Municiones:
Las SIG Pro pueden utilizar sin problemas cualquier tipo de munición, incluidas las de plomo, al poseer un cañón con estriado clásico y recámara totalmente cerrada (supported). El riesgo asociado a los estriados poligonales consiste en que el excesivo emplomado característico de estos, aumenta peligrosamente las presiones durante el disparo. Si además la recámara deja alguna parte de la vaina expuesta (como en las Glocks), es posible que nos encontremos con el llamado K-boom, o reventón a la altura de la recámara.
Como ejemplo, tras disparar, la SIG Pro 2340 expande las vainas del calibre .40 entre .427 y .428 pulgadas, mientras que la HK USP 40 las dilata a .423/. 430, y la Glock 22 a .431/ .432. Teniendo en cuenta que una vaina nueva de este calibre mide alrededor de .422 pulgadas, obviamente la pistola suiza es casi el doble de segura que la austriaca frente al riesgo de un reventón.
He utilizado en mis SIG (P 226 y Pro) municiones de plomo, blindadas SB y JHP (Golden Saber) sin ningún tipo de incidencia, aunque algunos tiradores declaran haber tenido problemas con la marca Sellier & Bellot.
Por otra parte, es seguro hacer tiro en seco con la SIG Pro sin utilizar aliviapercutores (siempre según el manual del fabricante, yo solía utilizar estos accesorios).
* Miras:
Las SIG vienen provistas de punto y alza fijos del tipo “de combate”, que pueden ser sustituidas por otras regulables de diversas marcas. Personalmente, encuentro que estas miras de competición (en mi caso L.P.A.) son demasiado altas, acentuando aún más el principal defecto de la SIG P 226: la altura del eje del cañón sobre la mano. Por otra parte, las miras de serie son perfectamente válidas para tiro a las distancias habituales sin necesidad de hacer correcciones.
La SIG Pro trae de serie unas miras similares, existiendo la opción de cambiar tanto punto como alza por otros de diferente altura. En el catálogo encontramos 6 puntos de mira entre 5,32 y 6,01 mm, y 7 alzas de entre 5,24 y 6,90 mm. Un alza más alta elevará el punto de impacto, y un punto de mira alto causará el efecto contrario. El número que indica la altura de estos elementos está estampado en el lateral de cada pieza. SIG fabrica asimismo unas miras especiales con inserciones de tritio verde, llamadas comercialmente SIGLITE, y que se pueden adquirir por unos 100 dólares.
En el caso de la SIG Pro, las miras SIGLITE se incluyen como opción de fábrica, siendo posible distinguir estas armas por las siglas “SS” al final de la denominación. Por ejemplo, una SIG Pro SP2340-357-TSS tendría este accesorio instalado de serie.
Alzas de este tipo más económicas son las Kimber/ Meprolight ML10129 y las Trijicon SG01 (para las armas de 9mm), y SG03 (para las de calibre .40 y 357). Estas miras (al contrario que las del fabricante original), también existen en color naranja o amarillo (solo el alza), de modo que el contraste con el punto evite errores angulares al apuntar.
Las ventajas de usar este equipo son evidentes.
Por otro lado, el estilo clásico de las miras SIG (barra y punto), no es necesariamente peor que el de 3 puntos (más extendido), y numerosos usuarios han manifestado tener la misma facilidad de uso que con otras armas (HK, Glock).
Un detalle significativo es que las armas con seguro manual (reglamentarias en la Guardia Civil española), impiden el cambio casero de las miras, ya que la misma aleta del seguro obstaculiza el uso del botador necesario para este cambio. Por ello, el poseedor de un arma de este modelo deberá enviarla al fabricante si quiere reemplazar el alza por una SIGLITE por ejemplo.
* Disparadores:
La insignia de la marca suiza ha sido siempre la calidad y suavidad de los mecanismos de disparo. Esa quizás fuese su principal baza frente a Glock (y también uno de los motivos de su sobreprecio). De hecho, una de las preocupaciones de los aficionados al presentarse la nueva Pro, era si el gatillo seguiría teniendo las características del instalado en la P226 o si se cambiaría por algo más parecido al de su adversaria austriaca. Afortunadamente, no solo se mantuvo el conjunto de disparo DA/SA metálico, sino que este consiste en un rediseño del usado por la P210, una de las mejores armas de concurso que se han fabricado. El resultado es que el recorrido es aún mejor que en la P226, oponiendo una resistencia de 10 libras en doble acción, y 4,5 en simple.
El frontal del gatillo es liso, lo que mejora el disparo en doble acción al permitir reposicionar el dedo sobre el mismo sin tirones.
Al contrario que Walther, SIG no ha sucumbido a rediseñar esta pistola con un sistema similar al de las Glocks. Sí que ha incluido un sistema de conversión a DAO (solo doble acción), a petición de departamentos de policía acostumbrados al uso de revólveres. Esta conversión cuesta unos 120$, incluida la mano de obra en la misma factoría de SIG.
Otra opción interesante es el “gatillo corto”, diseñado para aquellos que tengan manos pequeñas o dedos más cortos (como es el caso de las mujeres ). La referencia del fabricante es 34290306, y sale por unos 50 dólares. No obstante, no podremos instalarlo de forma particular, ya que precisa de la sustitución de otra parte del mecanismo de disparo, que solo puede modificar un armero cualificado. Como detalle curioso, las armas S.P. 2009-9-BMS (con correderas excedentes del pedido español), se venden con este tipo de gatillo, y posiblemente las utilizadas en España también los tengan (aunque no hemos podido comprobarlo).
En ocasiones, las armas nuevas precisan de un lubricado generoso en el mecanismo de disparo.
* Sistema de desamartillado:
En las SIG clásicas, se consideraba un mecanismo de seguro más, tras disparar, simplemente accionabas el “decocker”, y el arma pasaba a doble acción como un revolver. En la Pro, cambia el diseño haciéndolo más difícil de accionar, obligando a romper el empuñamiento. También es diferente en el sentido de que posee 1 tiempo (el martillo cae totalmente), mientras que las P 2XX tienen 2 (cae hasta la mitad al apretar la tecla, y totalmente al soltarla). Su diseño ha variado con el tiempo, añadiendo un “escalón” más en la 2022.
* Mecanismos de seguridad:
La SIG, al igual que las Glock, Walther, Steyr, etc., carecen de seguros manuales. En su lugar, cuentan con el habitual seguro de caída (que bloquea la aguja percutora), y otro que intercepta el martillo percutor hasta que no apretamos a fondo el disparador.
El “decocker” actúa como otro mecanismo de seguro, ya que permite dejar el arma en DA pulsando una única tecla.
El fabricante suizo sugiere que, el hecho de que la pistola deba desmontarse partiendo de la corredera abierta, es un mecanismo de seguro adicional, ya que obliga al usuario a “ver” la recámara.
En cumplimiento de las prerrogativas españolas, (que por cierto, obvió el Cuerpo Nacional de Policía al adquirir P 226 para el GEO), la SIG Pro 2009-B-BMS reglamentaria en la Guardia Civil posee un seguro de aleta ambidextro en la corredera, que bloquea la aguja percutora.
* Cargadores:
Lo cierto es que los cargadores originales (marcados “SIG”) de mis P226 no eran de muy Buena calidad, o al menos no se correspondían con el acabado del resto del arma. Con la segunda que poseí (la del trabajo), me entregaron un cargador de repuesto de la marca MEC-GAR, el cual me sorprendió por el mayor grosor de las paredes, un aspecto mucho mejor del acero, y el hecho de que el muelle elevador fuese casi el doble de largo que el del SIG. Lógicamente, funcionaba mucho mejor, por lo que tras ciertas maquinaciones, conseguí cambiarlo teniendo los dos de origen italiano. Estos cargadores, como todos sabemos, son de 15 disparos, aunque en su día se fabricaron (también por MEC-GAR) de 20 cartuchos. Estas variantes alargadas se llegaron a usar por los SAS británicos, aunque no han tenido mucha difusión.
Los cargadores de la SIG Pro son de diferente diseño, y básicamente son de muy buena calidad. Sí presentan un problema, y es que no caen libremente al apretar el botón de retenida. Si están llenos y no hemos alimentado el arma, si que serán expulsados enérgicamente, permitiendo recargas de emergencia con rapidez. Pero si el cargador está medio vacío, o hemos introducido munición en la recámara, el siguiente cartucho es ligeramente empujado por el macizo trasero de la corredera, sobresaliendo unos milímetros hacia delante. Esto efectivamente impide que el cargador caiga libremente, y nos veremos obligados a ayudarnos con la mano débil para recargar.
Como es habitual en las armas de servicio actuales, los cargadores de 9mm aceptan 15 cartuchos, y los de .40/ 357 12. Estas piezas tienen las mismas dimensiones externas, por lo que (en teoría) son intercambiables entre modelos de diferentes calibres. De hecho, es posible introducir 12 cartuchos de 9mm en un cargador del .40, aunque el fabricante no lo recomienda.
Respecto a la retenida (que está en el lugar de costumbre), viene de serie para diestros pero es fácilmente convertible para zurdos desmontándola con un botador de 1/16”. También existe una retenida de mayor tamaño para competición.
* Accesorios:
Algunos armeros ofrecen kits de mejora para la SIG Pro, consistentes sobre todo en limar asperezas en piezas, cambio de miras y sustitución de la guía del muelle recuperador de plástico por una metálica.
Los accesorios en sí, sobre todo linternas y punteros láser, son complicados de instalar en los primeros modelos, ya que la guía del armazón no es mil-spec. Realmente, la única opción con la 2009 era instalar un módulo específico fabricado por Laser Devices https://www.laserdevices.com/
En la feria IWA de 2003, se presentó un adaptador para carril Picatinny 1913. Los modelos clásicos (P220, 226 y 229) fueron modificados de serie, pero la Pro 2009 se sustituyó por un modelo totalmente nuevo (SP 2022), con este accesorio moldeado en el armazón de plástico.
Las fundas para 2009 y 2340 son intercambiables, ya que las dimensiones externas son las mismas. La 2022 tiene el carril de mayor tamaño, por lo que sus fundas valen para las 2009 y 2340, pero no al revés.
* Mantenimiento:
Una de los escasos mecanismos de esta pistola que se diferencia totalmente de sus predecesoras es el de desmontaje. En lugar del pestillo de las P 2XX, la Pro dispone de una pieza de retenida clásica, similar a la de la Browning HP 35. Hay que tener cuidado al desmontarla, ya que si aplicamos al fuerza en la “aleta” (zona alargada y plana de la pieza), corremos el riesgo de doblar la pieza. Por el contrario, hay que sacarla con cuidado (estará muy dura las primeras veces), y si es posible, ayudándonos con un botador o pieza de madera o plástico por el lado contrario.
Una vez desmontada, es importante lubricar el interior de la corredera, el bloque de cierre del cañón, y los raíles de armazón y corredera.
El uso de disolventes no tiene por qué afectar al armazón, sin embargo SIG recomienda emplear Hoppes nº 9.
La SIG Pro en la Guardia Civil, ¿alguien ha visto alguna?
Al igual que otras fuerzas policiales y militares de nuestro país, a mediados de los años 90 la Guardia Civil se encontró con el problema de la obsolescencia de sus armas cortas de dotación. Básicamente, los Guardias de esta época que eran destinados a Comandancias de baja delincuencia recibían como herramienta de trabajo la Star BM en 9mm Parabellum, un arma de simple acción que dejó de fabricarse en 1992. Aquellos con plaza en zonas de mayor conflictividad, empleaban la Star 30M, arma más moderna pero no a la altura de las nuevas pistolas policiales que entraban en servicio por entonces. El cierre de Star en mayo de 1997 supuso el fin de la fabricación de la 30M, así como del servicio postventa (reparaciones, piezas, etc), dejando a sus usuarios en una situación nada deseable. Quizás fruto de la combinación de estos 2 factores, la GC convocó un concurso para sustituir a las veteranas BM, y por extensión, comprar una cantidad mayor para retirar las 30M. El resultado de este concurso fue ciertamente curioso, ya que no se adquirió un modelo, sino 3: según la Orden Ministerial 703 de 22 de Marzo de 2002 se declaraban de “necesaria uniformidad” las pistolas Beretta 92F, Heckler & Koch USP Compact, y SIG Pro 2009. Esta heterogeneidad se explica por las diferentes necesidades de las unidades de la Benemérita, y quizás por razones presupuestarias. Precisamente la falta de presupuesto hace que actualmente coexistan en la Benemérita una cantidad sorprendente de armas cortas, todas ellas “reglamentarias”.
Como hemos comentado, las SIG del contrato español cuentan con algunas particularidades que la diferencian de la producción normal, siendo la más importante el seguro de aleta en la corredera. Su posición se antoja un tanto complicada de operar, siendo necesario romper por completo el empuñamiento o hacerlo con la mano de apoyo. Lo lógico es que la aleta se proyectara hacia delante, no hacia el martillo, de forma que se pudiera accionar moviendo arriba o abajo el pulgar. Otra característica interesante es que vienen provistas de un cañón de mayor longitud, que se puede apreciar en la única foto “auténtica” que he localizado, proveniente de la revista Guardia Civil. Por último, traen de serie el disparador corto, detalle sin mucho sentido en un arma destinada mayoritariamente a usuarios masculinos. Parece que el número de SIG Pro entregadas ha sido escaso, hasta el punto de que en el servicio de armería de una plaza de gran importancia, nunca han visto ninguna. De hecho, es evidente que SIG se quedó “colgada” con cierto número de correderas, que finalmente ensambló con armazones estándar y sacó a la venta en USA.
Impresiones y conclusiones personales
Como expuse en la introducción del artículo, he utilizado las SIG tanto profesionalmente como en el campo de tiro, teniendo un buen resultado en general. Mi primera SIG (una P226 con miras LPA), llegó a mis manos mediante un canje, tras quedar profundamente insatisfecho con mi primera arma deportiva (una Tanfoglio Limited Custom). Saltaba a la vista que era un arma “de combate”, y el retroceso se notaba más que con la Tanfoglio (al pesar mucho menos), pero ya que mi intención era entrenar para “el trabajo”, salí ganando ampliamente.
Rápidamente me di cuenta de las virtudes y defectos de la pistola: entre los primeros la calidad de fabricación (nada que ver con otras armas más “baratas” que tuve oportunidad de probar en el campo de tiro, como CZs o Stars). También el disparador en simple acción, que caía sin asperezas más próximo a un arma de concurso que a una policial.
Los defectos también los detecté rápidamente, concretamente la primera vez que la encaré: al igual que las HK USP, es un arma “cabezona”, en la que el cañón / sistemas de puntería quedan muy por encima de la mano. Al tener mi P226 miras regulables, este defecto se acentuaba, notándose bastante la diferencia en comodidad respecto a otras armas (como Glock).
No quise modificarla, a excepción de instalarle unas cachas de goma Hogue, novedosas en aquella época (2001), que solucionaban otra carencia de la SIG: las cachas excesivamente lisas, que hacían al arma resbalarse en días calurosos (o en aquellos en que estaba particularmente nervioso, como en las competiciones).
En el año 2002 cambié esta P226 por un arma larga, ya que disponía del arma del trabajo (USP Compact) para “quitarme el gusanillo”. El cambio fue bastante favorable para mí, ya que la P226 ha sido siempre una pistola cara, bastante por encima del resto de pistolas de servicio (200.000 pesetas de media cuando la compré).
A finales de 2003, tras cambiar de empresa como Escolta Privado, volví a encontrarme con una P226 en las manos, esta vez con miras de combate. Lo cierto es que la diferencia era notable, siendo el “sight picture” más bajo que en mi arma particular. Ya que mi anterior arma de dotación era una P99, la mejora en tacto del gatillo fue espectacular. En esta ocasión, en lugar de instalar las cachas de goma Hogue, seguí el consejo de Massad Ayoob en su obra “The gun digest book of combat handgunnery 5th edition), y me fabriqué unas artesanales con un trozo de cámara de bicicleta. El tacto antideslizante de la goma resultó tremendamente efectivo, evitando el grosor extra de las Hogue (que incluyen un relleno en los laterales).
Como comenté en el apartado “cargadores”, conseguí que los 2 de dotación fueran MEC-GAR, con los que no tuve ninguna interrupción durante entrenamientos o tiradas.
En referencia a la munición, normalmente utilicé Remington UMC semiblindada, ya que mis Remington Golden Saber estaban bastante deterioradas por cargarlas / descargarlas durante 6 meses, de modo que acabé por “quemarlas”.
Como arma de paisano, y ya que me veía obligado a llevar el arma que me dieran (independientemente de su tamaño) oculta, experimenté con diversos tipos de fundas. La P226 es una pistola “de servicio”, que mide 196mm de longitud, pero descubrí (tal y como postula Stephen .P. Wenger https://www.spw-duf.info/credentials.html ), que la ocultabilidad no depende de la longitud del cañón, sino del grosor del arma. La P226 es, en realidad, un arma que abulta muy poco en la cintura. Por tanto, usando fundas de cadera tipo bikini o interiores, no sentí ninguna molestia portándola.
En ocasiones en que tuve que actuar como conductor, simplemente cambié a una funda sobaquera, mucho más accesible mientras permanecía sentado.
Como nota curiosa, decir que mi compañero maldecía continuamente su SIG, ya que le parecía “demasiado pesada” y con “poca precisión”, y que la otra pistola de dotación en la empresa (Glock 19), era “mucho mejor”. Lo cierto es que, después de ver como no era capaz de meter los impactos en la silueta a 25 metros, no creo que existiese mucha diferencia aunque le hubiesen dado una Korth.
Una vez finalizada mi etapa de Escolta, y tras poseer por poco tiempo una HK P7M13, mi licencia F albergaba de nuevo una SIG, en esta caso la protagonista de este artículo, la SIG Pro 2009 Compact. Las principales diferencias, aparte del peso, las encontré en la ergonomía, siendo ésta un poco más “abultada” que la P226. También (y como comentan la mayoría de usuarios), era un poco más “ruda”, por ejemplo al accionar el martillo o la tecla de desamartillado manualmente.
Una vez fui a probarla al campo de tiro, acompañado de un amigo agente de C.N.P. de Málaga, la diferencia respecto a la Star PK era brutal, siendo mucho más fácil adquirir los elementos de puntería (punto y barra), así como controlarla en series rápidas de tiro. No sufrimos interrupciones durante la tirada de unos 200 cartuchos, principalmente blindados del fabricante Santa Barbara, y obteniendo una excelente precisión en series rápidas a 10-15 metros.
Como conclusión, los puntos fuertes y débiles de esta pistola se pueden resumir en :
* Ventajas:
-Fiabilidad.
-Precisión.
-Disparador “de competición”, sobre todo en simple acción.
-Calidad de materiales y acabado.
-Polímero de muy buena calidad (casi no se distinguen las uniones de las piezas).
-Recámara serrada (supported).
-Buen control del retroceso en calibres potentes ( .40 S&W y 357 SIG).
-Económica (aunque no tanto como Glock, sobre todo en ofertas a agencias).
-Sistema de disparo en bastidor, se puede cambiar fácilmente.
-Muy buen servicio post-venta.
* Inconvenientes:
-Eje del cañón muy alto (afecta a como se percibe el retroceso).
-Eje de miras muy alto (perjudica la “parada”).
-No hay muchas opciones en cuanto a disparadores (solo DA/SA o DAO).
-Pocos accesorios en comparación con otros modelos.
-Las bajas tolerancias de los materiales producen problemas de acerrojamiento y extracción en armas nuevas.
-Necesita mucho más rodaje (break in) que otras armas similares.
Enlaces y recursos
Como acostumbro a hacer en mis artículos, a continuación encontrareis enlaces a manuales y artículos sobre el arma en cuestión:
-Enlace a “The gun digest book of Sig Sauer” de Massad Ayoob (artículo sobre la Pro completo)
https://books.google.es/books?id=ilOWf1cpDBoC&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false
-BOE uniformidad armas cortas en Guardia Civil.
https://www.boe.es/aeboe/consultas/bases_datos/doc.php?coleccion=indilex&id=2002/06284&txtlen=1000
-Foro dedicado a productos de la firma SIG (de todos los modelos)
https://www.sigforum.com/
-Manual de la SIG Pro 2009/ 2022/ 2340 (en inglés)
https://www.sigsauer.com
.