Enfrentar a dos armas de características tan dispares como la clásica Desert Eagle y la nueva Walther PPS puede parecer, en principio, una auténtica osadía. Por un lado, tenemos la potencia elevada a su máximo exponente en el “águila del desierto", mientras que por el otro, nos encontramos con la subcompacta más fina del mercado. Dos conceptos de pistola totalmente diferentes pero que, dentro de sus posibilidades, ofrecen unos resultados más que aceptables.
Pistola Desert Eagle del calibre .44 Magnum
Antes de pasar a describir la prueba de tiro, conviene presentar debidamente a los dos “contrincantes". Por cuestión de tamaño, el primero de ellos es la archiconocida Desert Eagle. Desarrollada conjuntamente por la Israel Military Industries (IMI) y la Magnum Research estadounidense, el “águila del desierto" es una de las pistolas más potentes e impresionantes del mercado actual. El modelo que llegó a nuestras manos para realizar la prueba fue una espectacular versión con cañón de 10 pulgadas (254mm). El modelo estándar cuenta con un nada despreciable cañón de 6 pulgadas (152mm), por lo que la diferencia de tamaño entre ambos modelos es realmente considerable. Disponible en los potentes calibres .357, .44 Magnum y .50 Action Express (este último fuera de circulación en España), la Desert Eagle fue ideada a principios de la década de los 80 como una pistola capaz de conseguir un amplio poder de parada (stopping power). Para poder disparar con cartuchos de esta envergadura, más habituales en revólveres que en pistolas semiautomáticas, los técnicos de IMI diseñaron un innovador sistema de cierre por cerrojo giratorio, un dispositivo que hoy (25 años después) podemos apreciar en pistolas más modernas como la K-100 o la Beretta Px4 Storm. La recuperación de la Desert Eagle funciona por toma de gases, por lo que su fuerza de retroceso, a pesar de ser notable, es inferior a la que se genera en revólveres equipados con calibres similares.
La Desert Eagle y la Wather PPS frente a frente
Tras la breve presentación de nuestro Golliat particular, llega el momento de conocer con más detalle al pequeño David. La Walther PPS (Police Pistol Slim) acaba de aterrizar en el sector armamentístico español y se presenta ante nuestros ojos como la subcompacta más plana del mercado. Su estrechez de líneas (apenas 23mm) la convierten en un arma idónea para portar oculta y cómodamente mientras el profesional está de servicio. Realmente, la Walther PPS podría considerarse la evolución natural de la mítica Walther PPK, popularizada internacionalmente sobre todo gracias a sus continuas apariciones en la gran pantalla de la mano del agente británico más famoso del mundo: James Bond. A diferencia de la PPK, la nueva PPS está preparada para el calibre 9mm Parabellum y viene equipada de serie con un lomo de empuñadura adicional, fácilmente ajustable.
La Walther PPS es la pistola más fina del mercado
La Walther PPS también ofrece la posibilidad de utilizar tres tipos de cargadores con capacidad para alebergar seis, siete u ocho cartuchos. Por el contrario, el cargador de la Desert Eagle está limitado a ocho cartuchos del .44 Mag. Una vez hechas las presentaciones, llega el momento de pasar a la acción. Vamos con la prueba.
Un equipo de cuatro tiradores de distintos niveles ejercimos como jurado a la hora de dirimir el duelo entre ambas pistolas. El lugar elegido fueron las excelentes instalaciones del campo de tiro de la Federación Valenciana, ubicado en el municipio de Náquera. Una vez elegido el puesto de tiro en la galería de 25 metros, arrancó la prueba.
La primera en estrenarse fue la Desert Eagle. Para alimentar a esta devoradora de munición, utilizamos proyectiles de punta hueca del calibre .44 Remington Magnum. En realidad, este no es el tipo de munición más apropiado para disparar en precisión, sino que está dirigido más bien a la caza. Sin embargo, su comportamiento en líneas generales fue ciertamente positivo.
Las dos pistolas con las correderas desplazadas
Máxima precisión
“¿Quién se atreve a disparar primero?", preguntó uno de los cuatro tiradores. “Yo", respondió con rotundidad el más experto de todos ellos. Y así, sin dudar, se dirigió hacia la Desert Eagle, puso un cartucho en el cargador, montó el arma y se colocó en posición de disparo. Un absoluto silencio inundó la galería, mientras el tirador sujetaba con firmeza los más de 2,5 kilogramos que pesa el arma. Con la respiración completamente controlado, soltó el aire y poco después se escuchó un atronador ruido que acompañó al primer disparo. “Creo que ha sido un tiro excelente", afirmó con una media sonrisa el tirador. Los cuatro tiradores nos acercamos a la diana y, efectivamente, comprobamos que había sido un disparo de 10. Justo en el centro de la diana. “Esto es una máquina", comentamos entre risas los improvisados jueces del duelo. A partir de ese primer disparo, conseguimos perderle el respeto que, dado su agresivo aspecto, en un principio la Desert Eagle nos imponía. Después de disparar los primeros 25 cartuchos del .44 Magnum, más o menos todo el equipo de tiradores compartíamos las mismas impresiones. Todos coincidimos en apuntar que la sensación de disparar con esta pistola con cañón de 10 pulgadas es similar a la que se genera en un revólver de 6 pulgadas del calibre .357 Magnum. “Al ser una pistola bastante pesada, el retroceso no es tan desagradable. Más bien, diría que es bastante tolerable", apuntaba uno de los tiradores después de haber disparado una serie de 7 cartuchos seguidos. Incluso, uno de los tiradores fue más allá y se atrevió a descerrojar cuatro disparos consecutivos, ¡sujetando el arma con una sola mano! Eso sí, se necesita tener un brazo fuerte como el de nuestro compañero para poder realizar una serie de disparos de este calibre.
Sin seguro de cargador Entre las varias pruebas que se realizaron con la Desert Eagle, una de las más llamativas fue que carece de seguro de cargador. Probamos a disparar sin el cargador, introduciendo un cartucho manualmente en la recámara, y el arma disparó sin ningún tipo de problemas. Un aspecto a tener en cuenta y que denota el marcado carácter militar presente en los orígenes de esta pistola de combate.
Disparando con la Desert Eagle
Después de vaciar una caja de 50 cartuchos del .44 Rem Mag de punta hueca, sólo nos encontramos con una pequeña incidencia. En un par de ocasiones, se interrumpió la alimentación del arma, quedándose el cartucho pinzado por el cerrojo pero fuera de la recámara. En principio, son varios los motivos que podrían explicar estas interrupciones. El primero en el que pensamos fue que mientras empuñábamos el arma, tal vez estábamos accionando involuntariamente el botón para extaer el cargador. Sin embargo, pronto descartamos esta opción, ya que el problema le había sucedido a más de un tirador (con manos de distintos tamaños). La segunda causa que se nos pasó por la cabeza fue que tal vez, al tratarse de un arma nueva, los mecanismos estuvieran todavía demasiado duros, lo que dificultaba el funcionamiento normal del arma. Sin embargo, la opción que más nos convenció a los cuatro tiradores fue la relacionada con la munición empleada. Es posible que al tratarse de munición de caza, con proyectiles de punta hueca, la alimentación no fuera del todo correcta. De hecho, un par de días después de la realización de esta prueba, volvimos a disparar con la Desert Eagle, esta vez con la munición adecuada, y no tuvimos ningún tipo de problema.
En cualquier caso, y salvo este pequeño incidente, el resultado de la prueba con la potente Desert Eagle fue plenamente satisfactorio.
Pequeña pero matona
Después de la primera toma de contacto con el “águila del desierto", llegó el momento de conocer las bondades de la nueva joya de Walther. Desde el primer momento, el cambio entre la agresividad de la Desert Eagle y la elegancia de la PPS First Edition nos puso sobreaviso de que estábamos ante un concepto de pistola totalmente diferente. Así, pasamos de la explosividad brutal de la Desert Eagle al comportamiento casi exquisito de la Walther PPS.
Disparando con la Walther PPS
Con la pequeña pistola alemana primero decidimos disparar tiro a tiro, comprobando el recorrido de su disparador y su posible reelevación. En ambos casos, en líneas generales, el comportamiento fue satisfactorio. “Aunque las subcompactas no son muy de mi agrado, creo que funciona bastante bien. Es agradable de disparar tiro a tiro, aunque dado su poco peso se reeleva más de lo necesario", nos comentaba el primer tirador que probó la PPS. Después de esta primera toma de contacto, optamos por disparar en series de seis o siete disparos consecutivos, y en este caso, el rendimiento de la subcompacta de Walther fue un tanto inferior al ofrecido en el modo tiro a tiro. Por estos motivos, y a pesar de que no se produjo ninguna incidencia significativa, la pistola no logró convencernos con la misma intensidad que lo había hecho anteriormente la Desert Eagle.
Sistema de miras de la PPS
De todos modos, en lo que sí coincidimos los cuatro tiradores que probamos la nueva PPS es que nos gustó sobre todo su diseño. Su reducido tamaño y su estrechez la convierten en una pistola fácilmente ocultable y muy cómoda de portar. Estas características hacen que sea interesante como segunda arma, como pistola de autodefensa, o para profesionales que no estén de servicio y quieran mantenerse armados.
Algunas conclusiones
La jornada de tiro nos dejó una serie de interesantes conclusiones. Por un lado, verificamos que el cañón de 10 pulgadas de la Desert Eagle confiere a esta pistola una precisión mayor que la que se obtiene con el clásico cañón de 6 pulgadas que monta la versión estándar. Viendo estos, no podemos imaginarnos hasta qué punto puede llegar a ser precisa esta pistola con el cañón de 14 pulgadas del modelo Magna-Port.
También se hizo evidente que la utilidad de esta Desert Eagle es francamente limitada. En países cuya legislación lo permita, como por ejemplo en algunas regiones de Estados Unidos, tal vez pueda ser un arma apta para la caza de determinadas especies. Por el contrario, en España su uso se encuentro bastante mermado, aunque para los coleccionistas, este tipo de armas representan auténticos caprichos que no pueden faltar en su elenco de piezas difíciles de encontrar. A esto hay que añadir el incontestable atractivo del arma, pues esta preciosidad produce una cierta sensación morbosa y llama poderosamente la atención entre los aficionados de cualquier campo de tiro.
Respecto a la Walther PPS, la principal conclusión que extraímos es que su gran baza para convertirse en una subcompacta de éxito es su exclusivo diseño, algo que le diferencia de sus grandes competidoras (Glock 26, MP9 Compact, Steyr S, etc). En este sentido, al tratarse de un arma tan estrecha y carecer de cualquier tipo de seguro manual, la PPS es una pistola idónea para ejercer la autodefensa o portarla como segunda arma.
Por lo demás, nosotros disfrutamos de una jornada inolvidable probando las armas, por lo que queremos agradecer a la casa Borchers la cesión de las mismas, así como la colaboración de la armería Ezequiel González y de la Intervención de Armas y Explosivos de la Guardia Civil de Valencia.