Desde hace ya varios años contamos en nuestra colección con esta pieza, la cual se hallaba en una vieja armería de mi pueblo que ya ha desaparecido. Ubicada en el centro del antiguo escaparate, fue el deleite de varias generaciones de jóvenes que, boquiabiertos, observaban al revólver fresado en su expositor.
Antiguo expositor de la época
A saber qué pasaba por la imaginación de aquellos niños, pues no se trataba de un revólver normal y corriente. Por su edad y su inocencia no creo que llegaran a comprender que este revólver era una pieza de propaganda y que las partes que le faltaban servían para que el público apreciara sus mecanismos internos, así como también sus componentes de gran calidad.
En cuanto al revólver en sí, teníamos muy poca información. Buscamos en revistas, libros y catálogos de armas, pero nada pudimos hallar. Lo único que averiguamos fue su origen: era un revólver español. Tampoco dábamos con su fabricante, ni con la fecha aproximada de producción; no sabíamos si “El Casco" era una marca en sí o un modelo, ya que era muy común que ciertas fábricas no apunzonaran con su nombre sus armas, por el tema impositivo, y solo le estampaban el modelo. La cuestión es que llegamos a nuestros días con poca o casi nula información.
Vista lateral del revólver "El Casco"
Cuando surgió la idea de publicar nuestra colección de antigüedades en la red, que a decir verdad fue una iniciativa más de mis amigos que propia, seleccionamos temáticamente las piezas y decidimos plasmar una pequeña historia de cada objeto. Cuando llegó el turno de esta pieza en cuestión, investigamos vía internet pero poco hallamos al respecto. Hasta que llegó el día en que varios años de incógnita para nosotros vieron la luz con un simple intercambio de correo electrónico. En este sentido, agradezco profundamente la información que me dio el señor Juan Luis Calvo, que desde España ha colaborado con nosotros desinteresadamente. Él me brindó amablemente sus conocimientos para que este artículo haya podido llegar a buen puerto.
Hoja W.R. Kirschbaum Solingen
La marca “El Casco", calcada a la utilizada por el fabricante de armas blancas y cuchillería W.R.Kirschbaum de Solingen (Alemania), fue constituida y registrada en 1919 en Eibar (Guipúzcoa) por dos ex empleados de Orbea que consideraron que, con los conocimientos que poseían, podían emprender la aventura de formar una empresa y comenzar a fabricar “revólveres oscilantes" de gran calidad.
Los dos aventureros en cuestión fueron Don Juan Solozábal Mendive y Don Juan Olave Bilbao, que dieron luz a la empresa Olave, Solozabal y Cía. Las primeras armas “El Casco" se fabricaron en los calibres .32 y .38, con cañones de 2½ - 3 ¼ - 4 ½ - 4 ¼ 5 y hasta 6 pulgadas. La calidad empleada en la fabricación de estos revólveres era muy alta. Esto no solo queda probado en aquellas armas que han llegado hasta nuestros días, sino también en los documentos y publicidad de la época.
Propaganda de época de la armería
La sociedad Olave, Solozabal y Cía tuvo una marcha excelente y un rápido crecimiento. Así, desde 1920 hasta 1929 su producción se basó exclusivamente en armas cortas de fuego. Como le sucedió a la mayoría de empresas de la época, la crisis desatada en el 29 no le fue ajena, por lo que lo socios se plantearon la idea de fabricar otros artículos que pudieran ser producidos con la misma maquinaria y procedimiento disponibles hasta entonces. Esto llevó a que la firma cambiara de actividad, pasando a fabricar material de oficina, y registrando la marca “El Casco" dentro de este epígrafe. Fue en este momento cuando la compañía se especializó en grapadoras. Y todo sin cambiar ni una coma, ya que se propusieron que: “si una bala debía desfilar por el cañón de un revólver con absoluta precisión, una grapa debía de desfilar por su carril y grapar con la misma precisión en una grapadora".
Mecanismos internos del revólver "El Casco"
Estos dos emprendedores vascos conformaron y pusieron el sello de calidad a sus productos. En sus inicios, a los formidables revólveres; y luego, producto de la crisis, a los accesorios de escritorio, continuando hoy en día la firma con la misma filosofía.
La diversificación en la industria armera no sólo afectó a la marca “El Casco", sino también a otras como Orbea y Cía, Gárate y Anitua y Cía, quienes junto a Beistegui Hermanos alcanzarían un importante renombre en la fabricación de bicicletas y ciclomotores. La sociedad cooperativa ALFA que había sido creada por obreros socialistas de Eibar para fabricar revólveres, se inició en la fabricación de maquinas de coser.