¡A la cargaaaa! ("haciendo" cartuchos del 20)

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Por aquel entonces recargábamos el 12, exclusivamente el 12, en un rincón de la fábrica familiar y con unos materiales y medidas invariables actuando yo como un autómata que se limitaba a apretar tacos y a mover palancas sin saber muy bien qué hacía, con cuanta cantidad y para qué. 

 

          

 

Pero pasados los años, como "jabalijoven" le ha cogido el gusto a la escopeta del 20 y su abuelo ha cumplido su postrer temporada de caza, se impone un relevo en el uso de este calibre que amenaza con ser la ruina de este humilde servidor.

Y todo porque los cartuchos del 20, al ser menos demandados y fabricarse en menor número, tienen un precio que riza el bigote más bizarro. No os contaré a cuanto pagué las últimas cajas, pero el precio era de juzgado de guardia.

Así que teniendo una muy buena maquinaria antigua, a la que recientemente se unió una recargadora Lee, y disponiendo de material de recarga, era tontería no hacer algo al respecto.

 

         

 

Mi amigo Ángel Polvorosa (prestigioso recargador ya jubilado), haciéndome llegar "gratis et amore" gran cantidad de material de recarga, fue en buena parte el responsable de que me liara la manta a la cabeza , levantara el trastero que tenía más mierda que el rabo de una vaca y lo adecentara mínimamente para instalar mi rincón de recarga con su mesa grande, su luz, sus estanterías y hasta un póster de armas que horroriza a mis vecinos cuando lo ven por la puerta entreabierta (debo ser "el terrorista" del segundo A).

 

        

 

No me resisto a presentar la vieja maquinaria con la que recargaba. Aunque por entonces y con el paso del tiempo he venido consiguiendo y rescatando viejos "cachibaches" de recarga que conservo más por curiosidad que por utilidad ya que, como digo, disponíamos de buena maquinaria que he desempolvado. 

 

        

 

Debajo de estas líneas se puede ver una rebordeadora. Bueno, originalmente no lo era; ocupaba un rincón en el laboratorio de calidad y servía para cortar "arandelas" de caucho que después pasaban un test de elasticidad. Pero superada su vida útil, los mecánicos de la fábrica –profesionales de lujo– le adaptaron un motor más potente con un soporte de distancia regulable y unas rulinas, de forma que se convirtió en una rebordeadora eléctrica cuyo ronco y cíclico rumor al girar me transporta a la juventud y a las tardes que empleábamos en la recarga durante las vacaciones estivales.

 

        

 

Al pasar del uso en planta industrial al hogar, ha sido necesario reconvertir su motor trifásico en uno enchufable a la red normal. No tenía ni pajolera idea de cómo hacerlo pero unos electricistas de mi pueblo lo consiguieron en un momentín con un condensador y es que, como siempre, la dificultad no está en conectar unos cables sino en saber qué cables debes conectar para no acabar con los pelos tiesos y oliendo a chamuscado. Tuve que entretenerlos un poco para conseguir que me cambiaran la polaridad y que la rulina de rebordear girase en la dirección adecuada; pero ha merecido la pena.

 

No menos meritorio fue el trabajo de "invención" de dos dosificadores (para pólvora y para plomo) que hicieron en su día en el taller de la factoría. Son de dosis regulable y consisten en un embudo, a modo de tolva, bajo el que se haya una cámara desplazable que en cada movimiento toma la cantidad predeterminada de pólvora o de perdigones y los traslada manualmente para dejarlos caer por un agujero hasta la vaina... Si es que había vaina debajo... Y es que a veces se me iba el santo al cielo, perdía el hilo y una dosis de perdigones o de pólvora terminaban donde no debían con evidente disgusto de mi padre: "¡Si es que no estás en lo que celebras!"

 

        

 

Así las cosas, por el momento, lo más complicado de conseguir ha sido la pólvora. Estoy seguro de que a los recargadores esto no les suena raro. La imposibilidad legal de recibir pólvora por correo o transporte convencional es una cosa fatal para los que vivimos en provincias. Sé que a diario se transportan sin traba sustancias y hasta personas más peligrosas pero... Esto es lo que hay.

Lo de los pistones de momento, libro porque en cierta ocasión compré y además las vainas que me regaló Polvorosa son nuevas y vienen empistonadas. Maravilloso.

 

Alguien me regaló un bote de pólvora GM3 (SNIA Viscosa Italy) que empleé en recargar algunos cartuchos del .410 (otro calibre con un precio al que le huele el aliento) pero es tan heterogénea y enérgica que preferí no usarla en un calibre con tan poca carga porque los resultados eran muy irregulares y pegaba unos zambombazos poco recomendables aun reduciendo las cantidades indicadas.

Para recargar el 20 recuperé esta pólvora y ¡oh maravilla! El bote que comenzó teniendo GM3 terminó siendo de lo que parece PSB3 con algunas escamas de nitrocelulosa de otras pólvoras. Ni el Enanito Saltarín, que hilaba la paja sacando oro, hubiera obrado tal cambio a tanta velocidad.... Pa'haberse matao.

 

        

 

La solución fue tamizar la pólvora para tratar de separar el grano de GM3 de la nitrocelulosa. Dicho y hecho, me encuentro con una porción de GM3 que decido dejar olvidada y aprovechar la presunta PSB3 (con muy dispersas escamas de otro color) para emplearla en los primeros ensayos.

Por su color, tamaño y forma, doy por hecho que es PSB3, pero como estoy más escamao que un barbo comizo, decido hacer cargas MUY suaves y las voy incrementando. Así, cargo cartuchos del 20 con 0,50, 0,70, 1, 1,15 y 1,20 gramos de ESA presunta PSB3 y 26,5 gramos de perdigón del 7. Y con ellas nos fuimos al campo de tiro de La Valdorba donde quedamos para tirar unos platos con el compañero de foro y ya amigo "Monteso".

 

Los de 0,50 y 0,70 gramos, dado su escaso retroceso, ni siquiera fueron capaces de actuar sobre el seguro selectivo, pero sí nos movieron a la risa... Así que seguimos adelante. El de gramo ya como que tira algo mejor. Con 1,15 parece mover la carga bien pero como no hay síntoma ninguno de sobrepresión y la escopeta está hecha para cartuchos de alta presión, decido probar los de 1,20 gramos. Éstos resultan enérgicos y un cartón grueso puesto de prueba a distancia media es atravesado incluso en su plano longitudinal. Tampoco en esta carga hay síntoma de sobrepresión pero creo que es mejor dejarlo en 1,15 con 26,5 gramos de plomo como cartucho de zorzal para esos días que vienen altos. Por cierto, que esa carga de 1,15 es la que indican las tablas para la PSB3 con 25 gramos de plomo y cierre de estrella. Todo indica que he acertado en la identificación y es que cuando no se sabe qué tenemos entre manos es mejor probar cargas escalonadas.

 

También probamos una segunda carga con CSB1 y 26,5 gramos de perdigón del 9; estos sí, con la seguridad de haber hecho una carga ortodoxa según las tablas.

 

        

 

De momento, la vieja maquinaria la he dejado a un lado para coger práctica con la Lee.

La primera toma de contacto con esta maquineta no fue muy satisfactoria, todo hay que decirlo; pero tras sujetarla e ir cogiéndole el tranquillo, ella y yo nos vamos entendiendo. Lo primero fue hacer una tabla de equivalencia entre su nomenclatura y una que entendamos los cristianos de la vieja Europa. Porque las clases de mates las tengo en los pies, así que ¿cuánto plomo es 1 7/8 onzas? ¡Demonios! Eso es una medida cabr...na e incivil. Desde luego, se ve que su sistema de medición lo inventaron nada más apearse del Mayflower, con el mareito del barco aún en el cuerpo (no se me ofenda el amigo americano). En lo de la pólvora la cosa se complica... ¿Qué puñeta puede indicar el número 128? Eso es seguro que no va ni en onzas ni en libras, ni por supuesto en grains... No cuadra.

 

        

 

Así que con santa paciencia, tras rastrear Internet y hallar algo que cuadra pero que no me acaba de sacar de dudas, voy cambiando los vasitos de dosificación para ver qué pesos da cada uno y elaboro una tabla de equivalencias al sistema métrico decimal que acabe con este sindiós de las medidas americanas. En la de plomo, la medida en onzas está clara: 1 onza=28 gramos... Pero a mí me salen 30 en la toma de muestras. Es un tema que tengo que afinar o terminar recurriendo a la vieja maquinaria que tiene un ajuste perfecto.

 

        

 

Más pronto que tarde me di cuenta de que me faltaban al menos un par de cosas en el rincón de recarga: una brocha para barrer restos de pólvora y unas pinzas para cuando se escapa algún perdigón y hay que rescatarlo de algún estrecho rinconcillo.

 

        

 

Añado también un rotulador indeleble para enterarme luego de lo que disparo, si bien cargas distintas las meto en cajas distintas convenientemente marcadas.

 

La carga en general no resulta complicada aunque sí hay que disponer de los suministros adecuados porque no con cualquiera se consiguen las cotas necesarias para un cierre correcto. Se puede solucionar cortando el cartucho y rebordeándolo; pero de momento prefiero hacer las cosas bien.

Voy cogiéndole el tranquillo a algunos trucos; por ejemplo, no apretar mucho el taco contra la pólvora porque si lo hago la carga de plomo no alcanza después la altura adecuada y el cierre queda deprimido (izquierda en la foto).

Tampoco hay que quedarse corto en el apriete para que el cierre no quede abombado (derecha en la foto). La solución es apretar poco el taco y y apretar bastante en el cierre (sin llegar al punto de abollar los perdigones) para que todo vaya a su sitio y quede perfecto (centro de la foto).

 

        

 

Se admiten consejos y sugerencias para mejores resultados.

 

Comentarios


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juan antonio diaz zamora

19, Julio 2013 10:09:49

Muy buenas:
Con tu lectura sobre la recarga he realizado un viaje al pasado cuando recargábamos mi abuelo y mi padre los cartuchos de la jornada siguiente, yo era el encargado de pasar los cartuchos por el re-calibrador y el que colocaba el cartoncito de cierre con su número de plomo y cerraba los cartuchos.
Tengo todo guardado en una caja, sé donde está pero no me atrevo a abrirla, todavía no estoy preparado a que me invadan tantos recuerdos de golpe.
Gracias por tu artículo.
Un saludo.

Santiago Ramírez Aragón

14, Junio 2013 21:26:43

Como siempre, he tenido que dar a login de nuevo para comentar.

Vaya maquina te has agenciado, aunque como la tolva antigua nada. La maquinaria vieja es identica a la que yo conservo. Buenos recuerdos me trae, recuerdo a mi abuelo explicandome como iba todo.

Los cartuchos del 20 creo que no tienen un precio tan disparatado, los que son graciosos son los de 12mm....:sad:

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