
Recientemente adquirí un revólver Pietta New Model Army. Es de segunda mano, pero muy reciente (aunque no muy cuidado).
El caso es que me lo he llevado a la galería 5 o 6 veces, entre semana normalmente, cuando estás practicamente solo, nadie te molesta, puedes tirar con tranquilidad, probar cargas, apoyarte, tirar a dos manos, sobarlo, amarlo...pero él no me ama a mí.
Lo he desmontado pieza a pieza, lo he repasado, limpado, aceitado, mimado, pero hay desamor entre él y yo.
No me agrupa NADA. Puedo hacer un 8 y dos 9, y el resto ser unos y doses. Ya no sé por dónde meterle mano.
Lo más sangrante es que prefiere irse con otros. Os cuento: harto de lo que pasaba, se lo dejé a nuestro común amigo PREDICADOR, apuntó, disparó...y ¿a que no os imagináis qué hizo?: pues un DIEZ.
El último día que fuí a tirar, me llevé mi viejo Colt Navy de San Marco del calibre 36, para ver si el fallo era mío, y no me salía del negro (que ya es, con ese revólver).
Vale que el Pietta tiene algo de arrastre de disparador y no está todo lo fino que a mí me gusta, pero ESTO NO ES NORMAL.
Este Pietta no sabe quién es el tío Héctor. Precisamente porque no me quiere, voy a insistir e insistir con él, hasta que por lo enos haga 80 puntos, que puede parecer poco, pero que a mí, en estos momentos, me parece una empresa CASI IMPOSIBLE. Pero lo conseguiré. A cabezota no me gana nadie.
