


Este fin de semana ha sido mi primera experiencia con las perdices y sólo puedo calificarla de impresionante: estoy completamente enganchado.
No ha sido una cacería fructífera para mí (he gastado tres cartuchos y ne le he pegado a nada), pero me ha encantado la experiencia.
Quedada a las 07:50 en el Bar Lusitano (en Lobios, coto de igual nombre, provincia de Ourense). Café rápido y arrancamos para el monte.
Llegar al lugar donde aparcamos el coche: una auténtica odisea (la pista de tierra daba pena verla por la lluvia de los días anteriores).
Salimos y esperamos a que despunte el sol para soltar a los perros (estaban tan nerviosos que, si se les suelta antes, empiezan la cacería ellos sólos sin nosotros y sin esperar a que amanezca).
Sacamos las superpuestas de las fundas, nos ponemos los chalecos (20 cartuchos en canana y otros 20 en sendas cajas de 10), nos calamos las viseras y al monte en cuanto sale el primera rayo de sol.
Nos tiramos todo el día pateando monte y nos traemos dos perdices para casa (somos tres cazadores, así que poco faltó para llenar el cupo de una perdiz por cazador y día); mejor dicho, se las traen mis dos compañeros, puesto que yo disparé tres veces (dos a una que iba demasiado lejos y ni de coña le podía dar, pero aún así lo intenté; y la última vez a otra que estaba "peonando" [caminando] por una pista de tiera y se lanzó a volar no bien me vió [apenas la vi un segundo, porque el camino hacía un cambio de rasante en bajada y la muy cabr.... se tiró pro el cambio de rasante como una suicida, por lo que le tiré y levante una nuve de polvo pero poco más] ).
No cacé nada pero me lo pasé de vicio, con dos compañeros (Marcos e Ismael) que saben mucho de ésto y dos perros (Lila y Tom) que son una auténtica maravilla perdicera.
Me he enganchado porque me lo pasé bien, porque aunque yo no cacé nada mis compañeros sí lo hicieron y porque creo que puedo aprender muchísimo de ellos en esto de las perdices.
Un saludo a todos y todas.