Quiero compartir con vosotros este dia. Hace casi un año que me decidí por fin a poner en marcha el sacarme la licencia F. Llamé a la federación y me informaron de los pasos a seguir, me apunté al club de tiro, esperé a que saliera el curso y cuando este salió, lo hice.
Después vino la espera a que me dieran la licencia y cuando esta vino, a guiar el arma, por entonces estaban de vacaciones en la federación y, como necesitaba el certificado de la misma, tocó seguir esperando.
Por fin, listos todos los papeles, ayer llegó mi pistola, una preciosa Vostok rusa, me encanta.

Bueno, pues me faltaba tiempo para estrenarla, así que compre unas cajitas de balas (CCI Standard) y hoy, después de comer, me he acercado al club. He sacado la Vostok de su caja con todo mimo, la he cargado y he empezado a hacer lo que tantas ganas tenía, tirar.
Primeras 10 balas

Joder, joder, joder, joder. No le doy ni a España. Bueno, tranquilidad y buenos alimentos, llevo sin tirar desde el día del examen, hace ya lo menos 5 meses, he tirado con esta 4 o 5 veces, estoy nervioso por estrenar la pistola... Vamos a cargar de nuevo y a seguir. La moral sigue alta. Siguientes 10 disparos.

Hombre, esto ya es otra cosita, casi todas en el negro, el 2 ese noté perfectísimamente que se me iba. Debí bajar la pistola y no lanzar la bala, pero la tiré de cualquier manera. Bueno, no será gran cosa pero para mi, y más después de la primera diana ha sido una alegría. La cagarruta de pajaro estaba ya.

Despues he seguido tirando hasta la hora de recoger e ir al curro.

Ese 4 no se lo que ha pasado, igual que el la diana anterior sí noté el 2, aqui ni idea. Bueno, en esta última hay 30 disparos. se que es MUY mejorable, pero hoy ha sido un día de estreno y la 4 o 5 vez que tiro con arma corta, con meter el 50% + 1 en el negro me había dado con un canto en los dientes.
Pues eso era lo que os quería contar, que estoy como un niño con zapatos nuevos, seguro que os acordaís de empezar a tirar con vuestra propia arma.
Ale, un saludo y perdón por el rollo, pero a alguien (aparte de la sufrida parienta) se lo tenía que contar.