Artículo de un amigo argentino sobre aspectos importantes d

Temas relacionados con la tenencia y uso de las armas.
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Artículo de un amigo argentino sobre aspectos importantes d

Mensajepor Cecilio-Andrad » 22 Sep 2007 11:56

Este es el artículo de un amigo argentino, cazador, publicado en un foro tambien argentino de legítimos ususarios.

Creo que les gustará a los cazadores.

[i]RASTROS DE SANGRE

Hace algún tiempo maté un jabalí bastante grande con un disparo en el corazón, pero el animal corrió unos 120 metros antes de caer definitivamente. Tras la autopsia de rigor, no pude explicarme cómo lo había logrado, ya que los destrozos eran enormes, la bala había roto huesos además y el orificio de salida era capaz de contener mi puño, que no es precisamente chico. Por si fuera poco, estaba usando un 375 Holland y Holland, así que me quedé especialmente "picado". Desde ya, se trataba de una cacería al acecho, lo que equivale a decir que no veía el rastro ni a palos. De no haber sido por un perrito que me acompañaba, el bicho hubiese quedado en medio del monte pampeano.
En consecuencia, busqué referencias entre los maestros, que quiero compartir con mis fieles amigos de este Foro, tolerantes víctimas de mi inhábil pluma (y de mis reiterados copiazos). Como soy un tanto mesiánico, me puse a difundir seis reglas que califico como importantes.
En fin, si bien el trabajito que sigue se refiere por comodidad fundamentalmente a experiencias en los campos de caza de Africa (nada puede compararse a los animales peligrosos que allí se encuentran y tengo más familiaridad con ellos y sus costumbres que con otros, incluyendo los de dos patas), considero que es válido para cualquier terreno y que vale la pena tener en cuenta las recomendaciones que contiene, inclusive para nuestro país, en el que es notable la escasez de bestias que "responden a los disparos", como se dice comúnmente, con la posible excepción del búfalo acuático y algún felino atrevido, amén del noble jabalí.

Con demasiada frecuencia, la primera respuesta de un cazador relativamente néofito, ante una bestia que escapa sin dar señales de haber sido herida por el disparo; es proferir unas cuantas palabrotas. Dependiendo del trofeo de que se trate, probablemente el esfuerzo vocal será injustificado. En realidad, lo cierto es que pocas veces los animales son tan amables como para desplomarse cuando una bala los impacta.
Como una norma aproximada de cálculo, habrá que estimar que transcurrirán unos 8 segundos antes que ocurra la caída definitiva, cuando se ha logrado destruir el corazón, y; alrededor de 10 segundos cuando se hayan tocado arterias y perforado los pulmones.

Esto se demostró concluyentemente hace algunos años, cuando se estaban realizando ensayos para estudiar la posible legalización de la caza con arco en Zimbabwe (para encontrar algo similar aquí hay que remontarse al menos 30 años en el pasado y al inolvidable Copello). Se hicieron evidentes con estos ensayos dos cosas: la primera, que si el acecho era bien realizado y los cazadores no eran detectados; a menudo el animal alcanzado por la flecha continuaba pastando o desplazándose como si nada hubiese ocurrido – particularmente cuando no se pegaba en hueso -. Y el segundo hecho determinado fue que transcurría un tiempo asombrosamente largo entre el impacto de la flecha y la seguridad de la muerte de la presa. Por ejemplo, en los leones el intervalo promedio era de....9 minutos, suficiente como para que el gatito afectado hiciese pedazos al cazador y cualquier eventual acompañante.
Desde ya, en 8 segundos un animal puede recorrer una distancia larga y mucho más en varios minutos, especialmente si se encuentra alarmado. En consecuencia, el cazador debe tomar como normal que el animal corra ante el impacto, ya sea de un arma de fuego o de una flecha (ja ja, no me lo creo ni yo mismo). Por otra parte, es bien sabido que aún una herida de salida de una bala muy grande, tomará algún tiempo antes de comenzar a sangrar; mucho más si el orificio es pequeño o se trata de una que no presenta orificio de salida. Las recomendaciones que siguen son relativamente pocas, pero más o menos esenciales para asegurar que el bicho al que se ha disparado sea efectivamente recuperado.

Regla 1: Observar exactamente dónde se encuentra ubicado el animal antes de dispararle.
Todavía me averguenza pensar en la cantidad de veces en que me he adelantado después de disparar a un animal, tratando de determinar exactamente su lugar en el momento del tiro, con el fin de comenzar a rastrear. Hacer esto después de disparar, juro solemnemente que es demasiado tarde.
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RE: Artículo de un amigo argentino sobre aspectos im

Mensajepor Cecilio-Andrad » 22 Sep 2007 11:57

Regla 2: No moverse después del disparo.
Hay que permanecer quieto y observar la reacción del animal. Una carrera descontrolada, que lleva a atravesar matorrales y chocar con los árboles, denuncia una herida en el corazón. Una huída más controlada, que sigue una línea más o menos recta evitando obstáculos, generalmente delata a una presa con los pulmones y/o arterias afectados. Encogerse al recibir el disparo, delata un impacto en la panza y advierte que hay que repetir el tiro rápidamente (esto es muy evidente en los cérvidos).
Para darse cuenta de todo esto, hay que estar mirando la presa y no tratando de recordar su posición (remitirse a la Regla 1). Muchos animales que no han sido alcanzados fatalmente, pero no están muy seguros de lo que está sucediendo; correrán una distancia corta después del impacto – a menos que vean al predador – (nosotros), yendo hacia ellos. Si esto ocurre (que nos vean) continuarán huyendo hasta poner por lo menos media provincia entre los dos. Si se permanece inmóvil, hasta determinar el lugar alcanzado por el disparo y se ha recargado el arma (ver lo que sigue), frecuentemente uno se encontrará en posición de soltar otro tiro, si es necesario; contra un animal quieto, en vez de uno mucho más difícil a una bestia que escapa y a la que hay que acertar a la carrera.

Regla 3: Recargar. Antes de mover los pies, hay que tener un arma cargada en las manos.
Es relativamente fácil desarrollar malos hábitos cuando uno caza animales poco interesantes y que no son peligrosos, lo que se pagará muy caro más tarde, cuando se persiga otros que sí lo sean o se trate de un trofeo extraordinario.
Un impacto cerca de la espina dorsal hará frecuentemente que el animal colapse (el clásico "calentón de agujas"), para luego recobrarse y huir a toda velocidad, dejando al asombrado cazador con la boca abierta y el rifle descargado. Es un cuento muy común y yo mismo lo he visto ocurrir con un ciervo colorado tirado a 10 metros (no, no me ocurrió a mí sino a un querido compañero que ya está recorriendo los Felices Campos de Caza).
Otras veces, se trata de un animal que huye mostrando todos los signos de haber sido alcanzado en los pulmones, el que prontamente cae a tierra, pero luego se para y desaparece en el horizonte cuando el cazador se acerca. Nada de acuerdo a los planes cuando se caza para comer, muy disgustante en el caso de un gran trofeo y positivamente malo para la digestión cuando la criatura en cuestión es un búfalo, un hipopótamo o un león y decide que el mejor camino para desaparecer en el horizonte pasa a través de uno.
El hombre es un animal de costumbres y se adquieren malas costumbres con gran facilidad. En el polígono, particularmente con un rifle pesado, tendemos a disparar un tiro, abrir cuidadosamente el arma y recoger la vaina sin dejar que sea expulsada y guardarla en el bolsillo, con el fin de recargarla más tarde ( especialmente teniendo en cuenta el costo de la munición de fábrica).
Se ha visto a muchos cazadores haciendo lo mismo mientras contemplaban a un búfalo huyendo. Sospecho que podrían llegar a hacer la misma cosa si el búfalo se dirigiera hacia ellos. Simplemente, tienen el hábito de guardar la vaina siempre. ¡Hay que recargar rápida y seguramente y dejar la recolección de las vainas para más tarde!. Es muy recomendable practicar esto también en el polígono, que es donde los hábitos se adquieren.
En una ocasión, un cazador muy experimentado fue cargado por un búfalo herido. Usando su rifle 577 N.E. de cañón doble, prontamente le disparó un par de balas. El animal cayó entre el pasto alto y el cazador corrió inmediatamente hacia él, para descubrir que el búfalo sólo había enredado sus patas y caído en un estrecho lecho seco de un arroyo. Casi al llegar hasta él, el búfalo había logrado desenredar sus patas y estaba listo para continuar la carga – contra un hombre con el rifle descargado y sin tiempo para recargar -. ¿Resultado final?. Bueno, el búfalo finalmente murió por sus heridas, pero el cazador fue revoleado por los aires como consecuencia de su error, lo que seguramente no le resultó muy agradable, además del papelón.


Regla 4: Siempre presumir que se ha herido al animal.
¿Así que salió huyendo sin mostrar signos de haber sido herido?. Quizás sea un impacto en los pulmones, un poco más atrás, un poco más adelante o......vaya uno a saber. Es la obligación del buen cazador evitar que la presa herida escape. Con demasiada frecuencia, algunos animales son alcanzados fatalmente y encontrados dentro de unos doscientos metros, pero no mostraron inicialmente signos de haber sido "tocados", el ruido de la bala al impactar no fue suficientemente claro, o, no hay sangre en la tierra. Se ha encontrado que la herida de una bala normal de punta blanda de tipo "spitzer", puede empezar a sangrar de modo tal de percibirse en el suelo, a una distancia que puede llegar a los 200 metros del punto del impacto. Desde luego, puede ser instantáneamente, pero no siempre ocurre esto. Debido a esta circunstancia, aún hay quien prefiere usar balas de punta blindada, incluso para animales menores a los elefantes. Un orificio de salida siempre sangrará antes que uno de entrada y la mejor manera de conseguirlo es usar una punta blindada, sostienen. Un ejemplo perfecto es el de nuestro viejo Mauser 7.65, para el que ha sido normalmente difícil conseguir munición apropiada para cazar, con lo que los aficionados que no se dedicaron a "deportivizar" las puntas militares, terminaron usando directamente éstas sin modificaciones. Los resultados fueron los previstos, es decir; una importante cantidad de animales heridos jamás recuperada.
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RE: Artículo de un amigo argentino sobre aspectos im

Mensajepor Cecilio-Andrad » 22 Sep 2007 11:59

Personalmente, no adhiero a estas ideas. Una punta blanda que expande apropiadamente es tanto más eficiente en su poder de matar que una blindada; que creo que debe usarse en todas las ocasiones (en Sudáfrica en casi todos los lugares se ha prohibido el uso de puntas blindadas, con la excepción de las utilizadas contra elefantes, búfalos y rinocerontes). Si el cazador necesita absolutamente un orificio de salida, es mucho mejor que elija una de las puntas de expansión lenta como la Barnes X o una similar a la Nosler Partition o Swift A-Frame. En mi concepto, las mejores son las Northfork de punta blanda, pero son muy difíciles de conseguir, especialmente en países del Tercer Mundo, ¡ay!.
Aún las heridas con salida, no sangran inmediatamente siempre, pero habrá señales que indiquen un impacto. Sangre, contenido estomacal o aún fluídos en la tierra o la vegetación a unos pasos de donde estaba originariamente el animal.

Por lo tanto, suponiendo que la bala no salió y que el animal escapó aparentemente ileso, igual habrá que rastrear y seguirlo. Aquí es donde ayuda haber seguido la Regla 2.
Uds. sabrán adónde ha ido la bestia, si ha corrido frente a aquél gran árbol y detrás de aquél montículo...o lo que sea. Incluso en este caso, hay que ir donde estaba y mirar. Ver si la bala salió, etc. También, por supuesto, es imperativo verificar si el que corre es el mismo animal al que se ha disparado. Si estaba solo o se ve claramente sangre, mucho mejor; pero si estaba en un grupo, es mejor empezar por el principio y comenzar a rastrear desde allí.

Es aconsejable buscar sangre tanto en la tierra como en el pasto y las hojas. Un tiro alto, especialmente uno que impacte por encima de la columna, a menudo generará que pase mucho tiempo antes que el suelo muestre gotas de sangre, pero rastros oscuros podrán frecuentemente verse en la vegetación contra la que el animal ha rozado con bastante anticipación a ello. Un orificio de entrada que sangre poco, se detectará en la vegetación, aún si ninguna gota llega a la tierra antes que el animal muera. Por cierto, la altura de los rastros en la vegetación, así como su color, indicarán la localización de la herida.
Si la tierra es demasiado dura o rocosa como para seguir el rastro, habrá que presumir que el rastro de sangre no comenzará sino desde 250 metros de distancia del lugar del disparo. Se girará 360 grados alrededor del punto en cuestión y se trabajará alejándose del mismo hasta cubrir esa distancia. Si después de 250 metros no hay sangre u otros signos positivos de impacto, entonces se podrá presumir con seguridad no haber acertado y que el salto del animal ante el disparo probablemente fue la consecuencia de oír la bala pasando cerca de sus orejas.

Lo que cuenta el rastro de sangre
Es una sustancia delatora (y si no lo creen pregúntenle a su médico, que siempre trata de obtener una muestra antes de pronunciarse). Con respecto a la caza, hay dos tipos de rastros que realmente nos informan algo.
La sangre de un color rosado brillante y textura esponjosa – siempre en el rastro mismo del animal – proviene de los pulmones, usualmente de la boca y nariz mientras corre.
Significa que una arteria en los pulmones ha sido alcanzada y que se están llenando de sangre. Es muy posible, particularmente en animales grandes y si se usa un rifle de pequeño calibre o una punta blindada, tocar los pulmones y no alcanzar una arteria. En este caso, habrá un mínimo de sangre rosada, generalmente a un costado del rastro en vez de directamente adelante de la bestia. Los impactos en los pulmones que no alcanzan una arteria importante, pueden no ser necesariamente mortales, y; en cualquier caso, el animal podría recorrer una distancia muy grande.

Sangre roja y brillante esparcida por la vegetación y el suelo, ya sea adelante como al costado de un rastro, es un signo seguro de que una arteria ha sido herida. Todos los animales (incluyendo a los humanos) poseen una mucho mayor cantidad de sangre de lo que generalmente se cree, y; una pequeña cantidad, de poco espesor pero desparramada, da la impresión de que se ha perdido un volumen mucho mayor.
Toda la sangre arterial será brillante y emanará con fuerza de la herida....a menos que sea interna en cuyo caso no habrá rastros. Otra vez, la altura de la sangre en la vegetación podrá usarse para estimar la posición de la herida y dónde podrá encontrarse la presa. Si se trata de una arteria pequeña en una pata o el cuello, el animal podrá viajar por muchos kilómetros sin consecuencias adversas. Sin duda necesitará otro tiro, pero por lo menos el rastreo será fácil.
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RE: Artículo de un amigo argentino sobre aspectos im

Mensajepor Cecilio-Andrad » 22 Sep 2007 12:00


La sangre oscura, a menudo en forma de pequeñas gotas – no nos dice mucho -. Toda la sangre venosa es oscura, ya sea que provenga de una herida en el cuello, como en una pata o en el hígado. Nuevamente, el rastro elevado es a menudo más informativo y por lo menos nos indica la altura del impacto. Los animales grandes como el búfalo o el eland, pueden perder grandes cantidades de sangre venosa y recobrarse si el sangrado cesa. Heridas en el cuello o las patas pueden dar a veces la impresión de que el animal debiera necesariamente desangrarse, pero un eland tiene 23 "pintas" (1 pinta equivale aproximadamente a medio litro) de sangre y puede seguir funcionando con tan poco como 15. Ocho "pintas" de sangre desparramadas parecen una cantidad masiva – alcanza para un buen rastro por dos kilómetros -.
Frecuentemente es más importante lo que está mezclado con la sangre oscura que la sangre en sí misma. Una película azul/gris en el rastro significa que se ha alcanzado el hígado o el páncreas. Porciones de vegetación masticada reflejan un impacto en las tripas. Los materiales adjuntos no implican que la herida es menos seria de lo que ustedes piensan. En tales casos, es conveniente detenerse y dejar que el animal se endurezca antes de seguirlo. Si se lo empuja, un animal ligeramente herido podrá huir por días, pero una vez que se ha detenido a descansar no le es tan fácil pararse y continuar el escape.

Regla 5: Si cae instantáneamente ante el disparo, suponer que sólo está aturdido.
Sólo dos cosas pueden causar un colapso instantáneo. Una es cuando se hiere el corazón en su fase sistólica (contrayéndose). Esto causa un aumento brutal de la presión sanguínea que no pueden resistir los capilares del cerebro, con lo que el animal morirá por un masivo infarto cerebral. La otra causa es porque se ha alcanzado la columna vertebral o el cerebro.
El cerebro es un órgano insólito, porque se puede vivir con una significativa porción de él faltante. Es clásico el caso de los elefantes que han recibido una lobotomía prefrontal debido a una bala del .500 bien puesta por un cazador, para despertarse luego y salir huyendo.
Los impactos en la espina dorsal son aún más inciertos y un animal que sufra de concusión en esta área, podrá ofrecer todas las apariencias de estar muerto – no respirar, presentar ojos abiertos y mirada vidriosa – para de pronto comenzar a parpadear, respirar, pararse y desaparecer. Se deberá colocar un tiro de reaseguro en todo animal peligroso antes de acercarse demasiado. Por otra parte, desangrar todo lo que se quiera comer inmediatamente.
Y como decía Harry Selby, "cuando estén bien seguros de que está muerto, si es grande, peligroso y muerde, colóquenle un tercer tiro por las dudas. Los animales "muertos" son los que provocan las desgracias"....o algo así. Vale la pena destacar que Robert Ruark, a quien había guiado; consideraba a Selby el mejor cazador del mundo. Probablemente, tenía razón, como lo demostró el mismo Ruark por no seguir el consejo y perderse un tigre de 3 metros que sólo aturdió con el primer disparo, y; que se levantó para desaparecer para siempre.

Regla 6: Si tienen que seguir un rastro de noche, usen un filtro azul en la linterna.
¿Esta no la tenían, verdad?. Habrá un puñado de situaciones en las que tengan que completar un rastreo de noche, pero distinguir la sangre seca, que a veces no forma más que manchones oscuros en la tierra, con la luz de una linterna e incluso con las de un automóvil, obviamente es muy difícil. Por ejemplo, una ocasión clásica es la persecución de un leopardo que ha sido herido con las últimas luces del día, y; en un área donde abunden las hienas. Si se espera el amanecer, lo más probable es que se encuentre únicamente el cráneo y algunos pedazos de piel. Si el seguimiento se hace mal, seguramente dolerá mucho y requerirá los buenos servicios de alguien que se dedique a emparcharnos a fuerza de hilo y aguja. Un filtro azul, cubriendo una linterna poderosa, es un buen arreglo. La sangre se destaca claramente, tanto en la tierra como en la vegetación y la luz es suficiente para distinguir los ojos de un leopardo antes de que éste ataque, o; como dicen los criollos, "no hay que dejar que al chancho lo agarre la luna, porque se pudre la carne", otra situación en la que hay que buscar de noche la presa, sí o sí.

Hay mucho más que la experiencia enseñará a cada uno acerca de lo que hay que hacer después del disparo y cómo seguir un animal herido. Pero, si en los segundos antes de disparar y los 10 segundos después, se siguen las Reglas 1, 2 y 3, no se perderán animales impactados correctamente ni se conseguirá que algo bien grande los muerda o aplaste por equivocarse. En definitiva, se podrá lograr un seguimiento bien planificado e inteligente de cualquier animal herido.





Escribí y publiqué en base a este artículo un par titulados "cazador-francotirador", pero creo que mejor será que pregunte antes.....
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RE: Artículo de un amigo argentino sobre aspectos im

Mensajepor Enricus » 22 Sep 2007 17:15

Muy buen artículo, aunque debería estar publicado en la sección de armas para la caza. Muy instructivo, si señor.
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