Mensajepor greyghost » 27 Jul 2018 12:40
Nuestro control de fronteras es digno de los monólogos de Gila.
Hay políticos que claman al cielo en contra de las devoluciones en caliente, que simplemente es pillar a un tipo que se ha colado y echarlo por donde ha venido, del mismo modo que se hace en cualquier concierto cuando alguien se cuela, no hace falta preguntar de donde se es, ni motivos, ni nada, se le pilla y se le devuelve a fuera.
Estoy cansado de oír la cantinela del drama del mar. La odisea marítima de los refugiados es muy televisiva, pero es una "chorrada", si se la compara con los padecimientos y muertes anonimas que supone el viaje hasta llegar a la costa, donde además serán explotados e incluso violados por las distintas mafias.
Basta con ver cuanta gente muere por las dificultades de atravesar la frontera mexicana-estadounidense, bien por los coyotes, bien por las dificultades climáticas de un recorrido muy duro pero relativamente corto: Unas decenas de kilómetros. Comparemos eso con lo que supone desplazarse miles de kilómetros atravesando todo el desierto del Sahara, con el añadido del conflicto militar y los diferentes grupos yihadistas del Sahel, ¿cuantos se quedarán por el camino?, ¿creeis que ese viaje lo puede hacer una criatura pequeña?.
Mientras tanto continúan ofreciéndoles un falso paraíso, cuando la realidad es que ayudas económicas a parte (que no son pocas, ni económicas), gran parte de las mujeres se verán abocadas a la prostitución, mientras los hombres o bien serán explotados laboralmente (reventando además los salarios de los autóctonos), o nos los acabaremos encontrando recogiendo chatarra, practicando el top manta (arruinando a las tiendas legales) o vendiendo drogas y contribuyendo a degradar determinados barrios, ya ni hablamos de quienes vienen con la única intención de vivir del estado (generalmente magrebíes), o quienes vienen con otras intenciones.
Si no fuera dramático, casi sería un chiste el comprobar como una de las grandes zonas de acogida es Cádiz, lugar conocido por sus ingentes recursos y su bajísima tasa de paro.
Si el pobre guardia civil de turno es dejado a su suerte, sin material, sin apoyo de hombres, sin apoyo jurídico ni legislativo, es más, esperando como buitres a que cometan algún error, o a cualquier cosa que en un momento determinado alguien pudiese interpretar desde el salón de su casa que es un exceso policial, para que cualquier ONG les pueda denunciar y se las vean desamparados con la justicia, por actuar contra un numero ingente de tipos que sin tener nada que perder, ponen su integridad física en peligro. Imaginemos que sería si ni siquiera hubiese esas vallas de por medio.