Ya me siento mucho mejor: soy solidario por partida doble, por IRPF y por TGSS: supongo que voy a ir al cielo.
Porque imagino que Jesucristo no tenía previsto que una ley nos obligaría a compartir con los demás el 50 % del fruto de nuestro trabajo, creo que Él lo enfocaba más por la cosa de hacerlo voluntariamente.
