judicaba escribió:Ahora si ya queremos poner unas puntas como las del arco de Rambo o rellenar las puntas huecas con curare eso ya es otra historia.
No pueden evitarse las suspicacias sobre lo que pretende hacer cuando un titular de licencia B solicita una autorización de recarga, pero es que por otro lado querer impedir la recarga es otro ejemplo del sempiterno intento de la Administración de poner puertas al campo.
Si un titular de licencia, la que sea, quiere montar puntas... digamos estrafalarias, la norma no lo va a impedir, podrá hacerlo cuando quiera porque tiene todos los elementos necesarios a su disposición. Basta con desmontar una caja de cartuchos, separar sus componentes y ya tendrá pólvora y pistones para recargar, todo lo demás es de venta libre.
No puede ser que la Administración trate como potenciales delincuentes a ciudadanos que han demostrado un comportamiento correcto (o no se les habría concedido la licencia), y además trate como sustancias enormemente peligrosas a propelentes como la pólvora y los pistones cuando existen otras mercancías muchísimo más peligrosas sobre las que no se ejerce ningún control ¿Les suena bombonas de butano, terroristas, fabricación de explosivos con sustancias legales, etc?
Creo correcto que se nos controle la cantidad de pólvora y pistones que compramos, pero la regulación vigente es del todo absurda, se nos obliga a comprar una prensa homologada antes de concedernos las autorización, se exige una homologación de la prensa cuando cualquier fabricante de esos aparatos habrá testeado con mucha mayor rigurosidad la seguridad de sus productos (en EEUU una demanda por daños ocasionados por producto defectuoso no es una broma), se les exige una protección contra deflagraciones que ninguna prensa tiene y sin embargo pasan la homologación (La única protección es el uso de gafas y ropa), y se limita a 100 los pistones cuando eso te lo puedes gastar en una mañana un poco alegre en la galería.
Lo que se consigue con esto es que la gran mayoría de personas que se dedica a la recarga se compre una barata homologada para obtener la autorización y luego se compre la que le guste para recargar, ya sea homologada, o no, y eso no tiene ningún control porque en ese virtuosismo de lo absurdo obligan a comprar una prensa homologada para la recarga pero no se prohíbe la venta de prensas no homologadas. Lo dicho: Poner puertas al campo.
El problema es que somos un país en exceso burocratizado y se regula todo hasta la extenuación. Quizás debamos aprender de otros países y poner pocas normas pero claras y lógicas que sirvan de control pero que no frenen la actividad privada.