HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

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Brasilla
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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 14:18

Excmo. Sr. D. Angel MELGAR y MATA (Capitán de Infantería del Ejercito Español, Caballero Laureado)


Este oficial toledano, nacido en Romeral, población de dicha provincia, el 27 de enero de 1876, era hijo de don Sebastián Melgar Díaz y de doña Eloisa Mata Parra.

Tras sus estudios de infancia y juventud, ingresa en la Academia de Infantería de Toledo con diecisiete años, un 27 de agosto de 1893, fecha en que fue filiado como alumno, en virtud de Real Orden de 16 de agosto de 1893.

Permanece en ella, durante menos de dos años, continuando un plan de estudios abreviados dado que las circunstancias nacionales, así lo exigían.

Tras haber superado el plan de estudios, es promovido al empleo de 2º teniente de Infantería y se incorporó al Batallón de Cazadores de Manila núm. 20, en junio de 1895. Contaba con 19 años. A lo largo de su carrera militar, pasaría por diferentes destinos que fueron:

En la Academia de Infantería de Toledo, desde el 27 de agosto de 1893 hasta finales de junio de 1895.
En el Batallón de Cazadores de Manila núm. 20, hasta fin de octubre de 1895.
En el Batallón de Cazadores de Puerto Rico núm. 19, hasta fin de enero de 1898.
En el Batallón Provisional de La Habana núm. 1, hasta fin de febrero de 1898.
En situación de Reemplazo en la 1ª Región, hasta fin de marzo de 1898.
En el Regimiento de Infantería de Guipúzcoa núm. 53, hasta finales de julio de 1898.
En el Colegio de Huérfanos de Infantería de María Cristina, hasta finales de noviembre de 1898.
En el Batallón de Cazadores de Puerto Rico núm. 19, hasta finales de enero de 1899.
En el mismo batallón pero siendo ahora Batallón de Cazadores de Talavera núm. 19, hasta finales de junio de 1899.
En el mismo batallón, pero con nueva denominación, como 4º Batallón de Infantería de Montaña, hasta finales de octubre de 1902.
En el Batallón de Cazadores de Puerto Rico núm. 7, hasta finales de 1903.
En el Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey núm. 1 hasta finales de 1905.
En el Batallón de Cazadores de Arapiles núm. 9, hasta finales de julio de 1909.

En el Batallón de Cazadores de Manila núm. 20.
En este batallón, coincidirá con el teniente de Infantería D. Eduardo López-Nuño Moreno, que resultará también fallecido en los combates del 27 de julio de 1909 en el Barranco del Lobo, el cual, al igual que el capitán Melgar, será recompensado por el comportamiento y méritos contraídos en el combate, con la Cruz Laureada de San Fernando.

El entonces 2º teniente de Infantería D. Ángel Melgar Mata, destinado en el Batallón de Cazadores de Manila 20, prestará servicio de guarnición en Madrid hasta el 19 de julio de 1895, fecha en que con su batallón, marchará a Aranjuez. En esta, desarrollará servicios ordinarios hasta el 12 de agosto de ese mismo año, en que marchará al cantón de Alcalá de Henares y de esta, al Real Sitio de El Pardo, efectuando los servicios ya mentados. En El Pardo, estará hasta finales de octubre de 1895 ya que por Real Orden, pasará destinado al Batallón de Cazadores de Puerto Rico núm. 19.

En el Batallón de Cazadores de Puerto Rico núm. 19. Rumbo a Cuba.
Se incorporará, el 5 de noviembre de 1895 en el campamento de Carabanchel. Aquí permanecerá hasta el 22 de ese mismo mes, momento en que pasó destinado al Batallón Expedicionario de Cuba. Marchó a Cádiz por ferrocarril, ciudad donde llegó el día 24 de noviembre para embarcar en el vapor “Cataluña” con rumbo al Caribe.

Desembarcó al mes siguiente día 9 de diciembre, en la localidad cubana de Cienfuegos. De ahí, marchó a Cuevas y por ferrocarril a Sancti-Spirituo y de esta, al Ingenio San Agustín. Su batallón, fue encuadrado dentro de la 3ª media Brigada de la 2ª Brigada de la 2ª División del 2º Cuerpo de Ejército, al mando respectivamente del coronel D. Enrique Segura, D. José Aizpurua, D. Adolfo Jimenez Castellanos, D. Sabas mazón.

Con los Cazadores de Puerto Rico núm. 19, en la “Perla del mar Caribe”: Cuba. (35)
1895. Al llegar a la isla de Cuba, concretamente a Cienfuegos, junto al batallón de Cazadores de Puerto Rico núm. 19, el 7 de diciembre de 1895, partió el 16 del mismo mes a Cunas de Zaza y ese mismo día y por ferrocarril, marchó a Sancti-Spirituo, donde permaneció hasta el 12 de enero de 1896, en que acampó en el Ingenio San Agustín.

Su batallón por Orden General dada por el Excelentísimo Señor General en Jefe, pasó a integrarse en la 3ª media Brigada de la 2ª División del 2º Cuerpo de Ejército, al mando respectivamente del Coronel D. Enrique Segura y Generales D. José Aizpurúa, D. Adolfo Jiménez Castellanos y D. Sabas Mazón.

Dias más tarde, el 15 de enero, bajo las órdenes del coronel de la media Brigada y 1r Jefe del Cuerpo, D. José García Urquijas, sale a recorrer varios ingenios, entrando en fuego con los insurrectos, a la mañana siguiente, en un pequeño encuentro en Cañada Majagua. Los insurrectos cubanos, sufrieron dos muertos y un herido. Retornó a sostener tiroteos el día 17, es decir apenas 24 horas después de los hechos de Cañada Majagua.

Regresó a Sancti-Spirituo el 18 de enero y, cinco días más tarde y por ferrocarril, vuelve a Cunas de Zaza, donde al llegar, embarcará con destino a Batabano, donde arribó el 24. Ese mismo día, por y por ferrocarril, parte a Guinas y Mirador de Reyes, quedando en esta última, prestando servicio de campaña y practicando el 28 de enero, reconocimientos en los poblados de Bolandrón y Corral Falso.

1896. Destinado en la provincia de Matanzas, practica varios reconocimientos bajo las órdenes de su teniente coronel D. José García Urquijas, encontrándose el 19 de enero en el combate de Guiza de Macuriges. Dos días más tarde, combatía en Lomas de Lucionar. Posteriormente, quedaría con su compañía en el poblado de Alfonso XII prestando servicio de campaña y fortificación.

En Alfonso XII, estuvo hasta el 2 de febrero ya que en esa fecha, por ferrocarril, reemprendió la marcha para unirse al resto de su batallón el día 4 de ese mismo mes en Cuba de Agua, en la provincia de Habana.

Continua operando en las provincias de Habana y Matanzas, bajo las órdenes inmediatas del coronel de Estado Mayor D. Francisco Galvis, con el que el 5 de marzo, en La Marquesita entrará en acción contra las partidas insurrectas de Máximo Gómez. Este mes de marzo, resultará movido al segundo teniente D. Ángel Melgar Mata, ya que sostendrá dos encuentros más con el enemigo a parte de la ya mentada, (día 9, Potrerillos y Villas, día, 13, combates de Río Palma).

Continuó efectuando servicio en las provincias citadas y, bajo las órdenes del teniente coronel de su batallón y jefe de columna, sr D. Guillermo Pintos Ledesma, participa en la acción sostenida el 7 de abril contra las partidas de los insurrectos Masot y Castillo, que se libró en el Ingenio La Morenita, acción que no iba a ser la última de ese mes, dado que los días 8 y 9, combate en los encuentros de los Ingenios Mi Rosa y Potrero Arango. Dos días más tarde, toma parte en la acción de Río Blanco y Lomas del Navío y, el 14 se halló en los combates sostenidos en la Chirigota e Ingenio Luisa. Por los méritos contraídos y el comportamiento observado durante la acción sostenida en el Ingenio Manolita, se concedió al segundo teniente D. Ángel Melgar y Mata, su primera condecoración, la Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo. Dicha propuesta, fue aprobada por el Excelentísimo General en jefe el día 7 de mayo y, confirmada por Real Orden de 20 de junio, publicada en el Diario Oficial núm. 137.

El 23 de abril, se reorganizó la columna de la que Melgar formaba parte, en San Felipe (Habana) y bajo el mando del teniente coronel D. Guillermo Pintos Ledesma, se traslada con su batallón a la provincia de Pinar del Río. Aún, sostendrá este mes, acciones el día 26 contra partidas insurrectas de Perico Delgado en Las Lomas del Rubí.

Continuó desarrollando su servicio de campaña durante el mes de mayo, bajo el mando del jefe accidental de la columna, D. Eduardo Francés y con él, asiste a los combates librados en el derruido pueblo de Cabanas, Ingenio Manolita, Lomas del Vigía e Ingenio Garro, sostenidos los días 4, 5, 6 y 12 de mayo.

Reincorporado de nuevo a la columna del teniente coronel D. Guillermo Pintos Ledesma, bajo sus inmediatas órdenes, entre el 26 de junio y el 30 de agosto participa en las acciones de Callejón del Brujo, Taman Lipas, san José, Patrón Alfaro y el día 30 de agosto en la de Patrón Lastra. Por los méritos contraídos y el comportamiento observado el día 26 de junio, en El Callejón del Brujo, le fue concedida una Cruz roja al Mérito Militar de primera clase y pensionada, confirmada en el mes de diciembre y para la cual había sido propuesto en septiembre. (R.O. de 7 de diciembre, D.O. núm. 278).

Su jefe de columna, dispuso el 10 de septiembre que la compañía en la cual, estaba destinado el segundo teniente D. Ángel Melgar, que salieran a practicar reconocimientos, hallándose la misma, bajo el mando del capitán D. Eloy San Sebastián. Encontraron al enemigo en la Finca Gloria y San Pablo, lugares donde se les batió y dispersó.

El 11 de octubre asistió con su batallón que se hallaba bajo el mando del Jefe de la Columna, Sr. Pintos Ledesma, a la acción de Potrero Lage y nueve días más tarde, el día 20 de ese mismo mes, participó Melgar, en las acciones de Ojo de Aguja, Salto del Chivo y Monte Escalera, tomándose a los insurrectos y a la bayoneta, importantes posiciones que tenazmente defendió. Por esta brillante acción, las tropas fueron felicitadas en nombre de S.M. y del Gobierno español, mediante cablegrama de fecha 22 de octubre. Por el comportamiento observado durante el combate y los méritos contraídos, durante los citados combates, le fue concedida en enero del año siguiente (R.O. de 30 de enero y D.O. núm. 24), una segunda Cruz roja al Mérito Militar pensionada. De nuevo, en servicio de campaña hasta el 24 de octubre, fecha en que de nuevo entra en acción en los encuentros de Lomas del Ponce y Cervantes.

7 de noviembre, marcha con su batallón a la provincia de Pinar del Río y se incorpora en Maziel a la columna que operaba bajo las órdenes directas del Excelentísimo General Jefe, D. Valeriano Weyler. Junto a este último, asiste el día 10 de ese mes, a los combates sostenidos en Las Lomas del Rubio y del Rosario y el día 12, a la que tuvo lugar en Las Lomas de Merced.

Durante el mes de diciembre, participará en las acciones de Sabana Maíz, (1/12), Cacho (1/12) y La Gallarda, (1/12), Loma del Retiro (26/12) y, Hoyo Colorado (28/12).

1897. Bajo las órdenes del teniente coronel D. Guillermo Pintos Ledesma, el primero de enero participa en varios combates como Ingenio Felipa y Asiento del Limonar. El día de la Adoración de Los Reyes Magos, 6 de enero, se traslada hasta Cabana por ferrocarril. Entre otras, permanece operando por Cabana y y la provincia de Matanzas, hasta el 21 del citado mes, en que en Villa, se integra al Cuartel General.

Durante los meses de febrero y marzo, otros nombres como Potrero Fuster (05/02) Potreros Agueda y Cangrejo (12/02), Sabrocal (28/02), Clavellinas (11/03),, Zambubia y Asiento del Guananá (20/03), irán ligados al apellido de Melgar, por haber participado en esos combates. En abril, le encontraremos participando en los combates del Tejar (15/04) y en los de Lomas Grandes y Asiento del Castillón (24/03).

Según propuesta aprobada por el Excelentísimo Sr. General en Jefe, en fecha 27 de abril, y confirmada por R.O., de 1º de julio según D.O. núm. 149, le fue concedido el empelo de primer teniente de Infantería, con la antigüedad de 28 de febrero, por su comportamiento en las operaciones llevadas a cabo durante el citado mes y fue destinado, a continuar sus servicios durante dicho mes en su nuevo empleo en el Batallón de Cazadores de Puerto Rico, según Orden de la Subinspección General del Arma núm. 400, de fecha 18 de marzo. Siguió operando en la misma zona en que combatía últimamente.

El 2 de mayo, participó en la acción de Lomas de la Morata, el 27 en la de Maraguaco y el 12 de junio, combatía a las órdenes del coronel de Infantería D. Enrique Donalla en los combates de Lomas del Viento, encargado encargado interinamente del mando de la columna el 15 del referido mes el Teniente Coronel del Batallón Don Ramón Arana a sus inmediatas órdenes en el que sostuvo tiroteos con el enemigo en el día 25 en Viaja, Faya y ¿Fuenaditos Mageros? Y el 27 del referido mes en el Campo de Pedro Baslen.

Siguiendo en operaciones encontró al enemigo el día 3 de julio en Ramón Alto donde lo batió y dispersó ocurriendo lo propio el día 4 en Sibalabo y el 12 en los Montes del Arriecho y el 7 de agosto se halló en la acción sostenida en Finca Jastuma y el 12 en la de Yagües y La Plata continuando de operaciones por la jurisdicción de Sancti-Spirituo hasta el 12 de noviembre que embarcó con su Batallón en el puerto de mar de Zaza a bordo del vapor Reina de los Ángeles con rumbo a Manzanillo en cuyo puerto desde allí desembarcó el día 14 y el 15 salió con el Batallón formando parte de la columna mandada por el Sr. Teniente Coronel del Batallón de la Unión D. Francisco Hernández a conducir un convoy a Veguitas y Batabano sosteniendo fuego con el enemigo el 16 en Boquerón y el 19 en Barrancos y Los Cercos y el 20 en San Francisco, Sabana, Joló, el 21 en San José llegando a Batabano de donde salió el 23 formando parte de la columna del Excelentísimo Sr. General Alegre y a sus inmediatas ordenes sostuvo fuego el 24 en la Sabana del Peralejo llegando el 26 a Manzanillo.

El 27 formando parte el Batallón de la Brigada al mando del Coronel Tovar salió de operaciones sosteniendo fuego con el enemigo el día 2 de diciembre en Lagunas Hermanas, el día 3 en la entrada de Sierra Guía, el 4 con el Batallón y el de Vizcaya al mando del Teniente Coronel Sr. Arana tomó todas las posiciones que ocupaba el enemigo en las Lomas del Monte Oscuro, causándole bastantes bajas y el 5 asistió al ataque y toma de Guiza, continuando de operaciones hasta el día 20 del mismo que se separó de la columna en Veguitas por hallarse enfermo regresando a Manzanillo el 21 de diciembre hasta el fin del año.

1898. Regreso a España

Regresó a Batabano y de allí, partió por ferrocarril a San Felipe y Habana, donde se incorporó a la representación de su cuerpo, prestando servicios correspondientes a su clase. A finales de enero, causa baja en el batallón de Cazadores de Puerto Rico núm. 19 y alta, como agregado al batallón Provisional Habana núm. 1. De aquí, causará baja, para regresar de forma definitiva a España.

Embarcó en el vapor “Colón”, el 20 de febrero, arribando a Santader, el 6 de marzo. Fijó residencia en Madrid y se le destinó, al batallón de Infantería de Guipúzcoa núm. 53. Condecorado de nuevo con la Cruz al Mérito Militar de segunda clase con distintivo rojo, por las acciones habidas en el mes de julio del año anterior, en la provincia de Santa Clara.

No se llegó a incorporar al batallón de Guipúzcoa núm. 53 ya que por una Real Orden (27 de abril, D.O. pasó a prestar sus servicios en el Colegio de Huérfanos de María Cristina, como miembro de su plantilla. En este, por expresa del Sr. Coronel Director, fue destinado a la 1ª Compañía, a la vez que ejercia de Ayudante de profesor en la clase de geometría, en las clases peraparatorias para el ingreso en las Academias Militares. En este destino, estuvo desde abril hasta noviembre, mes en el que causa baja y es incorporado nuevamente a uno de sus anteriores destinos, el batallón de Cazadores de Puerto Rico núm. 19, de guarnición en Madrid.

Período entre Cuba y la Campaña de 1909 en Melilla.

1899. De Madrid, a Cáceres. Cordón sanitario


En Madrid, su batallón, fue disuelto, reconvirtiéndose en el batallón de Cazadores de Talavera núm. 17 y por una orden de 1 de julio, se denominó 4º de Montaña. De Madrid, se traslada por ferrocarril a Cáceres, para forma parte del cordón sanitario en la frontera de Portugal, dado que en el vecino país luso, se había desatado una epidemia de peste bubónica. El 1r teniente de Infantería D. Ángel Melgar Mata, forma parte de él, hasta octubre, mes en el que regresa a Cáceres. Se le reconoce el derecho a la concesión de la Medalla de Cuba.

De marzo a octubre, ejerció también y en comisión, de profesor en la Academia de Cabos de su batallón.

1900-1902. Recibiendo las gracias de parte de S.M. La Reina

Al año siguiente, en 1900, permanece en Cáceres hasta finales de abril en que es destinado junto al batallón a Ciudad Real. Allí permanece en instrucción en la estación de la Langosta. Recibe, junto a los demás miembros de su batallón las gracias de S.M. La Reina, la cual se halla satisfecha por los trabajos allí realizados por las fuerzas del Ejército. Continuó ese año de 1900, en su totalidad, ejerciendo como profesor en la Academia de Cabos de su batallón. Al año siguiente, fue nombrado como Habilitado de su batallón y en junio asciende a capitán por antigüedad. En octubre, pasó destinado al Batallón de Cazadores de Ciudad Rodrigo núm. 7.

1903-1904. Medalla de la Jura de Alfonso XIII

Permanecía de guarnición en Alcalá de Henares, como capitán de Almacén de su batallón hasta que sale para Algeciras por ferrocarril donde arriba el 19 de enero. De ahí, embarca en el vapor “Virgen de África” con destino Ceuta. En marzo de 1903, le es concedida la “Medalla de la Jura de S.M Alfonso XIII. A finales de año, causa baja en dicho batallón y va destinado al Regimiento de San Fernando núm.11 en Leganés (Madrid), destino en el que estará hasta febrero de 1904 en que marchará a Lugo.

1905. En el Batallón de Cazadores de Arapiles núm. 9


De guarnición en Lugo hasta el mes de marzo en que nuevamente causa baja en el Regimiento de San Fernando y alta en el Regimiento de Infantería del Rey núm. 1 al que se incorporó en abril y de guarnición en Madrid, desempeñando el cargo de Cajero. En este destino, estará hasta septiembre ya que el 1 de octubre, habiendo causado baja en el mismo, se incorporará al Batallón de Cazadores de Arapiles núm. 9. Con él, asistió a unas maniobras militares en honor del Presidente de la República francesa en el campamento de Carabanchel.

1906. Con la Princesa Eugenia de Battenberg


Presta servicio en Madrid, desplazándose con su batallón hasta Carabanchel para efectúa ejercicios de tiro hasta el 4 de mayo. Posteriormente, marchó al Real Sitio de El Pardo por estar allí, la Princesa Eugenia de Battenberg, regresando más tarde de nuevo a la capital. En agosto, de nuevo en marcha, esta vez también con su batallón por ferrocarril a Santander y de ahí, al Astillero, donde queda desempeñando el cargo de capitán Cajero (había sido escogido por la Junta de Economía del Cuerpo). Al parecer, el traslado se debía a las huelgas que allí había en la zona mineras. En septiembre, regresó a Madrid. Participa en Las Loberas, (Toledo) en un “simulacro de combate contra el bando oeste”. El 31 de octubre, regresaba a Madrid, donde quedó en servicio de guarnición.

1907. Nombramiento de Ayudante Honorario de S.M. El Rey D. Alfonso XIII

Este año, lo pasaba entre Madrid, Leganés y Carabanchel, en un ir y venir de un sitio a otro, hasta que habiendo vuelto una de las veces de Leganés al Campamento de Carabanchel, donde había quedado destacado, por Real Orden del 26 de octubre de 1907, Diario Oficial núm. 859, fue nombrado el capitán D. Ángel Melgar Mata, Ayudante Honorario de S.M. El Rey Don Alfonso XIII. El 27 de noviembre, regresaba con su compañía a Leganés.

1908. Ayudante Honorario


Prestaba servicio ordinario en el cantón de Leganés a la vez que desempeñaba con antigüedad del 1 de enero de 1908, el cargo de Ayudante Honorario de S.M. El Rey D. Alfonso XIII. El 23 de marzo, se recibió de la Subinspección de Infantería la disposición para que el capitán de Infantería D. Ángel Melgar Mata, se presentara al Excelentísimo Señor Teniente General Jefe, de la Casa Militar de S.M. El Rey , en Madrid, para prestar servicio durante 2 meses como Ayudante Honorario, debiéndose de presentar el 1 de abril, cosa que hizo, teniendo por eso que asistir el 9 de mayo junto a su batallón, a los ejercicios de tiro, fortificación y gimnasia, en el Campamento de Carabanchel. Regresó a Madrid el 18 de ese mismo mes. Una vez en la Corte, se reincorporó a la Casa Militar de S.M. El Rey hasta el 1 de junio, recibiendo orden verbal del Jefe de la Casa Militar que prolongara hasta final del citado mes.

En septiembre, fue nombrado Ayudante de su Cuerpo, a la vez que era también nombrado profesor de la Academia Regimental de Sargentos del Batallón, aprobando este nombramiento último, el Capitán General de la Región. De nuevo, traslados para ejercicios y maniobras a Carabanchel y Navalcarnero, para continuar hasta final de año, de guarnición en Madrid.

1909. Camino de Melilla


Nuevamente en la Corte, desempañando los cargos para los que había sido nombrado durante el año anterior. Según diploma expedido en el Consejo de Ministros en fecha 30 de diciembre del año anterior, le fue concedida la Medalla de Plata conmemorativa del 1r Centenario de los Sitios de Zaragoza. También, se presenta en 10 de enero del Jefe Superior de Palacio que con fecha 31 de diciembre de 1908, se le concedía y con derecho a uso, la Medalla de Plata conmemorativa de la Regencia de S.M. la Reina Doña María Cristina.

El 22 de julio, el batallón de Cazadores de Arapiles núm. 9, y el capitán D. Ángel Melgar Mata con ellos, formando parte de la 1ª Brigada Mixta, al frente de la cual, iba el general D. Guillermo Pintos Ledesma, con el que el capitán Melgar ya había combatido en Cuba, marcharon por ferrocarril a Málaga y de allí, embarcados en el vapor “Alfonso XII”, con rumbo a Melilla, para tomar parte en las operaciones que allí habían comenzado el 8 de julio de 1909. Desembarcó el 24 de julio.

El 27, según reza su hoja de servicios entró en combate y quedó en la misma, plasmado de la siguiente forma (textual):

“…El 27 del citado Julio y a las órdenes del Excmo. Sr. Comandante en Jefe asistió a los combates librados contra el enemigo en la toma de Ait-Aixa y Barranco del Lobo “Estribaciones del Gurugú” en cuyas alturas resultó muerto a consecuencia de heridas recibidas. Por R.O. de 11 de agosto (D.0. nº 178) se le concede el empleo de Comanadante de Infantería, como recompensa al extraordinario mérito que contrajo y bizarro comportamiento que observó en el combate que tuvo lugar el 27 de Julio en las estribaciones del Gurugú en el que murió Gloriosamente al frente de sus tropas, a consecuencia de las heridas que recibió…”

En 1911, por ROC de 20 de abril se le concedió la Medalla de Melilla.

El capitán D. Ángel Melgar Mata y su participación en el combate del 27 de julio


Los hechos, que le costaron la vida en las estribaciones del Gurugú,, el 27 de julio de 1909, fueron dados a conocer en el rotativo madrileño “La Época”, del martes 3 de agosto, al parecer obtenidos a través de la carta que el corresponsal en Melilla, de otro rotativo madrileño, “El Imparcial”, dirigía a su periódico, dando cuenta de lo sucedido durante el combate y en la cual, quedaba recogido el comportamiento del capitán Melgar, durante el desarrollo del mismo. Dicha noticia, bajo el título “…Episodios del combate del 27…”, decía lo siguiente: (5).

“…Son muy interesantes las siguientes noticias que sobre el combate del día 27, transmite por carta a “El Imparcial” su corresponsal en Melilla:

Dicho día 27 de Julio, tres compañías del batallón de Arapiles, al mando de su teniente coronel, fueron encargadas de escoltar un convoy a la segunda caseta.

Cumplida tal misión y al regreso de ella, quedaron dichas compañías como reserva de las fuerzas de protección que en las estribaciones próximas al Gurugú estaban constituidas por los restantes batallones de la primera brigada de Cazadores.

Terminada la operación de conducir el convoy, se dispuso –no se dice por quien- el avance hacia el Gurugú, siendo preciso reforzar en seguida las guerrillas, por lo que el batallón de Arapiles –a las órdenes de su capitán ayudante Sr. Melgar- que asumió el mando, como más antiguo, por haber sido muerto el teniente coronel y haber quedado el comandante con una compañía como guarnición del campamento y custodia de la impedimenta, avanzó para situarse en la línea de fuego.

El capitán Melgar infundiendo alientos a su fuerza la condujo brava y entusiásticamente al combate, pero antes de llegar a la línea de fuego experimentó el batallón sensibles y numerosas pérdidas, no tan sólo de tropa, sino también de oficiales; pues cayeron muertos o heridos los tres capitanes que quedaban, y casi todos sus subalternos.

A pesar de que la situación se iba haciendo cada vez más difícil, el capitán Melgar no vaciló ni un momento; continuó el avance con los hombres que le quedaban y siempre delante de todos, fue escalando las posiciones sufriendo cada vez más pérdidas.

Logró, por fin, colocarse a la altura de los valientes batallones que ha tiempo estaban en fuego; excitó a los pocos soldados que le restaban a seguir avanzando, y en el momento que les dirigía fogosas frases que denotaban su esforzado espíritu y su patriotismo, tres balazos le hicieron caer en tierra, al mismo tiempo que él y los soldados y oficiales que , aunque heridos, aún se mantenían en pie, se vieron rodeados por el enemigo; tuvo todavía alientos Melgar para ordenar a su cornetín de órdenes que le arrancara los cordones y distintivo de ayudante del Rey, pensando, quizás que empapados en su sangre podrían servir de preciado trofeo al adversario; pero este deseo póstumo no pudo ser realizado, porque el corneta fue herido gravemente y quedó privado de conocimiento.

El capitán Melgar murió a los pocos momentos de ocurrir esta escena, que bien demuestra con cuanta razón puede decirse de ese brillante oficial que fue un intrépido héroe…”

Su cuerpo quedó en el campo de batalla, no siendo recuperado, hasta el 29 de septiembre. Del hallazgo y recuperación del mismo, habló “La Correspondencia de Españar” el 28 del citado mes. (6).

“…Melilla 27 (a las 22’10). En reconocimiento hecho hoy estribaciones Gurugú lugar combates 23 y 27 julio último, se han encontrado varios cadáveres, entre otros comandante López Nuño, Fresneda, capitán Melgar, otro de Llerena y varios imposible identificar; mañana sale columna recogerlos. Peñón disparos sueltos y Alhucemas tiroteos y dos de cañón, siendo contestados sin novedad…”

Entre otros cuerpos, también fueron hallados los de los capitanes Martínez Fernández, Navarro y Ramírez de Arellano, y Moreno Guerra, el del teniente D. Braulio de la Portilla Sancho y más de 50 cadáveres sin identificar.

Los horrores de la guerra. Aparece el cuerpo del capitán Melgar
La escena del hallazgo de los cadáveres, fue dantesca al parecer. Esta, fue contada en “La Época”, por su corresponsal el cual, tuvo conocimiento de la misma, a través del corresponsal de un diario malagueño, del cual, omite el nombre. Este corresponsal de “La Época”, describió el cuadro, de la forma siguiente:
“…En el Barranco del Lobo…”

“…El corresponsal de un periódico malagueño, que ha visitado el tristemente célebre barranco del Lobo antes de la recogida de cadáveres, refiere así sus dolorosas impresiones:

Recorrí toda la loma por la parte que da al barranco, y ví trozos de uniformes de paño y de rayadillo. Un ros de cazadores que decía Braulio Crespo, y tenía un balazo en la visera y otro en un lado, con salida por el imperial, todo negro y con señales de sangre.

El barranco parece más cosa de magos que de la naturaleza. Al llegar frente al pico donde los rifeños ponían un centinela, el mal olor que se notaba era irresistible. Tapándonos la boca y las narices con pañuelos, seguimos avanzando, y en la vertiente al interior empezamos a ver cadáveres. Al extender la vista pudimos apreciar que había una fila. Los cuerpos de los bravos que allí subieron aparecían en grupos de a cuatro a seis, algunos momificados. Nos acercamos al primer grupo, y casi me es imposible describir aquel cuadro de horror.

Un cadáver estaba casi desnudo, y en una camiseta muy fina se leía Melgar; de aquí se pudo deducir que ere el del capitán ayudante de Arapiles, al cual se había dado por desaparecido. A su lado, boca arriba, había una masa informe, al parecer devorada por animales. Debía ser el cuerpo de un corneta, porque a su lado había una insignia verde.

Más allá aparecía otro, como si fuese una figura de cartón. El cadáver estaba horriblemente profanado. A más de haberle dado unos cortes, le habían abierto el vientre de una puñalada. Al pie de este, otro casi quemado, imposible de reconocer.

En una casa frente al tercer grupo de muertos, había unas latas llenas de chorizos y restos de provisiones.

Pasada la primera desembocadura, veíamos dos cadáveres de oficiales. Uno conservaba parte de la guerrera, y tenía un reloj pulsera sujeto con una correa. Casí al fondo y muy próximos, estaban los cadáveres de los comandantes Las Navas López Nuño y Fresneda. Al lado de estos había unos galones de cabo, y más allá uno de sargento.

Subimos barranco arriba, y vimo otro cuadro aún más doloroso; diez o doce cadáveres con horribles heridas. Hay uno de un soldado que tiene un gesto imponente. Está encogido y con las uñas clavadas en la tierra. Sin duda le cogió la muerte cuando, gateando, quería ganar la cuesta para salirse.

Los médicos que han reconocido los cadáveres afirman que muchos de ellos han sido quemados vivos, y a otros se les ha machacado la cabeza con piedras, sin haber recibido un balazo.
Y a que seguir. Nadie puede tener idea de aquel cuadro…”

Sobre el hallazgo de los cadáveres y el sepelio, en el Cementerio del Carmen de Melilla, se publicaba en “El Telegrama del Rif”, el 29 de septiembre de 1909, lo siguiente: (13).

“…En el Barranco del Lobo…”

“…Anteayer, al efectuarse un reconocimiento por el barranco del Lobo, fueron vistos muchos cadáveres de los jefes, oficiales y soldados muertos heroicamente el día 27 del pasado Julio.

Ayer mañana el general gobernador dsipuso su traslado al cementerio de la plaza, y al efecto, muy de mañana se dirigió a dicho lugar con sus ayudantes, Estado Mayor, tres compañías del batallón de Las Navas y una sección de caballería del escuadrón de Melilla. Estas fuerzas desplegaron por las lomas que bordean el tristemente célebre barranco.

El espectáculo que todos presenciamos fue imponente y aterrador. En tierra yacían insepultos los jefes, oficiales, sargentos y soldados que se consideraron desaparecidos dicho día.

La pluma se detiene al describir tan lúgubre cuadro. ¡A qué comunicar a los lectores impresiones tristes!.. Baste decir que los rifeños habían procedido con los cadáveres según su proverbial salvajismo y ferocidad. Conservaban las guerreras y camisas, habiéndoles despojado de las armas y de cuanto de valor poseían; solo un oficial tenía el reloj pulsera que usaba en vida.

En la casa donde fue muerto el llorado teniente coronel Ibáñez Marín había un cadáver y en la puerta otro. El mayor número de cadáveres se encontraba en la vertiente Sur de la loma inmediata a Mezquita, quizá por que allí se desarrolló lo más sangriento del combate.

El teniente de la guardia civil señor Alemán reconoció algunas casas, encontrando en una de ellas varios libros arábigos entre dos tablas colocadas en la pared a modo de estante. En ellas todo está lo mismo que si la habitasen sus propietarios.

El paisaje es pintoresco y contrastaba su belleza con las negras tintas del espectáculo.

El señor general Arizón dispuso que avanzasen los furgones, y en ellos fueran depositados los soldados y en cajas los jefes y oficiales envueltos todos en banderas nacionales.

El paso del fúnebre convoy hacia el cementerio hizo verter lágrimas a muchas personas, de las que lo presenciaban.

La fantástica leyenda que se forjó a propósito del infortunado teniente Laportilla, por desgracia no ha resultado cierta. Su cadáver ha sido reconocido, como el de los comandantes Fresneda y López Nuño y capitanes Fernández Martínez, Merino Guerra y Melgar.

El general gobernador presenció el sepelio, tributando los honores de ordenanza una compañía de Las Navas.

El juez D. Manuel Ortiz procedió a la identificación de los cadáveres de las clases y soldados. Descansen en paz aquellos héroes de la memorable jornada…”

El capitán D. Ángel Melgar Mata, había sido antes de acudir con su batallón a Melilla, Ayudante Honorario de S.M. el Rey D. Alfonso XIII. Este, en recuerdo del bravo capitán, hizo colocar su retrato en el Despacho de su Cuarto Militar. Dicho hecho, fue dado a conocer a la opinión pública en el diario madrileño “La Correspondencia de España del 31 de agosto de 1909.:

“…Su Majestad el Rey ha dispuesto que figure en el despacho del Cuarto militar el retrato del capitán de cazadores de Arapiles Sr. Melgar, que dio su vida por la Patria en el combate del 27 de julio. Todo su afán al sentirse mortalmente herido era que el lazo y los cordones de ayudante honorario de Su Majestad se los arrancasen, para que de ellos no se apoderaran los rifeños. El capitán Melgar fue nombrado ayudante honorario del Monarca por sus méritos. Siempre se distinguió en la guarnición de Madrid en la instrucción de quintos…”

Aún y así, los moros, robaron a los cadáveres de los oficiales muertos en el campo de batalla, entre ellos al capitán Melgar, cuyo cuerpo, no sería recuperado hasta el 29 de septiembre, los objetos de valor y otros efectos que llevaran encima, como en el caso de Melgar, un lazo insignia que lo identificaba como ayudante del Rey. Dicho lazo, fue recuperado por el jefe del campamento francés ubicado al lado del río Muluya. Esta pequeña anécdota, quedó también recogida y fue dada a conocer de la forma siguiente, en “La Correspondencia de España”, del martes 2 de noviembre de 1909 bajo el título “…Objetos robados a los muertos españoles…” (textual):.

“…Hoy ha llegado M.Boguerau, jefe del campamento francés situado a la derecha del Muluya. Ha manifestado que se le presentaron varios moros con propósito de vender diversos objetos que habían pertenecido a los oficiales muertos en campaña, y otros efectos que los rifeños arrebataron a los cadáveres de nuestros soldados.

Entre tales objetos hallábanse la cadena y reloj que fueron del comandante Fresneda, y un lazo insignia del ayudante del Rey, que fue propiedad del capitán Melgar.

El comandante Boguerau se incautó de todos estos objetos y los llevó a Cabo de Agua. Allí, el comandante militar le rogó que viniera a Melilla y que se los entregara al general Marina personalmente. Así lo hizo M. Boguerau, en efecto, conduciendo dichos efectos hasta hacer entrega de ellos al general en jefe.

Además ha traído el comandante francés una corona que se depositará sobre la tumba de alguno de los héroes muertos en la campaña, como homenaje a la memoria de todas las víctimas.
Este delicado rasgo del comandante Boguerau ha sido aquí objeto de unánimes y calurosos elogios”
La madre y los hermanos del capitán Melgar, regalaron un retrato al Rey que fue colocado en la mesa del despacho de S.M. Don Alfonso XIII.

“…Notícias de Palacio. Cumpliendo un honroso encargo de la madre y de los hermanos del capitán de Infantería don Ángel Melgar, muerto en el combate del 27 de Julio, el general conde del Serrallo ha entregado a S.M el Rey un retrato de aquel bizarro oficial.

Dicho retrato está encerrado en un precioso marco de acero con incrustaciones de oro. En la parte superior lleva el emblema del Arma de Infantería, y a los lados en la parte inferior, la fecha en que el capitán Melgar fue nombrado ayudante de S.M., y la de su gloriosa muerte.

El Rey ha estimado muchísimo este regalo, que conservará como perdurable recuerdo en su mesa de despacho. Los ayudantes del monarca han acordado colocar en el Cuarto militar otro retrato del capitán Melgar, con una sentida inscripción que perpetúe su memoria…”

Condecoraciones del capitán del Batallón de Cazadores de Arapiles núm. 9, D. Ángel Melgar Mata.

- Cruz roja al Mérito Militar, por los méritos contraídos en la acción de “La Morenita”, el 7 de abril de 1896, según Real Orden de 20 de junio, Diario Oficial nº 137.

- Cruz roja al Mérito Militar de 1ª clase pensionada, por los méritos contraídos en “Callejón del Brujo”, el 26 de junio de 1896, según Real Orden de 7 de diciembre, Diario Oficial nº 278.

- Cruz roja al Mérito Militar de 1ª clase pensionada por los méritos contraídos y distinguido comportamiento en las acciones de “Ojo de Agua”, Salto del Chivo” y, “Monte Escalera”, el 20 de octubre de 1896, según Real Orden de 30 de enero, Diario Oficial nº 24.

- Cruz roja al Mérito Militar de 2ª clase, por los méritos contraídos y distinguido comportamiento en las acciones habidas en la provincia de Santa Clara en julio de 1897, según Real Orden de 29 de marzo, . Diario Oficial nº 70.

- Medalla Conmemorativa de la Campaña de Cuba. Diario Oficial núm. 16, de 1º de febrero de 1900.

- Medalla de la Jura de S.M. el Rey Don Alfonso XIII, por Real Orden de 10 de marzo de 1903.

- Medalla de plata conmemorativa del 1r Centenario de los Sitios de Zaragoza creada por la Junta de la Inmortal Ciudad de Zaragoza, declarada condecoración oficial por Real Decreto de 9 de julio de 1909.

- Medalla de la plata conmemorativa de la Regencia de María Cristina. (10 de enero de 1909).

- Medalla de Melilla, por R.O.C. de 20 de abril de 1911, en oficio de la Subinspección de la 1ª Región, de fecha 1 de mayo siguiente. Fue creada por R.O. de 20 de marzo fr 1910 (D.0 núm 63) con derecho a pasador de Sidi-Ahmed el Hach, Gurugú.

- 22 de julio de 1912, Le es concedida la Cruz Laureada de San Fernando.

Cementerio del Carmen de Melilla
En él, junto a tantos otros, descansan los restos del capitán de Infantería del Batallón de Cazadores de Arapiles núm. 9, un toledano nacido en el Romeral en 1876 y, fallecido heroicamente, al frente de sus soldados, en las estribaciones del Gurugú, el 27 de julio de 1909. Un corresponsal, decía de esta tumba en 1909: (9).

“…Cumpliendo un deber pasé a visitar el cementerio del Carmen, donde reposan el sueño del justo los héroes muertos en la actual campaña…”, entre otros, al llegar al sepelio del capitán Melgar, “…En la tumba del bravo capitán Melgar una corona blanca con la inscripción siguiente: De su madre…”

Homenajes al capitán Melgar:
Monumento en Madrid.

En Madrid, fue levantado en terrenos y mármoles cedidos por el Rey, en los Jardines de Lepanto, en la Plaza de Oriente, un monumento en su memória. Este, fue realizado por el escultor D. Julio González-Pola y García. Fue inaugurado, el 21 de diciembre de 1911. (10).

En su lápida frontal, se puede leer:

“…S.M. El Rey D. Alfonso XIII honró su memoria cediendo sitio y mármoles para este monumento, recuerdo de sus compañeros de promoción en homenaje al valor que acreditó, estímulo para imitar, su ejemplo. MCMXI…”

En la parte superior del mojón, se lee “…Al capitán Melgar…” y en la frontal, “…Ángel Melgar Mata (1876-1909), capitán del Batallón de Cazadores de Arapiles número 9, combatiente en Melilla durante la Guerra de África y que falleció en la batalla del Barranco del Lobo (Melilla). Le fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando…”

Con motivo de la inauguración del monumento al capitán de Infantería del Batallón de Cazadores de Arapiles número 9, se celebró un solemne acto, la noticia del cual, fue dada a conocer en el rotativo madrileño “ABC”, y al cual, asistieron a parte de autoridades militares y civiles, miembros de la nobleza y vida política del país, numerosísimo público, S.M. el Rey D. Alfonso XIII. Los hechos, tuvieron lugar el viernes 22 de diciembre de 1911. Dicha noticia, decía lo siguiente: (14).

“…En honor de un héroe…”

“…El capitán Melgar…”

“…Solemnidad patriótica…”

“…A las doce de ayer se celebró, con gran solemnidad, el acto de descubrir el monumento que he de perpetuar el nombre del capitán de Infantería D. Ángel Melgar, muerto gloriosamente el 27 de Julio de 1909 en las lomas del Gurugú.

A la ceremonia asistieron todas las autoridades civiles y militares, con el capitán general de la región, Sr. Marina a la cabeza; comisioines de todos los Cuerpos militares, el jefe del Gobierno Sr. Canalejas; el ministro de la Guerra, Sr. Luque; muchos diputados, senadores y otras distinguidas personalidades entre las que recordamos a los Sres. La Cierva, conde de Villasante, marqueses de Benavites y Regalía, el general Melgar y los Sres. D. José y D. Manuel Melgar, parientes del finado. El público, numerosísimo, llenaba por completo los alrededores de la plaza de Oriente, en uno de cuyos jardinillos ha sido emplazado el monumento.

Para rendir honores asistió el batallón de Cazadores de Arapiles, con bandera y música.

Momentos antes de las doce llegó Su Alteza el infante D. Carlos, acompañado de sus ayudantes y, al poco tiempo, a los acordes de la Marcha Real, llegó a pie S.M. el Rey, que vestía uniforme de capitán general de media gala. Acompañábanle el jefe de su Casa militar, Sr. Sánchez Gómez, y todos sus ayudantes.

El busto del héroe descansa sobre un artístico pedestal, rodeado de jardinillos, plantas, flores y coronas. Veíase entre estas una monumental, dedicada a Melgar por sus compañeros de promoción. El busto se hallaba cubierto por una bandera nacional.

Discursos
El comandante de Estado Mayor D. Gregorio Sabater, número uno de la promoción del Sr. Melgar, pronunció, con la venia de S.M., un elocuente discurso, ensalzando la memoria del brillante militar que murió heroicamente en el campo de batalla.

El ministro de la Guerra Sr. Luque, elogió el acto que se celebraba “prueba elocuente” –dijo- “del fraternal compañerismo que reina en los cuerpos militares”. Glorificó la acción en que perdió la vida el bizarro militar, y terminó con un brillante párrafo encomiando las virtudes del soldado español.

Seguidamente, S.M. el Rey tiró del cordón que sujetaba la bandera, y descubrió el busto del héroe, a la vez que la charanga lanzaba al aire las notas vibrantes del himno del batallón de Arapiles. Las tropas desfilaron ante el monumento, en columna de honor, y así terminó tan hermoso acto de patriótica solemnidad.

Lápida y calle en su pueblo natal Romeral (Toledo)
En su casa natal, en el Romeral (Toledo), también fue colocada una lápida en la fachada, para perpetuar su memoria, y en la cual reza lo siguiente:

“…11 de enero de 1876, 27 de julio de 1909. (a los lados).
A la memoria del capitán de Infantería ÁNGEL MELGAR MATA, que nació en esta casa y murió gloriosamente por la Patria en los campos de Melilla. En homenaje al valor que acreditó y estímulo para imitar su ejemplo, fue costeada esta lápida por suscripción popular y descubierta el día 19 de noviembre de 1909…” al pie, la Cruz Laureada de San Fernando.

Sobre la colocación de esta lápida conmemorativa, D. Antonio García Santos, el 5 de noviembre de 1909, escribía una carta bajo el título “…Del Romeral…”, en la cual daba cuenta de la misma. Dicho escrito, fue publicado en el diario “El Siglo Futuro”, del sábado 13 de noviembre de 1909. Dicho artículo, decía lo siguiente: (12).

“…Del Romeral…”
“…Señor director de El Siglo Futuro:

Muy señor mío y de mi consideración más distinguida: El día 1º del actual tuvo lugar en esta villa el descubrimiento de la lápida conmemorativa que por suscripción popular se ha colocado en la fachada principal de la casa donde nació el heroico capitán Melgar, muerto gloriosamente en el Barranco del Lobo el 27 de Julio.

En presencia de doña Eloisa Mata, madre de D. Alfredo de Melgar, comandante del Cuerpo de Inválidos, hermana de D. Manuel Ibáñez, teniente del arma de infantería, hermano político de D. Venancio Melgar, general de brigada, tío del difunto, del Ayuntamiento, corporaciones locales y pueblo en masa, se verificó tan notable acontecimiento.

Hablan en elogio del acto los señores alcalde y cura párroco, y después de leída una bien escrita y entusiasta Memoria de D. Diego Cuéllar, hijo distinguido de la localidad, hizo uso de la palabra el ilustrado profesor de Instrucción pública de esta villa e hijo también de la misma, D. Marcelino Anguita.

Su voz vibrante conmueve al público. El silencio y la solemnidad del acto se armoniza con la elocuencia del distinguido maestro.

El acto terminó después en el Ayuntamiento, colocando el retrato del héroe en el salón de sesiones y dándose su nombre a la calle que hasta hoy ha sido de la Aduana.

He dado a usted unos ligeros detalles de tan solemne acto, por si tiene a bien publicarlos en su ilustrado diario, que bien lo merecen, por el patriotismo demostrado el héroe, su ilustre familia, las autoridades, el pueblo en masa y su maestro.

Y como siempre queda suyo, dándole gracias anticipadas y con la consideración más distinguida, afectísimo y atento s.s.,q.b.s.m.,

Antonio García Santos.
Romeral (Toledo), 5 de Noviembre de 1909…”

La Cruz Laureada de San Fernando
Por los méritos contraídos y el comportamiento observado al capitán D. Ángel Melgar Mata, se le propuso para la concesión de la más alta condecoración otorgada en tiempo de guerra en España, la Cruz Laureada de San Fernando. Dicha condecoración, le fue concedida por Su Majestad el Rey D. Alfonso XIII, el 22 de julio de 1912.

La concesión de dicha condecoración, se dio a conocer a la opinión pública en los rotativos de la época. Concretamente el diario madrileño “La Época”, lo hacía de la forma siguiente, bajo el título “…La laureada para Melgar…”: (33).

“…Mañana publicará el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra una disposición concediendo al capitán de Infantería D. Ángel Melgar, muerto heroicamente en uno de los combates de Melilla, la cruz de segunda clase de San Fernando, con la pensión anual de 1.500 pesetas.

Esta distinción no puede ser más justificada; pues el capitán Melgar es uno de los oficiales muertos en Melilla más heroicamente, como lo demuestra el hecho de haberle erigido un monumento en Madrid sus compañeros de armas, como tributo de admiración por su notable comportamiento en la acción que encontró la muerte…”

“…Al frente de tres compañías del batallón de Cazadores de Arapiles nº 9 al que pertenecía, atacó briosamente a numeroso enemigo apostado en el Barranco, alentando a su tropa y dándole constante ejemplo de valor y energía, sufriendo dos heridas, en una pierna y en el cuello, que a pesar de la importancia que debieron tener, no aminoraron ni un momento su decisión, ni fueron bastantes a impedirle continuar con igual brío el avance y la lucha, hasta que otra bala le produjo herida mortal en el pecho. Considerando que estos hechos se hallan comprendidos en el caso séptimo de artículo 27 de la ley de 18 de mayo de 1862, el Rey…,ha tenido a bien conceder al capitán don Ángel Melgar y Mata, la cruz de segunda clase de la Real y Militar Orden de San Fernando.

Madrid, 22 de julio de 1912.

Luque…” (1).

De hecho, la concesión de la Cruz Laureada de San Fernando fue publicada en “La Correspondencia Militar” del 24 de julio de 1912, bajo los títulos “…Los héroes de la campaña…” y “…La cruz de San Fernando para el capitán Melgar…”, decía así: (34).

“…La Real orden que, concediendo tan preciada recompensa al heroico ayudante de Arapiles, inserta hoy el Diario Oficial, dice así: Visto el expediente de juicio contradictorio incoado para esclarecer si el capitán de Infantería D. Ángel Melgar y Mata se hizo acreedor a la cruz de San Fernando por los méritos contraídos en el combate del 27 de julio de 1909 en el barranco del Lobo (Melilla), en el que murió gloriosamente; resultando que al frente de tres compañías del batallón de Cazadores de Arapiles núm. 9, a que pertenecía, atacó briosamente a numerosos enemigo apostado en el citado barranco, alentando a su tropa y dándole constante ejemplo de valor y energía, sufriendo dos heridas en una pierna y en el cuello, que a pesar de la importancia que debieron de tener, no aminoraron ni un momento su decisión ni fueron bastantes a impedirle continuar con igual brío el avance y la lucha hasta que otra bala le produjo herida mortal en el pecho; y considerando que estos hechos se hallan comprendidos en el caso 7º de artículo 27 de la ley de 18 de Mayo de 1862, el Rey (q.D.g) de acuerdo con lo informado por el Consejo Supremo de Guerra y Marina y por resolución de esta fecha, ha tenido a bien conceder al capitán de Infantería don Ángel Melgar y Mata la cruz de segunda clase de la Real y Militar Orden de San Fernando, con pensión anual de 1.500 pesetas, que podrán percibir las personas de su familia citadas en el art. 11 de la citada ley y en la de 1 de marzo de 1909…”

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Marco Tulio Cicerón.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 15:05

Excmo. Sr. D. Antonio RIPOLL y SAUVAGE, (Capitan de Infantería del Ejercito Español, Caballero Laureado)


Antonio Ripoll y Sauvage nació en Cartagena el 22 de enero de 1881. Entró en la Academia Militar de Toledo el 29 de agosto de 1895 y obtuvo el empleo de segundo teniente el 21 de diciembre de 1896. Un año después fue destinado, a petición propia, al Ejército de Filipinas donde brilló por su valor. También a petición propia, fue agregado a la tercera Compañía del segundo Batallón que prestaba servicio de trinchera en la línea avanzada de blokaus sosteniendo fuego diariamente contra el enemigo, hasta el 13 de agosto de 1898, en que fue herido de bala en la muñeca izquierda, lo que le ocasionó la pérdida del antebrazo. Se le colocó una mano de aluminio que llevaba enguantada. Por ello, se le conoció como 'El capitán de la mano de plata'.

Por su comportamiento en la defensa de Manila, se le concedió la cruz roja del Mérito Militar. El 7 de agosto de 1898 había alcanzado el grado de primer teniente. Embarcó para la Península como inutilizado en campaña, concediéndosele el empleo de capitán por su valeroso comportamiento y herida.

Llegado a la Península, consiguió continuar en la escala activa, siendo destinado a Cartagena hasta agosto de 1909 en que, a petición propia, fue destinado a Melilla, al Batallón de Figueras, y mandando la cuarta Compañía, en heroica acción, halló la muerte en el Zoco el Jemis de Beni-Bu-Ifrur (Melilla), al recibir una descarga el 30 de septiembre de 1909. Tras su fallecimiento fue ascendido a comandante, concediéndosele la Cruz Laureada de San Fernando.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 18:17

Excmo. Sr. D. Antonio ROS DE OLANO (General del Ejercito Español, Escritor, Abogado y Militar.


Antonio José Teodoro Ros de Olano y Perpiñá (Caracas, 9 de noviembre de 1808 - Madrid, 24 de julio de 1886), escritor romántico y militar español.

Hijo de un militar catalán, sirvió a las órdenes de Mina en la Primera Guerra Carlista. Moderado, contribuyó a la caída de Espartero en 1843. General en 1844. Propulsor de la enseñanza primaria y creador de las Escuelas Normales como ministro de Instrucción Pública en 1847. Amigo de Leopoldo O'Donnell, intervino en las revueltas de 1854 y 1856. Fue uno de los creadores de la Unión Liberal. En 1856 la reina Isabel II le honró con el título nobiliario de Conde de la Almina. Participó como general en la Guerra de África (1859-1860), destacándose en la acción de Guad-el-Jelú, lo que le valió el título de Marqués de Guad-el-Jelú y Vizconde de Ros. Partidario de la Revolución de 1868 (La Gloriosa), aunque luego aceptó la Restauración siguiendo a su jefe político Sagasta. Fue inventor del cubrecabezas que tomó su nombre, el ros.

Fue íntimo amigo de Espronceda y otros románticos. Frecuentó El Parnasillo, siendo parte de la llamada Partida del Trueno, y luego el Ateneo de Madrid y el Liceo. Redactó en El Siglo y El Pensamiento. Escribió el prólogo a El diablo mundo de Espronceda, calificado por Marcelino Menéndez Pelayo de "mistagógico y apocalíptico", pero que le dio mucha fama por su encendido romanticismo. Colaboró con Espronceda en la comedia Ni el tío ni el sobrino, que luego repudió. Recogió su creación poética en Poesías (1886), que revelan influencia de Espronceda y Enrique Gil y Carrasco.

Son truculentas algunas veces, como en "El pensado" y otras íntimas, como en "Cinco sonetos" y "En la soledad". Compuso también unas Leyendas de África (1863) y Episodios militares (1884). Contribuyó a la narrativa con dos relatos, El diablo las carga (1840) y El doctor Lañuela (1863), que desde Juan Valera y Menéndez Pelayo han sido tachados de extravagantes e incomprensibles, a pesar de algunos momentos brillantes y lúcidos. También dejó en numerosas revistas numerosos cuentos, a los que dio el título general de Cuentos estrambóticos,1​ que se insertan en el género fantástico. Ha sido comparado a Francisco de Quevedo por su lenguaje difícil, personalista, lleno de giros e imágenes desconcertantes. Quizá se le pudiera aproximar también a Edgar Allan Poe.

Don Antonio estuvo casado con María del Carmen Quintana y Romo, Dama de la Orden de María Luisa, hija del general don Félix Quintana, y sobrina del cardenal Romo, Primado de España. Tuvieron tres hijos, María Antonia (Dama de compañía de la Reina María Victoria),2​ Gonzalo e Isabel.3​Fallecida su primera esposa, el general contrajo segundas nupcias con Isabel Sarthou y Calvo,4​ con quien tuvo una hija, Isabel Constanza.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 18:58

Excmo. Sr. D. Juan de ZAVALA y DE LA PUENTE (General de Caballería del Ejercito Español)

Juan de Zavala y de la Puente (Lima, 1804 - Madrid, 1879) fue un militar y político español. Fue presidente del Consejo de Ministros de España en 1874. Además de ser I marqués de Sierra Bullones, fue, por derecho propio y matrimonio, una vez duque, cuatro veces marqués y cinco veces conde.

Hijo del peruano realista Pedro José de Zavala y Bravo del Ribero, VII marqués de San Lorenzo del Valleumbroso y de la dama limeña Grimanesa de la Puente y Bravo de Lagunas, II marquesa de la Puente y Sotomayor, IV marquesa de Torreblanca y V Condesa de Villaseñor.

En 1818, ingresó al regimiento de milicias disciplinadas de Dragones de Lima, en el que permaneció hasta 1821, cuando, estallada la guerra de Independencia del Perú, acompañó a su padre en la misión de informar al rey sobre los sucesos de Aznapuquio y la situación de la causa realista en el Perú. En el camino, sin embargo, la misión se vio truncada cuando la armada argentina capturó su nave y el gobierno revolucionario aprisionó a su padre manteniéndolo cautivo hasta el año siguiente.

En España, su padre fue premiado y promovido y él ingresó como alférez al regimiento de la Guardia Real (1825). Purificado de conducta militar y política observada en el Trienio Liberal, fue ascendido a capitán de caballería (1829) y destinado a la plana mayor del Ejército bajo las órdenes de Gerónimo Valdés al estallar la Primera Guerra Carlista (1833).

Tras la declaración de independencia del Perú en 1825 regresó a la península Ibérica. A su llegada a España participó en la Primera Guerra Carlista en el bando leal a Isabel II que combatía contra el del pretendiente don Carlos.

Fue comisionado por Baldomero Espartero para preparar el Convenio de Oñate que posteriormente firmarían el propio Duque de la Victoria y el general carlista Rafael Maroto y que puso fin a la guerra.

Su hermano Toribio Zavala, con quien había servido en el Ejército Real del Perú durante la guerra de independencia de ese país, optó por la nacionalidad peruana, desempeñando una destacada carrera militar en su tierra natal. En 1866 ostentaba el rango de coronel y acompañado de su hijo, capitán del mismo nombre, combatió en las baterías del Callao el 2 de mayo de ese año frente a la escuadra española dirigida por el almirante Casto Méndez Núñez. Durante el combate padre e hijo resultaron heridos, el primero de ellos de gravedad falleciendo ocho días después.

Descendencia

En 1839, se casó en el palacio de Oñate con María del Pilar de Guzmán y de la Cerda, XVI condesa de Paredes de Nava, XXIV duquesa de Nájera, XI maquesa de Montealegre, XIII condesa de Castronuevo, XVIII condesa de Oñate y XIX condesa de Treviño, hija de Diego Isidro de Guzmán y de la Cerda. La pareja tuvo cinco hijos.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 19:08

Excmo. Sr. D. Rafael ECHAGUE y BERMINGHAN ( Capitán General del Ejercito Español )


Militar español, nacido en 1815 en San Sebastián y muerto en 1887 en Madrid. Participó en las Guerras Carlistas y fue gobernador general de Filipinas tras la intervención en Cochinchina. Al regresar a España tuvo un gran protagonismo en la Revolución de 1868.

Ingresó joven en la carrera militar para militar en el bando isabelino durante las guerras carlistas. Fue ayudante de campo de O´Donnell y, tras ser ascendido a coronel, participó en el levantamiento de Vicálvaro (1854); más tarde fue ascendido a general. Gracias a sus influencias fue nombrado gobernador general de Filipinas en 1861.

El general Echagüe llegó a Manila a principios de 1862 y realizó un gobierno discreto, pero muy interesante por la coyuntura que le tocó afrontar, ya que por entonces se sometieron a España los régulos de Sandokan, en la isla de Borneo. Un real decreto del mismo año creó la Real Comisaría de Filipinas para solucionar sus problemas de la administración civil, y el 7 de abril de 1863 se efectuó en Manila un gran recibimiento a los 725 soldados que regresaron de la campaña de Cochinchina. En Saigón quedó una pequeña fuerza española para acompañar al plenipotenciario español que debía ir a la corte de Hue con objeto de ratificar los tratados firmados por España con Francia y el reino de Annam, en virtud de los cuales Francia recibiría una parte del territorio anamita y España una indemnización de dos millones de dólares.

Ese mismo año se creó el ministerio de Ultramar, que sustituiría al Consejo de Indias, del que había dependido tradicionalmente Filipinas. No menos importantes fueron los aspectos educacionales, ya que el 10 de diciembre de 1863 se emprendió la reforma general educativa en las islas, que preveía una enseñanza primaria obligatoria de los 7 a los 12 años. En 1865 los jesuitas inauguraron la primera Escuela Normal.

Echagüe pidió relevo en el cargo y se le concedió el 23 de marzo de 1865, cuando entregó el mando al teniente de gobernador Juan de Lara. Poco después embarcó para España, vía Singapur. Una vez en la Península fue uno de los promotores de la revolución de septiembre de 1868, descubierta por González Bravo. Echagüe fue deportado, con otras relevantes figuras castrenses. Al regresar nuevamente a España participó en la última guerra carlista, como jefe de los ejércitos del norte y del centro.

Comenzó su carrera militar participando en la Primera Guerra Carlista con los chapelgorris de Guipúzcoa​ que defendían el partido de la reina Isabel II; fue ayudante de campo del general O´Donnell y posteriormente coronel de infantería.4​ En 1854 tomó parte en la Vicalvarada.

Fue elegido diputado por Huelva en 1854 y por Córdoba en 1858. Ese mismo año fue nombrado capitán general de Valencia. Tomó parte en la guerra de África de 1859-1860 con el empleo de mariscal de campo; desempeñó el cargo de gobernador de Puerto Rico entre 1860 y 1862, y de Filipinas entre 1862 y 1865; a su regreso a España ocupó el puesto de capitán general de Cataluña durante un breve periodo en 1865.

En 1871 se le concedió el título de conde del Serrallo en reconocimiento por sus servicios, con título de Grande de España. En 1872 fue elegido senador por la provincia de Puerto Rico y en 1876 por la de Guipúzcoa; al año siguiente se le concedió el puesto de senador vitalicio.

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Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 20:44

Excmo. Sr. D. Rafael MORENO DE GUERRA y ALONSO (Comandante de Infantería del Ejercito Español, Caballero Laureado)


Por los hechos acaecidos el 27 de julio de 1909, se concede al Comandante de Infantería D.Rafael Moreno de Guerra y Alonso fallecido en el Barranco del Lobo. Cruz de Caballero de la Orden de San Fernando.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 20:57

Excmo. Sr. D. Ricardo FRESNEDA CALSAMIGLIA (Comandante de Infantería del Ejercito Español, Caballero Laureado


El 27 de julio de 1909 se concede al Comandante de Infantería Ricardo Fresneda Calsamiglia, fallecido en el Barranco del Lobo. La Cruz de Caballero de la Orden de San Fernando.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 21:07

Excmo. Sr. D. Eduardo LOPEZ-NUÑO MORENO (Comandante de Infantería del Ejercito Español, Caballero Laureado)


Nació en la Nochebuena de 1863. Era granadino, hijo del comandante don José López-Nuño Agoneta y doña Eduarda Moreno Morales. A los dieciséis años ingresó en la Academia General Militar, el 28 de agosto de 1880. Salió el 9 de julio de 1884, promovido a alférez y destinado al Batallón de Cazadores de Manila n.o 20. En su hoja de servicios constaba su estatura, más bien bajo, 1,675; “traduce el francés” y “mucho” en todas las conceptuaciones militares.

Campaña de Melilla de 1909

Llevaba casi un año siendo abanderado de su Batallón cuando ascendió a teniente el 14 de noviembre de 1887, con el mismo destino. Exactamente un año más tarde celebraba su boda con una señorita santoñesa, Teresa López Mateos y Linares.

Su nuevo destino fue el Batallón de Puerto Rico n.o 19, con el que embarcó en Cádiz el 24 de noviembre de 1895, recién incorporado, y el 9 de diciembre desembarcaba en Cienfuegos. En Santi Spiritu se encuadraba el Batallón en la 3.a Media Brigada de la 2.a División del 2.° Cuerpo de Ejército. Mandaba la columna el coronel don Enrique Legrosa. Inmediatamente entra en operaciones y sus acciones de guerra son incontables.

En 1896 se distingue en los combates de La Guía y Plazaola, ganando en ellos la cruz roja del Mérito Militar. El 12 de febrero asciende a capitán. Los nombres exóticos jalonan su campaña: La Morenita y Mi Rosa, Potrero Arango, La Chirigota y Lomas del Navío. En abril está en la provincia de Pinar del Río y lucha contra los hombres de Perico Delgado en Lomas del Rubí; en mayo, con la columna del coronel Francés, en el Ingenio Manolita y Loma del Vigía, y destaca su actuación, el 30 de agosto, en Tamaulipas y San José, donde gana otra cruz roja del Mérito Militar.

En Muriel se incorpora a fin de año a las fuerzas del general Weyler, y nuevamente obtiene la cruz roja en los encuentros de Sabana Maíz, Loma del Retiro y Hoyo Colorado, el 28 de diciembre. Por dos veces está encuadrado en la Media Brigada de Pintos; en julio de 1897, con la columna del teniente coronel Grana, consigue la cuarta cruz roja del Mérito Militar, en Quemaditos Nuevos, Ramón Alto, Sibalabó y los Montes del Arriero. Más tarde, con la Brigada del coronel Tovar, combate en Sierra Guisa y gana allí la cruz de María Cristina.

En abril de 1898 regresa a la Península con cuatro meses de licencia y reside en Madrid, destinado en el Regimiento León 38. Allí le llega el ascenso a comandante por méritos de guerra contraídos el año anterior en la apertura, rehabilitación y fortificación del río Canto. El 22 de agosto del 99 se presentaba en Leganés, destinado al Batallón de Las Navas. La guerra ruso-japonesa obligaba a tomar precauciones militares, y el 26 de junio de 1904 salía el comandante López- Nuño, con el Batallón de Las Navas, rumbo a Mahón, donde en Villa San Carlos se incorpora como segundo jefe.

Su hoja de servicios hace constar que, de 1899 a 1905, el comandante López-Nuño ha sido jefe de conferencias de oficiales e inspector de academias de tropa, con resultados muy eficaces. El 22 de julio de 1909 sale con el Batallón a Málaga, y allí embarca en el “Alfonso XII” rumbo a Melilla, a donde llegan el 24, quedando acampados en sus inmediaciones. Tres días después encuentra la muerte en las lomas bajas del Gurugú, siendo segundo jefe del Batallón de Las Navas, con veintinueve años apretados de servicios, con incontables acciones de armas en Cuba y una tan sólo en África.

Recibió orden de su jefe, el Tcol. Palacios, de atacar una posición enemiga fuertemente organizada, orden que cumplió cargando sobre la misma al frente de su tropas con entusiasmo y serenidad. Muerto el Teniente Coronel, tomó el mando del Batallón y prosiguió el avance, no obstante ser herido gravemente en el pecho y a pesar de lo cual continuó alentando a sus fuerzas y avanzando con ellas en la línea de fuego hasta que murió de un segundo balazo en la frente.

Se premió su heroísmo con el ascenso póstumo a teniente coronel y más tarde con la Cruz Laureada, concedida por orden de 27 de diciembre de 1912.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 21:50

Excmo, Sr, D, Rafael MORENO GUERRA y ALONSO (Capitán de Infantería del Ejercito Español, Caballero Laureado)


El 27 de julio de 1909 se concede al Capitán de Infantería Rafael Moreno Guerra y Alonso, la Cruz de Caballero de la Orden de San Fernando, este oficial de infantería, falleció en acción de guerra en Marruecos, en la batalla del Barranco del Lobo en 1909, en las proximidades de Melilla y cuenta con una lápida conmemorativa en Puerto Real en la que fuera su casa en la calle Vaqueros (entre las calles San José y Teresa de Calcuta).

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 22:00

Excmo. Sr. D. Enrique NAVARRO y RAMIREZ DE ARELLANO, (Capitán de Infantería del Ejercito Español, Caballero Laureado)


El 27 de julio de 1909 se concede al Capitán de Infantería D. Enrique Navarro y Ramírez de Arellano fallecido en dicha fecha en el Barranco del Lobo, La Cruz de Caballero de la Orden de San Fernando.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 22:51

Excmo. Sr. D. Tomás PALACIOS RODRIGUEZ, Tte. Coronel de Infantería del Ejercito Español, Caballero Laureado


Nació en Santoña (Santander) el 21 de diciembre de 1856, siendo sus padres don Romualdo Palacios, teniente general de Infantería, y doña Casandra Rodríguez Pumarejo. Como gracia especial, por ser cadete guardiamarina, es alférez de Infantería el 1.° de septiembre de 1873, siendo nombrado ayudante de campo del mariscal don Romualdo Palacios, . segundo cabo de la isla de Cuba, no llegando a incorporarse al ser nombrado su padre capitán general de Valencia.

Durante la guerra carlista, en comisión activa de servicios, alcanza por méritos de guerra el ascenso a teniente, el 25 de noviembre de 1873. Las Provincias Vascongadas, los distritos de Aragón, Extremadura, Granada y Madrid conocen su paso como ayudante de su padre, tomando parte en numerosas operaciones, siendo distinguido y destacando en las acciones de guerra de San Pedro Abanto y Peñalampa, por las que ascendió por méritos a capitán en 1874.

Continuando con su padre, interviene en El Maestrazgo y en el sitio de Bilbao, y desde finales de 1874 pasa por diversos regimientos de la Península hasta noviembre de 1895.

Destinado a Cuba por sorteo, fue allí ayudante del general don Luis María de Pando, interviniendo en las operaciones de Filipinas, María del Pilar, Curro, Ramón de la Yagua, Contería, Josefina y Jamaica. Permanece en operaciones en Cuba hasta mayo de 1896; es comandante militar de Santa

María del Rosario; jefe del batallón incorporado a la columna de operaciones del general don Sixto Ríos, y, por último, actúa en la formación del Batallón de Voluntarios de Pando.

Regresa a la Península en mayo de 1896, donde contrae matrimonio con doña Encarnación Schmid. La suerte le envía de nuevo a Cuba en 1897, pero la enfermedad le impide incorporarse, pasando a la Dirección General de la Guardia Civil. En 1900 ascendió a teniente coronel y continuó en la Dirección General de la Guardia Civil hasta su disolución, pasando posteriormente a Leganés, donde primero mandó el 2.° Batallón del Regimiento de Infantería del Rey y más tarde el Regimiento.

Con la primera Brigada de Cazadores, sale en 1909 su Batallón de Las Navas con destino a Melilla. Guarnece el fuerte de Camellos hasta el 27 de julio, que sale a combatir en el Barranco del Lobo, donde muere al frente del Batallón, por lo que se le concede el ascenso póstumo a coronel por méritos de guerra y luego la Cruz Laureada de San Fernando, según orden de 29 de mayo de 1913.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 23:19

Excmo. Sr. D. Braulio DE LA PORTILLA SANCHO (Teniente de Infanteria del Ejercito Español, Caballero Laureado)


. Braulio de La Portilla Sancho, un primer teniente laureado de apenas 21 años


Otro de los oficiales caídos en la sangrienta jornada del 27 de julio de 1909, en el Barranco del Lobo, fue el primer teniente de Infantería, del Batallón de Cazadores de Llerena, D. Braulio de la Portilla Sancho, un jovencísimo oficial de 21 años, que había obtenido el empleo de 1r teniente un 13 de julio de 1909, 17 días antes de morir en acción de guerra en el Barranco del Lobo.

D. Braulio de la Portilla Sancho

Nació en Córdoba, en el acuartelamiento de Caballería de Alfonso XII, el 7 de mayo de 1888. Era hijo de militar. Su padre, que en el momento de ver la luz de la vida su hijo Braulio, contaba con 42 años de edad y era don Leoncio de La Portilla Cobián, coronel del Regimiento. Su madre, una dama pontevedresa de 34 años, doña Patrocinio Sancho Varela.

Braulio de la Portilla Sancho, ingresó en la Academia de Infantería de Toledo, el 31 de agosto de 1904. El 4 de agosto del mes siguiente, prestaba juramento a la bandera y, tras superar con aprovechamiento el plan de estudios establecido, obtuvo el empleo de segundo teniente de Infantería con 19 años recién cumplidos, el 13 de julio de 1909. Fue destinado al Batallón de Cazadores de Llerena número 11, de guarnición en Madrid.. Su padre, el general de división, D. Leoncio de la Portilla, hacía poco que había fallecido.

Con el estallido del conflicto en Melilla, tras el ataque de los rifeños a los trabajadores del ferrocarril el 9 de julio de 1909, su batallón, es trasladado a Melilla, ciudad a l que parte desde Madrid en un tren especial el 22 de julio de 1909. Llegados a Málaga, los Cazadores de Llerena núm. 22 y con ellos el segundo teniente D. Braulio de La Portilla Sancho, que acababa de obtener ese ascenso el 13 de julio, embarcaron en el vapor “León XIII”, arribando al puerto de Melilla el 24 de julio. Acamparon en el Zoco.

El 27 de julio, acudieron a los Lavaderos de Mineral, donde recibieron los Cazadores de Llerena, orden de avance hacia las estribaciones del Gurugú como reserva de la columna del general D. Guillermo Pintos Ledesma. El segundo teniente de la Portilla, iba al mando de su sección, cuando llegaron al Barranco del Lobo, recibiendo su bautismo de fuego. Es esta acción, halla la muerte D. Braulio, al frente de sus soldados, haciendo su entrada en la lista de los héroes, ya que propuesto por los méritos y comportamiento observado en el combate, se le ascendió a capitán con fecha 27 de julio y, el por orden de 3 de mayo de 1911, le fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando.

El día 27 de julio de 1909, su batallón replegó cuando entre sus filas, se contaban ya más de 200 bajas, entre muertos y heridos.

Los hechos

Según apareció publicado en “España en sus héroes”, al parecer los hechos, tuvieron lugar a la entrada del Barranco del Lobo, en el momento de desembocar en él, la segunda compañía que se hallaba al mando del capitán Moreno de Guerra, los cuales con bayoneta calada, tuvieron que retroceder dado el nutrido fuego que recibían por parte de los rifeños y que estos, intentaban envolver a la fuerza. La 2ª compañía del capitán Moreno de Guerra, con numerosas bajas, se vió rodeada por la izquierda, teniendo que recurrir nuevamente a la lucha cuerpo a cuerpo. Su teniente coronel jefe, ya se hallaba herido. Retrocedieron nuevamente y se apostaron en posiciones de retaguardia, repartidos en diferentes grupos y animados por su oficialidad, los cazadores mantuviéronse en su puesto.

Otra compañía, la primera, bajo el mando del capitán Padín, avanzaba decidida, viéndose frenada por nutrido fuego. Existen momentos de vacilación, dadas las circunstancias, cosa que unida a las ya numerosas bajas que sufre, la voluntad de la tropa flaquea. Los rifeños, también a punto de desbordarlos, están a punto de penetrar entre las compañías ya citadas.

Ante estos hechos, el segundo teniente de La Portilla Sancho que se ha dado cuenta de lo que sucede a la 1ª y 2ª compañías y que se halla al mando de la sección de reserva, se lanza al ataque de los moros, tratando de cerrarle el paso, cubriendo el hueco que existe entre su compañía y la del capitán Moreno de Guerra.

Una vez ha llegado el teniente la Portilla a la posición defendida por el capitán Moreno de Guerra, es herido gravemente. Su capitán llega hasta él, prduciendóse el dialogo siguiente (textual):

Capitán: “…¡Ánimo muchacho. Esto no es nada!…”
Portilla : “…No se apure, mi capitán, de aquí ¡no hay quien nos eche!.

Portilla, haciendo un esfuerzo, toma el fusil de un caído y parapetado detrás de una roca hace fuego. El capitán llama a su lado al resto de la tropa, unos cuarenta hombres y les anima. –Ya no podrán rodearnos muchachos!,¡Los jabatos del teniente Portilla nos ayudan!,¡Vamos adelante!,¡Que no se diga que los de la 1ª, tienen más reaños que nosotros!,¡A ellos!.-…”

Los restos de la segunda compañía, trataron de lanzarse a por los numerosos moros que ocupaban las alturas, pero en ese momento, el capitán resulta herido en una pierna y vacila, pero logran llegar a un peñascal donde se hacen fuertes. El capitán Moreno de Guerra, resulta nuevamente herido en el brazo derecho. Es una herida de la que brota mucha sangre. Este hecho, es observado por dos soldados apellidados, Recio y Calonge. Este último se dirige a su capitán, pero el oficial les grita a tods, -¡Arriba y adelante!-. Mientras dicho oficial, coge un fusil y tratando de proteger al segundo teniente la Portilla hacen juntos, fuego contra el enemigo. El capitán es herido nuevamente, esta vez en el vientre, balazo que acaba con su vida.

El teniente la Portilla, anima a los soldados, son un puñado y durante largo rato, resisten los ataques de los moros. Poco tiempo después, la Portilla, es herido de nuevo, cosa que debilitara muchísimo sus fuerzas, se produce la desbandada y Portilla trata de evitarlo no consiguiéndolo. El capitán Padín, de la 1ª compañía también ha muerto. Ante tal desbandada, los cazadores, que habían recibido en ese combate su bautismo de fuego, incapaces de reaccionar, huyen, dejando a los oficiales en manos de la furia rifeña.

¿El teniente de La Portilla, está vivo?

Tras el combate del 27 de julio de 1909, tras la desbandada que se produjo entre los soldados del batallón de Cazadores de Llerena, al ver morir a los capitanes de la 1ª y 2ª compañías, señores Padín y Moreno de Guerra y, ante los escasos efectivos que quedaban, el segundo teniente de La Portilla, quedó en terreno enemigo, ignorándose inicialmente si había muerto o no, pese a la gravedad de sus heridas. De dicha duda, la prensa de la época, fue publicando rumores como el que publicó “La Época del 27 de agosto de 1909, que decía bajo el título “…El teniente la Portilla…”, (textual), (6):

“…Telegrafían desde Melilla a nuestro colega de ABC: Melilla 26 (8 mañana).- Es la noticia del día la confirmación del rumor en el que se aseguraba que aún vive el teniente Sr. La Portilla, a quien se juzgó muerto después del combate del 27.

El hecho que aún no ha trascendido al público, ha sido comprobado por nuestros emisarios hebreos, a quien se les ha retribuíido bien el servicio. Según sus informes, el Sr. La Portilla se encuentra cerca de Alhucemas, en la kábila que ya otro día indiqué.

Parece que no es tratado mal. De su custodia y cuidado están encargados seis que protestan de su amistad para con España . Esto no obstante se niegan, a entregar al referido teniente, mientras no se hagan las débiles gestiones cerca del jefe de la kabila.

Entre los distintos detalles que los emisarios hebreos relatan, está el de haber encontrado vestido de moro al Sr. La Portilla.

Sus guardianes manifestaron, explicando el cambio de indumentaria, que habían apelado a tal recurso, no más que para aplacar el furor de los más fanáticos, que diariamente cercan la casa en que el oficial español está encerrado.

La noche pasada transcurrió tranquilamente…”

Continua la confusión de noticias:

“…El teniente Sr. La Portilla. En el ABC de hoy leemos el siguiente telegrama: Melilla 27.- Como contestación a los telegramas que recibo preguntándome por el fundamento de los rumores que he transmitido respecto a que vive el oficial Sr. La Portilla, limítome a decir que conozco dos informaciones, según las cuales la kabila del Oeste tiene un prisionero joven, que puede ser el oficial Sr. La Portilla, en la situación que dije.

En el Gobierno militar se cree que existe, en efecto, un prisionero: pero el general Arizón con quien acabo de hablar de este asunto, duda que sea La Portilla, pues este fue herido en una pierna y el prisionero parece que está bueno.

Eso es cuanto yo sabía y sé, después de haber hecho muchas y difíciles pesquisas e informaciones; pero no me es dable afirmar de un modo categórico que se trate del oficial La Portilla. ¡Ojalá, pudiera afirmarlo!.

Repito que me limito a reiterar la existencia de un prisionero joven, que se supone que es un oficial, y que sobre esta noticia se guarda una reserva absoluta.

Y El Imparcial publica sobre este asunto la siguiente noticia: Telegramas recibidos en Madrid permiten creer que vive, aunque en poder de los moros, el teniente D. Braulio Laportilla, que despareció en el sangriento combate del 27 de julio y cuya desdichada suerte tanto viene preocupando a todo el mundo.

Un hebreo enviado al campo enemigo para averiguar si vive el valiente oficial, ha vuelto a Melilla con tan satisfactoria nueva.

Está el Sr. Laportilla entre moros que se dicen amigos de España, cerca de Alhucemas. Sus custodios le han vestido con el traje indígena para librarle del furor de los demás.

Nosotros tenemos noticias particulares que coinciden en absoluto con esta versión. El Sr. Laportilla está, según se dice en buen estado de salud…”

Lo que publicó ABC sobre el teniente La Portilla, el 19 de agosto de 1909 (8)

“…El hebreo de Beni-Buifrur Ayuch Bitan, que fue comisionado por el ex ministro señor Mellado para adquirir en el campo enemigo noticias del teniente La Portilla, desaparecido en el combate del 27, ha confirmado que los moros no tienen prisioneros españoles, y que se han limitado a recoger algunos cadáveres, entre ellos el del infortunado teniente, el cual llevaba en el bolsillo del uniforme 7.000 pesetas.

El hebreo ha añadido que los moros usan como adorno los trofeos del combate, que consisten en las condecoraciones, estrellas y galones de los uniformes recogidos en el campo después de la lucha.
Tales adornos suscitan en ocasiones entre aquella gente riñas y disputas. Todos quieren poseerlos. También recogen las correas de las mochilas, que les sirven a ellos para ánalogo uso…”
No se trata del teniente La Portilla.

“…Por gestión directa de persona interesadísima, esta mañana ha salido para el campo moro un nuevo emisario para que compruebe los insistentes rumores que vienen circulando sobre la existencia de un oficial prisionero.

En los primeros momentos se sospechó que pudiera ser el teniente La Portilla pero después, confrontando circusntancias y señas personales, parece que no concuerdan con las del bravo oficial, y que debe tratarse de un soldado o un paisano joven…”

28 de agosto de 1909. Localizado

Después de los rumores corridos sobre si el teniente D. Braulio de La Portilla Sancho, del batallón de Cazadores de Llerena y, sobrino del ex ministro señor Mellado, fue finalmente localizado el 28 de agosto, junto con el de otros oficiales, en el Barranco del Lobo.

“…Telegrama. Melilla 28 (10 noche). Comandante en jefe me dice desde Zeluán para que lo comunique a Vuecencia que continua en aquella Alcazaba racionando las tropas de las dos divisiones, sin otra novedad que ligeros tiroteos sostenidos durante el día contra algunos kabileños tribu de Beni-Buifrur, que han tratado de molestar fuerzas acampadas desde alturas inmediatas, que se han ocupado esta tarde. Por su parte dicha autoridad comunica que enemigo disparos sueltos Alhucemas, contestando esta sin novedad, que salió hoy con columna continuar reconocimiento Gurugú, encontrando cadáveres capitán Martínez Fernandez y Moreno Guerra, teniente Portilla y otros hasta unos 50. Arizón…”

El ascenso a capitán

Por los méritos y comportamiento observados en el combate del día 27 de julio de 1909, el segundo teniente D. Braulio de La Portilla Sancho, de 21 años de edad, obtuvo tres recompensas. La primera, fue es ascenso a primer, con fecha del mismo 27. La segunda, aún tardaría en llegar: La Cruz Laureada de San Fernando. Y la tercera, se produce mediante Real Decreto firmado por el Rey.
De dicho ascenso, se recogía en prensa lo siguiente (textual):

Ascenso a primer teniente:

“…Firma de Guerra: Concediendo a los comandantes D. Ricardo Fresneda y don Álvaro González, capitán D. Rafael Moreno de Guerra y segundo teniente don Braulio de la Portilla Sancho, todos de Infantería, el empleo superior inmediato por el bizarro comportamiento que observaron en los combates de Melilla, encontrando muerte gloriosa en el campo de batalla…”

Ascenso a capitán:

La Vanguardia de Barcelona, del 23 de diciembre de 1910, publicaba (textualemente): (4).

“…Firma del Rey. S.M. el Rey ha firmado los Reales Decretos siguientes: (entre otros). Guerra: Concediendo el empleo de capitán a los primeros tenientes don Isaac Salvador, don Alberto Lozano, don José Pazos y don Braulio de la Portilla, muertos en la campaña de Melilla, en consideración a que este último empleo, se les ha declarado efectividad anterior a la fecha de los combates porque fueron recompensados…”

Premio “La Portilla-Sancho”

La petición de la Cruz Laureada de San Fernando, para el segundo teniente de Infantería D. Braulio de La Portilla Sancho, fue efectuada por su madre, Doña Patrocinio Sancho Valera. La pensión que acarreaba la concesión de dicha condecoración, fue ofrecida para el huérfano del colegio de María Cristina que más destacase en el curso escolar, dando lugar a la creación del premio “La Portilla-Sancho”, algo inexistente hasta el momento. Esta noticia, fue dada a conocer en las páginas de “El Imparcial”, el 18 de diciembre de 1909, bajo el título, “…Heroísmo y generosidad…” Decían textualmente (11).

“…Heroísmo y generosidad

Doña Patrocinio Sancho, viuda de La Portilla, es la madre de aquel bravo teniente de Llerena que allá en los campos de Melilla pactó con la muerte de modo extraordinario, esa infortunada señora es la madre de aquel insigne campeón del deber que asombró a sus adversarios con una muerte que solo puede encontrar igual en épocas gloriosas de nuestra historia.

La madre del héroe aspira a perpetuar el nombre de su hijo en el arma de Infantería, pero esa madre, todavía agobiada por el dolor, no quiere ni fríos bronces ni oficiales ceremonias: quiere solo que el recuerdo del hijo perdure en otros corazones, asociándolos por la virtud a las virtudes del estoico oficial que tan meritoria prueba dio de abnegación y de martirio.

La viuda del general La Portilla tiene solicitada para su hijo la apertura de juicio contradictorio para la concesión de la cruz de San Fernando; esa señora en cuyo hogar tuvo siempre ardoroso rendimiento la más severa dignidad, dedicará la pensión de esa cruz (caso de ser concedida) al huérfano del Colegio de María Cristina que más se distinga en el año escolar, instituyendo con ese objeto para el arma de Infantería el premio “La Portilla-Sancho”.

¡Hermoso rasgo de caridad hacia el huérfano y de aprecio a la Infantería el que realiza esa noble dama con tan feliz idea!, ¡Cuánta delicadeza en el desprendimiento de esa madre, cuyas lágrimas serán enjugadas por seres en los que brillarán enlazadas y amorosas dos hermosas cualidades: el agradecimiento y la emulación!.

En el Alcázar toledano concocí al heroico teniente de cazadores de Llerena; su honradez, su caballerosidad, su disciplina, sus virtudes fueron mi orgullo Coincidían con mis deseos para el arma, con mis ansias para España, con mis votos para el Rey.

Cuando supe la noticia de la gloriosa muerte, recordé al discípulo que tantas virtudes anidara en su alma y tanto cariño merecido de sus maestros, y creí ver en el teniente La Portilla uno de aquellos excelsos adalides de la magna España que ni conocieron obstáculos en sus arrolladores avances ni se entristecieron ante imponentes sacrificios.

La Portilla ganó inmarcesible honor en el campo de batalla; su nombre vive en la memoria de los buenos infantes, en el corazón de los que aplaudieron sus virtudes en las aulas toledanas; ese honor de mártir tiene aureola esplendente en la idea caritativa, una madre; ese honor tan heroicamente conseguido tendrá, por la generosidad de una madre, dignos imitadores en huérfanos agradecidos.

¡Saludemos reverentes el sacrificio de La Portilla, y aplaudamos entusiastas el ¿…….?, de su madre.!. A. García Pérez ¿…….?. de la Academia de Infantería…”

Nota: Rectificado el apellido de la madre que el diario aparece como Sánchez cuando debiera ser Sancho. Escrito La Portilla por haberle encontrado generalmente escrito así, en vez de junto como aparece en el artículo. Los espacios entre interrogantes, pertenecen a palabras ilegibles.

Concesión de la Cruz Laureada de San Fernando

Tras haberse ordenado la apertura del correspondiente juicio contradictorio, praticadas las diligencias pertinentes, para comprobar que los méritos y comportamiento observado en el combate del 27 de julio de 1909, por el entonces segundo teniente de Infantería D. Braulio de La Portilla Sancho, del Batallón de Cazadores de Llerena, eran merecedores de la concesión de la más alta recompensa concedida a un militar sin distinción de empleo en tiempo de guerra y por acciones llevadas a cabo, la Cruz Laureada de San Fernando, dicha distinción le fue concedida al ya capitán de Infantería que halló la muerte en el citado combate. De la concesión de la Cruz Laureada, quedó recogido en el Heraldo de Madrid de la forma siguiente , bajo el título “…Braulio de la Portilla…” (textual): (5).

“…Se ha publicado en el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, la Real Orden por la que se concede la cruz Laureada de San Fernando al segundo teniente del regimiento de Infantería de Llerena D. Braulio de la Portilla y Sancho

La sanción oficial contiene en términos sucintos, que resaltan aún más la magnitud de sus sacrificio, la heroica acción llevada a cabo por ese benemérito oficial.

Dice así:

CIRCULAR:.-Excmo. Sr. : Visto el expediente de juicio contradictorio incoado para esclarecer si el segundo teniente de Infantería D. Braulio de la Portilla Sancho se hizo acreedor a la Cruz de la Orden de San Fernando por los méritos contraídos en los combates del barranco del Lobo el 27 de julio de 1909, en el que murió gloriosamente; resultando que el expresado oficial en dicho combate fue herido gravemente hallándose al frente de la compañía del batallón de cazadores de Llerena, a quien pertenecía, continuando no obstante, el avance, arengándola y contribuyendo ala taque personalmente, batiéndose con el fusil que encontró sobre el terreno, perteneciente a un soldado muerto, dando un alto ejemplo de espíritu militar y abnegación dignos de la más alta recompensa, hasta ser nuevamente herido, muriendo después a consecuencia de las heridas sobre el campo de batalla; y considerando que los hechos realizados se hallan comprendidos en el caso 7ª del art. 27 de la Ley de 18 de mayo de 1862, el Rey (q.D.g), de acuerdo con lo informado por el Consejo Superior de Guerra y Marina en pleno y por resolución de esta fecha, ha tenido a bien conceder al segundo teniente de Infantería D. Braulio de la Portilla y Sancho la cruz de segunda clase de San Fernando, con la pensión de 1.000 pesetas anuales que podrán disfrutar las personas de sus familia que tengan derecho a ella, según lo dispuesto en el art. 11 de la citada ley.

La información testifical realizada en ele expediente ha sido brillantísima para la memoria de La Portilla.

Oficiales, subalternos y soldados han depuesto en términos de unanimidad acerca de la bravura de aquel muchacho que, dirigiendo a un pelotón de bisoños de Llerena, llegó hasta lo último del Barranco del Lobo.

Allí, bajo el fuego enemigo, dirigió a sus soldados mientras tuvo fuerzas. Luego herido, desangrándose , encontró alientos en su pecho para arengarlos y energías en sus manos para coger un fusil y morir matando.

Educado en los santos principios del amor a la patria, fue a Melilla dispuesto a sacrificar su vida en holocausto a España.

Días antes de su muerte, contestando a un jefe que le preguntaba qué pensamientos le llevaban a la plaza africana, La Portilla con tranquilidad de valiente, le dijo: - Mi coronel voy por la laureada-.
Fue con el corazón por ella. Y se dejó en la empresa la vida, ¡pero la ganó!.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 23:28

Excmo. Sr. D. Joaquin TOURNE y PEREZ DE SEOANE (Teniente de Infantería del Ejercito Español, Caballero Laureado)


Con Joaquín Tourné se cierra el capítulo dedicado a los héroes de las Navas, los tres pertenecieron al Batallón de Cazadores de Las Navas nº 10 y encontraron la misma suerte en el mismo lugar en el Barranco del Lobo cerca del Gurugú.

El joven héroe de veintitrés años nació en Toledo el 18 de octubre de 1886, y era hijo del coronel de Estado Mayor don Manuel Tourné Esbroy y doña Inés Pérez-Seoane Herrera.

No había cumplido aún los diecisiete años y el 10 de agosto de 1903 ingresaba en la Academia de Infantería, donde el 22 de octubre de 1905 juraba fidelidad a la bandera y el 10 de julio de 1906 salía promovido a segundo teniente. Tres días después tenía su primer destino en el Regimiento de Frontera de Palma, al que no se llegó a incorporar por causar alta antes en el Batallón de Cazadores de las Navas nº 10, en cuya sala de banderas se presentaba el 1 de agosto, y queda prestando los monótonos servicios de la guarnición madrileña hasta su primer ejercicio táctico, que realiza encuadrado en la compañía especial que en 1907 actúa ante el rey Alfonso XIII, con motivo de la visita del príncipe de Hohenzoller, en cuyo honor se realiza el ejercicio, por el que el teniente Tourné recibe la felicitación de ambos. El 10 de octubre toma parte con su batallón en las maniobras militares de Valdemoro (Madrid).

Durante el año 1908 apenas se altera la regularidad de su vida de guarnición por su destacamento en Ocaña con la primera compañía, desde el 22 de enero hasta el 23 de abril en que vuelve a embarcar en ferrocarril para incorporarse de nuevo a su Batallón en Alcalá de Henares, y luego otra vez en Madrid, desde el 20 de enero de 1909. La monotonía de la guarnición madrileña apenas la altera su ascenso a primer teniente, el 13 de julio de 1909, no menos grato por esperado, pues se han cumplido los tres años de antigüedad en el primer empleo.

Una semana después le llega su último traslado. Su vida militar entrará en la fase más activa. Destinado su Batallón a reforzar las tropas de Melilla, el 22 de julio sale por ferrocarril y el día 23 se embarca en el «Alfonso XII» rumbo a Melilla, a donde llegan al día siguiente y quedan acampados en las inmediaciones de la plaza. Tocaba a su fin una carrera sencilla, cuyo remate heroico iba a engrandecerla. A los tres días queda encuadrado su Batallón en la columna del general Pintos. Su bautismo de fuego lo es también de sangre y de heroísmo, porque aquel mismo día muere gloriosamente en el combate sostenido con los moros en las lomas bajas del Gurugú.

Según el relato de los hechos, después de haber sido muertos o heridos los dos jefes de su batallón, así como el capitán de su compañía y la mayor parte de los demás oficiales, logró reunir y hacer avanzar, sin más ayuda e impulso que su propio espíritu, a 30 ó 40 hombres que, sugestionados por su iniciativa, le siguieron y tomaron briosamente la posición más avanzada que se llegó a ocupar, defendida por un enemigo muy superior en número, perdiendo las dos terceras partes de su tropa, sin que le hiciera vacilar el estar herido en una pierna. Ya tomada la posición, recibió una segunda herida que, poco después, le ocasionó la muerte.

Por aquella actuación, primera y última, al frente de su tropa, se le concedió el ascenso póstumo a capitán de Infantería, con la antigüedad de la fecha de su muerte, y, más tarde, la Cruz Laureada de San Fernando, que se le otorgaba por real orden de 2 de marzo de 1911. Seis años escasos de vida militar, pero con un final ejemplar. Sus restos se encuentran enterrados en el Panteón de Margallo, en Melilla.

Su padre, el coronel de Estado Mayor Manuel Tourné Esbry, instituyó en 1911 dos premios anuales con la mitad de la pensión correspondiente a la Laureada de su hijo, uno para sargentos, de 296 pesetas y otro para cabos y soldados, de 200 pesetas.

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Marco Tulio Cicerón.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 23:37

Excmo. Sr. D. Jesús MORENO ALVARO (Capellan Castrense, Caballero Laureado)


Al capellán castrense D. Jesús Moreno Álvaro (en La Vanguardia de fecha 9 de agosto de 1.909, figura como D. José Moreno Albarro), se le abrió “juicio contradictorio” para la concesión de tan alta distinción en Madrid el día 8 de agosto del citado año. En fecha 13 de agosto y basándose en publicación aparecida en “El Telegrama del Rif”, se mandaba abrir “juicio contradictorio” para dicho capellán, citándose que se le proponía para tan alta distinción “…por los méritos contraídos prestando los servicios de su sacerdocio en las armas avanzadas de fuego en el combate sostenido por los moros el día 27 del anterior (julio) en las lomas del Gurugú…” (En esta noticia, aparece como D. Jesús Moreno Álvaro).

De hecho, según publicaba el periódico “La Época” de 13 de agosto de 1.909, notificaba en la forma siguiente, la apertura de juicio contradictorio (textual) y en lo que al capellán castrense d. Jesús Moreno Álvaro se refiere:

“…De la orden de la plaza: El Excelentísimo señor comandante en jefe del Ejército de operaciones ha tenido a bien disponer lo siguiente:

Para esclarecer el derecho que pudieran tener a la cruz de San Fernando el capitán de infantería D. Cipriano Nieto González y el capellán castrense D. Jesús Moreno Álvaro y a petición del juez encargado de instruir los expedientes de juicio contradictorio solicitando, se publican a continuación los siguientes anuncios:

Don Antonio Rabadán comandante del Cuerpo de Estado Mayor del Ejército, se halla instruyendo, por disposición del excelentísimo señor general comandante en jefe del Ejército de operaciones, el proceso prevenido en la ley de 18 de Mayo de 1.862, a D. Jesús Moreno Álvaro, capellán castrense que solicita la cruz de San Fernando de primera clase , por el mérito que contrajo el día 27 de julio último, en el combate sostenido con los moros en las estribaciones del Gurugú, al que concurrió con el batallón de Cazadores núm. 10 (Cazadores de Las Navas), a que pertenece, y en cuyo combate, animado de su amor a la Humanidad, y deseando administrar los auxilios de su sagrado ministerio al mayor número posible de heridos graves de su batallón, no vaciló en llevarlo a las líneas más avanzadas del fuego, logrando administrar los referidos auxilios a gran número de moribundos.

Si algún individuo de la misma clase o superior a la del interesado tuviese que exponer a favor o en contra, el derecho que cree asistirle, podrá hacerlo presentándose a dicho señor juez por escrito, bajo su palabra de honor, o según corresponda a su clase, dentro del término preciso de ocho días, contando desde la fecha en que se publica este anuncio en la orden general…”

Al capellán castrense D. Jesús Moreno Álvaro, del batallón de Cazadores de Las Navas núm. 10, se le proponía para la concesión de la Cruz Laureada de San Fernando, conjuntamente con:

- El teniente coronel de infantería del Regimiento de Melilla, D. Federico Julio Ceballos, por los combates del día 18 de julio de 1909, en Sidi-Ahmed-el-Hach.
- El teniente coronel de infantería del Regimiento de África núm. 68, D. José Martínez Pedreira, por los combates del día 19 de julio de 1909, mientras ejercía el mando de la posición de Sidi Musa.
- El capitán de infantería de la 1ª Compañía de la Brigada Disciplinaria de Melilla, D. Simón Serena Moreno, por los combates sostenidos el día 23 de julio de 1909, en las estribaciones del monte Gurugú.
- El capitán de infantería del Regimiento de África núm. 68, D. Eduardo López Ochoa, por los combates sostenidos en Sidi-Ahmed-el Hach, el 18 de julio de 1909.
- El capitán de la Brigada Disciplinaria de Melilla, D. Cipriano Nieto González , por los combates librados en las estribaciones del monte Gurugú y al lado izquierdo de Mezquita, el 23 de julio de 1909.
- El capitán de infantería del Regimiento de África núm. 68, D. Fernando Fernández de Cuevas, por los combates del 20 de julio de 1909, en Sidi Musa.
- El primer teniente de infantería de la Brigada Disciplinaria de Melilla, D. Ricardo Carrasco Egaña, por los combates librados en las estribaciones del monte Gurugú, el 23 de julio de 1909.
- El primer teniente de infantería de la Brigada Disciplinaria de Melilla, D. Felipe Artal Serrano, por los combates librados en las estribaciones del monte Gurugú el 23 de julio de 1909.
- El primer teniente de infantería del Regimiento de Melilla, D. Rafael de los Reyes Ortíz, por los combates sostenidos en las estribaciones del monte Gurugú, el 23 de julio de 1.909.



El Capellán Castrense, D. Jesús Moreno Álvaro. ¿quién era y que fue lo que hizo, para ser propuesto para la Cruz Laureada de San Fernando, máxime condecoración militar en tiempo de guerra?.

Para dar respuesta a estos interrogantes, nada mejor que la descripción encontrada en las páginas de “El Imparcial” de Madrid del viernes 13 de agosto de 1909, en la sección de la crónica telegráfica, “El dia de ayer en Melilla”, y bajo el sencillo título de “El capellán Moreno” y que acto seguido, transcribo literalmente:

“…Se han recibido aquí muchas cartas preguntando por el cura del batallón de Cazadores de Las Navas núm. 10 que se condujo tan heroicamente en la sangrienta lucha del 27 de julio.
En la información periodística se han cometido errores respecto a este capellán castrense. Periódico ilustrado ha habido, y no de los que se publican en Madrid, que ha representado al capellán Moreno como hombre viejo, agobiado por los años, cubierto de canas, y el tal capellán tiene sólo treinta y nueve años, y los lleva con mocedad briosa.

Contestando a algunas cartas que hemos recibido los corresponsales de “El Imparcial” , diré que este héroe de la caridad y del valor se llama D. Jesús Moreno Álvaro. Nació el 9 de Enero de 1870 . Previas las oposiciones consiguientes, fue nombrado capellán castrense el 11 de junio de 1901, y ocupa el penúltimo lugar del escalafón. Datos son estos que debo a amables oficiosidades.

D. Jesús Moreno iba con su batallón de Las Navas el día 27 por las ásperas barrancadas del Gurugú. Y aunque haya de repetir lo que oportunamente se dijo, completaré la historia de este admirable sacerdote, añadiendo a lo que ya se sabe, algunos rasgos dignos de conmemoración.

El capellán Moreno veía caer entorno suyo jefes, oficiales y soldados. El trance era recio, la situación de nuestras tropas difícil. Iba el capellán acudiendo a los moribundos y les administraba los últimos auxilios, una palabra de esperanza, la absolución. Y cuando el herido necesitaba, al mismo tiempo que la tranquilidad del alma, la cura del cuerpo, aplicaba la venda, daba el sorbo de agua, confortaba y socorría.

El médico del batallón cayó a tierra, recibiendo un golpe gravísimo. Desde entonces el capellán Moreno se creyó obligado a sustituir, en lo que fuese posible, a aquel que tenía también en el lugar del combate los oficios salvadores de la caridad. El cura se hizo médico, y asombra oir a los soldados relato de los auxilios científicos que recibieron del esforzado sacerdote.
Pero la Providencia había puesto allí al capellán Moreno para algo más – ¡para algo más aún!-.

En el momento más recio de la lucha un grupo de Cazadores de Las Navas acude al capellán Moreno.-Nuestros jefes han muerto o están heridos le dicen-somos noventa soldados que estamos aquí defendiéndonos …¿Qué hacemos?

El capellán Moreno estaba entonces confesando a un herido gravísimo, con el escapulario de la Virgen del Carmen en la mano. Concluyó serenamente el sagrado ministerio y dijo a los muchachos que le rodeaban:

-¿Qué habéis de hacer? Noventa solados españoles, aquí, frente al enemigo, con el honor en riesgo, con nuestros amados jefes cubiertos de sangre, no pueden hacer más que una cosa, que es pelear..
-¡Eso queremos! Gritaron los valientes cazadores;- pero ¿quién nos manda?- Yo- contestó el enérgico capellán. -¡Viva España! ¡Viva el pater!. El capellán Moreno dio discretas órdenes a los soldados. -¡Cubríos en ls desigualdades del terreno, disparad echándose en el suelo, escoged el blanco y apuntad bien!-

Los soldados de Las Navas, a las órdenes del improvisado e inverosímil jefe, no sólo defendieron aquel rincón del Gurugú, sino que alejaron al enemigo, dando espacio a que llegasen refuerzos y a que los bizarros jefes y oficiales con nuevas tropas. Impusieran allí duro correctivo a los rifeños.

Esto es lo que hizo el capellán segundo castrense del batallón de Las Navas D. Jesús Moreno Álvaro, y con ello quedan contestadas las cartas que recibimos, y entre ellas muy especialmente una que firma un ilustrado sacerdote de Burgos.

Concluiré esta información diciendo que el general en jefe ha propuesto al capellán Moreno para la Cruz de San Fernando, y que pronto sobre la raída sotana del pobre cura de los soldados se destacará la honrosísima distinción.

Entretanto, el cura Moreno, con el breviario en las manos, sigue siendo el humilde compañero de los combatientes. Cuando se le pregunta lo que ha hecho, se niega a contestar, y la única respuesta que obtienen los interrogadores, es esta, que aparece estereotipada en sus labios:

¡Pobres muchachos! ¡bien se portaron!... Verdad es que sus jefes y oficiales sólo les habían enseñado el heroísmo.

Y es inútil insistir con el capellán Moreno. Siempre tiene que hacer algo cuando se le interroga. Un herido que quiere consultarle, un soldado analfabeto (de los pocos que hay) que quiere que le escriba una carta. Él se escabulle con gracia y modestía. Es la sencillez, la virtud y el patriotismo…”

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Marco Tulio Cicerón.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 27 Feb 2018 00:40

Excmos . Sres. D. Benigno DAVILA PEREZ y D. Melchor USO MARQUEZ (Cabo de Mar y Marinero del Destructor Numancia de la Real Armada Española, Caballeros Laureados)


Benigno Dávila Pérez, era Cabo de Mar, perteneciente a la Compañía de Mar y se hallaba embarcado en la fragata blindada “Numancia”, pero, ¿qué eran y de hecho que son las Compañías de Mar?. Eran, unidades que con diferente denominación desde que fue conquistada Melilla, desempeñaron relevantes funciones y que cumplían con las faenas marineras, en las posiciones de costa así como en islas y peñones, funciones que en la actualidad siguen desempeñando. Compañías de Mar, irán posteriormente surgiendo en Ceuta, Larache, el Sahara, etc…

De hecho, la función de la Compañía de Mar de Ceuta en este caso, antiquísima ya que sus orígenes se remontan a la conquista de la misma por Juan I de Portugal en el año 1415, siendo sus funciones mantener los enlaces y portar el correo desde Ceuta a la Península, la represión de la piratería, vigilancia y protección de la costa, efectuando operativos tierra-mar, navegación “de corso”, consistentes en dificultar en todo lo posible la navegación enemiga y el comercio, en zona del estrecho de Gibraltar, en tiempos de guerra para España, la provisión de pertrechos y abastos para la ciudad, carga y descarga de buques llegados a Ceuta en este caso, motivo por el cual, se debían de tener siempre bien aparejadas las fustas, jabeques y bergantines y preparados cuantos recursos humanos fuesen necesarios como remeros y marineros. La guarnición de la Compañía de Mar de Ceuta, fue portuguesa desde 1415 hasta la separación de los reinos de España y Portugal, tras la firma del Tratado de Lisboa el 13 de febrero de 1668, por el cual, España reconocía la independencia de Portugal mediante el cual, se puso fin a la guerra de separación entre ambos, iniciada en 1640. Uno de los principales puntos del acuerdo, era la devolución de Ceuta a España.

Con la aparición del vapor, a mediados del siglo XIX sus misiones se modifican consistiendo las mismas en vigilancia de puertos y embarcaciones fondeadas, mantenimiento de las embarcaciones del estado, carga y descarga de barcos y auxilio a otras instituciones o cuerpos que lo solicitasen, siguiendo cumpliendo el servicio de correo con la península todo y haber barcos contratados para ello.

La Compañía de Mar de Melilla, tiene su antecedente más antiguo en el año de creación de la misma que fue el de 1497.
“…El Capitán General D. Juan Alonso de Guzmán, Conde de Niebla y Duque de Medina Sidonia con el nombre de “Cuarenta Hombres de Mar” para tripular cuatro fustas de remos bien pertrechadas e aparejadas; que sean tales y haya en todas estas cuatro fustas, fasta cincuenta barcos, e para ella se les da los dichos “Cuarenta Hombres de Mar”, para que estén continuos, , en que haya en ellos; en cada una un Patrón, un cómitre, e tres timoneros, e cinco marineros; que son en todas cuatro fustas; “Cuarenta Hombres de Mar”…”

Sus principales misiones como ya se ha citado, eran mantener la comunicación con España, combatir y perseguir la piratería, protección de otros barcos que surcaban las aguas del estrecho, estaban afectas al mando de la plaza y desde 1740, vigilaban las costas del norte de África desde Ceuta a Melilla y en la península, desde Almuñecar al Estrecho de Gibraltar.

Por citar algunos ejemplos a parte de citar a la lancha que salió en auxilio del bote de vapor en el que iban el Cabo de Mar D. Benigno Davila y el marinero D. Melchor Uso, se pueden encontrar otros como el publicado en “La Correspondencia de España”, del 11 de julio de 1909:

“…En Mar Chica. La compañía de Mar que manda el primer teniente D. José Morán y en la que figuran los segundos tenientes D. José Mazarello y D. Gregorio Gallego, han prestado, como siempre excelentes servicios. Por la tarde fueron transportados a la inmensa laguna llamada Mar Chica, y que llegan hasta la falda misma del Atalayón, algunos botes. En ellos se cargaron provisiones y víveres que eran transportados hasta el sitio donde se hallaban las fuerzas españolas. Del mando de la escuadrilla de barcos se encargó el teniente Mazarello…”

Durante la llegada de refuerzos por mar, dicha compañía, auxiliaba a los buques con sus embarcaciones, desembarcando pertrechos, material y hombres, como ocurrió a la llegada del “Montevideo” y del “Buenos Aires”, el 14 de julio de 1909, operaciones las cuales se realizaron con condiciones de mar adversas, debido a temporal el cual, por suerte finalmente amainó. No obstante, una de las lanchas sufrió un percance y gracias a la rapidez con la que se actuó, las pérdidas fueron mínimas. Entre los auxilios, se contó con la Compañía de Mar de Melilla, la cual, una vez más tras su actuación, salió nuevamente elogiada. Los hechos, dentro del contexto en que fueron realizados, quedaron recogidos en la prensa del día, siendo narrados por Rodríguez de Celis en la forma siguiente (textual):

Bajo el título, “Desembarco en Melilla”, “Un grave accidente” (De nuestro redactor Rodríguez de Celis). “Crónica del día”, “A punto de una catástrofe”,

“…Melilla. (sábado noche). El suceso culminante del día se ha desarrollado en el puerto. Allí ha estado fija la atención del todo el mundo gran parte de la mañana. Durante una hora ha sido más que atención; ansiedad honda, indescriptible. Digámoslo de una vez: hemos estado a punto de tener que deplorar una terrible catástrofe. Vamos a referir el suceso puntualmente.

Había entrado en el puerto, a las seis y media de la mañana, el vapor de la Compañía Transatlántica Ciudad de Cádiz. Traía a bordo, como ya es sabido a los Cazadores de Mérida, número 13.

A las ocho de la mañana comenzó el desembarco. Como de costumbre, multitud de personas habiánse congregado en el puerto; unas para tomar parte en las operaciones de descarga; otras en espera de compañeros o amigos; muchas más sin otro papel que el de simples curiosos.
La mañana era espléndida; un sol de justicia lanzaba implacable sus rayos sobre la multitud. El mar estaba agitado por alguna marejada movida por el Levante.

Desembarcaban sin contratiempo los Cazadores de Mérida, y en esta operación había transcurrido dos horas. Eran las diez cuando resonó en el muelle un gran clamoreo seguido de un general movimiento de inquietud. No era para menos el cuadro que a la vista de todos se ofrecía.

Un lanchón, empleado en el desembarque, iba remolcado por una de las lanchas de la compañía de Mar. Rompióse el cabo del remolque y el lanchón quedó sin gobierno, a merced de las encrespadas olas, que lo han empujado contra un arrecife, produciendo violentísimo choque.

La muchedumbre, que no cesaba en sus clamores angustiosos, ha visto que el lanchón comenzaba a irse a pique por la parte de popa. Y esta circunstancia ha aumentado la general consternación, pues los espectadores presentían el trágico final de la tropa que el lanchón conducía.

Era esta formada por 120 soldados del batallón de Mérida, al mando del capitán Reiter y de los tenientes Roca, López y Fernández.

Se ha desarrollado en el muelle, en los primeros momentos, una gran confusión, originada principalmente por el afán con que todo el mundo pugnaba por acudir al socorro de los que corrían grave peligro.

En el lanchón también ha producido el accidente el efecto que es de suponer. Cierto que los valerosos oficiales referidos (y lo mismo puede también decirse de los soldados) no han perdido un solo instante la serenidad; pero la situación era harto difícil para dejar de sentir el consiguiente desasosiego.

Pronto salían del muelle hacia el lugar indicado, y forzando los remos, muchos botes.

Comenzado el salvamento, marinos, militares y paisanos han rivalizado noble y valerosamente en la faena, sintiendo todos y cada uno el ansia de llegar más pronto y ser más útil. Rápidamente comenzó el trasbordo de la fuerza, del lanchón, que por momentos se hundía, a los botes que aceleradamente se aproximaban.

Algunos soldados, impacientes, movidos por el temor de que el barco se hundiera, y ellos con el barco, se han arrojado al agua. Tal vez muchos otros hubieran imitado la conducta de aquellos pocos de no lograr imponerse, con toda energía, el capitán y los tenientes ya nombrados.

Entonces surgió un peligro nuevo: el de que perecieran los soldados que acababan de lanzarse al mar, algunos de los cuales poco diestros en la natación, se mantenían apuradamente a flote. Tal era la situación cuando el capitán del Cuerpo Jurídico Militar Sr. Mendiluce ha dado un alto ejemplo de decisión y de heroísmo lanzándose al agua, sin detenerse siquiera a despojarse de ninguna prenda.

Su intervención no ha sido inútil, pues ha conseguido salvar a algunos de los soldados que luchaban empeñadamente con las olas embravecidas de Levante. No ha sido único el caso ejemplar del señor Mendiluce. Casi inmediatamente después que él, sin más diferencia que los segundos que le ha costado despojarse del uniforme, el teniente de Artillería Sr. Levenfeld se ha arrojado también al agua.

Su comportamiento ha sido tan heroico como el del anterior, y no menos eficaz, porque también el teniente Levenfeld ha salvado a varios cazadores que a punto de perecer ahogados se encontraban.
Al enterarse de tan laudable conducta la muchedumbre que poblaba el muelle, las alabanzas han sido grandes y el entusiasmo el que correspondía a la acción tan meritoria, que reclama un premio.

Justo es consignar también que en cuanto se ha sabido en la plaza lo que en el puerto sucedía, todas las autoridades se han dirigido aceleradamente al muelle; todas se han multiplicado en la labor de dictar disposiciones más acertadas para el salvamento y en hacerlas cumplir con la exactitud debida.

Mención especial merece asimismo el trabajo realizado por los marineros de la compañía de Mar. Si en mi anterior crónica tuve ya ocasión de elogiar justamente a esta compañía, -mandada por el primer teniente D. José Morán y los segundos D. José Mazarello y D. Gregorio Gallego,- hoy me complazco también en afirmar que se han comportado admirablemente.

Bastaría para probarlo –aparte las aseveraciones de la infinidad de personas que puede atestiguar como testigos de vista proceder tan valeroso- la simple consignación, nada grata, de los efectos que el salvamento de los soldados que iban en el lanchón ha tenido para la compañía de Mar.

El segundo teniente, Sr. Mazarello, ha resultado herido, aunque afortunadamente no de gravedad. Heridos se encuentran también los marineros Patricio Rodríguez, Juan Mena, y los apellidados Busos, Puyana, Megía, Mayor y Escudé.

Igualmente se han distinguido en los trabajos de salvamento los individuos dependientes de la Compañía Transatlántica y puestos al servicio de las obras del puerto.Del ingeniero Sr. Huidobro es justo también hacer una mención especial, pues ha trabajado tan incansable como acertadamente en el envío de cables y boyas para contener en cuanto fuera posible el hundimiento y dar tiempo, de este modo, a desalojarlo.

Una hora han durado las operaciones de salvamento, hora cruel, durante la cual no ha cesado un punto la angustia que dominaba a cuantos desde el muelle seguían con la vista y con avidez inenarrable el desarrollo de los lamentables acontecimientos.

Desalojado ya completamente el lanchón, se ha procedido en el muelle a pasar lista para averiguar si por acaso faltaban alguno de los 120 soldados del batallón de Cazadores de Mérida que, como ya dije al principio, son los que han sufrido la grave contrariedad ya referida. Me dicen con total seguridad que no falta ninguno. Con esto los ánimos dela gente se han sosegado.

A los accidentes que ya apunté hay que agregar otro no menos sensible. El teniente de Artillería Levenfeld, que tan heroicamente se condujo en el salvamento, ha sufrido una contusión en la cara. Ni ofrece gravedad, afortunadamente, ni tardará mucho en quedar completamente restablecido.

Los náufragos han sido conducidos al hospital indígena del Polígono, donde los regimientos de África y Melilla les han facilitado ropas y otros auxilios. Algunos de ellos han sufrido contusiones leves y otros sufren los efectos de la terrible impresión experimentada. El armamento correspondiente a los 120 soldados ha podido ser extraído del lanchón.

Para concluir: repito que hemos estado a punto de tener que llorar una catástrofe. Si no ha ocurrido, es por la circunstancia de haber zozobrado el lanchón muy cerca del puerto y por la rapidez increíble y acierto sumo con que el salvamento ha sido efectuado.

Restablecida la calma, terminó el desembarco de la tropa; marchó esta a su alojamiento, se disolvió la muchedumbre que había llenado por unas horas el muelle y siguieron en todas partes las alabanzas para cuantos se habían portado en la faena del salvamento lo plausible que ya dije.

Ha sido esta la nota que ha embargado los conversaciones del día. A estas horas se felicita todo el mundo de que el accidente haya quedado reducido a lo que resulta de este relato fiel…”

Años más tarde y durante el Desembarco de Alhucemas, la Compañía de Mar, sería condecorada con la Medalla Militar Colectiva.

Ante los hechos protagonizados por Cabo de Mar D. Benigno Da Vila Pérez y por el marinero D. Melchor Uso Márquez, al liberar la hélice de la lancha a vapor que remolcaba a un bote cargado de víveres y municiones a la costa, el comandante del “Numancia”, emitía el siguiente parte, el cual, fue publicado en el periódico madrileño “El Globo” del 24 de septiembre de 1909 y se mentaba a 4 marinos del citado buque,(textual):

“…Hoy se ha hecho por el excelentísimo señor comandante general del Apostadero señor Santaló, traslado al ministerio de Marina del parte de campaña dado por el señor comandante del crucero (fragata) guarda costas “Numancia”.

El Sr. Roldán comandante del buque, hace recomendación especial del señor teniente de navío D. Manuel Moreno de Quesada, que mandaba el bote de vapor el día 4 del actual al dar víveres a Alhucemas, del cabo de mar Benigno de Davila y del marinero Melchor Uso, que se tiraron al agua para liberar la hélice del cabo remolque que a ella se había enrollado al romper.

Asimismo hace resaltar el rasgo del serenísimo señor duque de Montpensier, que el día 5, a pesar de hallarse con fiebre, se obstinó en mandar el bote y expedición que en el Peñón de la Gomera desembarcó víveres. Y por último, encomia el valor y decisión del alférez de navío D. Lutgardo López que mandando el cuarto bote de a bordo, salió en auxilio del vapor cuando se iba sobre la playa por quedar al garete. El general Santaló al trasladar este parte hace cumplidos y justos elogios de todos los citados marinos…”

Recompensa: La Cruz Laureada de San Fernando

Siglo Futuro, anunciaba el 6 de septiembre de 1909, sin citar los nombres que tanto el cabo de mar como el marinero, iban a recibir como recompensa, la Cruz Laureada de San Fernando y que la lancha, era mandada por el príncipe D. Jenaro de Borbón, (Alférez de Navío), dato erróneo ya que dicha persona, Duque de Montpensier, formaba parte de la oficialidad del buque “Numancia”, pero dicha embarcación, era mandada por el teniente de Navío, D. Manuel Moreno de Quesada. Se anunciaba en primera plana de dicho periódico en la forma siguiente (textual):

“…De Alhucemas. (Por telégrafo).

El temporal.-Los moros escarmentados.-El “Numancia”.-Recompensa

Alhucemas 5. -Esta tarde se ha intentado reanudar la descarga del “Sevilla”, pero ha sido imposible por impedirlo la fuerte resaca de Levante. Escarmentados sin duda por el castigo que les impusieron ayer nuestros cañoneros y tiradores, los moros han estado anoche y hoy muy poco animosos en el fuego, tiroteándonos con debilidad y al parecer con mala gana.

Además del “Sevilla” sigue fondeada aquí la “Numancia” en espera también de poder descargar los víveres y municiones que trae a esta plaza. Los marineros que salvaron ayer la lancha de vapor de la “Numancia” van a ser propuestos para la cruz de San Fernando. Dicha la mandaba el príncipe D. Jenaro de Borbón.- Fabra…”.

Por los hechos protagonizados por el Cabo de mar D. Benigno de Dávila Pérez y por el marinero D. Melchor Uso Márquez, ambos pertenecientes a la fragata “Numancia” y, a los cuales por haber comprometido gravemente sus vidas en pro de la de sus compañeros, con un mar embravecido y bajo el fuego rifeño, se habló a los pocos días, sobre el 8 de septiembre el otorgarles recompensa sin especificar cual.

El 18 de ese mismo mes, el rotativo madrileño “El Imparcial”, daba a conocer lo siguiente con respecto a la recompensa:

“…Por los hechos distinguidos en el servicio de abastecimientos del “Numancia” en Alhucemas, ha dispuesto el general de la escuadra que se abra juicio contradictorio para conceder la Cruz de San Fernando a un cabo de mar y a un marinero, nombrando fiscales al capitán de fragata Sr. Pérez Perea y al teniente de navío de primera Sr. Rendón…”

“La Época”, del día 17 de septiembre de 1909 publicaba también sobre la apertura de dicho juicio contradictorio, lo siguiente, bajo el título “La Cruz de San Fernando”:

“…El Almirante de la escuadra comunica al ministro de Marina que por los hechos distinguidos en el servicio de abastecimientos por el Numancia en Alhucemas, ha ordenado se abra juicio contradictorio para conceder la cruz de San Fernando a un cabo de mar y a un marinero, nombrando fiscales al capitán de fragata Sr. Pérez Perea y al teniente de navío de primera Sr. Pérez Rendón…”

Sobre el 2 de octubre, la instrucción del juicio contradictorio, estaba ya casi listo, cosa de la que hizo eco la prensa, siendo publicado en el diario madrileño “El Globo”, de fecha 2 de octubre de 1909, bajo el título “Del “Numancia”.-Juicio contradictorio”, el cual citaba lo siguiente (textual):

“…El segundo comandante del guarda costas “Numancia” D. Julio Pérez Rendón, tienen como fiscales, casi ultimado el juicio contradictorio mandado instruir por orden del contraalmirante de la escuadra para precisar si el cabo de mar Dávila y marinero Melchor Uso, patrón y marinero del bote de vapor de dicho crucero, contrajeron méritos bastantes el día 4 del mes actual, cuando en Alhucemas evitaron que aquella embarcación se fuese al garete y cayese en poder de los moros…”

A ambos marinos, les fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando. Dicha concesión fue recogida así en la prensa de la época “La Correspondencia de España”, del 20 de enero de 1910, (textual):

“…La Laureada a dos marineros

El ministro de Marina ha recibido dos reales órdenes de la Guerra concediendo la cruz laureada de San Fernando, con cien pesetas mensuales de pensión, al marinero de primera Melchor Uso Vázquez (por Márquez) y al cabo de mar Benigno Dávila Pérez, ambos pertenecientes a la dotación del crucero de guerra “Numancia” por méritos que contrajeron en las proximidades de Alhucemas yendo en bote de vapor de dicho buque remolcando a otro que conducía víveres a la plaza.

Recordaran nuestros lectores el relato que publicó toda la Prensa referente a la heroica conducta de esos marineros valerosos, que, al romperse el cable que arrastraba el bote cargado de víveres, se arrojaron al agua en medio de una lluvia de balas enemigas, impidiendo, tras grandes esfuerzos, que el bote llegara a la costa enemiga arrastrado por la corriente.

A la concesión de tan preciada recompensa para los bravos Uso y Dávila ha precedido el reglamentario juicio de contradicción…”

Con motivo del acto de imposición de la cruz de San Fernanda a D. Melchor Uso Márquez, se sugirió que fuera en San Fernando, en la provincia de Cádiz y al final de un acto de jura de bandera por parte de un nuevo reemplazo de los buques “Numancia” y “Princesa de Asturias”. La nota de prensa decía (textual):

“…Homenaje a los marineros en Cádiz

Cádiz 1º - El pueblo de San Fernando se propone tributar un grandioso recibimiento a los marinos que regresan de la campaña del Rif.

También se ha acordado imponer la Cruz de San Fernando concedida por el Gobierno al bravo marinero Melchor Uso, que, con el cabo de mar Benigno Dávila, salvó el 4 de Septiembre un bote del “Numancia”, expuesto a caer en manos de los moros por haberse enredado el cable de remolque en la hélice.

Las fuerzas del “Numancia” y del “Princesa de Asturias” que han de jurar bandera irán después de esta ceremonia al Ayuntamiento donde serán obsequiadas por la Corporación, pasando luego a la sala capitular, y en su presencia se impondrá la cruz de San Fernando a Melchor Uso…”

El acto de imposición de las cruces laureadas, tuvo lugar en Cádiz. Describiendo la planificación del acto, “Siglo Futuro”, de la forma siguiente, dándose también la noticia de que el cabo de Mar D. Benigno Dávila no podría asistir, por estar embarcado en la “Nautilus”:

“…De las provincias. En honor de los marinos. San Fernando

“El Diario de Cádiz” ha propuesto que con motivo de la llegada del crucero “Numancia” que en el acto de la jura de bandera se imponga al valiente marinero Melchor Uso la Cruz laureada de San Fernando, que le fue concedida por su heroico comportamiento en el salvamento de una lancha del crucero.

El alcalde de San Fernando Sr. Gómez Rodríguez ha visitado al general Sr. Santaló y le propuso, en nombre del Ayuntamiento, que después del acto de la jura fuerzas de las dotaciones de los cruceros “Numancia” y “Princesa de Asturias” vayan a las Casas Consitoriales, donde se impondrá la laureada condecoración al marinero Melchor Uso.

El general Santaló acompañó al alcalde a bordo del “Numancia” y celebraron una conferencia con el jefe de la segunda división de la escuadra Sr. Ferrer, que accedió a la petición del Ayuntamiento de San Fernando.

El acto se efectuará con arreglo al siguiente programa:

A las nueve de la mañana las fuerzas de desembarco del “Numancia” y el “Princesa de Asturias”, mandadas por los tenientes de navío D. Carlos Montojo y D. Servando Muñoz, se dirigirán a la población de San Carlos, donde formarán con el primer batallón de Infantería de Marina y los alumnos de la escuela de aprendices de artillería, con dos cañones.

El teniente vicario castrense Sr. Gascón dirá una misa de campaña, a la que asistirán la corporación municipal, presidida por el segundo gobernador, y una comisión del Ayuntamiento de Cádiz; alumnos de las escuelas públicas y particulares, banda de música, batallón infantil y Cámara de Comercio.
Terminada la misa, los reclutas jurarán la bandera, marchando luego todas las tropas al Ayuntamiento, donde el comandante del “Numancia”, D. Manuel Roldán Fossi, impondrá la cruz de San Fernando a Melchor Uso, que formará en la primera sección de la primera compañía del “Numancia”.

Después serán obsequiados con una merienda en la Plaza del Rey las tropas y los niños, y en el salón biblioteca del general Lobo, las autoridades con un lunch.

El alcalde de San Fernando ha dirigido una patriótica alocución al vecindario para que engalane las casas. Tanto esta autoridad como el “Diario de Cádiz”, iniciador de la idea, reciben grandes felicitaciones por su patriótico pensamiento, que es además de justicia para hermanar en el homenaje a todas las fuerzas del mar y tierra que han luchado en la campaña del Rif.
Benigno Dávila no asistirá al acto por estar embarcado en la “Nautilus”…”

D. Genaro de Borbón

Hemos visto que este miembro de la familia Real, prestaba servicio como oficial, concretamente con el empleo de Alférez de Navío, a bordo de la fragata blindada “Numancia”, ¿pero, como fueron a parar miembros de la Casa de S.M. D. Alfonso XIII al entonces frente de África?. La respuesta, es hallada en el artículo publicado en “La Correspondencia de España” del 6 de agosto de 1909, la cual, bajo el título “Príncipes a Campaña” decía (textualmente):

“…Los Príncipes de Borbón D. Felipe y don. Rainiero, hermanos del Infante D. Carlos, no satisfechos en las actuales circunstancias con haberse incorporado a su regimiento de Húsares de la Princesa, han solicitado del ministro de la Guerra y de S.M. el Rey ser destinados al Ejército de operaciones en Melilla.

Los nobles propósitos de los egregios oficiales de Caballería ofrecen dificultades por conservar los Príncipes su nacionalidad y ser en nuestro Ejército, por lo tanto, oficiales honorarios.

Se trata de atenderles en sus deseos, y esto es únicamente posible agregándolo al mando de fuerzas, siendo la responsabilidad efectiva para el oficial español que esté a su frente.
Tendrán, pues, la misión los Príncipes de comandar dicho frente a cuyo se batirán como si fuesen oficiales de nacionalidad española.

Mientras acontece en el Ejército, los alféreces de navío honorarios D. Genaro de Borbón, hermano también del Infante D. Carlos, y el Duque de Montpensier se han ofrecido al señor ministro de Marina para servir con sus camaradas en la campaña de África.

Hasta la fecha no han sido destinados a los buques que están a las órdenes del general Marina…”
Dichos deseos fueron atendidos ya que el 9 de agosto, se daba noticia a la opinión pública de una visita a la Infanta Doña Isabel, en la Granja de San Ildefonso. El motivo de la misma, era una despedida dado que los Príncipes marchaban a Melilla. Dicha noticia decía bajo el título “El Rey en La Granja” (textual):

“…San Ildefonso (domingo noche). A las seis y media de la tarde sorprendió a los paseantes de esta población la llegada de dos automóviles de Palacio. En el primero venía Su Majestad el Rey con el duque de Montpensier y los Príncipes Genaro y D. Rainero de Borbón. En el segundo venían el Infante D. Fernando y y el Príncipe D. Felipe de Borbón y el general Echagüe.

La Infanta doña Isabel recibió a los expedicionarios, obsequiándolos con té.
El objeto de la visita era despedirse de la Infanta los Príncipes de Borbón y el duque de Montpensier, que marchan como voluntarios a la campaña en Melilla como oficiales honorarios del Ejército y de la Marina.

A las siete y media de la tarde tomaron los automóviles los expedicionarios, regresando a Madrid.
El público se enteró de la llegada de los augustos viajeros, despidiéndolos afectuosamente. Comisiones del Ayuntamiento y la Diputación de Segovia han pedido audiencia para saludar a la Infanta Isabel…”

D. Genaro de Borbón y el Duque de Montpensier, embarcaron en la fragata blindada “Numancia”, formado parte de su oficialidad.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
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Marco Tulio Cicerón.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 27 Feb 2018 01:08

Excmo. Sr. D. José CERRA ANDINO (Capitán de Infantería del Ejercito Español, Caballero Laureado)


El siguiente relato está extraido de un artículo de Isabel María Migallón Aguilar y Eduardo Sar Quintas, quienes nos cuentan la historia de lo ocurrido al Capitán Jose Cerra en Taxdirt, por lo que se lee en primera persona como si lo contara directamente el propio capitan fallecido, este relato se escribió con ocasión de un homenaje que la Ciudad de Melilla el 20 de Abril de 2013.


José Cerra Andino, a quién ustedes tuvieron la generosidad de dedicar una calle en el barrio Real,
“Capitán Andino”, era hijo de José Cerra González y de Isabel Andino Giménez. Cuando perdí la vida contaba 29 años de edad y estaba soltero, aunque tenía proyectado formar una familia no pude porque mi destino no era ese sino morir en el campo de batalla. Había ingresado como alumno de la
Academia de Infantería el 2 de julio de 1897 y fui ascendido a primer teniente con antigüedad del 31 de diciembre de 1903.

Antes que en el Batallón de Cazadores Talavera nº 18 al que fui destinado el 25 de mayo de 1909, estuve en el 2º Batallón del Regimiento de Infantería Covadonga nº 40 y en el de Cazadores de La Palma nº 20. Decirles que participé también en la protección de convoyes así como en el socorro del blocao “Velarde”. Mis superiores consideraron que fui merecedor de varias condecoraciones entre ellas la Cruz de 2ª Clase de la Real y Militar Orden de San Fernando por mi comportamiento en Taxdirt.

Mis padres recibieron por ello una pensión de 1.500 pesetas anuales. Yo me quedé para siempre aquí, entre ustedes, y mis restos reposan en el Panteón de Heroes, junto a otros compañeros. Pero no quiero seguir hablándoles de mi, ni de lo que hice porque considero que era mi obligación y mi deber como militar español. En aquella fatídica jornada del 20 de septiembre fuimos muchos los que perdimos la vida, ríos de lágrimas derramadas por nuestros padres, esposas, hijos, etc. Para
ellos Taxdirt fue un nombre que marcó para siempre sus vidas, para nosotros: el final.

En la madrugada del citado día estábamos todos reunidos en las proximidades de Rostrogordo. Mi brigada fue la primera en ponerse en marcha, a las órdenes del general Morales: por delante iban los valientes del Escuadrón de Alfonso XIII, con la misión de ir reconociendo el terreno. A continuación los del Cataluña, desplegados en orden de combate, así como los de Chiclana y Tarifa, baterías de montaña, compañía de zapadores, telégrafos, ambulancia, el tren de combate y toda la impedimenta. En la retaguardia íbamos nosotros, los del Talavera acompañados de la simpática
cantinera Asunción Martos y otra sección del Alfonso XIII.

Nos seguían los de la primera brigada, los compañeros de los batallones de Figueras, Arapiles, las Navas y Barbastro y el escuadrón de Lusitania. Además de otras dos baterías de montaña, compañías de zapadores y telégrafos, ambulancia, tren de combate e impedimenta. El total de hombres rondaba los 4.500, y 160 caballos. El general Antonio Tovar y Marcoleta decidió que los escuadrones de Caballería, es decir los del Lusitania y Alfonso XIII estuvieran a las órdenes del teniente coronel José de Cavalcanti y Alburquerque, quién había puesto todo su esfuerzo y entusiasmo para prepararlos.

Este oficial había nacido en 1871 en la isla de Cuba y era hijo de don Francisco Cavalcanti de Alburquerque y doña Elisa Padierna y López. Con diecisiete años ingresó en la Academia General Militar, que por aquellas fechas se encontraba en Toledo. En 1891 pasó a la Escuela de Aplicación de Caballería; en 1893 ascendió a segundo teniente siendo destinado al Regimiento de Dragones de Lusitania y con posterioridad en el Alfonso XIII, Villaviciosa y Numancia. El ascenso a capitán lo obtuvo por méritos de guerra.

Durante cuatro años estuvo como agregado militar en Roma. Con el grado de teniente coronel fue destinado a los Húsares de Pavía, ostentando el mando de esta Unidad en 1911. Por su actuación en 1909 le concedieron la Cruz de 2ª Clase de San Fernando. En 1919 fue ascendido a general de Brigada. Al fallecer, en los sucesos de julio de 1921, Manuel Fernández Silvestre, Cavalcanti fue designado para sustituirle.

Los últimos años de su vida prefiero obviarlos porque considero que no se hizo justicia con él. Solo decirles que el domingo 4 de abril de 1937, en plena Guerra Civil moría en la bella ciudad de San Sebastián.

Hecha esta breve semblanza biográfica de este gran militar, he de volver a septiembre de 1909. En tanto que nosotros marchábamos, los lugareños nos observaban expectantes y un tanto asustados por el volumen de gente y armamento que se estaba desplazando. Los valientes del Alfonso XIII se adelantan aún más para reconocer todo palmo a palmo: riscos, vaguadas etc. Les veíamos galopar con velocidad entre los matorrales y acercarse a los poblados buscando al enemigo.

Eran aproximadamente las ocho de la mañana cuando se intensificó el fuego enemigo y la sección del teniente Gasco se ve en la necesidad de bajar de sus monturas y responder carabina en mano, en tanto que el resto del escuadrón se dedica a registrar casas y corrales para evitar cualquier ataque que pudiera venir desde allí. En esta circunstancias fue cuando llegó el teniente coronel Cavalcanti para comunicar las órdenes del general Tovar que el escuadrón permaneciera allí en Taxdirt a la espera de que llegase el Cataluña.

Pasadas las nueve de la mañana, llegó el momento de que los batallones entraran en acción: los primeros en hacerlo fueron los del Tarifa nº 5, seguidos del Chiclana nº 17. La ofensiva de los harqueños se intensifica y el general Tovar pide a Cavalcanti que se ponga al frente del escuadrón y
preste apoyo a los de batallón del Tarifa. El teniente coronel cuenta con poco menos de setenta hombres, pero esto no le amedrenta ya que sabe de la valentía y el coraje de sus jinetes. Fue entonces cuando les ordena:

“ Escuadrón, en línea!, ¡ Saquen sables!. Aún recuerdo la imagen como si la estuviese viendo ahora, el estruendo de los metales al ser desenvainados.Todos adelante, todos al trote y por fin la orden esperada y más temida: “ Carguen”.

La tierra parecía temblar bajo nuestros pies cuando se produjo el galope de los caballos. Aquella masa de hombres, caballos y sables asustó a nuestros enemigos que huían en desbandada.

Cavalcanti se vio obligado a reagrupar a sus jinetes con el fin de perseguir a los que huían por las laderas. El teniente coronel Eloy Moreira, al frente del Tarifa, cae gravemente herido, pero logró salvar la vida. Alrededor de las dos de la tarde pudieron llegar a Taxdirt, el coronel de Estado Mayor Gómez Jordana y el de Infantería Primo de Rivera con la orden del comandante general para Tovar, que no era otra que la toma de Taurirt.

Dos horas más tarde, era el propio José Marina quién se desplazaba hasta este lugar. Al contemplar in situ cuanto estaba aconteciendo ordenó el repliegue de todas las fuerzas allí concentradas. Esta acción tomó parte mi batallón. Rápidamente el capitán Medina, nuestro superior, nos reúne a García, Bermejo, Povedano, García, Toledo y a mí, con la orden de proceder al repliegue. Y la cumplimos junto a nuestros hombres.

Pero de pronto sentí un fuerte dolor y comencé a sangrar: ¡Me habían herido!, pero aún me quedaban fuerzas para continuar. Otro disparo me fracturó la pierna izquierda. Notaba como me iba debilitando pero aún animé a mis hombres a continuar hasta que recibí un tercer impacto en la cabeza. Hasta aquí llegaba mi carrera como militar, el teniente José Cerra Andino ya no se pudo volver a levantar, y una profunda oscuridad me envolvió.

Otros tantos corrieron mi misma suerte. Aunque años atrás fuimos homenajeados, ahora la Comandancia General de Melilla ha vuelto a hacerlo y todos nosotros, los que perdimos la vida en
Taxdirt, y nuestros familiares que nos sobrevivieron, nos sentimos profundamente agradecidos por este gesto y que esta ciudad, que no en vano recibió los títulos de Valerosa, Humanitaria y Muy Caritativa, a pesar del tiempo transcurrido no olvida a sus héroes,

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
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Marco Tulio Cicerón.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 27 Feb 2018 01:52

Excmo. Sr. D. Santiago FERRER MORALES ( Sargento de Infanteria del Ejercito Español, Caballero Laureado


El 20 de septiembre de 1909 se concede la Cruz de Caballero de la Orden de San Fernando al Sargento de Infantería D. Santiago Ferrer Morales fallecido en la Batalla de Taxdirt.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 27 Feb 2018 02:00

Excmo. Sr. D. Eloy MOREIRA Y ESPINOSA DE LOS MONTEROS (Tte. Coronel del Ejercito Español, Caballero Laureado)


El caballero de mayor edad en el momento de ganar la Laureada fue el teniente coronel Don Eloy Moreira y Espinosa de los Monteros, jefe del Batallón de Cazadores de Tarifa, quien estaba a punto de cumplir los 57 años.

Tras la carga dada en Taxdirt por el teniente coronel Cavalcanti con el Escuadrón de Alfonso XII, el teniente coronel Moreira se había puesto al frente de una compañía de su Batallón, con la que se lanzó al ataque con el fin de retirar las bajas tenidas por dicho Escuadrón, recibiendo una gravísima herida en la cara que le obligaría a permanecer de un año.

No llevaba una buena carrera, pues había ingresado en el Ejército como soldado voluntario y recorrido lentamente todos los empleos hasta llegar al de teniente coronel en 1906. Fue ascendido a coronel por méritos de guerra en 1909 y dos años después a general de brigada por igual motivo, retirándose con este empleo

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