Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 13 Feb 2018 15:02

Batalla de CARABOBO 1.821 (Guerra de Independencia de Venezuela)



La batalla de Carabobo fue una de las principales acciones militares de la Guerra de Independencia de Venezuela que se llevó a cabo en el Campo de Carabobo el 24 de junio de 1821, por parte del ejército republicano contra el ejército real del Imperio español. Esta batalla fue decisiva en la liberación de Caracas, así como la del resto del territorio venezolano, la cual se reafirmó la expulsión definitiva de las tropas españolas en la posterior batalla naval del Lago de Maracaibo.


Al expirar el armisticio el 28 de abril de 1821, ambos bandos comenzaron una movilización de sus fuerzas. Los leales al Rey poseían un despliegue que hacía favorable un combate en detalle, venciendo a las divisiones patriotas de Colombia (la grande) una a la vez.5​ Los grancolombianos, en cambio, necesitaban concentrar sus tropas para poder obtener una sola batalla decisiva.

El general republicano Mariano Montilla al mando de tres mil hombres puso bajo asedio Cartagena de Indias entre el 14 de julio de 1820 y el 10 de octubre de 1821 (durante la vigencia del armisticio hubo un alto al fuego) y ocupó Riohacha y Maracaibo (lo que llevó al fin de la tregua).​ Bolívar en persona comandaba 5.000 soldados acantonados en Barinas y Páez marchaba hacia él con 4.000 refuerzos. Bermúdez por su parte avanzaba hacia Caracas con 2.000 desde el Oriente. Por último, el ejército neogranadino se encargaba de las operaciones en el valle del Magdalena. La Torre en cambio, disponía de 9.000 soldados distribuidos a lo largo de toda la costa caribeña venezolana y neogranadina en distintas guarniciones pero con sus comunicaciones interrumpidas desde la revolución en Maracaibo que llevó a que dicha ciudad pasara a poder republicano.​ Más de dos años antes (1818) sus fuerzas eran de 18.000 combatientes, pero a causa de las continuas derrotas ante los independentistas habían descendido a la mitad.​ Bolívar y sus ejércitos totabilizaban en cambio 20.000 hombres frente a los cerca de ocho mil que eran pocos años antes.​

La concentración republicana se realizó en la ciudad de San Carlos, donde acudieron los ejércitos de Bolívar, parte del de Páez y la división del general Rafael Urdaneta.​ En total más de 6.000 hombres. La Torre tenía por su parte 5.0006​ a 6.300.​ El ejército de Oriente, dirigido por José Francisco Bermúdez realizó una maniobra de distracción avanzando sobre Caracas, La Guaira y los Valles de Aragua que obligó a La Torre a enviar unos dos batallones de infantería y un escuadrón de caballería a Barquisimeto en su contra para recobrar las posiciones y asegurar su retaguardia, unos mil combatientes.​ El ejército de Bolívar avanzó de San Carlos a Tinaco cubierto por la avanzada del coronel José Laurencio Silva, que tomó las posiciones realistas en Tinaquillo. El 20 atraviesa el ejército grancolombiano el río Tinaco y el 23 Bolívar pasa revista a sus fuerzas en la sabana de Taguanes.

Preparación de ambos ejércitos

Previo al combate, Miguel de la Torre distribuyó sus fuerzas de manera tal que cubrieran por el oeste el camino de San Carlos, y por el sur el de El Pao. La primera línea defensiva fue confiada a la Primera División dirigida por el Teniente Coronel Tomás García, la cual se organizó en tres batallones principales. El batallón de Valencey a cargo del Teniente Coronel Andrés Riesco, ocupó la parte sur del camino; a su derecha se situó el batallón Hostalrich comandado por el Teniente Coronel Francisco Illas, en columna de marcha detrás de las anteriores.

Además de esto, dos piezas de artillería fueron colocadas en una pequeña altura, delante de la línea formada por el Valancey y el Barbastro. La posición correspondiente a la vía de El Pao fue ocupada por la División de Vanguardia liderada por el Brigadier Francisco Tomás Morales, quien contaba con dos batallones principales y uno de reserva. Primero tomó posiciones el batallón ligero del Infante, a cargo del Teniente Coronel Simón Sicilia; e inmediatamente detrás de esta unidad se situó el batallón ligero del Príncipe. La reserva quedó integrada por el segundo batallón del Burgos, bajo la jefatura del Teniente Coronel Joaquín Dalmar, quien disponía de cuatro regimientos de caballería. En cuanto al cuartel general, el mismo quedó establecido cerca del batallón Burgos.

El 15 de junio de 1821, Bolívar reorganizó su ejército en tres divisiones. La primera a cargo de José Antonio Páez, y formada por los batallones Bravos de Apure (al mando del Teniente Coronel Francisco Torres) y los mercenarios ingleses agrupados en el batallón Cazadores Británicos (al mando del Coronel Thomas Ildeston Farriar); además de 7 regimientos de caballería.

La segunda, comandada por el General de División Manuel Cedeño, y constituida por los batallones Tiradores ( Teniente Coronel Ludwig Flegel), y Pantano de Vargas (Teniente Coronel Antonio Gravete), a lo que se sumaba un escuadrón de caballería. La tercera, bajo las órdenes del Coronel Ambrosio Plaza y constituida por 4 batallones: El Rifles a cargo del Teniente Coronel Arthur Sandes, Granaderos al mando del Coronel Francisco de Paula Vélez, Vencedor de Boyacá dirigido por el Coronel Johann von Uslar y el Estado Anzoátegui, comandado por el Coronel José Maria Arguidegui; completado todo esto por un regimiento de caballería.

Fuerzas presentes en el combate


Los cálculos decimonónicos sobre las fuerzas presentes en Carabobo tienden a ser muy favorables para uno u otro bando, variando mucho entre sí. Sin embargo, todos reconocen la superioridad numérica de los independentistas. La de Alison da 4.000 para La Torre y 8.000 para Bolívar, de estos últimos 1.200 eran miembros de la Legión británica y 3.000 de caballería llanera comandada por Paéz.​ Mosquera cifra al ejército grancolombiano en 9.000 ó 10.000 hombres​ pero Mulhall lo rebaja a 7.500. Incluso Karl Marx reconoce la superioridad numérica grancolombina: 1.500 jinetes y 2.500 infantes realistas contra 3.000 jinetes y 6.000 infantes (1.100 británicos) Por su parte, Dromundo eleva la cifra de infantes realistas a 3.500 aunque conserva la de jinetes.​ Lo mismo hace López.​

Estimaciones modernas en cambio discrepan de dichas cifras. Zamora habla de solo 4.300 realistas y 6.500 republicanos. Respecto de esta última cifra coincide con la de Bushnell, 2.500 jinetes y 4.000 infantes.​ López habla de 4.000 infantes y 2.300 jinetes.​ Sinclair estima el ejército revolucionario en 10.000 combatientes, 3.000 jinetes y el resto infantes. De Armas Chitty da unas cifras muy similares a las de Marx respecto de la tropa realista: 2.566 infantes, 1.651 jinetes y 62 artilleros con 2 cañones.

Batalla

A primera hora del 24 de junio, desde las alturas del cerro Buenavista, Bolívar hizo un reconocimiento de la posición de los realistas y llegó a la conclusión de que ésta era inexpugnable por el frente y por el sur. En consecuencia, ordenó que las divisiones modificaran su marcha por la derecha y se dirigieran al flanco derecho realista, el cual estaba descubierto; es decir, Bolívar concibió una maniobra tendiente a desbordar el ala izquierda enemiga, operación ejecutada por las divisiones de Páez y Cedeño, en tanto que la división de Plaza seguía por el camino hacia el centro de la posición de ataque.

Flanqueo de la 1.ª. División y contraataque del Burgos

Al darse cuenta La Torre de la maniobra, ordenó al batallón Burgos que marchase al norte a ocupar la altura hacia el Bravos de Apure, cabeza de la primera división, el cual después de cruzar el riachuelo de Carabobo, trataba de escalar la pendiente que lo llevaría a la parte plana de la sabana. Tan violento fue el contraataque del Burgos, que el Bravos de Apure tuvo que replegarse por dos veces. La situación cambió cuando una unidad que lo seguía, el batallón Cazadores Británicos, se enfrentó y lo obligó a retroceder.

En esta acción, el Batallón Británico demostró una gran valentía y sangre fría, soportando cada una de las cargas del ejército leal, perdiendo a su comandante Tomás Farriar y a 17 de sus oficiales superiores, pero permitiendo a los "Bravos de Apure", liderados por Páez, reorganizarse y contraatacar de forma efectiva. Por su parte, los batallones Infante y Hostalrich, entraron en auxilio del Burgos, pero reorganizado el Bravos de Apure y unido al Cazadores Británicos para reanudar el ataque, ayudado por dos compañías del batallón Tiradores, hubo de retroceder de forma ordenada.

El flanco derecho del ejército real se retira


Para detener el repliegue de las unidades realistas que había producido la operación republicana, La Torre envió los batallones Príncipe, Barbastro e Infante, los que lograron sostener la línea de combate, pero sólo por breve tiempo, pues el grueso de la caballería de la primera división del ejército patriota entró por el norte de la sabana. Con el fin de hacer frente a este nuevo ataque, La Torre ordenó al Húsares de Fernando VII que cargase contra la caballería rebelde, pero esta unidad se retiró después de disparar sus carabinas.

Retirada de los realistas

Finalmente, atacados de frente por la infantería y por la derecha por la caballería, los batallones leales al Rey optaron por la retirada. Como último recurso, La Torre le ordenó al regimiento de los Lanceros del Rey que atacara a la caballería grancolombiana, pero esta unidad no sólo desobedeció la orden, sino que huyó ante la embestida de las fuerzas de Bolívar. Al entrar la batalla en su fase final, el 1.º de Valencey forma cuadro y comienza a retirarse, los rebeldes iniciaron una tenaz persecución del ejército leal, la cual fue llevada a cabo hasta Valencia.

De los 4.279 efectivos que participaron en la batalla de Carabobo, los realistas perdieron dos oficiales superiores, 120 subalternos y 2.786 soldados. Por su parte, las bajas de los independentistas también fueron cuantiosas. El resto del ejército de La Torre terminó refugiándose en Puerto Cabello. La retirada del "Valencey" ha sido catalogada por varios historiadores como "magistral". El mismo Bolívar, en su parte de guerra, reconoce el valor de sus reales enemigos. En la persecución, pereció el destacado jefe republicano Cedeño

Consecuencias

La batalla de Carabobo fue la acción más importante para la independencia de Venezuela. A pesar de que la guerra proseguiría hasta 1823, debido a que algunos restos de las fuerzas realistas lograron escapar del campo de batalla y lanzarían varias campañas contra el occidente del país, conocidas como la "Campaña de Occidente"; el poder de los españoles en Venezuela estaba liquidado y esto le permitió a Bolívar iniciar las Campañas del Sur mientras que sus subordinados acababan la lucha en Venezuela.

Los últimos focos de resistencia realista cayeron en las campañas posteriores, Cumaná en el oriente fue tomada poco después, el 16 de octubre del mismo año. Mientras que Francisco Tomás Morales logró refugiarse en Puerto Cabello con 2.000 sobrevivientes de Carabobo (más 1.000 hombres de la guarnición local), pronto reunía más de 5.200 hombres​ reconquistando Maracaibo y Coro el 7 de septiembre y 13 de noviembre de 1822, respectivamente. Tras la derrota realista en la batalla naval del Lago de Maracaibo el 24 de julio de 1823 y el asedio planteado por el general Páez en Puerto Cabello la situación realista se hizo insostenible y tuvieron que evacuar la plaza el 8 de noviembre de 1823, dos días después el castillo de San Felipe fue tomado, acabando así la guerra de independencia en Venezuela.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Hoplon » 13 Feb 2018 18:26

Hay sombras siniestras en al figura de Bolivar el Libertador. Como su campaña de guerra sin cuartel, con exterminio de prisioneros y de no combatientes, en claro desprecio al derecho de gentes. o la incautación de bienes a españoles, por el mero hecho de haber nacido en la península (pues en la época todos lo eran, también los nacidos en América).

Nunca comprenderé que en muchas ciudades españolas se le dediquen calles y plazas.

https://www.laopinion.es/opinion/2015/08 ... 21350.html

"Habían perdido la noción del tiempo los 382 españoles que hacía casi un año llevaban encerrados en aquellas mazmorras de Valencia; así como los 300 prisioneros de La Guaira y los 518 de Caracas. Mal alimentados y sedientos, con grilletes en tobillos y muñecas que les despellejaban la piel, hacinados entre vómitos, orines y heces. En las tres prisiones (e incluso entre los convalecientes en los hospitales y enfermerías improvisadas) se había corrido la voz de que iban a ser ejecutados. Sumaban 1.200 españoles (de los cuales dos tercios eran canarios) prisioneros de guerra en parte, y en parte civiles capturados sin haber entrado en batalla, por el mero hecho de haber nacido en la España peninsular o en el archipiélago canario. En efecto, la orden de ejecución dictada por Simón Bolívar había llegado a Caracas y a La Guaira el 11 de febrero de 1814. El gobernador interino de Caracas, Juan Bautista de Arismendi, uno de los insurrectos más sanguinarios y crueles de Venezuela, presidió las abyectas ejecuciones. El 12 por la mañana comenzó el exterminio tanto en Caracas como en La Guaira. Los presos fueron sacados a la calle de a dos sujetos por cadenas, a golpes y culatazos; los enfermos y heridos a rastras; los ancianos que apenas podían andar atados a sillas. Las madres, esposas e hijas que acudieron a las prisiones, desesperadas ante aquella barbarie que se iba a perpetrar a sangre fría, fueron apartadas a violentos empujones, e incluso algunas arrastradas al paredón con sus hombres. Muchos prisioneros reclamaron su libertad pagada con anterioridad con sus bienes a las autoridades rebeldes. De nada les valió.Los pelotones de fusilamiento comenzaron la masacre. Los españoles caían abatidos por el fuego. Los fusileros se turnaban con los que arrastraban al suplicio a los reos. Hasta que Arismendi ordenó no gastar más pólvora, cara y escasa, y emplear las picas, sables y machetes para acabar con la vida de aquellos famélicos desgraciados. "

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Hoplon » 13 Feb 2018 18:33

También asesinó a quienes se mantuvieron neutrales, y en sus saqueos se portó peor que un codicioso bandido.
Adjuntos
Hola a todos, se me ha ocurrido iniciar un hilo sobre lo que indica el título, por ello invito a los foreros 20

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 13 Feb 2018 19:00

Poco ha evolucionado Venezuela desde entonces, a la vista de la situación actual, yo siempre he dicho que no se puede juzgar el pasado con los ojos del presente, ya que el valor de una vida entonces no era lo mismo que actualmente, pero lo cierto es que una salvajada es eso, una salvajada, y Simón Bolivar, no era más que un resentido, mestizo renegado de su propia sangre que conquisto por la fuerza de las armas lo que no podía conseguir por inteligencia y trabajo, si hubiese sido otro, le llamarian por su nombre, dictador y asesino, pero como somos tan políticamente correctos (para lo que nos interesa), le llamamos Libertador.

Otro caso es el de uno de los mayores iconos de la progresía Ernesto "Che" Guevara, va a hacer la guerrilla a un país soberano, una invasión terrorista en toda regla, y cuando estaba con Castro fue uno de los mayores partidarios de la mano dura con los cubanos que no eran de la cuerda, y ahora resulta que era un héroe, un santito vamos, y es que no hay nada más estúpido que un autodenominado progresista.

Evidentemente ser un amante del progreso, de que florezcan las ciencias, de que se gane la vida cada uno con su esfuerzo y con la libre competencia, una buena educación donde estudien los que realmente valen para ello, y exigir un rendimiento mínimo para tener derecho a que la sociedad nos financie los estudios, eso no es ser progresista, eso es ser un facha según algunos.

Por cierto y volviendo a Bolivar, es cuando menos curioso el tratamiento que da la Wikipedia a las batallas de la guerra de independencia de Venezuela, los partidarios de seguir bajo el gobierno de España, son realistas, los partidarios de la independencia, son "patriotas" anda qué....

Saludos cordiales.
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 13 Feb 2018 19:13

Campañas de OCCIDENTE (Guerra de Independencia de Venezuela)


Las Campañas de Occidente fueron una serie de operaciones militares libradas entre 1821 y 1823 en el marco de las guerras de independencia de las nacientes repúblicas de Colombia y Venezuela. Se libraron en los actuales territorios de la costa caribeña colombiano y el oeste venezolano.

El Libertador Simón Bolívar (1783-1830) no participó directamente de estas campañas militares ya que se encontraba involucrado en las Campañas del Sur, fueron sus lugartenientes los encargados de dirigirlas, especialmente José Antonio Páez (1790-1873). En el otro bando, las tropas monárquicas estuvieron dirigidas por el canario Francisco Tomás Morales (c.1781-1845). Estas últimas estaban constituidas principalmente por las unidades sobrevivientes al desastre que les significo batalla de Carabobo y guerrillas realistas locales.

Estas campañas terminaran con la derrota definitiva de los realistas en ambos países (sin contar los sucesos en San Juan de Pasto).

En el Virreinato de la Nueva Granada, tras su derrota en la batalla de Boyacá (7 de agosto de 1819), las fuerzas realistas habían perdido la iniciativa bélica y se replegaban constantemente, sin embargo, aun dominaban la costa atlántica, el Bajo Magdalena y la región caucana a principios de 1820. Además, tenían el control de los importantísimos puertos de Cartagena de Indias y Santa Marta y podían de este modo bloquear la llegada de suministros a los independentistas venidos desde el exterior, en especial, de los mercaderes británicos y anulando cualquier ingreso que pudiera proceder desde la aduana.

Respecto a esto último, debe precisarse que el Reino Unido, aliado de España en la guerra contra la Francia napoleónica, estaba impedida de apoyar abiertamente a los revolucionarios hispanoamericanos, mas esto no impidió que permitiera a sus veteranos de las guerras europeas servir en América como mercenarios, corsarios, aventureros y demás,​ por ejemplo, el número de británicos que luchó en el norte de Sudamérica del bando patriota llegará a los 6.000.

Según un informe del Ministro de Guerra del 10 de febrero de 1820, Morillo en ese año estaba a la defensiva tras la sorpresiva pérdida de Bogotá, a la espera de grandes ofensivas. Los realistas suponían que los republicanos tenían 4.000 hombres en Casanare y San Camilo dirigidos por Bolívar, otro tanto al mando de Páez y Mariño, 2.500 capitaneados por Urdaneta se oponían a Latorre entre Mérida y Trujillo y 1.000 ingleses se congregaban en Margarita,​ además de 2.000 reclutas neogranadinos marchaban hacia Apure.​

En realidad, el Ejército de Apure estaba diezmado por una desafortunada incursión en Barinas, sólo 1.500 jinetes y 1.314 infantes acantonados en Achaguas; Urdaneta reemplazaba a Salom al mando del Ejército del Norte, quedaban 1.200 de los 3.000 fusileros originales. En Oriente los jefes republicanos no actuaban coordinadamente y no formaban un solo cuerpo; Arismendi actuaba con su caballería en Maturín, Monagas en Onoto y Rojas en la provincia de Cumaná, entre todos no sumaban más de 1.200 lanceros. En Margarita se concentraban 500 infantes, la mayoría extranjeros. En total, no más de 6.000 combatientes.

Los objetivos del Libertador eran destruir al ejército realista, consolidar su poder en Cundinamarca e iniciar las operaciones hacia el sur con el objetivo a largo plazo de seguir contra Perú.​ Los monárquicos dominan las zonas andinas de Mérida y Trujillo (Latorre), los llanos de Barinas y la ciudad de Calabozo (Morales), las ciudades serranas de Valencia, San Carlos, El Tocuyo y El Pao (Morillo), dominaba todo el litoral entre La Güiria y Maracaibo, poderosas guarniciones en Barcelona y Caracas, dominaban (aisladas) las plazas de Cartagena, Santa Marta, Riohacha y Panamá. Después que Sebastián de la Calzada (1770-1824) tomaba Popayán el 24 de enero de 1820, amenazando Neiva y Antioquia.

Por esas fechas los republicanos lanzarán una ofensiva muy exitosa a cargo de Mariano Montilla (1782-1851) que consiguió apoderarse del Bajo Magdalena y comenzando un nuevo asedio a Cartagena el 14 de julio de 1820. La urbe resistió largo tiempo gracias a su dominio del mar y el apoyo de las zonas rurales a la causa monárquica, factores que le permitieron el acceso de suministros.6​ Ahí estaba atrincherada una guarnición de 2.000 realistas.​ En cambio, las tropas sitiadoras sumaban 2.500 a 3.000 efectivos.

Mientras tanto el almirante José Prudencio Padilla (1784-1828) había tomado Riohacha (12 de marzo) y Santa Marta (11 de noviembre), para luego conseguir bloquear por mar Cartagena, haciendo la defensa realista a la larga insostenible. Finalmente, el gobernador de la ciudad, brigadier Gabriel Ceferino de Torres y Velasco (1782-después de 1835), capituló el 10 de octubre de 1821 con 700 sobrevivientes. El brigadier y su tropa serán embarcados a La Habana donde vivió un proceso judicial entre 1824 y 1827 por su capitulación. Las bajas de los rebeldes también fueron terribles, debidas principalmente al vomito negro y al clima de la región que hacían estragos en los reclutas procedentes del interior de la Nueva Granada, poco acostumbrados a esas condiciones de vida.

En esos momentos las fuerzas republicanas sumaban 18.000 hombres: 2.000 en el Ejército del Sur (con rumbo a Popayán), 2.000 a 2.500 en el del Norte (valle del Magdalena y el litoral), 6.000 entre Bogotá y Cúcuta, 3.000 en Apure, 1.000 en Guayana, 2.000 en los llanos del Guárico y de Barcelona y 2.000 en Oriente e Isla Margarita. Los realistas que enfrentan llegaban a 23.500: 5.000 en Quito, 3.000 a 3.500 en Santa Marta, Cartagena de Indias y Panamá y 15.000 en Venezuela.

El Caribe neogranadino parecía sometido, pero partidas guerrilleras realistas siguieron actuando en Ocaña, Valledupar y la Guajira (luego extendidas a Santa Marta y Riohacha) hasta finales de año. Su existencia iba íntimamente ligada a la negativa de numerosos campesinos locales a reconocer a las nuevas autoridades. ​Por ejemplo, el 26 de marzo de 1820, tras la toma de Valledupar por Montilla, Riohacha quedó desguarnecida, con sólo el destacamento de Padilla para su defensa, a éste muy pronto se le sublevó la tropa y la población, viéndose obligado a pedir 1.500 refuerzos para calmar la situación.

​ Otro ejemplo del rechazo al nuevo régimen y la fuerza de las guerrillas monárquicas fue un ataque producido el día 29 del mismo mes por 2.000 regulares y milicianos a caballo de la Ciénaga al mando del comandante de milicias de Riohacha, el coronel guajiro Miguel Gómez, los guajiros destacaban como «acérrimos enemigos de la independencia». El resto de las unidades realistas estaban más preocupadas de avanzar hacia el valle del César para tomar Valledupar tras el fracaso del alzamiento.​ Pero ambas ofensivas realistas fueron rechazadas, y aseguradas ambas ciudades las tropas republicanas se dedicarán a perseguir a las guerrillas de Gómez.​ El indio Gómez, al igual que los samarios Vicente Narciso Crespo y Thomas Pacheco, pertenecía a los extractos inferiores de la sociedad y fue uno de los principales líderes monárquicos de la región.

Breve tregua

La situación de los ejércitos monárquicos no era del todo negativa, poseían aun gran cantidad de recursos y tenían varios comandantes competentes, en especial, Pablo Morillo (1775-1837). Esto cambiará tras el estallido de una revolución liberal, la monarquía absoluta que había en la península Ibérica era reemplazada por el régimen del Trienio Liberal. De inmediato este último decidió negociar, lo que implico el reconocimiento (y fortalecimiento) de la causa rebelde.​

Morillo recibió las instrucciones a inicios del mes de junio, informando luego a Bolívar del cese unilateral de hostilidades, alcanzándose una tregua en agosto. Finalmente, el 25 y 26 de noviembre se firmará en Santa Ana de Trujillo el Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra. La tregua se mostró a la larga contraproducente para el bando realista. Muchos de sus dirigentes y unidades desertaron, a Morillo se le permitirá regresar a España, siendo reemplazado por el menos talentoso Miguel de la Torre (1786-1843), mientras los republicanos no dejaron de recibir suministros del exterior y conspirar para debilitar a sus enemigos, destacando la revolución independentista de Maracaibo el 28 de enero de 1821, ocupada luego por el general Rafael Urdaneta (1788-1845) el 8 de marzo, evento que significo el final pactado de la tregua y reinicio de las hostilidades el 28 de abril.

Hasta entonces, Maracaibo se había mantenido al margen del conflicto, a la defensiva, más afectada por ya no poder exportar regularmente sus cacao y cafe a España y otros territorios de la monarquía.​ E incluso, militarmente la ciudad solo adquiere importancia en la última campaña de Morales al año siguiente.

Maracaibo llevaba desde bastante tiempo en la mira de los independentistas. A la existencia de sectores partidarios de su causa se sumaba su valor estratégico. Con el puerto en sus manos la resistencia realista en Riohacha, Santa Marta y de los «fieles corianos» quedaría seriamente debilitada, pudiendo conquistarse dichas ciudades una por una.

«(...) las cosas del sur necesitan muy pronto refuerzo y en Coro también se necesita, porque aquel país está muy rebelde aún».

A mediados de 1821 las tropas realistas eran fuertes en 9.000​ a 13.5002 hombres, pero dispersos en baluartes a veces aislados entre sí.​ Según Eleazar López Contreras (1883-1973), las principales agrupaciones eran el Ejército de Occidente en San Carlos al mando de Latorre (2.200 hombres), cuerpos de vanguardia en Guanare, Araure y Barquisimeto (2.500), el destacamento de Coro (500), guarnición de San Felipe (300), Ejército de Morales en Calabozo (4.000), divisiones de coroneles Ramón Correa, Juan de Cires y José María Monagas en Caracas y Barlovento (1.900), coronel Antonio Tovar en Cumaná (600) y demás guarniciones o destacamentos (1.500).​

Los revolucionarios, según López tenían 10.000 combatientes​ (3.000 soldados de Bolívar en Barinas y Trujillo, 1.500 con Rafael Urdaneta en Maracaibo), 3.000 con José Antonio Páez en Achaguas y 2.500 entre las tropas de Carlos Soublette en Barcelona, de Juan Bautista Arismendi en Isla Margarita, de José Tadeo Monagas en los llanos orientales de Caracas, de Pedro Zaraza en los llanos orientales de Calabozo y el Ejército de Oriente de José Francisco Bermúdez en Barlovento y asediando Cumaná) y para Mitre 11.000 (5.000 con Bolívar en Barinas, 4.000 con Paéz marchando a unírsele y 2.000 con Bermúdez amenazando Caracas desde el este).

Los datos oficiales de los monárquicos hablan que poco antes de Carabobo tenían 10.835 hombres: 134 oficiales españoles y una tropa de 3.461 españoles, 843 criollos blancos, 1.000 indios y 5.397 pardos28​ (en los informes de 1820 eran 12.016 hombres: 5.811 españoles venidos con Morillo, 6.080 «veteranos del país» y 125 milicianos; con 426 caballos españoles y 6.000 venezolanos).

Campaña de Carabobo

Al momento de acabar la tregua Latorre intento reunir unos 5.000 soldados para atacar a Bolívar, que solo poseía entonces 2.500 en Trujillo y Barinas, pero éste previó dicha maniobra y organizó con Páez un sistema defensivo en conjunto para apoyarse en caso de que alguno fuera atacado. Cuando José Francisco Bermúdez (1782-1831) inicio su ofensiva la iniciativa de la guerra quedó definitivamente pérdida para el comandante español. Bolívar rápidamente concentró sus fuerzas. La división de Urdaneta (que el 12 de mayo había ocupado Coro y el 13 de junio Barquisimeto) y 2.000 apureños de Páez se unieron a su propia unidad, logrando concentrar más de 6.000 combatientes.

Latorre intento hacer lo propio juntando 5.000 plazas pero tuvo que dejar 1.000 de reserva en Barquisimeto por si Bermúdez atacaba Caracas.​ Finalmente, el 24 de junio en la Sabana de Carabobo se da la batalla decisiva y el ejército realista es prácticamente destruido: 2.908 de sus hombres son muertos, heridos o capturados frente a muy pocas bajas de sus enemigos en comparación.​ Los monárquicos se dieron cuenta que estaban vencidos, en un día habían desaparecido la mayor parte de sus veteranos y regulares junto a gran cantidad de material militar, las pocas unidades supervivientes se refugiaron en la fortificada ciudad de Puerto Cabello mientras el 29 de junio Bolívar entraba triunfante en Caracas.

«Será en 1821, cuando la ciudad de Maracaibo, que hasta entonces ha permanecido sorda al reclamo de la Patria, haga acto de presencia en la asamblea de la República con el pronunciamiento del 28 de enero de ese año. Y cuando la causa realista haya recibido el golpe mortal en Carabobo y se hallaba reducida a defenderse detrás de los muros del Castillo de Puerto Cabello, aún encontrará el General Francisco Tomás Morales apoyo decidido en los campos de Coro y Maracaibo donde sus habitantes prestarán apoyo a sus irrupciones de 1822 y 1823.

En la Nueva Granada sucederá lo mismo y Pasto recordará con su tenaz resistencia, fomentada por los clérigos, la lucha obstinada de los realistas franceses en la Vendée. El fanático pastuso peleará como corianos y maracaiberos hasta la última hora, y como lo recuerda Becerra, "no doblará al fin la rodilla ante el altar de la Patria independiente sino conducido por la mano del Obispo que le enseñará que Dios no es el rey Fernando". En el occidente de Venezuela caracterizó la reacción clerical en favor del rey en contra de su patria, el Presbítero Andrés Torrellas, que ejerció toda su influencia en sustraer del servicio de la República al indio Reyes Vargas, hombre ríspido, ignorante y de algún prestigio entre los campesinos que con el grado de Capitán y al frente de un pequeño cuerpo de observación se encontraba en Siquisique, donde lo dejara el Marqués del Toro cuando su ataque a Coro y su retirada a Carora. Era el padre Torrellas un hombre inteligente. Semejante a aquellos sacerdotes vendeanos, decía misa antes de combatir, arengaba desde el púlpito a sus soldados, los bendecía y luego al grito de ¡Vivan Dios y el Rey! los lanzaba a una guerra sin cuartel».

Al comenzar julio de 1821 la situación de los realistas en Venezuela era crítica y su derrota parecía cercana. Sólo 1.000 de los 5.000 soldados que participaron en la Campaña de Carabobo había logrado refugiarse en Puerto Cabello y tenían al frente a 6.000 enemigos pisándoles los talones,34​ mientras que la guarnición de Cumaná, un millar de efectivos al mando del coronel y gobernador José Caturla, se rendía el 16 de octubre.​ El asedio terrestre y naval de la ciudad, el último bastión realista en el oriente venezolano, había sido comenzado por las tropas de Bermúdez el 17 de agosto, cuando el general instalo su Cuartel General en Bordones.

Pero gracias a que la preocupación principal de las autoridades grancolombianas se volvió hacia el Quito y Perú y el apoyo popular a su causa, Latorre consiguió reunir durante los meses siguientes a diversas unidades de soldados, milicianos y guerrilleros supervivientes al desastre. A estas se les sumaron unidades con armamento traído desde la Isla de Cuba. Pronto logró juntar cerca de 3.000​ a 4.000 soldados junto a una poderosa flota, aunque no todo le resultó tan bien.​ Meses después de su derrota fue reemplazado por Morales del mando de las tropas y enviado a Cuba. Morales tenía parte importante de la responsabilidad en la derrota de Carabobo, ambicioso e indisciplinado, se había retirado con su caballería de llaneros en cuanto empezó la batalla. También era muy popular, de hecho, en todas las ofensivas que realizó, Morales conto siempre con un fuerte apoyo del populacho, en especial coriano, porque «la mayor parte de sus habitantes eran realistas decididos, y hubo otros jefes que los capitanearon para hacer una cruda guerra á la República».​ Así, por ejemplo, la mayor parte de las tropas que siguieron a Morales eran milicianos locales más que soldados regulares.

Operaciones

Las primeras operaciones estuvieron a cargo de Latorre, centrándose en los intentos de recuperar Coro, abandonada el 11 de mayo de 1821 por su guarnición (240 soldados) y ocupada al día siguiente por Urdaneta. Los republicanos pusieron 4.000 soldados listos para atacar Puerto Cabello, mientras 1.000 estaban en Cumarebo y otros 800 eran transportados por la flotilla de Luis Brión (1782-1821). Esto motiva a los realistas a atacarlos rápido y por separado. Una columna de 500 soldados al mando del coronel Juan Tello se unieron al coronel amotinado Pedro Luis Inchauspe y sus 1.300 seguidores,​ siendo vencidos en varias ocasiones, como en Cumarebo, hasta que en el mes de julio consiguen recuperarla. Mientras estaban ocupados en Coro, los republicanos empezaron a amenazar Puerto Cabello, defendido por el mantuano Manuel de Carrera y de la Colina, quien dirigió la resistencia realista en Coro entre 1821 y 1823.42​

El 12 de diciembre Latorre embarcó con 1.200 hombres a auxiliar a los veteranos atrincherados. Posteriormente Latorre obligó a Juan Gómez a capitular en La Vela de Coro el 9 de enero de 1822 junto a más de mil soldados. Entre los rendidos en La Vela y los «Corianos fieles» Latorre formó una división de 1.500 combatientes al mando de Tello. El capitán general regreso a Puerto Cabello con algunos corianos ya que durante su ausencia los republicanos abandonaron el asedio, pero dejó en San Miguel de Tocuyo una columna de los batallones Barinas y Hostalrich para reclutar provincianos y apoyar a las fuerzas corianas.

Desde ahí, Morales con dos mil soldados intento llegar a Maracaibo a finales de marzo,46​ urbe defendida por 1.000 colombianos y 250 legionarios irlandeses pero una ofensiva republicana desde Carora contra Coro le obligó a retroceder.​ Aunque consiguió vencer en Dabajuro el 7 de junio, Morales debió volver a Puerto Cabello para asumir el cargo de capitán general de Venezuela el 24 de julio, lo que fue aprovechado por los republicanos para recuperar Coro un día más tarde. Quedaban en la provincia sólo las guerrillas de Carrera.​ Las fuerzas realistas estaban muy debilitadas. En una carta al Secretario de Estado y del Despacho Universal de Guerra, Latorre afirmaba que aún 2.550 hombres, «entre hábiles, inútiles y enfermos», para defender Puerto Cabello; mientras que en una carta escrita en Curazao, José R. de Martín decía al gobernador de La Guaira, coronel Francisco de Paula Avedaño y López de Brito (1792-1870), sobre las fuerzas de Morales en la expedición contra Coro:

«200 hombres fuera de 600 enfermos, 600 en la Sierra al mando de Morillito, 800 en Cacicure y Casigua y 300 en Paraguaná, que son por todos 4.300 hombres; de esto puede haber alguna exageración pero no le faltas 3.200 hombres según cálculos de muchos buenos corianos que hay aquí y tienen conocimiento de aquel país y los conocen mucho».

A finales de 1821, los realistas de Puerto Cabello tenían 2 corbetas, 4 bergantines y 5 goletas. Llegaron desde Cumaná una flotilla de 3 buques al mando del capitán de fragata Francisco de Paula Topete, pero uno de ellos, la corbeta Bailén, necesitada de importantes reparaciones, quedó varada en Puerto Cabello y fue finalmente desmantelada y sus restos vendidos.

Ofensivas de Morales


Poco después, el 1 de marzo de 1822 Páez iniciaba el asedio de la ciudad de Puerto Cabello.​ A pesar de que contaba con unos 3.000 soldados bien apertrechados y abundante material con el cual bloquear Puerto Cabello por tierra, las defensas de la urbe, la llegada constante de suministros por mar y las enfermedades le impidieron dar un fin rápido al asedio, siendo diezmadas sus tropas por las pestes.​ Apenas 1.000 sobrevivientes se retiraron a Valencia. Tampoco le impidió a Morales realizar una serie de incursiones apoyándose en su escuadra, dejando una pequeña guarnición en Puerto Cabello se preparó para usar al grueso de sus fuerzas en una serie de ofensivas.

Primero intento tomar Valencia, pero fue vencido el 11 de agosto en Naguanagua. Después transportó 1.000 ó 1.200 soldados y desembarco en Cojoro (Guajira) el 24 de agosto, ganándose el apoyo de los indios locales (algunos se unieron a sus fuerzas), ocupando Maracaibo el 7 de septiembre tras derrotar a las fuerzas que intentaron detenerlo en su marcha. Al entrar en la urbe hizo fusilar a algunos oficiales en abierta violación del Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra (ya en Coro se habían ejecutado un par de cientos de republicanos).​

Una columna republicana fue enviada al mando del coronel José Sardá desde Riohacha por orden del Comandante General del Magdalena, general Montilla, contra el Zulia por decisión del gobierno de Bogotá. Sumaban 1.000 infantes y 300 jinetes,​ siendo aplastada por Morales con 1.800 infantes y 200 jinetes en la llanura de Garabulla, el 13 de noviembre, sólo 300 moribundos volvieron a Riohacha. Tras esta exitosa acción, Morales desembarco en Ancón el 26 de noviembre mientras una fuerza salía de Maracaibo dirigida por La Calzada contra Mérida. Como Urdaneta se preocupó de defender Mérida, desguarneció a Coro y un millar de realistas de Morales aprovecharon de ocuparla el 3 de diciembre, derrotando a sus enemigos alrededor de la urbe.​ Morales, tras reclutar 1.000 guerrilleros se preparó para conquistar Trujillo.

Inmediatamente después los corianos se proclamaron leales al rey nuevamente. Junto a los pastusos, los corianos fueron de los gentíos más afectados por las guerras de independencia. Destacaron por su lealtad y su táctica de «guerra lenta».​ El apoyo popular, la decisión y capacidades de sus dirigentes sumados a una difícil geografía permitieron a estos pueblos lograr ofrecer una prolongada y firme resistencia a los republicanos aunque a un grave coste económico y demográfico.


Así, por ejemplo, la provincia de Coro perdió un 50% de su población entre 1819 y 1825,​ período en que la guerra se centró en su territorio. En términos netos ésta era de 32.000 residentes en el año 1800,​ de los que 6.000 vivían en la capital provincial (número que aumento a 10.000 diez años después).​ Debe mencionarse que los historiadores posteriores a la independencia decían que el rechazo de amplios sectores de la población a la «lucha justa contra España» se debía, según José Manuel Restrepo (1781-1863), a «el fanatismo religioso, el fanatismo por la monarquía y su funesta ignorancia llamándolos los hijos descarriados de Colombia».​ Actuaron de un modo similar los marabinos, habitantes de una rica ciudad de 24.000 habitantes.

A parte de los anteriores, los caquetíos de Santa Ana y Moruy también apoyaron largamente la causa monárquica. Desde 1810 participaron constantemente en las guerra de independencia, aportando varias veces numerosos contingentes al bando realista, durante la Segunda República la provincia de Coro estaba en poder del general español Cajigal, hombre al que dieron su apoyo.​ Ya había tenido una participación activa en aniquilar el ejército republicano del Marqués del Toro.​ Hacia 1821, tras la derrota en Carabobo, quedaron muy debilitados, siendo vencidos en San Francisco mientras que los criollos empezaran a desertar de las milicias creadas para defender Coro de los republicanos.

Terminaron culpándose entre ellos de su derrota. El cacique de Moruy murió poco después y el de Santa Ana huyo de los republicanos y rivales locales. Luego muchos indios fueron masacrados por los revolucionarios o terminaron suicidándose. Debido a esto no participaron de las contraofensivas de Morales. De los 8.000 que eran en 1800 quedaban 1.800 en 1821, reducidos por la guerra, la emigración y el hambre. Durante el período posterior a la independencia terminaron por desaparecer como pueblo.

Indios, negros y mulatos apoyaron la causa monárquica, parcialmente, por su resentimiento hacia los criollos y mestizos, nutriendo las guerrillas realistas masivamente.​ La guerra de guerrillas había resultado vital para la victoria republicana, permitiéndoles derrotar a fuerzas enemigas que los duplicaban en número en su mejor momento. Los indios vivían «enfeudados» en sus comunidades, dueños de ricas tierras y ganados (por ejemplo, las 19 misiones de la provincia de Guayana eran pobladas por 7.000 indígenas que cultivaban las tierras más ricas de la comarca).​ Las reformas liberales habían buscado igualarlos como ciudadanos con el resto de la población, sacarlos de su aislamiento, pero al eliminar todo el aparato legal que los protegía sus comunidades quedaron vulnerables ante los criollos.

El 29 de noviembre, se concentran en el puerto de Gibraltar, al sur del Lago de Maracaibo, una tropa de 600 infantes del batallón Valencey, 600 del Cazadores, 80 del Burgos, 30 jinetes, una pieza de artillería y diez buques. Un día después Morales entra en Trujillo. Luego divide su fuerza en dos: él marcha sobre Mendoza y La Calzada contra Escuque.55​ El contraalmirante Lino de Clemente y Palacios (1767-1834) tiene apenas 300 hombres, pero en un ataque sorpresa recupera Trujillo el 5 de enero de 1823. Dos días después recibe 400 a 600 refuerzos enviados por Urdaneta y capitaneados por el coronel Andrés Torrellas y Nebros (1785-1864).​

El 21 de enero Clemente embosca a Morales en Bailadores, cerca de Curimanga, derrotándolo y persiguiéndolo sin descanso. Entre tanto, los coroneles Manuel Marique y José de la Cruz Paredes (1797-1876) aplastan a La Calzada. Los realistas vuelven derrotados a Maracaibo con menos de la mitad de sus hombres.​ Para ese entonces la armada colombiana bloqueaba las costas de Coro y Maracaibo. En mayo Padilla tenía 5 bergantines, 7 goletas de guerra y numerosas flecheras, bongos, lanchas y botes.

Rebelión de Santa Marta

Santa Marta había sido siempre una región particularmente afecta al rey pero sometida tras la victoria de Prudencio Padilla sobre los monárquicos el 10 de noviembre de 1820 en San Juan de la Ciénaga (2.000 republicanos contra 1.800 realistas, principalmente indios de las localidades cercanas, muriendo cerca de 800 defensores).​ Los vencidos supervivientes se refugiaron en las selvas samarias, a estos se sumaron poco después una columna de mil soldados que eran la guarnición de Mérida y conocedores del avance de Bolívar sobre la ciudad escaparon a Maracaibo y Santa Marta en un largo periplo donde muchos desertaron, el resto termino integrado a las guerrillas locales.​ Parte importante del rechazo al nuevo régimen republicano venía de la leva forzada de dos millares de hombres de la región durante aquel año (de un total de 5.000 exigidos para todo el país).​ Para evitar aquello muchos huyeron a las montañas, uniéndose a las guerrillas.

Estas partidas de irregulares fueron particularmente exitosas, en vísperas del enfrentamiento en Carabobo los indios guajiros conseguirán cortar las líneas de suministros de los grancolombianos, aislando Riohacha y Maracaibo.​ Pero en noviembre de 1821 intentaran asaltar Ocaña, fracaso que significara el final momentáneo del movimiento. La situación había cambiado completamente con la llegada de Morales a la región, en octubre de 1822 las columnas guerrilleras de Juan Salvador Anselmo Daza y Buenaventura de la Sierra salieron del valle del César y asediaron Valledupar.​

El caudillo principal de los guajiros era Miguel Gómez (Bolívar dio instrucciones de convencerlo de cambiar de bando o batirlo).​ Estas tribus contaban con armas como flechas pero también de fuego, compradas por contrabando a marinos extranjeros, y podían sumar unos diez mil guerreros según datos de finales del siglo XVIII.​ En aquella época eran unas 40.000 almas en total.​ Menos de un mes después del éxito sobre Sardá las fuerzas de Morales son separadas de su aliado Gómez, estas últimas resultan destrozadas y deben volver a sus escondites.

Riohacha se perdía definitivamente para el canario. Las tropas de Padilla permanecieron tres meses ahí limpiando la zona de partidas guerrilleras.81​ Mientras el 31 de diciembre de ese año los indios de San Juan de la Ciénaga se alzaron en armas y unidos a los de Gaira, Bonda y Mamatoco atacaron Santa Marta al día siguiente. Tres o cinco centenares de indígenas capitaneados por el indio Juan Bustamante y el catalán Francisco Labarcés saquearon la ciudad, especialmente los hogares de los blancos considerados afines a la independencia, e izando por última vez la bandera real en el castillo del Morro.

Los indios masacraron a los insurgentes que encontraron y la anarquía llegó a tal nivel que los realistas samarios eligieron al peninsular Vicente Puyales para que restableciera el orden. La respuesta gubernamental no se hizo esperar y el general Montilla envió al coronel Francisco Carmona con 400 hombres contra San Juan. Finalmente, el 20 de enero Puyales claudicaba ante el comandante del destacamento. Después de ello, las partidas monárquicas fueron perseguidas, en particular la de Bustamante, un firme partidario de Morales y que contaba con 300 seguidores. Mientras en Valledupar, el oficial realista Fiallo, que vivía oculto en la selva, tomó brevemente la ciudad con 800 combatientes. El movimiento fue prontamente aplastado y todos sus cabecillas capturados con excepción de Gómez. Éste estuvo a punto de ser capturado, pero escapo lanzándose por un precipicio.​

Morales envió desde Maracaibo dos columnas a apoyar la insurrección al mando de los coroneles Narciso López y Antonio López de Mendoza hacia Perijá y Riohacha respectivamente.​ Para marzo controlaban casi todos los pueblos entre Riohacha y Valledupar con apoyo de Gómez.​ Sin embargo, el coronel Montilla consiguió rechazarlos, luego López de Mendoza y Gómez separaron sus fuerzas y así el republicano consiguió acabar con los indios cuando volvían a sus escondites, así, menos de un mes después de iniciar la expedición, los coroneles realistas volvían a su lugar de partida con sus tropas mermadas.86​80​

Los indios de Mamatoco y Bonda intentaron reconquistarla con 170 guerreros pero fueron rechazados y escaparon a los bosques. De este modo, las guerrillas continuaron por algún tiempo pero en respuesta se ejerció una política represiva en Santa Marta, que incluyó el arresto de todos los españoles y americanos desafectos al nuevo régimen, algunos terminaron en la cárcel de Chagres (Panamá) y otros reclutados a la fuerza en el ejército que combatía en Perú.​

Contraofensivas republicanas

Las autoridades republicanas no podían permitir esto. Bolívar dio instrucciones a Francisco de Paula Santander (1792-1840) de acabar con el brigadier realista, además de informarle que no podría enviarle refuerzos.​ Páez en enero de 1823 organizó una flotilla con la que bloqueo Puerto Cabello aprovechando que la escuadra monárquica estaba en Maracaibo, pero el 1 de mayo llegó una escuadra al mando de Ángel Laborde y Navarro (1772-1834) que lo rompió, apoderándose de dos corbetas.

Por su parte, Padilla forzaba con su escuadra la barra de Maracaibo el día 8 y el 16 ocupaba brevemente la ciudad, aunque debió retirarse. Mientras que Morales, tras tomar Coro, se trasladó por mar al lago de Maracaibo contra Trujillo y Mérida, amenazando el interior de Venezuela y Nueva Granada, dando la orden de ejecutar a todo extranjero capturado luchando por la república (en recuerdo de la Legión británica), derrotando a los generales Urdaneta y Clemente. Luego regresó a Maracaibo en diciembre de 1822, permaneciendo hasta enero de 1823.

Los republicanos aprovecharon su preocupación por Maracaibo para atacar Coro, cortando la ruta terrestre con Puerto Cabello. El 1 de mayo, el teniente coronel José Reyes González, apodado “el Cojo” y amigo intimo de Juan de los Reyes Vargas (c.1780-1823), vencía al coronel realista Antonio Gómez en Coro. Con su victoria, la ciudad quedaba definitivamente en poder patriota. La última resistencia en la provincia homónima desapareció el 10 de junio, en la batalla de Cumarebo Reyes González venció al coronel Manuel Lorenzo con rapidez. El día 16 caía el Punta de Palmas, en la orilla oriental del Lago de Maracaibo.

Se acercaba la flota republicana, que se componía de bergantines Independiente, Marte y Confianza (de transporte); goletas Independiente, Espartana, Atrevida, Terror, Criolla, Manuela (realista capturada), Leona y Manuela; 3 flecheras; 2 lanchas y 1 bote con 929 tripulantes y 96 cañones.​

Sabedores de esto, los jefes republicanos decidieron aprovechar la distancia entre las unidades realistas para acabarlas por separado. En mayo Montilla y Manuel Manrique (1793-1823) iniciaron un avance coordinado contra Maracaibo por la costa. El primero tenía 2.500 en el este y el segundo 1.200 en el oeste, esperaban reunir unos 4.000 al reclutar las guarniciones que encontraran en el camino.​ Inicialmente, el ejército de Montilla en Riohacha debió sumar 4.000 infantes y 300 jinetes, pero los anteriores combates, las enfermedades y deserciones le habían reducido a 3.000 (a pesar que recientemente había sido reforzado por el veterano batallón Carabobo y el escuadrón Dragones de Venezuela, transportados por mar desde La Guaira)

Además la mitad de sus tropas eran reclutas novatos, en cambio, Morales tenía 3.000 veteranos a sus órdenes. Según informes británicos, Morales tenía 2.000 veteranos bien armados y vestidos para guarnecer los fuertes, 1.000 reclutas sin armas y un escuadrón de caballería desmontado en instrucción.​ Morales tenía «tres mil infantes y ciento y pico de caballos»; y eso que no contaban a las partidas guerrilleras de Carora, Bailadores, Cúcuta, Valledupar, Ocaña y la provincia de Santa Marta (todas apoyadas por Morales), la guarnición de Puerto Cabello y la tripulación de la flotilla en el Lago de Maracaibo.

Rápidamente cortaron las vías de comunicación hacia la ciudad, que pronto empezó a pasar hambre. Por su parte, Morales no se atrevió a reunir todas sus fuerzas, pensaba que los nuevos contingentes que se le habían sumado planeaban deponerlo y reemplazarlo con su lugarteniente Sebastián de la Calzada (1770-1824), en especial, los corianos, pueblo que había demostrado una fidelidad fiera al rey a pesar de lo devastadora que les era la guerra.​ Sólo podía esperar a la flota de Laborde, muy superior en su poder de fuego a su contraparte colombiana y decidió salir a enfrentar a cualquier fuerza que intentará desembarcar, dejando apenas 500 soldados para guarnecer Maracaibo dirigidos por el coronel La Calzada. Finalmente dio al coronel la misión de dirigir la guarnición de Puerto Cabello.

La atención del comandante español estaba dividida entre las unidades de Montilla y Manrique. En junio reunió 2.000 soldados para enfrentar los 3.000 hombres que traía Montilla desde Riohacha, mientras la división de Manrique se ralentizaba a causa del clima y las guerrillas corianas. Además, envió un fuerte destacamento a Perijá para auxiliar la guarnición contra las numerosas guerrillas patriotas que ahí pululaban, pero su comandante, Calixto Rodríguez, cambio de bando y terminó acaudillando las partidas, causando muchos daños a sus antiguos camaradas de armas. La amenaza principal, el cuerpo de Montilla, era también acosado por los guajiros, los convoyes con víveres sufrían constantes ataques y todo soldado que quedaba rezagado o se separaba de la columna podía ser dado por muerto. Finalmente, al llegar a la estancia de Cojoro el general republicano dio orden de regresar a Riohacha.

La escuadra de Laborde siguió hasta Maracaibo, pero para entrar al lago homónimo tuvo que dejar atrás a los más poderosos barcos que tenía, por su mayor calado, lo que fue aprovechado por Padilla para bloquear el puerto. Al final, la flota de Laborde fue vencida en la batalla naval del lago de Maracaibo el 24 de julio de 1823. La situación en la ciudad se hizo insostenible, logrando algunos navíos con Laborde y La Calzada forzar el cerco naval y llegar a Puerto Cabello. Planeaban ir a ésta ciudad y conseguir tropas, mientras Morales llegaba por tierra a Coro para reunirse ahí con la flota, embarcarse y atacar Caracas, aprovechando que en la provincia de Maracaibo estaba el grueso del ejército grancolombiano de Venezuela.​ El plan nunca pudo realizarse porque Morales nunca pudo salir de la ciudad y tuvo que capitular el 3 de agosto ante el brigadier Manrique, embarcándose un día más tarde con un millar de sus tropas hacia Santiago de Cuba.​ Unas seiscientas familias marabinas los acompañaron. El resto de sus tropas (unos dos mil hombres) se desmovilizaron o integraron al ejército independentista.

Sabedor de esto, La Calzada ordeno la evacuación de Puerto Cabello de todo el personal incapaz de combatir a La Habana y Puerto Rico.​ El 23 de septiembre se iniciaba el quinto y último asedio de la ciudad de manos de Santiago Mariño (1788-1854). A continuación, el brigadier español decidió atrincherarse en el castillo San Felipe mientras los grancolombianos reunían 3.000 soldados a su alrededor. Páez le solicito su rendición el 31 de octubre, La Calzada, a pesar de saber que la guerra estaba perdida se negó, esperando ayuda de Laborde; para ese entonces se había iniciado un nuevo bloqueo naval a la ciudad por dieciocho barcos.

En la noche del 7 y 8 de noviembre las tropas de Páez asaltaron la urbe liderados por los tenientes coroneles brasileños José Inácio de Abreu e Lima (1794-1869) y José Francisco Farfán (m. 1840), caen las baterías de Corito, de La Princesa y de El Príncipe, provocándose la capitulación de La Calzada con sus últimos 56 oficiales y 539 soldados. El coriano Carrera y de la Colina aprovecha la confusión para huir de la ciudad al castillo con algunos oficiales y soldados, donde resistirá hasta el día. Tras la capitulación se embarcaran a Cuba con muchos de los vecinos de la localidad.​ A comienzos de 1824 La Calzada es liberado y enviado a Cuba. En Valencia, como capital de la provincia de Carabobo, quedó una guarnición permanente de 2.000 infantes y jinetes.

Consecuencias

A pesar de que este se considera tradicionalmente el final de la guerra durante varios años más rebeliones y guerrillas de carácter monárquico continuaron azolando una devastada Venezuela. En la Nueva Granada (actual Colombia), tras pacificar la costa caribeña solamente quedó como último bastión realista la región de Pasto en el sur por unos años más. En fechas tan tardías como 1826 Bolívar seguía temiendo que los corianos se sumaran en masa a apoyar cualquier intento español de reconquista:

Ni aun a mi llegada se acercan a verme como que sus pastores son jefes españoles. Yo creo que si los españoles se acercan a estas costas, levantarán 4 ó 5.000 indios en esta sola provincia. La nobleza de este país permanece renuente y abstraída de todo; pero cobrando millones y Coro no ha valido jamás un millón (Carta de Bolívar a Urdaneta, Coro, 24 de diciembre de 1826).

Estallaron cada cierto tiempo de revueltas negros incitados por sacerdotes contra el reclutamiento forzado al grito de «¡Viva el Rey y mueran los blancos!». Como en Curiepe en 1822, Isla Margarita y Petare, suburbio de Caracas, en 1824.​ No eran las primeras ni serían las últimas, en 1812 se habían alzado por las mismas razones contra la Primera República en Barlovento y en 1835 y 1845 en Caucagua y Ocumare respectivamente.​ Revueltas así se veían facilitadas por el clima de anarquía que había en gran parte de Venezuela, grupos de llaneros o de soldados licenciados, acostumbrados por años a extorsionar o simplemente saquear las propiedades ajenas, continuaron hacerlo una vez acabada la guerra, afectando principalmente Apure.

Un movimiento estallaba en Cumaná en busca de autonomía de la provincia de Maturín.​ Era agosto de 1827, formándose una guerrilla al mando de los coroneles Ramón Burgos, el gobernador Bonifacio Coronado y los hermanos Isidro, Luis y Rosario Castillo. Rápidamente se apoderan de Cumanacoa.​ Imposibilitados de detener el avance de Mariño, quien tenía 2.000 soldados a su mando.​ En el mes de septiembre, se suman a la amnistía Ramón Burgos y Bonifacio y Pedro Coronado, mientras Isidro Castillo resistía en Cumanacoa y San Juan de Macarapana con 250 seguidores.

Finalmente, Bermúdez y Mariño concentran sus fuerzas y asalta el último pueblo el 31 de diciembre, obligando a los rebeldes a capitular.​ En octubre y noviembre estallaron una serie de conspiraciones en Venezuela. Una intentona de revuelta fue descubierta en Barinas; mientras el intendente del Orinoco, coronel Félix Blanco, y el gobernador de Angostura, brigadier José Manuel Blanco, se alzaban contra el gobierno central; y en el cantón de San Luis, en la provincia de Coro, el capitán de milicias Candelario Olivares se alzó a favor del rey, pero al no encontrar apoyo fueron hechos prisioneros.

Por ese entonces, Bolívar estaba ocupado en las luchas políticas en Bogotá. Su vicepresidente, Santander, quería rebajar el tamaño del ejército a 9.980 hombres, a lo que se oponía el Libertador.​ Por último, en enero de 1828 la flota española de Laborde paso frente a las costas de la Guayra. Estos eventos llevarían a Bolívar, en febrero, a proclamar la ley marcial en los departamentos de Maturín, Venezuela, Orinoco y Zulia.

Sin embargo, en una fecha tan tardía como 1830 la guerrilla realista del coronel indio José Dionisio Cisneros (1796-1847), activa desde la derrota de Carabobo, conseguía apoderarse de los Valles del Tuy y de Aragua en medio del caos producido por el fin de la Gran Colombia y la caída de Bolívar.​ Esta partida de bandoleros, campesinos y antiguos soldados llegó a alcanzar el millar de hombres que operaban incluso muy cerca de Caracas lo que motivo una ofensiva contra ellos capitaneada por Felipe Macero Prócer (1777-1865). En noviembre de 1831 se acordó una amnistía con Páez para él y sus tropas siendo incorporados al ejército nacional.

Otro movimiento monárquico venezolano tardío fue la incursión del coronel José Arizábalo que en 1827 desembarca en Venezuela logrando formar una pequeña guerrilla logrando aliarse a Cisneros, llegara a contar con el apoyo de varios bandoleros locales hasta juntar una fuerza de 1.000​ a 2.000​ hombres para alzarse contra la nueva república. Páez dirá que las guerrillas que amenazaban directamente Caracas llegaron a un número de 3.000 en diversas partidas​ y diarios españoles que Cisneros mandaba 2.000 blancos y otro tanto de pardos y negros, amenazando Cumaná y Caracas.​

Las órdenes del capitán general de Puerto Rico era apoyar a la facción de los Güires, que al mando de Cisneros asolaban la provincia de Caracas, y nombrar a Arizábalo comandante en jefe de los realistas. Cisneros destacó por sus masacres de blancos a manos de indios y negros, algo que asombro a Arizábalo.​ En 1829 dejan de recibir apoyo de Puerto Rico debido a que su suministrador, Laborde, estaba ocupado en una fallida expedición a México, por lo que Arizábalo se verá obligado a capitular.

El plan de ambos guerrilleros era aprovechar la inestabilidad interna (y el descontento que esta causaba con la independencia) en Venezuela para reactivar el movimiento realista, garantizando el apoyo local a cualquier expedición que pudiera enviarse desde España para la reconquista de las provincias de Ultramar. Estos planes se vieron cancelados por la muerte de Fernando VII en 1833 y la guerra civil en la que se sumergió España, el posterior gobierno liberal triunfador estaba más interesado en imponer sus reformas que reconquistar América por lo que a la larga reconocería las independencias.

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Última edición por Brasilla el 13 Feb 2018 19:52, editado 1 vez en total.
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Hoplon » 13 Feb 2018 19:35

Lo del "Che", y lo de la batalla del lenguaje, está tan visto que aburre.

Dentro de cien años alguien colocará las cosas en su sitio. Como la Guerra Civil y la Ley de Revancha Histórica".

Mira los egipcios, cómo aplicaban la "damnatio memoriae", y sin embargo hoy hemos logrado saber de qué pie cojeaba cada uno.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 13 Feb 2018 19:55

Hoplon escribió:

Lo del "Che", y lo de la batalla del lenguaje, está tan visto que aburre.

Dentro de cien años alguien colocará las cosas en su sitio. Como la Guerra Civil y la Ley de Revancha Histórica".

Mira los egipcios, cómo aplicaban la "damnatio memoriae", y sin embargo hoy hemos logrado saber de qué pie cojeaba cada uno.


Siempre ha sido así, lo hacían los romanos, los egipciós los griegos, los caldeos y todas las civilizaciones, borraban a los que de alguna manera se imponían o no les gustaban a los que les sucedian, vamos que no hemos avanzado demasiado en realidad.

Saludos cordiales
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 13 Feb 2018 21:07

Batalla de Aguanegra (Guerra de Independencia de Venezuela)


La batalla de Aguanegra fue una escaramuza ocurrida el 4 de noviembre de 1810 entre la avanzada del contingente comandado por el Marqués del Toro liderada por el capitán Manuel de Negrete y la avanzada de las fuerzas del capitán general Fernando Miyares. Es considerada como el primer enfrentamiento militar de la Guerra de Independencia de Venezuela.

Luego de pasar por Carora​ el Marqués del Toro llega a Siquisique​ establece un plan de acción para atacar las poblaciones de Pedregal y San Luis​ al mismo tiempo el día 11 de noviembre.

La fuerza fue dividida en vanguardia comandada por el coronel Luis Santinelli con 1200 hombres, el centro comandado por teniente coronel Miguel Ustariz con 1400 hombres, la artillería comandada por el capitán Diego Jalon con 6 piezas de cañones grandes y pequeños (probablemente cañones de 4 libras y 12 libras) y la retaguardia comandada por Tomas Montilla con 1.600 hombres entre caballería e infantería. Componía también la retaguadia, el Estado Mayor, un destacamento de lanceros y una milicia de infantería ligera.

Luego de establecido el plan de acción se comisiona al capitán Manuel de Negrete, el cual estaba a cargo de un destacamento de 100 hombres para que vaya desde Algodones​ a tomar posiciones lo más pronto posible en Aguanegra​ por el camino de Danta​ y Pozo Verde, actuando como avanzada de las fuerzas que atacarían San Luis.

Este contingente de 100 hombres toma las poblaciones de Danta y Pozo Verde sin ninguna demora, pero al acercarse a Aguanegra encuentran una avanzada de las fuerzas de Miyares, entablando combate del cual quedan siete prisioneros (de las fuerzas de Miyares) y algunos fusiles.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 13 Feb 2018 21:12

Batalla del ALTO DE LOS GODOS (Guerra de Independencia de Venezuela)

La batalla del Alto de Los Godos (o Tercera batalla de Maturín)​ fue un encuentro entre las fuerzas republicanas de Manuel Piar y las fuerzas realistas del capitán general Domingo Monteverde cerca de Maturín. Fue uno de los cinco intentos realistas de tomar la región y fue notable la participación de mujeres en el combate, tales como Juana Ramírez, «La Avanzadora».

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 13 Feb 2018 21:23

Batalla de ANGOSTURA (Guerra de Independencia de Venezuela)


La Primera Batalla de Angostura (18 de enero de 1817) fue un enfrentamiento librado en la Guerra de independencia de Venezuela.

Poco antes del invierno de 1816 Manuel Piar y Manuel Cedeño unieron sus guerrillas tras ponerse de acuerdo sobre la estructura de mando (ambos eran caudillos de montoneras autónomas por lo que el asunto era delicado). Piar quedo como general en jefe y ordenó seguir hacia Angostura antes que las crecidas de los ríos cortaran su camino.

Los realistas dominaban las aguas del río Caura con una escuadrilla de tres flecheras y dos cañoneras bien armadas, en cuyas orillas occidentales acamparon los patriotas el 23 de diciembre, ahí realizaron una junta de guerra donde se resolvió qué hacer, se siguieron las ideas del coronel José Antonio Anzoátegui. Muchos oficiales, por no estar de acuerdo o por el mal trato que el violento carácter de Piar les daba, desertaron (ese fenómeno venía desde días antes).

La margen oriental del río era defendida por 500 infantes y 300 jinetes monárquicos.​ Como no tenía ningún barco, el general ordenó al coronel José Lienzo y 25 soldados construir en los bosques algunas embarcaciones de ceiba.​ En la noche del 31 de diciembre el oficial de marina Rafael Rodríguez atravesó el río con 3 soldados escogidos en una pequeña lancha sin ser detectado. Después sorprendió a la avanzadilla realista y tomó otra lancha. Después volvió a la otra orilla y ayudó a cruzar a dos piquetes de infantes para atacar al enemigo por sorpresa.

Al mismo tiempo la artillería patriota abrió fuego sobre el campamento enemigo y el general Cedeño, el capitán Lorenzo Hinojosa y un escuadrón de jinetes de élite cruzaron a nado el río por el Paso Real. Los realistas, aterrados, huyeron tras apenas luchar y perseguidos hasta San Pedro por Cedeño.

Batalla


El 12 de enero los republicanos acampaban en El Juncal. Al amanecer del 17 el capitán José Gabriel Lugo tomaba el cerro Samuro. Esto animó a Piar, quien decidió atacar en la noche del 18 de enero, pero el coronel Fitzgerald había reforzado bien las defensas y le rechazó.​ El gobernador realista había construido dos fortines: San Rafael al norte y San Fernando al sur de la ciudad.

Además, había rodeado la villa con parapetos y un pozo de agua reforzados con 30 cañones. Los republicanos entraron por los barrios de Perro Seco, Monserrate y Céiba a las órdenes del coronel Bartolomé Salom, llegando frente a la Plaza de Armas pero fueron las posiciones enemigas estaban muy bien fortificadas y son forzados a retirarse.​ Los realistas eran apoyados por 2 fragatas, 3 goletas y 4 cañoneras situadas en el Orinoco o en la laguna Cornieres.

Consecuencias

La derrota debilitó mucho a la autoridad de Piar y cuando llegó la noticia del desembarco de Simón Bolívar muchos oficiales desertaron. Fracasado el ataque, Piar procede a asediar la villa, pero el 24 de enero deja las tropas a cargo de Cedeño y marcha sobre las misiones de Caroní, lugar de abastecimiento de toda la región. A principios de febrero cruza el río homónimo por el paso de Caruachi, toma Utapa y pasa el resto del mes conquistando las misiones.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 13 Feb 2018 21:43

Segunda Batalla de ANGOSTURA ( Guerra de Independencia de Venezuela)


La Segunda Batalla de Angostura fue un enfrentamiento militar sucedido en el contexto de la Guerra de Independencia de Venezuela entre las fuerzas republicanas y realistas el 17 de julio de 1817 con la victoria de las primeras, que consiguieron capturar la ciudad.

Entre 1813 y 1818 se vivió un proceso de transformación en los ejércitos de ambos bandos con consecuencias decisivas. Entre los realistas, su tropa miliciana y guerrillera compuesta principalmente por mulatos, esclavos y mestizos muto a otra de soldados profesionales europeos, gracias a la llegada de la expedición de Pablo Morillo y el desdén demostrado por las milicias venezolanas. Entre los patriotas, la fuerza de milicianos criollos de los primeros tiempos fue reemplazada por otra de llaneros pardos pero en proceso creciente de profesionalización, especialmente entre sus oficiales.

Así, la «guerra civil» se transformó en lo que buscaban los líderes revolucionarios con su guerra a muerte: una «patriótica y nacional». Los realistas empezaban a perder el absoluto apoyo popular que tuvieron alguna vez. Diversas partidas patriotas habían nacido durante los años anteriores, ninguna superaba el millar de combatientes en sus operaciones, pero tenían un fortísimo apoyo popular de los llaneros y refugiados. Los guerrilleros solían colaborar con ellos en el trabajo de las tierras comunales para conseguir suministros.

Desde finales de 1816, el general Manuel Carlos Piar estaba convencido de la necesidad de conquistar la provincia de Guayana para dominar el delta del Orinoco y tener acceso al sistema de comunicaciones fluviales del interior del país, pero sólo después de la llegada de Simón Bolívar los esfuerzos republicanos se centraron en la región. Los recién llegados de Haití contactaron con las guerrillas locales y se apoderaron de las misiones capuchinas.

Campaña

El 1 de enero de 1817 Bolívar desembarcó en Barcelona, pero incapaz de avanzar sobre Caracas por la presencia de un gran ejército realista decidió buscar otro teatro de operaciones.​ El Libertador vio en Guayana que Piar estaba creando una base de poder donde él podía consolidar su poder, obtener ganado, granos y comunicaciones marítimas, contactar con las guerrillas de los Llanos interiores y evitar quedar atrapado en Barcelona. Esto lo enfrentó con Santiago Mariño, quien deseaba avanzar sobre Cumaná. El 21 de marzo sale para Guayana y ordena a su almirante, el corsario Luis Brión llevar su flota para colaborar con él en la campaña. El Libertador llevaba 200 soldados.​

Batalla
Movimientos de Piar


El sitio de Angostura comenzó el 12 de enero, seguido por un infructuoso intento de asalto seis días después.17​ Piar dejó el asedio a cargo del general Manuel Cedeño el día 24 y marchó sobre las misiones de Caroní, zona rica en ganados y provisiones, pasando todo el mes de febrero conquistando los pueblos uno por uno.​ El 25 de febrero el coronel Bartolomé Salom asediaba Guayana la Vieja, donde los monárquicos tenían dos castillos, pero el 29 de marzo acababa por retirarse.

El 8 de marzo salía de San Fernando de Apure un convoy de 35 barcos protegidos por la cañonera Carmen siguiendo el curso del Orinoco.​ Llevaba 1.000​ a 1.500 soldados y lo dirigía el brigadier Miguel de la Torre, nuevo Jefe Militar de Angostura y Guayana la Vieja.​ El 27 llegaban a Angostura, villa que encontraban con serios problemas de abastecimiento.​ El hambre terminó por llevar a los habitantes y defensores a sacrificar a todo animal que pudieron encontrar y a devorar cueros y hierbas. Temían ser aniquilados y sus mujeres violadas en caso de capitular. Los republicanos los bombardeaban constantemente desde el pueblo de Soledad. El brigadier resolvió reconquistar Caroní y aprovisionarse ahí,​ pero fue completamente derrotado en San Félix el 11 de abril.

A las 02:00 horas del 25 de abril, Piar ordenó a varias columnas atacar Angostura, la principal al mando del general Pedro León Torres. Tras cuatro horas de lucha, Latorre los obliga a retirarse con la pérdida de 7 oficiales y 78 soldados. El 26 y 27 los buques realistas en Guayana la Vieja volvían a Angostura para defender la línea de comunicación y abastecimiento del Orinoco.

Llega Bolívar

Entre tanto, Bolívar enfrentaba el desafío de Mariño, contrario a reconocer su autoridad, el caudillo oriental estableció el Congresillo de Cariaco el 8 de mayo para proclamar la restauración del sistema federal.n 2​ Junto al canónico José Cortés de Madariaga desconoce la autoridad de Bolívar y se autoproclama jefes del movimiento republicano. De inmediato, Rafael Urdaneta y Antonio José de Sucre desertan de su ejército y pasan a Guayana en busca del Libertador.​ Brión y los demás que inicialmente apoyaron a Mariño pronto lo abandonaron y el caudillo se refugió en Margarita (12 de mayo). El 26 de junio, por intercesión de Urdaneta, se reconciliaron Mariño y Bermúdez y el caudillo oriental reconocía la autoridad de Bolívar.

El 2 de mayo Bolívar y Piar se encontraban en El Juncal. Ahí el segundo reconoció la autoridad y primacía del primero. Se insiste a Brión venir a la provincia, se construye una batería en La Punta, río debajo de Angostura, para estorbar a la escuadrilla realista en la zona y manda establecer un astillero para construir flecheras y mejorar el apostadero en Puerto de las Tablas, en la boca del Caroní.

El 4 de mayo Bolívar decide apretar el asedio de Angostura y releva a Piar del mando del Ejército de Guayana, enviándolo a Utapa y poniendo a José Francisco Bermúdez a cargo de las fuerzas de tierra.​ Después de esto, Piar comenzaba a planear su sublevación. El 5 de junio Bolívar llega a Angostura y se pone personalmente al mando de las tropas.

Antes, el 24 de mayo los patriotas tomaban por la isla Fajardo, donde se unen el Caroní y el Orinoco, y poco después construían río arriba un apostadero en La Vuelta del Torno para aislar la villa de Apure.5​ Esa vía de comunicación quedaba completamente interrumpida cuando los republicanos tomaban el apostadero de Borbón3 (4 de julio). Esto era clave porque el continuo paso de navíos permitía traer carnes y armamentos a los defensores.

La situación cambió definitivamente con la llegada de las goletas y bergantines de Brión a principios de julio. El acceso de suministros por mar a la ciudad también quedaba bloqueado y se estableció una ruta permanente de comunicaciones y abastecimiento para los rebeldes.​ La victoria de los republicanos en Pagallos el 8 de julio garantizaba el dominio naval del río, haciendo insostenible la posición.

Evacuación

Finalmente, el 17 de julio, el general La Torre ordenó a toda la población, 1.800 civiles y 2.000 soldados y marineros, embarcarse en 30 bergantines, goletas, barcazas y curiaras fondeadas en el puerto, subir las pertenencias, enseres, tesoros y archivos y dirigirse al delta del Orinoco. Sólo 300 soldados de la guarnición estaban sanos, el resto estaba en hospitales. Aparte de ellos, quedaban las tripulaciones.​ A las 10:00 horas salían los últimos evacuados de la ciudad a Guayana la Vieja,​ donde su guarnición también era evacuada​ (unos 600 efectivos) el 3 de agosto.​ Los monárquicos se habían comido hasta los cueros por el hambre, su moral estaba por los suelos. Su flota hizo varios amagos de ataque, pero después de los sucesos de Pagallos no se atrevieron a atacar.​

Sin embargo, las embarcaciones de Brión, con órdenes de Bolívar, no dejaron de acosarlos.​ Presas del pánico, los navíos fugitivos empezaron a dispersarse en el delta.​ Lograron escapar los barcos de guerra donde estaban Latorre, Fitzgerald, sus oficiales y soldados.​ Tomaron rumbo a la isla de Granada y después a Venezuela.​ La mayoría son capturados. Más de la mitad de los habitantes y sus posesiones acabaron en el fondo del río.​ Otros se perdieron en ese laberinto de canales y caños, nunca se volvió a saber de ellos.

Mientras los realistas evacuaban, las tropas de Bermúdez entraban.​ El 19 de julio, Bolívar entraba en la urbe y encontraba únicamente algunos famélicos.

Consecuencias

El asedio de Angostura fue el más sangriento de la independencia de Venezuela,​ sólo comparable con de Cartagena de Indias y El Callao.​ Fue la mayor victoria desde la Campaña Admirable y sus réditos beneficiaron a Bolívar, quien arriesgó su vida y sufrió las mismas privaciones que las tropas. Sin embargo, gran parte del mérito correspondía a Piar.

En Angostura los republicanos consolidan una base de operaciones en Guayana​ y desde ahí expandirán sus operaciones por toda la cuenca del Orinoco, región que entre 1817 y 1819 concentró las operaciones bélicas. Se volvía imprescindible aliarse con José Antonio Páez para atraer a los llaneros a su causa,​ conquistar Apure y Barinas y avanzar al interior de la Nueva Granada.

Los patriotas controlaban una provincia de 30.000 habitantes,​ pero las principales ciudades y el resto del país seguían en manos realistas.​ A pesar de que la guerra había arruinado la región, esto no les impedirá movilizar un ejército mal armado y hambriento de 3.000​ a 3.500​ efectivos, la mayoría eran infantes descalzos armados sólo con lanzas, arcos y flechas.​

Durante esta campaña Bolívar impone su mando definitivamente sobre los demás caudillos republicanos, todos personajes con victorias en su haber y numerosos seguidores, la mayoría habían permanecido en los Llanos venezolanos mientras él estaba en Nueva Granada o el Caribe.​ Lo más llamativo fue el enfrentamiento con Piar.​ Este último, estaba conspirando en Maturín, pero tras una serie de encontronazos con el coronel Andrés Rojas marcha a Cumanacoa, donde habían numerosos partidarios de Mariño pero estos no le apoyaron. Volvió para Maturín pero en Aragua de Barcelona Cedeño lo arresto. Sometido a juicio militar, fue condenado a muerte el 15 de octubre y ejecutado al día siguiente. El poder político y militar republicano quedaba definitivamente unificado en torno a la persona del Dictador Simón Bolivar.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 14 Feb 2018 09:39

Batalla de Aragua de Barcelona ( Guerra de Independencia de Venezuela)


La Batalla de Aragua de Barcelona fue un enfrentamiento militar librado en el contexto de la Guerra de Independencia de Venezuela el 17 de agosto de 1814 entre las fuerzas de la Segunda República de Venezuela y del Imperio español.

Tras la victoria de José Tomás Boves en la Segunda Batalla de La Puerta (15 de junio), los republicanos iniciaron la Emigración a Oriente, evacuaron Caracas el 6 de julio.9​ Boves estaba ocupado en asediar Puerto Cabello y envió a su segundo, Francisco Tomás Morales, a perseguir a los fugitivos. El 29 de julio los refugiados llegan a Barcelona tras sufrir miles de muertos. Morales avanza por el Alto Llano, zona llena de guerrilleros, sus 2.000 efectivos pasan a 4.000 (Monagas habla de 5.000 y Montenegro de 8.000). Entre tanto, el 24 de junio Santiago Mariño estaba en Barcelona, Margarita y Cumaná concentrando una fuerza.

Poco después de su arribo Bolívar supo que Morales se aproximaba con una poderosa fuerza y empezó a reunir entre los restos de su ejército, los refugiados y los residentes locales: 2.000 hombres.​ A estos se sumaron 1.000 reclutas de Cumaná traídos por el coronel José Francisco Bermúdez por orden de Santiago Mariño. Bermúdez llegó primero a la villa y fortifico el pueblo, hizo construir trincheras, cavar fosos y acumular provisiones. En las estrechas calles de la ciudad la superior caballería llanera quedaría anulada y los reclutas no podrían desertar, pero también quedaría encerrado y sin esperanzas de rescate.

Bolívar llegó el 13 o 14 de agosto e inicialmente intento convencer a Bermúdez de retroceder por la falta de municiones y tropas. El coronel se negó y empezó a fraguar un plan. Quería establecer las líneas defensivas entre el río Aragua y la villa, zona pantanosa. Era fácil establecer una guarnición y dejar una reserva en Aragua, que podía llegar rápidamente. Los caminos eran estrechos y apenas uno principal y dos menores en los flancos. Posiblemente no ganarían pero desgastarían al enemigo y podrían retirarse a tiempo para proteger sus fuerzas. Luego, la caballería de Bermúdez atacaría cuando Morales chocara con las defensas. El coronel oriental se opuso, la peor parte de la lucha se la llevarían sus jinetes. Prefería atrincherarse en las calles de Aragua, pero eso implicaba anular la capacidad de maniobra de sus jinetes. Bermúdez se negó y se atrincheró en la plaza con sus orientales.​ El jefe de su Estado Mayor era el joven Antonio José de Sucre.

Batalla

A las 5:00 horas del 17 de agosto Morales cruzó el río con su infantería, bien pertrechada y dirigida por oficiales disciplinados. No puedo llegar por el camino principal pero su caballería flanqueaba las defensas por un paso que Bermúdez había dejado desguarnecido. A las 9:00 los republicanos fueron empujados a las calles de Aragua, resistiendo ferozmente cuanto pudieron. A las 12:00 Bolívar escapó para Cumaná por el camino hacia Barcelona con 400 sobrevivientes, y Bermúdez huye a Maturín a las 15:00 con las columnas de José Tadeo Monagas, Pedro Zaraza y Manuel Cedeño que serán las bases de las fuerzas en el resto de la campaña.​

Durante la batalla el batallón Caracas fue aniquilado. Los restos del Ejército de Occidente, salvados por Bolívar en La Puerta, encontraron su fin. Para seguir la lucha se debía continuar la lucha en las provincias de Margarita y Barcelona. Los llaneros masacraron a más de 3.700 soldados enemigos y civiles. Los realistas sufrieron 1.011 muertos y 832 heridos.​ Morales salió a Maturín, deja a cargo al gobernador José Martín quien continuó degollando, hasta 1.000 personas ejecuto.

Consecuencias

Los restos del ejército republicano, unos 200 hombres,​ se unieron a la columna de refugiados, se decidió abandonar Barcelona por las pocas municiones y viajaron a Cumaná. Cinco días después Bolívar y Mariño celebraron un consejo de guerra, ellos querían retirarse a Güiria, si eran vencidos nuevamente bien podían escapar a la isla Trinidad, pero los oficiales más exaltados querían unirse a Bermúdez en Maturín y se impusieron. Ambos generales zarparon rumbo a la isla Margarita. Se debe mencionar que antes de iniciar la retirada los republicanos saquearon todas las reliquias de oro y plata de las iglesias caraqueñas para evitar que cayeran en manos realistas.

El tesoro fue posteriormente embarcado en la flota del corsario Giovanni Bianchi quien terminó quedándoselo. Al llegar a Pampatar el 25 de agosto, Mariño y Bolívar son desconocidos como autoridades legítimas por el coronel Manuel Piar, que les impide desembarcar. Volvieron a Cariaco, donde el general José Félix Ribas se proclama Jefe Supremo de Occidente y pide que Piar sea nombrado Jefe Supremo de Oriente (2 de septiembre). Bolívar y Mariño deben exiliarse en Cartagena de Indias, donde llegan el 19 de septiembre. En cuanto salen de Venezuela la Asamblea de Cumaná los destituye (3-4 de septiembre).​ Ribas, Piar y Bermúdez intentaron coordinar sus esfuerzos para vencer a los monárquicos, pero sus rivalidades personales les llevaron a ser vencidos

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Hoplon » 14 Feb 2018 10:05

En Venezuela siguen con su revolución bolivariana y el sable de Bolivar: tienen mucho en común: falta de respeto total a las vidas y haciendas de los que no son de su cuerda.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 14 Feb 2018 14:58

Es lo que hay compañero, y mal asunto para enderezar ese entuerto, al fin y al cabo es la herencia de Chaves, que sigue vigilando la marcha de la revolución bolivariana en forma de pajarito. :shock: :shock: :shock: :shock: :shock: :shock:
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 14 Feb 2018 15:11

Batalla de ARAO (Guerra de Independencia de Venezuela)


La Batalla de Arao (16 de abril de 1814) fue un encuentro librado en el contexto de la Guerra de Independencia de Venezuela entre las fuerzas republicanas del general Santiago Mariño y el ejército de José Ceballos en la sabana de Arao, cerca de San Carlos.

Tras su derrota en Bocachica (31 de marzo) el caudillo llanero José Tomás Boves fue avisarle a los ejércitos realistas que asediaban en Valencia al mayor brigadier Rafael Urdaneta, sobre la proximidad de los ejércitos de Simón Bolívar y Santiago Mariño. Así, el 3 de abril el gobernador de Coro, general José Ceballos, el comandante del batallón Numancia (formado por veteranos de la Guerra de Independencia Española), coronel Carlos Miguel Salomón, el jefe de los llaneros de Apure y Barinas, coronel Sebastián de la Calzada y su segundo, el teniente coronel mulato Remigio Ramos, decidieron retirarse a San Carlos. Mientras Bolívar entraba en Valencia y después iba a La Victoria a reunirse con Mariño para coordinar sus ejércitos. Así convenció a Mariño de unirse a él en Valencia pero tuvo que viajar a Puerto Cabello con 300 soldados para reforzar el asedio y preparar un asalto (de no ser por el asedio, los realistas de la urbe hubieran enviado armas a Boves y Ceballos, reforzando peligrosamente sus fuerzas).

Las tropas habían sido reorganizadas del siguiente modo: 1.300 infantes orientales en dos cuerpos al mando de Bermúdez y Valdés, 700 plazas del batallón Caracas de Montilla y Ayala y 800 jinetes del comandante Cedeño.​ Otros los distribuyen en 1.800 infantes orientales, 200 occidentales y 800 jinetes, la mayoría orientales.

Se decidió que Mariño debía intentar acabar con la división de Ceballos, por lo que salió hacia San Carlos el 11. Al llegar a Tinaco Mariño debió detener su marcha para esperar a la lenta artillería, parque y víveres. Sin embargo, un agente realista disfrazado de republicano le dijo que Ceballos estaba retirándose hacia San Fernando de Apure. El general decidió marchar en su persecución pero dejando a Urdaneta para que esperara a la artillería, con órdenes de partir a las 00:00 horas. Así la vanguardia de 800 jinetes de Mariño dejo atrás a los 2.000 infantes de Urdaneta.

Batalla

A las 10:00 del día 16 la vanguardia republicana se encontró en la sabana del Arao o Arado con el ejército de Ceballos esperándolo con la caballería en los flancos y la infantería del regimiento de Granada en el centro. Sin embargo, Mariño decidió no retirarse y en unos matorrales que separaban las sabanas de Arao y Orupe formó su línea de batalla.​ El coronel José Francisco Bermúdez estaba en la derecha, donde terminaban unas colinas; el coronel Manuel Valdés estaba en el centro; y en la izquierda estaba la división Caracas del coronel Tomás Montilla y el teniente coronel Ramón Ayala.

Ningún ejército se decidió a atacar y la mayor parte del día solo hubo tiroteos entre infantería ligera y choques de la caballería. A las 17:00 la caballería realista se lanzó contra Bermúdez en formación cerrada, forzándola a retirarse y dejar un hueco donde se colaron los monárquicos. Un movimiento similar ocurrio en la izquierda patriota, donde 200 hombres de la infantería de Urdaneta, llegada a eso del medio día y que estaba en retaguardia, logró contener al enemigo. Entonces Ceballos ordenó a su infantería y 600 jinetes cargar sobre el centro de la línea republicana, logrando romperla.

La retaguardia de esa área, principalmente caballería, huyó con Mariño y Manuel Cedeño y quedaron 600 infantes del batallón de Occidente solos. Ceballos intento envolverlos, pero Urdaneta logró rechazar el flanqueo.​ Cuando una unidad era envuelta o rota el resto de la línea corría fuerte riesgo de caer en pánico (lo mismo paso en Tierrita Blanca, Santa Catalina, todas las de La Puerta, Urica, Clarines, La Hogaza, etc). Entonces Ayala le aviso que él estaba al mando, Urdaneta decidió que Bermúdez reorganizara sus fuerzas dispersas y recompusiera la situación en su sector. Finalmente, la noche llegó y el combate acabo.​

Consecuencias

A las 22:00 los republicanos se retiraron. Urdaneta decidió dejar oculta una fuerza para emboscar a parte de la caballería enemiga que había traspasado su línea en persecución de su reserva. Efectivamente así ocurrió. Urdaneta llegó a Tinaco con las municiones, parque y heridos. Parte del parque y algunos cajones fueron destruidos al no poder cargarse para evitar que el enemigo los usara.

La derrota dejo por los suelos la moral de las tropas orientales.​ En Valencia hubo un motín por la poca y mala comida y el castigo fue feroz. Mariño fusiló a los cabecillas y ordenó diezmar a la tropa.

Poco después los republicanos siguieron a Valencia. Los monárquicos eran dueños del campo y por lo tanto vencedores, sin embargo, Urdaneta había conseguido salvar a la mayoría de la infantería, abandonada a su suerte por su caballería y sus principales jefes. Enterado de la derrota, Bolívar decidió abandonar sus planes de Puerto Cabello y volver a Valencia.

Entre tanto, el capitán general interino Juan Manuel de Cajigal y Martínez decidió salir de Coro para unirse a las operaciones militares con 400 jinetes apureños. Venció a los patriotas en Carora y el 30 de abril se unió a Ceballos en San Carlos, asumiendo el mando. Ceballos y Cajigal estaban confiados por su victoria y buscaron batalla sin esperar los refuerzos de Boves en la sabana de Carabobo.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 14 Feb 2018 20:34

Batalla de ARAURE (Guerra de Independencia de Venezuela)


La batalla de Araure que se realizó como parte de la lucha independentista en Venezuela comandada por Simón Bolívar comenzó al amanecer del 5 de diciembre de 1813. Se llevó a cabo en la ciudad de Araure, en el estado Portuguesa.

Tras la Campaña Admirable y la Campaña de Oriente, el brigadier José Ceballos estaba atrincherado en Coro y la plaza fortificada de Puerto Cabello era sometida a asedio. Se ha criticado mucho al Libertador Simón Bolívar por no marchar directamente sobre dicha plaza, que no tenía defensas organizadas entonces, en lugar de ir a Caracas. En este último lugar estaba refugiado el nuevo capitán general Juan Manuel de Cajigal y Martínez. Entre tanto, en los llanos del Guárico el coronel José Tomás Boves comandaba una guerrilla formaba por nativos,​ es decir, ladrones y esclavos cimarrones que se dedicaban al pastoreo y al abigeato a hacendados y viajeros.​

Libertos y esclavos negros tenían un deseo permanente de matar a los blancos y apoderarse de sus bienes y mujeres, acabando con cualquier mestizo que se opusiera. Los indios (muchos grupos muy mezclados con mestizos) se mantuvieron al margen, igual que el resto de la masa popular. Por sus párrocos estaban inclinados a apoyar a los mónarquicos.​ La movilización de las castas o pardos se inició cuando algunos mantuanos los usaron como fuerza de presión para defender sus intereses, podían hacerlo por los vínculos de servidumbre entre los inquilinos o esclavos y los dueños de las haciendas. Los Ribas, Miranda, Bolívar, Coto Paul, Peña, García de Sena, Muñoz Tebar y otros republicandos exaltados, pero los realistas hicieron un esfuerzo mayor por atraerlos a su costa, animando también a la población servil de las haciendas. Boves encontraría un terreno fértil para su discurso demagógico. De ahí que pudiera movilizar tan enormes ejércitos: hasta 8000 en Urica, solo un máximo de 45 oficiales españoles, canarios o criollos, 100 mulatos manumisos y el resto negros y zambos, 4000 jinetes en San Mateo y Bocachica pero menos de 130 blancos y 1000 mestizos libres.

El país estaba sin autoridad verdadera. Tras la primera reconquista, Caracas y Valencia quedaron en manos del capitán general Monteverde, el coronel Tiscar quedó dueño de Barinas y Apure, el brigadier Ceballos en Coro, el coronel Oberto era gobernador de Trujillo y Ramón Correa en Maracaibo y Mérida. La autoridad de Monteverde sobre ellos era relativa y para asegurar su dominio había pedido refuerzos al Consejo de Regencia.​ También estaba el coronel Julián Izquierdo, dueño de los llanos de los actuales estados de Portugesa y Cojedes, centrándose en San Carlos.​

Desde la Campaña Admirable hasta la llegada de Pablo Morillo Venezuela se disolvió entre diversos caudillejos que armaban sus propias guerrillas, se autoproclamaban jefes y obraban por su cuenta, solo uniéndose ocasionalmente. Muchas montoneras incluían a antiguos delincuentes atraídos por la promesa de saquear. También proliferaron las bandas de asaltantes sin partido político.​ Boves desconoció la autoridad del legítimo capitán general Cajigal (su antecendente fue lo que Domingo de Monteverde le hizo a Fernando Miyares), uniéndose los caudillejos que quisieron.

Yáñez jamás reconoció formalmente un jefe superior.​ Además de Boves estaban Yáñez, Morales, Rosete, Antoñanzas, Puy, Cervériz y Zuazola para poner en armas a los indios, esclavos, pardos y llaneros.​ Canarios y peninsulares sufrieron la represión y pérdida de sus bienes a manos de los rebeldes, lo único que hacían era resistir a la espera de la llegada de tropas españolas a reconquistar el país. Sin nada que perder, los oficiales de este origen animaban y toleraban los saqueos que perpetraban sus tropas.​

La clave de la victoria fue el apoyo de quizás un 80% de la población a la causa real, aunque solo una octava o sexta parte de los venezolanos era verdaderamente realista.​ La mayor parte era neutral y se sumaba al grupo que mejor garantizara la paz y el orden.​ O al que los presionaba más, se estima que un 90 a 95% apoyo activa o pasivamente la independencia ante el actuar de los grupos más radicales, esperando un proceso pacífico y que España estaba condenada a una conquista francesa. Pronto la ruina financiera en que la inexperiencia y dogmatismo ideológico en que se sumió el país hizo perder a los rebeldes ese apoyo.

Algo similar sucedía entre las autoridades militares republicanas: Bolívar enfrentado con Mariño y Ribas, Mariño con Ribas y Arismendi, Ribas con Bermúdez y Piar.​ La división de los republicanos se acentúo cuando la Segunda República murió y los sobrevivientes formaron guerrillas autónomas en los llanos del Orinoco, Apure y Casanare, isla Margarita y Trujillo. Para reiniciar la guerra en 1817 Bolívar debió unificar las fuerzas de Mariño, Páez, Piar, Cedeño, Monagas, Zaraza, Arismendi, Moreno, Pérez, Colmenares (sucesor de La Torre), Barreto y Rojas formando un Estado Central único y un gobierno centralizado en Angostura.

En 1813 los republicanos decididos eran posiblemente un 5%, contando con la simpatía de un cuarto o tercio de la población, especialmente entre la aristocracia; pronto agotarían sus recursos y moral en una guerra que no paraba de seguir, hacerse más cruel y volverse en su contra.​ Zuazola pagaba una moneda por cara oreja de republicano que sus hombres le traían hasta enviar cajones llenos a Cumaná, los catalanes locales estallaron en alegría por esto; Arismendi hace degollar al gobernador realista de Margarita y todos los prisioneros que hizo; Piar no muestra piedad en Maturín y deja los cadáveres a las aves.

Bolívar y el general Santiago Mariño dominaban el centro-oeste y el este del país respectivamente,​ pero muchas de sus guarniciones o partidas volantes eran incapaces de defender a la población y esta se refugiaba en bosques o se unían a los guerrilleros monárquicos.​ El 14 de septiembre llegaba a Puerto Cabello el regimiento Granada al mando del coronel Carlos Miguel Salomón. Este decide marchar sobre Valencia por su cuenta. Su plan es distraer a Bolívar e impedirle marchar sobre Barinas mientras en Araure debían unirse los realistas de Coro y Apure para aplastarlo.

Después se encargarían de concentrar más fuerzas y aplastar a Mariño.​ Un ejército de 1200 soldados peninsulares con tres piezas de artillería intentan avanzar sobre Guacara, pero en el valle de Vigirima se encuentran con las posiciones defensivas del general José Félix Ribas, tras dos días de batalla son obligados a retirarse hacia Puerto Cabello con fuertes bajas (25 de noviembre).​ Ribas marchó a unirse al resto del ejército con 500 infantes de la juventud caraqueña y 200 jinetes.

El brigadier Ceballos planeaba avanzar sobre Barquisimeto para unirse con el coronel José Antonio Yáñez, que operaba en los llanos de Apure. Salio de Coro el 22 de septiembre con 351 infantes y 22 oficiales, secundado por Miguel Correa. Pasa por Siquisique y se le unen las partidas del cura Andrés Torrellas y el indio Juan de los Reyes Vargas. En el camino a Barquisimeto se une la caballería del río Tocuyo del coronel Pedro Luis Inchauspe, las guerrillas de Francisco Oberto y los dispersos de las unidades vencidas del jefe Manuel Cañas.

Torrellas y Reyes Vargas llevaban mil hombres desde Coro cuando fueron vencidos por el batallón Caracas y el escuadrón Húsares de Línea (600 plazas) de Ramón García de Sena. La caballería queda a cargo del brigadier y la artillería e infantería con su segundo, el coronel Oberto.​ El 10 de noviembre, en Tierrita Blanca, cerca de Barquisimeto, Ceballos vence a la división de Bolívar, formada por solo 1200 infantes y menos de 200 jinetes.​ El brigadier realista entraba en la ciudad con 2000 combatientes al día siguiente.​ Durante las semanas venideras reclutaron más hombres, quizás alcanzaron los 2500.

En julio Bolívar había nombrado gobernador de Barinas al coronel Manuel Antonio Pulido, para reconciliarse con los federalistas.​ Los realistas, una vez vencido el antiguo gobernador barinés, Antonio Tiscar y Pedrosa, se habían refugiado en San Fernando de Apure en número de 1100 plazas al mando de Yáñez. Gracias a los misioneros, la mayoría de la población era monárquica y le llegaban armas y pertrechos desde la provincia de Guayana.​ Yáñez salió de San Fernando con 1000 seguidores, los más importantes eran los batallones de infantería criolla Sagunto y Numancia, cuyos oficiales venían de Guayana. Se les unieron las bandas de Guasdualito y Quintero, que habían degollado a todo patriota que encontraban. Otras dos bandas saquearon y asesinaron a la mayoría de los habitantes de Pedraza y Guanarito, también se le unieron.

Muy pronto las guarniciones de Achaguas y Barinas quedaron aisladas.​ El 29 de septiembre Yáñez entraba en Achagua​ y el 2 de noviembre Pulido evacua Barinas​ con 600 jinetes, 400 infantes, el coronel Pedro Briceño Pumar (padre de Pedro Briceño Méndez) y numerosas familias, incluso las realistas, que temían la fama de las huestes llaneras.​ Bolívar estaba muy ocupado en otros frentes como para ayudarlos.​ La columna de refugiados fue constantemente atacada por los realistas en su marcha.​ El 11 llegaron a Guanare y la encontraron abandonada, solo cadáveres mutilados, después siguieron a Ospino, Araure y San Carlos. Cuando los monárquicos tomaron al primera villa, el 31 de octubre, habían ejecutado a más de cien patriotas. La fuerza de Yáñez había crecido hasta 2500 combatientes cuando entró a Barinas​ y para cuando conquisto la provincia habían crecido a 4500 guerrilleros.

Al saber que Yáñez avanzaba, Ceballos penetro en los valles de Sarare mientras los llaneros marchaban desde Ospino, cruzan el río Acarigua. El 3 de diciembre ambos contingentes se unían en Araure después de asesinar a los patriotas de la villa.​ Su plan era conquistar San Carlos, Valencia y finalmente Caracas. Las guerrillas de Carlos Blanco impedían a los patriotas obtener información sobre sus movimientos y sin duda atacarían en caso de vencer los realistas en la batalla que se venía.​

Para enfrentarlos Bolívar concentró una gran fuerza. En San Carlos el brigadier Rafael Urdaneta y el coronel Manuel Villapol reorganizan a los vencidos en Tierrita Blanca en el batallón sin nombre. En la urbe también están los batallones Valencia y La Guaira y los escuadrones de San Carlos, Calabozo y Caracas. El 28 de noviembre Bolívar trae desde Vigirima el batallón Valerosos Cazadores del teniente coronel Manuel Manrique, dos escuadrones de estudiantes y campesinos y su escolta personal, formada por el escuadrón Soberbios Dragones del coronel Luis María Rivas Dávila y los Lanceros de Ospino. Se les une la columna de Pulido y Briceño Pumar.​ Desde Calabozo llega el teniente coronel Vicente Campo Elías con el batallón Barlovento, 1000 hombres, todos de infantería.

En sus Memorias, Urdaneta establece que habían 2000 infantes y 1000 jinetes republicanos, sin embargo, los estudios del historiador Vicente Lecuna sobre la batalla cuestionan dicha cifra. Probablemente sólo contó los veteranos. El general Ribas llegó con otros 700 hombres desde Vigirima y se deben agregar los contingentes de Pulido y Campo Elías. En total unos 5700 hombres. El mismo Francisco Antonio Encina reconoce que Urdaneta menciona una columna de 2000 hombres que estaban como reserva.​ Redondeando las cifras Francisco Rivas Vicuña habla de unos 6000 republicanos (en esto coincide con el periodista José Domingo Díaz y superaba en un millar al parte que da Yáñez), el mayor ejército separatista reunido hasta la fecha en Venezuela a pesar de las guerrillas y los malos caminos.

En la tarde 30 de noviembre Bolívar pasa revista a las tropas e inicia la marcha a Barquisimeto. Pero el 3 de diciembre, tras capturar e interrogar a unos guerrilleros cerca de Onoto se entera de la unió de Yáñez y Ceballos, decide marchar a Araure, hasta llegar a Camoruco. Ahí deja a los escolares y algunos agricultores para mantener abierta la ruta de comunicación con San Carlos. Después cruza el río Cojedes y pernocta en Agua Blanca. En la tarde del día 4 llega a Araure, manda dos escuadrones a observar desde la colina La Galera, al oeste de la villa. Decide acampar al este de la pequeña ciudad.

La batalla

Los republicanos se organizaron en cuatro columnas de infantería: la primera como vanguardia incluía al batallón Valerosos Cazadores de Manrique y las tropas que había traído Pulido; la segunda incluía al sin nombre bajo el comando del coronel Florencio Palacios y al Valencia del coronel Manuel Gogorza Lechuga; la tercera incluía a los vencedores de Vigirima a cargo de Villapol y el batallón La Guaira; la cuarta se formaba por el Barlovento de Campo Elías. La caballería sumaba a los Soberbios Dragones de Caracas de Rivas Dávila y escuadrones venidos de San Carlos y Calabozo (Figueredo), Barinas (Briceño Pumar) y Caracas (Piñango).​

El ejército realista se organizaba en la infantería del batallón del coronel Miguel Correa, cuerpos del coronel presbítero Andrés Torrellas, coronel Remigio Ramos e intendente Isidoro Quintero (secretario de Ceballos), cuerpo del teniente coronel Pedro Luis Inchauspe, regimiento Sagunto y batallón Numancia (mando de Yáñez), infantería del comandante Antonio Puy y la caballería del propio Puy, de El Tocuyo y Apure (Yáñez).​ Los barineses estaban al mando del comandante catalán José Puig.​ Tradicionalmente se habla de 2000 fusileros corianos de Ceballos y 1500 jinetes llaneros armados con lanzas y sables,​ otros autores elevan el total a 5000 monárquicos.​ Rivas Vicuña habla de 6000 a 7000 en total.

La batalla comenzó al amanecer del 5 de diciembre. Empezó con la marcha del batallón de infantería Valerosos Cazadores del coronel Manrique con 200 jinetes a explorar la zona como vanguardia ya que exploradores republicanos habían anunciado que habían enemigos ocultos en La Galera.​ Sin embargo, el coronel se adentró demasiado en territorio desconocido y fue atacado por sorpresa por varios escuadrones monárquicos y su artillería, dispersándose o muriendo su infantería y la mayoría de su caballería. El brigadier Urdaneta y el coronel Villapol salió en su auxilio, logrando salvar a varios dispersos.

A pesar de este éxito, los realistas no pudieron aprovecharlo, estaban en posiciones defensivas, apoyando su flanco izquierdo en las barrancas del río Acarigua y su derecha en un tupido bosque. La caballería estaba ubicada en ambos flancos, un poco adelantada a la infantería y la artillería (dos baterías) estaba en el centro de la línea, también algo adelantada pero protegida por los tiradores. Los fusiles capturados, unos 500, fueron usados por los monárquicos para armar a otros tantos «hastarios», es decir, soldados que solo portaban lanzas.​

Tras el primer choque, el grueso de los republicanos avanzó sobre La Galera. Las brigadas de Villapoll (derecha), Campo Elías (centro) y Palacios (izquierda) iban al frente en línea cerrada (llamada de batalla). En el centro habían cuatro piezas ligeras.​ En segunda línea la caballería lista para defender los flancos o cargar en masa sobre el enemigo si se le daba la oportunidad. Esta última se dividía en la derecha con jinetes de Barinas y Caracas del coronel Briceño Pumar, la izquierda con caballería de San Carlos y Calabozo del coronel Vicente Landaeta y en retaguardia los Dragones de Caracas y el escuadrón de Ospino. El parque y el Estado Mayor quedaban en retaguardia.

La infantería cargo con sus mejores tiradores contra la artillería enemiga para apoyar a dos piquetes de jinetes que lograron asaltar algunas posiciones y capturar dos piezas. Los infantes no dispararon hasta estar a distancia de tiro de pistola. De este modo el centro realista empezó a retroceder ante el empuje del batallón sin nombre, armado solo de lanzas. El resto de la infantería republicana tenía bayonetas y culetas para cargar.

Ceballos intento detenerlos enviando a sus jinetes del ala izquierda con Yáñez a la cabeza contra Villapol. La caballería de Briceño reacciona pero es derrotada y huye hacia la reserva, aunque retarda a su enemigo lo suficiente como para que actúen los jinetes de reserva con Bolívar al mando. La caballería monárquica estaba entre las dos líneas patriotas cuando la reserva carga sobre ella por su flanco y los empuja contra la infantería republicana. Además, Briceño vuelve a la carga para apoyar. Los jinetes realistas acaban por abrirse paso hacia su propia ala derecha en busca de refugio. Mientras tanto, Urdaneta presiona el centro y la izquierda de la línea enemiga hasta obligar a Ceballos a cruzar el río Acarigua, pero en el sector derecho y parte del centro Yáñez se niega a retirarse.

Finalmente, Bolívar ordena a la infantería de Campo Elías y Palacios cargar con bayonetas y tomar las posiciones enemigas. Campo Elías sigue a Yáñez un buen trecho, cuando este último intenta reorganizar sus mermadas fuerzas es atacado por jinetes republicanos y obligado a huir. Rivas Dávila se dedica a perseguir a Ceballos.​ La batalla había durado siete horas, sin contar el episodio de Manrique. Villapol fue enviado con los batallones Caracas y Barlovento hacia Barquisimeto para capturar a Vicente Becerra, segundo de Yáñez; Urdaneta fue a Barinas con los jinetes barineses, los Dragones de la capital y el sin nombre. No se dio descanso a los monárquicos.​ Muchos estaban demasiado cansados para seguir huyendo y se refugiaban en los árboles o entre matorrales, siendo muertos a lanzazos por sus enemigos.

Al término de la batalla quedaron cientos de prisioneros, cuatro banderas y numerosas piezas de artillería en poder de los republicanos. La batalla fue decisiva al acabar con el proyecto de los españoles de marchar a Valencia vía San Carlos y, en vez de ello, se vieron obligados a volver a sus posiciones originales: Yáñez a Apure y Ceballos a Coro. Aquí peleó el batallón que en la pasada jornada de Barquisimeto fue castigado por Bolívar, negándole el nombre y el derecho a llevar bandera.

Bolívar en reconocimiento de la valiosa acción del Sin nombre expreso: «Soldados: Vuestro valor ha ganado ayer en el campo de batalla, un nombre para vuestro cuerpo, y aún en medio del fuego, cuando os vi triunfar, le proclamé del Batallón Vencedor de Araure. Habéis quitado al enemigo banderas que en un momento fueron victoriosas; se ha ganado la famosa llamada invencible de Numancia».

Tras la batalla, y siguiendo las "normas" de la guerra a muerte, los prisioneros monárquicos fueron ejecutados (incluyendo Quintero). Pero un peligro amenazaba el valle de Aragua, rica región entre Valencia y Caracas, donde varias familias aristócraticas tenían propiedades, incluyendo los Bolívar: el ejército de Boves. Urdaneta persiguió a Yáñez y Ceballos hasta Guanare.​ Al día siguiente los republicanos formaron en el pueblo de Aparición.

Consecuencias

La victoria garantizo la supervivencia de la Segunda República por algunos meses.​ Sin embargo, la destrucción de los ejércitos realistas de Apure y Coro no significaban nada para los caudillos realistas que actuaban en el resto del país. Después de la reorganización de las fuerzas, Bolívar volvió a Caracas, Palacios es enviado a Barinas, Campo Elías a Calabozo, Villapol con la división más poderosa a San Felipe y después a Barquisimeto, y Urdaneta a Occidente.

Urdaneta acabó con un alto número de bandas de bandoleros y guerrillas realistas, incluyendo a la de Yáñez, quién murió el 2 de febrero de 1814 en la batalla de Ospino. El 6 de marzo Urdaneta ocupó Barquisimeto y ordenó al comandante Domingo Meza perseguir a Ceballos avanzando hacia Quibor con 500 infantes y 25 dragones a caballo, dejándose solo 130 infantes y 50 jinetes con él para guarnecer la ciudad. Ceballos se enteró de esto y marcho en secreto a Barquisimeto, atacándola tres días después con 600 infantes y 300 jinetes, tomándola y saqueándola, forzando a Urdaneta a retroceder a Tocuyo y luego a Trujillo. Finalmente se atrincheró en San Carlos con quinientos soldados mientras Ceballos recomponía sus fuerzas, 800 jinetes y mil infantes, dejando a Sebastián de la Calzada a cargo del asedio. En la noche del 16 Urdaneta evacuo la villa y al día siguiente Ceballos puso marcha hacia Valencia.​

Los republicanos no pudieron sacar mucho provecho de su victoria en Araure. Mariño y Bolívar debieron mantener sus fuerzas separadas ante amenazas diferentes y sin tener con que remunerarlas. Tras Araure, no quedaban más tropas realistas en Venezuela que las de José Tomás Boves, los ejércitos de Yáñez y Ceballos habían desaparecido, sin embargo, por todo el territorio de la Segunda República se producen alzamientos campesinos a favor del Rey. Los republicanos eran dueños del Occidente: en Barinas apenas quedaban guerrilleros, Coro no tenía defensas contra el avance de Urdaneta y en Trujillo quedaba sólo Carache como núcleo monárquico.

Entre tanto, Cajigal había aprovechado que los rebeldes estaban distraídos combatiendo a Boves para organizar una hueste de 4000 hombres con los restos del Regimiento Real de Granada y las milicias regladas corianas.​ A pesar de contar con un ejército poderoso de batallones, 25 compañías de artilleros, zapadores y cazadores y 6 escuadrones de húsares y lanceros, en total unos 8000 a 10000 hombres, aquella fuerza estaba muy dispersa y al no contar con apoyo popular, los republicanos no podían recuperarse facílmente de sus bajas como lo hacía Boves.

A finales de febrero de 1814, Cajigal envió a Ceballos con 900 combatientes para reunirse con los antiguos seguidores de Yáñez, ahora al mando de Sebastián de la Calzada, buscando una nueva coordinación de fuerzas entre corianos y barinenses. El 10 de marzo, Ceballos atacó por sorpresa a Urdaneta, que guarnecía Barquisimeto con 700 soldados, forzándole a huir a San Carlos. Poco después era nuevamente atacado y obligado a atrincherarse en Valencia, produciéndose un importante asedio.​

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 14 Feb 2018 23:03

Sitio de BARCELONA (Guerra de Independencia de Venezuela)


El sitio de Barcelona (1817) fue un enfrentamiento militar librado durante la Guerra de Independencia de Venezuela entre republicanos y realistas.

Después de desembarcar en Barcelona el 1 de enero de 1817, Simón Bolívar ofreció el mando en jefe del ejército a Santiago Mariño, quien salió de Cumaná el 20 de enero con el grueso de su ejército y su Estado Mayor, dejando una guarnición a cargo del coronel Antonio José de Sucre.​ El Libertador construyó en el centro de la villa una ciudadela llamada Casa Fuerte, donde estableció a su guarnición.

Primer sitio

El brigadier Pascual del Real planea reunirse con las fuerzas del brigadier Francisco Tomás Morales, y los coroneles Juan de Aldama, Rafael López y Francisco Jiménez, pero sólo se une con este último y 1.200 soldados. Juntos ponen sitio a Bolívar en Barcelona el 7 de febrero,​ apoderándose al día siguiente de las calles exteriores, pero al intentar asaltar Casa Fuerte se sorprenden de las fuertes defensas de artillería y tras varias horas de lucha Real se retira a El Pilar dejando a Jiménez a cargo.

El 8 Real envió dos batallones a tomar el puente del Neverí y reconocer la ensenada de Pozuelos para recibir la artillería que debía traer la escuadra. El puente fue ocupado con poca resistencia y enviaron dos compañías al convento de San Francisco, junto a Casa Fuerte. Como no llegó la escuadrilla se retiraron a El Pilar antes del anochecer.​ El 9 llega Bermúdez y el 10 Mariño a la ciudad. El 12 intentan un nuevo ataque por dos puntos de Casa Fuerte, pero son rechazados rápidamente. Ante la derrota los monárquicos se retiran a El Juncal. Bolívar y Mariño salieron sorpresivamente de la ciudad el 14 de febrero y atacan en San Bernardino a Real y a Morales (que se había unido con algunos soldados al cuerpo realista principal), dispersándolos.

Acciones navales

El 26 de enero Bolívar ordena al capitán de navío Antonio Díaz situarse en la boca del río Neverí para impedir a las flecheras y esquifes armados monárquicos entregar suministros a Real.

En la tarde del 12 de febrero se da un combate entre las escuadras en la boca del Neverí. Luis Brión había enviado desde isla Margarita dos goletas, una balandra y un místico para apertrechar a Bolívar, pero en el camino se encontraron con la corbeta Bailén, un bergantín, cuatro goletas y un falucho realistas al mando del capitán de navío José María Chacón (pronto se le sumó la Escuadrilla Sutil nº2​ del capitán de fragata José Guerrero). Los navíos republicanos llegan a la boca del río muy cerca de la costa, usando su menor calado para navegar por una zona donde el enemigo no podía acercarse. Ahí se les unió el capitán Díaz con dos embarcaciones y siete flecheras venidas del puerto, trabándose un combate de fusilería y artillería entre las flotas. Finalmente, Chacón opta por retirarse a Cumaná por refuerzos.

En la mañana del 18 de febrero volvió la escuadra realista ya reforzada y precedida por las fuerzas sutiles. Los republicanos tuvieron que varar a sus naves (dos goletas, una balandra, dos místicos, dos lanchas y cinco flecheras) entre la boca del Neverí y el morro de Barcelona (gran promontorio unido a tierra firme por un angosto istmo). En el morro originalmente había un fuerte y dos baterías pero a inicios de mes Bolívar había hecho trasladar la artillería a Casa Fuerte. El capitán Guerrero lidero el desembarco de sus hombres, capturando una flechera en el proceso y desalojando a los defensores del morro, pero Bolívar envía una columna que lo obliga a retirarse a toda prisa, incluso abandonando a la flechera capturada. Al día siguiente Guerrero intenta un nuevo desembarco, pero no pueden resistir el fuego de artillería de las naves de Díaz ni de la infantería atrincherada en el morro, así que Chacón ordena la retirada. Las naves mayores se quedan bloqueando la costa mientras la escuadra sutil vuelve a Cumaná por artillería.

El 21 de febrero Pascual se aproximaba a El Juncal para comunicarse con la escuadra monárquica, ahí permanece siete días y ante la amenaza que volviera a atacar la ciudad por tierra, Bolívar ordena retirarse del morro y trasladar los cañones del fuerte a las trincheras alrededor de Barcelona. El 28 la flota española vuelve con refuerzos, de inmediato desembarca y se hace con el morro. El 2 y 3 de marzo los republicanos atacan por tierra y mar, destruyendo la flotilla sutil e inutilizando algunos buques pero no logran llegar al morro, porque en el final del istmo los monárquicos construyeron una batería protegida por una estacada y un foso.

En la noche del 3 de marzo Bolívar hace construir otra batería al inicio del istmo desde donde puede bombardear con ventaja a su contraparte, al amanecer siguiente los realistas se retiran y el capitán de navío Agustín Armario avanza con una columna de 400 soldados y los obliga a refugiarse en el fuerte del morro.

Desde el Neverí el capitán Díaz navega muy cerca de la costa bajo fuego de las goletas enemigas hasta llegar al morro y desembarcar. De inmediato ataca el fuerte, obligando a Chacón a reembarcarse apresuradamente con fuertes pérdidas. Los realistas vencidos vuelven a Cumaná.

Segundo sitio

Después de estas derrotas, Pablo Morillo desplaza del mando a Real y Morales, nombrando al coronel Aldama, jefe de caballería, nuevo general en jefe de la fuerza. Morales acaba en la cárcel. Por parte republicana, Bolívar parte hacia la provincia de Guayana el 21 de marzo. También ordena al almirante Brión llevar a la flota al sur para unirse a su ejército en Guayana.​ Mariño sale a Aragua de Barcelona​ en busca de provisiones el 25 de marzo, pasando por San Bernardino llega a Carito el 29. Su intención real era volver a la provincia de Cumaná y actuar de forma independiente a Bolívar.​ Se llevaba 1.600 efectivos.

A cargo de Barcelona quedan el general Pedro María Freites y el gobernador, doctor Francisco Esteban Rivas. Las tropas que quedaban eran reclutas que apenas sabía usar un fusil y la artillería que quedaba (piezas de pequeño calibre) era manejada por hombres ignorantes en esa arma, a pesar de ser dirigidos por Judas Tadeo Piñango.

El nuevo jefe realista deseaba un triunfo y le llegaron noticias que la villa estaba desprotegida. Con su ejército a orillas del río Unare decide aprovechar la nueva oportunidad. Dejó 600 soldados a cargo del teniente coronel Feliciano Montenegro Colón, a quien nombra gobernador de Barcelona, y marcha en coordinación con la escuadrilla, que durante el ataque desembarcaría la artillería.​

El 5 de abril, Aldama, entra en los suburbios de la ciudad y el 7 de abril ataca Casa Fuerte en medio de feroces combates. Al amanecer, después de intimar a la rendición a los republicanos sin éxito, preparan una batería de dos cañones a los que en la tarde se suma un tercero con el que abren una brecha en las defensas. Aldama intimó al comandante republicano a rendirse pero fue de nuevo rechazado y entonces ordenó el asalto.

Las tropas iban a las órdenes de los tenientes coroneles Joaquín Urreistieta, Agustín Noguéras y Francisco Jiménez, el sargento mayor Vicente Bauzá y el comandante de escuadrón José Navas.​ El asalto comenzó a las 07:00 horas y la lucha dura seis horas.​ Los defensores creían que serían muertos se rindieran o no y así fue. En el reducto exterior el coronel Francisco de Paula Vélez resistió largo tiempo mientras que en el convento los realistas, enardecidos de rabia, masacran a 600 hombres, no sólo defensores sino que también a los prisioneros monárquicos ahí encarcelados, y a 300 ancianos, mujeres y niños que se refugiaron esperando que se respetara el lugar sacro. El altar y el sagrario de ese templo se tiñeron con su sangre.

En el hospital fueron degollados 50 enfermos y heridos. Las bajas realistas fueron 25 muertos y 75 heridos.​ Los sacerdotes Juan Antonio Godoy y otro de apellido Serra son ajusticiados mientras asistían a los heridos. El capitán William Chamberlain es herido y prefiere inmolarse a morir a manos del enemigo, su esposa Eulalia Buroz, de veintiún años, cuando un soldado realista la agarra de la cintura saca una pistola y lo mata, de inmediato es ajusticiada por el resto.​

Escaparon apenas 14 soldados y oficiales, incluyendo a Freites y Rivas, pero como ambos estaban heridos fueron capturados y enviados como botín al capitán general Salvador de Moxos. A Freites no le curaron las heridas y estas gangrenaron.​ Fue llevado en una parihuela (hamaca) mientras el gobernador Rivas le recitaba versículos bíblicos para darle animo.18​

Freites es llevado a la Plaza Mayor de Caracas, donde será fusilado el 17 de abril.​ Rivas también sufre ese destino un poco después, el 7 de mayo. Los otros 12 fugitivos también fueron capturados y Aldama ordenó degollarlos pero el encargado del hospital, el español Tomás Rodríguez, y el gobernador Montenegro Colón se negaron a cumplir esa orden y los protegieron. La ciudad quedó sembrada de cadáveres y los vecinos sobrevivientes quedaron con la ropa que tenían puesta. La destrucción y saqueo de la ciudad fue comparable a lo que hizo José Tomás Boves en 1814. Cuatro mujeres fueron conservadas sanas y salvas para el disfrute personal de Aldama.

Más de mil defensores y civiles murieron, 20 piezas de artillería y mil fusiles con numerosas municiones son capturados.

Consecuencias

Mariño reorganizó sus fuerzas en Carito poniendo a la división de vanguardia a cargo de Bermúdez y Valdés, la de centro a Arismendi, la izquierda a Urdaneta y sus granaderos y guardia de honor a su secretario, teniente coronel Rafael Jugo. Ese último nombramiento tuvo la oposición de Bermúdez y Valdés.17​ El 30 de marzo Mariño y Jugo hacen circular el rumor de la muerte de Bolívar, lo que indigna a los oficiales que casi los asesinan de no ser por la intervención de Urdaneta. Ese mismo día siguen para Aragua.26​

Al llegar a Aragua, Mariño se levanta contra Bolívar y el 6 de abril envía a El Chaparro a los generales José Francisco Bermúdez, Manuel Valdés y Agustín Armario, donde llegan al día siguiente, mientras él sigue hacia Santa Ana. Su jefe de Estado Mayor, Carlos Soublette, también desertó.​ Aún lo acompañaba el general Rafael Urdaneta, que le pide permiso para ir a ayudar a Freites tras saber del ataque de Aldama, pero al llegar a Aragua el 11 de abril se entera de la caída de la ciudad por el oficial Raimundo Freites (hermano del general caído) y otros sobrevivientes y vuelve a Santa Ana.​ Por su parte, Bolívar había llegado a orillas del río Pao cuando se enteró de la suerte de Barcelona y la defección de Mariño, decide no cruzar el Orinoco y vuelve a Barcelona pero en El Chaparro se encuentra con Bermúdez y algunas tropas. Ahí decide dar media vuelta y asegurar la provincia de Guayana. El 27 de abril llega al río Aro mientras que Mariño a Cariaco.

El 16 de abril Aldama salió de Barcelona, donde no quedaba nada, para Aragua y El Chaparro, lugares ricos en ganado, para perseguir a los republicanos pero estos estaban muy lejos para cuando llegó.

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Brasilla
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 14 Feb 2018 23:51

Batalla de BOCACHICA (Guerra de Independencia de Venezuela)


La Batalla de Bocachica fue un enfrentamiento armado entre las fuerzas de Venezuela y de España en el marco de la Guerra de Independencia venezolana.

La batalla ocurrió 31 de marzo de 1814, cerca de San Mateo estado Aragua, las fuerzas republicanas se encontraban bajo el mando de Santiago Mariño y las realistas bajo la conducción de José Tomas Boves.

Ambos ejércitos estuvieron enfrentados desde la mañana hasta el final de la tarde en que, vencidos por la fatiga, emprendieron la retirada; Mariño hacia La Victoria y Boves hacia Valencia.

El «Estado de Venezuela» o «Confederación Americana de Venezuela» estaba dividido en dos estados: el de Centro-Occidente, compuesto por las provincias de Caracas, Barinas, Mérida y Trujillo con Bolívar como Jefe Supremo; y el de Oriente, formado por las de Barcelona, Cumaná, Margarita y Guayana con Mariño como su contraparte, aunque en la práctica sólo las tres primeras estaban bajo poder patriota.​ Mariño deseaba crear un estado propio en sus dominios pero Bolívar quería unificar todo el país bajo su mando, contando con apoyo neogranadino para su propósito.​ Mientras la «Provincias de Guayana y Maracaibo» y la «Comarca de Coro» seguían fieles a la Corona,​ el gobernador Cajigal se había retirado a Guayana​ y los llaneros se alzaban a las órdenes de Boves.​

En enero de 1814, la guarnición patriota en Barinas sumaba 250 fusileros del batallón Vencedores de Araure y 550 jinetes a cargo del teniente coronel Ramón García de Sena; la de Valencia eran 150 veteranos y paisanos a cargo del coronel Juan Escalona; la división de Occidente a las órdenes de Urdaneta sumaba los batallones Barlovento, Valencia y La Guaira (400 cada uno) y un escuadrón de caballería; Luciano D'Elhuyar asediaba Puerto Cabello con 300 infantes; el teniente coronel Campo Elías en Villa de Cura organizaba los restos de algunas unidades más numerosos reclutas, en total, 3.000 hombres aniquilados poco después en La Puerta; en Caracas el coronel Leandro Palacios tenían 500 jóvenes reclutas de infantería y 200 jinetes del escuadrón de Agricultores; sumaban alrededor de 6.000 hombres.

En el pueblo de Camatagua se habían reunido las fuerzas que, bajo el mando del general Santiago Mariño, avanzaban hacia el Centro en refuerzo de las operaciones desarrolladas por Simón Bolívar. Por aquel entonces, José Tomás Boves sitiaba en San Mateo a Bolívar y José Ceballos y Sebastián de La Calzada a Rafael Urdaneta en Valencia. Fue entonces que apareció Mariño como una especie de salvador, la unión de sus fuerzas con las occidentales era «considerada por Bolívar como base insustituible de toda estrategia capaz de dominar la reacción española».

El caraqueño sabía que la caballería llanera era infinitamente superior a la que hasta entonces tenía a su mando, esperaba que la numerosa y hábil caballería oriental cambiara eso.​ Mariño había reclutado la mayoría de sus jinetes en los Llanos orientales, adaptándose para un nuevo tipo de guerra donde son más importantes las cargas de caballería que movimientos de infantería, y que ya practicaban los realistas.​ Boves, entendiendo el riesgo, abandonó el asedio de San Mateo y salió al encuentro de los orientales.​

Los efectivos de Mariño sumaban unos 3.500 hombres,​ la mayoría de caballería dividida en las columnas de los coroneles José Francisco Bermúdez (centro), Manuel Valdés (derecha), Agustín Arrioja (izquierda) y el teniente coronel Manuel Izaba (reserva), además de media brigada de artillería con 4 piezas de campaña a cargo del oficial español Antonio Tanago. Entre sus tropas estaba la concentración del coronel Bermúdez, incorporado en el camino desde Aragua de Barcelona.​

La reserva se componía de indios guaiqueríes y chaimas armados con macanas, arcos y flechas. Cada una de las tres columnas se componía de 1.000 efectivos y la reserva de 400. La infantería fue reclutada en Cumaná y Barcelona y la caballería en Maturín y la Villa de Santa Ana. ​Durante la marcha hacia el interior, al ejército del «Estado de Oriente» se le habían sumado la división de 500 hombres​ de los coroneles Leandro Palacios y Mariano Montilla, del «Estado Centro-Occidente», el 23 de marzo.​ Eran voluntarios de El Pao y San Diego,​ que formaban el batallón Barlovento (Montilla) y los restos del Valencia (Palacios).

Los nombres de los batallones no son por azar. Corresponden a sus urbes de origen de sus soldados (y de cuyas élites salían sus oficiales reproduciendo el orden social) cuyo honor estas unidades defendían. La gente tiene una identidad más vinculada a su origen geográfico o étnico, no a una naciente nacionalidad. Bolívar tenía los batallones venezolanos Caracas, La Guaira, La Victoria, Vencedores de Araure (antes el sin nombre),n 3​ Valerosos Cazadoresn 4​ y los mencionados Barlovento n 5​ y Valencia. La provincia de Caracas había aportado casi tres quintos del ejército patriota (tenía más de dos tercios de la población del país). Mariño contaría poco después con los de Cumaná,35​ Barcelona y Maturín.

Un día después de avistarse en Los Pilones, cerca de Ocumare del Tuy, donde Palacios y Montilla ven el combate de 9 horas entre orientales de Bermúdez y llaneros de Rosete, debiendo llegar Mariño a la mañana siguiente para lograr la victoria y siendo la primera vez, muy alegre, en que se unen orientales y occidentales,​ Montilla es nombrado jefe de Estado Mayor General y Palacios comanda la vanguardia. Con su aporte el ejército creció a los 4.000 hombres.​ Otros autores dicen que los orientales eran sólo 2.500 a los que se sumaron 750 occidentales.​

José Tomás Boves estaba ocupado asediando a Bolívar en San Mateo, donde han muerto los coroneles Vicente Campo Elías y Manuel Villapol, pero enterado de la proximidad de Mariño decide abandonar el sitio y dirigirse a Bocachica. El general oriental avanzaba hacia San Juan de los Morros, pero al saber que Boves se dirigía hacia él decide tomar posiciones defensivas cerca de Bocachica.​ El ala derecha del dispositivo quedó constituida por la división del coronel Palacios; el centro por la del coronel Bermúdez y la izquierda por la del coronel Valdés. La artillería era mandada por el teniente coronel Antonio Freites.
Las fuerzas llaneras sumaban 3.000 jinetes y 1.000 infantes.

La batalla

El 31 de marzo, Mariño envió a Montilla con una pequeña fuerza de dos destacamentos de cazadores y un escuadrón de caballería en formación de línea a reconocer el terreno en busca del enemigo por el camino a Villa de Cura.​ Entre las 9:00 y 10:00 horas hizo contacto con Boves, quien avanzaba en columna hacia los republicanos. Siguiendo sus órdenes, Montilla empezó a replegarse mientras abría fuego. Las tropas de Montilla se replegaron en orden hasta una posición ventajosa donde se hicieron fuertes a eso de las 11:00.​

Los realistas intentaron cercarlos atacando sus alas, pero entonces llegó el batallón Barlovento al mando del mayor José Antonio Anzoátegui, gracias al cual consiguieron rechazar tres ataques monárquicos, causando graves pérdidas al enemigo. En esos momentos el coronel Bermúdez desalojo a la izquierda de Boves de la posición donde estaba usando una columna y una pieza de artillería, haciéndola huir en desorden y el coronel Palacios llegó con el batallón Valencia a reforzar a Montilla y Anzoátegui. Boves debió retirarse para organizar un nuevo asalto.

Viendo que era imposible romper el centro y la derecha de la línea patriota, Boves decidió atacar su ala izquierda pero Mariño había previsto su movimiento, el único camino posible debido a lo escarpado del terreno estaba cubierto con 200 infantes y un cañón a cargo de Tanago rechazo a la caballería llanera y le obligó a huir en desorden.​ Entonces Mariño ordenó al mayor general Valdés cargar con la izquierda y la reserva sobre el centro realista en columna cerrada; por la falta de municiones los llaneros resistieron con sus bayonetas hasta que decidieron retirarse.​ A las 17:00 Boves se quedó sin municiones y canceló sus ataques.

Una hora después ordeno la retirada hacia la Villa de Cura dejando algunos escuadrones para protegerse.​ De allí los realistas siguieron a Valencia por Güigüe, perseguidos de cerca por la columna de infantería y caballería del coronel Montilla.​ Por su parte, el general Mariño se retiró por la serranía del Pao de Zárate, en dirección de La Victoria. El oriental decidió no perseguir más a Boves por falta de municiones, el historiador Vicente Lecuna usaría esto para probar su menor capacidad militar frente a Bolívar, que si persiguió al llanero después de San Mateo aún estando arruinadas sus fuerzas;​ pero el historiador no menciona que Mariño tampoco persiguió a Boves porque sus caballos estaban agotados.​

Mariño perdió más caballos en la marcha a La Victoria por fatiga que en la batalla, también sufrió numerosas deserciones. En el amanecer del 31 Bolívar salió con su ejército de San Mateo para atacar a Boves en Magdalena pero sus hombres estaban agotados y con la artillería que llevaba iba muy lento, así que Boves lo evitó y llegó a Güigüe. A las 7:00 del 1 de abril, le llegó la noticia de la batalla en Bocachica y por dónde huyó Boves, así que ordenó al mayor general Tomás Montilla, perseguirlo con una columna. El mayor le dio alcance al llanero en Magdalena, donde los realistas intentaron atrincherarse pero fueron desalojados y perseguidos hasta la cuesta de Lluma, donde también son vencidos. Boves siguió hasta Guaica, donde Montilla de nuevo lo venció y sufrió el fuego de navíos del Lago de Valencia, dejando 300 prisioneros, 1.000 caballos, armas y botín hasta llegar el 2 a Valencia.

Consecuencias

Bolívar, ahora libre, salió a ayudar a Urdaneta. Ante esto, el derrotado Boves se uniría a José Ceballos en el ataque a Valencia, el 2 de abril la urbe casi cayó pero al día siguiente se retiraron debido a las terribles bajas del asalto y la férrea resistencia demostrada por los defensores. Decidieron ir a Agua Negra donde esperaron a Mariño que tenía 2.000 hombres venidos de Bocachica y San Carlos​ (las tropas de Mariño habían vivido un importante número de deserciones tras la batalla).

Entre tanto, de Caracas Bolívar trajó 2.000 reclutas adultos y juveniles hacia Valencia.​ Bolívar, después de estar en Valencia, viajó a La Victoria, donde se entrevistó con Mariño. El oriental no cuestionó el mando de Bolívar pero insistió en seguir teniendo el mando autónomo de sus fuerzas, lo que si aceptó fue que Urdaneta se volviera su jefe de Estado Mayor.​ Mariño era el Jefe Supremo de Oriente y había recuperado las provincias de Barcelona, Cumaná y Margarita, aspiraba gobernar dichas comarcas de forma separada, tal como hacía Bolívar en el oeste, a quien consideraba un rival, dando prioridad a asegurar su autoridad antes que unir fuerzas.​ El 16 de abril en la batalla de Arao Mariño fue envuelto por el flanco izquierdo y forzado a retirarse para impedir la destrucción de su tropa. Sin embargo, tropas de Puerto Cabello traídas por Bolívar venían a auxiliar a sus compañeros.

Por otra parte, derrotado en sus asaltos hacia la capital Boves se retiró a los Llanos con los 3.000 hombres que le quedaban,​ territorio intransitable para sus enemigos, pero donde su ejército podía subsistir gracias a su conocimiento del terreno y sus recursos como del apoyo de la población. Ahí se preparó un nuevo ejército de 4.000 jinetes y 3.000 infantes en Calabozo.

A Ceballos se le unió el ejército de Juan Manuel Cajigal pero ambos fueron aplastados por Bolívar en Carabobo (28 de mayo), en una batalla que pudo ser la decisiva de toda la guerra​ pero en vez de marchar con todo su ejército para acabar con Boves en los Llanos envió solo 3.000 hombres a cargo de Mariño.​

Tras reorganizar a sus llaneros el español lanzaría una nueva ofensiva que llevaría a la Segunda Batalla de La Puerta.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
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