Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 03 Feb 2018 02:27

Batalla de LOS ARAPILES


La batalla de los Arapiles​ es una batalla de la guerra de la Independencia Española librada en los alrededores de las colinas conocidas como «Arapil Chico» y «Arapil Grande», en el municipio de Arapiles, al sur de la ciudad española de Salamanca, el 22 de julio de 1812.

Tuvo como resultado una gran victoria del ejército anglo-hispano-portugués al mando del general Arthur Wellesley, primer duque de Wellington, contra las tropas francesas al mando del mariscal Marmont. Los aliados sufrieron 5220 bajas entre muertos, heridos y desaparecidos, de los cuales 3176 fueron británicos, 2038 portugueses y 36 españoles, mientras que el ejército francés perdió unos 12 500 hombres, incluyendo los prisioneros.

Asegurada la frontera y sabedor de que Napoleón estaba retirando tropas de la Península para integrarlas en el gigantesco ejército con el que pretendía invadir Rusia, Wellington planeó una ambiciosa ofensiva estratégica para 1812. Mientras las guerrillas y el ejército español hostigaban a los franceses para fijarlos en Andalucía y la costa Cantábrica, los ingleses avanzarían por el centro para entablar batalla con Marmont (el sustituto de Masséna tras la caída en desgracia de este por su fracaso en Portugal), intentando derrotarlo para poder avanzar por el valle del Duero, aislar Madrid e intentar tomarlo desde el norte.

Marmont, que había destruido una parte notable de edificios en la ciudad de Salamanca para construir importantes fortificaciones, contemplaba con inquietud los movimientos ingleses y cuando el día 13 de junio emprendieron desde Ciudad Rodrigo la marcha hacia Salamanca, decidió abandonar la ciudad para dirigirse hacia el norte con la intención de reunirse con una división de 10.000 hombres al mando de Bonet, que marchaba en su refuerzo desde Asturias. Dejó la ciudad con una pequeña guarnición tras las fortificaciones, con la esperanza de volver a liberarlos si resistían lo suficiente.

Wellington llegó a Salamanca el día 17 y comenzó los trabajos para instalar baterías y rendir las posiciones francesas que ocupaban cuatro edificios de gruesos muros de piedra. Marmont, viendo que Wellington no le perseguía, se acercó a la ciudad, lo que obligó a los ingleses a salir a campo abierto con la fuerza que no participaba en los asedios. Mientras los ingleses derribaban los fuertes a cañonazos, ambos ejércitos maniobraron en la llanura al noreste de Salamanca manteniendo las distancias. Durante cuatro días se sucedieron pequeñas escaramuzas entre las unidades de infantería ligera y los voltigeurs, que en formación dispersa protegían la fuerza principal de ingleses y franceses, respectivamente.

El día 21 ambos ejércitos se encontraron frente a frente en una posición ligeramente favorable a los ingleses que ocupaban una colina baja y además tenían una ventaja de 8000 hombres. Marmont no atacó cuesta arriba y Wellington no quiso abandonar la ventaja de la altura, por lo que al día siguiente se separaron. Ese mismo día cayeron los fuertes de Salamanca y tras una semana, Wellington comenzó a prepararse para avanzar, mientras Marmont se retiraba a toda velocidad al notar que los ingleses podían poner toda su fuerza sobre el campo. Los franceses marcharon rápidamente hacia el norte por Valladolid para refugiarse detrás del Duero y esperar allí a la fuerza que venía de Asturias. Completada con éxito la maniobra, acamparon entre Toro y Tordesillas, desde donde veían cómo los ingleses organizaban sus campamentos entre Rueda y La Seca.

Una vez llegó Bonet con los refuerzos el día 7, Marmont –ahora con superioridad numérica– decidió tomar la iniciativa con un sofisticado movimiento. Tras varios días de descanso y planificación muy cuidadosa, el día 16 amagó cruzar el río Duero por Toro y en cuanto los ingleses empezaron a formar para hacerle frente, se retiró otra vez y marchando a toda velocidad efectuó el cruce por Tordesillas, cogiéndolos completamente a contrapié. Pero, tanto estos como las milicias portuguesas que los acompañaban, eran expertos soldados y, antes de que Marmont pudiera entablar combate, ya marchaban hacia el sur para eludir el flanqueo.

Durante tres días, ambos ejércitos intentaron flanquearse mutuamente tomando contacto esporádico sus unidades ligeras y acampando por la noche uno frente al otro. El 20 la situación degeneró en una marcha paralela hacia el sur y al irse acercando ambas columnas, llegaron marchar a solo 500 metros una de la otra, sin que ninguno de los dos comandantes se decidiera a atacar, a la vista de la disciplina y organización del contrario. Al llegar a Cantalpino, ambos ejércitos se separaron, ya que cada comandante tenía su propio plan. Wellington se retiró hacia Salamanca siguiendo su línea de abastecimiento, mientras Marmont trataba de cruzar el Tormes en Huerta para aislar la ciudad del camino de Portugal o bien esperar a los ingleses y atacarlos por el flanco si decidían continuar la retirada.

El día 21, Wellington decidió no cruzar Salamanca, sino pasar el Tormes en Santa Marta y tomar posiciones al sur de la ciudad. Durante todo el día marchó nuevamente hacia el sur y, al anochecer, el núcleo del ejército acampaba en torno a Carbajosa de la Sagrada, protegiendo su flanco izquierdo con varias unidades que tomaron posiciones en una línea de cerros que dominan el pequeño valle del torrente de Pelagarcía, que corre de sur a norte hasta desembocar en el Tormes. Mientras tanto, los franceses cruzaban el río aguas arriba para continuar los intentos de flanqueo que tan buen resultado les habían dado, puesto que estaban a punto de recuperar Salamanca sin haber sufrido más que unas pocas bajas.

[b]La batalla[/b]

Por la noche cayó una gran tormenta con abundante aparato eléctrico que pasaría a formar parte de la leyenda de la batalla, tal como el «sol de Austerlitz» –que presidió el avance de Soult sobre las colinas de Pratzen– ilustra los relatos de esa batalla. Tres años después, la noche antes de Waterloo, una tormenta similar sería recibida como un signo de la providencia por la soldadesca inglesa.

Al amanecer, Wellington fue informado de que ya solo quedaba una división francesa al otro lado del Tormes y que Marmont se estaba desplegando hacia el oeste a toda velocidad. Inmediatamente hizo avanzar las unidades que estaban en Carbajosa de la Sagrada para cubrir el lado norte de una ligera depresión longitudinal, que corría de este a oeste formando ángulo recto con los cerros que dominaban el Pelagarcía. El núcleo del ejército se dispuso formando una doble línea con las divisiones de Leith y Cole asomándose a la ladera de la depresión y las de Clinton y Hope inmediatamente detrás. También ordenó que la división de Edward Pakenham y la caballería de la reserva, que aún estaban al otro lado del Tormes, cruzaran y se dirigieran a Aldeatejada, donde podían proteger una eventual retirada. Las brigadas de caballería de G. Anson y Le Marchant se situaron en Las Torres, a medio camino entre la fuerza principal y la reserva.

Aunque había ido descargando la línea que cubría el Pelagarcía, quedaron allí la división de infantería ligera de Alten junto con algunas brigadas de otras divisiones. La división de dragones de Bock se situó en la misma alineación mucho más al norte para vigilar y controlar un intento francés de rodear los cerros por ese lado. Wellington, así preparado, decidió esperar acontecimientos para decidir el curso de acción definitivo. Gracias a la disposición de sus tropas podía tanto defenderse como retirarse ordenadamente.

Una de las brigadas de la división de Cole, la de Anson, ocupó una colina aislada que se encuentra en el extremo sur de la línea de cerros, justo en el ángulo que ahora formaba el dispositivo inglés, expulsando a algunos franceses que estaban a punto de llegar a la cima. Esta colina se llama Arapil Grande por oposición al Arapil Chico, que se alza al otro lado de la ancha y poco profunda depresión longitudinal que Wellington quería usar como línea de frente. El plan inglés había sido apoderarse de ambos, pero casi habían llegado tarde a uno y el otro ya estaba sólidamente defendido cuando intentaron tomarlo con una brigada de cazadores portugueses, que fue rechazada.

La lucha se trasladó un poco hacia el oeste, al pueblo de Los Arapiles, donde las brigadas ligeras de las divisiones de Keith y Cole chocaron con voltigeurs franceses que trataron de desalojarlos. El pueblo se hallaba en el centro de la depresión que al sur estaba limitada por el escarpe de una meseta que hacia el oeste se iba convirtiendo en una loma. A medida que avanzaba la mañana, los franceses fueron apareciendo sobre el escarpe, instalando baterías que empezaron a hostigar a las cuatro divisiones inglesas que tenían enfrente.

Hacia el mediodía, los franceses se hicieron visibles avanzando por la cima de la loma hacia el oeste a toda velocidad. Se trataba de Thomières y Maucune, que una vez sobre la loma habían decidido ocupar toda su extensión. Maucune se estacionó frente a Leith y empezó a desplegar sus baterías, mientras Thomières se desplazaba en solitario aún más al oeste. El ejército francés se había desorganizado un poco a causa de lo intrincado del terreno, cubierto de bosques de encinas, que se extendía al oeste y detrás de la loma en el camino desde el Tormes.

Marmont había perdido ligeramente el control, más preocupado por acelerar la marcha que por guardar la formación, creyendo que Wellington estaba en plena retirada hacia Ciudad Rodrigo y confundiendo el polvo que levantaba la reserva de caballería en Aldeatejada con la retaguardia de este. Así que ordenó a tres divisiones que ocuparan la cima del escarpe y la loma subsiguiente, sin advertirles que debían mantenerse cerca unas de otras. Bonet se situó junto al Arapil Grande, con lo que un gran hueco le separaba de Maucune, mientras otro no tan grande separaba a este de Thomières.

Una vez Wellington estuvo razonablemente seguro de que ninguna división más estaba a punto de llegar, basándose en su intuición y en los informes de los guerrilleros españoles que le habían indicado las horas de cruce del Tormes, hacia las dos de la tarde subió a su caballo y cabalgó hasta Aldeatejada para dar órdenes inmediatas a Pakenham. Al llegar saltó del caballo y le ordenó dirigirse al sur en columna, convertirla en fila girando las compañías 90 grados al llegar a la altura de la loma y atacar a Thomières «hasta barrerlo». Los húsares de Arentschild cubrirían su flanco derecho para evitar que la caballería francesa interviniera.

A continuación galopó hasta el estacionamiento de la caballería pesada de Le Marchant y le ordenó que en cuanto Leith hubiera entablado combate, cargaran sobre Maucune. Después siguió su camino hasta Leith, que estaba sobre su caballo esquivando balas de cañón que venían rebotando desde las baterías de Maucune para que sus hombres no tuvieran miedo a pesar de estar bajo un fuego lejano pero intenso. Wellington le comunicó a Leith que en cuanto viera que Pakenham había derrotado a Thomières, cargara contra Maucune en la meseta, cosa que este estaba deseando porque veía que la moral de sus soldados decaía.

Luego cabalgó de nuevo hasta Cole y le dijo que cuando Leith hubiera derrotado a Maucune, cargara a su vez contra Bonet. Finalmente se dirigió a una pequeña colina al oeste de Leith para observar la batalla. Cuando llegó, vio cómo Pakenham cargaba y derrotaba efectivamente a Thomières mientras los húsares de Areschild derrotaban algunas unidades de caballería que surgían del otro lado de la loma. Leith a su vez cruzó lentamente la depresión con su división organizada en una doble fila para cargar pendiente arriba contra Maucune. Aunque resistió algo más que Thomières, al llegar los desbandados de la división de este perseguidos por Pakenham, la división de Maucune se desbandó justo cuando Le Marchand cargaba con la caballería pesada. El efecto de todo esto fue que las dos divisiones francesas dejaron de existir mientras los supervivientes procuraban salvarse como podían.

Marmont había sido herido poco antes junto con su segundo, con lo que Claussel había tomado el mando y aún trataba de organizar la defensa cuando la división de Cole se puso en movimiento hacia el Arapil Grande y la parte adyacente de la meseta, donde le esperaba Bonet. Este ataque fracasó completamente y Cole se retiró en desbandada. Los historiadores han criticado mucho a Wellington y este alegó en sus memorias que Cole se había precipitado. En cualquier caso, aunque Claussel intentó lanzar en persecución de Cole a las tres divisiones que le quedaban, Wellington contraatacó con las divisiones de Hope y Clinton que había reservado.

Además, en ese momento llegaban cargando por el flanco la división de Pakenham, la de Leith y la caballería pesada de Le Marchant, con lo que después de una lucha sangrienta pero breve, todo el ejército francés se desbandó. Si no fueron completamente exterminados, se debe a que la división de Ferey, que hasta entonces no había entablado combate, tomó posiciones en un cerro más al sur llamado el Sierro y protegió la retirada hasta que la noche marcó el fin de la batalla. Los franceses cruzaron de nuevo el Tormes al amparo de la oscuridad y Wellington entró al día siguiente en Salamanca en un desfile triunfal. Había derrotado al tercer ejército francés completo desde su llegada a la Península.

Consecuencias

Campañas posteriores a la batalla de Arapiles. Las tropas napoleónicas sufrirían varias derrotas sucesivas hasta abandonar finalmente España en 1814.

Después de esta victoria, Wellington avanzó por el valle del Duero y tomó Madrid, donde fue aclamado como libertador por la población. Sin embargo, cuando se dirigió al norte en otoño vio su avance interrumpido por la guarnición francesa de Burgos, que resistió el asedio y varios asaltos a la ciudad. Amenazado por los refuerzos que llegaban de Francia, Wellington abandonó el asedio y se replegó en una retirada durísima hacia sus bases de partida en la frontera de Portugal. Aunque la campaña no fue decisiva, marcó un punto de inflexión en la guerra peninsular y, sumada a la catastrófica derrota francesa en Rusia, extendió por Europa la idea de que los días de gloria de Napoleón podían estar acercándose a su fin.

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Marco Tulio Cicerón.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 03 Feb 2018 02:30

Sorpresa de ARLABAN 1811


La Sorpresa de Arlabán (1811), a veces llamada primera para distinguirla de la de 1812, es un combate ocurrido el 25 de mayo de 1811, durante la Guerra de Independencia Española en las montañas próximas al puerto de Arlabán, que separa las provincias de Guipúzcoa y Álava,.

A las ocho de la mañana, fuerzas guerrilleras españolas entre 3.000 y 4.500 hombres, conducidas por Francisco Espoz y Mina, emboscaron y capturaron la parte central de un convoy compuesto por 150 carros y 1.050 prisioneros, extendido por más de 5 km y escoltado por 1.600 soldados franceses al mando del coronel Laffitte. Siete horas después los franceses terminaron por rendirse. Los españoles capturaron toda clase de armas y suministros (el convoy estaba valorado en 4 millones de reales), y liberaron a 1.042 prisioneros británicos, portugueses y españoles. El convoy acabó siendo denominado “el convoy de los ingleses” porque la mayoría de prisioneros eran británicos.

Ayudado por partidas guerrilleras locales que conocían bien el terreno, Espoz y Mina había situado a sus tropas en ambos lados del puerto, en la carretera a Francia, unos 20 km la norte de Vitoria, a las cuatro de la mañana.3​

Esta fue la última acción de Espoz y Mina como jefe guerrillero en la zona de Navarra. El 5 de junio sus fuerzas, la División de Navarra, fueron integradas en el ejército regular; pero continuó dirigiéndolas contra los franceses, incluyendo la segunda sorpresa de Arlabán, el 9 de abril de 1812.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 03 Feb 2018 11:41

Sitios de ASTORGA


Se denomina sitios de Astorga a los dos asedios sufridos por la ciudad española de Astorga (León) durante la Guerra de la Independencia, que enfrentaron a los ejércitos de ocupación del Primer Imperio francés de Napoleón Bonaparte y a las fuerzas españolas leales a la dinastía Borbón. El primero de los sitios tuvo lugar entre el 21 de marzo y el 22 de abril de 1810 y como resultado del mismo se produjo la conquista francesa de la ciudad, que la retuvo en sus manos durante más de dos años. El segundo sitio se produjo entre el 15 de junio y el 19 de agosto de 1812 y tuvo como resultado la recuperación de la ciudad por parte española.

La conquista de Astorga de 1810 resultó ser una victoria costosa; la población local ofreció una dura resistencia y logró inmovilizar un cuerpo de ejército. El triunfo se añadió a los éxitos del Imperio —apareciendo su nombre en el Arco de Triunfo de París junto con otras batallas de las guerras Napoleónicas— y a nivel práctico, su caída dejó libre al 8.º cuerpo del ejército francés, que luchó como parte del ejército de Portugal. Para los ingleses, los hechos de Astorga retuvieron varios meses al cuerpo de ejército de Junot y la tercera invasión de Portugal, que pudo haber comenzado en la primavera de 1810, se demoró hasta otoño. Wellington pudo preparar la defensa en Torres Vedras y la invasión francesa resultó un fracaso. Durante el periodo de ocupación francesa, Astorga se convirtió en la base de operaciones de las tropas que operaban contra Asturias y Galicia.

Tras la paz de Tilsit (7 de julio de 1807), Napoleón Bonaparte se propuso la conquista de España y Portugal, con Inglaterra como único enemigo. España, como aliado francés, auxiliaría a las tropas napoleónicas y facilitaría su paso por el país. Entre finales de 1807 y principios de 1808 penetraron en España cuerpos de ejército franceses que fueron ocupando progresivamente ciudades y fortalezas. El descontento popular por estos hechos y por los acontecimientos políticos relacionados con la Familia Real fueron creciendo hasta que el 2 de mayo se produjo el alzamiento en Madrid.​

El relato de lo ocurrido llegó a todos los rincones de España y a finales de mayo comenzaron a formarse las primeras juntas; Astorga dependía militarmente del Capitán General Gregorio García de la Cuesta, quien el 4 de junio instó a las autoridades locales a que formasen una Junta de Armamento e iniciasen el reclutamiento. El Tercio resultante solicitó al Ayuntamiento el pendón de Clavijo como enseña. Mientras tanto, Cuesta presentó batalla a los franceses en Cabezón y fue derrotado, por lo que se retiró a Benavente a la espera de los contingentes de León y Galicia. Días antes, el 6 de junio, Napoleón nombraba a José I Bonaparte rey de España.

El ejército de Galicia, al mando de Blake, llegó a Astorga el 29 de junio y el 14 de julio se unió al de Castilla en Medina de Rioseco. Allí presentaron batalla y fueron nuevamente derrotados; Cuesta se retiró a Salamanca y Blake se instaló en el puerto del Manzanal, protegiendo los pasos de las montañas. En los últimos días de julio el vencedor de la batalla, el mariscal Bessières, aseguró el dominio del occidente meseteño: ocupó Benavente, La Bañeza, Zamora y la ribera del río Órbigo.

Desde el día 28 sus tropas hicieron presencia en Astorga de manera intermitente pero sin intención de ocupar la plaza, puesto que el desastre de Bailén obligó a replegar a las fuerzas francesas.​ Esto favoreció el avance de Blake, que ocupó de nuevo el Órbigo y León para posteriormente avanzar hacia Irún y cortar el acceso a los franceses. Sin embargo se vio obligado a retroceder y el 11 de noviembre fue derrotado en Espinosa de los Monteros. De regreso en León transfirió el mando de su ejército —ahora renombrado como Ejército de la Izquierda— al general de La Romana.

Mientras tanto, en Portugal y La Coruña habían desembarcado tropas inglesas que, bajo el mando de Moore y Baird respectivamente, avanzaron hacia la meseta. Despejaron de franceses la zona de Sahagún y junto con La Romana proyectaron atacar a Soult, pero las noticias de la llegada de Napoleón —que había entrado en España con 130 000 hombres y había ocupado Madrid— les hizo desistir del plan de ataque. En su retirada el 27 de diciembre volaron el puente sobre el río Esla a la altura de Castrogonzalo con la intención de frenar el avance francés. Desistieron de plantar batalla a Napoleón en Astorga y continuaron su marcha hacia La Coruña, saqueando, cometiendo todo tipo de abusos y obstaculizando el paso a las tropas españolas, por lo que La Romana denunció su conducta ante la Junta Central y se refugió en Orense.

El 31 de diciembre de 1808 Napoleón llegó a Astorga, alojándose en el palacio episcopal, donde según una tradición local se produjo un atentado frustrado contra el Emperador.6​ La ciudad estaba casi desierta ya que sus vecinos habían huido a las montañas. Durante los dos primeros días de 1809 continuó la llegada de tropas francesas a Astorga y comarca, alojando en total a unos 80 000 hombres.

Napoleón, antes de emprender su regreso a París, encomendó a Soult perseguir a los ingleses y a Ney el dominio de la región y los pasos de Galicia. La ciudad fue saqueada a fondo por sus tropas durante la primera quincena de enero. El día 11 de dicho mes los ingleses llegaron a La Coruña y la noche del día 16, tras defenderse durante toda la jornada de los franceses, embarcaron. Soult se dirigió hacia el sur, entrando en Portugal el 9 de marzo, y Ney se encargó de culminar la ocupación de Galicia.

Ante la necesidad de reponer su ejército, a principios de marzo La Romana salió de Puebla de Trives en dirección a Asturias, recuperando a su paso Villafranca del Bierzo, que estaba custodiada por un batallón de Ney. Las unidades que permanecieron en Orense (división del Miño) animaron al alzamiento popular, que se extendió por toda Galicia e hizo perder terreno a los franceses. Mientras tanto, Astorga había quedado protegida por una guarnición de unos mil hombres, al mando de Chandron-Rousseau.

Ney recibió nuevas órdenes de Napoleón, y junto con Bonet y Kellerman atacó Asturias por tres flancos; el día 19 de mayo llegaba a Oviedo y tres días después regresaba a Galicia, dejando a Kellerman al mando. Por su parte, La Romana evitó a los franceses y volvió a instalarse en Orense. Asimismo, tras el desembarco de Wellington en Oporto, Soult se había visto obligado a huir a Galicia, donde se reunió con Ney y juntos trataron de restablecer el control de la región. Ney fue rechazado el 7 de junio por la división del Miño y, al enterarse de la huida de Soult a la meseta, regresó a Astorga. Al mismo tiempo Kellerman evacuó Asturias y se instaló en León.

Primeros intentos de ocupación

Como parte del segundo repliegue de las tropas francesas, el cuerpo de ejército de Ney llegó a finales de julio a Astorga, cuya población sufrió saqueos, violaciones y asesinatos. Igualmente fue destruido el archivo y la biblioteca de la diócesis, de cuyos 1600 pergaminos solo se salvaron 20.Tras el paso de las tropas francesas, la ciudad llevó a cabo tareas de limpieza y reconstrucción y alojó a distintas tropas españolas, que a finales de agosto se dirigieron hacia el sur.

En septiembre hubo varios intentos fracasados de ocupación por parte francesa, al mando de Kellerman, y el general García de Velasco —acantonado en el Bierzo—, en previsión de que volvieran a repetirse, ordenó reunir víveres y acantonar tropas. Entre estas, un batallón del regimiento de Voluntarios de León, otro del regimiento de Cazadores de León, dos compañías de Tiradores del Bierzo y el regimiento Provincial de Santiago, además de varios jinetes y un grupo de artilleros.

El general designó jefe de estas fuerzas a José María de Santocildes, que estaba al mando del regimiento de Santiago y al que también nombró gobernador militar de Astorga. Santocildes dedicó desde entonces toda su energía a preparar la ciudad para la defensa, tal y como se le había ordenado; organizó a la población entre aquellos que pudieran prestar servicio militar y aquellos que harían trabajos de fortificación, hospital y servicios. Asimismo ordenó levantar un baluarte delante de cada una de las puertas de la ciudad y emplazar cañones en los dos portillos. En octubre los franceses volvieron a las riberas del Esla y del Órbigo y el día 9, el general Carrier, con 2200 infantes y 800 jinetes, intentó apoderarse de la ciudad. Sin embargo, las distintas tácticas que desplegó resultaron un fracaso y tuvo que ordenar la retirada de sus tropas, habiendo sufrido 400 bajas entre muertos y heridos, frente a las nueve de los defensores.

Tras un invierno entre 1809 y 1810 especialmente duro en el noroeste de la Península, los astorganos continuaron acumulando víveres y rehabilitando infraestructuras. Mientras tanto, una vez derrotada Austria, Napoleón se centró de nuevo en la Península para llevar a cabo su tercer intento de invasión de Portugal y sumó nuevos contingentes de tropas a tal efecto; para ello veía necesario despejar cualquier amenaza procedente desde Asturias o Galicia por lo que, desde el primer momento, intentó ocupar Astorga y que su entorno dejara de ser refugio para las guerrillas, lo que se convirtió en un objetivo de primer orden. García de Velasco aumentó la guarnición astorgana hasta los cerca de 3000 hombres y ordenó a Santocildes defender la ciudad hasta el último extremo.

En enero el general Loison entró en España y el día 11 de febrero desplegó frente a Astorga cerca de 10 000 hombres; trató igualmente de intimidar a la guarnición por escrito pero no surtió efecto y tuvo que retirarse. En La Bañeza se encontró con las tropas de Clauzel, enviadas por Junot —quien recibió el encargo de Napoleón de ocupar el reino de León— para sustituirle. Mientras esperaban la llegada de artillería pesada necesaria para el sitio —procedente de Burgos y Valladolid—, Clauzel recorrió los pueblos cercanos a Astorga y el 26 de febrero se presentó frente a la ciudad con un mensaje de Junot, pero fue también rechazado.

En los primeros días de marzo se tuvieron noticias de una importante concentración de tropas francesas en La Bañeza y Benavente y el día 12 llegaron a Astorga los primeros contingentes, a los que se enfrentaron las guerrillas. Por aquel entonces Santocildes era consciente de que, en caso de ser atacado, no podría recibir ayuda desde Galicia o Asturias, por lo que tendrían que defenderse con sus propios medios. Al mismo tiempo se produjo un cambio en el mando español y así Mahy se hizo cargo de la 4ª división, en lugar de García de Velasco, y trasladó su cuartel general de Lugo a Villafranca del Bierzo.

Asedio

El 21 de marzo se apostaban en los alrededores de Astorga las primeras columnas francesas, bajo el mando de Clauzel, y dos días después la ciudad estaba completamente rodeada y los accesos desde Galicia, Puebla de Sanabria, Benavente y León vigilados.​ Tras un primer análisis de la fortificación, los franceses observaron que el mejor sitio para atacar era el ángulo de la Puerta de Hierro, junto a la Catedral, y pidieron la aprobación a Junot para llevar a cabo el asedio. Desde el día 23 comenzaron a excavar atrincheramientos y durante los días siguientes se produjeron continuas salidas desde la ciudad para estorbar tales trabajos, siendo la del día 26 la primera en la que hubo heridos. Aprobado el plan de asedio, mientras llegaban las 18 piezas de artillería Junot ordenó a Clauzel que se limitara a cercar la ciudad:

Preparadlo todo de tal manera que cuando llegue la artillería todo esté preparado para recibirla y se pueda acometer la ciudad [...] Trabajad con precaución y que no muera un soldado inútilmente.

Desde la noche del día 29 los franceses solo trabajaron de noche, con obras, por ejemplo, frente al convento de Santa Clara, en la meseta de Rectivía, para apoyar un falso ataque por ese ángulo, y en la meseta de la Tejera. Al día siguiente, y ante los progresos de los sitiadores, 300 hombres de la guarnición, bajo el mando de Félix Acevedo, hicieron una salida y destrozaron los trabajos realizados en la Tejera, causando 200 bajas a los franceses.

Estos, esa misma noche, reconstruyeron lo destruido y empezaron nuevos trabajos cerca de los conventos de Santa Clara y Santo Domingo. La noche del 1 de abril hicieron una primera incursión a Santa Clara y ocuparon Fuente Encalada, lo que obligó a los sitiados a abastecerse por medio de los pozos del interior amurallado. La mañana del día siguiente los franceses se apoderaron de Santo Domingo, obligando a su guardia a retirarse, y por la tarde los españoles evacuaron Santa Clara después de incendiarlo.

A través de tres soldados enviados días atrás, la guarnición supo que las fuerzas de los franceses eran unos 16 000 hombres y que el general Mahy ya se encontraba en Villafranca del Bierzo, con unos 3000-4000 hombres. La noche del día 3 los franceses comenzaron a excavar un camino cubierto entre Puerta de Rey y la muralla y durante el día, desde las casas del arrabal, hostigaban a los defensores. Estos se encontraban ya únicamente en el recinto amurallado y en Rectivía. La noche del día 5 fue ocupado Santa Clara, tras extinguirse su incendio, y posteriormente fortificado; los trabajos en ese punto y en otros como Santo Domingo y Puerta de Rey continuaron durante las siguientes horas. Entre los días 6 y 7 ocuparon el arrabal de San Andrés, cerca ya de la muralla, hecho que fue contestado por la guarnición con una salida e incendiando el arrabal, acción en la que sufrieron tres muertos y seis heridos.​

Mientras los franceses continuaron diversos trabajos en Santa Clara, San Andrés y la Tejera, el general Mahy, a través de un mensaje, ofrecía su ayuda a Santocildes en el caso de que abandonase la ciudad:​

Resiste a esas fuerzas. Me consta lo que Vd sufre. Los aliados portugueses han aflojado pues dicen que son pocos;y así amigo avíseme si aún puede sufrir muchos días para mi consuelo y ver si algo consigo de los aliados vecinos a quien no ceso de importunar. En fn Vd hará siempre lo que le parezca mejor. Sus fuerzas respetables las tienen hacia Cambarros, Cogorderos y parte de Fuencebadón, y así esto le servirá de gobierno por si tiene en la idea el escapar de noche y avisándome el día fijo con anticipación y yo llamaré a otro lado la atención con lo poco o mucho que tengo.

Las lluvias de esos días retrasaron alguno de los trabajos de los sitiadores, inundando la pradera de Santa Clara y la trinchera entre esta y San Andrés. El día 9 se produjo una nueva salida de la guarnición, en esta ocasión para entorpecer los trabajos de los franceses en Rectivía. Mientras tanto, Junot tuvo noticia de que Mahy estaba reuniendo en Villafranca del Bierzo un ejército de 10 000-12 000 hombres por lo que ordenó llevar a Astorga la mayor parte del 8º cuerpo de ejército y acelerar la llegada de la artillería.


Desde el 17 de abril, el general Junot dirigió en persona las operaciones de asedio. Durante los días y noches siguientes, los franceses continuaron con sus trabajos de preparación y reconstrucción tras las lluvias, pero especialmente en una trinchera en zigzag orientada hacia Puerta de Hierro, lo que hacía ya suponer a la guarnición por dónde pretendían abrir brecha en la muralla.​ Los franceses tuvieron noticia de que el día 14 llegaría el primer convoy con munición y pólvora y en los días siguientes las piezas de artillería. Junot ordenó desplegar el 8º cuerpo de ejército en el Manzanal, Foncebadón, Penilla y junto al río Esla entre Benavente y Zamora, protegiendo así el asedio frente a cualquier intento de ayuda.

La noche del día 13 entró en la ciudad un labrador con un mensaje que indicaba que pronto llegaría la ayuda de Mahy y durante los días siguientes las lluvias inundaron y entorpecieron nuevamente los trabajos de atrincheramiento. El día 17 llegaron a Astorga Junot, instalándose en Castrillo de los Polvazares, y el general Foucher, jefe de artillería, con las piezas destinadas al sitio. Los trabajos de asedio continuaron y la noche del día 19 todas las baterías quedaron artilladas.​ Al amanecer del día siguiente la artillería francesa abrió fuego, que continuó durante toda la jornada y avanzó en su intención de abrir una brecha en la muralla; ante esto, Santocildes ordenó preparar en ese punto un obstáculo en forma de U para dificultar el acceso a los asaltantes. Asimismo ese día los franceses atacaron a las tropas de Mahy en Foncebadón y el Manzanal, provocando su retirada a Orense y evitando así que la ciudad recibiera ayuda.

El día 21 continuó el fuego francés y a media jornada la brecha era de 25 metros y tanto la sacristía de la Catedral como algunas casas del recinto amurallado y del arrabal de Rectivía estaban incendiadas. La guarnición contestó al bombardeo desde el principio, causando algunas bajas a los franceses. La falta de víveres se agudizaba y para intentar paliarlo se destinó a la molienda a los 12 animales de carga que aún quedaban en la ciudad.​ Una vez abierta la brecha, Junot envió a Santocildes un mensaje pidiendo la rendición de la plaza, bajo amenaza de pasar a cuchillo a todos sin distinción de sexo ni edad, pero la respuesta de la guarnición fue negativa.

Asalto y capitulación

A las dos y media de la tarde de ese día 21 dos columnas francesas de 1000 hombres cada una atacaron el arrabal de Rectivía, encontrando una dura resistencia por parte de sus defensores, y por la tarde Junot ordenó asaltar la brecha con 700 hombres del batallón irlandés; en el interior del recinto la guarnición se defendió desde el obstáculo levantado días atrás y provocó 300 bajas a los asaltantes,​ lo que hizo que en un primer momento ninguno lograse entrar en la ciudad. Sin embargo, un granadero llamado Lanjuinais se parapetó con su mochila y el resto recibió la orden de hacer lo mismo, lo que permitió a los franceses formar un parapeto en la brecha. los combates duraron hasta que anocheció, cuando cesó el fuego de los asaltantes.

A pesar de resistir el primer ataque, la guarnición era consciente de que a la defensa de la ciudad le quedaban tan solo unas horas; de madrugada Santocildes se reunió con el resto de jefes y les expuso la precaria situación en la que se encontraban y la falta de municiones. Ante la imposibilidad de una salida general de toda la guarnición y de resistir un segundo asalto, los reunidos acordaron que si no les daba una capitulación honrosa perecerían todos: se debía proteger a los astorganos y salvar su honor.​ Tal decisión se expuso a la Corporación, que comprendió la necesidad de capitular, excepto uno de sus miembros, el antiguo corregidor Pedro Costilla, que gritó ¡Muramos todos como numantinos!.

Una vez rendida la plaza, la guarnición entregó sus armas junto a Fuente Encalada. En la mañana del día 22 el segundo de la plaza, Pedro Guerrero, salió de Rectivía con una bandera blanca, fue conducido ante Junot y a las dos horas regresó con el texto de la capitulación. Poco después Santocildes se presentó al general francés, a quien pidió por la población y que no entrasen franceses hasta que no hubiera salido la guarnición española.

Junot aseguró que respetaría a los paisanos y aceptó lo respectivo a la entrada en la ciudad.​ A las once los franceses tomaron posesión de los almacenes y a las dos de la tarde salió por Puerta Obispo, en columna, la guarnición española, dirigiéndose hacia Fuente Encalada, donde entregaron las armas. En esos momentos adquirió protagonismo un húsar español, Tiburcio Álvarez, al intentar matar a un francés, al grito de ¡Yo no capitulo!, después de conocer la rendición de la plaza; fue llevado ante Junot, juzgado y fusilado en Rectivía, donde también recibió sepultura.

Los españoles fueron conducidos a La Bañeza, camino de Valladolid y de Francia, y a las tres de la tarde los franceses entraron en la ciudad. Al mismo tiempo se acercaban tres columnas españolas desde el camino de Puebla de Sanabria, desde Foncebadón y desde el Manzanal, pero, además de llegar tarde, las tres fueron derrotadas. En las operaciones del sitio participaron en total más de 23.000 franceses, de los cuales 12.000 estuvieron simultáneamente en Astorga. En cuanto a las bajas en el combate, las cifras son distintas; según el francés Belmas, los españoles sufrieron 51 muertos y 102 heridos, por 160 muertos y 400 heridos de los franceses, mientras que para Santocildes la guarnición española sufrió 49 muertos y 90 heridos y las bajas francesas fueron 5000 hombres fuera de combate.

Ocupación francesa

Tras la toma de la ciudad, Junot dejó como guarnición los restos de los batallones que participaron en el asalto, unos 1500 hombres, bajo el mando del general Lanberdière; anunció su propósito de castigar a la población, especialmente a los eclesiásticos, y exigió a la Corporación el pago de un millón de reales o de lo contrario la ciudad sería saqueada. Tal pagó se hizo mediante alhajas de las familias más ricas pero aun así se produjeron saqueos.​ Otras medidas adoptadas por los franceses fueron la implantación del toque de queda, la prohibición de reuniones, la sustitución del obispo por el auxiliar de Madrid y el nombramiento de nuevas autoridades locales. El resto de tropas fue enviado, a mediados de mayo, hacia Zamora y Salamanca para unirse al ejército de Portugal, que había comenzado el asedio de Ciudad Rodrigo.

Tras la marcha del ejército de Junot, las tropas del general Mahy comenzaron a desarrollar una serie de acciones: tomaron Puebla de Sanabria y Alcañices y consiguieron bloquear los accesos a Astorga durante breves periodos de tiempo; incluso el 7 de junio atacaron León y propiciaron la sublevación de la población, pero esta sufrió una fuerte represalia por parte de la guarnición francesa. Ante estos hechos, Junot regresó a León con su cuerpo de ejército y consiguió rechazar a Mahy y recuperar tanto Puebla de Sanabria como Alcañices. En septiembre el general Taboada sustituyó en el mando a Mahy, haciéndose cargo de las tropas asentadas en El Bierzo, y durante los siguientes meses llevó a cabo distintas acciones contra tropas francesas, varias de ellas en el entorno de Astorga.

Entre diciembre de 1810 y enero de 1811 se reorganizaron las fuerzas españolas y napoleónicas; en las primeras se crearon seis nuevos ejércitos, entre ellos el 6º, con jurisdicción sobre el noroeste peninsular y bajo el mando del general Castaños, y entre los franceses se creó el Ejército del Norte, que asumiría todo el territorio comprendido entre Navarra y Salamanca, bajo el mando del mariscal Bessières.​ Entre enero y marzo las tropas españolas desarrollaron diversas operaciones en torno a Astorga, en general con un resultado positivo, pero menos de lo esperado a pesar de su superioridad numérica en la zona:

La escasez de subsistencias de boca, caudales, calzado y vestuario en lo más riguroso de la estación y fatiga impidió algunos progresos más, como también el tener el enemigo en todas las plazas y lugares fortificaciones y edificios donde no podía ofendérseles sin artillería gruesa, ni tampoco permitía avanzar las tropas a la llanura por la poca caballería que hay.

A principios de 1811 regresó el coronel Santocildes; hecho prisionero tras la caída de Astorga en 1810, estuvo confinado en Mâcon (Francia) hasta que consiguió escapar el 22 de octubre. Una vez en la costa, viajó en un buque hasta Cádiz, donde pidió volver al servicio y se trasladó a Galicia.​ En marzo fue nombrado jefe interino del 6º ejército, que contaba en ese momento con 21000 hombres —de los cuales 4000 en Puebla de Sanabria y 7000 en El Bierzo —, y además de conseguir recursos económicos trasladó su cuartel general de La Coruña a Villafranca del Bierzo y Ponferrada, ya en el mes de junio.49​ A principios de este, Santocildes hizo avanzar al 6º ejército hacia varios puntos del entorno de León con el objetivo último de provocar la expulsión de los franceses de Asturias; después de pequeños éxitos de las tropas españolas, el Principado fue evacuado los días 14 y 15 de junio.

En Astorga, la guarnición francesa llevó a cabo varias voladuras en la muralla con el propósito de reducir su eficacia como fortificación para sus nuevos ocupantes españoles; evacuaron la ciudad el día 19 y dos días después volvió a entrar en ella Santocildes.

Después de la victoria española el día 23 en la batalla de Cogorderos, las tropas del 6º ejército avanzaron hacia la línea del río Órbigo, de donde desalojaron a los franceses a principios de julio. Estos se mantuvieron en la línea del río Esla, entre Mansilla de las Mulas y Benavente, y entre ambos hubo continuos avances y repliegues. Por entonces, los dos bandos cambiaron de general: en el caso francés, Dorsenne sustituyó a Bessières en el norte, y en el lado español el general Abadía se puso al frente del 6º ejército.

Si bien Santocildes había pasado a la ofensiva, Abadía decidió primar la reorganización de las tropas en retaguardia, por lo que las fuerzas en combate quedaron debilitadas y con menos mandos. Las tropas francesas aprovecharon esta coyuntura y a finales de agosto obligaron al 6º ejército a replegarse hacia el Bierzo y Valdeorras; la guarnición de Astorga abandonó la ciudad, que fue ocupada nuevamente por los franceses el día 26.​ A pesar de tales éxitos, el grueso de las tropas napoleónicas se retiró hacia el sur para ayudar a Ciudad Rodrigo, que se hallaba sitiada por los ingleses. Sin embargo, la inacción de Abadía, junto con la hambruna y la falta de medios, provocó que el 6 de noviembre los franceses ocupasen de nuevo Asturias.

Sitio de 1812

A finales de enero de 1812, y ante el movimiento de tropas francesas hacia Ciudad Rodrigo, que se hallaba sitiada por Wellington, Abadía concibió una ofensiva sobre León; sin embargo su despliegue no se produjo con la rapidez necesaria y Bonet tuvo tiempo de evacuar Asturias e instalarse en Astorga, cuya guarnición reforzó hasta los 1400 hombres. Tras una nueva reorganización de las tropas francesas, en abril Dorsenne fue sustituido por Caffarelli al frente del ejército del norte. A mediados de mayo, Bonet ocupó de nuevo Asturias, pero por órdenes de Marmont tuvo que evacuarla nuevamente y centrarse en Astorga. En junio Santocildes recibió el mando del 6º ejército, sustituyendo a Abadía, y el día 15 sus tropas comenzaron el cerco a la ciudad.

Cuando se inició el cerco, la guarnición francesa la componían unos 1000 hombres, comandados por el general Rémond. Desde enero distintos gobernadores habían fortificado la ciudad a través de obras exteriores; se había derribado el arrabal de Rectivía y los edificios contiguos a la muralla y se habían construido baluartes frente a las puertas del Obispo, del Rey y de Hierro.​ Mientras llegaban los cañones desde La Coruña, las tropas españolas se limitaron a mantener el cerco y solo el día 29 comenzaron los trabajos de asedio. El 3 de julio instalaron los primeros cañones; Santocildes trató de obtener la rendición de la plaza y, ante la negativa, comenzó a bombardear los reductos exteriores franceses. En previsión de que estos recibieran refuerzos, Castaños ordenó que la vanguardia del 7º ejército se reuniera con el 6º en Astorga, contando en total unos 20 000 hombres y 2000 caballos.

El 5 de julio los sitiadores finalizaron los primeros trabajos y empezaron la trinchera que les acercaría a la muralla. Ante la lentitud de los trabajos y la falta de medios, Santocildes decidió enviar parte del contigente a Zamora, ocupada por los franceses. El día 11 se construyeron dos baterías, Patria y Constitución, para hacer frente a los baluartes franceses de Puerta del Obispo y Puerta del Rey. Mientras entre los sitiadores había escasez de munición, entre la guarnición de la ciudad, de acuerdo con los informadores, lo que faltaban eran víveres. El general Rémond se impacientaba y escribía así a Marmont:

Astorga está bloqueada desde el 12 de junio; ha empezado el sitio y la trinchera está abierta desde el 28 de junio. Es importante que lleguen socorros de aquí al 20 del corriente; no tengo noticias del ejército desde el bloqueo de la Plaza.

El día 13 Santocildes dispuso la marcha de otro contingente hacia el sur, lo que permitía disponer de más raciones para las tropas presentes en el sitio. Ante la distintas propuestas de abrir brecha por parte de los ingenieros, la reunión de mandos aceptó la de Santa Clara, con otras acciones adicionales. Esa noche Rémond ordenó una salida por la Puerta del Rey que fue rechazada por los sitiadores. Al día siguiente, un grupo de tiradores franceses se apostaron en un teso junto al ángulo del castillo y el día 15 se dedicaron a estorbar los trabajos de asedio, pero a la noche fueron desalojados por un batallón español. El día 16 hubo intercambio de fuego de cañón pero ambos tuvieron que dejar de disparar pues sus respectivas baterías habían quedado dañadas.

El día 17 quedó finalizada la batería del Rey, la trinchera y un parapeto en el teso del ángulo del castillo. Dos días después, casi 40 desde el inicio del cerco, el 6º ejército seguía inmovilizado ante Astorga debido a la lentitud de las operaciones y la falta de munición. La noche del 21 se emplazaron cinco cañones en la batería del Rey, mientras que el resto se repartía entre las baterías Bailén y Constitución. Ese mismo día 21, Santocildes trasladó la mayor parte del 6º ejército hacia Benavente y dejó al general Losada el mando del asedio. Los días finales del mes se intensificó el fuego por ambas partes, aunque seguía siendo imposible acelerar el sitio sin una brecha abierta. A principios de agosto, mientras continuaban los trabajos de trinchera y mina, aumentaron las bajas entre los sitiadores al mismo tiempo que los sitiados sufrían las bajas por deserción.

Capitulación

El 22 de julio las tropas francesas sufrieron una derrota en la batalla de Arapiles. El general Losada escribió cinco días después a los defensores de Astorga para informarles de tales hechos y pedir la capitulación de la plaza.​ Rémond rechazó su proposición; sin embargo, el 13 de agosto recibió la confirmación de los hechos de Arapiles y el día 16 sondeaba las condiciones de la rendición de la plaza, pero la negociación se estancó en lo referente a su salida como prisioneros.

Al día siguiente llegó al sitio el general Castaños, que negoció nuevamente las condiciones de capitulación, siendo esta vez aceptada por la guarnición francesa el día 18. Al día siguiente por la mañana Rémond salió de Astorga, en dirección a Galicia, junto con los 730 soldados que quedaban. El botín capturado a los franceses incluía 17 piezas de artillería y abundante munición, mientras que el coste humano para los sitiadores fue de 72 muertos, 219 heridos y 31 prisioneros, muchos de los cuales eran guerrilleros de la 2ª Legión de Castilla.

Fin de las operaciones

Tras la derrota en Arapiles, Clauzel reorganizó los restos del Ejército de Portugal, unos 25 000 hombres y el general Foy, a sus órdenes, inició una incursión con el objetivo de liberar las guarniciones francesas de Astorga, Benavente, Zamora, Toro y Tordesillas; recorrió el valle del Duero, alcanzó Toro y se dirigió hacia el norte contra Astorga.​

Mientras tanto, una vez recuperada la ciudad, los españoles habían destruido las fortificaciones construidas por los franceses, retiraron todo aquello que pudiera ser útil y abandonaron la plaza, dejando en ella únicamente a los franceses heridos. La misma noche del 19 de agosto un destacamento de Foy llegó a Astorga, recuperó a los enfermos y se retiró de la plaza. A continuación el general francés arrasó las fortificaciones de Zamora y regresó a Valladolid, donde se reunió con Clauzel el 4 de septiembre.

En los meses siguientes el ejército francés lanzó una contraofensiva que cortó las comunicaciones entre el norte y el sur y dificultó las operaciones a las tropas españolas. En el caso de Astorga, la destrucción de sus defensas impedía a los franceses saquear la comarca y refugiarse tras su muralla, pero durante los primeros meses de 1813 estuvo hasta en tres ocasiones ocupada por las tropas francesas con el objetivo de obtener recursos.

La primera el 17 de enero, la segunda en fecha incierta a lo largo del mes de febrero y la tercera a principios de mayo.64​ En esos momentos las tropas francesas en España eran de unos 70 000 hombres, encuadrados en cuatro ejércitos, mientras que las fuerzas de Wellington eran unos 65 000 y las españolas unos 60 000, encuadrados en cuatro ejércitos; tres de ellos luchaban en Levante y el 4º Ejército (antiguo 6º Ejército) se recuperaba en Galicia.

Wellington y Castaños decidieron lanzarse a la ofensiva. El rey José I Bonaparte, que estaba en Valladolid, retrocedió hacia Vitoria pero el 21 de junio fue derrotado. Esto provocó el alejamiento definitivo de los franceses del oeste peninsular, por lo que Astorga no volvió a ser objetivo de ningún ejército ni se produjeron operaciones militares durante el periodo en el que continuó la guerra.

Consecuencias

Para los franceses, la conquista de Astorga de 1810 resultó ser una victoria costosa en un lugar que, a priori, pensaban que no se resistiría, y que sin embargo ofreció una dura resistencia y logró inmovilizar un cuerpo de ejército. El triunfo se añadió a los éxitos del Imperio y llegó en un momento muy oportuno pues acababa de celebrarse la boda de Napoleón con María Luisa. A nivel práctico, la caída de Astorga dejó libre al 8º cuerpo del ejército francés y así, cuando a principios de mayo el mariscal Massena se hizo cargo del ejército de Portugal, contaba con los tres cuerpos de ejército disponibles.

Para los ingleses, la rendición de la ciudad significó una nueva amenaza para su ejército en Portugal. El general Wellington decidió no liberar Ciudad Rodrigo; los franceses tomaron la ciudad tras un sitio de 40 días y poco después cayó la plaza fuerte de Almeida. Los españoles se sintieron traicionados por los ingleses y la alianza se debilitó. Sin embargo, los hechos de Astorga retuvieron varios meses al cuerpo de Junot y la tercera invasión de Portugal, que pudo haber comenzado en la primavera de 1810, se demoró hasta otoño. Desde que Napoleón volvía a tener su ejército disponible hasta que atacó nuevamente Portugal pasó más de un año, por lo que Wellington pudo preparar la defensa en Torres Vedras y la invasión resultó un fracaso.

Durante el periodo de ocupación francesa, Astorga se convirtió en la base de operaciones de las tropas que operaban contra Asturias y Galicia; la frontera entre la España libre y la ocupada pasó de ser el río Órbigo a situarse en El Bierzo, lo que obligó a reforzar la defensa de Galicia.

Conmemoraciones

En 1910 se cumplió el primer centenario del sitio de 1810 y la ciudad lo celebró con diversos actos que tuvieron lugar durante las fiestas patronales de Santa Marta, entre el 27 de agosto y el 20 de septiembre. Así, el 29 de agosto se inauguró el monumento conmemorativo, obra de Enrique Marín, y se interpretó el himno del centenario; el día 31 del mismo mes llegaron, procedentes de Barcelona, los restos mortales de José María de Santocildes, a los que se recibió con honores de Capitán General, y, finalmente, el 1 de septiembre, se celebró una misa funeral en la catedral en su honor y se procedió a su enterramiento en la misma.

A principios del siglo XXI se empezaron a celebrar unas Jornadas Napoleónicas con el objetivo de recrear y dar a conocer los hechos acaecidos dos siglos antes y como preludio al segundo centenario de los sitios. Así, las primeras jornadas tuvieron lugar en 2004 en Castrillo de los Polvazares, con recreación de campamento, vida de la guarnición y combate por las calles de la localidad. Las segundas jornadas se celebraron en 2006 con desfile de tropas y recreación del ataque francés en Astorga y combates en Castrillo de los Polvazares.​ Las terceras jornadas tuvieron lugar en 2008 con recreación de campamento, combates y homenaje a los caídos en Astorga y combates en Castrillo de los Polvazares. ​ Las cuartas jornadas, en 2010, no contaron con recreaciones históricas debido a la crisis económica y los actos fueron únicamente institucionales y de homenaje. Finalmente, en 2012, se celebró el segundo centenario del sitio de 1812 con unas nuevas jornadas en las que hubo recreación de campamento, desfile, combates y homenaje a los caídos.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 03 Feb 2018 17:23

Sitio de BADAJOZ 1.812


El Tercer asedio de Badajoz tuvo lugar entre el 16 de marzo y el 6 de abril de 1812. La ciudad de Badajoz fue sitiada por el ejército anglo-portugués bajo el mando de Arthur Wellesley (por aquel momento conde de Wellington). El sitio fue uno de los más sangrientos de las Guerras Napoleónicas, con cerca de 3000 soldados muertos en unas pocas horas de lucha intensa hasta que el asalto llegó a su fin, con la rendición y retirada de la guarnición francesa.

Tras la captura de las ciudades fronterizas de Almeida (Portugal) y Ciudad Rodrigo (España) en sitios anteriores, la fuerza anglo-portuguesa se dirigió a Badajoz a capturar la ciudad y asegurar las líneas de comunicación con Lisboa, la base primaria de operaciones del ejército aliado. Badajoz estaba protegida por unos 5000 soldados franceses al mando del general Armand Philippon, y poseía unas fortificaciones mucho más fuertes que Almeida o Ciudad Rodrigo, con una sólida muralla cubriendo numerosos fuertes y bastiones. La ciudad ya se había enfrentado a dos sitios sin éxito y estaba bien preparada para un tercer intento, con las murallas reforzadas y algunas áreas alrededor de las murallas inundadas o minadas con explosivos potentes.

El ejército anglo-portugués, de unos 25 000 hombres, sobrepasaba en mucho a la guarnición francesa en una proporción de 5 a 1, y tras rodear la ciudad, empezó a instalar el sitio preparando trincheras, paralelos y movimientos de tierra para proteger a la artillería pesada. Mientras se desarrollaban los movimientos de tierras, los franceses hicieron varias incursiones para intentar destruir las líneas avanzadas hacia la muralla, pero fueron repetidamente repelidas por los tiradores británicos y contraatacados por la infantería.

Con la llegada de los obuses de 18 y 24 libras, los aliados empezaron un intenso bombardeo de las defensas de la ciudad mientras uno de los bastiones defensivos (el fuerte de la Picuriña) era tomado por los casacas rojas del General de la 3.ª División Thomas Picton. La captura del bastión permitió movimientos de tierra más extensos y pronto un laberinto de trincheras fue acercándose sigilosamente a las altas murallas de piedra, mientras los cañones continuaban disparando a las murallas.

El 5 de abril habían sido abiertas dos brechas en la muralla (entre los bastiones de Santa María y el de La Trinidad) y los soldados se prepararon para asaltar Badajoz. La orden para atacar fue retrasada 24 horas para permitir que se hiciera otra brecha en la cortina de la muralla. Se empezaron a filtrar noticias a los aliados de que Soult estaba en marcha para reforzar la ciudad y se dio la orden de lanzar el ataque a las 22:00 horas del 6 de abril de 1812.

La guarnición francesa, consciente de su situación, minó las grandes brechas de la muralla y se preparó para el inminente asalto.

Asalto

Con tres grandes brechas en la muralla y el mariscal Soult en marcha para socorrer a la ciudad, Wellesley ordenó a sus regimientos asaltar la ciudad a las 22:00 el 6 de abril y las tropas se adentraron con escalas y diversas herramientas.

Los primeros hombres en asaltar la brecha fueron los Forlorn Hope — en el Ejército británico se denominan así a los efectivos de asalto, generalmente voluntarios con ganas de ascender en la carrera militar y que llevan a cabo misiones suicidas o de elevadísimo riesgo—, quienes lideraban el ataque principal con la 4.ª división y la División Ligera de Craufurd, mientras se llevaban a cabo ataques de distracción al norte y al este por los soldados portugueses e ingleses de la 5.ª división y de la 3.ª de Picton.

Justo cuando los Forlorn Hope estaban empezando el ataque, un centinela francés dio la alarma. En pocos segundos, los puestos de defensa se llenaron de soldados franceses, que vertían un granizo letal de fuego de mosquete a las tropas en la base de la brecha. Los británicos y los portugueses llegaron en oleada y corrieron hacia la muralla, encarando una asesina descarga de artillería de mosquetes y granadas, piedras, barriles de pólvora con plomo e incluso paquetes de heno ardiendo.

La descarga furiosa de artillería devastaba los soldados británicos en la muralla, y la brecha pronto empezó a llenarse con muertos y heridos, los cuales tenían que ser sorteados por las tropas de asalto. A pesar de la masacre, los casacas rojas continuaron llegando valientemente en oleadas de gran número, sólo para ser acribillados por descargas sin fin y metralla de granadas y bombas.

En sólo dos horas, unos 2.000 hombres habían muerto o habían sido heridos gravemente en la brecha principal, mientras un número indefinido de la 3.ª división fueron tiroteados en la maniobra de distracción. El propio general Picton fue herido mientras escalaba para intentar llegar a lo alto de la muralla. En cualquier sitio que atacaban, los soldados aliados fueron parados y la carnicería fue tan inmensa que Wellesley estuvo a punto de pedir parar el asalto, cuando los soldados finalmente se introdujeron en la muralla.

La 3.ª división de Picton finalmente consiguió llegar a la zona de La Alcazaba, situada en la parte más alta de la población, donde los franceses tenían previsto refugiarse en el momento final. Desde allí lograron enlazar con los hombres de la 5.ª división, quienes también estaban intentando adentrarse en la ciudad. Una vez que se introdujeron, los soldados portugueses y británicos estaban en gran ventaja numérica, y los franceses empezaron a retroceder. Viendo que no podían resistir más, el general Philippon se retiró de Badajoz y se dirigió al fuerte de San Cristóbal, situado en la orilla derecha del río Guadiana donde, finalmente, depuso las armas en la mañana del día siguiente.

Al éxito militar le siguieron saqueos en masa y desórdenes mientras los casacas rojas se emborrachaban, y pasaron unas 72 horas hasta que el orden fue completamente restaurado. Entre los civiles españoles que consiguieron sobrevivir estaban Juana María de los Dolores de León, futura mujer del general sir Harry Smith, y su hermana.

Cuando llegó finalmente la mañana del 7 de abril, se reveló el horror de la matanza que rodeaba toda la muralla. Los cuerpos fueron apilados y la sangre discurría como ríos en las zanjas y trincheras. Cuando vio la destrucción y la masacre, Sir Arthur Wellesley lloró amargamente y maldijo al Parlamento Británico por concederle tan pocos recursos y soldados. El asalto y las escaramuzas anteriores habían causado en el bando aliado unas 4800 bajas. La élite de la División Ligera había salido muy dañada, perdiendo un 40% de sus hombres. El asalto fue, sin embargo, un éxito, Wellesley había asegurado la frontera hispano-portuguesa y podía moverse ahora contra el mariscal Soult en Salamanca.

Saqueo

El saqueo de Badajoz a cargo de las tropas británicas con posterioridad a la batalla, incluyendo violaciones y asesinatos indiscriminados de la población civil, se encuentra entre los más terribles y sangrientos acontecimientos de la Guerra de la Independencia Española.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Hoplon » 03 Feb 2018 17:30

No cabía esperar otra cosa de los rosbif.

En todo el norte de España aprovecharon la campaña para destruir los telares. Supongo que habrá que darles las gracias, pero vaya gente.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 03 Feb 2018 20:51

Y no vamos a hablar de los intentos de robar cuadros y joyas por parte del Duque de Wellintong tras la batalla de Vitoria, cuando se apoderaron de lo que se llevaba Pepe Botella, o del intento de desvalijar el museo del Prado de Madrid, de lo que no se conoce apenas nada.

En fin mejor dejarlo ahí, y todavía se permiten el lujo de hablar mal de los demás, ellos que son los mayores desvalijadores y ladrones de la historia del mundo.
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 03 Feb 2018 21:20

La Batalla de BAILEN


La Batalla de Bailén tuvo lugar el 19 de julio de 1808 durante la Guerra de la Independencia Española en la ciudad jienense de Bailén. Supuso la primera derrota de la historia del ejército del águila imperial de Napoleón Se enfrentó un ejército francés de 20.489 soldados al mando del general Dupont contra 29.246 soldados del general Castaños, comandante del ejército español de Andalucía .

Tras el Levantamiento del Dos de Mayo, Napoleón ordena al general Dupont que con el 2º Cuerpo de Observación de la Gironda controle Andalucía. Cuando el general Pierre Dupont se dirigía a Cádiz para auxiliar a la escuadra naval de Rossilly que estaba bloqueada por los españoles; se enfrentó al incipiente ejército español en Bailen el 19 de julio. Las Divisiones Reding y Coupigny del ejército español de Andalucía organizado por el General D. Francisco Javier Castaños, entablaron dura batalla; y tras atacar los franceses hasta 5 veces de forma infructuosa, Dupont finalmente se rindió.

El viernes 22 de julio , tras firmar las capitulaciones, los franceses rindieron sus armas, águilas y banderas, quedando prisioneros de guerra 18.400 soldados , incluyendo a 15 generales, 467 oficiales

Las bajas del ejército de Dupont alcanzaron 2.600 : 2.200 muertos y 400 heridos .
El ejército de Castaños tuvo un total de 940 bajas : 240 muertos y 740 heridos.

Antecedentes Históricos de la Batalla de Bailén

La Guerra de la Independencia Española se inició en 1808 por la oposición de España a la pretensión del emperador francés Napoleón I de instaurar en el trono español a su hermano José Bonaparte, en lugar de Fernando VII .

Quedó enmarcada en las Guerras Napoleónicas y en la crisis del sistema del Antiguo Régimen, encarnado en la monarquía absoluta de Fernando VII.

El tratado de Fontainebleau, firmado el 27 de octubre de 1807 por el primer Ministro Manuel Godoy, acordaba el apoyo de España a la invasión conjunta hispanofrancesa de Portugal. Pero los planes de Napoleón era realmente invadir España y el derrocamiento de la dinastía reinante en aquel momento .

El 2 de mayo de 1808 se produjo el levantamiento espontáneo del pueblo de Madrid contra el invasor, molesto por los abusos de las tropas francesas. El motivo inmediato fue impedir la salida de los príncipes del Palacio de Oriente para ir a Bayona. Murat reprimió el levantamiento con gran dureza. En los días siguientes, se extendió la insurrección por toda España, al unirse espontáneamente a la rebelión muchas ciudades y provincias.

El ejército, la nobleza y el clero daban la espalda al pueblo y se ponían del lado francés. Se opusieron al levantamiento popular y los militares artilleros como Daoiz, Velader y Ruiz, lo hicieron a título particular, en contra de sus mandos y pusieron las armas en manos del pueblo de Madrid. Nuevamente el pueblo, los españoles iba por delante de sus dirigentes y les marcaban lo que debían hacer. Los curas y frailes de los pueblos y barrios populares , se alinearon con los guerrilleros, ofreciendo ayuda no sólo espirital, sino también participando activamente en los combates contra el invasor.

De mayo a noviembre de 1808: Esta primera etapa fue de claro protagonismo de la resistencia española. La resistencia popular se extendió por todo el país y desarticuló el plan francés de ocupación y control de los principales puertos peninsulares, Cádiz, Barcelona, Lisboa. El ejército del general Castaños venció al del mariscal Dupont en Bailén el 19 de julio de 1808. Esta victoria impidió la ocupación de Andalucía y los franceses se replegaron al norte. José I abandonó posteriormente Madrid.

Despliegue de los Ejércitos en la Batalla de Bailén

Mediados de mayo 1808, Napoleón ordena a Dupont entrar en Andalucía y tomar Córdoba y Sevilla, con el 2º Cuerpo de Ejército de Observación de Gironda, mientras fuerzas de reserva quedan en Madrid. El objetivo era rescatar la escuadra navales francesa que permanecía en Cádiz.

Del 8 al 10 de Junio Dupont vence, en Alcolea de Córdoba, a Pedro Echavarri y posteriormente toma y saquea Córdoba a sangre y fuego. Esta acción de terror continuaría hasta finales de la Guerra de la independencia.

16 de junio, Dupont conoce que la armada francesa se había rendido a los españoles en Cádiz y que se estaba formando un ejército para coparle en Córdoba. Vista la situación, Dupont decide salir de Córdoba y dirigirse a Andújar.

18 de junio de 1808, Dupont llega a Andújar con 10.617 hombres veteranos y muy adiestrados, incluyendo 2.750 de caballería. Dupont decidió permanecer en Andújar donde establece su estado mayor.

27 de junio, llegan las fuerzas francesas de refuerzo. Dominique Vedel llega a Bailen con 5.260 soldados de la 2ª división, que había derrotado a fuerzas milicianas de voluntarios españoles en Despeñaperros. Al mismo tiempo, otra fuerza la 3ª división a mando de Gobert , llega a Andújar con 4.612 hombres .

A principios de julio, Castaños se encuentra en Porcuna, para establecer el plan de ataque con sus generales. En estas fechas, el general Castaños, estaba intentando reunir una fuerza adecuada para enfrentarse a las tropas de Napoleón. Castaños era el comandante del ejército español en Andalucía. Contaba con 29.246 hombre; que dividió en 3 columnas al mando de : el suizo Reding con 9.485 hombres , el belga Coupigny con 6.218 hombres , y la suya propia de 11.069 hombres, dividida a su vez en 2 divisiones; una regular al mando de Félix Jones 4.878 hombres y la de reserva al mando de Manuel de la Peña de 6.191 hombres

El plan ideado por Castaños, contemplaba tres movimientos:

1) Las dos divisiones de Castaños con 11.069 hombres atacarían Andújar, clavando a las fuerzas de Dupont.

2) La 2ª división de Coupigny con sus, 6.218 hombres, cruzaría el Guadalquivir más al este, a la altura de Villanueva de la Reina;

3) La 1ª división de Reding cruzaría también el Guadalquivir con 9.485 a través de Mengíbar

Batalla de Mengíbar

4 de julio, las tropas españolas de la 1ª división de Reding, se enfrentaron en Mengíbar a las tropas francesas del general Dufour de la 3ª división de Gobert, obligándolas a retirarse. En Villanueva de la Reina, cerca de Andújar, la 2ª división española de Coupigny se enfrenta a Dupont, pero son rechazados. Los 9.485 hombres de la 1ª división de Reding se iban a enfrentar a 3.000 franceses situados al otro lado del rio Guadiel

13 de julio, Reding cruza el Guadalquivir en Mengíbar. Esta población estaba defendida por los franceses .

En la madrugada del 14 de julio, el primer escuadrón de dragones de Numancia y el de cazadores de Olivenza, al mando del general Francisco Xavier Venegas, hacen huir a la caballería francesa al otro lado del río. Ante la amenaza de nuevos ataques, Ligier-Belair evacua la población y solicita ayuda a Vedel.

15 de julio, Reding aprovecha una oportunidad, avanza con sus tropas y cruza el rio Guadiel, obligando a replegarse a las unidades francesas. .

Reding ordenó atacar con su caballería por los flancos, mientras la infantería entraría por el centro como fuerza de choque. Los coraceros franceses, neutralizaron el ataque de la caballería y de la infantería; muriendo incluso el propio Gobert, general francés que atacaba al frente los coraceros franceses. Reding interrumpe el ataque y se retira a Mengíbar.

16 de julio. Por error de prepotencia, Dupont ordenó a las tropas de Dufour abandonar Bailén y dirigirse a controlar el paso de Despeñaperros. La población de Bailén quedó sin tropas francesas , y a su vez también ordenó el mismo destino a la 2ª división de reserva de Vedel, que se encontraban en aquel día en Andújar.

El objetivo estratégico de Dupont, eran romper el cerco en Bailén y llegar a Sierra Morena. El Cuerpo Volante de D. Juan de la Cruz Murgeón, se encontraba cerca de Linares y amenazaba cerrar el paso de Despeñaperros, por lo que Dupont decidió asegurar con sus fuerzas la comunicación entre Andalucía y Madrid.

De esta manera, el general Vedel, al mando de unos 5.600 hombres, salían de Andujar con sus cansadas tropas a las once de la noche del día 16. Llegó a Bailén a las ocho de la mañana del día 17. No encontró a nadie. Los paisanos le informaron falsamente que las fuerzas de Réding se habían juntado con las Juan de la Cruz en Linares y que juntos se dirigían a Santa Elena, por lo que se veía justificado que el general Dufour se viera forzado a salir en su persecución. De esta manera, el día 18 de julio las tropas de Dufour estaban en Santa Elena y las de Vedel en La Carolina, habiendo dejado de esta forma la población de Bailén sin guarnición francesa alguna, y a su vez se habían alejado de Andújar, donde estaba el general Dupont.

17 de julio las tropas de la 2ª división de Vedel y la 3ª de Dufour se despliegan entre Guarromán, La Carolina y Santa Elena.

18 de julio por la mañana; la 1ª división de Reding y la 2ª división de Coupigny ocupan Bailén .

En la tarde del 18 de julio, Dupont con unos 10.000 hombres, y 14 cañones, salen de Andújar en dirección Bailén. Los franceses pensaban tomar fácilmente Bailen al amanecer. Mientras tanto, Castaños permanecía a espaldas de Dupont en Andújar a la espera de acontecimientos.

Noche del 18 de julio. Las tropas españolas se despliegan formando un arco con la infantería y la caballería en la vanguardia. Las fuerzas artilleras eran 28 cañones.

Comienza la Batalla de Bailén

3 de la mañana del 19 de julio. Primer ataque francés: (gran número de acontecimientos importantes en la historia de España han ocurrido el 19 de julio) la vanguardia francesa lanza un ataque con 5 batallones (escuadrón de cazadores, 3 compañías de elite y un batallón de la 4ª Legión) a la altura de la Cruz Blanca para forzar el bloqueo que oponían las tropas de Venegas en Camino Real. Son rechazados fácilmente ,fracasando así el primer intento francés. El general Venegas, se repliega sobre la línea de batalla española con los escuadrones de Olivenza y Numancia, batallones de Barbastro, Voluntarios Catalanes y 1º de Granada.

Alertado Reding por los disparos, decide fortalecer el flanco izquierdo de su línea de ataque. con el Escuadrón de España, compañía de zapadores y el regimiento de Jaén.

Batalla de Bailen inicio del combate


6 de la mañana del 19 de julio. Segundo ataque francés: llegada del grueso del Ejército francés. Dupont decide entonces limpiar de tropas españolas su lado derecho de ataque y lanza la caballería pesada de Privé hacia los altos de Haza Walona . Los coraceros y dragones están apoyados por los batallones suizos del general Schramm (antiguos regimientos al servicio de España, 2º Reding 6º Preux). Las sucesivas cargas de la caballería francesa rompen la líneas española del regimiento Jaén. Sin embargo, inexplicablemente, las tropas francesas se repliegan y no continúan el ataque.

Al replegarse la caballería francesa llegan a la loma de Haza Walona los regimientos suizos del ejército francés, del general Schramm. Entonces ocurre una historia sorprendente. La presencia del 2º regimiento de Preux ( suizo-francés) y el 6º de Reding ( suizo-francés) en la loma de haza Walona junto con el 3º regimiento Reding ( suizo) de las tropas españolas, se reconocen y deciden confraternizar

Dupont decide lanzar la columna del general Chabert , pero es neutralizada rápidamente por las batería de artillería de línea española. Los franceses se retiran y son contraatacados por la caballería española (Regimientos de Farnesio y Borbón) liderados por un centenar de garrochistas andaluces.

Dupont, también contraataca a su vez con los escuadrones de caballería que han vencido en Haza Walona. Finalmente los jinetes franceses son rechazados por artilleros e infantes. Acaba esta segunda fase con las tropas en las posiciones de partida.

9 de la mañana del 19 de julio. Reding ordena a Venegas ocupar las alturas del flanco izquierdo francés, los batallones de Ordenes Militares apoyados por el escuadrón de Olivenza se dirigen a los Zumacares. Sin embargo la recién incorporada Guardia de París junto con los dos regimientos de la 3ª Legión, apoyados por la caballería francesa de Dupré, neutralizan la maniobra española y la infantería española retrocede. La 3ª Legión queda el centro del ataque francés para iniciar el siguiente asalto a la línea central española.

10 de la mañana del 19 de julio Tercer ataque francés. Empieza el calor a caer sobre las tropas en Bailén. Dupont ordena un tercer ataque por el centro con la infantería y la caballería. La infantería dirigida por Chabert y la caballería por Dupre. Igual que en el segundo ataque, los españoles emplean a fondo su artillería contra las columnas cerradas francesas logrando desmontarlas y neutralizarlas.

12 de la mañana del 19 de julio. Mucho, mucho calor. Contraataque español: Los regimientos de caballería española, regimientos de Farnesio y Borbón, junto con unos cien voluntarios de las milicias urbanas, atacó a la infantería francesa, obligándola a retirarse. Simultáneamente tiene lugar la famosa y legendaria carga de los garrochistas.

Las unidades de coraceros y dragones de Privé, atacan a la caballería española, logrando derrotar en este momento al regimiento de Farnesio. A los franceses les faltaba el apoyo de su infantería y este movimiento no tuvo continuidad y tuvieron nuevamente que replegarse. La capacidad ofensiva de la caballería imperial napoleónica, iba a ser completamente neutralizada por las tropas españolas, ya les quedaba poca energía.

Al medio día del 19 julio en Bailen, la temperatura apretaba y los franceses se iban a derretir de calor. El hecho de las tropas españolas estuvieran con la vanguardia hacia el pueblo de Bailén, permitió que la población local ayudara en todo cuanto pudo a sus tropas. La ayuda más valiosa fue sin duda el suministro de agua para los soldados, y para la refrigeración de la artillería. Los cañones estaban al rojo vivo en un día "especialmente caluroso". En el escudo de la ciudad de Bailén figura en lugar preferente un cántaro agujereado, que representa a María Bellido. Según la tradición, esta mujer habría utilizado el cántaro precisamente para suministrar agua a los soldados españoles. Dice la leyenda que una bala perforó el cántaro de María mientras estaba dando de beber a los soldados españoles.

Los franceses ya estaban desmoralizados, sedientos y con su artillería afectada por el calor ante la ausencia del agua de refrigeración para sus cañones.

Dupont estaba ya desesperado por la imposibilidad de romper el cerco, carga ras carga sus fuerzas eran derrotadas por las tropas enemigas. Habían pasadas ya 5 horas de combate y los franceses no disponía ya de refuerzos, Vedel y Dufour, habían marchado por orden de Dupont a controlar Despeñaperros, y no volvía a tiempo de apoyar al general francés.

Últimos ataque franceses: Dupont decide lanzar toda la infantería disponible contra el centro de la infantería española. Pero otra vez, la artillería española volvía a destrozar las columnas francesas impidiendo nuevamente su objetivo; retrocediendo nuevamente. Más tarde este nuevo fracaso francés se remató con una última carga de los cazadores de Samuel Dupré que fueron totalmente aniquilados, muriendo incluso el propio Dupré.

Es importante resaltar la relevante actuación de la artillería en esta batalla. En pocas ocasiones, las baterías han sido tan decisivas para la victoria. Siendo la infantería francesa muy superior en cantidad a la española, lo que definitivamente hizo decantar la victoria del lado español fue la potencia de fuego y precisión de sus baterías.

Pero todavía quedaba la temible unidad de Marinos de la Guardia Imperial. Esta unidad de “élite” fue la que fusiló a los compatriotas madrileños durante el 2 y 3 de mayo de 1808. Goya los representó, con sus capas azul marino, fusilando a civiles madrileños a la luz amarilla de un pequeño farol que les permitía apuntar a los cuerpos en la oscuridad de la noche de la montaña de Príncipe Pío de Madrid.

Mediodía del 19 de julio. Último ataque francés. El último ataque francés lo iban a ejecutar los 400 marinos de la Guardia Imperial, junto con otros 2.000 soldados encabezados por el propio Dupont. Eran las 12 de la mañana y probablemente la temperatura superaba ya los 40ºC. Se lanzan de nuevo en un intrépido y suicida ataque, conscientes de que se les acaba el tiempo y hay que cruzar a línea española toda costa. Pero la maniobra francesa, era nuevamente neutralizada por la acción conjunta de la infantería, caballería y artillería española. El propio Dupont caería herido por las balas del ejército español.

La realidad se impuso a la prepotencia imperial francesa y Dupont no le quedó más remedio que reconocerlo y se rindió al general Castaños, Comandante del ejército español en Andalucía. Los franceses habían sufrido 2.600 bajas y 940 eran las bajas españolas.

Tarde del 19 de julio. Sobre las cinco de la tarde, por fin el general Vedel alcanza el campo de batalla procedente de La Carolina y Guarromán. Vedel, desconoce la rendición de su general, y ataca por la retaguardia a la división de Reding.

Se presentaron portando bandera blanca ante el general Vedel dos oficiales españoles que le informan del cese de hostilidades, pero este, incrédulo, atacó por los dos flancos a nuestra retaguardia infructuosamente.

Seis de la tarde, se presenta ante el general Vedel el capitán Barbarín, ayudante del general Dupont, con la orden tajante de detener las acciones contra las tropas españolas, que temía por la integridad de sus cercadas tropas, Vedel cesa el combate y rinde también sus armas a los españoles.

En las negociaciones los franceses solicitaros retornar a Francia con sus armas y equipos de campaña. Castaños aceptó las condiciones, acordando repatriar por mar a las tropas francesas desde Cádiz. La batalla de Bailén ha terminado !!

22 de julio se firman las capitulaciones y las tropas francesas inician la marcha hacia Cádiz escoltadas por los españoles. Si bien Dupont y sus oficiales fueron liberados y trasladados a Francia, un 50 % de sus hombres fueron deportados a la isla de Cabrera. La falta de recursos de la isla ocasionaron la muerte de la mitad de las tropas francesas prisioneros por inanición y enfermedades. En la isla no había ninguna prisión, la prisión la constituía la propia isla Cabrera. Este cautiverio terminó en 1814 al firmarse la paz

La leyenda de María Bellido en la Batalla de Bailén

El 19 de julio de 1808 hizo mucho calor en Bailén. Se alcanzaron temperaturas de 45 grados. El control de ríos, fuentes y manantiales se convirtió en estratégico para ambos ejércitos. Castaños ordenó impedir que el enemigo francés accedieran al agua.

Hubo numerosos enfrentamientos por conseguir el acceso a las fuentes de agua. En la Cañada Incosa para hacerse con el control de la "Noria de Don Lázaro" o "Noria del Sordo", propiedad de un vecino de Bailén, así como con el de las diferentes acequias que existían en los alrededores del pueblo.

Los franceses eran abastecidos por las autoridades de los pueblos cercanos. Se tienen noticias de que desde Martos, la Junta Local de Defensa envió un cargamento formado por una reata de más de veinte mulas para las tropas del general Castaños.

La leyenda de María Bellido: estando el general Reding dirigiendo la batalla, se acercaron hasta él y sus soldados varias mujeres para ofrecerles agua y mitigar su sed. Entre ellas se encontraba María Bellido. En el momento en el que ésta le acercaba su cántaro al militar, una bala enemiga rompió la vasija. Sin inmutarse, recogió del suelo el trozo de tiesto que aún contenía una poca y se la volvió a ofrecer para que bebiera. Por tal demostración de valor y serenidad ante el peligro, Reding, agradecido, prometió recompensarla.

Garrochistas de Utrera
Partieron hacia Bailén
Luchando por el sol,
Del reino de Jaén,


Los “Garrochistas de Bailén”, fue un conjunto de escuadrones de lanceros voluntarios que intervinieron el 16 de julio en la toma de Mengíbar al mando del capitán José Cheriff ; y el 19 de julio en la batalla e Bailén.

Lucharon de forma valiente y temeraria sufriendo importantes bajas . Estaban integradas en varias divisiones:

1ª división: garrochistas de Jerez y de Utrera; 104 picas
Columna Volante: garrochistas de Carmona, 808 picas.

El uniforme: pañuelo de color rojo en la cabeza atado en la nuca . Chaquetilla corta con hombreras y caireles, chaleco medio abierto por el que asomaba un pañuelo atado al cuello, faja negra o roja, calzones ajustados hasta la rodilla y botín abierto que dejaba ver medias azules o blancas.

Armas: cuchillo de monte en la faja y una larga y gruesa garrocha de 3 metros de longitud, de las de picar toros a las que muchas se les había cambiado la puya por punta de lanza.

Su grito de guerra: ¡¡España Jerez, a por ellos, como a las vacas!!. Tras el tremendo choque, los garrochistas se cebaron en perseguir a los franceses. La mayoría murieron en la batalla y sobrevivieron unos treintena . Había nacido una leyenda: “Los Garrochistas de Bailén”.

Se portaron con gran heroísmo y su falta de profesionalidad les hizo penetrar en el interior de las líneas de las fuerzas francesas lo que les costó la vida a la mayoría de ellos.

José Martí participó en la Batalla de Bailén

En la batalla de Bailén participó como ayudante de campo de Coupigny en la 2ª división , José de San Martín, futuro libertador de Argentina y colaborador importante en la independencia de Chile y Perú .

Estaba asignado al escuadrón de Caballería Borbón . Tenía misiones de enlace entre la 1ª y la 2ª división. Por el tipo de misión, pudo moverse por el campo de batalla y observar los movimientos de tropas . Quedó muy impresionado por las acciones los garrochistas y por la moderna artillería española construida en la fábrica. de artillería de Sevilla.

Su valiente y brillante comportamiento el 19 de julio en Bailén, le valió el ascenso a teniente coronel el 11 de agosto de 1808 y la Medalla de Oro de Bailén.

Consecuencia de la Batalla de Bailén

La Batalla de Bailén supuso un extraordinaria inyección de moral para los españoles y una terrible contrariedad para los planes de Napoleón en España. Las tropas Imperiales ya no eran invencibles y la noticia corrió como la pólvora por todas las capitales Europeas. Las tropas del general Castaños habían visto el inicio del ocaso del Sol de Austerlitz . Era el principio del fin, aunque todavía quedaban 5 años más para echar definitivamente a los gabachos de España.

Napoleón montó en cólera, al recibir la infausta noticia, atribuyendo la derrota a la cobardía de sus generales.

"Mucho antes que en Moscú sonó en Bailén , el toque de agonía del imperio..." Tte. Coronel Clerc

El Despotismo Ilustrado Saquea Córdoba : un mal Ejemplo para los afrancesados:

A las 15:00 del 7 de junio de 1808 , miles de soldados del ejército imperial de Napoleón , entran en Córdoba después de vencer a los cordobeses en Puente de Alcolea horas antes.

Dupont, sin contener un ápice su ira, ordenó que se tocase a rebato y que no se respetase ni a los ancianos, ni a las mujeres ni a los niños. Comenzó el saqueo de Córdoba, en el que durante tres días de desafuero y descontrol no quedó casa sin ultrajar ni mujer sin violar, según los testimonios del suceso.

10.000 franceses se dispersaron por toda la ciudad, derribando puertas y matando a todo aquel que se le ponía por delante. Mientras, los cordobeses corrían a esconder lo poco que podían y a intentar ocultar a sus mujeres e hijas.

Del saqueo no se salvó ni el obispo, que tuvo que saltar la tapia del Palacio Episcopal para refugiarse en la finca aledaña. A pesar de ello, "fue alcanzado y pisoteado", según el relato de Ortí Belmonte. No se respetó nada ni a nadie. Los soldados violaron a las monjas en el interior de sus propias celdas. "Las hijas eran ultrajadas en presencia de padres y hermanos, y las esposas delante de sus maridos e hijos", añade Ortí Belmonte

El salvajismo del saqueo fue tan enorme que conmovió a los propios oficiales del ejército francés. Dos días después de estos desmanes, el teniente coronel Clerc escribió de sus subordinados: "Los cerdos se comían los senos de las mujeres que habían recibido muerte en las calles". Córdoba se había convertido en un grabado de Goya antes de que el pintor aragonés viera con sus propios ojos los horrores de la guerra.

La rapiña se centró en las iglesias y monasterios, especialmente los femeninos. El primer templo en ser ultrajado fue el Santuario de la Fuensanta. Entre gritos y entre el horror de decenas de feligreses, la soldadesca napoleónica destrozó la imagen de la Virgen y se llevó hasta los copones del vino sagrado. El Santuario fue reconvertido en lupanar durante el saqueo. La Mezquita-Catedral fue despojada. Desaparecieron las dos coronas de oro de la Virgen de Villaviciosa. El Palacio Episcopal también fue saqueado. Los soldados se llevaron todos sus fondos, la plata de mesa, el báculo, los pectorales, los candelabros y todo el vestuario necesario para el obispo.

El 16 de junio de 1808, Dupont ordenó la evacuación de Córdoba. Los soldados, temerosos de la reacción del pueblo, huyeron despavoridos, agarrados al enorme botín que usurparon en la ciudad. Los cordobeses corrían tras de ellos y se unían a Castaños en busca de venganza.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 03 Feb 2018 21:36

Batalla de EPILA de 1.808


Esta convulsa fecha de 1808 es una clara marca de la historia de España y Europa. Esta fecha marca el declive del imperio de Napoleón como muchos historiadores remarcan. Al abrir un duro conflicto de guerrillas y técnicas de guerra psicologicas para ambas partes.Pues la crudeza de las torturas y represalías a los cautivos de ambos bandos tanto civiles por la parte española ,en su mayoría, como militar en la francesa hizo temible su crudeza como guerra limando la psique del poderoso ejercito francés.

Reflejo y cronista de esta crudeza fué nuestro universal Goya que como testigo directo de este conflicto dejo grabados y lienzos de una dureza a un en la actualidad. Y festividades en pueblos que arrojaban desde el campanario franceses durante la guerra, animales posteriormente y muñecos en la actualidad. Conociendo como encabezado este dato del tipo de conflicto que en España se pratico. El caso de Épila no fue distinto a esta corriente de conflicto. Despues del trago del pueblo español de ser traicionado por sus reyes en el pacto de Bayona donde la familia real abdico en favor del hermano de Napoleón Don José Bonaparte.

Esta nueva corriente de pensamiento y regimenes de gobiernos que prevalecia la ciencia frente las creencias de fé. Motivo un recelo entre los poderes del viejo regimén que a la postre eran los que más tenian que perder con esta temida corriente reformista veniada de la francia revolucionaria. Este recelo latente y choques de forma de dirigir al pueblo. Sumado al poco tacto que desde las guarniciones francesas tenian con el populacho español. Ocasiono roces y conflictos continuos entre el nuevo Rey y la Aristocracia más rancia e Iglesia. Así lo sucedido el 2 de mayo de 1808 en Madrid con el levantamiento de la ciudad y las trifulcas callejeras contra las tropas francesas tomadas como invasoras. Sirvio como detonante para que esta facción de la aristocracia e iglesia esponeara a la sublevación total del país con la propagación de la noticia del comportamiento represivo y salvaje de las tropas contra el pueblo de Madrid.

Llegadas las noticias del levantamiento del pueblo madrileño a Zaragoza con diferentes versiones del porque y del final, además de la confusión y sorpresa de la noticia. Sumado a las arengas ocultas que desde iglesias y palacios hacian contra el invasor la nobleza vieja y la iglesia. Ocasiona que el 24 de Mayo se proclame un levantamiento en Zaragoza y el pueblo vaya a exigir al Capitán General de aragón máxima autoridad de la región , Don Jorge Juan Guillelmi ,armar al pueblo contra el invasor. Con las ordenes que el general francés Murat prevellendo estas revueltas habia dispensado entre las capitanias de España este se mantiene fiel al gobierno central de Madrid.

Esta acción que el pueblo tacha de traición por llevarla a cabo un español todavía encrespa más los animos y enfada al populacho zaragozano que no entiende de politica.Y lo empiezan a señalar como lacayo, sirviente y lo más peligroso para un español Afrancesado. Lo que le supuso una sentencia de motín entre el pueblo.Incapaz de mitigar loa animos de la población y sin capacidad de maniobra para laa paz. El motín a su persona estaba en marcha y el asalto a su domicilio y arresto por enaltecidos y radicalizados paisanos no tardo días en llegar. Una vez arrestado Guillelmi se necesita para liderar este alzamiento una figura que dignifique esta causa y agrupe bajo su mando a distinto estractos de la sociedad que se amotinan contra los franceses.

Desde el pueblo más bajo y analfabeto, infanzones, nobles, militares rasos y altos mandos hasta eclesiasticos.El pueblo se arma y busca a su autoridad. Sucede la busqueda en la Alfranca del general Palafox que se encuentra escondido. El recelo del pueblo con la figura lo esculpe y disipa el hábil militar con la creación de la asamblea Provincial, en la que el 28 de Mayo llama a todos los ayuntamientos dependientes de la circunscripción a ocasionar acciones que desetabilicen el poder militar de la zona fiel al nuevo rey. Tomando como ejemplo el éxito Zaragozano.

Al auxilio de las tropas francesas y de su propio hermano Napoleón no tuvo más remedio ante la escalada de reyertas y escaramuzas del pueblo español que disponer de tropas que desplazar al inminente conflicto y guerra abierta que desde España se le estaba presentando. Las tropas de refuerzo del GeneralLefebvre-Desnouttes finalmente entrarón a España por Navarra paso que vierón más acorde en su defensa y menos agresivo climáticamente que el Aragonés por el que todos en España apostaban.

La primera gran batalla que estos refuerzos llevarón en tierras españolas fue en Tudela donde inflingierón una arrolladora y descomunal vicoria contra las tropas de regulares, paisanos y militares que intentarón frenar su entrada. fue tal la victoria y desbandada de las tropas españolas que huyerón por los valles a Zaragoza y alrededores que a la postre a este militar le vino mal. Pues su ego y menosprecio al pueblo y militar español le resto oficio para el duro sitio que soporto en zaragoza.Se conoce que de esta desbanda llegarón hasta Pedrola y despues de descansar a Épila 7 soldados que narrarón lo ocuarrido al alcalde de Épila don Juan José Camacho. Porque este mando carta a Palafox advirtiendo de los sucedido en el pueblo y que este no tiene armaas ni munición para detener un ataque.

Con el paso del tiempo desde las comandancias de Palafox se ve dificil la contienda y se preparan para un sitio a la ciudad por el increbantable y victorioso paso que las tropas francesas hacen por el valle del Ebro. Comandadas por Palafox se han sucedido las batallas de Mallén y las de Alagón todas con derrotas españolas.El 19 Junio se traslada a Longares y el 21 se traslada a La Almunia de Doña Godina donde se reune con su hermano Marqués de lazán. En esta villa se realiza una reunión de su Estado Mayor de combate, donde algunos de sus militares le aconsejan no luchar en campos de batallas y le recriminan la falta de eficacia de las batallas perdidas con anterioridad. Le hacen ver la falta de profesionalidad de sus tropas frente a las experimentadas tropas francesas, lo mal armados que estan y las repercusiones morales que para sus tropas ocasionan esas derrotas.

La energica y magmanima respuesta a esta reunión por parte del General Palafox le catapulto al olimpo de los heroes pues a los que se quejaban y postulaban la inferioridad española contra los franceses les dio la oportunidad sin castigo ni desonra de abandonar la contienda sin niguna represión o acción contra ellos de ningún paisano que lucha por su libertad. El hecho de igualar a todo el conglomerado de alzados como paisanos que buscan la libertad, causo entre el pueblo un sentimiento de hermandad que rompía con los estutos y conductas de clases que existía hasta entonces.

Consiguiendo además que el plan urguido por Muret de contaminación de la Junta con bulos y mentiras de la existencia de traidores a la causa que trabajaban para los franceses advirtiendo de los pasos que iban a llevar los españoles antes de ejecutarlos.Se zanjara en con esa misma resolución de la Junta extraordinaría de La Almunia. Pese a todo esta magnifica red de mentiras lanzadas por los franceses no quedarían del todo acalladas y crearían dudas al propio Palafox de si sus subordinados no estarían en verdad favoreciendo al enemigo.

Dentro de esta sospecha de palafox se enclava la derrota de Épila y su posterior desbandada.La cercanía francesas se refleja en la petición de auxilio del alacalde de Bardallur al propio general el 22 de Junio, al negarse a dar provisiones a los franceses y hacerles una emboscada a una avanzadilla por parte de lugareños. Lefebvre no era ajeno a los movimientos de Palafox pues estaba asediando zaragoza con la artilleria y caballería. Para hacer fente a los movimientos perifericos a la propia ciudad que por parte española hacian para aprovisionarse y atacar en rafajas al francés estaba el Coronel polaco Chlopicki al mando de un fuerte destacamento.

En la noche del 23 Junio marcho hacia Épila. Localidad que preparo su defensa con una triangulación defensiva de tres puntos basados en puestos adelantados de infantería y caballería en el río jalón, Las Hermanicas de Rueda y el Camino de Zaragoza.Por sorpresa ante la rápidez del desplazamiento de las tropas los franceses pillaron por sorpresa a la noche a los guardas del municipio. Que atonitos y sorprendidos pudieron reaccionar y repeler con fusileria y unos cañones este primer asalto.Asalto por otra parte sin orden y desbarajustado que por una orden mal entendida o la sorpresa de encontrarse con fuego de cañon llevo incluso a cabalgar solo contra la artillería al Coronel polaco.

Este desbarajuste de ataque fue sucedido por un breve descanso que ocasiono la acampada frente a Putiños de todos los atacantes que se volvieron a reunir y permitio en la oscuridad de la noche que los vecinos huyeran al santuario de Rodanas que posteriormente fue tomado y quemado. Y el propio Palafox con mesura huyera por el río Jalón a Salillas, al día siguiente Ricla y se refugiara en Calatayud. Como medida de defensa y muro de contención para la huida de todos los vecinos y u general a cargo de la defensa quedo el Coronel Casaus y todas sus leales tropas veteranas quienes hasta su aniquilamiento contuvierón con fiereza las embestidas de comandos puntuales y tropas francesas.

Tomaron definitivamente la localidad la mañana del 24 Junio y para los francese supuso el cese total de acciones ofensivas contra las tropas de retaguárdia y la dedicación absoluta por parte francesa al asedio de la ciudad. Para Palafox sirvío como conciencía definitiva de la superioridad militar francesa ante su conjunto de tropas y la incertidumbre y sospecha continua de que parte de sus militares como decian los bulos franceses no entorpecieran sus resultados. Pues hay que recordar que fuentes españolas dicen que el número militar en Epila era igual al frances y estos dicen en la redacción polaca que eran superiores a ellos.

La victoria en la batalla de Épila ocasiono por parte de los franceses que sobre el valle del Jalón dispusieran de pequeños destacamentos que promovieran la paz entre los insurgentes y repartir panfletos que promovieran el estatus de paz que los franceses querian con las gentes de la zona.Lo refleja el alcalde de la Almunia que manda una carta a Palafox informando de todo esto sorprendido por no hacer represalias tras Épila.


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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 03 Feb 2018 23:11

Batalla de FUENTES DE OÑORO



Corre el año 1811 y Fuentes de Oñoro va a entrar de lleno en la Historia. El ejército
napoleónico para la conquista de Portugal, a las órdenes del mariscal Massena, Duque de Rívoli, tras la batalla de Sabugal del 3 de abril, es expulsado del territorio luso por las fuerzas angloportuguesas capitaneadas por el general inglés Lord Wellington. Sin embargo la fuerte plaza de Almeida continúa aún en poder de los franceses bajo el gobierno de Brennier.
Tras una larga marcha las tropas de Massena entran en España por Fuentes de Oñoro. Dice el historiador Napier:

«Esta hermosa población se había librado hasta entonces de los horrores de la guerra, aun habiéndose hallado alternativamente, de un año a otro ocupado por tropas de los dos bandos. Pero en esta ocasión los franceses la saquearon totalmente «no dejando sino las tapias. alli donde tres días antes vivía feliz y tranquila una población amiga».

Con el fin de dar descanso a sus tropas, Massena las traslada a las cercanías de Salamanca, dejando una división junto a las murallas de Ciudad Rodriga para observar al enemigo. Mientras tanto Wellington pone cerco a Almeida, y como no ve en los franceses intención de atacar, se dirige a Badajoz, dejando el mando en manos de Sir Brent Spencer.

Enterado Napoleón de la situación desesperada de Almeída, a punto de capitular por falta de víveres, ordena a Massena el avituallamiento de la fortaleza o su dinamitación, si lo primero resulta imposible, para que no se aprovechen de ella los ingleses. Messena sabe que ésto no será posible sin entablar batalla, y solicita la ayuda del mariscal Bessieres, gobernador de Castilla, para reforzar sus tropas. En espera de esta ayuda el día 26 de abril concentra sus tropas en Ciudad Rodrigo. Para alimentar a este ejército hubo que racionar a la ciudad con el consiguiente descontento de una población ya de por sí hostil, pero que ahora alcanza incluso a los afrancesados.

Informado Wellington del movimiento de tropas de Massena, vuelve rápidamente del sur y llega a Vilar-Formoso el día 28, estableciendo allí su cuartel general. Todo el ejército inglés sintió vivamente el saqueo que había sufrido Fuentes de Oñoro por parte de los franceses, y «echando un guante entre las tropas, se reunió una suma de ocho mil duros, que se repartieron entre los habitantes» (Napier).

Aún le quedaba a Massena la esperanza de que el lord rehuyese el combate, dada la excesiva prudencia de que había dado muestras en pasadas ocasiones, y sobre todo teniendo a sus
espaldas el río Coa, que le cerraba el paso, en caso de salir mal las cosas. Pero el inglés tenía que reconciliarse con los españoles, ofendidos aún por no haber acudido en ayuda de Ciudad Rodrigo el año anterior, y sobre todo tenía que demostrar a la Junta de Regencia Española, que él era el generalísimo adecuado para aunar todas las acciones militares de españoles, portugueses e ingleses ..

En la mañana del dos de mayo llega a Ciudad Rodrigo Bessieres con la esperada ayuda. La desilusión no pudo ser mayor pues no traía ni víveres ni municiones. Su ayuda la componían 1.500 hombres de la Caballería de la Guardia Imperial, 6 piezas de artillería y 30 tiros de caballos. Massena no pudo reprimir su cólera ante sus ayudantes, a quienes dijo: «Mejor habría hecho en enviarnos unos miles más de hombres, víveres y municiones, quedándose en sus provincias, que venir a observar y criticar lo que yo voy a hacer» (Marbot).

El día 3 de mayo se encontraron frente a frente los dos más poderosos ejércitos de Europa, uno a cada lado de la ribera de Dos Casas. Wellington, apoyado en la frontera con Portugal, había colocado el ala izquierda junto al Fuerte de la Concepción de Aldea del Obispo a las órdenes de Erskine con su 5." División; la 6. ade Campbell y la caballería de Cotton frente a Alameda del Gardón. El grueso del ejército se hallaba en Fuentes de Oñoro: En lo que hoy son las aduanas viejas la División Ligera de Craufurd, en el actual grupo escolar de la Colonia la 3. a de Picton, y ocupando el pueblo, los prados y huertos de la margen derecha de la ribera 4 batallones de infantería a las órdenes del coronel Willians. En el ala derecha se hallaba D. Julián Sánchez «El Charro» con 1.000 infantes y 600 jinetes entre Nave de Haver y Pozo Velho, la 1.a División de Spencer en
la Golpina, y a retaguardia en terreno portugués la 7. a de Houston.

También el grueso del ejército francés se halla frente a Fuentes de Oñoro. Apenas despejados los prados y setos de la margen derecha de Dos Casas por la caballería de Montbrun, cuya brigada Fournier acosó a los ocupantes hasta cruzar la ribera, la división Ferey cayó sobre el pueblo.

El choque fue duro. Los ingleses pelearon bravamente defendiendo calles y casas, pero su inferioridad numérica y el azote de cuatro piezas de artillería les hizo ceder terreno hasta alcanzar la iglesia, donde se parapetaron en espera de nuevos refuerzos. El ataque francés no cesa y el templo se convierte en una hoguera. Desde la casa parroquial el párroco D. Luis Silva se lanza entre una ráfaga de tiros hacia la puerta del templo y cruzando por entre las llamas para rescatar el Copón con el Santísimo Sacramento.

Wellington, que vio lo apurado de la situación, envió tres regimientos de la División de Spencer: el 71, 79 Y 24.

Cargando a la bayoneta, el 71 se lanzó sobre el enemigo. En aquel momento entraba en el pueblo un batallón dela legión Hannoveriana al servicio de Francia; su uniforme era rojo como el de los ingleses. Esta circunstancia le fue fatal, pues no sólo se las tenía que ver con el 71, sino que el 66 regimiento francés, enviado en su ayuda, los tomó por ingleses en medio de la humareda, y disparaba sobre ellos, mientras la misma artillería francesa los cubría también de metralla. Con más de 100 muertos" y numerosos heridos los hannoverianos se retiraron bordeando el pueblo por la calle de la casa parroquial, pero el 66 francés al verlos a su espalda, los tomó por ingleses y creyéndose copados abandonaron en desbandada el pueblo, que volvió a ser ocupado por los ingleses, después de haber perdido la vida el Coronel Willians. Le sustituyó el Coronel Cameron del 79
.
Las pérdidas inglesas fueron 673 hombres Aproximadamente otros 600 hombres franceses quedaron fuera de combate. Los ancianos de Fuentes de Oñoro cuentan que según sus abuelos la sangre corría por la calle de la Iglesia como si fuese un regato; expresión no muy lejos de la realidad, si se considera que el suelo estaría formado por peñascales como los del Teso adyacente de la Torre.

El día 4 descansaron los dos ejércitos. Massena aprovecha el día para descubrir el punto más flaco de Wellington. Una patrulla de Montbrun le informa de la facilidad de envolver al ejército aliado por el lado de Nave de Haver Llegada la noche, con gran sigilo para que el enemigo no se entere, comienzan a moverse las tropas francesas, siguiendo las órdenes de su generalísimo: Montbrun, seguido de Marchand y Mermet, toma el camino del Aguila, para dirigirse con la caballería desde esta dehesa hasta el Gran Teso de Nave d'Haver, mientras las divisiones de infantería se encaminan a
Pozo Velho.

Al amanecer del día 5 una compañía de la brigada de Maucune atraviesa la zona pantanosa de la parte alta de la ribera, al este de Nave de Haver, valiéndose de faginas que se pasan de mano en mano. El paso resultó más fácil de lo que imaginaban. Sorprenden a los lanceros de D. Julián matando a unos treinta. El Charro envía un emisario a Wellington y éste, creyendo que es un enemigo francés, manda hacer fuego; el lancero cae mortalmente herido.

Derrotada y despersa la guerrilla de D. Julián, el ala derecha aliada se halló envuelta por la Caballería y tres divisiones francesas. Fue uno de los movimientos más perfectos de Massena. Era el útimo resplandor de una lámpara que se extingue, como lo calificó el Barón de Marbot. Wellington envía la primera brigada que tiene a mano, pero es destrozada yacuchillada
por Montbrun. Maucune, apoyado por Marcognet, se introduce en los bosques del Galapero, y ganando terreno a los ingleses, logra entrar a bayoneta calada en la aldea de Pozo Velho, apoderándose de ella.

Montbrun avanza sobre la División de Houston ocultando la artillería tras algunos batallones de húsares, y descubriéndola de pronto, envió una lluvia de fuego sobre el enemigo. Quebrantados los ingleses por la artillería, las brigadas Watier y Fournier se lanzaron sobre ellos, acuchillando casi por entero al regimiento 51. Lo que quedó de la División Houston se retiró hacia la Freineda
acosada por la Caballería, debiendo su salvación a los disparos certeros de un regimiento de cazadores británico, que oculto tras las peñas, detuvo el impulso de Montbrun.

Si todas estas desgracias ocurrían en el ala derecha de su ejército, no eran menores las del centro, pues la División Ferey logra romper y dividir a los tres regimientos que guarnecían Fuentes de Oñoro, y se apodera de la parte baja del pueblo destrozando a dos compañías del 79. El Coronel Cameron cayó mortalmente herido. Wellington no sabía a donde atender, pues estaba entonces cambiando el frente, para detener el avance que venía por el lado de Pozo Velho. Aprovecharon este momento las tropas de Ferey para apoderarse de la Iglesia, quedando de nuevo todo Fuentes de Oñoro en poder de los franceses. Conocido este desastre por el Lord, envía
rápidamente para la reconquista del Pueblo los mejores regimientos de las Divisiones de Spencer y
Picton.

Hubiera sido una ocasión óptima para los franceses, si la infantería hubiese atacado en el otro frente al resto de estas dos divisiones, pero ésta esperaba el apoyo de Montbrun, quien así mismo esperaba el de las baterías de la Guardia Imperial de Bessieres, y éste se negó a ayudar con sus fuerzas. Tal interrupción dio tiempo al Lord para enviar de refuerzo la División Craudfurd y la Caballería de Cotton.

Ambas Caballerías se encuentran en la Golpina y las brigadas Watier y Fournier baten a las de
Slade y Arentschildt, enfrentándose después con la infantería de Craudfurd y varios cuerpos portugueses, que lucharon con gran bizarría. Montbrun carga y rompe dos cuadros, aniquilando casi por completo a uno; el otro arroja las armas y huye; el coronel Hill rinde su espada al ayudante mayor Dulimberg del 13 de cazadores, quedando en poder de los franceses 1500 prisioneros.

El tercer cuadro inglés se mantuvo firme. Montbrun, lo atacó con decisión, pero en un momento Watier y Fournier se quedan sin caballos, y estando heridos todos los coroneles, no había nadie que dirigiera la operación. Acudió Montbrun pero los ingleses se habían rehecho.

A retaguardia, en el ángulo recto que forma la frontera cerca de Pozo Velho, estaba la Caballería de la Guardia Imperial mandada por Lepic, valiente general, que tanto se distinguió en la batalla de Eylau. Massena le envió con el oficial Oudinot la orden de sumarse a la carga para rematar la victoria, pero el bravo general lleno de rabia y mordiendo el sable dijo que su inmediato superior Bessieres le había prohibido terminantemente tomar parte en la batalla sin su expreso consentimiento. Diez ayudantes del Mariscal Messana salen en busca del Mariscal Bessieres y después de 15 minutos lo encuentran en el lugar pantanoso por donde cruzó el ejército, alejándose de la acción por cálculo y envidia de que sus tropas colaborasen al triunfo de su enemigo personal Messena.

Entonces acudió rápidamente, pero ya era tarde, pues Wellington había hecho avanzar una formidable artillería, que envíaba lluvia de fuego sobre los franceses. libertando los prisioneros que le habían hecho.
El Generalísimo inglés, a las 12 del mediodía había acabado de colocar su nuevo heme apoyando ahora el ala derecha en los altos de Vilar-Formoso y la izquierda en Fuentes de Oñoro.

A la vista de frente tan sólido, Messena inicia un fuerte cañoneo, produciendo graves estragos al enemigo; pide de nuevo a Bessieres toda la guardia imperial, y al negársela éste, decide suspender el ataque. Todo el ejército, y hasta la misma Guardia Imperial estaban indignados por el comportamiento del Mariscal Gobernador de Castilla, preguntándose qué había venido a hacer si no colaboraba al objetivo del emperador, que era el abastecimiento de Almeida.

En Fuentes de Oñoro se siguió luchando hasta el atardecer. Empujando bravamente a bayoneta calada, los regimientos ingleses logran arrojar al enemigo francés al otro lado de la ribera.
Los dos ejércitos se atribuyeron la victoria por el gran número de bajas que se hicieron, pero la verdad es que la derrota fue de Massena pues Wellington impidió la ayuda a Almeida, que fue la razón del enfrentamiento.

Esta derrota hundió ante el emperador al «hijo mimado de la Victoria, Mariscal Massena, Duque de Rívoli», e hizo crecer la aureola del general inglés. La ciudad de Londres, agradecida a este pueblo, que aupó en la fama al lord, le dedicó una de sus calles: «Fuentes de Oñoro Street».

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 03 Feb 2018 23:16

Batalla de OSONILLA


Combate que tuvo lugar en Osonilla, actual municipio de Tardelcuende, (provincia de Soria) durante la guerra de la Independencia en el que las tropas españolas vencieron a las francesas el 30 de noviembre de 1811.

A finales de noviembre de 1811 la División Soriana dirigida por el Brigadier José Joaquín Durán se encontraba en Villalengua, Aragón tras haber colaborado con las tropas de Juan Martín El Empecinado en los bloqueos y capitulación de las guarniciones francesas de Calatayud (4 de octubre) y La Almunia (7 de noviembre). Contaba con 3.000 infantes y 500 soldados de caballería.1​ Tuvo noticia por parte de uno de sus informadores, de que una columna francesa se estaba abasteciendo y saqueando en la comarca de Berlanga.

A marchas forzadas acudió a la zona, pasando por Almazán, decidido a emboscar el convoy cuando regresara a Soria. Sabían la ruta aproximada de regreso dado que se supo se había ordenado preparar raciones de tropa en Quintana Redonda. Tras subir entre los bosques que bordean la cuenca del río Izana, se optó por actuar en la zona próxima a la pequeña localidad de Osonilla. Las fuerzas de caballería, dirigidas por su lugarteniente el coronel Amor, tras pasar por Quintana Redonda se distribuyeron hacia la zona de Monasterio y La Revilla de Calatañazor en la parte noroeste del que sería campo de batalla. Respecto a las tropas de tierra, el batallón de Numantinos quedó emboscado frente al camino, junto el bosque. El de Soria a su derecha y a la izquierda el de Rioja y la compañía de artillería, aprovechando todos las irregularidades del terreno cercanas a Cascajosa. El Brigadier José Joaquín Durán recordó las órdenes de que se respetara la vida de los prisioneros.

Las tropas francesas, con un millar de infantes y 70 u 80 caballos marchaban lentamente, tanto por el abundante botín que portaban como por el temor a sufrir emboscadas. Así pusieron especial cuidado en traspasar el conocido como Portillo de Andaluz, estrechamiento en el que esperaban un ataque. Tras pasar por Fuentepinilla, a mediodía hicieron una parada para comer, en una zona baja, en las cercanías de Osonilla.

Mientras la infantería descansaba, una patrulla de exploración de la caballería francesa se acercó al bosque y descubrió la emboscada. Al dar la alarma, las tropas francesas se reagruparon apresuradamente y se pusieron en situación de defensa. Tras perder la posibilidad de una sorpresa mayor, se ordenó a los soldados españoles atacar desde los cordales de Cascajosa y la caballería por el noreste, convergiendo sobre el convoy. Los franceses intentaron resistir, pero pronto se hizo evidente la superioridad de la División Soriana, iniciando la retirada, que pronto se convirtió en una huida precipitada y desorganizada. Fueron perseguidos hasta Navalcaballo donde el Brigadier Durán ordenó cesar la persecución y regresar a Almazán.

En su parte de la batalla, el mando cifró en unas 600 bajas las pérdidas del enemigo. Unas dos terceras partes serían muertos, entre ellos tres oficiales. El resto serían heridos, de los que tenían constancia que habían entrado en Soria 113, falleciendo 12 en los siguientes días. Se hicieron 46 prisioneros, que unidos a otros 20 que ya tenía en su poder, se enviaron al cuartel general del capitán general Joaquín Blake.

Con ello la División Soriana obtuvo un nuevo e importante triunfo, demostrando una gran capacidad táctica y además de un importante botín para las siempre necesitadas fuerzas españolas, aportando a sus hombres una mejora de su moral. Así mismo se liberó a dos empleados de la Real Hacienda que eran trasladados como prisioneros.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 03 Feb 2018 23:21

Batalla de TOULOUSE


La batalla de Toulouse (10 de abril 1814) fue una de las batallas de la época napoleónica, concretamente la última de la Guerra de la Independencia Española. Esta batalla surge después de que alrededor de 42.000 franceses ocuparan la ciudad francesa de Toulouse que había conquistada por soldados enemigos, muchos de ellos españoles.

Después de la conquista de varios territorios europeos por parte de Napoleón, este se lanzó a la conquista de España. Para llevar a cabo su conquista, elaboró una estrategia en la que solicitaba a Godoy su permiso para atravesar España e invadir Portugal. A su paso por la península, fue invadiendo territorios lo que originó la Guerra de la Independencia Española. Napoleón puso a su hermano al poder aunque tras sucesivas batallas se vio obligado a dejar su cargo y regresar a Francia. España, al terminar la lucha en su territorio, se unió al ejército británico-portugués para llevar a cabo una conquista del sur de Francia e intentar detener a Napoleón.

El ejército español, junto al británico-portugués, llegaron a Toulouse dirigidos por el marqués de Wellington. El 10 de abril una división española y dos británicas fueron maltratadas por los franceses dejando 1400 muertos más de los que habían perdido la vida en su imperio. A causa de esto, Wellington se retiró para organizar a su ejército, mientras que Soult, defensor de Toulouse, organizaba una escapada de la ciudad ante el temor de la derrota.

El 12 de abril, tras el regreso de Wellington, un gran número de realistas franceses le aclaman ya que habían conseguido que Soult abandonara la ciudad al descubrir que Napoleón había abdicado previamente. Soult, por su parte sugirió que no tenía sentido que el combate continuara y ambos bandos aceptaron un alto el fuego. Soult aceptó el armisticio el 17 de abril.

Consecuencias

Tras el acuerdo de dar por terminada la batalla, las consecuencias se hicieron ver en ambos bandos. Por un lado, Francia perdió a 3.200 hombres en la lucha, mientras que el bando aliado sufrió 4.756 pérdidas en su ejército. Además los daños causados en la ciudad de Toulouse fueron de gran consideración ya que la batalla fue muy violenta. Napoleón, por su parte, se rindió y fue exiliado a la isla de Elba de la que más tarde se escaparía para continuar al mando de su ejército. En septiembre, las tropas aliadas fueron retiradas del territorio francés y regresaron a la península.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 03 Feb 2018 23:32

Batalla de USAGRE


La batalla de Usagre se desarrolló el 25 de mayo de 1811 en Usagre, España, y enfrentó la caballería francesa del general de Latour-Maubourg a la caballería anglo-hispano-portuguesa del mayor general William Lumley. El enfrentamiento terminó con una victoria de los aliados hispano-anglo-portugueses.

El 25 de marzo de 1811, el mariscal Soult, cuyo ejército se batió en retirada como consecuencia de la Batalla de La Albuera, ordenó a la caballería del general Latour-Maubourg enfrentarse a la vanguardia enemiga bajo los órdenes del general Lumley. El encuentro tuvo lugar en el pueblo de Usagre, cuya la topografía fue aprovechada por Lumley para ocultar una parte de sus fuerzas a los franceses.

Latour-Maubourg destaca a la brigada Briche sobre el ala izquierda, pero al no tener noticias de sus enviados, se decide a lanzar al ataque a los dragones de Bron de Bailly que consiguieron en un primer momento superar el puente que separa el pueblo de la margen norte, pero fueron derrotados por una carga oportuna de la caballería de Lumley que ocasionó a los franceses importantes pérdidas antes de poder retirarse. Latour-Maubourg se batió en retirada, dando la victoria a los aliados.

Después de la indecisa pero cruenta batalla de La Albuera, el 16 de mayo de 1811, el mariscal Soult comandante en jefe del ejército francés de Andalucía, decidió batirse en retirada. Su adversario, el general Beresford, con todas sus fuerzas asediando Badajoz, envió una parte de sus tropas en persecución de Soult que se retiraba lentamente hacia Llerena, retrasándole la marcha el gran convoy de heridos de la batalla de La Albuera que llevaba.

El 25 de mayo, el mariscal ordenó al general de Latour-Maubourg marchar hacia Usagre y establecer combate con la vanguardia enemiga con el fin de conocer su fuerza y sus intenciones. Latour-Maubourg se puso en camino y llegó a Villagarcía, sobre la zona que ocupaban los destacamentos de caballería española y los persiguió unos ocho kilómetros hasta Usagre. Se encontró entonces frente a un cuerpo de caballería mandado por el major-general William Lumley, que formaba la vanguardia del ejército aliado.

El pueblo de Usagre se encuentra aproximadamente a 95 km al sudeste de Badajoz, a 75 km de La Albuera y a 20 km de Llerena. El terreno tiene un desnivel bastante suave, comprendido entre 390 y 620 m de altitud, y está atravesado por un arroyo que discurre por un profundo barranco. El pueblo está ubicado sobre la margen sur, entre dos sierrillas de cerros, una al sur y otra al norte del curso de agua. En este lugar, las tropas escondidas detrás de una cresta, no lejos de la margen de río, eran invisibles para los franceses. Estos últimos, para pasar al lado norte del arroyo, ya que este tiene dirección este-oeste, se vieron obligados de pedir prestado algo que les valiese de puente el cual desembocaba una pequeña garganta, cuyo acceso era un callejón muy estrecho.,

Fuerzas enfrentadas
Orden de batalla francesa

División de caballería destinada al ejército del mariscal Jean-de-Dios Soult : comandante en jefe general de división Victor de Fay de Latour-Maubourg: 30001​ a 3500 hombres.2

Brigada André François Bron de Bailly.
4.º regimiento de dragones, coronel Pierre Joseph Farine du Creux
20.º regimiento de dragones, coronel Desargus
26.º regimiento de dragones, coronel Gabriel Gaspard Achille Adolphe Bernon de Montélégier

Brigada Joseph Bouvier de las Éclaz
14.º regimiento de dragones, coronel Denis-Éloi Ludot
17.º regimiento de dragones, coronel Frédéric Auguste de Beurmann
27.º regimiento de dragones, coronel François Antoine Lallemand

Brigada Gilbert Julian Vinot
2.º regimiento de húsares, coronel Vinot
27.º régimient de cazadores a caballo, coronel duque Prosper-Louis de Arenberg

Brigada André Louis Elisabeth Marie Briche
4 regimientos de cazadores a caballo y de húsares
Artillería de campaña

Orden de batalla aliada

Mayor general William Lumley.
Caballería anglo-hispano-portuguesa : mayor general William Lumley, comandante en jefe — 2280 hombres.
Caballería británica — 980 sables
13th Light Dragoons Regiment
3rd Dragoon Guards
4th Dragoons
Caballería portuguesa, brigadiers-generales Madden y Otway — 1000 sables
Caballería española, comandante de Penne Villemur — 300 sables
Artillería a caballo, capitán Lefebure

Desarrollo de la batalla

Después de haber oteado el terreno, el mayor-general Lumley destaca a la caballería portuguesa y al regimiento 13.º dragones ligeros delante de la ciudad, donde se unen a los españoles de Penne Villemur. Sobre el otro margen, observando este movimiento, Latour-Maubourg dispara su artillería. Los escuadrones aliados se repliegan entonces en orden sobre Usagre y se resguardan detrás de un montículo, desde donde pueden vigilar el acceso al pueblo. Lumley, escondido detrás de las alturas, se mantiene en reserva con el 3rd Dragoon Guards y el 4th Dragoons, mientras que los cañones del capitán Lefebure acometen a la contrabatería.

No obstante, ante la lentitud de la acción, Latour-Maubourg ordenó al general Briche que rodeara el flanco izquierdo enemigo atravesando el arroyo. Briche partió con su caballería ligera y se presentó ante un vado utilizado poco antes por los Portugueses de Otway que se posicionó cerca de esa zona y se mantuvo atento para atacar a los franceses. Poco deseoso de comprometer el combate, Briche remontó el curso del riachuelo en busca de otro punto de paso, pero no informó a Latour-Maubourg de su situación el cual se impacientó y transmitió finalmente al general Bron de Bailly la orden de atravesar el puente con su brigada de dragones.

Éstos entraron en combate y, a pesar del fuego de la batería Lefebure, comenzaron a desplegarse sobre la margen norte. Mientras tanto los Dragoon Guards y el 4.º de Dragoons se encontraron y cargaron juntos contra el flanco del 4.º regimiento de dragones franceses que fue severamente castigado, al igual que el 20.º que llegaba para ayudarlos. Los jinetes de Bron de Bailly intentaron atravesar el puente, pero lo impidió la llegada del 26.º de dragones que vino en su apoyo; en la confusión, numerosos soldados franceses saltaron desde el puente al río con el fin de alcanzar la margen sur.

Latour-Maubourg llegó a tiempo para comprobar el avance de los británicos y ordenó a una de sus unidades que ocuparan las casas a lo largo de la margen para realizar un bombardeo. Los franceses abandonaron el campo de batalla, donde dejaron un gran número de caballos en manos de sus adversarios.

Bajas y pérdidas

La caballería francesa, sobre un efectivo inicial de aproximadamente 3000 sables, perdió 250 muertos o heridos y 80 prisioneros,​ entre los cuales estaba el coronel Farine del 4.º régiment de dragones.​ El historiador John William Fortescue comenta que las estimaciones varían de una fuente a la otra: mandándolo Picard, en su labor sobre la caballería revolucionaria e imperial, da la cifra de 170 muertos o heridos y 80 prisioneros, mientras que el general Lumley indica la captura 78 soldados franceses. El histórico del 3.º Dragoon Guards de Richard Cannon mencionó con respecto a ello la baja de 96 sub-oficiales y dragones franceses capturados, sin contar los oficiales.

Los británicos tuvieron por su parte menos de una veintena de muertos o heridos.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 04 Feb 2018 15:52

Sorpresa de ARLABAN 1.812


La Sorpresa de Arlabán (1812), también conocida como Segunda sorpresa de Arlabán, tuvo lugar en el puerto de Arlabán, entre Guipúzcoa y Álava, el 9 de abril de 1812, durante la Guerra de Independencia Española.​ Una fuerza española de 3.000–3.500 hombres conducidos por Francisco Espoz y Mina interceptó un gran convoy francés (2.000–3.000 soldados de infantería y 150 de caballería) del general de división Caffarelli. El ataque fue un éxito, y tras una hora los franceses fueron completamente derrotados.​

Las bajas españolas se estimaron en 30 muertos y heridos, mientras que los franceses perdieron entre 600–700 hombres, aparte de 300 prisioneros.​ Los españoles además rescataron a 800 prisioneros, tanto españoles como británicos y portugueses (entre éstos, 5 oficiales), y capturaron el valioso material del convoy (armas y suministros, dos banderas, cartas de José Bonaparte a Napoleón, y gran cantidad de joyas, valoradas entre 700.000 y 800.000 francos). El secretario personal de José Bonaparte, Jean Deslandes, murió en esta acción.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 04 Feb 2018 18:37

Batalla de VILLAGODIO


La batalla de Villagodio fue un enfrentamiento enmarcado dentro de la Guerra de la Independencia española y ocurrido el 6 de enero de 1809 a las afueras de la ciudad de Zamora, en el paraje conocido como Villagodio. Allí se enfrentaron un cuerpo de unos 800 voluntarios de la ciudad, al mando del comandante Agustín Manso, a varias unidades del ejército regular francés comandadas por el general Pierre Maupetit.

El resultado fue el aplastamiento de los voluntarios por el poderoso ejército francés y la posterior toma de la ciudad de Zamora de notable valor estratégico en los planes de Napoleón para la conquista de Portugal

Durante el mes de mayo de 1809 se extendía por toda España un profundo malestar popular contra la invasión y dominación francesa y Zamora no fue ajena a esta corriente. Pero mientras que las autoridades locales permanecían pasivas, resignadas y más proclives a colaborar con el francés que a la revuelta, las clases populares salían a la calle para exigir frente a la casa del gobernador de la ciudad la entrega de las armas que se guardaban en el castillo, además de que se retuviese el dinero exigido por las autoridades francesas de Madrid.

Ignacio Yáñez de Rivadeneira, corregidor de Zamora en aquel entonces, enviaba con fecha 31 de mayo el siguiente comunicado urgente a Madrid:

No tenemos fuerzas militares para hacer respetar la autoridad judicial que está expuesta a insultos indecorosos ante una gente que no desiste de la idea de que le entreguen armas y detener la remesa de dinero desde Zamora a Madrid.

Los días pasan y las autoridades tratan de mantener su postura pero el levantamiento del pueblo es cada vez más airado y violento.

El pueblo atumultuado con tambor, bandera y grande gritería en la plazuela del Salvador había sacado violentamente de sus casas a militares retirados y autoridades reclamándoles que se queme la Real Orden y se formasen Juntas compuestas por el señor Obispo y el señor Gobernador Militar, Intendente General, Corregidor, Deán y Prior, Caballeros y hombres buenos.

A su pesar, el gobernador de la ciudad, Juan Pignatelli, accede al fin a entregar las armas al pueblo. Se crea entonces la Junta de Armamento y Defensa y Zamora pasa a formar parte del Ejército de Castilla bajo el mando del general Gregorio de la Cuesta.

Se alistaron un total de 844 voluntarios creándose dos batallones, uno con el nombre de «Voluntarios» y el otro con el de «Nacionales de Zamora».

El enfrentamiento

La presencia en la Península del emperador en persona, que recaló en Benavente el día de 3 de enero de 1809, provocó un inesperado movimiento de tropas tanto por un bando como por otro, por lo que las divisiones del general inglés Beresford, responsables de la protección de las tierras zamoranas, se desplazaron de urgencia hacia Galicia por orden del mariscal John Moore dejando la zona indefensa.

Cuando el día 5 de enero se tuvo noticia en la ciudad de la proximidad de una avanzadilla francesa, un grupo de voluntarios salieron a su encuentro consiguiendo neutralizarla. Se hicieron varios prisioneros así como la captura de caballos, provisiones e incluso dos piezas de artillería.​ Plenos de entusiasmo por la pequeña victoria conseguida, sobrevalorando sus capacidades y en contra de la opinión de los pocos militares profesionales presentes, el grupo de enfervorizados voluntarios, con más corazón que cabeza, decidieron hacer frente al grueso de las tropas francesas que se acercaban situándose para ello en el puente de Villagodio sobre el río Valderaduey.

El resultado fue el que se esperaba. Los voluntarios zamoranos, mal pertrechados, desorganizados e inexpertos, no fueron rival para los soldados del general francés Pierre Maupetit perfectamente equipados, instruidos y fogueados en mil batallas.

Opusieron toda la resistencia humanamente posible y la lucha se alargó durante todo el día, pero a pesar del esfuerzo titánico, 130 zamoranos murieron y otros muchos resultaron heridos o fueron hechos prisioneros. En total se calcula que medio millar de hombres no pudieron volver a sus casas aquella jornada.

Algunos historiadores especulan con la posibilidad de que aquella avanzadilla fuera un cebo puesto por los franceses para forzar la salida de las fuerzas de la ciudad alejándolos de las defensas que proporcionaban sus sólidas murallas.

En cualquier caso, los franceses estuvieron tres días estudiando las defensas de la ciudad y el 10 de enero penetraron en ella por una brecha en la muralla que abrieron con la artillería junto a la antigua puerta de San Pablo. Hoy en día aún es visible la reconstrucción que se hizo posteriormente en ese lienzo de la muralla. La toma total de la plaza se produjo sin que se realizara un solo disparo.

La mayoría de los cuerpos caídos en el combate, salvo contadas excepciones que se realizaron prácticamente en la clandestinidad, quedaron insepultos y esparcidos por el paraje de Villagodio. Sólo algunos años más tarde, cuando la presión francesa fue disminuyendo, se recogieron los restos que se pudieron hallar dándoles sepultura conjunta. De este modo consta con fecha 6 de octubre de 1812 en el obituario de la parroquia de San Juan de Puerta Nueva.

Grada abajo, en la sepultura del numero cuarenta y tres a todos los huesos que pudieron ser hallados en los campos de Villagodio, de todos los celosos y buenos españoles que en él murieron el día seis de enero del año pasado de mil ochocientos y nueve, en defensa de la Patria y Religión, y a impulsos de la tiranía y crueldad de los franceses.

Consecuencias

La ocupación de Zamora por los franceses se prolongó durante algo más de tres años, tiempo durante el que Zamora se convirtió en una estratégica plaza de paso obligado donde se acuartelaban tropas y se almacenaban provisiones y armamento con destino a la conquista de Portugal. Esto supuso para la ciudad un aplastante sistema fiscal que esquilmó las arcas municipales y profundizó aún más la miseria que por la escasez y restricciones ya venían arrastrando las clases populares y los comerciantes. Por otro lado, las parroquias y conventos tuvieron que vender hasta su último cáliz o cruz para hacer frente a las imposiciones de los invasores. Ni siquiera la Catedral de Zamora se libró del saqueo, fundiéndose algunas de sus campanas, verjas y rejas, además de ser usada como almacén de aprovisionamiento. Todo ello con la permisividad y colaboración de las autoridades locales.

No es de extrañar entonces que gran cantidad de zamoranos abandonaran la ciudad y no pocos lo hicieran para crear o unirse a partidas guerrilleras como las de Julián Sánchez "El Charro", Lorenzo Aguilar o Juan Mendieta, dedicadas a hostigar y entorpecer a las tropas francesas especialmente en las zonas limítrofes con Portugal.

Tras las derrotas francesas en Arapiles y Ciudad Rodrigo en 1812, el abandono de Zamora se esperaba como inminente, hecho que ocurrió el 31 de marzo 1813.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 04 Feb 2018 21:20

Batalla del Puente de Triana 1.812


La batalla del Puente de Triana tuvo lugar el 27 de agosto de 1812 para poder tomar la ciudad de Sevilla en el contexto de la Guerra de la Independencia Española.

En 1808 Napoleón Bonaparte invade España y Portugal y nombra rey de España a su hermano, José Bonaparte, como José I. Las tropas francesas toman la península ibérica pero no les es posible tomar la ciudad de Cádiz, a donde se traslada la capital de España. El Reino Unido ve con temor la expansión de Napoleón por Europa y deciden dar a España apoyo militar. El fracaso de Napoleón en las campañas de España y Rusia será la causa principal de la caída del I Imperio francés. El caso de España le daría a Inglaterra una gran ventaja para el siglo XIX, dándole la posibilidad de haber entrenado a sus tropas en una guerra real sobre el terreno.

Una vez tomada Sevilla por los franceses el 1 de febrero de 1810, el mariscal francés Nicolas Jean de Dieu Soult asimiló la imposibilidad de tomar Cádiz y decidió levantar el asedio de Cádiz para reconducir sus tropas a Sevilla, más al Norte, donde reforzarían las tropas ya existentes.

La batalla de Sevilla

Soult decidió establecer su cuartel general en Sevilla, en el palacio Arzobispal, situado en la plaza Virgen de los Reyes. Mientras Soult coordinaba a las tropas en Sevilla y proseguía con el expolio de obras de arte, las tropas españolas lanzan en julio de 1812 una gran ofensiva desde Huelva cosechando victorias con la ayuda de británicos y portugueses. Una de las plazas que se ocupó en esa ofensiva fue La Palma del Condado, a 50 kilómetros de Sevilla. Allí un grupo de españoles forma la División Cruz.

A los aliados se les unió John Downie, un aventurero escocés que había formado un ejército de privado de extremeños para combatir en la guerra de la Independencia apoyando al futuro duque de Wellington. Downie usaba la espada de Pizarro y entabló un vínculo muy especial con su legión, que vino a llamar la Leal Legión Extremeña.

Sevilla era una ciudad situada en su mayor parte al Este del río Guadalquivir, encontrándose al Oeste el solamente barrio de Triana, unido al resto de Sevilla por un puente.

En las primeras horas del día 27 de agosto las tropas aliadas estaban llegando a la Comarca del Aljarafe, llegando a la localidad de Castilleja de la Cuesta, pueblo limítrofe con la ciudad. En Castilleja tienen el primer encontronazo serio con los franceses, que intentaban detener el avance español. Esta contingencia se saldó con una victoria española gracias a la División Cruz.

La comarca del aljarafe limita al Noreste con Sevilla en la zona de la Vega de Triana, una extensión junto al Río Guadalquivir, que se encuentra a 5 kilómetros al Este de Castilleja de la Cuesta. Al ver Soult que los españoles se dirigían a la Vega de Triana, decide reforzar sus tropas en el Altozano, en Triana y en la entrada del puente de Barcas, para evitar así que tomen el puente que les permitiría cruzar el río y acceder a la ciudad. Hay que tener presente que la batalla tendría lugar en un tiempo estival y que en Sevilla, en agosto, fácilmente se alcanzan los 40 grados centígrados a la sombra.

Los aliados salen de Castilleja y llegan a la Vega en combate continuo y sumando la ayuda de los vecinos. Finalmente, logran llegar al Altozano encontrando a los franceses fuertemente atrincherados. Comienza en ese momento la batalla del Puente de Triana propiamente dicha.

Los aliados intentarían tomar el puente en embestidas, fracasando y sufriendo numerosas pérdidas. Al tercer intento logran desmontar la defensa francesa y toman el puente, provocando la huida de los franceses. En el contexto de la batalla John Downie cargará contra los franceses a caballo con la espada en la mano y cuando intentaba saltar con su caballo por un hueco en el puente de Triana es herido y abatido del caballo. Antes de ser apresado por los franceses arrojó la espada de Pizarro a los extremeños para evitar que los enemigos se hicieran con ella.

Los franceses se dirigirán al Sureste, a Granada, para luego ir al Norte hasta Murcia. Los británicos se retiraron a Alcalá de Guadaíra, municipio sevillano abandonado por los franceses, para tomar el control de la villa y descansar. El teniente coronel John Scrope Colquitt murió varios días después.

El lugar del puente es hoy donde se encuentra el puente de Isabel II, edificado en 1852, y más conocido como puente de Triana. El Altozano se configura hoy como una plaza pública en el lado Oeste del puente.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 04 Feb 2018 21:27

Batalla del BRUCH


La batalla del Bruch es el nombre de dos enfrentamientos que tuvieron lugar entre tropas españolas y francesas en las inmediaciones de la localidad barcelonesa del Bruch durante la Guerra de la Independencia Española.

El 4 de junio de 1808 una columna francesa comandada por Schwartz salió de Barcelona en dirección a Lérida y Zaragoza. También tenía la orden de pasar por Manresa e Igualada. Los efectivos de la columna francesa sumaban 3.800 hombres. Para llegar a Manresa, debían forzar el paso del Bruc.

El mismo día 4, un gran aguacero sorprendió a la columna francesa, que se refugia en Martorell. Esta situación permitió organizar la acción del Bruc, que tuvo lugar el 6 de junio de 1808. Las fuerzas que se enfrentaron a los franceses estaban encabezadas por soldados del Regimiento de Soldados Suizos número 1 de Wimpffen y soldados desertores valones escapados de la guarnición de Barcelona. Los voluntarios y somatenes catalanes que se incorporaron a la batalla provenían de Manresa y su corregimiento, así como de Igualada y sus pueblos vecinos. Fueron encabezados por el igualadino Antonio Franch y Estalella (cf. Antonio Franch y Estalella. Héroe del Bruc y primer caudillo catalán en la guerra de Independencia. Galería de Hombres Ilustres. 1903).

En total llegaban a unos 2000 hombres. El resultado de la emboscada estratégica fue la retirada de la columna francesa, con 300 hombres muertos y uno de los cañones perdido al hundirse el puente de Abrera, cuando se retiraban en dirección a Barcelona.

Segundo enfrentamiento

El 14 de junio de 1808 tuvo lugar el segundo enfrentamiento. Los franceses llegaron al Bruch con dos columnas de ejército, una que avanzaba por Collbató y una segunda que seguía por la carretera. Sin embargo, los defensores, que habían tenido tiempo de fortificarse, les recibieron con un nutrido fuego artillero. Los franceses, tras el enfrentamiento, retrocedieron de nuevo, dejando tras de sí nuevos saqueos y edificios incendiados en el Bruch.

[b]El tambor del Bruch[/b]

Aquí es donde surge la historia del Niño del Tambor. Esta historia cuenta el episodio del joven pastorcillo que pone en fuga a las tropas napoleónicas con la colaboración del eco de las montañas de Montserrat. Isidre Lluçà i Casanoves, el niño de la historia, no podía combatir por su edad, pero quiere ayudar a su pueblo contra los franceses, así que toma su tambor y se pone a tocar. El eco de las montañas hace que dé la impresión que son miles de tamborileros, por lo que el ejército francés se bate en retirada.

En el lugar, hay un monumento, y una inscripción, que dice:

Viajero, para aquí, que el francés también paró, el que por todo pasó no pudo pasar de aquí.


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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 04 Feb 2018 23:23

Batalla de Cabezón de Pisuerga


La batalla de Cabezón fue un encuentro bélico que se produjo en el municipio de Cabezón de Pisuerga (cerca de Valladolid) en los inicios de la Guerra de la Independencia española el 12 de junio de 1808. Fue un primer intento del general De la Cuesta de cortar las comunicaciones entre Madrid e Irún, cuando se produjeron sublevaciones en España tras el levantamiento del 2 de mayo.

Los ecos del 2 de mayo madrileño produjeron una reacción en la ciudad de Valladolid (dónde el partido fernandino ocupaba los puestos de poder tras el Motín de Aranjuez). Tras los sucesos del día 31 de mayo en la ciudad, el capitán general-presidente García de la Cuesta accede el 1 de junio al alistamiento forzoso, sin distinción, de los varones de 17 a 40 años, y a proporcionar cuadros militares, pasando al Ayuntamiento para publicitarlo.

Cuesta sabe que debe de organizarlo todo con la mayor rapidez posible pues el cuartel general francés se sitúa en Burgos. Incluso los prelados ofertaron sus propiedades y el alistamiento de los novicios. Además, crea la Junta de Armamento y Defensa de Valladolid, bajo su presidencia, a la que fueron llamados dos representantes de cada corporación: Chancillería, Universidad, Ayuntamiento, Cabildo eclesiástico y gremios. Cuesta, que la controla sin problema, la eleva a la categoría de Junta General o Superior de las otras organizadas en las intendencias castellanas que han de entenderse con ella (sin estar representados en su seno). Se encuentra con un gran problema para organizar la defensa, pues Castilla posee una deficiente infraestructura militar y no dispone de ningún ejército regular.

La noticia de la insurrección vallisoletana fue recibida en el cuartel general del Cuerpo de Observación de los Pirineos Orientales, en Burgos, la noche del 4 de junio. El mariscal Bessières, visto el evidente riesgo de ruptura de la ruta militar y de postas de Francia a Madrid, dio prioridad a despejar la vía sobre la que se cernía la amenaza de las desconocidas (por ello temidas) fuerzas de Cuesta. En consecuencia, las operaciones de los generales Merle y Lasalle en La Montaña fueron desviadas en favor del teatro meseteño, uniendo sus filas en Dueñas el 11 de junio, listos para encarar al enemigo, del cual, tras el combate de Torquemada y la entrada en Palencia, tienen una idea cabal.

Al corriente del avance de los franceses, Cuesta sacó a la tropa de la ciudad los días 9 y 10 de junio.

Tropas

García de la Cuesta logra reunir finalmente una fuerza de unos 4 700 milicianos, 300 unidades de caballería regular y 4 piezas de artillería, que sería llamada de forma grandilocuente Ejército de Castilla’’.

Por su parte, el ejército francés preparó un destacamento al mando del General Lasalle perteneciente al Cuerpo del ejército francés dirigido por el Mariscal Bessières que tenía órdenes de normalizar la situación en la ciudad de Valladolid, compuesto de unos 9 000 hombres.

[b]Batalla[/b]

En un principio, las tropas de Cuesta se desplegaron entre el puente de Cabezón sobre el Pisuerga (a unos quince kilómetros de la capital) y el camino a Burgos, frente a las tropas francesas que acechaban. Sin embargo, llevado por el entusiasmo de sus hombres, Cuesta decidió cruzar el puente y atacar a las fuerzas francesas, que les doblaban en número. El resultado era previsible, pues la veterana caballería de Lasalle aplastó a los novatos reclutas, provocando una desbandada general encabezada por Cuesta, y pudo marchar hacia Valladolid.

Consecuencias

Valladolid fue ocupada inmediatamente y lo mismo ocurrió pocos días después en Santander. Concluida la batalla, el vecindario de Cabezón y de los municipios del área (Santovenia, La Overuela, Cigales) fueron saqueados. De igual modo, en los civiles despertó el instinto carroñero, y los expoliadores recorrieron el campo de batalla, recogiendo fusiles y armas blancas entre los despojos. No hubo tanta prisa en el entierro de los cadáveres, no efectuado hasta el día 17, por decisión de la Sala del Crimen. Todavía semanas después fueron localizados cuerpos en las márgenes del Pisuerga.

Considerada como la primera batalla de la Guerra de la Independencia en Castilla, fue asimismo un importante jalón en la guerra propagandística, en la pugna por la opinión pública, desatando la maquinaria sofista de ambos beligerantes. De inmediato sirve para espolear la voluntad de combate mediante artículos en diversos periódicos.

Por su parte, el general De la Cuesta se dirigió con sus tropas supervivientes al norte de la provincia, a Benavente, donde se le unen los reclutas locales, los leoneses y el regimiento asturiano Covadonga; además del Ejército de Galicia comandado por Joaquín Blake en el Bierzo. Este agrupamiento sería el origen de la batalla de Medina de Rioseco, que se produciría el 14 de julio de ese mismo año.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 05 Feb 2018 00:21

Batalla de CACABELOS


La batalla de Cacabelos fue un enfrentamiento armado de la Guerra de la Independencia Española que tuvo lugar el 3 de enero de 1809 en el puente sobre el río Cúa a las afueras del pueblo de Cacabelos, provincia de León, durante la retirada de sir John Moore hacia La Coruña. Es conocido por la muerte del general francés Auguste François-Marie de Colbert-Chabanais​ por el disparo de un francotirador.

La batalla permitió a la retaguardia de Moore distanciarse de las tropas franceses que le perseguían, y Moore fue criticado por no haber aprovechado más las ventajas defensivas del puente de Cacabelos.

Unos 500 húsares de la avanzadilla del mariscal Jean de Dieu Soult, y encabezados por el general Colbert, alcanzó a la retaguardia británica, que se estaba preparando para cruzar el puente, y capturó por sorpresa a unos 50 soldados.​ Colbert decidió aprovechar su ventaja y, sin esperar a los refuerzos de infantería o de artillería, avanzó hacia el puente. Sin embargo, al ver que las posiciones británicas al otro lado incluían 6 piezas de artillería, replegó las fuerzas para cruzar el puente en columnas de a cuatro, siendo alcanzado por un disparo que resultó mortal.

Mientras tanto, los refuerzos encabezados por el general La Houssaye intentaron vadear el río más abajo y la infantería, bajo el mando del general Merle, intentó tomar el puente a bayoneta calada. Tras la muerte de Colbert y habiendo oscurecido demasiado para seguir adelante, sobre las cuatro de la tarde desistieron, y a las 22:00 horas Paget emprendió la marcha hacia Villafranca del Bierzo para reunirse con Moore.

[b]El disparo de Plunkett[/b]

Colbert murió por un disparo en la cabeza realizado a gran distancia por un fusil Baker en manos del ya afamado francotirador Thomas Plunkett quien, con un segundo disparo, también mató al ayudante del general. Aunque las fuentes discrepan respecto a la distancia, lo más probable es que Colbert creía estar a salvo permaneciendo fuera del alcance de un fusil normal, de unos 80 metros, mientras un Baker tenía un alcance efectivo de unos 200 metros.

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