Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

La historia se escribe con fuego: todo sobre operaciones militares, tácticas, estrategias y otras curiosidades
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 00:12

Batalla de Cadiz 1.702


La batalla de Cádiz fue un sitio a la ciudad española de Cádiz en 1702 por una flota y un ejército anglo-neerlandés durante la Guerra de Sucesión Española. Llegaron a Cádiz el 23 de agosto de 1702 y la asediaron aproximadamente un mes. La ciudad fue defendida con éxito por el Marqués de Villadarias con menos de 500 hombres.

La batalla

En julio de 1702, una gran flota anglo-neerlandesa bajo el mando de George Rooke y el Duque de Ormonde fue enviada a la captura de Cádiz, con el fin de obtener una base naval en la zona mediterránea. Pequeñas disputas entre los mandos, y la dificultad de desembarco de las tropas, permitieron que el conde Fernán Núñez llegara a la ciudadela en poco tiempo con refuerzos.

Villadarias y su caballería ligera, los famosos jinetes españoles, fueron desplegados con excelente efecto, explotando el terreno para hostigar e impedir el avance inglés. Los abusos anglo-neerlandeses enfurecieron a la población civil, y la aparentemente desesperada defensa de la ciudad tuvo el carácter popular de una cruzada contra los agresores protestantes.

La flota anglo-neerlandesa, mientras tanto, que disponía de 25 navíos de línea, no pudo reducir las defensas exteriores de Cádiz. Después de un mes de vana lucha, los ingleses y neerlandeses se retiraron y zarparon hacia Lisboa.

Antes de reembarcar el 19 de septiembre, las tropas aliadas se dedicaron al pillaje y al saqueo del Puerto de Santa María y de Rota, lo que sería utilizado por la propaganda borbónica -según el felipista Marqués de San Felipe los soldados «cometieron los más enormes sacrilegios, juntando la rabia de enemigos a la de herejes, porque no se libraron de su furor los templos y las sagradas imágenes»- e hizo imposible que Andalucía se sublevara contra Felipe V tal como tenían planeado los austracistas castellanos encabezados por el almirante de Castilla.1​

[b]Consecuencias[/b]

Ingleses y neerlandeses tuvieron que retirarse, pero se oía en las casas que el tesoro de la flota española de América, acompañado por una flota francesa, había anclado en la ría de Vigo. Rooke compensó la mayor parte del fracaso en la conquista de Cádiz por valor de 14.000 libras de plata en la batalla de Rande.

Rooke partiría a la toma de Gibraltar dos años más tarde, supuestamente en nombre del archiduque Carlos, a pesar de que esta distinción sería menos clara a los británicos en el curso de las negociaciones de paz.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 01:02

Batalla de CALCINATO


La batalla de Calcinato se libró en el marco de la Guerra de Sucesión Española en las cercanías de Calcinato, Italia, el 19 de abril de 1706, entre las tropas franco-españolas del mariscal Vendôme (41.000 hombres) y las austriacas del general Reventlow (19.000 hombres). La victoria correspondió al bando franco-español.

En 1706, en Italia había dos disputas abiertas: La lucha por el Piamonte y la lucha entre las tropas francesas de Lombardía y el segundo ejército austriaco que se unió a Victor Amadeo y Starhemberg en el Piamonte. Este último ejército, rechazado por Vendome en el combate de Cassano, se había retirado a Brescia y el lago Garda. Vendome le siguió y se estableció cerca de Castiglione y Mantua.

La batalla

En abril de 1706, aprovechando la ausencia de Eugenio de Saboya, Vendome atacó el campamento imperial de Montechiaro-Calcinato. Su intención era sorprender mediante una marcha nocturna el puesto de Ponte San Marco en el flanco izquierdo, pero al amanecer descubrió que podía atacar el flanco izquierdo de su enemigo sin que el flanco derecho pudiera intervenir. Sus vanguardias rompieron las defensas imperiales y empujó los restos de su ejército hacia las montañas, donde el Príncipe Eugenio tuvo la mayor dificultad para reorganizarlos de nuevo.

Consecuencias

Los franco-españoles apenas tuvieron 500 bajas, mientras que las pérdidas austriacas llegaron a 6.000 hombres. Hasta mediados de junio, Vendome desbarató todos los intentos del Príncipe Eugenio de penetrar en el Piamonte. Pero ese mes Vendome fue trasladado con su ejército a Flandes como refuerzo a causa de la estrepitosa derrota de Ramillies. En consecuencia, la posición francesa en Italia se debilitó, y a finales del año los franceses fueron expulsados de Italia.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 01:45

Batalla de CASTIGLIONE


La Batalla de Castiglione, en algunos textos Batalla de Medole o Batalla de Ghidizzole, fue un enfrentamiento enmarcado dentro de la Guerra de Sucesión Española que tuvo lugar el 8 de septiembre de 1706 en la población de Castiglione delle Stiviere situada en los Campos de Medole, Lombardía (Italia). Allí el ejército francés consiguió una victoria sobre el ejército imperial.

En el verano de 1706, al terminar la primera fase de la campaña italiana en la Guerra de Sucesión Española, 20 000 soldados del Sacro Imperio Romano, comandados por Eugenio de Saboya abandonaron el Véneto y marcharon de regreso a Turín para tratar de romper el asedio que sufría la ciudad.

El 16 de agosto un segundo cuerpo imperial formado por 8000 soldados de infantería y 4000 de caballería, al mando de Federico de Hesse-Kassel, se movió de San Michele Extra y tras atravesar el río Mincio por el valle de Borghetto se apostó al sur del lago de Garda encarando a la formación hispano-francesa del conde de Médavy posicionada a la derecha del río Oglio, entre las fortalezas de Mantua y Cremona.

Objetivos y estrategia

La poderosa vanguardia imperial, dirigida por el general Wetzel, en un solo día se había apoderado fácilmente de las pequeñas guarniciones francesas apostadas en Castel Goffredo, Medole, Guidizzolo y Cerlongo. En el vecino pueblo de Goito, de gran importancia estratégica por su puente sobre el río Mincio, la guarnición francesa se retiró el 19 de agosto después de una rápida negociación y sin llegar a abrir fuego contra los 500 mercenarios a sueldo de las Provincias Unidas de los Países Bajos y al mando de Wetzel.

Federico de Hesse-Kassel decide acampar entonces en el Campo de Medole desde donde podría fácilmente controlar el puente sobre el Goito y poner bajo asedio a la guarnición francesa superviviente compuesta por sólo 500 soldados a las órdenes del general Villars, pero dotada de numerosos cañones, municiones y perfectamente guarnecida en el castillo de Castiglione delle Stiviere.

El trabajo del príncipe Federico era mantener bajo control a las tropas de Médavy impidiéndole atacar la retaguardia de Eugenio de Saboya. Tal empresa le parecía sencilla y vista la facilidad para conquistar el puente sobre el Goito el príncipe estaba convencido en la imposibilidad de que los franceses juntaran un número consistente de soldados sin desguarnecer las plazas fuertes de Mantua y Cremona. Por tanto, tan solo debía mantener esa posición en espera de la artillería pesada que había de llegarle desde Arco y necesaria para conquistar el castillo de Castiglione.

Sin embargo, la aparente sumisión inicial de los franceses no era más que una hábil estratagema del conde de Médavy, el cual había reunido en pocos días y sin apenas desguarnecer sus posiciones, un cuerpo militar de fuerza similar a la de su enemigo y además había construido un puente de barcas en la confluencia del río Oglio con el Po, cerca de Marcaria.

La Batalla

El 8 de septiembre, al toque de diana, el conde Médavy cruzó el río Oglio con 8000 soldados de infantería y 4000 de caballería alcanzando rápidamente Cerlongo y después Guidizzolo en donde las tropas se dispusieron para la batalla.

La caballería de reconocimiento imperial advirtió del movimiento de tropas a Federico d'Assia quien no dio crédito a la posibilidad de un ataque de Médavy. Sólo cuando llevaron ante él a tres prisioneros franceses capturados en una descubierta se decidió a ascender a la cima del monte Medolano desde donde pudo constatar que, a unos pocos kilómetros al Sudeste de su campamento, una larga columna de soldados hispano-franceses avanzaba por el Campo de Medole. Fue entonces, una vez confirmado el peligro, cuando el general Wetzel dispuso a toda prisa sus tropas para la batalla .

A las 14:00 horas dieron comienzo las hostilidades con un ataque de la primera línea hispano-francesa compuesta por infantes españoles apoyada por la artillería apostada en los flancos de la formación. La mayor experiencia de las tropas austriacas detuvo el ataque de los españoles presionándolos hasta la segunda línea hispano-francesa formada por veteranos franceses que obligaron a los imperiales a retirarse, aunque ordenadamente, bajo un escaso fuego de la artillería francesa.

Fue en este momento cuando Médavy demostró las buenas capacidad tácticas que poseía. Hizo avanzar a la infantería francesa obligando a la segunda línea imperial a recolocarse y a la artillería a orientarse de nuevo para poner al enemigo a tiro útil. Pero los temibles veteranos franceses aguantaron justo en el límite del alcance efectivo enemigo y en el desconcierto para reubicar la artillería dos regimientos de caballería francesa que habían pasado inadvertidos al príncipe Federico debido a la polvareda levantada por la infantería, se lanzaron al galope contra el ala izquierda del ejército imperial cuya artillería seguía ocupada en recolocarse y recargar.

El arrollador ataque de la caballería francesa, apoyado por artillería, aplastó el flanco de la formación imperial provocando una caótica y desordenada retirada que dejó sobre el Campo de Medole casi 2.000 muertos (casi todos durante la retirada) y 2.000 prisioneros. Además, el botín para los franceses fue cuantioso recuperando 32 banderas, 14 piezas artilleras, carros de pólvora y armas de fuego aparte de equipamiento y aprovisionamientos diversos que los imperiales abandonaron en su rápido abandono de la Provincia de Brescia.

El día siguiente también se reconquistó Goito, pero la ventaja conseguida por esta brillante victoria hispano-francesa se vio empequeñecida debido a la aplastante derrota que sufrieron un día antes en el Asedio a Turín.

El conde Médavy mantuvo la defensa de Cremona y Mantua con el objetivo de bloquear una posible incursión imperial proveniente de los valle alpinos contra el centro y Sur de Italia. Tras la captura de Casale Monferrato lograda el 6 de diciembre, los franceses buscando una mejor concentración de fuerzas abandonaron la fortaleza de Castiglione la cual minaron e hicieron saltar por los aires para evitar que fuera usada por los imperiales. Otras tropas francesas habían ocupado las principales ciudades de Italia central posibilitando una conexión con los 8.000 soldados españoles de Nápoles.

Los imperiales, mientras tanto, estaban divididos en la forma de proceder. La Armada insistían en perseguir a los franceses en fuga por los Alpes y capturar la base naval francesa de Tolón para forzar la firma de la paz a Luis XIV de Francia. Sin embargo, José I de Habsburgo, era partidario de expulsar primero a Médavy lo que facilitaría sus planes para Italia, consistentes en arrebatar a los españoles sus posesiones de Nápoles y Sicilia.

El mismo Luis XIV sería quien le facilitara las cosas pues se encontraba desesperadamente escaso de tropas razón por la que inició unas negociaciones con José I para la apertura de un corredor en tierras italianas que le permitiera el retorno seguro a Francia de los ejércitos que allí permanecían. A pesar de las protestas anglo-holandesas, José I firmó en Milán el 13 de marzo de 1707, un acuerdo con los franceses que permitía al ejército de Médavy volver a Francia sin que fuera molestado, lo que abría la puerta del Sur de Italia al ejército austriaco del conde Wirich Philipp von Daun que llegó a las inmediaciones de Nápoles el 22 de junio y dos semanas más tarde las tropas españolas, cortados los suministros por mar y tierra, capitularon. Sin embargo, la prevista toma de Tolón , con los franceses preparados y reforzados, resultó un fracaso para las tropas imperiales.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 01:55

Sitio de CEUTA 1.694 - 1.727


El sitio de Ceuta, también llamado sitio de los treinta y tres años, fue un bloqueo armado de fuerzas marroquíes sobre la ciudad de Ceuta. Comenzó el 23 de octubre de 1694 y se dio por finalizado el 22 de abril de 1727. Durante los treinta y tres años que se prolongó el asedio la ciudad de Ceuta experimentó una transformación que provocó la pérdida de su carácter portugués. Aunque la mayoría de las operaciones se desarrollaron en torno a las murallas reales, también se produjeron pequeñas incursiones de los españoles en zonas de la costa marroquí y captura de barcos en el estrecho de Gibraltar. Es uno de los asedios más largos de la historia, superando en varios años al sitio de Candía.

El sultán Muley Ismaíl había conseguido crear un nuevo Estado capaz de combatir a los europeos en el norte de África y a los otomanos en la actual Argelia. Sus tropas habían tomado La Mámora, Tánger, Larache y finalmente, Arcila en el año 1691. En el año 1694 encomendó al gobernador Alí ben Abdalá la conquista de Ceuta.

Tras la ocupación del campo exterior de Ceuta, las tropas del sultán comenzaron a construir casas y roturar el campo para abastecer las tropas. El gobernador de Ceuta pidió inmediatamente ayuda a la corte de Madrid. Llegaron efectivos de las capitales andaluzas y de Portugal. La llegada de estos últimos causó fricciones entre la población local. Se dudaba de sus intenciones, puesto que Ceuta había sido portuguesa hasta hacía unas décadas y la presencia de tropas lusas se consideraba un intento de ejercer presión para retornar a la soberanía del rey de Portugal. Las tropas portuguesas se retiraron sin llegar a entrar en combate.

Durante todos estos años se produjeron una serie de bombardeos, tomas y pérdidas de posiciones, conquistas y reconquistas alrededor de las murallas reales. En julio de 1695 bajo una intensa niebla, muy común en los meses de verano en Ceuta, las tropas marroquíes sorprendieron a las españolas durante un cambio de guardia. Los sitiadores tomaron la Plaza de Armas y los sitiados que no pudieron cruzar el puente levadizo perecieron en el enfrentamiento o al arrojarse al foso intentando escapar. Un contraataque posterior de los sitiados recuperó la Plaza de Armas.

La toma de Gibraltar

En 1704 tropas anglo-neerlandesas conquistaron Gibraltar. Esto supuso un duro golpe para Ceuta ya que Gibraltar era la principal vía de abastecimiento de Ceuta con la península.​ La comunicación con Tarifa resultaba dificultosa por los vientos en el estrecho de Gibraltar y el resto de ciudades peninsulares cercanas estaban enfrascadas en la Guerra de Sucesión Española.

El día 7 de agosto de ese año el Príncipe de Darmstadt envió a Juan Basset con algunos buques a Ceuta para que se rindiesen al archiduque Carlos de Austria con la promesa de que el cerco a la ciudad se acabaría. El marqués de Gironella, gobernador de Ceuta, y la población se negaron a rendirse a los británicos y reforzaron la zona de la Almina previendo un posible bombardeo de la flota británica. El ataque británico nunca llegó a efectuarse debido a que la flota británica se dirigió a enfrentarse a una flota franco-española que pretendía reconquistar Gibraltar.

Desde la llegada de los británicos a Gibraltar, se prestaría desde allí abastecimiento a los sitiadores marroquíes.

El asedio continuaría durante los siguientes años sin apenas cambios reseñables hasta la llegada en 1720 de 16.000 soldados con el marqués de Lede. Las tropas del marqués regresaban de la Guerra de la Cuádruple Alianza, que no había dado los frutos esperados. Al perder todos los territorios italianos, Ceuta se convirtió en un sitio estratégico del cordón defensivo del Mediterráneo. El marqués inició una expedición victoriosa contra los sitiadores, que se retiraron hacia Tetuán. Sin embargo, unos meses más tarde se declara una epidemia de peste en Ceuta y el marqués decidirá marcharse de la ciudad ante la nula perspectiva de poder tomar Tetuán o Tánger. Los marroquíes retornan inmediatamente el sitio.

El asedio continuaría, con varios combates, hasta la muerte de Muley Ismaíl en 1727. Los hijos del sultán se enfrentaron en una guerra por el trono. Una expedición de reconocimiento desde Ceuta comprobó que los marroquíes se habían marchado el 22 de abril de 1727.

Consecuencias

Tras treinta y tres años de asedio muchos edificios habían resultado destruidos y tuvieron que ser reconstruidos. La zona de la Almina, que hasta el principio del asedio estaba prácticamente deshabitada, comenzó a ser poblada. Por otra parte, una de las consecuencias más notables del asedio fue la progresiva pérdida de los rasgos portugueses en Ceuta: la moneda y la lengua portuguesa fueron reemplazadas por la moneda y la lengua castellana.​ A esto ayudó el éxodo de varias familias de la ciudad que huyeron por el dilatado asedio y que los soldados que auxiliaron a Ceuta, así como otras personas atraídas por el número de tropas, procedieran principalmente de Andalucía.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 02:02

Desembarco de BARCELONA


El desembarco de Barcelona fue uno de los episodios de la Guerra de Sucesión Española, en el que fuerzas aliadas intentaron tomar la ciudad de Barcelona en 1704.

Tras la muerte el 1 de noviembre de 1700 de Carlos II de España sin descendencia, Felipe de Anjou ocupó el trono de la Monarquía Hispánica según lo estipulado en el testamento del rey fallecido. Una de las primeras medidas que tomó fue destituir al virrey de Cataluña, Jorge de Darmstadt, por su vinculación con la Casa de Austria –que no le había reconocido como rey– y en abril de 1701 le expulsó de sus dominios.

Durante los tres años que había desempeñado el cargo de virrey de Cataluña, el príncipe de Darmstadt había alcanzado una gran popularidad gracias al apoyo que había dado a las reivindicaciones de las instituciones catalanas, como la de recuperar el control de la insaculación para designar a los miembros de la Diputación del General y del Consejo de Ciento, dos de los Tres Comunes de Cataluña, o intentar resolver el controvertido tema de los alojamientos de tropas en el Principado.

También le había granjeado muchos apoyos la reclamación de más medios para defender Cataluña de los ataques franceses y la decisión de aumentar los aranceles de los tejidos de lana y de seda franceses para proteger la manufactura catalana. Llegó a asistir incluso a una de las reuniones de la «Academia de los Desconfiados», que agrupaba a los miembros de la élite catalana más firmes partidarios de la Casa de Austria, en un momento en que en la corte de Madrid se dilucidaba quién sería el sucesor de Carlos II.

El príncipe de Darmstadt, convertido en uno de los principales valedores de la causa del archiduque Carlos, le acompañó a Lisboa en marzo de 1704 y allí fue nombrado vicario de la Corona de Aragón, siendo destinado junto con el almirante George Rooke a bordo de la flota angloholandesa del Mediterráneo.

Mientras tanto en Cataluña el "partido austracista", con cuyos dirigentes Darmstadt mantenía contacto, iba ganando adeptos, especialmente por el rechazo a la política autoritaria y represiva emprendida por el nuevo virrey de Cataluña Francisco Antonio Fernández de Velasco y Tovar, chocando continuamente con la Conferencia de los Tres Comunes, lo que, al contrario de lo sucedido con Darmstadt, le había ganado la antipatía de los catalanes. Como Barcelona estaba estrechamente vigilada por los oficiales del virrey, el primer núcleo activo austracista surgió en el interior de Cataluña, en la Plana de Vic –de ahí el nombre que recibieron sus miembros de vigatans, apodo que luego se extendería al conjunto de los partidarios del Archiduque Carlos–. Los vigatans prepararon el ambiente para realizar un movimiento armado, persiguiendo a los felipistas y motejándolos de botiflers o gabachos, llegando incluso a retirar el retrato de Felipe V del ayuntamiento de Vich.

El desembarco fracasa

El 27 de mayo de 1704, una escuadra de 30 barcos ingleses y 18 holandeses, comandados por el almirante George Rooke y con Jorge de Darmstadt al frente, se presentó ante Barcelona a la espera de que se produjera el alzamiento austracista de la ciudad. Pero los implicados en la sublevación fallaron y tampoco las instituciones catalanas actuaron, a pesar de sus simpatías por la causa del Archiduque, adoptando en cambio una actitud temerosa y servil ante el virrey.​ El virrey tuvo que solicitar la formación de la milicia de los gremios de Barcelona, la Coronela, con 3.700 hombres, para reforzar los setecientos infantes y ciento ochenta soldados de caballería de la guarnición, entre la ciudad y Montjuïc.

"Harto de esperar una respuesta y molesto por la ambigüedad de las instituciones catalanas [que se debatían entre una admiración incuestionable hacia Darmstadt y la fidelidad debida a Felipe V, máxime cuando la amenaza de represión por parte del virrey Velasco era incontrovertible], Darmstadt bombardeó la ciudad, desconcertando a sus partidarios". También ordenó que desembarcara un contingente de 2.600 soldados en la desembocadura del río Besós, pero esto tampoco logró disipar los temores de los austracistas y el alzamiento de la ciudad nunca se produjo, por lo que los soldados reembarcaron y la flota aliada abandonó las aguas de Barcelona.

Conocida la existencia de la armada aliada, el 22 de julio zarpaba de Tolón la escuadra borbónica de Luis Alejandro de Borbón con 51 navíos, 6 fragatas y 5 galeras al encuentro de George Rooke, pero no pudo evitar que en el viaje de regreso a Lisboa la escuadra aliada tomara Gibraltar.

La escalada represiva del virrey Velasco

El virrey Velasco dedujo de unos documentos encontrados al austracista Josep Duran –que había sido uno de los enlaces del príncipe de Darmstadt– que era la Conferencia de los Tres Comunes, presidida por el deán y canónigo de Tarragona Buenaventura de Lanuça, «la oficina donde se formó la conspiración antecedente» y señalaba al brazo militar de Cataluña como «la parte más poderosa y dominante» de aquella. El virrey se excusó en «lo que le estrechan las Constituciones» y en la «benignidad del rey» para justificar no haber abortado a tiempo la conspiración austracista.

Procedió entonces a encarcelar a muchos sospechosos, la mayoría de ellos miembros de la Conferencia de los Tres Comunes, entre los cuales se encontraban uno de los líderes del austracismo catalán, Narcís Feliu de la Penya, el jefe de los vigatans Jaume Puig de Perafita y miembros de las principales familias de la nobleza catalana, lo que hizo que muchos indecisos se decantaran ya claramente a favor del Archiduque, incrementándose así los miembros del "partido austracista" –todo lo contrario de lo que pretendía el virrey–.

No pudo detener a una parte de los conjurados porque habían embarcado con Darmstadt rumbo a Lisboa –participando en la toma de Gibraltar–, donde se reunieron con el Archiduque. Velasco también ordenó requisar las estampas, efigies, cuadros e imágenes de Jorge de Darmstadt. La espiral represiva continuó al año siguiente, durante el cual fueron detenidos jueces de la Audiencia de Cataluña y miembros del Consejo de Ciento, así como el obispo de Barcelona Benet Sala Caramany. Finalmente el virrey Velasco ordenó la supresión de la Conferencia de los Tres Comunes.

En ese contexto de persecución del austracismo catalán se produjo la firma el 20 de junio de 1705 del famoso pacto de Génova entre el Reino de Inglaterra y Cataluña con el objetivo de derrocar a Felipe V y hacer rey al Archiduque Carlos, a cambio de mantener las leyes e instituciones catalanas.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 14:15

La Batalla del rio FLINT


La batalla del río Flint fue un fallido ataque de fuerzas conjuntas hispano-apalachee contra los indios creek en octubre de 1702. La batalla fue un factor decisivo en el incremento de las hostilidades fronterizas que mantenían comerciantes británicos de la provincia de Carolina contra la Florida española. La Batalla del río Flint sería el preludio de una serie de acciones militares mucho más organizadas que se conocen por el nombre de Guerra de la Reina Ana.

Los creek, ayudados por un pequeño número de ingleses y liderados por el comerciante Anthony Dodsworth, emboscaron a los apalachees y españoles en la ribera del río Flint siendo muertos o capturados más de la mitad. La reacción a esta batalla, tanto de las autoridades inglesas como de las españolas, fue el de acelerar los preparativos militares que culminarían en el Sitio de San Agustín en noviembre de 1702.

Los esfuerzos colonizadores en el sudeste de Norte América por parte de británicos y españoles no tardaron en entrar en conflicto. Los asentamientos ingleses en la provincia de Carolina en 1663 y Charles Town (en la actualidad la ciudad de Charleston) en 1670 elevaron significativamente las tensiones con los españoles quienes hacía tiempo se habían establecido en la Florida española. Comerciantes y esclavos provenientes de la nueva provincia penetraron en la Florida española dando lugar a expediciones de represalia por ambos bandos. En el año 1700 el gobernador de Carolina, Joseph Blake, amenazó con hacer valer a la fuerza sus derechos sobre Pensacola fundada por los españoles en 1698.

Algunos comerciantes de Carolina como Anthony Dodsworth y Thomas Nairne habían establecido alianzas con los indios Creek a quienes abastecían de armas a cambio de esclavos y pieles de animales.

La población española de la Florida por aquel entonces era bastante reducida. Desde su fundación en el siglo XVI, los españoles habían establecido una red de misiones cuyo principal propósito era el de pacificar a la población local y convertirlos al catolicismo. En la región del pueblo Apalachee (actual oeste de Florida y sudeste de Georgia) tenían 14 misiones comunitarias con una población de unas 8.000 personas en el año 1680. La mayoría de las comunidades estaban pobladas por Apalachee y otras por diferentes tribus que habían emigrado desde el sur hasta aquella zona. Los españoles tenían la política de no armar con mosquetes a los indios y las misiones apalachee sufrieron en 1701 un considerable número de ataques por parte de ingleses y de indios creek.

En enero de 1702 Pierre Le Moyne d'Iberville, francés fundador de Mobile en Alabama, aconsejó al comandante español de Pensacola que debía armar adecuadamente a los apalachee y prepararse para afrontar una férrea defensa contra las incursiones inglesas dentro de territorio español. D'Iberville incluso ofreció el equipamiento y pertrechos necesarios para este propósito.​ En mayo de 1702, tras la destrucción por los ingleses de la misión de los Timucua, el gobernador de Florida José de Zúñiga y la Cerda autorizó una expedición dentro de territorio creek.

Batalla

Zúñiga envió al capitán español don Francisco Romo de Uriza a la misión de San Luis de Apalache donde se había reunido, proveniente de otras misiones de los alrededores, una fuerza aproximada de 800 hombres entre apalachee y españoles (el número exacto no se conoce pues los informes de Uriza nunca se encontraron).

Este movimiento de fuerzas llegó a oídos del comerciante Anthony Dodsworth (nombrado en los documentos españoles como "Don Antonio") que se encontraba en Achita junto a indios locales. Según informó posteriormente una mujer india a Manuel Solano (gobernador de San Luis), unos 400 guerreros, principalmente Apalachicolas y Chiscas, salieron con Dodsworth y otros cuatro hombres(dos blancos y dos negros) al encuentro de las fuerzas de Uriza.

Partieron de Achita alrededor del 7 de octubre, en las mismas fechas que Uriza dejó Apalachee. La fecha exacta en que se produjo el enfrentamiento no se conoce. La mujer india aseguró a Solano que ella vio la batalla el 18 de octubre, la misma fecha en que se tiene constancia que Uriza y lo que quedaba de sus tropas llegaron a la ciudad apalachee de Bacacua.

Dodsworth había reunido una fuerza de entre 400 y 500 guerreros con la ayuda del jefe Apalachicola Emperador Brim y previendo un ataque por sorpresa de los españoles al campamento Apalachicola donde se asentaban, dejó los aperos y mantas como si estuvieran allí pernoctando y se emboscaron por los alrededores.​ Cuando los Apalachhe y españoles quisieron sorprenderlos atacando antes del amanecer los guerreros ocultos se abalanzaron sobre ellos.​ Lo inesperado del ataque y las mejores armas proporcionadas a los Apalachicolas por los ingleses lograron que la fuerza hispano-apalachee no tardara en sucumbir. Uriza, a su llegada a territorio apalachee, informó de que tan sólo tenía 300 hombres.

[b]Consecuencias[/b]

La derrota puso inmediatamente al gobernador Zuñiga a la defensiva y ordenó al Fuerte San Luis se adecuara e hiciera acopio de víveres para soportar un largo asedio. Por otra parte, la batalla consiguió enaltecer los ánimos de los habitantes de Charles Town cuyo gobernador, James Moore, preparó una expedición contra San Agustín seguro de ser aprobada por sus superiores ya que le había llegado la noticia de la declaración de guerra entre España e Inglaterra debido a los conflictos en la sucesión del trono español.​

Su expedición partió de Charles Town en noviembre y el asedió al que sometió San Agustín resultó un fracaso a pesar de que las misiones comunitarias de la Provincia de Guale fueron destruidas. En 1704, Moore lideró una expedición contra las misiones de los Apalachee a los que prácticamente exterminó. ​Al final de la Guerra de la Reina Ana, en 1713, los ingleses prácticamente habían despoblado el actual estado de Georgia de españoles y de las tribus indias aliadas dejando a España tan sólo el control de poco más que San Agustín y Pensacola.

Dos señales conmemorativas en recuerdo de la Batalla del río Flint fueron erigidas en sendos puntos bastante distantes uno del otro. Uno de ellos erigido en 1965 por la Georgia Historical Commission se encuentra en el centro del estado de Georgia y cerca del condado de Crisp. El otro, erigido en 1985 por la Historic Chattahoochee Commission, está situado al sur de Georgia cerca de la localidad de Bainbridge.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 14:23

Sitio de GERONA 1.711


El asedio de Gerona fue uno de los últimos episodios de la Guerra de Sucesión Española. Se desarrolló entre finales de 1710 y principios de 1711 y culminó con la toma de la ciudad, que se mantenía fiel a la causa del archiduque Carlos, por parte de un ejército francés.


Durante la Guerra de Sucesión Española, Francia había luchado del lado de Felipe V, el nieto del entonces monarca francés Luis XIV.

En 1709, al encontrarse al borde del colapso militar y económico, el "Rey Sol" se vio obligado a buscar la paz. Pero las inaceptables condiciones que exigían los representantes de la Gran Alianza, que incluso querían que luchase contra su nieto,1​ hizo imposible llegar a un acuerdo.

Ante este panorama Luis XIV, mediante levas forzosas, levantó un nuevo ejército que dividió entre todos los frentes: Claude Louis Hector de Villars en el frente continental, y Luis José de Vendôme y Adrien Maurice de Noailles en el frente peninsular, en auxilio de su nieto Felipe V.

Desde ese momento Francia consiguió numerosos éxitos militares: en el frente continental, el duque de Villars logró una victoria decisiva en la Batalla de Denain, y en el peninsular, Vendôme salió victorioso en las batallas de Brihuega y Villaviciosa.

Vendôme y Felipe V trazaron la nueva estrategia: Alexandre Maître de Bay defendería la frontera con Portugal, Noailles asediaría Cataluña, cruzando los Pirineos por el Rosellón, mientras Vendôme se ocuparía de la defensa de la península, Noailles, pues, se lanzó a la invasión del norte de Cataluña, que finalizaría definitivamente con la caída de la ciudad de Gerona.
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El asedio
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La previa contraofensiva austracista de 1710 había dejado Cataluña con un contingente militar insuficiente, que fue incapaz de detener la ofensiva sobre el norte catalán. Por tanto, las tropas francesas, comandadas por Noailles, llegaron a la ciudad de Gerona.

La ciudad fue asediada a mediados de diciembre de 1710, y el 29 de diciembre ya capitulaba el Castillo de Montjuïc de Gerona (al norte), hecho que permitió a Noailles emplazar sus baterías en el Puig d' en Roca, desde donde bombardeó la ciudad, ataque solo parado por las fuertes lluvias y la crecida del río Oñar, del 9 al 12 de enero, que inmovilizó a las tropas francesas. La ciudad capituló el 14 de enero de 1711 y el día 25 fueron firmadas las capitulaciones, por las que los ciudadanos que habían sido movilizados no serían castigados.

Consecuencias

Con la capitulación de Gerona la resistencia catalana a las tropas de Felipe V quedaba reducida a las plazas de Cardona y Barcelona. Tras reunirse los brazos generales, se decidió continuar con la lucha en defensa propia. En marzo de 1713 las tropas de Felipe V, dirigidas por el duque de Berwick, iniciaban el asedio de Barcelona.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 14:30

Batalla de LA GUDIÑA


La Batalla de La Gudiña, en Portugal conocida como Batalla de Caia (en portugués, Batalha de Caia), fue un enfrentamiento ocurrido el 7 de mayo de 1709 cerca de Arronches, en la frontera hispano-portuguesa, entre tropas borbónicas españolas al mando de Alexandre Maître, Marqués de Bay y un ejército anglo-portugués comandado por el conde de Galway y el marqués de Fronteira. El choque tuvo como resultado una aplastante derrota anglo-portuguesa con más de 4.000 bajas entre muertos, heridos y prisioneros contra los 400 soldados españoles muertos o heridos.​

Avanzando desde la población de Elvas y tras cruzar el río Caya (Caia en portugués) el ejército anglo-portugués tenía enfrente al ejército español y el 17 de mayo ambas fuerzas se encontraron en la "llanura de La Gudiña". La caballería portuguesa fue derrotada sin apenas resistencia dejando expuestos a dos batallones ingleses de infantería que fueron rodeados y obligados a dejar sus armas. El conde de Galway también estuvo a punto de ser capturado, pero poseedor de un veloz caballo, consiguió escapar. El resto de portugueses y británicos se retiraron hasta Elvas manteniendo esa posición durante el resto de la campaña.

Como consecuencia la amenaza austracista en la frontera portuguesa fue neutralizada por el momento.

Después de la derrota en la Batalla de Almansa los británicos se encontraban en una situación desesperada. Apenas tenían presencia en el Sudoeste de la Península Ibérica y su peso e influencia en la guerra era poca o ninguna. Fue entonces cuando el conde de Galway realizó una petición formal a Londres solicitando refuerzos y Londres contestó mandando 25.000 hombres de los que aproximadamente 8.000 fueron enviados a Portugal bajo las órdenes de Galway y el resto a Cataluña.

En Portugal, Galway tuvo un encuentro con el marqués de Fronteira para preparar su ataque conjunto contra los aliados borbónicos en España y avanzar hacia Madrid. Pero para ello, primero debían capturar la ciudad de Badajoz cercana a la frontera portuguesa. En el pasado el conde de Galway ya había intentado conquistar la ciudad hasta en dos ocasiones sin éxito, pero en esta ocasión no quiso correr riesgos. Sabiendo que los franceses había retirado sus tropas a causa de las derrotas sufridas por Luis XIV en su patria, su ejército anglo-portugués (compuesto por 20.000 portugueses y 8.000 británicos) atravesó la frontera cerca de la fortaleza de Campomayor en las proximidades de Badajoz. Mientras el enorme convoy de suministros atravesaba el río Caya los anglo-portugueses se encontraron en los campos de La Gudiña con la vanguardia de la caballería española.

Según el recuento portugués su ejército lo componían 49 regimientos de infantería y caballería contra los 40 de los borbónicos. Según la Gaceta de Londres Nº4538 el ejército aliado estaba formado de unos 17.000 hombres a pie y 5.000 a caballo "todos en muy buen orden" y según el informe posterior de los supervivientes y en cualquier caso, los aliados eran muy superiores en número a los españoles.

Por otra parte las fuerzas españolas, según su informe oficial de la batalla, estaba compuesta por 24 batallones y 47 escuadrones. La artillería de ambas partes se encontraba equilibrada con 20 piezas en cada bando.

La batalla

El ejército conjunto, quien había tendido hasta nueve puentes a lo largo del río Caya, estaba preparado para la lucha. En el centro fueron desplegadas las tropas del marqués de Fronteira, aunque sus hombres no llegaban a ver a la infantería española por lo que no sabían qué ocurría en el campo de batalla. En el flanco izquierdo la primera línea la mandaba el conde de San Juan y la segunda línea, con tres regimientos británicos, estaba bajo las órdenes del conde de Galway. De este modo buscaban alargar su flanco aprovechando su superioridad numérica y así sobrepasar el flanco opuesto del enemigo.

Tras varios ataques españoles ideados para atraer a las fuerzas anglo-portuguesas, Alexandre Maître, Marqués de Bay, quien había posicionado a la caballería española en el flanco derecho, lanzó un ataque sobre las tropas portuguesas de la primera línea. La muy experimentada y bien entrenada caballería española obligó a los portugueses a retirarse y aunque el conde de San Juan trató desesperadamente de reorganizar sus tropas le resultó imposible y fue capturado por la caballería junto a muchos de sus hombres y una batería de artillería.

Lord Galway entonces lanzó un ataque con tres regimientos para tratar de retomar la batería pero los dragones españoles desmontaron y entablaron combate contra ellos obligando a los ingleses a retirarse dentro de un edificio. Fue en ese momento cuando Lord Galway montó en un caballo y huyó. Dos oficiales ingleses fueron capturados y los regimientos británicos prácticamente aniquilados.

La primera y segunda línea británico-portuguesa huyeron y el centro de la formación, sin caballería, también huyó antes incluso de que la caballería española llegara a su posición abandonando en su huida sobre el campo de batalla pertrechos, equipamiento y armas. Huyeron atravesando de nuevo el río Caya pero sin destruir los puentes a su paso. La caballería española los persiguió matando a unos 1.500 y capturando a unos 1.000.

Consecuencias

El ejército conjunto anglo-portugués sufrió una severa derrota. En total, sus bajas ascendieron a unos 4.000 hombres de los que 1.700 resultaron muertos o heridos y unos 2.300 hechos prisioneros, siendo los ingleses quienes soportaron mayores perdidas contabilizándose entre los prisioneros 1.500 ingleses y 800 portugueses. Por el otro lado, los españoles tan sólo perdieron 400 hombres y 100 caballos entre muertos y heridos además de apresar 17 cañones, 15 estandartes, diverso equipamiento y varios oficiales de alto rango aunque Lord Galway consiguió escapar por muy poco.​

Sobre el comportamiento de los británicos en el campo de batalla, quienes desacreditaron a los portugueses, un analista londinense actual ha dicho: "Por mi parte yo creo que las historias y las excusas que nos llegaron desde allí son, como poco, tan pobres como parece haber sido nuestra conducta y lucha. La victoria que trajo tan buenos resultados a Felipe V de España se debe al brigadier Henry Crofton quien al mando de su regimiento de dragones formado por cuatro escuadrones estaba en la primera línea del ala derecha y su impetuosa carga sobre los oponentes portugueses rompió, superó y puso en fuga en menos de media hora a toda la caballería de la segunda línea".

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 14:48

Hechos de la GLEVA


Los Hechos de la Gleva se refieren al combate librado entre la coalición austracista junto con los simpatizantes de cataluña y el Ejército leal a Felipe V el 3 de febrero de 1714, y la posterior masacre de prisioneros de guerra catalanes ocurrida en el santuario de La Gleva (Las Masías de Voltregá) el 4 de febrero de 1714, en el marco de la Campaña de Cataluña —última fase de la Guerra de Sucesión Española—.

La muerte sin descendencia del rey Carlos II en 1700 dio lugar a una guerra internacional que pronto se volvió guerra civil dentro de la misma Monarquía de España entre los partidarios de que su sucesor fuera del archiduque Carlos de Austria y los partidarios del duque Felipe de Anjou. Este último había sido elegido legítimo sucesor testamentario y en 1701 fue nombrado rey Felipe V de España pero la guerra ya había comenzado en los campos de batalla de Europa para la Casa de Austria había invadido los territorios españoles de Italia reclamando la sucesión para el archiduque Carlos de Austria.

Ante las continuas derrotas militares borbónicas Felipe V no pudo continuar su itinerario para jurar los fueros del reino de Aragón y del reino de Valencia, trasladándose en persona al frente italiano. Ya en Barcelona en 1703 los austracistas, los partidarios del archiduque Carlos de Austria, recibieron el mote de Imperiales y Aguiluchos, mientras que los borbónicos, los partidarios de Felipe V, eran tildados de Butifleros. La Casa de Austria firmó una alianza militar con Inglaterra y Holanda y en 1704 las tropas aliadas lanzaron un desembarco sobre Barcelona con la complicidad de un reducido número de aguilucho barceloneses.

Pero la tentativa fracasó y varios caudillos austracistas se tuvieron que exiliarse. Para evitar nuevos intentos de insurrección el virrey de Cataluña Francisco de Velasco lanzó una represión indiscriminada, hecho que incrementó el odio contra Felipe V. Habiendo este regresado a Madrid después de la campaña italiana, la ciudad de Barcelona, que tenía el privilegio de nombrar embajadores propios, nombró embajador Pau Ignasi Dalmases para denunciar ante Felipe V en persona la actitud del virrey Velasco y la constante vulneración de las constituciones catalanas.

Pero el 5 de febrero de 1705 , nada más llegar a la corte de Madrid, el embajador fue detenido y encarcelado. Tres meses después estallaba la revuelta en Cataluña, siendo Vich el centro de la rebelión, y el 20 de junio de 1705 los caudillos austracistas catalanes exiliados firmaban el Tratado de Génova, una alianza militar entre la región catalana e Inglaterra en virtud de la cual Cataluña se comprometía a luchar por la causa del pretendiente al trono español Carlos de Austria con la ayuda militar de Inglaterra, y ésta se comprometía a defender las costumbres e instituciones de Cataluña fuera cual fuera el resultado de la guerra.

En octubre de 1705 las tropas del archiduque Carlos de Austria conquistaron Barcelona tras asediarla, y la Generalidad de Cataluña y los Consellers de Barcelona le aclamaron como a un liberador. Días más tarde el archiduque Carlos de Austria era proclamado legítimo rey Carlos III de España, jurando respetar las Constituciones de Cataluña y convirtiendo a Barcelona en sede de su corte y baluarte austriacista durante el resto de la guerra.

En abril de 1706 las tropas de Felipe V contraatacaron e iniciaron el sitio de Barcelona (1706) para reconquistar la ciudad. Fracasado el asedio, poco después el reino de Aragón y el reino de Valencia reconocían a Carlos de Austria como a legítimo rey. Las tropas austracistas conquistaron Madrid en 1706 , pero se retiraron de la ciudad hasta ser derrotados en la Batalla de Almansa en 1707. Tras un fallido tratado de paz en 1709, las tropas austracistas lanzaron una nueva ofensiva que culminó en 1710 con la conquista nuevamente de Madrid, pero fueron forzados a abandonar la ciudad tras la llegada de refuerzos franceses.

En 1711 la posición militar de los austracistas era ya muy comprometida; en septiembre de este año del archiduque Carlos de Austria dejó la Península porque su hermano había muerto y él era el sucesor como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. El 1712, durante las primeras negociaciones de paz en Utrecht, los embajadores del ya emperador Carlos VI insistieron en que el Principado de Cataluña fuera elevado a la categoría de república independiente. Pero tras la renuncia de Felipe V al trono de Francia, la entrega del peñón de Gibraltar y de la isla de Menorca, y las concesiones comerciales en América, los ingleses cedieron ante Felipe V.

A pesar de haber firmado el Tratado de Génova en virtud de la cual Inglaterra se comprometía a defender las Constituciones de Cataluña fuera cual fuera el resultado de la guerra, abandonaron la causa de los catalanes y firmaron la paz con Felipe V. Este se comprometió en el artículo 13 º del Tratado de Utrecht a conceder una amnistía general a los catalanes, y a concederles sólo los mismos derechos y privilegios que los habitantes de Castilla, lo que suponía una abolición de facto de las Constituciones de Cataluña.

El 9 de julio del 1713 Cataluña declaró oficialmente la guerra contra Felipe V y contra Francia. En esta carta del 25 de julio de 1713 enviada a diversas villas y ciudades catalanas los Consellers de Barcelona informaban de la proclamación de la guerra y apelaban a la lucha para que «pueda la Nación Catalana lograr glorioso desempeña en tanto justa empresa»

El 30 de junio de 1713, ante las noticias que iban anticipando la consumación de la traición inglesa, se convocó en Barcelona un Parlamento de Brazos (Junta de Brazos) para deliberar si Cataluña debía someterse a Felipe V o proseguir la guerra en solitario. Finalmente el 6 de julio de 1713 se llegó a la resolución de continuar la guerra, pero los diputados de la Generalitat, contrarios a la proclamación, dilataron la entrada en vigor legal del edicto tres días.

En la sexta instancia presentada por los parlamentarios de los brazos generales se recordaba a los diputados de la Generalitat que era su deber la «conservación de las libertades, privilegios y prerrogativas de los catalanes, que nuestros antecesores a costa de sangre gloriosamente derramada consiguieron, y nosotros hemos asimismo de mantener ». Finalmente el 9 de julio de 1713 Cataluña declaraba oficialmente la guerra contra Felipe V y contra Francia.​

Proclamada la guerra se inició la movilización para levantar el Ejército de Cataluña; días después los representantes del reino de Aragón y del reino de Valencia exiliados en Barcelona se adhirieron formalmente a la declaración de guerra. Mientras tanto las tropas aliadas habían ido abandonado sus posiciones en Cataluña para ser evacuadas, y las tropas borbónicas ocuparon toda la región sin la menor oposición mientras proclamaban que la guerra había terminado y que Felipe V respetaría las instituciones de Cataluña. El 25 de julio de 1713 llegaron ante las murallas de Barcelona, que junto con las fortalezas de Cardona y Castellciutat eran los últimos baluartes resistentes a la legalidad borbónica, mientras el resto de villas y ciudades catalanas confiaban en que la guerra había terminado.

Los dirigentes catalanes cercados por las tropas borbónicas en Barcelona se apresuraron a enviar cartas a todas las villas y ciudades desmintiendo la propaganda borbónica e informando que en Barcelona se había declarado la guerra contra Felipe V y contra Francia para que en el Tratado de Utrecht Felipe V no se había comprometido a respetar las instituciones de Cataluña, sino que en realidad las había abolido de facto imponiendo en toda españa el estado único.

Durante agosto salió de Barcelona una expedición militar a fin de explicar los hechos ocurridos, abrir el frente de guerra en el exterior de Barcelona, reclutar tropas para la coalición austracista, y enlazar con las guarniciones que resistían a Cardona y Castellciutat, pero la expedición terminó en fracaso. En noviembre del 1713 Rafael Casanova llegó al poder en Barcelona y su nuevo gobierno supuso un cambio radical con el anterior ejecutivo, que había sido encabezado por Manuel Flix, quien públicamente había declarado contrario a la guerra pero había continuado en el cargo por lealtad institucional.

Durante los tres meses de su gobierno Rafael Casanova racionalizó la jerarquía militar de las tropas catalanas y cambió la estrategia bélica. los partidarios del pretendiente austracista pasaron a la ofensiva y en enero de 1714 se abrió finalmente el frente de guerra en el exterior de Barcelona. El éxito del gobierno de Rafael Casanova vino favorecido por la revuelta armada en diversos puntos del país debido al cobro de las contribuciones, un impuesto de guerra que las tropas borbónicas querían cobrar a todas las villas del país.

La razón era que el intendente del ejército borbónico José Patiño Rosales había recibido órdenes de la corte de Madrid de cobrar a cualquier precio impuestos en Cataluña para evitar la inminente bancarrota que amenazaba las arcas de Felipe V, lo que de producirse le imposibilitaría continuar la guerra en Cataluña. Uno de los principales focos de la revuelta del enero del 1714 fue el Llusanés.

El combate

Durante los siglos XVII y XVIII era práctica habitual en los mapas de facturación extranjera atribuir erróneamente el escudo de armas propio de la ciudad de Barcelona al Principado de Cataluña.
En una fecha no determinada del mes de enero del 1714 los recaudadores borbónicos fueron a San Hipólito de Voltregá y de otras villas de zona para cobrar las contribuciones, el impuesto de guerra.

Con las armas en la mano los lugareños se enfrentaron a los recaudadores borbónicos y en diferentes lugares los tomaron 89 caballos. El coronel de infantería Antonio Desvalls y de Vergós , marqués del Poal, había sido nombrado comandante supremo de todas las tropas catalanas que luchaban en el exterior de Barcelona. El 27 de enero ordenó al capitán de caballería aragonés Juan de Casanova que se dirigiera con un escuadrón de 30 caballos en la villa de San Hipólito de Voltregá para apoyar los aldeanos sublevados.

El 3 de febrero, llegado a La Gleva, el capitán Juan de Casanova reunió hasta 1.200 habitantes enviados por los Alcaldes de sus pueblos para levantar somatenes y preparar la defensa contra la previsible ofensiva borbónica. Poco después le llegó la noticia de que el mariscal de campo borbónico José Carrillo de Albornoz conde de Montemar había llegado a Vich, ciudad sometida por los borbónicos, y había ordenado al caudillo borbonico Ambrosio que con sus hombres cortaran los pasos cercanos a San Hipólito para evitar que las tropas rebeldes catalanas pudieran retirarse mientras él preparaba el cuerpo principal de las tropas borbónicas para atacarlos frontalmente.

El capitán Juan de Casanova informó de la situación al capitán José Cararac y de Solà, hijo de la localidad cercana de San Martín de Sescorts y veterano de la guerra, pues había servido en el Real Ejército de Carlos de Austria en el regimiento de La Reina. Viendo que les habían cortado la retirada por los caminos, y que no había ningún otro escapatoria posible más que huir hacia la montaña pie arriba, el capitán Casanova y el veterano capitán de infantería José Cararac acordaron que este último con 300 aldeanos se haría fuerte en la villa de La Gleva para cubrir la retirada por la montaña del resto de somatenes.

El capitán aragonés Juan de Casanova se comprometió a que en tres días retornaría con el grueso de las tropas catalanas a las órdenes del marqués del Poal para rescatarlos. En este tiempo, mientras terminan de organizar las tropas y los preparativos para la defensa, las tropas borbónico del mariscal conde de Montemar embistieron La Gleva y en la confusión de la retirada sólo quedaron en la villa con capitán Cararac 120 hombres, mientras el capitán Casanova con 58 caballos se enfrentó con las tropas borbónicas el tiempo suficiente para que los lugareños, en número de hasta 1.400, atravesaran la plana y huyeran por la montaña.

La masacre de La Gleva

El capitán Cararac, al encontrarse con menos hombres de los que había previsto, no pudo defender las casas y subió al santuario de La Gleva, una posición elevada desde la que podía defenderse con más seguridad. Seguidamente ordenó fortificar la posición y construir parapetos. Los hombres bajo las órdenes del capitán Cararac se mantuvieron toda la tarde del 3 de febrero defendiendo la posición, pero al día siguiente, 4 de febrero, mientras estaba reconociendo la línea de defensa temiendo que las tropas borbónicas se construyeran fornells para hundirlas y atacarlos, fue muerto de un disparo.

Muerto el capitán Cararac, todo el resto del día 4 de febrero quedó como comandante el capitán Rata, de San Hipólito de Voltregá. Habiendo perdido al veterano capitán Cararac y sintiéndose abandonados, el párroco de San Hipólito y el cura que residía en La Gleva​ persuadieron los lugareños que se rindieran y que permitieran que se acercaran dos oficiales borbónicos con los que podrían pactar una capitulación de palabra, las condiciones que obtuvieron los dos clérigos fueron las siguientes:​ que respetaran la vida de los lugareños, que no les desnudaran, ni les pidieran documentación, y que fueran conmutados en el primer cambio de prisioneros de guerra que hubiera.

El capitán Rata consiguió escapar sin ser descubierto aprovechando la oscuridad de la noche del 4 al 5 de febrero. El 5 de febrero de madrugada llegaron a toda prisa 4.000 hombres bajo las órdenes del marqués del Poal, las tropas austracistas atacaron el destacamento borbónico que quedaba en San Hipólito para socorrer a los sitiados en el santuario de La Gleva, mientras el grueso de tropas borbónicas se mantenía a salvo al otro lado del río después de haber incendiado la población. Pero entonces ya era demasiado tarde; una vez rendidos y desarmados, las tropas borbónicas habían traicionado la buena fe y la palabra dada a los religiosos de San Hipólito: entre 100 y 1205​ aldeanos presos de guerra habían sido degollados.

Venganza por la masacre de La Gleva

Durante la sublevación del enero del 1714 también había tenido lugar el combate de Balsareny. Después del combate dos batallones borbónicos enteros del regimiento de infantería de León se habían rendido a las tropas austracistas. Los soldados leoneses prisioneros eran conducidos a la fortaleza de Cardona para estar encarcelados, pero de camino un destacamento borbónico comenzó a perseguir la columna con la esperanza de liberar a los soldados borbónicos cautivos.

El comandante del destacamento felipista envió a decir a las tropas catalanas que custodiaban los presos que estaba tan cerca que los cogería a todos y les haría colgar como les había sucedido a los de La Gleva. Informados de esta manera de lo que había sucedido en La Gleva, las tropas austracistas que custodiaban los presos borbónicos comenzaron a decir «Mueran estos, pues los nuestros fueron muertos», y todos los presos de guerra leoneses fueron asesinados en venganza por la masacre que anteriormente habían cometido los borbónicos en La Gleva.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 17:28

Batalla del Huerto de las Bombas


La batalla del Huerto de las Bombas fue un enfrentamiento militar ocurrido el 4 de septiembre del año 1706 entre las tropas borbónicas, dirigidas por el obispo Luis de Belluga, y las austracistas junto a sus aliados ingleses y neerlandeses, en el contexto de la Guerra de Sucesión Española. El encuentro, que tuvo lugar en las proximidades de la ciudad de Murcia, se saldó con una victoria borbónica.

Previendo la muerte del rey Carlos II de España sin descendencia, las principales potencias europeas propusieron como sucesor al príncipe elector José Fernando de Baviera, pactando un reparto de las posesiones territoriales de la Monarquía Hispánica entre ellas. Sin embargo, el pretendiente murió en 1699, de manera que en su último testamento antes de morir, Carlos II nombra su heredero al duque Felipe de Anjou. Felipe entra en Barcelona el 2 de octubre, y las Cortes se clausuran el 14 de enero de 1702 con el juramento de las instituciones catalanas por el monarca. Las grandes potencias, disconformes con esta situación, constituyeron la Gran Alianza en torno al archiduque Carlos de Austria, estallando la Guerra de Sucesión Española.

Tomada Gibraltar por los ingleses, en agosto de 1705 el Archiduque embarca en Lisboa en dirección al mar Mediterráneo. Se detiene en Altea, donde es proclamado rey y se inicia la revuelta valenciana de los maulets, liderada por Juan Bautista Basset. Mientras tanto, y apremiados por el Príncipe de Hesse-Darmstadt, pelotones de migueletes cierran el paso a los borbónicos en la Plana de Vic y capturan el castillo de Montjuic, desde la que sería bombardeada Barcelona hasta su capitulación ante el Conde de Peterborough el 9 de octubre de 1705. El 22 de octubre entró en la ciudad el archiduque Carlos, que tras jurar las constituciones el 7 de noviembre sería proclamado Carlos III de España.

Valencia cae en manos de Carlos el 15 de diciembre. Los felipistas contraatacaron asediando San Mateo entre el 28 de diciembre de 1705 y el 9 de enero de 1706, y asaltando Villarreal el 12 de enero al paso de las tropas del Conde de las Torres de Alcorrín, pero finalmente tuvieron que replegarse a Castilla.

Entretanto, los borbónicos se reorganizaron y lanzaron una ofensiva desde Lérida, Gerona y el mar sobre Barcelona. Cataluña queda definitivamente en manos austracistas después del fallido sitio de Barcelona, del que Felipe de Anjou tiene que terminar huyendo a Francia, volviendo a entrar en España por Navarra.

La sublevación carlista de Cartagena marcó el inicio efectivo del conflicto en la región de Murcia. La rebelión del Conde de Santa Cruz de los Manueles, cuatralbo de las galeras reales, que tenían en el puerto de Cartagena su base naval, creó tal desconcierto político en la ciudad que facilitó a los líderes austracistas la ocupación del poder local, y la llegada pocos días después de la escuadra del almirante John Leake precipitó los acontecimientos militares.

El 24 de junio se proclamaba en Cartagena, en medio de salvas de artillería y el griterío de la multitud, al archiduque Carlos como nuevo rey. Al cabo de un mes aproximadamente, se repetía la escena en Orihuela, una vez su gobernador el Marqués de Rafal se decidía a unirse a la sublevación.

Desde entonces se hicieron frecuentes los enfrentamientos entre los dos bandos en el entorno de la ciudad de Murcia, el reducto más importante y a la vez más débil de la causa borbónica en el reino. Sin embargo, ni en la misma ciudad existía consenso. Buena parte de sus cuadros dirigentes optaban de manera más o menos explícita por alinearse con el levantamiento, siendo el elemento más destacado Diego Rejón de Silva, marqués de Alcantarilla, quien se convertiría en uno de los generales más prominentes del ejército del Archiduque.

La adhesión de la nobleza murciana a la causa imperial arrastró a buena parte de los hortelanos de la Vega Baja del Segura, debido a los lazos de vasallaje. Esto, unido a la falta de un sistema de defensa adecuado y a la debilidad del ejército felipista, hacía presagiar que Murcia sería la siguiente ciudad en dar obediencia a Carlos III.

La batalla

La reacción borbónica vino de mano del obispo Luis Antonio de Belluga y Moncada, quien movilizó a las elites sociales y enardeció a los vecinos para que resistieran el avance austracista, argumentando la legitimidad de Felipe V. Su labor propagandística cristalizó en La Gazeta de Murcia, de la que se conservan los ejemplares entre agosto y septiembre de 1706. Otra de sus maquinaciones fue interpretar las lágrimas de una imagen de Nuestra Señora de los Dolores que se encontraba en una casa cerca de Monteagudo el 8 de agosto, como una prueba irrefutable de la malicia de los partidarios del Archiduque.

Durante el mes de agosto, muchos murcianos abandonaron la capital mientras entraban milicianos del resto del reino y de la vecina Andalucía. Se produjeron muchas escaramuzas, pero el choque que tuvo más eco propagandístico fue el ocurrido en el Huerto de las Bombas.

El 4 de septiembre, un regimiento anglo-neerlandés de 6.000 hombres de infantería, varias piezas de artillería y una sección de ingenieros con un puente portátil de madera para atravesar las acequias, avanzó desde Espinardo con la intención de ocupar Murcia. El obispo Belluga tuvo la idea de soltar el agua de las acequias para inundar la huerta, haciendo impracticable el avance de la infantería atacante. Sin embargo, ambos bandos intercambiaron fuego de artillería antes de que los austracistas optasen por retirarse.

Consecuencias
La ofensiva felipista sobre el sur del Reino de Valencia se inició en otoño de 1706, cuando las fuerzas del obispo Belluga se unieron a las del Duque de Berwick, el comandante en jefe borbónico, e hicieron rendirse Orihuela (11 de octubre), Elche (21 de octubre) y Cartagena (17 de noviembre), pero la presencia del ejército aliado en Alicante impidió continuar más hacia el norte.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 17:36

Batalla de LUZZARA


La Batalla de Luzzara se libró el 15 de agosto de 1702 en el marco de la Guerra de Sucesión española entre las tropas austriacas, comandadas por Eugenio de Saboya, y las franco-españolas al mando del Duque de Vendôme. Los austriacos impidieron la unión de los ejércitos en los que se habían dividido las fuerzas franco-españolas.

Felipe V, que a la sazón contaba 19 años de edad, había llegado a Cremona el 12 de julio al mando de un pequeño contingente de unos 2.000 soldados para defender las posesiones que tenía España en Italia, y se unió al ejército francés, que disponía de unos 30.000 hombres a las órdenes del Duque de Vendôme, a los que se agregó igualmente el destacamento que mandaba el Príncipe de Vaudémont, gobernador del Rey de España en el Milanesado. El ejército imperial era algo menos numeroso, pero contaba con el apoyo de la población deseosa de poner fin a la ocupación española.

La batalla

El Duque de Saint-Simon narra en sus "Memorias" que los dos ejércitos se acercaron el 15 de agosto de 1702 hacia las 4 de la tarde a un lado y otro de un dique junto al río Po, al parecer sin percatarse de la presencia del otro. Según otros autores, el Príncipe Eugenio de Saboya - amante de la sorpresa - llegó el primero para tender una emboscada al enemigo. Aunque no se sabe cuál de los dos ejércitos abrió el fuego, parece claro que las fuerzas francesas tuvieron que luchar en orden de marcha y no en orden de batalla. El combate fue muy violento y la caída de la noche interrumpió las hostilidades, que ambos campos aprovecharon para fortificar sus posiciones.

Consecuencias

El resultado de la batalla fue incierto. Tanto en Viena como en París se celebraron misas en agradecimiento por la victoria que se atribuyeron los dos bandos. Después del combate, ambos ejércitos permanecieron en las cercanías el uno del otro, hasta que los franceses, al aproximarse la época invernal, abandonaron la región el 4 de noviembre de 1702, poniendo así fin a la campaña de ese año.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 17:43

Batalla de MALAGA 1.704


La batalla de Málaga (o de Vélez-Málaga) fue el mayor combate naval de la Guerra de Sucesión Española y se libró frente a las costas de Málaga, el día 24 de agosto de 1704, entre la flota anglo-holandesa del almirante George Rooke y la franco-española del conde de Toulouse y el almirante d'Estrées. Acabó con victoria táctica franco-española, pero con victoria aliada desde un punto de vista estratégico, pues los británicos mantuvieron el dominio de Gibraltar, objetivo de la flota enemiga.

Una escuadra anglo-holandesa desembarcó cuatro mil hombres tras bombardear Gibraltar desde el 4 de agosto de 1704.​ La menguada guarnición de setenta soldados acabó capitulando y los atacantes se hicieron con la plaza.

Dada su importancia estratégica debida al control que permitía del acceso al Mediterráneo occidental, los franceses decidieron reunir una gran armada para retomar la población una vez que el primer asedio —realizado de febrero a abril de 1705— fracasó por el continuo auxilio que la plaza recibía por mar.

En Tolón, importante base naval francesa en el Mediterráneo, se aprestó una gran flota al mando del joven Luis Alejandro de Borbón, hijo natural de Luis XIV, que gozó del consejo del veterano almirante D'Estrées. La flota franco-española contaba con: 51 navíos de línea, seis fragatas, ocho brulotes y doce galeras, que sumaban un total de 3577 cañones y 24 277 hombres.​ Parte de las galeras eran de procedencia genovesa y otras, menos, españolas.

Por su parte, los anglo-holandeses contaban con 60 navíos de línea y varias fragatas, con un total de 3577 cañones y unos 23 000 hombres.​ La flota anglo-holandesa consistía en 53 navíos, seis fragatas y siete cañoneros, con un total de 22 543 hombres.

[b]La batalla[/b]

Apenas una semana después de haber tomado Gibraltar, Rooke recibió un aviso del espionaje británico de que una gran flota francesa se aproximaba. Dejando la mitad de sus infantes de marina para defender la nueva plaza conquistada, partió de inmediato con toda la flota anglo-holandesa para enfrentarse a la franco-española. La escuadra francesa había salido de Tolón y en Málaga se habían unido a ella algunas galeras españolas mandadas por el conde de Fuencalada.

Al poco de zarpar de Málaga el 24 de agosto, los franco-españoles avistaron la flota enemiga, con la que trabaron combate a la altura de Torre del Mar (Vélez-Málaga), en torno a las diez de la mañana.​ Las dos armadas se dividieron en tres grupos y trataron de flanquearse mutuamente. El combate duró once horas; alrededor de las ocho de la tarde, cuando comenzaba a oscurecer, las dos escuadras aprovecharon para alejarse.​ Para entonces, a los anglo-holandeses se les había empezado a acabar la munición.​ Los mandos franceses, a pesar del brío del joven de Toulouse que deseaba perseguir al enemigo, optaron por retirarse también.

Resultado

El resultado del combate fue ambiguo, sin una victoria clara de ninguno de los bandos.​ Ninguno de los dos logró hundir ni apresar buques del enemigo, pero la lucha les causó a ambos numerosas bajas.​ Los franco-españoles sufrieron 1500 muertos y los anglo-holandeses tuvieron 2719 bajas, entre muertos y heridos.

A lo largo del día, la flota franco-española se mantuvo a distancia de la flota aliada. A la mañana siguiente, los franco-españoles habían desaparecido. Rooke temió que la flota enemiga le hubiera sobrepasado por la noche y hubiera llegado a Gibraltar. En realidad, los franceses volvieron a Tolón y proclamaron haber obtenido una gran victoria naval. Los dos bandos se proclamaron vencedores del choque y hubo celebraciones por la supuesta victoria tanto en la capital británica como en la francesa.

Los franco-españoles habían logrado romper parte de la línea enemiga, pero decidieron no perseguir a la flota adversaria cuando esta emprendió la retirada. En la práctica, resultó una victoria estratégica para los aliados, ya que desde ese momento la flota francesa no volvió a enzarzarse en otra batalla naval de envergadura en lo que restó de guerra y los británicos conservaron el peñón de Gibraltar.

En esta batalla participó (y perdió una pierna) siendo un muchacho Blas de Lezo Olavarrieta, que luego sería almirante de la Armada Española.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 19:29

Batalla de MARBELLA


La batalla de Marbella, también conocida como batalla de Punta Cabrita, fue un combate naval de la Guerra de Sucesión Española que tuvo lugar frente a las costas de Marbella, el 21 de marzo de 1705, entre una flota anglo-luso-holandesa y una flota franco-española, con el resultado de una victoria aliada.

El 3 de agosto de 1704, los aliados toman Gibraltar en nombre del Archuque Carlos proclamado en Viena Carlos III rey de España. Los felipistas intentan recuperar la plaza por tierra, y una primera tentativa francesa de invasión por mar se salda con la derrota de la batalla de Vélez-Málaga el 24 de agosto de 1704.

En enero de 1705, Felipe V decide reconquistar la plaza y nombra comandante de la armada al mariscal de Tessé. Este se da cuenta de que es imposible recuperar la plaza mientras los aliados tengan acceso a ella por mar, por lo que ordena al admiral de Pointis ostigar la plaza con una flota de 18 navíos de línea.

El Príncipe de Hesse, Jorge de Darmstadt, que comanda Gibraltar, pide asistencia a John Leake, quien parte desde Lisboa con una escuadra de 24 navíos ingleses, cuatro navíos holandeses y ocho portugueses de diferentes tamaños.

Ante esta fuerza superior, el 17 de marzo, De Pontis pide permiso a de Tessé para retirarse a Toulon. Pero recibe la orden de permanecer en la Bahía de Algeciras. Durante este mes, la meteorología no es clemente y la flota francesa sale maltrecha de una violenta tempestad,​ quedando con sólo cinco barcos en la bahía.

La batalla

En la mañana del 21 de marzo, la escuadra anglo-luso-holandesa aparece en la bahía. Los franceses intentan escapar, pero son alcanzados junto a Punta Cabrita y tres de sus barcos apresados. Los dos restantes son incendiados en la costa de Marbella por los propios franceses para evitar que cayeran en manos de los enemigos.

A la vista de la catástrofe, el mariscal de Tessé retira a una gran parte de sus tropas y transforma el sitio en bloqueo.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 19:38

Toma de MENORCA 1.708


La Toma de Menorca ocurrió entre el 14 y el 21 de septiembre de 1708 y fue llevada a cabo por un conjunto de fuerzas aliadas anglo-neerlandesas apoyadas por el archiduque Carlos de Austria quien reclamaba para sí el trono de España en el conflicto de la Guerra de Sucesión Española. Los británicos ocuparon la isla que finalmente anexionaron a sus posesiones mediante el Tratado de Utrecht de 1713.

Desde 1702 existía una dura contienda sobre quién debía ocupar el trono de España con británicos y neerlandeses apoyando al candidato austriaco mientras que Francia y sus aliados se ponían al lado del pretendiente francés. En 1704 la flota anglo-neerlandesa había capturado Gibraltar y derrotado a una flota española en la Batalla de Málaga. Las fuerzas aliadas también habían desembarcado en Cataluña y tomado la ciudad de Barcelona en 1705. Los catalanes apoyaban a los Austrias y muchos de ellos se habían unido a los ejércitos aliados.

En realidad, para los británicos, el tema de la sucesión al trono español no fue más que una excusa para poder apoderarse de Menorca ya que el puerto de su capital, Mahón, estaba considerado como el mejor puerto natural del Mediterráneo Occidental y era codiciado por ellos desde hacía tiempo para usarlo como base naval desde la que poder controlar el tráfico marítimo.1​

Desembarco

El 14 de septiembre de 1708 una fuerza naval anglo-neerlandesa bajo las órdenes del general James Stanhope desembarcó en el Sur de la isla, en las calas de Alcalfar y Molí, e inmediatamente levantaron asedio a la ciudad de Mahón. Mientras, por el Norte, Sir Edward Whitaker con su buque insignia HMS Northumberland y junto a Sir John Leake, bombardearon y ocuparon el Castillo de San Antonio en Fornells.

Los habitantes de la isla, la mayoría catalanes austracistas, acogieron a británicos y neerlandeses como liberadores colaborando con ellos. Una semana más tarde, la escuadra hispano-francesa sitiada se rindió.

[b]Consecuencias[/b]

Los británicos ocuparon la isla y se hicieron con su pleno control anexionándola oficialmente a sus dominios por el Tratado de Utrech. Menorca se convirtió así en una base naval de enorme importancia dentro de la arquitectura de seguridad británica en el mar Mediterráneo

Tras cambiar de manos en varias ocasiones a lo largo de los años, los británicos fueron dueños de la isla hasta 1802 que por el Tratado de Amiens fue definitivamente devuelta a España.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 19:46

Batalla de MONTJUIC 1.705


La batalla de Montjuic fue un enfrentamiento armado de la Guerra de Sucesión Española en 1705. La batalla fue ganada por las tropas fieles al archiduque Carlos de Austria, quienes inmediatamente después asediaron y tomaron la ciudad de Barcelona.

El 27 de mayo de 1704 se produjo un primer intento de desembarco aliado en Barcelona, con Jorge de Darmstadt al frente de 20 barcos ingleses y 18 neerlandeses, pero la prevista sublevación austracista de la ciudad condal no se produjo por lo que los alrededor de 2.000 soldados desembarcados tuvieron que volver y la flota angloholandesa abandonó las aguas de Barcelona el 31 de mayo. En su viaje de vuelta a Lisboa la flota conquistó Gibraltar.

Una año después, el 20 de junio de 1705, se firmaba el pacto de Génova. Se trataba de una alianza política y militar entre Inglaterra y un grupo de propietarios y nobles catalanes austracistas (denominados vigatans) en representación de la región de Cataluña. Según los términos del acuerdo, Inglaterra desembarcaría tropas militares en Cataluña, que unidas a las fuerzas catalanas lucharían en favor del pretendiente al trono español Carlos de Austria contra los ejércitos de Felipe V, comprometiéndose asimismo a mantener las leyes e instituciones propias catalanas.

Los vigatans cumplieron su parte del pacto y desde la Plana de Vic, que ya controlaban desde la primavera, fueron extendiendo la rebelión en favor del Archiduque por las comarcas vecinas del interior del Principado. Lo mismo hizo la familia Nebot de Riudoms desde el Campo de Tarragona, así como Antoni Desvalls, Marqués de Poal, desde las comarcas de Lérida, y Joan Esteve y el doctor Francesc Carreu, desde Seo de Urgel. Los sublevados iban vestidos con distintivos imperiales y a principios de octubre de 1705 se habían adueñado prácticamente de todo el Principado, excepto de Barcelona donde seguía dominando la situación el virrey felipista Francisco Antonio Fernández de Velasco y Tovar.

Por su parte el archiduque Carlos, en cumplimiento de lo acordado en Génova, embarcó en Lisboa rumbo a Cataluña. La flota aliada estaba compuesta por 180 barcos, 9.000 soldados ingleses, neerlandeses y austríacos y 800 caballos bajo las órdenes del conde de Peterborough, el neerlandés Shrattenbach y Jorge de Darmstadt. Cuando llegó a la altura de Alicante intentó tomarla y la ciudad fue bombardeada el 3 de agosto.3​ El 17 de agosto se detenía en Altea donde el archiduque fue proclamado Rey, extendiéndose la revuelta austracista valenciana de los maulets liderada por Juan Bautista Basset y Ramos.

La flota llegó a Barcelona el 22 de agosto de 1705 cuando estaba en pleno apogeo la revuelta austracista. Pocos días después desembarcaban unos 17.000 soldados aliados y comenzó el sitio de Barcelona, al que se sumaron los vigatans, que por otro lado tomaron represalias contra felipistas que vivían fuera de la ciudad y contra casas de jesuitas, que apoyaban a Felipe V.

La batalla

Jorge de Darmstadt dirigió el ataque para tomar la fortaleza de Barcelona la noche del 13 al 14 de septiembre con la aproximación sigilosa de tres columnas: la primera compuesta por 400 granaderos ingleses e irlandeses; la segunda por 400 mosqueteros ingleses, 100 neerlandeses y 100 catalanes; y la tercera con 300 dragones y 1.000 soldados ingleses. Otros 1.000 catalanes con Antonio de Peguera bajo las órdenes de James Stanhope cerraron el paso a la guarnición de Barcelona en caso de querer reforzar la fortaleza.

El asalto perdió el factor sorpresa y los defensores rechazaron el primer ataque. De la ciudad salieron 400 granaderos a caballo en defensa de la guarnición y Jorge de Darmstadt murió en el combate con estas tropas, mientras que 300 aliados eran capturados. Sin embargo, los aliados se reagruparon y fueron dirigidos por el propio conde de Peterborough, quien contaba con más de 1.000 catalanes. El día 14, el conde de Peterborough conquistó las defensas exteriores del castillo, que cayó los días posteriores.

Consecuencias

La fortaleza de Montjuic se usó para bombardear la ciudad de Barcelona, que rodeada por las tropas aliadas, se rindió el 9 de octubre y el virrey de Cataluña Francisco Antonio Fernández de Velasco y Tovar, conde de Melgar, firmó la rendición el 9 de octubre de 1705. Es entonces cuando la ciudad se rebeló contra Velasco y para calmar la revuelta, el 22 de octubre entró en Barcelona el archiduque Carlos de Austria, quien el 7 de noviembre de 1705 juró las instituciones catalanas y fue coronado.

La ofensiva aliada para ocupar los territorios de la Corona de Aragón se mantuvo y Valencia no cayó en manos aliadas hasta finales de diciembre y el castillo de Alicante aguantó hasta 1706.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 19:53

Batalla de PRATS DEL REY 1.711


La batalla de Prats del Rey fue un enfrentamiento de posiciones que se libró entre septiembre y diciembre de 1711 paralelamente al sitio de Cardona. La batalla se enmarca en la ofensiva borbónica lanzada a finales de 1711 tras el Sitio de Brihuega y la Batalla de Villaviciosa con el objetivo de reconquistar Cataluña antes de las conversaciones del Tratado de Utrecht, que se iniciaron en enero de 1712.

Hechos

El 17 de septiembre de 1711 las tropas austracistas tomaron posiciones en la localidad de Prats del Rey intentando barrar el paso al ejército borbónico, que bajo las órdenes del mariscal duque de Vendôme, llevaban también piezas de artillería. Ambos ejércitos quedaron se situaron en el campo de batalla quedando la villa fortificada justo en medio de ambos. Al día siguiente el duque de Vendôme ordenó bombardearlo.

Para impedir la pérdida de la villa el mariscal Guido von Starhemberg ordenó que fuera ocupado y la construcción de trincheras desde su campo para el relevo de tropas. Durante todo el mes de septiembre tuvieron lugar reencuentros entre ambos ejércitos hasta que finalmente el ejército austracista recibió el tren de artillera que esperaba. Durante todo octubre continuó el bombardeo de la villa y de las posiciones de ambos contendientes tal cual fuera un sitio en las formas propio del siglo XVIII.

Finalmente las tropas borbónicas consiguieron el derrumbe de un tramo de muralla y empezaron a cavar minas y contraminas desde sus trincheras. Durante el mes de noviembre las tropas del duque de Vendôme ganaron parte de la villa donde se libró un combate casa por casa y cuerpo a cuerpo por las calles; a su vez y desde el castilla se seguía una feroz defensa. Desde Prats del Rey cada día salían partidas del campamento aliado con hombres y pólvora para ayudar a los defensores del sitio de Cardona, que finalmente derrotaron el ataque borbónico. Ante la derrota en los muros de Cardona los borbónicos comenzaron una retirada de Prats del Rey el 24 de diciembre de 1711.

Consecuencias

La doble derrota en la batalla de Prats de Rey y en el sitio de Cardona provocó que el fin de la Guerra de Sucesión Española no se diera en el campo de batalla sino en la mesa de negociaciones de Utrecht en 1713, cuando el emperador Carlos de Austria firmó el Convenio para la evacuación de Cataluña. Así mismo permitió que el centro de Cataluña permaneciera bajo el dominio austracista hasta julio de 1713, cuando los Tres Comunes de Cataluña proclamaron unilateralmente la continuación de guerra contraviniendo lo firmado entre Carlos de Austria y Felipe V propagando con ello la Guerra de Sucesión Española en Cataluña.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 20:18

Batalla de RANDE 1.702


La batalla de Rande o batalla de Vigo fue una importante batalla naval librada en el estrecho de Rande y dentro de la ensenada de San Simón (donde se ubica ahora el puente de Rande), en el interior de la ría de Vigo, en Galicia (España). Se produjo el 23 de octubre de 1702 y enfrentó a las escuadras de las coaliciones anglo-holandesa e hispano-francesa, en el contexto de la Guerra de Sucesión Española.

Curiosamente, Julio Verne localizó en el escenario de esta batalla la fuente de aprovisionamiento de oro del Nautilus en su novela 20.000 leguas de viaje submarino. Como resultado de la victoria inglesa, Vigo dio nombre a una calle en Londres, conocida como Vigo Street.

La batalla

Los galeones españoles cargados con el mayor envío que se conocía de tesoros procedentes de América, iban al mando del almirante y general Manuel de Velasco y Tejada, estaban protegidos por los navíos franceses a las órdenes de François Louis de Rousselet, conde de Châteaurenault, y entraron en Vigo el día 22 de septiembre de 1702. Se refugiaron en el fondo de la ría, en la ensenada de San Simón, pasado ya el estrecho de Rande protegido por el castillo de Corbeiro al Norte, y el de Rande, al Sur, en lugar de dirigirse a Sevilla, el puerto que monopolizaba el comercio con el Nuevo Mundo.

El precioso cargamento no fue descargado, ya que los de Sevilla se oponían a ello alegando que era en Sevilla el único lugar donde tal maniobra se podía llevar a cabo. En esa espera, los anglo-holandeses descubrieron el escondite del cargamento. Después de cuatro semanas de la llegada de los galeones a Vigo, estos mantenían su carga. Otras versiones¿quien? dicen que el Consejo de Indias ordenó la descarga de las riquezas y que había dado instrucciones precisas sobre la forma en que se debería realizar, así como las estrictas comprobaciones que deberían hacer. El Consejo había comisionado a don Juan de Larrea esta labor y el 27 de septiembre ya se estaba procediendo al desembarco: por ello se estima que cuando se produjo el ataque no quedaba ya mucho en los buques salvo productos de menor valor (cochinilla, especias, telas, etc.).

Los españoles habían reforzado la artillería de las defensas de tierra con cañones procedentes de los navíos. Entre los extremos del estrecho cruzaron cadenas para impedir la entrada de los navíos anglo-holandeses. Los buques franceses protegían, rodeándolos, a los galeones de carga españoles.

Los anglo-holandeses, bajo el mando del almirante George Rooke, planearon un ataque anfibio, mediante el cual conquistarían, con tropas de infantería de marina y ordinaria, las defensas de tierra y, una vez dominados los castillos de Cordeiro, en Domaio, y de Rande, en el otro extremo del estrecho, sólo quedaría abrirlos y atacar con la flota.

El total de las fuerzas fue de 13 587 hombres por parte atacante, de las cuales 9 663 eran ingleses, al mando del general duque de Ormond, y 3 924 holandeses, a las órdenes del barón Sparr y el brigadier Pallandt. En la defensa: en el castillo de Rande había 350 marineros, 200 franceses y 150 españoles, y el de Cordeiro se puso bajo el mando de don Manuel de Velasco con dos compañías de soldados de su capitana reforzados por 200 milicianos. A Vigo se destinaron 1 000 hombres de esta tropa, 500 de ellos a la ciudadela de El Castro y 300 al fuerte de San Sebastián; 1 000 más se situaron en la ensenada de Teis (entre Vigo y Rande) y 3 000 se mantuvieron en reserva.

El plan salió a la perfección para los atacantes. El 23 de octubre comenzó desembarcando tropas en ambas orillas de la ría. El navío inglés Torbay puso rumbo ría adentro seguido por los navíos Mary, Grafton, Kent y Monmouth, así como por las unidades menores Phoenix y Vulture. Este era el primero de los siete grupos dispuestos al ataque. Cuando estaban a la altura de Meira ven ya las luchas en los castillos de Rande y Corveiro. El mayor número de efectivos anglo-holandeses hacen que la victoria se decida de su parte.

En el agua, Hopson y de Lake, podían ver los efectos de su artillería sobre los barcos franceses Le Bourbon y L´Espérance. Al tiro de los navíos se unía el de los castillos conquistados. Los barcos atacantes rompen la barrera que cerraba el paso a San Simón y se enfrentan con el grueso de la marina francesa. La línea de naves francesas estaban dispuestas en semicírculo a levante de la bahía de Rande: eran los buques del conde de Châteaurenault.

El cargamento de oro, plata y otras riquezas estaba embarcado en tres galeones de combate y catorce comerciales. La mala disposición de las naves para una adecuada defensa y la superioridad anglo-holandesa hicieron que en menos de diez horas la batalla se decidiera a favor de los atacantes. Las defensas francesas cedieron, los navíos, en llamas, dejaban vía libre a los galeones cargados de riqueza. De Velasco ordenó, a voz en grito, el hundimiento de los barcos, que según algunas versiones,¿quién? habrían conservado todavía parte de su carga.

Una vez ganada la batalla, los atacantes saquearon Redondela y la isla de San Simón. Vigo quedó a salvo protegida por su muralla y defensas. El día 30 de octubre Rooke ordena partir a su armada, que abandona la ría de Vigo, aunque deja una guarnición de 27 buques de guerra junto a los apresados al mando del almirante Shovel.

En la retirada, los anglo-holandeses se llevaron varios barcos apresados, entre ellos un galeón español que habría estado cargado con los tesoros recogidos. A su salida de la ría de Vigo, este galeón encalló al paso por las islas Cíes y se hundió no habiéndose localizado todavía.[cita requerida]

Descripción del combate

El almirante José Chacón, testigo de excepción, describe así el combate:

El domingo 22 de octubre por la mañana arrivó sobre Vigo toda la Armada de Inglaterra, que se componía de más de 150 navíos, los 70 de línea y los restantes de todo género de embarcaciones, incluiendo algunas carcassas de echar bombas, el mismo día por la tarde llegaron a dar fondo en la ría que llaman de Teis, mui cerca de nuestros navíos y luego salí de mi Almiranta con toda la gente de su dotacion al fuerte del Norte a donde estava señalado don Manuel Velasco con todas las Compañías de Infantería de los Vageles franceses. Aquella noche (el enemigo) intentó venir por tres veces a la cadena de donde fue rechazado, por la mañana reconociéndose que su desembarco era por Teis, mandó el Sr. Conde de Chatternaut que todas las demás compañías passaran al fuerte de Rande incluiendo las de mi hermano Don Fernando Chacón y haviendo ganado el fuerte quedó este prisionero y herido en la caveça y viendo el Sr. Conde de Chatternaut que ganado el fuerte de Rande era dueño de los navíos (el enemigo) dio horden para que todos se quemaran, excepto algunos que les faltaron las minas no se prendieron en el incendio, casso bien fatal...... con tanto tesón de una y otra parte, que, mezclados los leños, casi era inútil el cañón. Peleábase con fuegos de inhumano artificio, ollas, camisas y bolas de betún ardiente. Deseaban los franceses venir al borde, porque estaban más bien guarnecidos de gente de guerra; pero los ingleses toda la lid acometieron al fuego, y siendo en número superiores, no podían diez naves defenderse de tanta multitud de leños enemigos, que suplían siempre los maltratados.

El polémico Tesoro de Rande

Habida cuenta de que los galeones se encuentran todavía hundidos en Rande, existe una polémica histórica acerca de si esos galeones esconden un tesoro,​ sin embargo ello es tachado de mito por muchos expertos, aduciendo que la documentación de la época recoge la salida hacia Madrid de los tesoros, que se habrían logrado descargar antes de la batalla; así Xose Ramón Barreiro, Presidente de la Real Academia Galega, catedrático de historia contémporanea de Galicia en la Universidad de Santiago, y experto en el tema, nos dice;

Hay un tejido de leyendas oscuras sobre este tema. Desde mi punto de vista, el mito sobre el tesoro es precioso pero las investigaciones al respecto nos llevan fracaso de esta teoría. El príncipe de Barbanzón, capitán general de Galicia por aquel entonces, dirigió una expedición en la que mil carros de bueyes -venidos desde Pontevedra- partieron hacia Madrid. Incluso en el acta del Cabildo de Lugo, puede comprobarse cómo se asignó una cantidad de dinero para acoger estos carros en Lugo. Seguramente, la plata viajaría en los bueyes.


A pesar de ello, diversas empresas se han venido interesando en la búsqueda y extracción del supuesto tesoro y de los galeones; recientemente, la empresa alemana San Simon GmbHi Gr, ofreció a la Xunta de Galicia trescientos diez millones de euros a cambio del permiso para explorar la zona, y el préstamo a largo plazo de tres galeones que se mostrarían en museos de Moscú, Berlín y Rostock (Alemania)​

Una primera prospección no ha detectado indicios del supuesto tesoro; el 3 de noviembre de 2007, aparecieron en la prensa las primeras imágenes de los galeones hundidos, en concreto del Santo Cristo de Maracaibo, obtenidas por sónar por un grupo de arqueólogos, geólogos y geofísicos. La mayor dificultad a la hora de localizar, sondear y excavar cada pecio es la enorme cantidad de fango acumulado por el tiempo, ya que los ríos y arroyos que desembocan en la bahía depositan anualmente muchos sedimentos: de este modo una vez localizado el resto de un buque (casco, lastre, etc.) es preciso excavar varios metros hasta llegar al mismo, necesitando un apuntalamiento de los fangos para evitar el derrumbamiento de tan inestable material.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 28 Ene 2018 21:54

La increible historia del Coronel PALANCA


Hacia 1857 una persecución de misioneros católicos europeos en la zona de Tonkin –norte del actual Vietnam– acabaría con la decapitación del obispo español Díaz Sanjurjo. Rápidamente una expedición de castigo en colaboración con los franceses se puso en marcha. Mientras que España se fue a aquel lejano frente en Extremo Oriente con espíritu de cruzada, los franceses, que formaban parte de aquella fuerza expedicionaria mixta, tenían la vista puesta en conquistar el enclave para convertirlo en una más de sus colonias.

Por aquel entonces, las guerras Carlistas habían menguado los recursos de la nación de manera sensible. Las aventuras transfronterizas se veían con malos ojos, y la institución militar estaba prácticamente postrada por falta de recursos y con frentes abiertos en Filipinas, contra la hidra de la piratería, y el incipiente movimiento guerrillero Mambis en Cuba, colonia esta de la que España utilizaba los fondos extraídos de la isla para asuntos ajenos a los intereses autóctonos, fondos que en su totalidad iban para financiar grandes desembolsos armamentísticos que en la práctica ascendían a más de la tercera parte del presupuesto nacional. El país no estaba para zarandajas, pero el Quijote que anidaba en el genoma de la nación pedía paso.

En aquel tiempo era el reinado de la ínclita y ligera de cascos Isabel II. O´Donnell cortaba el bacalao y estábamos metidos en un fregado llamado la Cuádruple Alianza, tratado de mutua asistencia que obligaba a sus integrantes a asistirse en caso de agresión a alguno de ellos.

No hubo un respaldo comprometido al proyecto. Desde la capitanía de Filipinas, matriz del envío de tropas, alegaban que en el vasto archipiélago había 6.000 islas que defender de los piratas. La metrópoli estaba tocada y distante y a la administración de aquel entonces le venía grande el asunto. Se actuó con desgana, sin una implicación comprometida. El país vivía en una nebulosa de desencantos y el letargo, más que venial, era de una indolencia supina.

Un paseo por el Lejano Oriente

A la postre, fuimos allá. No hay que olvidar que trescientos años antes de que Francia, Holanda o Inglaterra miraran hacia el Lejano Oriente, nosotros ya habíamos hollado en el siglo XVI partes de lo que hoy es Laos, Taiwan, Camboya, Siam y Vietnam. Hubo un tiempo en que las andanzas del español Blas Ruiz de Hernán González y el portugués Diego Belloso –en la época de máxima fraternidad entre nuestras naciones hermanas–, en que con la excusa de ayudar al rey de Prauncar de Camboya, se anduvo ramoneando por aquellos pagos.

La expedición en cuestión, que tenía como propósito dar un escarmiento al emperador de Anam, se convirtió para Francia en un pretexto para anexionarse posteriormente todo el actual territorio de Vietnam, Camboya y Laos. Para 1863, los franceses, más avispados, ya habían establecido la colonia de la Cochinchina y habían convertido en un protectorado a Camboya. Noventa años después más o menos, uno de los militares más lúcidos de la historia, el ilustre general Giap, pondría de nuevo las cosas en su sitio.

Durante tres días y sus noches, al límite de la resistencia humana, menos de doscientos hombres extenuados repelen cerca de veinte asaltos

En agosto de 1858, los españoles desembarcan por Danang –en la parte central de lo que hoy es Vietnam–, en el mismo lugar que lo harían los marines de EEUU en 1964. A tiro de piedra estaba Hue, la capital imperial. Los españoles proponían explotar el factor sorpresa y conquistar el centro de poder annamita, mientras los franceses preferían consolidar la posición, como así fue.

Pero la clave estaba en el sur. La toma de los fuertes que protegían Saigón casi recuerda los fulgurantes ataques de la guerra relámpago de Rommel años más tarde. La épica defensa de la pagoda de Clochetons, atacada en sucesivas oleadas por masas annamitas, puede pasar a los anales de la historia militar como uno de los episodios más increíbles del arte de la guerra.

Durante tres días y sus noches, al límite de la resistencia humana, menos de doscientos hombres extenuados repelen cerca de veinte asaltos consecutivos por parte de una horda enfurecida por la ocupación del templo budista. Entre pozos de lobo, empalizadas y cuerpo a cuerpo en franca inferioridad numérica, el destacamento español sobreviviría a aquella terrible experiencia durante un interminable periodo de luna llena que iluminaba con desdén aquel despropósito de vida y muerte.

[b]Un hombre íntegro y entregado a la tropa[/b]

Atisbos de renovación en la anquilosada mentalidad militar de aquel entonces y un equipamiento moderno, sumado a unas fuerzas muy motivadas, curtidas, veteranas y expertas, dieron un alto sentido a aquella gesta olvidada. El enemigo, o quizás sería más apropiado decir el adversario, era infinitamente superior y de una valentía sorprendente; en los combates luchaban hasta el último hombre vivo. Pero su secular retraso en las técnicas de combate más modernas no les permitía rivalizar con los modernos ejércitos europeos.

Hay que destacar que el Coronel Palanca siempre se entendió muy bien con los franceses consiguiendo que se le tuviera en cuenta durante la campaña, lo que asumiendo con que sólo contaba con 200 hombres, tiene su enjundia. Siempre iba en vanguardia y las decisiones las tomaba sobre el terreno, lo que le acarrearía un notable mapa de cicatrices. Era un verdadero jefe.

A su vuelta a España, el efecto ascendente de su imagen de hombre íntegro y entregado a la tropa parece que no gustó en el alto estamento castrense, donde había bastante enanismo mental. Su promoción al generalato quedaría frenada por un grupo de lenguas viperinas que nunca dieron curso a una merecida recompensa y satisfacción por el deber cumplido a aquel soldado ejemplar. Sus protestas formales ante la metrópoli no conseguirían que el chovinismo francés valorara justamente la participación española. La actitud negligente de un gobierno pusilánime haría el resto.

Inveteradamente incapaces de valorar nuestra historia, parecemos el patio de recreo de un colegio cualquiera rendido a las disputas más insustanciales. A veces, a los mejores los ahogamos en la propia grosería para igualarnos ante ellos sin esfuerzo.

Hoy, un camposanto situado en el centro de Vietnam y repleto de una tupida maleza alberga 32 tumbas y algunas lápidas desgarradas por tanto olvido en recuerdo a los militares fallecidos. En un ejercicio bien pensante, cabe deducir que la administración española no puede derivar recursos para desbrozar y dar una apariencia más digna a este olvidado cementerio. ¿Falta de recursos? No, desidia.

A esta gran nación que fuimos, el tiempo nos disuelve. España, suma y sigue.

Saludoss :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.


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