Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 22 Ene 2018 10:00

Batalla de WIMPFEN


La batalla de Wimpfen se libró el 6 de mayo de 1622 durante la primera fase de la guerra de los Treinta Años. El campo de batalla se encontraba entre Wimpfen y Heilbronn. El combate terminó con la victoria de las tropas católicas españolas y bávaras al mando del conde de Tilly y Gonzalo Fernández de Córdoba.

Esta es la historia de otra batalla olvidada, en la que una vez más, una jornada que se tornaba en derrota acabó en finalmente en victoria por el aguante temerario en la línea de un Tercio Español.

Tuvo lugar en Wimpfen, al comienzo de la Guerra de los Treinta Años, un 6 de mayo de 1622, cuando después de que las unidades hispanicas e imperiales hubieran cedido y solo quedara en pie el Tercio de españoles de Gonzalo de Córdoba, que algunos cifran en 700 y otros en mil, como un muro inexpugnable erizado de picas por los cuatro costados aguantó las cargas de la caballería y de la artillería protestante de Federico de Baden-Durlach.

Estamos en 1622, España ha conquistado el Palatinado inferior a causa de la traición de Federico el Elector Palatino al aceptar el trono de Bohemia, usurpado al Emperador Fernando, lo que causa el comienzo de la Guerra de los Treinta Años. A principios de año, el Palatino había vuelto a intentar recobrar sus dominios y planeaba la convergencia de tres ejércitos sobre sus estados: El de el Conde Ernesto de Mansfeld desde Alsacia, el de Federico de Baden Durlach desde Baden (al sur) y el de Cristian de Brunswick-Halberstadt desde el norte (atravesando el río Meno).

Al mando de las tropas hispánicas en el Palatinado inferior estaba el maestre de campo general Gonzalo Fernández de Córdoba. También por intereses que se salen del propósito de esta entrada, existía un ejército bávaro al sur del río Neckar comandado por el maestre de campo general Tilly, jefe del ejército de Maximiliano de Baviera. A finales de abril de 1622, Mansfeld apareció de repente al sur del Neckar, sorprendiendo al ejército de Tilly. La situación era grave, y tras un encuentro en Mingolsheim, en el que Tilly fue derrotado (pero no deshecho) por Mansfeld, huyó éste con el ejército católico hacia el sureste, refugiándose en una villa del río Neckar llamada Wimpfen.

Mientras se fortificaba solicitó urgentemente la ayuda de Gonzalo de Córdoba, que se hallaba acantonado en Kreuznach, avisándole de que Mansfeld se encontraba en la zona con un ejército y que Federico de Baden-Durlach había llegado a Heilbronn con otro. Entretanto Federico el Palatino, que iba con Mansfeld, se fue apoderando de las villas principales situadas al sur de Heidelberg, resolviéndose luego a ir sitiar Ladenburg, villa sobre el Neckar con un punto de cruce estratégico del río Neckar que se le podría negar a los españoles si estos decidían acudir en socorro de Tilly. Esta maniobra obligaría a los tercios a seguir la ruta de las montañas del Odenwald, ocasionándoles un retraso que podía resultar decisivo si finalmente decidían ir al rescate de Tilly y de su ejército.

Córdoba no las tenía todas consigo, pues para ir en socorro de Tilly debía dejar expuestas todas las plazas ganadas durante los dos años anteriores con la amenaza que suponía el ejército protestante de Cristian de Brunswik, que según todas las noticias venía acercándose desde el norte del río Meno. No obstante, don Gonzalo decidió reforzarlas bien de gente y pertrechos para que pudieran resistir un asedio y marchó en socorro de Tilly, cruzando el río Rin por Oppenheim. Conocedor del sitio que Mansfeld había puesto a Ladenburg sobre el río Neckar, tomó el camino de la montaña por la localidad de Bensheim. Conscientes los españoles de lo que estaba en juego, fueron marchando a jornadas forzadas haciendo de tripas corazón y deseosos de llegar a tiempo de poner remedio a la comprometida situación en que se hallaban los imperiales.

Tras una agotadora marcha, el ejército de Gonzalo de Córdoba salió de las montañas a la altura de una villa situada en las riberas del río Neckar que tenía guarnición imperial, caminando a partir de ahí por sus orillas aguas arriba y siendo vitoreados por los soldados bávaros e imperiales que presidiaban los fuertes de aquella zona, hasta llegar a Wimpfen.

Mientras los ejércitos católicos se reunían en la villa de Wimpfen, Federico de Baden-Durlach, que después de la batalla de Mingolsheim se había separado de Mansfeld y había acudido con su ejército a finiquitar a Tilly, había dejado a sus espaldas Heilbronn por la margen izquierda del río Neckar, teniendo a la su izquierda un bosquecillo y al frente una gran llanura, con Wimpfen al fondo. Sus infantes y caballos pasaban de 16.000, y su artillería constaba de diez cañones gruesos, siete medianos, dos trabucos y un dispositivo formado por carros dotados de puntas afiladas en las ruedas y pedreros arrastrados por caballos que podían formar parapeto y desplazarlo en plena batalla, haciendo de estos artefactos un obstáculo formidable. Pretendía el protestante con tales dispositivos reforzar su poder combativo y acrecentar el temor en los católicos.

Para oponerse al ejército de Durlach, las tropas de Tilly, menoscabadas por los heridos y los muertos sufridos en Mingolsheim, y por la obligación de guarnicionar las villas de su dominio, apenas llegaban a 9.000 hombres y 8 piezas de artillería. Don Gonzalo traía 700 Españoles de su Tercio Viejo de Nápoles (otras fuentes dicen que 1.000), los Alemanes del Coronel Bauer y del Conde de Emden en dos regimietnos y la caballería a las órdenes del Comisario General Berenguel, sumando en total unos 5.000 infantes y 2.000 jinentes.

Apenas había comenzado el consejo entre Tilly, Córdoba y sus generales, y descansado los agotados hispánicos tras su larga marcha, cuando las tropas de Tilly dieron señal con un cañón de que el enemigo atacaba. Se dio la alarma, y en un abrir y cerrar de ojos no hubo soldado fatigado que no recobrase el vigor, atravesando las unidades rápidamente el puente que tenía Tilly para cruzar el Neckar hasta su margen izquierda, y cruzando por el burgo de Wimpfen hasta la llanura donde se iba a dar la batalla.

Mientras esto sucedía, el consejo militar decidía la disposición que habían de llevar las tropas católicas en la batalla, según las características del terreno. En total, el ejército católico se iba a disponer en ocho batallones, siendo el ala derecha para los hispanos: colocando su caballería en el flanco, luego el Tercio de Españoles de Don Gonzalo de Córdoba (Tercio Viejo de Nápoles), a continuación los regimientos de Alemanes del ejército español (Bauer y Endem), y un buen trecho más allá en el ala izquierda los batallones de infantería de Tilly, cerrando la caballería imperial el flanco izquierdo.

Dispuesto el ejército, enviaron partidas de exploradores a reconocer al ejército enemigo y a averiguar sus intenciones, con el apoyo de una manga de mosquetería. Y refugiarse en unos bosques descubrieron que el ejército de Durlach formaba en 11 grandes batallones y se extendía desde el Neckar hasta una aldea llamada Biberach, detrás de la cual escondía al parecer mayor número de soldados, lo que hizo sospechar que pudiera estar preparando una emboscada. La caballería protestante estaba dispuesta en ambos flancos en grupos de mediano tamaño. Y aunque en un principio se entendió que el protestante se acercaba para dar batalla, solo tenía intención de hacer algún avance, sobreviniendo antes la noche y cesando las operaciones esa jornada del 5 de mayo.

Finalmente amaneció el día 6 de mayo, teniendo a la vista al ejército enemigo en el lugar en que lo dejaron la tarde anterior. Tilly y Córdoba avanzaron hacia una torre que atalayaba el campo en unas lomas situadas en la parte central de la llanura, en la que soldados de Durlach señalaban con señales de banderas los escuadrones y las tropas a medida que las iban divisando. De esta manera fue advertido el de Baden-Durlach de que los católicos estaban a tiro de cañón, ordenando éste que se comenzara a batirlos: con resultados tan mortales que para evitar más pérdidas, Don Gonzalo mandó plantar algunas piezas que le había enviado Tilly.

El general bávaro hizo otro tanto en su ala, y el resultado del cañonear católico también empezó a hacer mella en el enemigo, especialmente al adelantar Don Gonzalo sus cañones, forzando a Durlach a desalojar apresuradamente a la gente que tenía oculta en su ala izquierda tras Biberach con intenciones de hacer una emboscada. Con estas escaramuzas y sin otros hechos de importancia fue pasando la mañana, hasta que finalmente se adivinó la intención del contrario, que no era otra que dar tiempo a que sus tropas pudieran atrincherarse detrás del parapeto móvil formado por los carros y pedreros, que presentaba una temible barrera que circundaba al ejército protestante, obligando al ejército católico a atacar la posición fortificada o a retirarse (algunas fuentes dicen que este tiempo muerto en plena batalla, que duró de once de la mañana a dos de la tarde se debió al calor, cosa que extraña en Alemania en el mes de mayo).

Más Don Gonzalo y Tilly, no permitiéndole que dispusiese el protestante sus escuaderones a gusto tras la línea de carros, se apresuraron a la batalla, y a las tres de la tarde, corriendo por sus escuadrones, les fueron dando nuevos bríos a sus soldados, diciéndoles que:

Marchasen con gran firmeza a pelear, y caminasen a vencer, pues los presentes enemigos a Dios rebeldes y a su Príncipe, hacían justísima su causa. Que procurasen este día, dar con valor nuevos trofeos al Águila Imperial Romana, y a los Castillos y Leones acostumbrados a vencerlas; que los despojos, los caminos, el cetro y honra del Imperio y el conservarse en Alemania la verdadera Religión, todo colgaba de sus brazos, y ansia de ser satisfacción de sus fatigas y victorias, o si por dicha se perdiesen, ruina y afrenta de la patria.

Es 6 de mayo de 1622, los ejércitos católico y protestante hace horas que están frente a frente. Se acerca el momento. Don Gonzalo y Tilly ya han arengado a los suyos.

También Baden-Durlach, viendo las operaciones tan adelantadas, habló a los suyos mostrándoles todo cuanto su ingenio había evocado para poder derrotar a los católicos, diciéndoles: Que se aparejasen, pues veía llegada la ocasión de mostrar su valentía, que en ella es plena su confianza, y que ya que tanto habían deseado dar fin de un golpe a los peligros en que hacían naufragar a su tierra, debían entonces confirmarlo, porque vencido aquel combate era seguro no que no les quedara otra cosa por hacer para obtener el triunfo ante sus mortales enemigos.

Por su parte, Don Gonzalo dando y recibiendo descargas cerradas, guió primero a su caballería en una maniobra de tanteo para enfrentarse a las primeras tropas enemigas, mientras los capitanes Martín Fernández y Alfonso Marcia, con sus banderas de mosqueteros y arcabuceros, se separaron de su posición en el flanco derecho católico y se adelantaron hasta unos setos que había frente a Biberach, pequeña aldea donde ya dijimos en la entrada anterior que descansaba el flanco izquierdo del ejército protestante y donde acababa su artificioso parapeto de carros y piezas.

Estos capitanes, junto con Savariego y Don Antonio de Sotelo, que los seguían, fueron los que comenzaron la batalla, porque Baden-Durlach, enviando contra ellos gran número de gente empezó a embestirlos, siendo los protestantes rápidamente rechazados. Sin embargo, la numerosa y furiosa artillería protestante compensaba con creces el pequeño revés desde la cerca de carros y suplía esta falta horriblemente.

Entonces observó Don Gonzalo a dos batallones de caballos enemigos que cargaban contra sus infantes españoles y alemanes. Con el objetivo de evitar la maniobra y de bajarles un poco los humos, decidió darles una carga. Arrancando con los suyos al galope, creyó que sus jinetes iban tras él y que embestían. Sin embargo, los cabos de la caballería entendieron que pretendía hacer una caracola, con lo que después de rociar con plomo al enemigo, se dieron la vuelta con todo el escuadrón y volvieron a sus posiciones. Cuando quiso acordar Don Gonzalo, se encontró con que se hallaba tan solo y empeñado, quedando por un momento rodeado de jinetes enemigos que sin hacerle daño lo llevaron entre ellos mientras acababan de ejecutar la carga contra los infantes españoles del Tercio de Nápoles.

Sin embargo, disuadidos por la mortífera fila de picas españolas, los jinetes protestantes detuvieron la carga a escasos metros del escuadrón de infantería español, ocasión que aprovechó don Gonzalo para galopar y refugiarse con sus infantes españoles, a los que halló más firmes que las rocas, con el bosque de sus picas tan impenetrable y brioso que los enemigos desconfiados de poder penetrarlo se retiraron. Los oficiales del Tercio Español de Don Gonzalo eran el sargento mayor y capitanes, Don Juan Sánchez, Don Jerónimo Boquin, Esteban Martín, Castel y Rosal. En esta carga protestante resultó muerto el Reingrave General de la Caballería protestante, acompañado de otros muchos jinetes y hombres de calidad.

El joven Bernardo de Sajonia Weimar (13 años después sería uno de los jefes protestantes en la batalla de Nordlingen), que dirigía el otro batallón de caballería hereje, arremetió contra los alemanes de los regimientos de infantería hispánicos del Coronel Bauer y del Conde de Emden, que empezaron a flaquear y retroceder rápidamente con el intrépido y furioso choque. Visto el éxito, imaginaron que sería más débil, por tener menos gente, el Tercio español, que bien cerrado se encontraba ya solo en la línea, haciendo cara a todas las bandas. Pese a poner todo su empeño en la maniobra de frente y de flanco, lo único que consiguieron los jinetes protestantes fue que los españoles retrocedieran algunos pasos, aguantando imperturbables finalmente la posición.

Tilly enfrascado por entonces en la batalla en el flanco izquierdo, estaba siendo acometido por la caballería de Durlach con los mismos ánimos y la misma pujanza. Uno de sus mejores escuadrones de infantería no resistió el choque y acabó desinflándose y deponiendo las armas. Visto este descalabro y el sucedido con los regimientos hispánicos de Bauer y Emden en la línea española, parecía evidente que la fortuna se estaba inclinando del lado enemigo, que estaba ya adelantado y discurría libremente con sus caballos por el campo de batalla. Su mucha infantería, atrincherada en el infernal parapeto de carros, daba descargas espantosas, y su mortífera artillería de pedreros, cuartos, y trabucos, escupía ofensas indecibles, apuntando a la adversidad del ejército católico.

Éste se encontraba en muchos sitios desmembrado, acometido y deshecho, lo que hacía temer una pérdida segura. Pero en la guerra cualquier accidente o imprevisto, por leve que sea, cambia el destino de las cosas, y por donde menos se espera surgen la oportunidad y la fortuna. El denso humo de la pólvora, y el polvo espeso levantado por caballos e infantes, habían formado una nube de tales dimensiones que había llegado a tapar el sol, sembrando el caos la falta de visibilidad. Hasta ese momento el viento había soplado en agradable brisa, pero de improviso comenzó a soplar con fuerza del norte, desplazando la nube hacia las filas enemigas.

Don Gonzalo, a pesar de estar también cegado, no desperdició la oportunidad, y así marchó corriendo hacia el coronel Bauer, que en el ínterin había logrado recomponer a su gente y regresar en formación a la línea. Para conseguirlo les había tocado el corazón a sus hombres, porque los derrotados alemanes deseando mucho restaurar la reputación perdida tras la carga de la caballería enemiga y su posterior huída, y viendo el ejemplo incontrastable que estaban dándoles a todos aquellos pocos españoles del Tercio de Don Gonzalo, consintieron rápidamente en enmendarse, cobrando con presteza ánimo, coraje y ganas de pelear.

Visto lo que estaba sucediendo en el flanco derecho católico, con los españoles aguantando la línea y los alemanes volviendo a recomponerse entre gritos de júbilo, Tilly logró recomponer también sus batallones. Entonces el de Córdoba, aprovechandose todavía de que la nube estaba sobre los enemigos cargó de los primeros contra la línea de barricadas protestante, lo que provocó en la gente tales bríos que marcharon detrás suya. Se produjo entonces un fuerte choque, un espantoso batallar, de sangre, heridas, roncas voces, temerosos aullidos, crujir de armas, y cuchillas, y retumbar de arcabuces, unos muriendo, otros matando.

Un escuadrón que hasta este momento había tenido en reserva Tilly, entrando fresco en la batalla, terminó de equilibrar el resultado de la lucha, prolongándose ésta por unas horas en la línea de parapetos de los carros. Fue entonces cuando el golpe infausto y de suerte de una bala de cañón católica impactó en el polvorín enemigo, volándolo por los aires en una gran explosión. En ese momento, un soldado español mirando al cielo a la gran nube formada por la combustión de la pólvora, y asemejándola a la Virgen María, gritó ¡Victoria! ¡Victoria! Nuestra Señora nos da la victoria. Milagro.

Baden-Durlach observó como su gente comenzó a deshacerse, apresurando su colapso, siendo sus filas rematadas y atropelladas por la carga que en ese momento dio Tilly sobre el flanco derecho sobre su mejor caballería, que huyó abandonando a los infantes en desbandada a su suerte. La ocuridad de la noche se iba echando encima y Don Gonzalo aunque advirtió que el enemigo huía sin concierto, no tuvo más remedio que detener la persecución que ya iniciaba su gente, para evitar que la persecución sin orden ante una súbita defensa de un enemigo desesperado no ocasionase algún desmán.

Como escribió el historiador contemporáneo Gonzalo de Céspdes: ¡O!, infelicísima Alemania, qué fuera ahora de tu imperio, qué de tu Iglesia y religión, qué de las míseras Reliquias, de tu afligida cristiandad si tal victoria por ventura, los calvinistas alcanzaran. Mas no lo quiso el justo Dios; su soberana providencia puso en los brazos poderosos de 700 españoles (el enemigo lo confiesa) la prevención de tanto daño, y el vencimiento trabajoso que variamente vacilaba.

Perdió Federico de Baden Durlach sus cañones, pedreros y trabucos, cuatro mil carros, incontables municiones, 74.000 ducados (otros dicen que 100.000), muchas banderas y estandartes, documentos de los demás aliados protestantes, y en la batalla y ahogados en el Neckar unos miles de hombres, entre ellos Magno Württemberg, el Reingrave de la caballería y otras 42 personas de oficio y cargo. En el Campo católico murieron 114 españoles y 1.600 de naciones e imperiales.

Durlach huyó sin detenerse hasta Stuttgart, donde al pie del puente levadizo le dijo al centinerla de guardia: “Amigo, dame algo de beber, solo soy el viejo Margrave“, y cayó desmayado de cansancio. Una de las tres amenazas protestantes que convergían al Palatinado había sido derrotada y destruida. Tilly quedó en la zona y Don Gonzalo cruzó el Rin de vuelta al Palatinado, ocupado por España. Todavía quedaban el ejército de Mansfeld en el Neckar, y el de Cristian de Brunswick que avanzaba a marchas forzadas por Hesse, pero esta es una historia que deberá ser contada en otra ocasión.

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Marco Tulio Cicerón.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 22 Ene 2018 17:01

Batalla de FLEURUS


La batalla de Fleurus del 29 de agosto de 1622 fue una lucha entre el ejército de España y las potencias protestantes del Sacro Imperio durante la Guerra de los Treinta Años. La sangrienta batalla destrozó las fuerzas protestantes y dejó a los españoles como señores absolutos de aquellas tierras.

Campaña

Después del fracaso en intentar liberar Heidelberg, asediada por el ejército del Conde Tilly, Federico V del Palatinado decidió disolver su ejército. El 13 de julio de 1622, el contrato fue cancelado y el ejército sin empleo de Mansfeld y de Cristián de Brunswick fue alquilado por los holandeses para ayudar a aliviar el sitio que sufrían en Bergen-op-Zoom.

El ejército protestante partió de Alsacia y a paso rápido1​ cruzó el norte de Francia, entrando en los Países Bajos Españoles a través de Henao.

El ejército español de Flandes, bajo el mando de Ambrosio Espínola, que estaba ocupado en el sitio de Bergen-op-Zoom, una ciudad en el estuario del río Escalda, quedaba en una peligrosa situación; mientras los refuerzos holandeses se reunían al este de Breda, él encaraba una invasión desde el sur. Estaba en peligro de quedar atrapado entre los dos ejércitos enemigos, pues su línea de retirada hacia Amberes estaba bloqueada por el ejército invasor alemán. Gonzalo Fernández de Córdoba, comandante del ejército español en el Palatinado, fue reclamado a toda prisa para detener a este ejército. Fernández de Córdoba marchó a través de Luxemburgo y el dificultoso terreno de las Ardenas, y consiguió interceptar a Mansfeld y Brunswick en la frontera de Brabante.

La vanguardia del ejército protestante se topó con exploradores de caballería españoles el 27 de agosto, y el 29 encontraron al ejército de Córdoba atrincherado. Córdoba, mucho más débil en caballería, había dispuesto una posición de bloqueo al norte de la ciudad de Mellet, cerca de Fleurus, con los flancos protegidos por bosques. Los comandantes protestantes desplegaron su ejército tratando de romper a través de la posición española.

Orden de batalla

Ejército español

Ala izquierda
(comandante: De Sylva) Centro
(comandante: Gonzalo Fernández de Córdoba) Ala derecha
(comandante: Gauchier)
4 escuadrones de caballería en dos líneas Muchas compañías enmarcadas en 4 Escuadrones, dispuestos en una sola línea:

1.er escuadrón
Tercio de Nápoles (16 compañías, españoles)
Tercio Balanzón (2 compañías, borgoñones)
Tercio Verdugo (15 compañías, valones)

2° escuadrón
Regimiento Isenburg (10 compañías, alemanes del Bajo Rin)
Regimiento Emden (1 compañía, alemanes del norte)
4 compañías libres (franceses)

3.er escuadrón
Tercio de Capua (14 compañías, italianos)

4º escuadrón
Regimiento Fugger (7 compañías, alemanes)
800 mosqueteros (en los árboles)
5 escuadrones de caballería en dos líneas.

La caballería española estaba compuesta por 53 pequeñas compañías, reunidas en escuadrones ad hoc. En estos había 29 compañías de coraceros y 24 compañías de arcabuceros. Todas excepto 4 compañías veteranas de coraceros habían sido reclutadas en 1621 y 1622. Estaban compuestas por reclutas valones y habían actuado pobremente en la batalla de Wimpfen. Por esta razón, Córdoba estaba ciertamente preocupado por los flancos de su ejército.

Por su parte, la infantería española era de calidad mixta: el tercio de Nápoles era una unidad de élite con rastros en la historia desde 1567, mantuvo su reputación en la batalla de Wimpfen con una excelente actuación, y Córdoba la situó en el puesto de honor a la derecha, bloqueando la senda. El regimiento Fugger y el tercio de Verdugo eran también unidades experimentadas, veteranos de la campaña en Bohemia. El resto de las unidades eran tropas de guarnición de baja calidad, movilizadas por Córdoba para completar el frente de batalla.

Ejército protestante

Ala izquierda
(comandante: Cristián de Brunswick) Centro
(comandante: Mansfeld) Ala derecha
(comandante: Streiff)
50 compañías de caballería sobre dos líneas 26 regimientos de infantería, reunidos en 8 batallones, dispuestos en ajedrezado de doble línea 10 compañías de caballería sobre dos líneas

Según testimonios de la época,3​ la tropa protestante partió de Alsacia con unos 25.000 hombres, pero a causa de la dura marcha y de los furiosos campesinos valones, que asesinaron a muchos rezagados, solamente 14.000 llegarían a la batalla.

La caballería protestante estaba altamente motivada y era de buena calidad. Muchos de los caballeros eran miembros de la baja nobleza alemana, y la mayoría estaban pesadamente acorazados. La infantería disponía de mucho menos material, estaba pobremente equipada y había sufrido más las vicisitudes de la marcha.

La batalla

Después de un corto cañoneo, Mansfeld ordenó un avance general. Algunos espacios se abrieron en la infantería alemana, pobremente adiestrada, y De Sylva atacó un flanco desprotegido sirviéndose de un batallón. No obstante, Streiff contraatacó, la caballería valona equivocó el paso y sufrió un considerable daño por las armas de fuego del enemigo. La caballería de De Sylva se refugió detrás de los carros de equipaje, mientras Streiff volvía sobre la infantería española, sin demasiado éxito.

En el lado derecho protestante, Brunswick había enviado a la casi totalidad de su caballería, el despliegue de Córdoba hizo imposible flanquear su posición, pero Brunswick esperaba destrozar la formación española con un asalto total y frontal. La primera carga fue rechazada por la caballería de Gauchier, pero Brunswick ordenó una segunda carga. La primera línea fue rechazada de nuevo, pero la segunda línea consiguió acorralar a la caballería valona. Brunswick se centró entonces en la infantería española, pero su infantería fracasó al intentar soportar la embestida de estos, el Tercio de Nápoles aguantó su posición, y los mosqueteros agazapados en los árboles comenzaron a disparar a la caballería protestante, que empezó a desordenarse. En una desesperada carga final, Brunswick resultó herido, y su caballería, desmoralizada, cayó al final. Después de cinco horas de lucha, Mansfeld ordenó la retirada. Era mediodía e intentó tomar el camino hacia Lieja en torno a Fernández de Córdoba para alcanzar Breda.

El ejército español estaba ya demasiado cansado para seguir al enemigo en retirada. No obstante, al siguiente día, Córdoba envió a Gauchier con la caballería, que encontró al ejército protestante apeado a lo largo del camino. La caballería protestante huyó sin participar en demasiadas luchas, dejando a la infantería a su suerte. Sin posibilidad de desplegar una posición de defensa, la infantería alemana fue aniquilada. Gauchier también capturó la artillería y el equipaje del ejército.

Consecuencias

La victoria española fue completa. Lo que quedaba de Brunswick y Mansfeld, unos 3000 efectivos de caballería, se unió finalmente al ejército holandés en Breda después de dar un rodeo. Spinola se vio obligado a abandonar el sitio de Bergen-op-Zoom, pero como ya no estaba en peligro de ser rodeado, lo hizo tranquilamente, siendo capaz de asegurar su tren de asedio y todo su tren de suministros.

Brunswick y Mansfeld sólo sirvieron tres meses a sueldo de los holandeses, sus tropas revoltosas e indisciplinadas no tenían sitio en el disciplinado ejército holandés. Mientras tanto, el ejército del Conde de Tilly invadió fácilmente el Palatinado.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 22 Ene 2018 17:14

Batalla de STADTLOHN


La Batalla de Stadtlohn fue un combate entre los ejércitos del duque Cristián de Brunswick y el bando imperial-bávaro librado cerca de la población homónima el 6 de agosto de 1623, durante la Guerra de los Treinta Años.

Con apoyo de las Provincias Unidas, el duque Cristián avanzó con un nuevo ejército al Círculo de Baja Sajonia, donde fue hostigado por las fuerzas imperiales al mando del Conde de Tilly. Cristián tuvo que enfrentarse a Tilly justo antes de entrar en el pueblo de Stadtlohn, siendo completamente derrotado. El Imperio se mantendría en relativa paz hasta que los daneses invadieran la Baja Sajonia en 1625.

Una vez que aplastaron la Revuelta bohemia, las fuerzas imperiales avanzaron hacia el Palatinado Renano, iniciando la Campaña del Palatinado, con el objetivo de castigar al duque Federico V del Palatinado, príncipe protestante que se había rebelado contra el emperador Fernando II de Habsburgo. El duque Cristián de Brunswick parte en ayuda de Federico, estimulado por solidaridad confesional, ambición territorial y hasta por motivos caballerescos al estar enamorado de Isabel Estuardo, esposa del duque del Palatinado.​

Cristián abandona las Provincias Unidas con un ejército subsidiado por los neerlandeses, pero es derrotado por Tilly en la Batalla de Höchst. Cristián regresa entonces a las Provincias Unidas, pero esta vez es interceptado por las fuerzas españolas que participaban en la Guerra de los Ochenta Años, y es vencido de nuevo en la Batalla de Fleurus. En esta batalla es herido y se le amputa el antebrazo izquierdo. No obstante, logra escapar y pronto obtiene otro crédito neerlandés para comprar armas.

En enero de 1623, Cristián llegó a la Frisia Oriental, donde se encontraba refugiado el conde Ernesto de Mansfeld, otro paladín protestante que también antagonizaba con el Emperador. Luego de varios roces con Mansfeld, el duque de Brunswick continuó hacia el Círculo de Baja Sajonia, donde contaba con varios allegados con cargos de importancia, incluyendo a su hermano mayor, el duque Federico Ulrico de Brunswick-Wolfenbüttel. No obstante, el rey de Dinamarca y duque de Holstein, Cristián IV de Dinamarca, preocupado porque la presencia del rebelde atraiga fuerzas imperiales hacia lo que él considera su zona de influencia, moviliza sus fuerzas para que lo expulsen. Federico Ulrico interviene a favor de su hermano y logra que los otros príncipes del Círculo lo contraten para organizar un ejército que defienda su neutralidad. El duque Cristián recluta en junio 21.000 hombres en Wolfenbüttel y Halberstadt, este último un obispado secularizado del que era administrador.

Lejos de sentirse intimidado por el ejército de la Baja Sajonia, el emperador Fernando II autoriza a Tilly que proteja al Imperio de Cristián de Brunswick; no obstante, también ofrece un perdón a este último por sus campañas pasadas, y le garantiza su cargo de Obispo de Halberstadt. El duque rechaza el perdón a menos de que sea extendido también a todos sus oficiales, muchos de ellos partícipes de la Revuelta bohemia.3​ Mientras tanto, Tilly se mantuvo en el sur de Westfalia, reorganizando sus fuerzas y a finales de junio se movilizó a la Baja Sajonia luego de haber recibido 8.000 soldados de refuerzo traídos por Ramboldo, conde de Collalto desde Bohemia;​ el sur de Westfalia quedó entonces resguardado por Juan Jacobo, conde de Anholt, con 12.000 hombres. El duque Cristián empezó a retirarse de Halberstadt hacia el oeste, y el 16 de julio rompió finalmente las negociaciones con el Emperador.

La batalla

El 28 de julio, Cristián renunció al Obispado de Halberstadt a favor de su tío materno, el Rey de Dinamarca, sin ganar algún tipo de apoyo por esta acción.​ Luego se dirigió hacia Osnabrück, con la esperanza de que Mansfeld, que tenía 20.000 hombres en su refugio de la Frisia Oriental, lo auxiliara. Este último se negó a moverse. El plan de retirada del duque se convirtió entonces en una huida a Bredevoort, en los Países Bajos, para que los holandeses lo empleasen de nuevo.​ Tilly lo persiguió, logrando reducir enormemente la distancia inicial entre ellos, y reportó haber llegado a Greven media hora después de que Cristián hubiese partido, el 4 de agosto; el Duque no ayudó a su causa al distraerse por tres días saqueando el Obispado de Münster.​

El conde Anholt se unió a Tilly en este punto, pero para ese momento las tropas imperiales habían sido reducidas a 20.000 hombres por la necesidad de dejar guarniciones por donde pasaban.​ El 5 de agosto, la vanguardia croata de Tilly alcanzó a Cristián en Steinfurt, pero éste y sus hombres lograron retirarse y acamparon unos 3 km al oeste. Después de dejar instrucciones de que el equipaje debía partir a las once de la noche seguido por el resto del campamento, el duque se retiró a dormir, despertándose a las 3 de la madrugada para descubrir que sus hombres habían seguido durmiendo.​ No fue hasta las ocho de la mañana que el último soldado de Cristián abandonó el campamento, y momentos después los Imperiales llegaron al lugar.

Durante el resto de la mañana, el Duque fue desplegando sus tropas contra Tilly para ganar tiempo y permitir que el equipaje cruzase el río Berkel. Salvarlo era importante, ya que contenía el dinero que necesitaban para pagar a sus tropas, las cuales podían rebelarse o incluso cambiar de bando si no cobraban la soldada. El puente más cercano sobre el río se encontraba en Stadtlohn, que estaba a sólo 9 km de la guarnición neerlandesa de Bredevoort. Los hombres del duque eran quince mil, pero la mayoría no tenía experiencia de combate y muchos ni siquiera estaban armados. Cuando cedió la última barrera entre Tilly y el grueso del ejército, unos dos mil mosqueteros y dos cañones comandados por el barón Knyphausen, Cristián tuvo que entablar el combate, justo antes de entrar en Stadtlohn.

El Duque colocó entonces sus tropas dándole la espalda a Stadlohn. No obstante, un bosque a su izquierda y un arroyo a su derecha le restaron espacio de maniobra, espacio que sí le fue otorgado a Tilly, ya que dichos obstáculos naturales se abrían al alejarse del pueblo. Los tropas de la Liga Católica eran optimistas sobre el desenlace por ser ese día la Fiesta de la Transfiguración de Jesús;​ el conde Tilly obtuvo otra prueba religiosa de su segura victoria cuando Cristián desplegó su estandarte, que incluía la frase: Por Dios y por ella, en referencia a Isabel Estuardo, a quien el conde consideraba un "costal de corrupción mortal";​ Tilly, apodado el "monje con armadura", opinó que tal blasfemia no podía contar con el favor de Dios.​

A las dos de la tarde, aún sin terminar de desplegar todo su ejército, Tilly ordenó que la artillería atacase al enemigo; Cristián contraatacó dos veces, sin éxito. A las 3.30 de la tarde, el ejército imperial empezó a avanzar, y cuando los mosqueteros veteranos de Tilly entraron en combate con su contraparte enemiga, su caballería logró desbordar el flanco derecho del Duque. La caballería de este último se encontró entonces con poco espacio de maniobra y emprendió la huida; de inmediato se inició también la retirada de la infantería rebelde hacia el pueblo, pero debido a que el campo se cerraba en esta dirección, la misma fue desordenada. Los soldados croatas y cosacos de los Habsburgo no tuvieron compasión con los enemigos que intentaban rendirse, causando gran mortandad.

Eventos posteriores

Aunque la mayor parte de la caballería de Cristián de Brunswick escapó, muchos oficiales murieron o fueron capturados, pérdidas que eran más graves que la destrucción de su infantería, ya que le dificultaban la posibilidad de formar un nuevo ejército. Unos sesenta oficiales fueron capturados por el bando imperial, incluyendo a seis príncipes y dos condes, el más relevante de todos estos fue Guillermo IV de Sajonia-Weimar, hermano de Bernardo de Sajonia-Weimar, quien fue herido en la batalla pero escapó.

En total, Cristián, apodado ahora el "loco de Halberstadt", perdió diez mil hombres, de los cuales seis mil fueron muertos y cuatro mil capturados, así como 16 cañones y casi toda su munición. Por su parte, Tilly reportó mil bajas entre muertos y heridos, pero se recuperó casi de inmediato, ya que un número similar de prisioneros decidió cambiar de bando, aunque su disciplina dejaba mucho que desear.​ El resto de los prisioneros fue llevado a Münster, región que recientemente habían saqueado, y fueron mantenidos en una situación de penuria tan grande, que los mismos habitantes se organizaron para darles ayuda humanitaria; finalmente fueron liberados luego de prometer que no se alzarían contra el Emperador.

Acompañado por 5.500 sobrevivientes, Cristián logró escapar a las Provincias Unidas, culpando a Knyphausen por la derrota, y ordenando su ejecución, aunque pudo ser disuadido antes de que la orden se cumpliese.

Por su parte, Federico del Palatinado, sin perspectivas de encontrar otro ejército que le sirviera, tuvo que ceder a las presiones de su suegro y firmó un armisticio con el Emperador. Sus acciones, de todas maneras, no terminaron la guerra, el Rey de Dinamarca tenía especial interés en conseguir los obispados de Halberstadt y Osnabrück para sus hijos menores, pero esos cargos también eran codiciados por el Emperador para su hijo mayor.​ La entrada de tropas danesas al Círculo de Baja Sajonia en 1625, donde aún se mantenía el ejército de Tilly, abriría la Etapa danesa de la Guerra de los Treinta Años.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 22 Ene 2018 17:17

Batalla de DESSAU


La batalla de Dessau (en alemán: Schlacht bei Dessau) fue una batalla de la Guerra de los Treinta Años que se libró cerca de Dessau el 25 de abril de 1626. Las fuerzas imperiales católicas de Albrecht von Wallenstein derrotaron a las fuerzas protestantes de Ernesto de Mansfeld.

Con la entrada del rey Cristián IV de Dinamarca en la guerra en 1625, las fuerzas protestantes que habían sido vencidas una vez tras otra, fueron de repente infundidas con nuevas esperanzas, ya que Dinamarca se convirtió en el primer país europeo en entrar formalmente en la guerra desde la derrota austríaca en los primeros años. Con la nueva alianza llegaron planes ambiciosos involucrando a Christian de Brunswick, fortalecido por su victoria en Fleurus en el año anterior. La campaña planeada asignó a Christian asaltar las fuerzas de Tilly en Renania y a Ernesto de Mansfeld retar a Albrecht von Wallenstein en el Arzobispado de Magdeburgo.

Moviéndose el primero, Mansfeld comenzó su marcha hacia Dessau al principio de la primavera de 1625. Wallenstein se enteró de sus movimientos, y apresuró a sus tropas, unos 20.000 soldados, a que se dirigieran también a Dessau y estableció una cabeza de puente en la parte este del río Elba. Los dos bandos se encontraron poco antes y el 25 de abril, Mansfeld comenzó la batalla contra el inexperto Wallenstein.

Con su hábil infantería y artillería dio la ilusión de que su ejército era más pequeño que el de los católicos. Mansfeld intentó usar toda la fuerza de sus soldados para presionar a través del río. Esto resultó ser un gran error, ya que cuando se mostró la totalidad de las fuerzas de Wallenstein, el asalto se convirtió rápidamente en una trampa mortal para Mansfeld. Antes de que lograra retirarse, las bajas de Mansfeld se calculaban en unos 4.000 hombres, una tercera parte de su ejército. Se retiró apresuradamente hasta el río Óder en Silesia, y comenzó una marcha por la costa dálmata para ofrecer su ejército y sus servicios a la República de Venecia. En ruta, murió y su ejército se disolvió. Wallenstein, que en ese momento estaba persiguiendo a Mansfeld, envió 8.000 tropas para ayudar a Tilly que estaba cerca de Brunswick.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 22 Ene 2018 17:22

Batalla de LUTTER AM BARENBERGE


La batalla de Lutter am Barenberge ocurrió durante la Guerra de los Treinta Años el 27 de agosto de 1626 entre las fuerzas del protestante Cristián IV de Dinamarca y las de la Liga Católica. Lutter am Barenberge se sitúa al sur de la localidad moderna de Salzgitter, entonces dentro del Estado del Círculo Imperial de la Baja Sajonia, y ahora en el noroeste de Alemania.

La batalla resultó en una fuerte derrota de las tropas de Cristián IV por las del emperador Fernando II, lideradas por el general de la Liga Católica Johann Tserclaes, conde de Tilly.

Preludio

Cristián IV, como luterano, se alió con Ernesto de Mansfeld en una campaña militar que había planeado comenzar en Turingia, Alemania central, y entonces dirigirse hacia el Sur. Su intención era ayudar a los alemanes protestantes que habían sido derrotados severamente unas pocas semanas atrás en la batalla de Dessau.

Con la participación de Cristián IV, la Guerra de los Treinta Años, que hasta entonces había estado reducida a facciones opuestas del Sacro Imperio Romano Germánico, ahora se extendió a otras potencias europeas, aunque Cristián, como Duque de Holstein, no era un completo extranjero.
La batalla

Esquema de la batalla

Tilly logró atraer al ejército de Cristián a Lutter y forzarlo a combatir en campo abierto. La infantería imperial atravesó la línea danesa en tres ocasiones, pero cada vez fue repelida por un contraataque de la caballería. No obstante, finalmente el ejército danés ya no pudo mantener por más tiempo su terreno y cuando toda su artillería cayó en las manos del enemigo, cundió el pánico y los daneses se retiraron hacia el pueblo de Stade. Las pérdidas danesas fueron aproximadamente de seis mil muertos y dos mil quinientos prisioneros.

[b]Consecuencias[/b

Después de la batalla de Lutter, los príncipes del norte de Alemania hasta Mecklemburgo quitaron su apoyo a Cristián IV. La victoria de Fernando II y sus aliados supuso un comienzo desastroso para la D
campaña danesa en la Baja Sajonia, que llegó a su final en mayo de 1629 con el Tratado de Lübeck. Así, la batalla marcó el declive de Dinamarca como gran potencia europea.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 22 Ene 2018 17:31

Sitio de STRALSUND


El Sitio de Stralsund fue realizado por el Ejército Imperial de Albrecht von Wallenstein durante la guerra de los Treinta Años, desde mayo hasta el 4 de agosto de 1628. Stralsund recibió ayuda de Dinamarca y Suecia, con una participación escocesa importante. El sitio puso fin a una serie de victorias de Wallenstein​ y contribuyó a su caída.​ La guarnición sueca en Stralsund fue la primera en la historia en estar en suelo alemán. La batalla marcó la entrada de Suecia en la guerra.

Cristián IV de Dinamarca había declarado la guerra al Sacro Imperio Romano Germánico en 1625. Luego había invadido el imperio con un ejército comandado por Ernst von Mansfeld, en oposición al ejército de la Liga Católica bajo el mando de Johann Tserclaes. Por su parte, Fernando II de Habsburgo ordenó a Albrecht von Wallenstein que organizara un ejército para apoyar a Tserclaes. Wallenstein derrotó a Mansfeld en la batalla de Dessau en 1626.​ El derrotado ejército de Mansfeld dejó Alemania central y se dirigió a Silesia y Hungría para reagruparse con las fuerzas de Gabriel Bethlen.

Luego de que Tserclaes derrotara a Cristián IV en la batalla de Lutter am Barenberge en agosto de 1626, y Bethlen fuera neutralizado en la Paz de Pressburgo el 3 de diciembre, Wallenstein y Tserclaes lograron expulsar a Cristián IV de las llanuras alemanas del norte y llevarlo incluso hasta el interior de la península de Jutlandia.​ El cuerpo del ejército de Cristián IV dependía mucho de oficiales escoceses, con más de 300 oficiales en su servicio, muchos más que los daneses y noruegos combinados (en una proporción de 3:1).​ Además, Cristián IV había emitido patentes para reclutar 9,000 soldados escoceses en 1627. Esta tropa se sumaba a los 2,000-3,000 escoceses que habían sido reclutados por Donald Mackay para el ejército de Ernst von Mansfeld, pero quien había sido destinado a Dinamarca.

Gustavo II Adolfo de Suecia había participado desde 1626 en la guerra polaco-sueca, con Polonia aliada al Sacro Imperio Romano Germánico. En esta guerra, el escocés Alexander Leslie comenzó su carrera en el ejército sueco como comandante y gobernante de Pillau en Prusia Oriental. Gustavo II Adolfo había hecho planes para intervenir en el Sacro Imperio Romano Germánico, los cuales fueron aprobados por la comisión del Riksdag en el invierno de 1627-28.

Situación en Pomerania

En noviembre de 1627, el Ducado de Pomerania había capitulado a las fuerzas del Sacro Imperio Romano Germánico.3​ Bogislaw XIV, duque de Pomerania, firmó la Capitulación de Franzburgo el 10 de noviembre con Hans Georg von Arnim, quien en nombre de Albrecht von Wallenstein mandaba las fuerzas de ocupación imperiales en Pomerania.​ Con la ocupación, Wallenstein buscaba asegurar la costa sur del mar Báltico para Fernando II de Habsburgo contra Cristián IV de Dinamarca.

La Capitulación de Franzburgo exigía a todos los pueblos, a excepción de las residencias ducales, que recibieran tropas imperiales, y Wallestein había ordenado a Arnim que ocupara todos los puertos pomeranios y se apoderara de sus navíos desde octubre.​ Stralsund se negaba a aceptarlo,​ ya que su estatus como puerto hanseático le daba considerable autodeterminación e independencia de los duques pomeranios.​ Fue por eso que Stralsund ignoró la orden de Bogislaw de adherirse a la Capitulación, emitida en febrero de 1628, y buscó ayuda en Dinamarca y luego en Suecia.

El asedio

El asedio de la ciudad de Stralsund comenzó en 1628 por parte de las tropas de Albrecht von Wallenstein,​ comandadas por Hans Georg von Arnim.​ Para entonces, el pueblo, que contaba 20,000 habitantes, estaba defendido por una fuerza ciudadana de 2,500 hombres, 1,500 mercenarios y otros 1,000 reclutas. El primero de los más importantes asaltos imperiales a la ciudad tuvo lugar del 16 al 24 de mayo.

Cristián IV de Dinamarca había reaccionado favorablemente a la petición de ayuda de Stralsund y desplegó una fuerza que incluía 900​ de los escoceses de Mackay, organizados en siete compañías, y una compañía de alemanes.​ Aunque fueron despachados el 8 de mayo, recién arribaron el 24 de mayo. El mercenario danés-alemán Heinrich Holk fue nombrado gobernador.​ Cuando Holk se retiró para buscar refuerzos, fue sucedido por el escocés Alexander Seaton.

El ejército imperial retomó el asalto el 26 y el 27 de mayo.15​ El 20 de junio, una expedición auxiliar sueca, que había partido el 2 de junio, llegó con 600 hombres desde Norrland al mando del coronel Rosladin.

El 23​ o el 25​ de junio, Stralsund concluyó una alianza con Gustavo II Adolfo de Suecia, la cual debía durar veinte años.14​21​ Gustavo II Adolfo procedió a estacionar una guarnición en la ciudad, la primera de su tipo en tierra alemana.​ Este evento marcó el comienzo de la intervención sueca en la guerra de los Treinta Años.

El 27 de junio, Wallenstein tomó el mando de la fuerza atacante y reanudó los ataques esa misma noche.​ Las fuerzas escocesas, a quienes se les había confiado la defensa de una sección crucial de las fortificaciones de Stralsund, se distinguieron por su ferocidad en la batalla.​ El asalto principal se realizó en el distrito este de Franken, comandado por el mayor Robert Monro. De los 900 escoceses, 500 murieron y 300 resultaron heridos, incluyendo a Monro.​ Rosladin pudo llegar a aliviar a las tropas de Monro y recuperar el terreno perdido.​ Aproximadamente 2,000 defensores murieron o fueron capturados durante el asalto.​ Monro, recordando la batalla, relató más adelante que "no nos atrevíamos a dejar nuestros puestos para nuestra propia recreación, mucho menos para dormir" - por un periodo de seis semanas.​

La noche siguiente, el 28 o el 29 de junio, Wallenstein logró apoderarse de las secciones exteriores de las fortificaciones. Rosladin fue herido y el gobernador Seaton tomó su lugar como comandante..

El 29 de junio, Bogislaw XIV envió dos de sus nobles de alto rango, el conde von Putbus y su canciller von Horn, para persuadir a Stralsund de que se adhiriese a la Capitulación de Franzburgo y se rindiese a Wallenstein. El 30 de junio, Rosladin convenció a la ciudad para que no entrase en negociaciones con Wallestein, quien había vuelto a bombardearla.​ El mismo día, diez barcos suecos reforzaron Stralsund con 600 hombres, pese al intenso fuego por parte de las fuerzas de Wallenstein.​ Poco tiempo después, Cristián ordenó a otro regimiento escocés, el de Alexander Lindsay, II Lord de Spynie, que ayudase a defender el pueblo.​ Estas tropas llegaron aproximadamente el 4 de julio y sufrieron muchas bajas (quedando reducidas de un regimiento de 4,000 hombres a cuatro compañías con 800 soldados) en los siguientes asaltos, muchos de ellos liderados por el mismo Wallenstein. El 10 de julio, Wallenstein y Stralsund negociaron un tratado en el bosque de Hainholz al noroeste del pueblo,​ el cual obligaba a Stralsund a recibir a las tropas pomeranias. El tratado fue firmado por Wallenstein y Bogislaw XIV el 21 de julio, pero no por Starlsund.​ Pese a que Bogislaw firmó en nombre el pueblo, el tratado no entró en vigor.

Para el 2 de julio, Stralsund había sido reforzado por 400 daneses y unos 1,100 soldados de los regimientos daneses-escoceses de Donald Mackay, Alexander Lindsay y Lord Spynie.24​ Una semana después, el escocés Alexander Leslie, bajo la bandera sueca, llegó con 800 hombres de Norrland y sucedió a Seaton como gobernador de Stralsund.​ Leslie comandaba un total de 4,000 a 5,000 soldados. El apoyo danés alcanzó 2,650 soldados desplegados durante el asedio.

Fuertes lluvias entre el 21 y el 24 de julio convirtieron el campo de batalla en un pantano.​ El 4 de agosto, Wallenstein levantó el asedio, llevándose su primer revés en la guerra de los Treinta Años.

Consecuencias

Tras fracasar el asedio, Wallestein se dirigió a las cercanías de Wolgast para librar la última batalla con Cristián IV.1​ Las tropas danesas habían desembarcado allí, ocupado la isla de Usedom y tomado el pueblo de Wolgast sin necesidad de pelear el 14 de agosto.​ El 22 de agosto Wallenstein recuperó el pueblo.

También en agosto, el canciller sueco Axel Oxenstierna fue a Stralsund y ofreció negociaciones a Wallenstein. El no poder tomar Stralsund se volvió uno de los obstáculos que llevó a la marginalización temporal de Wallenstein en 1630.

Cuando Gustavo Adolfo invadió Pomerania en junio de 1630,14​ utilizó su cabeza de puente en Stratlsund para despejar los flancos de sus tropas que estaban desembarcando.​ Bogislaw XIV cerró una alianza con el rey de Suecia en el Tratado de Stettin en julio. Seguidamente, las fuerzas de Wallenstein fueron expulsadas del Ducado de Pomerania, y los suecos se hicieron dueños del ducado cuando las fuerzas de Wallenstein se rindieron en Greifswald en 1631.

Durante la campaña sueca, Alexander Leslie fue reemplazado en 1630 como gobernador de Stralsund por otro escocés al servicio de Suecia, James MacDougal.​ Entre 1679 y 1697, el puesto fue asignado a otro escocés, Peter Maclean. ​ Parte de las fuerzas de Wallenstein fueron infectadas con la Peste negra. Durante el asedio la epidemia se extendió en el pueblo, matando a 2,000 personas tan sólo en los meses de agosto y septiembre.

La batalla de Stralsund ha llegado a formar parte del folclore pomeranio.​ La población de Stralsund conmemora el asedio de 1628 con un festival anual llamado "Wallensteintage" ("Días de Wallenstein")

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 23 Ene 2018 13:11

Batalla de WOLGAST


La Batalla de Wolgast fue un enfrentamiento que tuvo lugar el 2 de septiembre de 1628​ durante la Guerra de los Treinta Años cerca de Wolgast, Ducado de Pomerania, Alemania.

Las fuerzas danesas de Cristián IV de Dinamarca habían tocado tierra en Usedom y en la costa continental adyacente, expulsando a las tropas de ocupación imperiales. Un ejército imperial comandado por Albrecht von Wallenstein abandonó el asedio a Stralsund para salir al encuentro de Cristián IV.​ Finalmente, las fuerzas danesas fueron derrotadas. Cristián IV y una parte de su fuerza de invasión logró escapar en barco.

Capitulación de Franzburgo y Batalla de Stralsund (1628).

Cristián IV de Dinamarca había comenzado su intervención en la Guerra de los Treinta Años invadiendo el Sacro Imperio Romano Germánico en 1625. Pese a que inició su campaña en forma exitosa, su suerte comenzó a cambiar cuando su ejército fue derrotado en la Batalla de Dessau y la Batalla de Lutter am Barengerge en 1626. En los meses siguientes, las tropas danesas se vieron forzadas a abandonar los territorios que habían tomado del Imperio y partes de Dinamarca misma, y a retirarse a las Islas Danesas, mientras el ejército imperial de Albrecht von Wallenstein procedía a ocupar la Planicie norte alemana.​

El Ducado de Pomerania, en el cual Wolgast estaba ubicado, capituló en Franzburgo en noviembre de 1627.​ El Mar Báltico, no obstante, se mantuvo bajo control danés debido a que el Imperio no contaba con una marina. A Wallenstein se le entregó el Ducado de Mecklemburgo en enero, y fue promovido a "General de los Mares Bálticos y Oceánicos" en abril de 1628,​ y junto con España hizo planes para la formación de una marina imperial en el Báltico.​

Dinamarca y Suecia reaccionaron aliándose, también en abril.​ El puerto pomeranio de Stralsund, a unos 70 kilómetros de Wolgast, rehusó aceptar la Capitulación de Franzburgo y resistió con éxito el asedio de Wallenstein con apoyo de Dinamarca y Suecia.​ Además del apoyo a Stralsund, Cristián IV recurrió a una estrategia de combates anfibios, usando su superioridad naval para realizar asaltos en Fehmarn y Eckernförde, y para destruir las construcciones navales en Ålborg, Greifswald y Wismar, todas bajo control imperial.

La batalla.

El 11 de agosto,2​ Cristián IV de Dinamarca junto a 7,000 hombres4​ desembarcaron en Usedom, separado del pueblo de Wolgast por el estrecho de Peenestrom, y ocuparon la isla.16​ En la entrada del estrecho, las fuerzas de ocupación habían estado construyendo una fortificación de tierra en Peenemünde, la cual fue capturada por las tropas de Cristián IV.

El 24 de agosto,​ tomaron Wolgast sin resistencia alguna.​ Luego de que la guarnición imperial fuera expulsada, Cristián IV fue recibido con un amplio apoyo de la población local para convertir a Wolgast en una fortaleza como Stralsund.​ A esas alturas, los refuerzos que venían desde Suecia se encontraban en camino.

Cristián IV entonces se prestó a esperar a Wallenstein,​ que se había retirado del asedio de Stralsund y se dirigía hacia el este para hacer frente a la fuerza danesa. El campo de batalla que Cristián escogió estaba a poca distancia al oeste del pueblo y asegurado por la costa y pantanos.​

Cristián IV tenía 5,000-6,000 soldados en el campo de batalla, incluyendo 1,500 jinetes de caballería y unos 400 escoceses del regimiento de Donald Mackay. La infantería estaba organizada en seis regimientos.​ Wallenstein avanzó con unos 7,000 a 8,000 soldados, formados en 33 compañías de infantería, 20 compañías de coraceros y 11 cañones.

Wallenstein atacó el 2 de septiembre. Destruyó el flanco danés, matando a 1,000 soldados de Cristián IV y capturando a otros 600. A partir de allí, pudo recuperar el pueblo, donde 500 soldados daneses aislados del ejército principal no tuvieron otra opción que rendirse.​ Así fue que Wolgast, el lugar de residencia de los duques pomeranios, fue quemada y saqueada. Solo la llegada de la noche permitió a Cristián IV y algunas de sus tropas retirarse y abordar sus navíos.

Consecuencias

La batalla fue la última entre Cristián IV y el Sacro Imperio Romano Germánico.​ La derrota en Wolgast, la culminación de la operación más importante de la serie de asaltos anfibios daneses de 1628, fue el factor decisivo que llevó a Cristián IV a negociar la Paz de Lübeck con Fernando II de Habsburgo. Por otro lado, Wallenstein también necesitaba la paz: Las campañas de Cristián IV fueron un éxito en la medida que mantuvieron ocupadas a las fuerzas imperiales en otros lugares, y con respecto a Dinamarca, esta fue una de sus principales motivaciones para los asaltos.​

Además, la alianza dano-sueca que se formó constituía una amenaza real a las victorias de Wallenstein en el norte de Alemania.​ Por eso, la Paz de Lübeck devolvía a Cristián IV todas sus posesiones anteriores al inicio de la guerra, mientras que él prometía no volver a intervenir en el Imperio.

Después de que Albrecht von Wallenstein hubiera perdido gran parte de su reputación en la Batalla de Stralsund, la victoria en Wolgast aplazó su destitución.​ Aunque Fernando II había ordenado a Ramboldo, Conde de Collalto que redujera el ejército de Wallenstein, la idea de destituirlo fue abandonada.

En 1630, Gustavo II Adolfo empezó la invasión sueca del Sacro Imperio Romano Germánico desembarcando en Usedom, cerca de Wolgast- en el mismo lugar donde lo había hecho Cristián IV anteriormente.​ Los defensores imperiales de Wolgast, a cargo desde la batalla de 1628, fueron derrotados el 7 de agosto de 1630 en el pueblo, y el 25 de agosto en el castillo de Wolgast. Gustavo II Adolfo murió mientras sus éxitos se hacían más duraderos, y retornó en un ataúd a Wolgast el 15 de julio de 1633, cuando su cuerpo fue embarcado para su traslado final a Suecia.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 23 Ene 2018 13:33

1ª Batalla de NORDLINGEN 1.634


La primera batalla de Nördlingen fue una batalla decisiva de la guerra de los Treinta Años. Del 26 al 27 de agosto (del calendario juliano) o el 5 al 6 de septiembre (del calendario gregoriano) de 1634 se produce la victoria de las tropas imperiales de Matthias Gallas y del archiduque Fernando de Habsburgo (futuro emperador Fernando III de Habsburgo) y españolas del cardenal-infante Fernando de Austria sobre las suecas de Gustaf Horn y Bernardo de Sajonia-Weimar, lo que supuso el final del dominio de Suecia en el sur de Alemania y la entrada de la Francia del Cardenal Richelieu en la guerra.

El bando protestante, ya minado por fuertes disensiones entre Horn y Sajonia-Weimar, esperaba ganar la batalla a las tropas imperiales, a las que había infravalorado, sin contar, además, con que se había producido la unión con el ejército del hermano del rey de España, el cardenal-infante don Fernando de Austria, arzobispo de Toledo. Las tropas españolas del fallecido duque de Feria y ahora a cargo del marqués de Leganés, venidas desde la plaza fuerte milanesa por el paso del Stelvio, trataban de atravesar Alemania camino de los Países Bajos Españoles, donde el cardenal-infante iba a suceder a la difunta gobernadora Isabel Clara Eugenia.

La batalla

Como de costumbre en la Guerra de los Treinta Años, ambos bandos presentan una composición multinacional: destacan en el bando católico los Tercios españoles de Flandes, Sicilia y Sagunto, y las tropas italianas al servicio de España de Gerardo de Gambacorta, y los imperiales de Piccolomini. Por los protestantes son los regimientos suecos «Negros» y «Amarillos» los que sostuvieron el peso de la batalla. En conjunto se enfrentaron unos veintiún mil hispano-imperiales contra alrededor de dieciocho mil germano-suecos.

Aunque la iniciativa la tomaron los protestantes suecos, fue la feroz defensa que los tercios españoles realizaron en la colina de Allbuch, rechazando quince cargas de los regimientos suecos, la que decidió la batalla, con el apoyo de las tropas de caballería italiana de Gambacorta.

Los imperiales por su parte, una vez deshechos los regimientos suecos, adelantaron sus líneas contra los sajones, que, perdida la jornada, huyeron, abandonando en total desorden el campo de batalla.

El propio general sueco, Gustaf Horn, fue capturado y los restos del ejército sueco se replegaron en dirección a Heilbronn.

Quedaba probado que la formación militar española por excelencia, el tercio, todavía era, y aún por varios años más, imbatible en batalla.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 23 Ene 2018 13:44

Sitio de FUENTERRABIA


Sitio de Fuenterrabía es la denominación del asedio Sitio tropas francesas de la plaza española de Fuenterrabía (puerto cantábrico guipuzcoano en la desembocadura del Bidasoa, fronteriza entre los dos países) entre junio y septiembre de 1638, en el transcurso de la Guerra franco-española (1635-1659), al mismo tiempo que en Centroeuropa se libraba la Guerra de los Treinta Años entre los mismos contendientes y otros aliados de cada bando.

El ejército francés, comandado por Enrique II de Borbón-Condé (Príncipe de Condé) y Henri d'Escoubleau de Sourdis, compuesto por 27,000 hombres y varios barcos de guerra, asediaron el puerto y ciudad de Fuenterrabía durante dos meses, disparando 16,000 proyectiles dentro de la ciudad amurallada. Dentro de ella sólo quedaron como supervivientes trescientas personas, la mayor parte mujeres y niños. La ciudad quedó virtualmente destruida, pero no se rindió.

El 7 de septiembre, un ejército español dirigido por Juan Alfonso Enríquez de Cabrera, IX almirante de Castilla, acudió en auxilio de la ciudad y derrotó a las fuerzas francesas.

La derrota, considerada desastrosa por los franceses, fue atribuida por Henri d'Escoubleau de Sourdis a uno de sus generales, Bernard de La Valette, duque d'Épernon, que se había negado a dirigir un ataque ordenado por Sourdis, en la creencia de que no podía tener éxito.

Las fuerzas francesas que intervinieron se calculan en 18,000 soldados de infantería y 2,000 de caballería, entre 20 y 30 barcos de guerra y 7,000 marineros. Las españolas dentro de Fuenterrabía se calculan en unos 1,300 hombres.​ Las tropas del ejército de auxilio español se estiman en 15,000 soldados de infantería y 500 de caballería.​ Las bajas francesas, entre muertos y heridos, se calculan en 4,000; y en unos 2,000 los prisioneros.​ No hay datos para las bajas españolas.

El hecho se celebra todavía todos los días 8 de septiembre con un desfile denominado El Alarde. La ciudad recibió el título de «Muy noble, muy leal, muy valerosa y muy siempre fiel».

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 23 Ene 2018 14:22

Auxilio de THIONVILLE[/b


El 7 de junio de 1639, una columna de socorro española e imperial bajo el mando de Ottavio Piccolomini levantó las líneas de asedio alrededor de Thionville y destruyó el ejército asediante francés al mando del Marqués de Feuquieres.
[b]
Resultado


Feuquières, herido en la lucha, fue capturado por las fuerzas imperiales y murió en cautividad. En reconocimiento por su victoria, Piccolomini fue hecho Duque de Amalfi por la Corona Española el 28 de junio.​

En 1643 el Duque de Enghien aprovechó su victoria en Rocroi para atacar Thionville, que cayó tras una encarnizada defensa por parte de la guarnición española.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 23 Ene 2018 14:29

Sitio de ARRAS


El Asedio de Arras fue un episodio de la Guerra de los Treinta Años que concluyó con la toma de la villa de Arras por las tropas francesas el 9 de agosto de 1640. La batalla es recordada en la obra de Edmond Rostand, Cyrano de Bergerac.

Este asedio tiene lugar durante la campaña de los Países Bajos Españoles. En ella se enfrentaron las tropas española comandadas por Fernando de Austria y cuatro ejércitos: dos tropas francesas comandadas por el mariscal de Châtillon y el mariscal de Chaulnes y dos tropas de las Provincias Unidas mandadas por el duque de La Meilleraye y Federico Enrique de Orange-Nassau.

El 15 de julio de 1638, el mariscal de Châtillon se ve obligado a abandonar el sitio de Saint-Omer, dejando la plaza a los españoles. La toma de Hesdin, el 29 de junio de 1639, por La Meilleraye, deja una parte de el Artois a los franceses. El objetivo ahora es coger a las fuerzas españolas en una tenaza: Federico-Enrique atacaría Dam y Brujas, mientras que Meilleraye operaría sobre el río Mosa. Mientras tanto, los ejércitos franceses mantendrían la presión sobre Artois.

En un primer momento, Charlemont y Mariemburgo resistieron los ataques de La Porte. Éste cruzó el Mosa, atravesó Henao y Cambresis y se situó frente a Arras el 13 de junio de 1640. Allí se le unieron Châtillon y Chaulnes, que habían llegado por la orilla norte del río Scarpe. En total, veintitrés mil soldados y nueve mil caballeros. En el interior de Arras, el coronel O'Neill, con dos mil hombres, organizó la defensa. Las fortificaciones del sitio se construyen en un mes.

Respuesta española

Fernando de Austria llega a Lille a finales de junio, donde se une a Lamboi y a Carlos IV de Lorena. Un ejército español formado por veinte mil hombres alcanza el Monte San Eloy el 9 de julio, a escasos kilómetros de Arras. El cardenal-infante decide no atacar a los sitiadores, sino privarles de víveres. Instalando en Avesnes-le-Comte, entre Arras, Hesdin y Doullens, intercepta los avituallamientos de los sitiadores.

El Cardenal Richelieu, reunido con el rey en Amiens, organiza un convoy para ayudar a las tropas francesas. Envía varios vagones de municiones y alimentos protegidos por un ejército de diez mil hombres comandado por el gobernador de Lorena, François de L'Hospital. Entre estos hombres se encuentra el regimiento de mosqueteros del rey del que forma parte d'Artagnan y el regimiento de Bussy-Rabutin. La Meilleraye y de Chaulnes, al frente de seis mil hombres son encargados de realizar la recogida, que se realiza sin incidencias el 2 de agosto por la mañana, a medio camino entre Doullens y Arras. Mientras, Fernando de Austria, aprovechando esta maniobra, ataca las tropas de Châtillon que se habían quedado en Arras.

Caída de Arras

Châtillon disponía solamente de quince mil hombres hambrientos y fatigados. El ataque más contundente viene de manos del duque de Lorena sobre la posición del coronel Josias Rantzau. Sin embargo la llegada de Jean de Gassion al frente de un ejército de mil caballeros cambia la suerte de la batalla y anuncia la llegada de La Meilleray y Chaulnes. Una última resistencia de Rantzau repele el ataque español y la llegada del resto del ejército, junto con los hombres de François de L'Hospital obligan a retirarse a los españoles. Arras resistirá aún hasta que el día 7, la apertura de una brecha en las murallas provoque la caída de la ciudad. La capitulación se firma el 9 de agosto, a la vista de Fernando de Austria, que decide renunciar a un último combate .

Consecuencias

La villa pasará a poder francesa, conservará sus privilegios y su pertenencia al parlamento de Artois. La toma de esta ciudad, que llevaba en manos españolas desde hacía mucho tiempo, aumentó la confianza francesa. El príncipe Tomás de Saboya es enviado por Mazarino en septiembre de 1640. Durante 1641 van cayendo el resto de plazas fuertes españolas, hasta que todo el Artois se encuentra en poder de Francia a finales de año.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 23 Ene 2018 14:35

Batalla de TUTTLINGEN


La batalla de Tuttlingen se libró en Tuttlingen el 24 de noviembre de 1643 entre las fuerzas francesas dirigidas por el mariscal Josias Rantzau y el ejército del Sacro Imperio Romano Germánico y del Imperio español al mando de Franz von Mercy, compuesto por imperiales, españoles (al mando de Juan de Vivero y Menchaca), bávaros y tropas del Ducado de Lorena. En última instancia, las fuerzas de Rantzau fueron derrotadas por el ataque sorpresa de Mercy. Después de haber sufrido la derrota, las tropas de Rantzau se retiraron al otro lado del río Rin, en Alsacia.​ Por otro lado, Mercy celebró la captura de Rantzau y siete mil soldados franceses.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 23 Ene 2018 14:48

Batalla de LENS


La batalla de Lens (20 de agosto de 1648) fue una victoria francesa obtenida por el Luis II de Borbón, príncipe de Condé sobre el ejército español mandado por el archiduque Leopoldo en la guerra de los Treinta Años (1618-1648). Fue la última gran batalla de la guerra.

Lens es una ciudad fortificada en la región de Norte-Paso de Calais, de Francia hoy en día. La ciudad fue capturada por los franceses en 1647. A medida que Francia comenzó a experimentar una rebelión de la nobleza contra el gobierno del cardenal Mazarino, conocida como la Fronda, los españoles vieron una oportunidad de retomar Lens y posiblemente ganar terreno. El príncipe de Condé se apresuró a acudir desde Cataluña a Flandes y se reunió precipitadamente un ejército con tropas de Champaña, Lorena y París.

El ejército francés estaba compuesto de dieciséis mil hombres (más de la mitad eran de caballería) y dieciocho cañones, en tanto que el español constaba con dieciocho mil hombres (también más de la mitad de caballería) y treinta y ocho cañones. Los ejércitos se detuvieron, pero los españoles estaban en terreno alto y Condé decidió no atacar.

A medida que los franceses se retiraban, la caballería española libró una escaramuza con la retaguardia francesa y el combate se extendió hasta que los ejércitos se metieron de lleno en la batalla. La infantería española repelió a los franceses, rompiendo el regimiento de las Gardes Françaises, pero la superior caballería francesa fue capaz de derrotar a la caballería italiana de los tercios y envolver el centro.

En el año 1648 tuvieron lugar dos desarrollos políticos relacionados con la Batalla de Lens, pero con resultados opuestos.​ El primero, causó un endurecimiento de la actitud de la monarquía hacia los parlamentos, dando lugar a una confrontación inicial en París y una lucha prolongada que perduró.​ No obstante, la victoria francesa supuso también el final de la Guerra de los Treinta Años, aunque, no el conflicto entre España y Francia.

Las armadas de Turenne, Wrangel y Königsmarkestaban amenazando Viena y Praga; Fernando II de Habsburgo se alió con Maximiliano por el deseo de la paz y Felipe IV había perdido su armada. Fernando II no tuvo otra elección que implantar la paz. Aprobó la propuesta para alcanzar la paz de Francia y Suiza en Münster y Osnabrück. (Desde 1641, se han hecho comentarios entre Francia y el imperio de Münstery entre Suiza y el imperio de Osnabrück.) El acuerdo final, llamado “La paz de Westfalia, fue firmada el 24 de Octubre de 1648, acabando así la Guerra de los Treinta Años. La guerra entre Francia y España, no acabaría hasta el tratado de los Pirineos el 7 de Noviembre de 1659.

Al final, la victoria francesa perdió relevancia debido a acontecimientos ocurridos en otros lugares, durante el fracaso de Ana de Austria tratando de asegurar la regencia de Francia mientras Luis XIV era demasiado joven para gobernar. Una guerra civil estalló en Francia poco después, dando a España la posibilidad de recuperarse.​ El Te Deum en Notre-Dame en honor a la batalla acabó en un disturbio, esto causó serias confrontaciones que dieron lugar a una revuelta. En enero de 1649, Luis XIV y sus ministros tuvieron que escapar de París.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 23 Ene 2018 14:54

Batalla de FLESINGA


La batalla de Flesinga de 1573 fue un combate naval ocurrido durante la Guerra de los Ochenta Años en las cercanías de la ciudad de Flesinga (Países Bajos).

Tras la toma de Brielle y de Flesinga en abril de 1572, los mendigos del mar, rebeldes holandeses contra el Imperio español, capturaron varias ciudades más de Holanda y Zelanda, asegurándose el dominio de la costa marítima flamenca.

El 17 de abril de 1573 una flota española dirigida por Sancho Dávila, con la intención de recuperar Flesinga, se enfrentó a los barcos de los rebeldes holandeses, bajo el mando de Lieven Keersmaker. Estos abandonaron inicialmente el combate, pero regresaron cuando la flota española fue batida por la artillería de la ciudad. Cinco barcos españoles se perdieron, el resto consiguió alcanzar las ciudades de Middelburg y Arnemuiden.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 23 Ene 2018 14:56

Batalla Naval de BORSELE


La batalla naval de Borsele, también conocida sencillamente como batalla de Borsele, tuvo lugar el 22 de abril de 1573 durante la Guerra de los Ochenta Años entre una flota española comandada por Sancho Dávila y una flota de los mendigos del mar al mando del almirante Worst.

La flota española navegó desde el puerto de Amberes para tratar de abastecer las ciudades de Middelburg y Arnemuiden, que fueron sitiadas por las tropas holandesas. Algunos barcos lograron alcanzar su objetivo, pero la mayor parte de los barcos españoles se vio obligada a regresar a Amberes.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 23 Ene 2018 15:04

Batalla Naval de HAARLEMMERMEER


La batalla de Haarlemmermeer fue un combate naval ocurrido el 26 de mayo de 1573 durante la guerra de los Ochenta Años. Se luchó en las aguas del Haarlemmermeer, un gran lago que en ese momento se situaba en Holanda Septentrional (que se agotaría en el siglo XIX).

La batalla se dio entre una flota española, mandada por el conde de Bossu, y una flota holandesa, comandada por los mendigos del mar, que estaba tratando de romper el asedio de Haarlem. Después de varias horas de lucha, los mendigos del mar se vieron obligados a retirarse.

Tan pronto como la primavera de 1573 deshizo los hielos, presentaron los rebeldes en el lago embarcaciones de remo construidas modo de galeotas ligeras, de poco calado, con once a diez y ocho bancos, artillería gruesa en la proa. El Conde de Bossu, el Estatúder de Holanda, hizo construir otras semejantes en Ámsterdam que dieron aspecto nuevo al asedio, combatiendo en el agua para impedir que los mendigos pudieran socorrer la plaza.

Pronto empezaron las escaramuzas, que finalmente se tornaron en batallas, aumentando por ambos lados el número de bajeles, quedando ordinariamente las ventajas para la Armada Española, más ágil habituada a los parecidos encuentros en las guerras con los turcos. Una de las galeotas, la mayor que se apresó a los rebeldes, tenía pieza de 44 libras de bala otra de 13 libras, este fue en el principal encuentro que tuvo la armada en Haarlem 150 bajeles, no llegando la de los católicos 100, si bien en calidad suplían la diferencia del número. La victoria estuvo dudosa algún tiempo, pero finalmente favoreció a la armada española del Conde de Bossu, que deshizo por completo a los rebeldes, capturándoles 21 navíos y haciéndoles muchos muertos.

Consecuencias

Gracias a esta victoria, los sitiados rebeldes no pudieron seguir recibiendo alimentos ni apoyo militar, por lo que pronto empezó el hambre a causar estragos entre la población de la ciudad. Gracias también en parte a que los sitiadores también derrotaron al apoyo terrestre que había enviado el príncipe de Orange, por lo que un mes y medio después de la batalla, el 12 de julio, los rebeldes entregaron la ciudad a Don Fadrique.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 23 Ene 2018 15:11

Batalla naval del ZUIDERZEE


La batalla del Zuiderzee fue un combate naval librado en 1573 durante la Guerra de los Ochenta Años en aguas del mar interior Zuiderzee, en la que una flota holandesa de los Mendigos del mar derrotó a una flota española más numerosa y mejor equipada.

Contexto histórico

En 1566-68, durante el reinado de Felipe II de España se produjeron en las Diecisiete Provincias las primeras rebeliones armadas contra las autoridades españolas, motivadas por las obligaciones religiosas y fiscales impuestas por éstas, en lo que sería la Guerra de los Ochenta Años. Fernando Álvarez de Toledo, III duque de Alba, era gobernador de los Países Bajos.

En 1572 los mendigos del mar, corsarios holandeses rebeldes, tomaron Brielle y otras ciudades de la costa de Holanda y Zelanda, ganando así el dominio de la costa marítima neerlandesa.

Preparativos

Zuiderzee (actualmente llamado IJsselmeer) era una ensenada de unos 50 km de anchura y una profundidad media de 5 ó 6 metros abierta hacia el Mar del Norte, utilizada como vía de comunicación marítima entre las ciudades de sus orillas: Ámsterdam, Hoorn, Enkhuizen, etc. Por su situación geográfica, las rutas de abastecimiento tanto españolas como holandesas pasaban preferentemente por Zuiderzee, por lo que los rebeldes no cesaban de intentar pequeñas escaramuzas y asaltos contra los puertos españoles que lo circundaban o los barcos que lo atravesaban.

En 1573 el gobernador español Maximiliano de Henin, conde de Boussu, armó una flota de 30 barcos y 1.300 hombres para poner fin a estos ataques destruyendo las fuerzas rebeldes. El buque insignia de esta flota, el Inquisición, de 250 toneladas, estaba reforzado por blindajes en sus costados. En el lado opuesto, la flota holandesa estaba formada por 24 barcos más pequeños y con armamento más ligero; 700 marineros formaban las tripulaciones holandesas.

La batalla

El conde zarpó con su flota de Ámsterdam el 5 de octubre de 1573. Las fuerzas rebeldes le hostigaron constantemente. Debido a la carencia de armamento pesado de los holandeses, en lugar de trabar combate de artillería intentaron abordar las naves españolas, avanzando hacia ellas frontalmente para minimizar los daños de la artillería pesada española. Los fuertes vientos impidieron la maniobra de abordaje, evitando la oportunidad holandesa de victoria. Con su estrategia frustrada, la flota de los mendigos del mar no tenía muchas posibilidades contra las armas españolas, y sufrió graves pérdidas.

No fue hasta el 11 de octubre cuando el viento amainó y los holandeses pudieron atacar por sorpresa. Durante el ataque, el Inquisición fue abordado y embarrancado. Seis barcos españoles se perdieron y 300 marineros fueron hechos prisioneros, entre ellos el propio comandante, el conde de Bossu.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 23 Ene 2018 19:33

Batalla naval de REIMERSWAAL


La batalla de Reimerswaal acaecida en 1574, en el contexto de la guerra de los Ochenta Años, fue un combate naval librado en la costa de Zelanda entre los Mendigos del mar, rebeldes holandeses, y la flota española bajo el mando de Julián Romero.

En un intento por llevar suministros a la ciudad española de Middelburg, sitiada por las fuerzas holandesas, una flota española de 75 naves partió de Bergen op Zoom. Poco después de zarpar fue atacada por la flota holandesa bajo el mando del almirante Louis Boisot. El encuentro se saldó con la derrota española, que hubo de volver a puerto con numerosas bajas.

La ciudad de Middelburg, se rendiría pocos días más tarde, ante la imposibilidad de recibir los suministros necesarios para resistir el asedio.

Desde 1566–1568 se libraba en los Países Bajos la guerra de los Ochenta Años, o guerra de Flandes, en la que las provincias del norte luchaban por liberarse de las imposiciones religiosas, fiscales y militares a las que el Imperio español las tenía sometidas.

En abril de 1572 los Mendigos del mar, rebeldes holandeses, tomaron Brielle, extendiéndose posteriormente por otras ciudades de la costa de Zelanda. A finales de 1573 toda la isla de Walcheren estaba en poder de los holandeses, a excepción de la ciudad de Middleburg, que defendida por el español Cristóbal de Mondragón era objeto de un duro asedio.

Preparativos

Luis de Requesens, nuevo gobernador de los Países Bajos en nombre de Felipe II de España, encargó a Julián Romero y al almirante De Glimes el mando de una flota de 75 naves que partiendo de Bergen op Zoom llevarían suministros a Middelburg navegando por el Oostercheld (brazo oriental del río Escalda) y bordeando la isla de Walcheren;1​ 30 naves más, bajo el mando de Sancho Dávila partirían de Amberes por el brazo occidental del río con el mismo objetivo.

Mientras tanto, el almirante Louis Boisot al mando de la flota de los mendigos del mar zarpó del puerto de Flesinga en dirección a Bergen op Zoom, colocándose en disposición de ataque frente a Reimerswaal, ciudad bajo control holandés. Schot y Klaaf Klaafzoon eran los capitanes del buque insignia holandés. El propio Guillermo de Orange le visitaría antes de la batalla.

Sancho Dávila zarpó de Amberes y esperó las noticias de la llegada de la flota de Romero para entrar juntos en ayuda de Middleburg.

El 29 de enero de 1574 la flota de Romero zarpó de Bergen op Zoom, dividida en tres escuadras de 25 naves cada una. A la salida del puerto dispararon una salva a modo de saludo, lo que provocó un incendió en el barco.

La batalla

La escuadra de vanguardia de la flota de Julián Romero, a la vista de la flota holandesa, trabó combate con ésta. La primera descarga de la artillería española dejó numerosas bajas entre los holandeses: Schot y Klaaf murieron y el almirante Boisot perdió un ojo;​ los holandeses contraatacaron y aprovechando la estrechez del estuario en el que se encontraban, abordaron las naves españolas, entablándose una lucha cuerpo a cuerpo entre ambos bandos.

Durante la batalla se perdieron 15 naves españolas, entre ellas la de Julián Romero, y hubo cerca de 1.200 bajas entre los españoles, entre ellos el almirante De Glimes. Ante la superioridad naval holandesa, los españoles debieron retroceder hacia Bergen op Zoom, desde cuyo puerto el gobernador Luis de Requesens fue testigo de la derrota.

Consecuencias

Ante la noticia de la derrota de Romero, Sancho Dávila retrocedió hacia Amberes, con lo que los suministros que debían aprovisionar Middleburg nunca llegaron a su destino. Nueve días después, sin esperanzas de ser socorrido, Cristóbal de Mondragón tuvo que presentar su rendición ante las fuerzas holandesas que asediaban la ciudad.

La destrucción de parte de la flota española en la batalla de Reimerswaal, junto con la rendición de Middleburg, dejaría a los holandeses el control naval de toda la costa de Zelanda.

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