HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 08 Ene 2018 17:30

Conde Garcia Fernandez el único freno de Almanzor


Conocidos son los estragos que Almanzor hizo en la España cristiana de fines del primer milenio. Indiscutible es la gran fuerza militar de este gran caudillo sarraceno, pero lo que también es cierto que pocos se atrevieron a hacerle frente. Muy al contrario, fueron muchos los reyes, condes y grandes señores que se le sometieron a cambio de prebendas. Valga como ejemplo, que en la famosa destrucción de Santiago de Compostela del 997, hubo señores leoneses entre las tropas del líder árabe.

Pero a lo largo de su victoriosa carrera, Almanzor tuvo en Castilla a un rival digno, el Conde García Fernández, que pese a sufrir varias derrotas, nunca se doblegó al poder de aquel diablo que asolaba las tierras reconquistadas.

Cuando en 970 heredó el condado de Castilla de su padre, Fernán González, se encontraba en una fase de paz con el califa de Córdoba, que por aquel entonces era Al-Hakam. En 974 decide romper la paz y ataca las tierras musulmanas de Soria y Guadalajara, tras formar una coalición con los reyes de León y Pamplona y otras poderosas familias. El general eslavo Galib, el mejor de la época en Córdoba les frena en el intento de tomar la importante plaza de Gormaz.

Pasan los años, Almanzor se ha hecho con el poder absoluto en Córdoba y empieza a golpear con dureza la frontera y las tierras cristianas. García Fernández cree con razón que hay que contrarrestar estas acciones y aliviar la frontera volviendo a intentar tomar Gormaz. Pide audiencia a su señor, el rey de León Ramiro III, pero este está escaldado de los enfrentamientos contra el poderoso Almanzor, y se la niega. No se rinde nuestro conde, y pese a no contar con ningún apoyo se lanza a tomar la plaza con un fuerte ejército castellano. El cómo había conseguido reunir estas huestes en su condado se debe principalmente a la promulgación de los Fueros de Castrojeriz.

En base a estos fueros, se equiparaba legalmente a los campesinos que dispusieran de un caballo y armamento para hacer la guerra –los llamados infanzones-, con la baja nobleza. De esta manera, García Fernández atrajo a un gran número de estos infanzones a sus tierras, pudiendo formar así una fuerza militar considerable.
Estamos en 978 cuando el conde de Castilla inicia su ofensiva sobre Gormaz, la cual toma rápidamente, consiguiendo un éxito que nadie esperaba. Pero no se detiene aquí García Fernández, sino que continúa su campaña y saquea Almazán y Barahona, además de Atienza. La llegada del frío le hace retornar a sus tierras castellanas, cargado de un gran botín.

Mientras Almanzor entraba en una especie de guerra civil con su suegro, el general Galib. García Fernández se alía con el general eslavo, pero la gran fuerza militar organizada por Almanzor les derrota en San Vicente. Era el año 981, el mismo en que una nueva coalición, de Castilla, León y Navarra se enfrente en Rueda a Almanzor, que una vez más sale vencedor, siendo a raíz de esta batalla cuando toma su sobrenombre de al-mansur, el victorioso.

Esta derrota supuso la rebelión de los nobles gallegos del Reino de León, que deponen a Ramiro III y sitúan en el trono a Bermudo II. Tanto estos nobles, como el rey se convertirán de manera humillante en vasallos de Almanzor. Pronto le seguirán el resto de coronas y condados; García Fernández se quedará como el único opositor al poder avasallador de Almanzor. Este no deja de asolar las tierras cristianas, en especial de aquellos que osan no someterse. Pero García, pese a tener que ir retrocediendo terreno, no deja de causar dificultades a Almanzor y de intentar unir a los poderes cristianos contra el enemigo musulmán.

El invencible Almanzor no da crédito a que un simple conde, vasallo de León, sea tan terco y obstinado. A esto se suma la rebelión de uno de sus hijos, Abd Allah, que busca refugio en los dominios del conde de Castilla. Mientras, en 989, Almanzor vuelve a toparse con las defensas de Gormaz, pero asola el resto de la comarca. García Fernández llega a un acuerdo con él, le devolverá a su hijo a cambio de la paz y de que no le haga ningún daño. Almanzor acepta, pero no respeta el pacto y decapita a su propio hijo.

La paciencia de Almanzor se está agotando y se dispone a emplear una de sus tácticas preferidas, la compra de voluntades. Es aproximadamente lo que se narra en el Romance de los Siete Infantes de Lara, según el cual, la familia Lara, una de las más poderosas de Castilla, traiciona a su conde. En la trama está involucrada hasta la propia esposa de García. No sabemos la verdad que puede existir en este romance, pero sin duda, algo de cierto hay. Más aún, cuando lo que sí está probado es que será Sancho García, el hijo del conde, el que se alíe con Almanzor en contra de su padre.

El motivo fue seguramente ver como todos los señores de la época lograban grandes prebendas al someterse al musulmán, mientras que, por el contrario, su testarudo padre no dejaba de sufrir las penalidades de la guerra y perder territorios y riquezas en sus luchas contra Almanzor. A esta triste traición, se une la de los infanzones de Espeja, una población de la frontera. Entre 993 y 994 caen Gormaz, Clunia y Osma. Es un golpe muy duro para García Fernández. Pero una vez más, cual ave fénix, el conde se rehace. Reorganiza sus fuerzas y contraataca para pedir cuentas a los de Espeja y atacar Medinaceli, haciendo retroceder a las fuerzas musulmanas.

Será en el eje entre Langa y Peñaranda donde se dispute la batalla final. Volviendo a la leyenda del romance, doña Ava, la mujer de García Fernández, estaba compinchada con Almanzor. Esta alimenta al caballo de su marido de salvado en vez de cebado, para que se mantuviera robusto, pero sin fuerzas. De esta manera, al poco de ser montado por el conde, el caballo desfalleció y el castellano fue derribado y cayó malherido.

Ciertamente, en una batalla cerca de Alcozar, el conde castellano cae gravemente herido, sus fuerzas se dispersan y es tomado prisionero. Almanzor por fin ha capturado a su eterno enemigo. Ordena que sea llevado a Córdoba donde será encarcelado y ajusticiado, pero las heridas son muy graves y García Fernández muere poco después, privando a Almanzor de su venganza. En un gesto nada habitual para este demonio, sabe reconocer al único rival digno que tuvo y entrega el cuerpo a los cristianos de Córdoba para que le den sepultura.

Muerte García Fernández ya nadie queda para hacer frente a Almanzor, pero su ejemplo de lucha calará en la generación posterior. Los hijos de los señores sometidos –incluso Sancho García, que cambiará su actitud con los años-, se hartan de vivir bajo la humillación del yugo del musulmán. Uno a uno, cuando vayan llegando al poder, se rebelaran contra Almanzor, hasta la muerte de este, que marcará el inicio de una gran crisis en el califato y de la recuperación de los reinos cristianos, en la cual tuvo bastante que ver el espíritu combativo y rebelde del conde García Fernández, “el de las manos blancas”.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
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Marco Tulio Cicerón.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 08 Ene 2018 20:40

Excmo. Sr. D. Miguel RODRIGUEZ BESCANSA Capitan del Ejercito Español (bilaureado)


El capitán de Infantería don Miguel Rodríguez Bescansa, uno de los pocos laureados de nuestro Ejército, nació el 9 de abril de 1900 en Pamplona. A los 15 años, siendo soldado, asiste a la conquista de Hassi Berkán, en Melilla. Ese mismo año, cuando contaba con 15 años de edad, ingresó en la Academia de Infantería. No hubo combate de importancia en la campaña africana en el que no se encuentre presente el teniente Rodríguez Bescansa. En el bosque de Sidi Dauetz, siendo capitán, escribió con su valor una página legendaria.

El 17 de julio de 1925 protagoniza una de las acciones que definen la categoría de un jefe, al tener que imponerse en el fragor del combate a las fuerzas indígenas que manda, desconcertadas por las bombas de nuestra propia aviación que, al estar empeñados en lucha cuerpo a cuerpo con el enemigo, caen entre sus arqueos. Pistola en mano, y arengándoles en árabe, consiguió devolverles la moral y luchar hasta conquistar el objetivo asignado. Con el notable mérito, además, de que los efectivos, enemigos eran muy superiores. Por su comportamiento le fue concedida, tal día como hoy, la Cruz Laureada de San Fernando.

En septiembre del mismo año, participa en el desembarco de Alhucemas, con la harca de Muñoz Grandes. Fue el primer español que pisó tierra en la operación de desembarco, clavando la Bandera de España en la nueva tierra conquistada. Y el día 22 de septiembre, volvía a escribir otra página gloriosa en las estribaciones de Yebel Malmusi, donde después de conseguir imponerse al enemigo en un combate dantesco, resultó muerto de un balazo en la cabeza, cuando trataba de recoger el cadáver de uno de sus hombres. En esta ocasión volvió a ser recompensado con la Cruz Laureada de San Fernando.



Primera Laureada

Siendo capitán de la Harka Indígena de Melilla, le fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando por los méritos contraídos en el combate de Sidi Dauetz, el 17 de julio de 1925. Campañas de Marruecos.

Decidida por el Alto Mando una operación que había de realizar el general Saro con su columna y dispuesta por éste la concurrencia de todos sus elementos, entre ellos, y en primer término, las harkas, el capitán Rodríguez Bescansa recibió la orden de salir hacia Malalien, a las dos de la madrugada; lo que efectuó en vanguardia de su Harka con una Mía (equivalente a una compañía), dirigiéndose con ella a la localidad de Silleras. Una vez allí, a las siete de la mañana se inició el avance sobre el bosque de Sidi Dauetz. Realizado con tal celeridad y decisión que, salvando en poco minutos la distancia que les separaba del enemigo y sufriendo sólo tres bajas en su tropa, sorprendió a éste y lo arrojó del bosque con bombas de mano, tras lo que fueron ocupadas unas posiciones defensivas en las que se mantuvo repeliendo los sucesivos contraataques.

Ataques que se prolongaron durante toda la mañana, pues el terreno, accidentado y cubierto, favorecía las incursiones enemigas. Frente a la tropa española se situó un contingente formado por las cabilas de retaguardia, los de Beni Ider y nutridos grupos de rifeños mandados por Abd el Krim el Hach Alf Loch.

El enemigo aunado intentó varias veces romper la línea española, sin conseguir su empeño, hasta que mediada la tarde, cubriéndose en las barrancadas y espesa gaba (terreno alfombrado de matorral), todavía más numeroso y más resuelto, se lanzó sobre toda ella. Nuestras fuerzas vacilaron ante tamaño empuje e iniciaron el retroceso, pero los jefes y oficiales lograron imponer la disciplina y el recomponer el valor, con lo que el enemigo fue contenido. Pero no fue suficiente para arredrarlo. De nuevo embistieron y lograron ocupar una parte del bosque. A consecuencia de este cambio de posiciones la línea defensiva fluctuó y en algunos sectores cedió; el enemigo presionaba fuertemente el flanco izquierdo, el de menos efectivos pues sólo contaba con la Harka Bescansa, para desbordar y cortar la retirada del resto de las fuerzas.

En confusa lucha cuerpo a cuerpo se batían ambas facciones por la posesión del bosque, teniendo las de perder los españoles. Entonces acudió en su ayuda la aviación, lanzando unas bombas contra el enemigo, pero erradas en la dirección fueron a caer sobre los harqueños que huyeron a la desbandada. La situación, de por sí dramática, empeoraba con este suceso; lo que motivó al capitán Rodríguez Bescansa, consciente de su deber y dueño de sus nervios, pistola en mano a frenar el caos, imponiéndose a su tropa. Tomó en sus manos el banderín de la Harka, se puso al frente de los suyos, los arengó en árabe, avanzó a por el enemigo y los harqueños le siguieron espoleados, y con ese impulso arrollador que emanaba del jefe provocaron su retroceso y la inmediata persecución que posibilitó alcanzar unas peñas desde las que, a lo largo del día e impunemente por hallarse en ángulo muerto, habían sido hostilizados. En dicha posición cogieron al enemigo pertrechos y munición, además de cadáveres. Por el momento la situación se tornaba menos comprometida.

Un breve paréntesis, pues rehecho de la sorpresa, el enemigo volvió a la carga queriendo reconquistar el terreno perdido. El capitán Rodríguez Bescansa estaba herido, pero había ocultado tal contingencia para no mermar el ánimo de su tropa. Afianzados en la posición, una tras otra rechazaron las acometidas de un enemigo muy superior en número, y con arrojo pudieron sostenerse hasta la llegada primero de la Mehalla de Tetuán, luego de dos Tabores de Regulares y a continuación de una Bandera del Tercio; entonces el auxilio fue efectivo. El número de bajas, la mayoría muertos, puso en evidencia la extrema dureza del combate.

Es de señalar que carente de más oficialidad, en el capitán Rodríguez Bescansa recayeron todas las contingencias inherentes al mando.



Segunda Laureada

Siendo capitán de la Harka Indígena de Melilla, le fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando por los méritos contraídos en el combate de las estribaciones de Yebel Malmusi, el 22 de septiembre de 1925. Campañas de Marruecos.

Ordenado por el Alto Mando a las harcas un reconocimiento ofensivo para situar concretamente las posiciones del enemigo, así como su fuerza, disposiciones de combate y atrincheramientos, salieron en dirección Este Noreste dos tabores del comandante Muñoz Grandes y, como reserva, el Tabor del capitán Bescansa.

Avanzando los dos tabores llegaron a corta distancia del enemigo, a la espera y oculto en las oquedades de un terreno sinuoso, que les recibió con nutrido fuego de fusilería, ametralladoras y bombas de mano, provocando la vacilación en la tropa y, al cabo de breve lucha, su retirada en desorden.

En presencia de lo cual, el capitán Rodríguez Bescansa con su Tabor a resguardo de la vista y el fuego enemigo, sin esperar indicación ni medir el riesgo, tomó la iniciativa ignorando, además, lo numeroso de los efectivos en contra, las sólidas posiciones desde las que atacaban y la abundancia de armas y munición, y avanzó rápidamente al frente de sus soldados para auxiliar a las fuerzas comprometidas. Pero sus hombres también vacilaron ante la formidable presión e intenso y bien dirigido fuego enemigo, desorganizándose. En este crítico momento el capitán Rodríguez Bescansa, enarbolando el banderín del Tabor y arengando a los suyos, consiguió que le siguieran y juntos entablar lucha cuerpo a cuerpo, rechazar al enemigo y adueñarse, él en primer lugar, de las posiciones que arduamente sostenían. Las pérdidas entre la oficialidad y la tropa fueron cuantiosas.

Una vez en las posiciones conquistadas organizó la defensa, y gracias a su valor y perseverancia, alentando constantemente a sus hombres, rechazó cuantos contraataques sucedieron para la reconquista. Hasta que le llegó la orden de retirada que cumplió ordenadamente, también desalojando a las bajas habidas. Pero poco después, ya efectuada la retirada, supo que faltaba por recuperar el cadáver de un kaid. Cosa que quiso remediar volviendo atrás, ayudado por alguno de sus soldados todavía indemne, ocasión que propició su muerte al recibir un balazo en la cabeza.

En esta heroica acción, también destacó el capitán Miguel Zabalza de la Fuente con mérito idéntico al capitán Rodríguez Bescansa, misma suerte corrida y la misma máxima distinción, la Cruz Laureada de San Fernando.



Exposición de motivos en la Real Orden de concesión de la Laureada:

Como recompensa ejemplar e inmediata a su extraordinario y distinguido comportamiento en el reconocimiento ofensivo practicado sobre la vertiente Norte de Yebel Malmusi (Alhucemas) el día 22 de septiembre pasado, en cuyo día el citado Capitán, en los momentos difíciles del combate que se entabló, dio pruebas de extraordinario valor, colocándose en los sitios donde era más inminente el riesgo para animar con el ejemplo a los harqueños, recibiendo heridas tan graves que falleció en la madrugada del día siguiente.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 08 Ene 2018 21:00

Excmo. Sr. D. Pablo ARREDONDO ACUÑA Comandante del Ejercito Español (bilaureado)


Pablo Arredondo de Acuña (Baeza, 8 de enero de 1890 - Xauen, 19 de noviembre de 1924) fue un militar español que participó en la Guerra del Rif, conocido por haber recibido dos Cruces laureadas de San Fernando.


El comandante Arredondo es uno de los más grandes héroes españoles del siglo XX, dos veces caballero de San Fernando, Medalla Militar Individual, un ascenso por méritos de guerra, más de 50 acciones de combate y 10 heridas de guerra anotadas en su hoja de servicios. Pero también, y quizás sobre todo, Arredondo era un ser humano extraordinario por su altruismo, generosidad, por su valor e indomable voluntad, por la alegría y serenidad que sabía transmitir a los que le rodeaban en las ocasiones más difíciles y por la pasión que en todo ponía, «modelo de caballeros y de soldados», como lo definió el teniente coronel Mola al conocer su heroica muerte.

Pablo Arredondo de Acuña nació en Baeza el 8 de enero de 1890 en el seno de una familia de amplia tradición militar, originaria de Torreperogil (Jaén) que se estableció en Baeza al casarse su padre, el teniente coronel Pablo Arredondo, con Rosario de Acuña, hija de don Cristóbal de Acuña Solís, alcalde de la ciudad.

Ingreso en el Ejército y destino voluntario a África


En 1908 ingresó en la Academia de Infantería de Toledo siendo su director el coronel José Villalba Riquelme y en 1911 fue promovido a segundo teniente y destinado al Batallón de Cazadores de Barbastro nº 4. Pero, ya que había comenzado la Guerra del Rif, el joven teniente no se sentía cómodo con la tranquila vida de guarnición y pidió ser destinado a una de las unidades que tenían previsto pasar a África. Así, en mayo de 1913 llegó a Ceuta con el «Batallón de Cazadores de Arapiles nº 9», unidad en la que, sólo un mes después, ganó su primera Cruz laureada de San Fernando en el combate de Laucién.

Fue el día 11 de junio cuando al replegarse su batallón, que había salido de Tetuán para proteger el regreso de la columna de Primo de Rivera, ya de noche, el enemigo se lanza en tromba sobre la 3.ª Compañía cuya última sección mandaba el teniente Arredondo. Toda la compañía se defendió con bravura, pero se destacó la sección de Arredondo, «que al realizar un ataque a la bayoneta fue herido de bala en una ingle, no obstante lo cual continuó en su puesto y tomó parte en otros dos ataque a la bayonetas, haciéndose notar por su valor y serenidad», y consiguió, cuando el enemigo se retiraba, reunir lo que quedaba de su sección y marchar con ella, llevando sobre sus hombros a un soldado herido, hasta Tetuán.

De su humanidad y de la naturalidad con que asumía su propia grandeza da exacta idea la nota que desde la camilla en la que lo llevaban al quirófano escribió a su hermano Juan: «Me han herido de gravedad en la cadera, saliendo la bala por bajo de los riñones, pero estoy tranquilo y contento por haber sabido cumplir con mi deber y permanecer en mi puesto. Puedes estar orgulloso de mí. Prepara a mamá para que no sufra. Pese a que no he hecho nada más que lo que debía, me proponen para la Laureada.»

No del todo recuperado de aquella herida, como consecuencia de la cual perdió un riñón, en 1914 se incorporó al Grupo de las Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla de guarnición en Tetuán, unidad con la que, pese a la brevedad de su destino, tomó parte en ocho acciones de combate y mereció ser nombrado como distinguido en la Orden del Cuerpo y recompensado con la Cruz del Mérito Militar con Distintivo Rojo, lo que acrecentó su fama de oficial valiente y sacrificado.

Destino a la península y vuelta a África

En 1917 fue ascendido a capitán y pasó destinado a la península, donde permaneció hasta septiembre de 1920, momento en el que lo llamó Millán Astray para incorporase a la élite que compondría el primer cuerpo de oficiales del recién creado Tercio de Extranjeros. «Arredondo -le escribió Millán Astray- necesito tu entusiasmo,» y le prometió sufrimientos sin fin, primera línea de combate, probablemente la muerte, y la gloria, si era capaz de merecerla. Y Arredondo no supo negarse. Así, el 1 de octubre siguiente se incorporó a La Legión para ocupar el mando de la 1ª Compañía de la 1ª Bandera, como por su condición de caballero de San Fernando le correspondía.

Los siguientes meses los pasó el capitán Arredondo dedicado a la organización e instrucción de su compañía, tarea que no debió de ser nada fácil si tenemos en cuenta la calidad de los primeros contingentes que se incorporaron al Tercio: delincuentes, ex presidiarios y aventureros de varias nacionalidades, a los que había que convertir en una unidad eficiente y disciplinada capaz de operar siempre en los puestos de mayor peligro. Pero esta situación debió de ser forzosamente breve ya que desde el 18 de abril estuvo operando con las columnas de Castro Girona y Sanjurjo, con la que, pese a no serle asignada la vanguardia que su jefe reclamaba reiteradamente, la Legión sufrió su auténtico bautizo de fuego durante la ocupación de las posiciones de Ait Gaba, Salah y Muñoz Crespo.

Evacuado a Madrid por heridas gravísimas

En la toma de esta última, y después de tres días de feroces combates, el 29 de junio Arredondo fue herido una vez más. «Cuando me acerqué a él, estaba de pié y me dijo en un tono en el que no se adivinaba ni nerviosidad ni emoción: Avisa que venga inmediatamente una sección de ametralladoras, porque nos están asando; tengo ya dos balazos en los muslos». Cuando acudieron los camilleros el heroico capitán ya estaba acostado en el suelo. «¡No os acerquéis a mi -gritaba-, que están tirando muy bien! ¡Me han tumbado de dos balazos más! Batid primero al enemigo, ya vendréis luego a por mi». Cuando horas después lo recogieron, la situación de Arredondo era muy grave, lo que le obligó a un doloroso peregrinaje por diversos hospitales de campaña, hasta que finalmente resultó imprescindible evacuarlo a Madrid.

De haber sido otro su carácter, ahí podría haber terminado la sufrida y brillante carrera militar de Arredondo, y con toda justicia el capitán, en su condición de inválido, podría haber pasado a disfrutar de su desahogada situación, de la familia que anhelaba crear y de su merecido y ya inmenso prestigio. Pero no; el capitán Arredondo estaba hecho de otra madera y ni supo ni quiso eludir su sagrado compromiso con la Patria, con la Legión y con sus legionarios. Determinado a conseguir su vuelta al servicio activo por cualquier medio, Arredondo se embarcó en lo que durante los tres años siguientes sería para él un auténtico calvario.

Recurrió a todo tipo de médicos, hasta gastar una buena parte de su capital; suplicó al Rey, que lo recibió en audiencia el 27 de marzo de 1923 y prometió ayudarle y, tras una titánica lucha contra los tribunales médicos en los que incluso se vio obligado a disimular la situación real de su pierna, Arredondo consiguió finalmente ser dado apto para el servicio activo, eso sí, con la ayuda de un artilugio ortopédico que le acompañó el resto de sus días.

Retorno a África y condecoración

Reincorporado a La Legión el 23 de julio de 1924, ni los dolores de sus heridas, ni el hambre, ni la sed, ni las extremas condiciones de vida y combate de las que hablaba en sus cartas consiguieron empañar la felicidad de Arredondo al encontrase de nuevo al frente de su legionarios. «Después de seis días sin suministro alguno -le escribe a su madre- finalmente tuvimos que sacrificar al caballo, que nos comimos asado sin pan, sal ni nada más. Lo peor es que ahora tendremos que repartir su carga. Lo que bebimos no es para contar». Así pasó los cuatro siguientes meses, tomando parte en los innumerables combates que entonces se sucedieron, hasta el 19 de noviembre siguiente en que, durante la retirada de Xeruta al Zoco de Arbaa, encontró gloriosa muerte y ganó su segunda Laureada y la Medalla Militar Individual.​

Ese día, apenas iniciado el movimiento bajo un violento temporal de agua y viento, la columna fue atacada con gran intensidad por numerosos enemigos de las kabilas de Xeruta y Xauen, y muerto el general Serrano y ocupados por los moros puestos de protección prematuramente abandonados, la columna, en uno de cuyos últimos escalones iba Arredondo, tuvo que continuar su marcha en condiciones muy desfavorables. Acentuado el taque del enemigo, «el capitán Arredondo, al mando de la Primera Compañía, ocupa posiciones ventajosísimas para facilitar la retirada, conteniendo briosamente al enemigo hasta ver a salvo a todas las fuerzas de la Sexta Bandera y del Grupo de Regulares de Ceuta. Al empezar el repliegue, Arredondo es herido en el pecho y, comprendiendo la crítica situación de las fuerzas en retirada, permanece en su puesto batiendo al enemigo y sacrificándose por la seguridad del resto de la columna. Cercada su compañía, defienden todos caras sus vidas, hasta que la superioridad del enemigo acaba con ellos, muriendo el capitán de un segundo balazo, los oficiales y los legionarios con espíritu espartano, en cumplimento de su deber.» En aquel momento, el capitán Arredondo tenía 34 años de edad y, dada la gravedad de la situación, su cuerpo, que nunca se recuperaría, hubo de ser abandonado al enemigo.

Como presagiando su destino, tres meses antes Arredondo había otorgado testamento en Tetuán. En él, tras dar fe de sus creencias y encomendar a su madre la protección de la mujer con la que pensaba casarse, decía:

:«Lego a mi ahijado Pablo la Cruz de San Fernando que lleve en mi uniforme al morir, y sepa cumplir con la Patria. Lego a mi sobrino Pablo, hijo de mi hermano Luís, mi uniforme ensangrentado con el mismo fin. Encargo a mis hermanos Juan y Luís, hagan un ligero resumen de mi vida militar y muerte por la Patria, para que se lo lean con frecuencia a sus hijos, para que sirviéndoles de ejemplo, lo sigan y sean hijos amantísimos de España, como yo siempre lo fui»

. Ni un atisbo de amargura puede encontrarse en este estremecedor documento, ninguna pena ni desesperación; solo una escalofriante normalidad ante el casi seguro designio de morir en combate y una absoluta disposición para el sacrificio.

Como todos los grandes hechos de aquella guerra, la muerte de Arredondo, que tuvo un amplio tratamiento en toda la prensa nacional, conmocionó vivamente a una buena parte de la sociedad española, pero muy especialmente a sus paisanos. Así, para preservar perpetuamente su memoria y su ejemplo, en 1925 el Ayuntamiento de Torreperogil solicitó a S.M. el Rey el marquesado de Arredondo para su madre, expediente que cayó en el olvido con el advenimiento de la República, y la ciudad de Baeza, por suscripción popular, le erigió el 19 de enero de 1927 el monumento que ha permanecido muchos años sin su estatua original en el Paseo del Arca del Agua.

Reposición del monumento en abril de 2015

El 3 de diciembre de 2014, el Ilmo. Sr. Alcalde de Baeza comunicó al Pleno Municipal que, habiendo recibido la firma de más de 5.000 personas y la petición expresa de 40 generales y de más de 30 instituciones, había decidido aprobar, de nuevo por suscripción popular, la reposición de la estatua del bilaureado capitán Pablo Arredondo Acuña en lo que se conserva de su monumento, en el Paseo del Arca del Agua de su Ciudad.

La Comité Organizador de la reposición del monumento ha erigido una réplica exacta obra del escultor Francisco Javier Galán de la estatua original (del escultor jienense Jacinto Higueras) que fue destruida al comienzo de la Guerra Civil. El descubrimiento de esta segunda escultura se realizó el 11 de abril, en el mismo lugar en el que estuvo la anterior (se conservaba el pedestal), en un acto presidido por el ministro de Defensa, Pedro Morenés, al que asistieron entre otras autoridades el jefe del GEMALOG, del GEMADOC, el jefe de la Brigada de Infantería Ligera “Alfonso XIII”, II de la Legión, general Juan J. Martín Cabrero. En el acto participó la escuadra de gastadores, la banda de música y de guerra de la BRILEG y una sección de la VIII Bandera, perteneciente al Tercio “D. Juan de Austria”, 3º de la Legión.

En su intervención, el alcalde de Baeza (España), Leocadio Marín, calificó de «acierto de justicia histórica» mantener viva la memoria de los grandes hombres. A continuación, un sobrino del comandante reconoció que este homenaje “ha tardado por modestia de la familia”, pero que su memoria «nunca ha caído en el olvido». Por su parte, el general Martín Cabrero señaló que La Legión «sigue manteniendo vivo el espíritu de Arredondo como una tradición no escrita, como recuerdo imborrable de ejemplo de legionario», a la vez que aseguró que la reposición de la estatua era un «acto de justicia» con un comandante que «demostró la nobleza de su pueblo».

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 08 Ene 2018 22:56

Bernard de ROCAFORT


Bernat de Rocafort (o Berenguer de Rocafort), (Morella, 1271 - Aversa, 1309) fue un militar valenciano, caudillo de los almogávares. Hijo de Arnal de Rocafort, caudillo almogavar, que sirvió a las órdenes del rey Pedro III y tras la victoria de Montesa, luchando contra rebeldes moriscos valencianos, le concedió el título de alcalde de Morella.

Bernat de Rocafort participó en la Guerra de Sicilia sirviendo al rey Federico II de Sicilia. Se negó a aceptar los términos de la Paz de Caltabellota, que le obligaban a entregar dos castillos que había conquistado en Calabria al rey Roberto I de Nápoles. Finalmente exigió una fuerte indemnización por lo que se ganó la antipatía de éste.
Finalmente se unió a la Compañía Catalana de Oriente en el verano de 1304. Inicialmente desembarcó en Constantinopla, donde el emperador Andrónico II Paleólogo le informó que la flota de la Compañía se encontraba anclada en la isla de Quíos. Con sus dos galeras y unos refuerzos de 1.000 almogávares y 200 hombres a caballo, se reunió con la flota capitaneada por Fernando de Ahones y ambos zarparon hacia Kuşadası siguiendo las órdenes de Roger de Flor.

Encontrándose el grueso de la hueste almogávar en Tira, Ramón Muntaner se adelantó para ir a recibirlo y lo condujo hasta Éfeso, donde se reunió con Roger de Flor. Este lo nombró jefe de la Compañía y lo prometió con su hija. Bajo las órdenes de Roger de Flor, fue el capitán de la infantería almogávar en la Batalla de Kibistra.

Tras el asesinato de Roger de Flor y del almirante Fernando de Ahones, y encarcelado Berenguer de Entenza, Bernat de Rocafort se convirtió en el jefe de la Compañía catalana. Durante dos años permanecieron en Galípoli y junto con Fernando Eximénez de Arenós lideró la batalla contra los alanos para vengar la muerte de Roger de Flor, y dirigió la venganza catalana luchando contra los bizantinos y derrotando a los búlgaros.

Al regresar Berenguer de Entenza de su presidio lideraron la Compañía aunque se rompió la unidad militar: Rocafort no reconocía su caudillaje, como de él no hacía caso Fernando Eximénez de Arenós. La situación se agravó hasta que el hermano de Bernat de Rocafort, Gilbert Rocafort y su tío, Dalmau de San Martín, mataron «accidentalmente» a Berenguer de Entenza en 1306 . La mayor parte de la Compañía siguió a Rocafort, el cual colaboró en la defensa de Constantinopla contra los búlgaros, mientras éstos le ofrecían por mujer la hermana de su zar.

En 1307 el infante Fernando de Mallorca llegó a Galípoli con la misión de liderar la hueste almogávar y someterlos a Federico II de Sicilia, pero Rocafort no aceptó la autoridad del infante de Mallorca para sustituir al difunto Roger de Flor. La Compañía emprendió una campaña en Macedonia. Rocafort y los suyos, saquearon Nestos.

Arenós pasó al servicio de Andrónico y Rocafort se encontró de hecho como único jefe de la Compañía. No pudiendo contar con la soberanía del infante Fernando, escogió la de Carlos de Valois, emperador titular de Constantinopla, bien visto por Jaime II, y prestó homenaje a su vicario general Thibault de Chepoy, en Casandro.

Juntos combatieron durante dos años más, con el proyecto de conquistar el monte Athos y Salónica, donde Rocafort pensaba ser coronado rey. No lo consiguieron y se puso al servicio del duque de Atenas, Guy II de la Roche, y a su muerte, de Gautier V de Brienne. También fracasó su proyectado matrimonio con Juana de Brienne, hermanastra de Guido II de Atenas. Chepoy, de acuerdo con los otros jefes de la Compañía, quienes ejercían la autoridad efectiva, detuvo a Rocafort y a su hermano Gilbert y los envió a Nápoles.

El rey Roberto I de Nápoles, que no había olvidado el asunto de los castillos de Calabria, lo encerró en el castillo de Aversa, junto con su hermano Gilbert, donde murieron de hambre. La compañía la lideró entonces Tibaldo de Cepoy.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 08 Ene 2018 23:03

Excmo. Sr. D. Evaristo FERNANDEZ DE SAN MIGUEL Y VALLEDOR


Evaristo Fernández de San Miguel y Valledor (Gijón, 26 de octubre de 1785 - Madrid, 29 de mayo de 1862) fue un noble, militar, político e historiadorespañol, duque de San Miguel.Estudiante de Humanidades en la Universidad de Oviedo, se integró en las unidades de voluntarios con el estallido de la Guerra de la Independencia
integrándose en el Batallón de Voluntarios del Estado en Madrid en 1807.

Huyó de la capital al iniciarse la guerra dirigiéndose a Asturias donde ingresó en el Batallón Covadonga integrado en el Regimiento Infiesto. Sus acciones militares en la zona serán decisivas en el intento de liberación de Santander. Se mostró como hombre fuerte, leal y, en ocasiones, duro con el enemigo. Sin embargo en las acciones para la aproximación a la capital cántabra, los franceses desbarataron las columnas españolas, siendo hecho prisionero y trasladado a Francia. Allí tomó contacto con muchos de los militares liberales que serían decisivos en el devenir de la historia de España años más tarde.

Tras su liberación en 1814 con la firma de la paz, participó en los movimientos opuestos al Manifiesto de los Persas que legitimó la restauración absolutista de Fernando VII, por lo que fue arrestado cuando formaba parte del Regimiento Asturias que se aprestaba a viajar a América en defensa de las colonias. No obstante, llevado a la isla de León, las circunstancias permiten su liberación y es nombrado Segundo Jefe de Estado Mayor, siendo uno de los primeros hombres que se une el 1 de enero de 1820 al alzamiento de Rafael de Riego, dirigiéndose con él desde San Fernando hacia la capital de España. En este momento es ascendido a Coronel. Aunque es discutido, parece haber sido el autor de la letra del Himno de Riego.

Tras jurar Fernando VII la Constitución liberal de Cádiz, se trasladó a Madrid, donde fue nombrado para ocupar diversos puestos en torno al Ministerio de la Guerra. Los movimientos contrarrevolucionarios de Fernando VII se hacen más patentes en Madrid que en otros lugares. San Miguel tiene, entre sus obligaciones, estar a cargo del Batallón de Patriotas y, por ende, de la Milicia Nacional en la ciudad. En julio de 1822 se ve obligado a usar la fuerza contra unidades realistas que intentaba entrar en la capital. En este tiempo fue miembro del Gabinete como Secretario del Despacho de Estado, con rango equivalente a Ministro de Asuntos Exteriores desde el 5 de agosto de 1822 al 2 de marzo de 1823 en que lo sustituye Álvaro Flórez de Estrada, debiendo enfrentarse durante su ministerio a las acciones de las potencias extranjeras unidas en la Santa Alianza en favor del absolutismo.

Con la llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis, junto con Espoz y Mina, combate en Cataluña pero es gravemente herido, detenido y trasladado al país galo.Liberado en 1824, durante la Década Ominosa no pudo volver a España y se exilió en Londres. Regresó en 1834 con la amnistía general, uniéndose inmediatamente a la causa de María Cristina de Borbón en defensa de la legitimidad de Isabel II en el enfrentamiento con el Infante don Carlos por la Corona española.

Se unió así al ejército cristino durante la Primera Guerra Carlista donde llegó a ascender hasta Mariscal de Campo, destacando su participación en la Batalla de Mendigorría -por la que obtuvo la Cruz Laureada de San Fernando. Llegó a ser nombrado General en Jefe de los Ejércitos del Centro.Al finalizar la Guerra Carlista fue nombrado Capitán General provisional de Aragón y apoyó de forma explícita los movimientos revolucionarios de 1836 que desencadenó el motín de la Granja de San Ildefonso para el restablecimiento de la Constitución gaditana de 1812 en perjuicio del Estatuto Real de 1834.

Fue elegido diputado en las Cortes que aprobaron la Constitución de 1837. Fue Ministro de la Guerra durante la regencia de Baldomero Espartero, siendo Presidente del Consejo de Ministros Eusebio Bardají Azara. De 1836 a 1850 fue elegido diputado sucesivamente por Oviedo, Zaragoza y Madrid. En 1851 fue elegido senador vitalicio aunque no regresó a la actividad política efectiva hasta la llegada del Bienio Progresista en 1854, de nuevo con Espartero y O'Donnell, siendo partícipe activo de los movimientos revolucionarios de la Junta de Madrid, Capitan General de Castilla La Nueva y Comandante General del Real Cuerpo de Alabarderos.

El recuerdo de sus actuaciones al frente de la Milicia Nacional en 1822 en defensa de Madrid le llevaron a ser apodado por sus conciudadanosÁngel de la Paz.Además de la Laureada de San Fernando, fue distinguido con la Gran Cruz de la Orden de Carlos III y la Orden de San HermenegildoFue también académico de honor desde 1836 de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 09 Ene 2018 22:59

Excmo.Sr. D. Manuel Alberto FREIRE DE ANDRADE Y ARMIJO General del Ejercito Español


Nacido en Carmona (11.04.1767), provincia de Sevilla, en el seno de una familia vinculada a la Milicia, fue bautizado como Manuel Alberto Josef León. Fueron sus padres Francisco, a la sazón Subteniente del Regimiento de Caballería de Alcántara y natural de Santomé (Galicia) y Josefa Armijo y Bravo, natural de la propia Carmona.

En octubre de 1814 (7.10.1814) se le concedió permiso para casarse con Beatriz Abbad y Alfaro (33 años) viuda de Antonio Briones e hija del Coronel Estanislao Abbad y Lasierra. Se tiene noticias de la existencia de al menos dos hijos: Manuel que falleció joven, y José.

Como era habitual en familias de militares, ingresó, siendo aún niño, en el Ejército. El 13 de mayo de 1774, recién cumplidos los siete años era nombrado cadete de menor edad en el Regimiento de Caballería de Alcántara, en el que servía su padre. Posteriormente pasó al de Calatrava (1.04.1778), en la misma condición. El 1 de enero de 1780 se convertía en cadete ordinario. Cuatro años más tarde (9.03.1784) pasaba a portaestandarte y el 28 de mayo de 1785 a Alférez.

En calidad de tal intervino en la guerra contra Francia en 1793. El 15 de mayo de dicho año tuvo su bautismo de fuego en la batalla de Mas-deu. Durante dos años permaneció en el frente de Cataluña, participando en las últimas acciones (Puigcerdá y Bellver).

Durante la confrontación con los franceses obtuvo varios ascensos: grado de teniente (10.10.1793), teniente (29.11.1793), ayudante (13.12.1793), grado de capitán (18.02.1794) y capitán de Húsares (28.07.1795).
Su progresión en el escalafón continuó durante el período de paz: sargento mayor (20.03.1797) y comandante de escuadrón (18.04.1801).

Su próxima campaña fue en Portugal, en la que se inició con el ataque a la plaza de Arronches (29.05.1801). Pocos días después tomaba parte asimismo en la de Flor de Rosa (4.06.1801) al frente del escuadrón 2º de Húsares. >El 1 de noviembre de 1802 era elevado a la categoría de comandante reformado y poco después (1.01.1803) a la de Teniente Coronel del regimiento de Caballería de la Reina. Un mes más tarde (24.02.1803) cambiaba su destino con Francisco Mariano, que ocupaba plaza en el Regimiento de Húsares españoles.
Sus conocimientos en las materias de su especialidad militar hicieron que sus jefes le pidiesen (20.12.1807) que regrese de Mallorca "para que a las órdenes de los Inspectores Generales de Caballería de línea y ligera coordine y arregle, según las instrucciones que reciba de los dos expresados jefes, el sistema de instrucción y gobierno con que se han de manejar todos los cuerpos de estas armas".

En tales afanes se encontraba al producirse la sublevación popular contra Napoleón. El 15 de septiembre es ascendido a Coronel, estando al mando del Regimiento de Caballería de los Voluntarios de Madrid. Con tales tropas participó en la defensa realizada por la Corte (1.12.1808), que abandonó tras su capitulación dirigiéndose hacia Extremadura. A mediados de mes, se le confirió el mando de la vanguardia del Ejército del Centro, conservando el de su Cuerpo. Por orden de la Junta Central se trasladó a La Carolina, y el 7 de enero se encontraba en Linares. A mediados de febrero participa en las acciones de Mora y Consuegra (18 y 22 de febrero) por las que fue ascendido a Brigadier (2.03.1809).

Continuó actuando en La Mancha durante el años 1809 (Los Yébenes, Santa Cruz, Talavera de la Reina). El 12 de agosto de 1809 era ascendido a Mariscal de Campo para premiar su comportamiento en la Batalla de Talavera de la Reina (27 y 28 de julio). En septiembre de dicho año se encontraba en Sevilla, al tiempo que se le confería el mando de la Caballería del Ejército del Centro y poco después participa en la batalla de Ocaña (19.11.1809). Tras esta derrota sus tropas se retiraron hacia Andalucía, en donde como consecuencia del enfrentamiento de Alcalá la Real (28.01.1810) se dirigió a Murcia, integrándose en el 3er Ejército como Comandante de su Caballería (10.01.1810).

Durante la Guerra de la Independencia Freire fue uno de los reformadores de las fuerzas de caballería del Ejército español. Su aportación fundamental fue la sustitución del manual de táctica de Ricardos por el sistema de la caballería francesa. Instrucciones que quedaron reflejadas en su obra Escuela de recluta de Caballería, publicada en Murcia el año 1813.

Desde el 26 de marzo hasta el 13 de agosto de 1810 ejerció de Comandante General de las Divisiones del Ejército del Centro existentes en el Reino de Murcia. El 7 de junio del mismo año se le habilitó para ejercer de "Sub-inspector General de Infantería y Milicias". Desde Murcia hostigó a las tropas francesas de Andalucía. El 3 de noviembre de 1811 participó en la acción de Baza, y como consecuencia del nombramiento de Joaquín Blake para la Regencia, se hizo nuevamente cargo, de forma interina, de las tropas de Murcia, hasta la llegada del general Nicolás Mahy (noviembre de 1811).

En los primeros meses de 1812 participó en la campaña que tuvo lugar en el Reino de Valencia, para actuar a mediados de dicho año nuevamente en el este de Andalucía, fundamentalmente en torno a Baza. Una parte importante de sus enfrentamientos de estos años se realizaron contra las tropas del general francés Sebastiani. El 18 de mayo de 1812, siendo Comandante General de la Caballería del 2º y 3º Ejército, se le dio interinamente el mando de la Brigada de Carabineros reales de forma interina. En esos momentos se produjo un hecho que resulta extraño en su biografía. El 1 de junio de 1812 solicita "la separación del servicio en que se halla bien sea concediéndole su retiro, o en la forma que V.A. tenga por más conveniente" alegando motivos de salud que le impiden montar a caballo. Dos meses más tarde es nombrado (30.07.1812) Comandante en propiedad de la Brigada de carabineros y en el mes de agosto (19.08.1812) Gobernador interino de Madrid con retención de la Comandancia de Carabineros.

En octubre participó en las operaciones destinadas a oponerse a los franceses que deseaban volver a ocupar Madrid. Sus tropas actuaron en Tarancón y Guadalajara.

En junio de 1813 fue nombrado General en Jefe del 4º Ejército, sucediendo en dicho puesto al general Castaños, al frente del cual participó en la batalla de San Marcial (31.08.1813). Su comportamiento en dicha batalla fue premiado (11.09.1813) con el ascenso a teniente general y posteriormente con la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Fernando. Integrado en las fuerzas de vanguardia hispano-británicas, penetró en territorio francés, participando en diversas acciones de armas: paso del Bidasoa (17.10. 1813) y paso del río Nivelle (10.11.1813). La pésima situación de sus fuerzas, hambrientas y mal vestidas, hizo que Wellington ordenase (noviembre de 1813) su regreso a España para evitar la repetición de episodios como el saqueo de Ascain.
Pero unos meses más tarde (febrero de 1814) volvían a entrar en Francia para ayudar en el sitio de Bayona. También tuvo una actuación destacada en la batalla de Toulouse (10.04.1814). Ramón de Santillán dice que fue "el general que con más crédito había concluido la Guerra de la Independencia".

El 4 de mayo de 1814 Fernando VII le nombró Ministro de Guerra, y mientras tanto ocupó su puesto de forma interina el Duque de San Carlos, José Miguel Carbajal y Vargas, quien ocupaba la cartera de Estado.
Tras el regreso de Napoleón a Francia fue nombrado (28.04.1815) Segundo General en Jefe del Ejército de Observación de la parte oriental de los Pirineos, reteniendo al mismo tiempo el puesto de Primer Comandante de la Brigada de Carabineros Reales, con la se hallaba en Sevilla. Santillán considera que este destino era un destierro encubierto.

A finales de 1819 se vio obligado a trasladarse a los pueblos vecinos a consecuencia de la epidemia que golpeó la capital andaluza. Al producirse la sublevación de Cabezas de San Juan, las autoridades de Sevilla le entregaron el mando (3.01.1820) de las tropas encargadas de aplastar a los insurrectos, pero rechazó el encargo hasta que llegó una orden real de fecha 6 de enero. Uno de sus ayudantes de campo en este destino fue Ramón de Santillán, que posteriormente despeñaría responsabilidades de primera línea en las cuestiones económicas del reinado de Isabel II, y con el que mantendría a partir de esa fecha una estrecha amistad. A sus órdenes se encontraban varios generales que jugaron importantes papeles en la política española del siglo XIX: José O'Donnell y José Aymerich.

Tras preparar las tropas durante el mes de enero, a principios de febrero se instaló en el Puerto de Santa María. Pero su idea no consistía en buscar un enfrentamiento con los sublevados, sino en llegar a una solución no violenta. Ante la evolución de los acontecimientos y la inquietud generada por ellos en Andalucía, se trasladó a Cádiz el 9 de marzo. En donde se negó a encabezar el acto de proclamación de la Constitución, tal como le pidieron algunos oficiales. Sin embargo al ver que la población parecía favorable a tal acto, se mostró de acuerdo en realizarlo, siempre que no se alterase el orden. Posteriormente se reunió (10.03.1820) con tres representantes de los sublevados (Arco Agüero, López Baños y Alcalá Galiano) y mientras se encontraban juntos llegó la noticia de que las tropas habían disparado contra las personas reunidas en la plaza en espera de que llegase dicho momento. Parece, por lo tanto, que no tuvo responsabilidad alguna en la masacre, realizada por tropas realistas que no reconocieron su autoridad y que le obligaron a abandonar la ciudad.

De Cádiz pasó al Puerto de Santa María en donde entró el 12 de marzo al frente del batallón de Soria, y al llegar a dicho punto tuvo conocimiento de que Fernando VII había aceptado la Constitución. Su actuación en Cádiz fue muy contradictoria. Se confesaba partidario de la reformas y se opuso a la proclamación de la Constitución, incluso tras haber recibido del Monarca la orden para proceder a ello. En 1823 se vanagloriaba de no haberla jurado. El 20 de marzo de 1820 fue destituido y ocho días más tarde, tras entregar el mando al general Juan O'Donnell se trasladó a Carmona. El 12 de mayo se le ordenó presentarse en Sevilla, de donde fue trasladado a la Cartuja de Jerez en calidad de arrestado como incurso en la causa por los sucesos de Cádiz.

Tras la extinción de dicho convento pasó al Puerto de Santa María (26.01.1821). Ante el temor producido por una epidemia, la comisión encargada del juicio se trasladó a Cádiz, y Freire pudo dirigirse a una hacienda de su propiedad situada en Carmona. El 29 de junio de 1822, coincidiendo con la sublevación de los Carabineros en Castro del Río, el Alcalde de Carmona le ordenó instalarse en una casa de su propiedad en dicha villa
De acuerdo con su testimonio parece que rechazó algunos cargos durante el Trienio

En 1823, cuando los Cien Mil Hijos de San Luis estaban ocupando España, recibió órdenes (12.06.1823) de trasladarse a Tarifa debido a su condición de encausado por los sucesos de 10 de marzo en Cádiz. A pesar de que se le reiteró la orden, no obedeció manteniéndose en Carmona.

Se puso a disposición de las autoridades realistas (4.07.1823), al tiempo que solicitaba permiso para continuar en el mismo lugar "hasta que purificada mi conducta del modo que prescriben nuestras leyes militares, se examine si fue conforme a los principios que debieron gobernarme en la crítica situación que me hallé en mi mando de Cádiz". Poco después de se le autorizó a permanecer "en la hacienda de la Nava término de Carmona acompañado del Teniente del regimiento de Infantería del Príncipe D. Francisco Boira".

El 1 de octubre de 1823, se levanta su arresto y queda destinado en Carmona en situación de cuartel. A pesar de su pasado realista la Junta Superior de Purificaciones Militares le declaró (20.12.1825) impurificado en primera instancia, decisión que no fue ratificada por el Monarca (28.12.1825). Durante la llamada década ominosa permaneció en su pueblo natal, pero a finales del reinado de Fernando VII (6.09.1832) se accedió a que pudiese trasladarse a Madrid, desde su situación de cuartel en Carmona, para llevar a su hijo a un colegio a Madrid y besar la mano del Rey.

Tras los sucesos de La Granja, en que los partidarios de don Carlos pretendieron modificar el orden sucesorio, el Monarca se vio obligado a realizar un amplia remodelación de los principales puestos de poder. Freire se encontraba entre las personas a las que se recurrió para ocupar diversos puesto de confianza. El 2 de noviembre de 1832 fue nombrado Comandante general de la Guardia Real de caballería, sustituyendo al Marqués de Zambrano. Poco después (22.01.1833) se le confiaba, en comisión, la Capitanía General de Castilla la Nueva, con retención de su cargo en la Guardia Real. Desde tales responsabilidades estuvo encargado de depurar dichas tropas de todos los elementos contrarios a las disposiciones del Rey. El 25 de enero de 1833 fue nombrado Consejero nato del Supremo Consejo de la Guerra.

Una de sus principales ocupaciones fue el control de las actividades de los grupos realistas, tema que le preocupó tanto que propuso al Gobierno la creación de partidas volantes encargadas de recorrer los pueblos "informándose del espíritu público, sofocando cualquier tentativa y dando avisos oportunos para tomar las medidas posteriores".

El 3 de abril de 1834 se le confió la Inspección General de Caballería, con retención de la Comandancia General de Caballería, y para sucederle en la Capitanía General de Madrid se nombró a José Martínez San Martín.
Su fallecimiento, como consecuencia de una pulmonía, se produjo en Madrid el 7 de marzo de 1835.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 09 Ene 2018 23:20

Juan GONZALEZ FRANCO


El conquistador Juan González Franco, natural de Usagre (Badajoz), hijo de Francisco González Franco y de doña María Vázquez, de ascendencia hidalga, llegaba a Venezuela a finales de mayo de 1569 en la desafortunada expedición de Pedro Maraver (o Malaver) de Silva para la conquista y colonización de la Nueva Extremadura.

Las acaloradas diatribas de don Pedro y sus caprichosas indecisiones, cansaron y desanimaron a sus hombres, y una vez que han salido de la isla de Margarita y tocan tierra firme en el fondeadero de la Borburata, los soldados que venían con él desde España, le fueron desertando y buscando acomodo lejos de la influencia de don Pedro. González Franco se obstina también, se escapa de sus filas y aparece por la ciudad de El Tocuyo.

En este asiento, se organiza una expedición repobladora y en junio de 1572 tomaba parte en la marcha que mandaba el capitán Juan de Salamanca para socorrer a la ciudad de Carora, que había sido casi despoblada por motivos de mal emplazamiento, y a la que a toda costa quería darle continuidad otro personaje de Usagre, Pedro Gordón quien había sido nombrado alcalde de aquella fracasada ciudad.

Repoblada y consolidada nuevamente la ciudad venezolana de Carora, esta vez tuvo éxito; sus refundadores hacen los mayores esfuerzos, comienza a crecer y aumentará prontamente de población; en sustitución de Pedro Gordón, Juan González Franco es nombrado alcalde en 1579, y posteriormente en 1581 lo nombrarán regidor de la ciudad caroreña que habían logrado consolidar y la encaminaban prósperamente con el esfuerzo de aquellos hombres que se empeñaron en hacerla próspera.

La mayoría de los descendientes de los conquistadores tenían pretensiones aristocráticas y muchos de ellos generosamente le colgaban a sus antepasados más flecos linajudos que flores había en el campo. Aunque si es verdad que entre los conquistadores que llegaron al Nuevo Mundo, algunos de ellos eran hidalgos empobrecidos y les correspondía la nobleza por sangre y distinción; sin embargo, otros también eran hidalgos pero de clases inferiores, como los de bragueta, o de gotera. Había sus categorías. Pero resulta que González Franco era hidalgo de pura cepa según manifestaban los documentos que traía. Antes de salir de España, el 12 de febrero de 1569, en Usagre levantó una información sobre la nobleza de su familia y se le declaró limpio de toda mala raza. El 6 de febrero de 1571, el rey Felipe II le concedió la merced de que: ni él ni nadie de sus ascendientes podía ser preso, por ningún delito, en las cárceles públicas, sino que cumplirían en sus respectivos domicilios el arresto correspondiente y con las guardias necesarias.

Gracias a esta real merced concedida a González Franco, doña María de la Concepción Perera era una de sus lejanas descendientes, y la linajuda dama natural y vecina de la ciudad de Carora (Venezuela), en los días de la guerra de la Independencia, la gentil matrona (como era del bando patriota venezolano) se libró de ir a las cárceles realistas, exhibiendo la gracia real que le había sido otorgada en Usagre a su ilustre antepasado.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 09 Ene 2018 23:22

Bartolome FERRELO


Bartolomé Ferrelo, también llamado Bartolomé Ferrer (Bilbao, 1499 - México, 1550), fue un marino y conquistador español, recordado por haber continuado al mando de la expedición que Juan Rodríguez Cabrillo emprendió para explorar costa del Pacífico de Norteamérica, logrando alcanzar el cabo en que está Port Orford, el punto más septentrional conocido hasta la expedición de Sebastián Vizcaíno en 1602.

Bartolomé Ferrelo iba como piloto a las órdenes de Juan Rodríguez Cabrillo, capitán portugués a las órdenes del virrey de México, que había sido enviado en 1542 a explorar con tres barcos la parte norte del actual estado de California. Las naves eran el San Salvador, la nave insignia, un galeón de 200 toneladas que Cabrillo mismo había construido, La Victoria de unas 100 toneladas, y la fragata o bergantín San Miguel con veintiséis remos. La expedición de Cabrillo fue la primera exploración que se adentró en la costa oriental de los actuales Estados Unidos.

La expedición partió el 27 de junio desde Barra de Navidad (hoy estado de Jalisco) y acompañaban a Cabrillo marineros, soldados, indios, esclavos africanos, un sacerdote, alimentos para dos años, animales en pie y mercancías. Navegaron a lo largo de la costa hasta punta del Ano Nuevo (37°10'N), al norte del actual Monterrey. Las naves se separan debido a los fuertes vientos y tormentas y después de varios días de búsqueda se reúnen el 15 de noviembre y navegan sin rumbo, descubriendo la bahía de los Pinos, conocida actualmente como Monterey Bay. El 18 de noviembre navegan hacia el sur, buscando el resguardo de la bahía de la isla de San Miguel, adonde arriban el día 23. Los siguientes tres meses los pasan ahí en espera de que terminen las tormentas de invierno, reparando además las embarcaciones. Allí, alrededor de la víspera de Navidad, Cabrillo salió de su barco y se astilló la espinilla cuando tropezó con una roca irregular. La herida se gangrenó y murió el 3 de enero de 1543 y se cree que sus restos fueron sepultados en la isla Santa Catalina, frente a la ciudad de Los Ángeles.

Ferrelo le sucedió en el mando de la flota y continuaron los descubrimientos hacia el norte, hasta alcanzar la latitud 43°N, donde vio la costa del cabo Blanco, que más tarde George Vancouver bautizará como cabo Orford (en el actual estado de Oregón).

El frío excesivo, la falta de provisiones, las enfermedades y la insalubridad de su barco, les obligaron a regresar sin alcanzar el paralelo mencionado en sus instrucciones. A los 41°30'N se dio cuenta de un punto destacado en tierra al que, en honor del virrey, le dio el nombre de cabo Mendocino. Desde este punto se embarcó de regreso a Barra de Navidad, situado a 19°45'N, adonde llegaron el 14 de abril 1543; así Ferrelo estableció que la costa era una línea continua entre esos dos puntos.

En este viaje los españoles a menudo avistaron nativos del país, que estaban casi desnudos, con los rostros pintados, que vivían de la pesca y habitaban grandes casas. John William Last realiza una explicación completa de la expedición en History of the Indias. Wilhelm von Humboldt, en su trabajo sobre México, corrige varias declaraciones erróneas del historiador neerlandés, que fueron sacadas de obras de antiguos escritores españoles, basando sus correcciones en algunos documentos que tuvo ocasión de examinar en México.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 09 Ene 2018 23:25

Santiago DE AZOCA


Santiago de Azoca o Azócar Zumeta (* Azcoitia, Guipúzcoa, 1514 - † Santiago de Chile, 3 de abril de 1589) Conquistador español del siglo XVI, vecino fundador de Santiago de Chile y genearca de la familia Azócar en Chile.

Nacido en Azcoitia, era hijo de Juan López de Azoca, Señor de las casas de su familia en Azcoitía y de las de Algarian y Domensa de Bruelaesquín y Zumeta (llamada también Domensa Zumeta, quien era hija de Ochoa Pérez de Bruelaesquín, Señor de la casa de Bruelaesquín en Azoitía, y María Sánchez de Zumeta).

Llegado en 1534 al Perú le tocó participar en la defensa de Lima durante el sitio de Manco Inca en agosto de 1536, y en seguida en la persecución de las correrías que hicieron los capitanes Barbarán y Montenegro en algunas regiones del Perú. Pasó junto Illán Suárez de Carbajal a la pacificación de Tarija, luego a Huamanga, Andahuaylas y Cusco, en esta ciudad se alistó con Pedro de Candía para socorrer Pedro de Anzúrez en Chuquisaca.

Desde aquí salió a reunirse con Diego de Rojas participando en la expedición a los indios chiriguanos sin mucho éxito. Una vez disuelta esta expedición se entera de la expedición que Pedro de Valdivia comenzó hacia Chile, partiendo a su encuentro junto a Francisco de Villagra, Rodrigo de Quiroga, Juan de Bohón, Juan Jufré, Gerónimo de Alderete, Juan Fernández de Alderete y el capellán Rodrigo González de Marmolejo. En 1540 en Tarapacá se reunen con la expedición de Valdivia. Participó en las diversas campañas miitares emprendidas contra los araucanos hasta la muerte de Valdivia, luego acompañó al gobernador García Hurtado de Mendoza en la guerras de Arauco.

Participó de la fundación de Santiago de Chile el 12 de febrero de 1541 siendo vecino fundador con solar. Fue su procurador en 1554, regidor en 1556, 1566, 1567, 1579. Además fue Alcalde de Santiago en 1563 y 1573. Con fecha 21 de enero de 1576 obtuvo de Felipe II la siguiente Real Cédula Real:

«El Rey.-
Rodrigo de Quiroga, nuestro gobernador y capitán general de las provincias de Chile, y en vuestra ausencia á la persona ó personas á cuyo cargo fuese el gobierno de esa tierra. Por parte de Santiago de Azoca, residente en esa tierra, nos ha sido fecha relación que podría haber cuarenta años pasó de estos reinos á las provincias del Perú, y después de habernos servido en ellas en el cerco que pusieron los naturales en la ciudad de los Reyes, en la de Guamanga y en el Cuzco y en el descubrimiento de los Chunchos y otras partes, dejándolo pacífico, pasó al descubrimiento de esas provincias en compañía del gobernador don Pedro de Valdivia, podrá haber treinta cinco años, y desde entonces ha residido en ellas sirviéndonos en las ocasiones de guerra que se han tenido con los naturales, acudiendo á orden y mandado de los que han gobernado, y siempre á su costa y con sus armas y caballos, sin habernos deservido en cosa alguna, en todo lo cual había padecido grandes trabajos y necesidades y gastado en ello su juventud y facienda, y así estaba viejo y pobre, y que en gratificación de los dichos sus servicios el dotor Bravo de Saravia, nuestro presidente que fue de nuestra Audiencia Real que residía en esa tierra, le señaló en la caja real de ella mil pesos de buen oro en cada un año, conque llevase confirmación y aprobación nuestra, como de todo dijo constaba y parecía por un testimonio de que ante Nos en nuestro Consejo de las Indias fue fecha presentación, suplicándonos, atento á ello, le mandásemos dar la dicha confirmación, y porque esta no ha habido lugar de se la mandar dar, ni se pudo hacer en nuestra caja la dicha libranza, y así es nuestra voluntad que en otra cosa sea gratificado, os mandamos que en los indios vacos que en esa tierra hobiese ó primeros que vacaren le gratifiquéis y déis de comer al dicho SAntiago de Azoca, conforme á la calidad y habilidad de su persona en que nos pueda servir y ser honrado y aprovechado, y en lo demás que se ofreciese le ayudéis é favorezcáis.

Fecha en Madrid a 21 de Enero de mil y quinientos y setenta y seis años.


-Yo el Rey-

Por mandado de Su Majestad. Antonio de Eraso

Gracias a su destacada participación en las guerras de Arauco recibió encomienda en Pelvín y Rauco, dueño de casas principales frente al costado de la iglesia de Santo Domingo, fundador de una memoria de misas en la Iglesia de Santa María la Real de Azcoitía designando capellán al Cabildo de Sevilla, testó el 15 de marzo de 1589 fue sepultado en su capilla de la Iglesia Catedral de Santiago.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
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Marco Tulio Cicerón.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 09 Ene 2018 23:28

Juan de AYOLAS


Juan de Ayolas (Briviesca, Burgos, 1493? ó 1510? – Candelaria, en el Chaco, Paraguay, 1538) fue un explorador español. Formó parte de la expedición de Pedro de Mendoza que partió del puerto de Sanlúcar de Barrameda, en el año de 1535. Con el título de Mayordomo de Don Pedro de Mendoza y alguacil mayor asistió a la fundación de Nuestra Señora del Buen Ayre (Buenos Aires) en el año de 1536. Fue comisionado por el adelantado Pedro de Mendoza a explorar el río Paraná, a orillas del cual fundó el fuerte de Corpus Christi, en junio de ese año.

Siguiendo el curso del río Paraguay se dirigió hacia la mítica sierra de la Plata. En su marcha fue interceptado por los caciques guaraníes Lambaré y Yanduvazuví Rubichá a los que venció en batalla. A raíz de esta situación se celebró una capitulación el 15 de agosto de 1536 en la que los guaraníes se aliaron a los españoles reconociendo la autoridad de éstos.

El 2 de febrero de 1537 fundó, a orillas del río Paraguay, el fuerte y puerto de La Candelaria (hacia los 19° de latitud sur según algunas fuentes -por lo cual estaría prácticamente donde hoy se halla Corumbá, hacia los 21°S según otras fuentes -por lo cual habría estado en tal caso algo al norte de Fuerte Olimpo, cerca de la desembocadura del río Blanco en el río Paraguay-), donde dejó como lugarteniente a Domingo Martínez de Irala. Pedro de Mendoza, en virtud de sus facultades, lo designa su sucesor como gobernador del Río de la Plata.1 El 22 de abril de 1537, Pedro de Mendoza al no estar presente Ayolas para la transmisión del mando, lo delegó provisoriamente en Francisco Ruiz Galán.

Continuando con la búsqueda de una comunicación con el Perú, Ayolas continuó con su empresa hasta llegar a la actual Bolivia y cruzar por primera vez la región del Chaco. Tras ese periplo regresa al fuerte de la Candelaria que encuentra abandonado. Allí falleció tras un ataque de los indígenas. Su sucesor como gobernador del Río de la Plata fue Domingo Martínez de Irala.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 09 Ene 2018 23:32

Simón DE ALCAZABA Y SOTOMAYOR


Simón de Alcazaba y Sotomayor (Portugal, 1470 - † Chubut, Argentina, 1535) fue un navegante y explorador que sirvió a la corona española y fundó el primer asentamiento europeo en el actual territorio argentino, un año antes que Pedro de Mendoza intentara la primera fundación de Buenos Aires.

Por la Capitulación de Toledo firmada por el rey de Castilla el 26 de julio de 1529, se concedió a Francisco Pizarro 200 leguas hacia el sur contando desde la boca del río Santiago (1° 20'N a 9° 57'S) para constituir la gobernación de Nueva Castilla. Desde el paralelo en el que terminaba la jurisdicción dada a Pizarro se le otorgaban a Simón de Alcazaba y Sotomayor otras 200 leguas hacia el sur (llegaba hasta los 21° 6,5' S), nombrándolo gobernador, capitán general, adelantado y alguacil mayor de la gobernación de Nueva León. Sin embargo Alcazaba y Sotomayor no pudo realizar la expedición y el rey proyectó (entre 1530 y 1531) entregar los territorios desde Chincha hasta el estrecho de Magallanes a la Familia Fugger de Alemania.

El 4 de mayo de 1534 el rey Carlos V amplió los territorios otorgados a Pizarro extendiéndolos otras 70 leguas leguas hacia el sur en territorios antes adjudicados a Alcazaba y Sotomayor, alcanzando aproximadamente los 14°S.

El 21 de mayo de 1534 el rey firmó otras tres capitulaciones para explorar y ocupar las tierras americanas, estableciéndose provincias o gobernaciones de 200 leguas de extensión norte-sur entre ellas la Gobernación de Nueva León, otorgada a Simón de Alcazaba y Sotomayor, también desde el océano Atlántico al Pacífico, al sur del paralelo 36º S hasta los 48° 22,25'S.

Parte del texto de la capitulación de Alcazaba y Sotomayor:

Primeramente, que vos darémos licencia, como por la presente vos la damos, para que en nuestro nombre e de la corona real de Castilla, podais conquistar, pacificar i poblar las tierras i provincias que hobiere por la dicha costa del mar del Sur en las dichas doscientas leguas mas cercanas a los limites de la gobernacion que tenemos encomendada al dicho don Pedro de Mendoza, lo cual hayais de facer dentro de seis meses desde el dia de la fecha desta, estando a la vela con los navíos necesarios para llevar, i que lleveis en ellos, ciento i cincuenta hombres destos nuestros reinos de Castilla y de otras partes permitidas; i dentro de año i medio i en adelante luego siguiente, seais tenido i obligado a proseguir e fenecer el dicho viaje con otros cien hombres, con las personas relijiosas e clérigos, e con los nuestros oficiales, que para conversion de los indios a nuestra santa feé i buen recaudo de nuestra hacienda, vos serán dados i señalados por nuestro mandado, a los cuales relijiosos habeis de dar i pagar el flete i matalotaje i los otros mantenimientos necesarios, conforme a sus personas, todo a vuestra costa, sin por ello les llevar cosa alguna durante toda la dicha navegacion, lo cual mucho vos encargamos que así hagais i cumplais, como cosa del servicio de Dios i nuestro, porque de lo contrario, nos terníamos de vos por deservidos (...)

Alcazaba partió del puerto de Sanlúcar de Barrameda el 21 de septiembre de 1534, en una expedición de 250 hombres en dos naves; la que él mismo mandaba, Madre de Dios y San Pedro, que llevaba como capitán a Rodrigo Martínez.

A principios de 1535 alcanzan el estrecho de Magallanes con la idea de cruzar al Pacífico, pero la situación climática se los impide. La expedición retorna hacia el norte bordeando la costa del Atlántico, y el 9 de marzo de 1535 Alcazaba funda en la Caleta Hornos, de la Bahía Gil, 29 kilómetros al sur de la actual localidad de Camarones, en la provincia del Chubut, el "Puerto de los Leones".

Alcazaba y varios de sus leales mueren en un motín.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 09 Ene 2018 23:35

Esteban DE LAS ALAS


Esteban de las Alas (Avilés, 15?? - Nombre de Dios, 1577) fue un marino asturiano gobernador de La Florida conocido con el pseudónimo de El Mozo.

Hijo de Rodrigo de las Alas y María de León, los primeros registros de su presencia en América datan de 1561. En 1563 se tiene constancia de su presencia como General en la Flota de Nueva España. Amigo y compañero de Pedro Menéndez de Avilés, le acompañó en la conquista de Florida comandando una de las escuadras, financiada en parte por sus propios fondos, en 1565.

Separado del resto de la flota, por una tormenta, termina refugiándose en La Española y Cuba. Tras el reencuentro con Pedro Menéndez, pasa a formar parte de su Estado Mayor, siendo Contador, explorando el sur de Florida y entablando contacto con diversas tribus indígenas.

Posteriormente colaboró en la exploración del norte de Florida (llegando a lo que hoy en día es Carolina del Sur), donde fue nombrado gobernador del fuerte San Felipe, en el que tiene que enfrentarse a un motín. A la marcha de Pedro Menéndez a España en 1567 fue nombrado gobernador y capitán general de Florida. Tiene que enfrentarse en el cargo tanto a los problemas de moral y motines de la soldadesca como a sucesivos ataques de indios y franceses, contra los que libra combates en el Fuerte de San Mateo, que termina siendo saqueado por los franceses.

Al regreso de Pedro Menéndez es de nuevo gobernador de San Felipe. El 13 de agosto de 1570 inicia su regreso a España, llegando al puerto de Cádiz el 22 de octubre, lo que motiva diligencias de la Casa de Contratación de Sevilla de las que es absuelto. El 30 de diciembre de 1572 fue nombrado bajo el auspicio de Pedro Menéndez capitán del galeón «Santiago el menor». Tras retirarse fue proveedor de la armada española. Murió en la panameña Nombre de Dios en 1577.

Nace en Avilés este marino, explorador y conquistador que desciende de uno de los más ilustres y nobles linajes de todas las Asturias: los Alas de Avilés. Su vida profesional en el Nuevo Mundo comienza a conocerse a partir de 1561. En ese año y en 1563 se le nombra general de la Flota de la Nueva España. El nombramiento de Pedro Menéndez de Avilés como adelantado y gobernador de La Florida propicia que gran número de asturianos de todas las condiciones sociales le acompañen.

A Esteban de las Alas le designa general de los navíos y tropas del Cantábrico. Al mando de estos buques y 275 hombres a bordo, parte del puerto de Avilés al de Gijón para recoger la flotilla de Pedro Menéndez Marqués. El 25 de mayo sale para las Indias. A principios de enero de 1566 llega a La Habana, donde le esperan el Adelantado y Pedro Menéndez Marqués, quienes ya le daban por muerto. Las misiones de Esteban de las Alas se suceden a partir de ese momento.

Nombrado por el Adelantado, Contador de la Provincia, parte con él en febrero a explorar el sur de la península de La Florida. Entra en contacto con las tribus indias cuyos territorios comprendían el sur de Georgia y Carolina del Sur.

El rey le nombra en 1572 general de la Armada Real con la misión de ir a Centroamérica por el oro de la Corona y recorrer toda la costa y limpiarla de piratas. En los últimos años de su vida desempeñó el puesto de proveedor y factor de la Armada, falleciendo en Nombre de Dios (Panamá) el año 1577.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 09 Ene 2018 23:42

Ruy DIAZ DE MELGAREJO


Ruy Díaz de Melgarejo (Salteras 1519 – Santa Fe 1602) fue un militar, conquistador, estadista y minero español establecido en la región del Río de la Plata. Su vida estuvo marcada por guerras, conspiraciones, persecuciones y conflictos familiares. Junto a Juan de Salazar, Alonso Riquelme y Diego de Abreu se opuso al gobierno asunceno de Domingo Martínez de Irala, apoyándo al deportado Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Melgarejo era partidario de la corona española. Gobernó de manera casi absoluta e independiente la antigua provincia del Guayrá por 30 años.

Nació en 1519 en el municipio de Salteras, provincia de Sevilla, Andalucía, España. Sus padres fueron Francisco de Vergara y Beatriz de Roelas y sus abuelos paternos fueron Hernando de Vergara y Francisca de Ribera. Sus hermanos conocidos fueron Hernando y Juana Ortíz de Melgarejo y Francisco Ortiz de Vergara. Muy joven ingresó en el ejército de Carlos V, sirviendo por aproximadamente 6 años en la Armada Española junto al Duque de Borbón en Italia y Francia y en la toma y saqueo de Roma (1527), en las campañas de Sicilia y Negroponte y en la captura de la plaza de Castelnuovo.

Melgarejo era hijodalgo o hidalgo y la genealogía noble de su familia fue demostrada en varias ocasiones en el pasado. Tendría alrededor de 21 años de edad cuando el 2 diciembre de 1540, zarpó desde Cádiz rumbo a América en la expedición del Adelantado Alvar Núñez Cabeza de Vaca, junto con su hermano Francisco Ortiz de Vergara. Llegó primero a la isla de Santa Catalina para llegar a Asunción en marzo de 1542.

Sus inicios en Asunción no están bien esclarecidos pero se conoce que fue parte de la expedición ordenada por Cabeza de Vaca y encabezada por Irala contra el cacique Aracaré en 1542 y que acompañó también a este capitán en su exploración por las regiones del norte paraguayo. Melgarejo se puso del lado de Cabeza de Vaca cuando a éste fue aprisionado por los oficiales realesen (Irala y sus secuaces) pero este evento lo tomó de sorpresa. No obstante, decidió tratar de liberar al Adelantado algunas horas después del motín junto a su hermano Francisco y varios amigos. Dijo Melgarejo: "acudí con mis armas a la posada del Capitán de su guarda". Sin embargo, la gesta falló y Ruy y sus compañeros fueron apresados y por conspiración de sus enemigos se consiguieron supuestos testimonios de la deslealtad de Melgarejo al Emperador.

La destitución de Cabeza de Vaca desencadenó una lucha de poder de dos bandos que ya habría tenido su origen desde que el adelantado y su flota llegaron a Asunción. De un lado los Oficiales Reales teniendo a Irala como cabecilla: Felipe de Cáceres, Francisco de Mendoza, Pedro Dorantes, Garcí Benegas, Alonso de Cabrera y Francisco de Andrade y del otro los leales del Adelantado "alvaristas" encabezados por Melgarejo: Diego de Abreu, Francisco Ortiz de Vergara, Alonso Riquelme de Guzmán, Pedro Estopiñán, Francisco González Paniagua, en su mayoría andaluces. Díaz Melgarejo había sido detenido la misma noche del derrocamiento de Alvar Núñez (24 de Abril de 1544), aunque logró huir a una tumba debajo del altar mayor de la Iglesia del monasterio de Nuestra Señora de la Merced. En ese lugar permaneció escondido por 9 meses con ayudo de los frailes.

En 1547, aprovechando Irala marcha hacia Perú y deja a cargo a Francisco de Mendoza. En 1549, Melgarejo y Abreu fueron junto a Mendoza y lo convencen de llamar a votación para elegir a un gobernante legal debido a que la situación se encontraba ilegítima desde que Cabeza de Vaca había sido depuesto. Mendoza accede y mientras se celebraban los comicios, Melgarejo y Abreu impiden que Mendoza ingrese al lugar de votación y logran persuadir a la gente de elegir a Abreu como gobernador. Abreu da pena de muerte a Mendoza. Irala retorna a Asunción y aprisiona a Melgarejo y Abreu, pero logran escapar en Julio de 1549 y son perseguidos por las autoridades asuncenas. Melgarejo permaneció alrededor de 4 años escondido en los bosques.

En 1553 fue nuevamente apresado en el campamento de Yerekyhaba en lo que actualmente es Alto Paraná, pudo escapar y marchó hacia el este donde fue capturado por los indios tupí que eran antropófagos y tenían planeado comérselo. Logra escapar gracias a una mujer tupí y llega hasta las costas del Atlántico, a San Vicente. En aquel lugar se encontró con pasajeros de la flota de Sanabria que había tenido problemas y había sido auxiliada por los portugueses que los tenían detenidos. Entre los pasajeros, conoce a Elvira de Contreras con quien contrae matrimonio

Melgarejo vive un tiempo en San Vicente donde nacen sus hijos y sin poder volver a Europa, se pone a disposición de Irala y junto a su esposa Elvira, Juan de Salazar y los miembros de la flota de Sanabria retorna a Asunción en 1555. Irala, que lo veía como amenaza, envió a Melgarejo a colonizar la región de La Guayrá ubicada entre el río Paraná y el océano Atlántico.

En 1556, luego que Irala falleciese y durante el gobierno de Gonzalo de Mendoza, fundó la Ciudad Real del Guayra, repartiendo las tierras a los asuncenos que lo habían acompañado, realizó un censo y construyó un casa de gobierno el pueblo. Permaneció unos 7 años en Ciudad Real, en 1561 los indios se rebelaron y el pueblo quedó cautivo, por ello Melgarejo pide ayuda a su hermano Francisco que ahora era gobernador y éste manda a Alonso Riquelme con refuerzos para socorrerle. Ortiz de Vergara decidió enviar a Ruy de vuelta a España y entonces toda su familia volvió a Asunción en 1563. Pero como el barco no se había terminado de construir, Melgarejo fue enviado a castigar a los "indios" (indígenas) del Paraná. Al volver de su viaje encuentra a su esposa Elvira con su amante el padre Juan Fernández Carrillo y con su espada los apuñala a ambos.

Por este crimen es excomulgado y huye hacia tierras portuguesas del Brasil dejando a sus hijos menores. En 1569 se le encomiendo sofocar las rebeliones de los pobladores de Ciudad Real en contra de Alonso Riquelme. Entonces, a Melgarejo se le levanta la excomunión y marcha a Ciudad Real donde después de controlar la revuelta, derroca a Riquelme y toma su lugar. Como Teniente General del Guairá, Melgarejo fundó la ciudad de Villa Rica del Espíritu Santo el 14 de Mayo de 1570, en un lugar llamado "Cuarahyberá" con 40 hombres y 53 caballos.

Destituido su hermano Francisco como gobernador del Paraguay, quedó como gobernador interino Felipe de Cáceres, un viejo enemigo, quien envió a reemplazarlo a Alonso Riquelme. Melgarejo se negó a entregar el poder y convocó a elecciones que lo nombraron Capitán General y Justiciar Mayor del Guairá. Con esto, los que seguían a Riquelme se aliaron a Melgarejo y Riquelme quedó prisionero. En 1572, Cáceres es destituido y Martín Suárez de Toledo, el nuevo gobernador interino llama a Melgarejo para que conduzca a Cáceres como prisionero para ser juzgado en España.

El 7 de julio de 1575, el Adelantado Ortiz de Zárate nombra a Melgarejo Gobernador del Guayrá con los títulos de "Teniente Gobernador Capitán General y Justicia Mayor de la Ciudad Real y de Villa Rica del Espíritu Santo", con facultades para gobernarlas, repartir encomiendas, nombrar lugartenientes y demás amplias atribuciones del caso. Se le concedió con una encomienda de 300 leguas de tierra y 352 "fuegos" (un padre de familia indígena con su mujer e hijos. Como Gobernador del Guayrá, Melgarejo se dedicó a la búsqueda y cateo de las minas de Cuarahyberá. En vez de oro y plata, logró extraer hierro lo que a su juicio fue de gran utilidad para los vecinos. Efectuó un nuevo ataque contra los tupíes, rescatando a un grupo de españoles. Se retiró de la vida pública y hacia 1590 con unos 71 años, Melgarejo se mudó a Santa Fé a la casa de su hija Isabel de Carvajal.

Melgarejo firmó su testamento el 5 de Octubre de 1595, en casa de su hija Isabel. Pidió ubicar sus restos en "la Iglesia del Bienaventurado San Françisco" de Santa Fe, en la sepultura en la que está enterrado Gonzalo Martel de Guzmán, esposo de su hija Isabel. Recomendó que sus armas, arcabuz, espada, daga y celada, se entregarán a su hijo Francisco de Guzmán. Declaró "haber poblado y poblado las dos çiudades Real y Villa Rica del Espíritu Santo, en las provincias del Guairá"; y dispuso que la encomienda de más de 300 leguas que allá poseía, así como solares, estancias y mercedes de su propiedad en dichos parajes, quedaran para el Capitán Manuel de Frías y la esposa de éste, su nieta Leonor de Ortega Martel de Guzmán.

También le dejaba al matrimonio Frías-Martel "los bienes, herencias, heredades y possessiones y tributos", de la sucesión de sus padres "que tengo en los Reinos de España", en "la aldea de Salteras", donde han de hallarse esos bienes que Frías, en persona o mediante apoderado debía cobrar. A Hernando Melgarejo, otro de sus hijos, y a las hijas de éste Isabel y Beatriz, les legaba su estancia poblada de Tobatí. Murió en Santa Fé en 1602.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 09 Ene 2018 23:51

Alonso DE ARELLANO


Alonso de Arellano fue un explorador español del siglo XVI, que navegó en la flota que trazó la primera ruta práctica para la navegación a las Filipinas. De acuerdo con algunas fuentes, Arellano fue el primer español en divisar el archipiélago de las islas Filipinas, tras separarse del resto de la flota en el patache San Lucas, pilotado por Lope Martín, poco después de salir del puerto de Navidad. Después de descubrir varias islas en enero de 1565, volvió sobre sus pasos y se dirigió a Acapulco; fue así el primero en recorrer lo que luego se llamaría la "ruta de Urdaneta", en honor a Andrés de Urdaneta, otro capitán de la misma flota que la recorrería poco después. La superioridad de las cartas y la documentación de Urdaneta le aseguró el crédito, pese a la prioridad histórica de Arellano.

Nada se sabe de su lugar y fecha de nacimiento, probablemente era riojano, sólo se empieza a saber de él, al ser nombrado capitán del patache San Lucas, en la expedición que al mando de don Miguel López de Legazpi, zarpa del puerto de Navidad el día veintiuno de noviembre del año de 1564, llevando como Piloto Mayor de ella a Fray Andrés Ochoa de Urdaneta, para la colonización del archipiélago de las islas Filipinas, que fueron bautizadas por don Miguel, como Virreinato de Nueva Castilla.

La expedición estaba formada por cuatro velas; San Pedro, de 500 toneladas; San Pablo, de 400; San Juan, un patache más grande de 80 y el San Lucas, que era más pequeño y de 40 toneladas, pero según el número mencionado por Urdaneta nos falta una, pero es que esta era la fragata que estaba trincada en la popa del San Pedro, como nave ligera y que aprovechando su vela latina y sus remos, podía servir de enlace entre los diferentes buques, así como el poder acercarse a tierra con mayor facilidad dado su menor calado; esta escuadra zarpo del puerto de La Navidad en la medianoche del día veintiuno de noviembre del año de 1564.

A los diez días de zarpar, ya en pleno océano, el pequeño patache San Lucas al mando de don Alonso de Arellano y pilotado por el mulato Lope Martín natural de Ayamonte, era el buque encargado de ir y venir para controlar a todos los componentes de que no se desviaran de la ruta de la capitana, por lo que Legazpi le había ya llamado la atención de que no se separase más de media legua de la formación, pero le contesto don Alonso, que ‹ de la forma en se le obligaba a navegar el buque encapillaba mucha agua ›, por ello se fue alejando, pero al ser la nave más veloz nada se puedo hacer, al anochecer ya se encontraba como a unas dos leguas de distancia y en la mañana siguiente ya había desaparecido de la vista.

Fueron muy listos y quisieron robar la gloria al verdadero descubridor de la « Vuelta de Poniente », ya que regresaron antes que Fray Andrés de Urdaneta y aprovecharon para escribir una carta al Rey, la cual se conserva, su título es: « Relación de su navegación desde el puerto de Navidad que salió con la armada que iba al descubrimiento de las islas de poniente, de la cual se separó en la noche del 1.º de diciembre de 1564, y sin haberla vuelto á ver regresó á dicho puerto, después de muchos trabajos, en 9 de agosto de 1565=B.M. » Legajo 2.º de papeles tocantes á las islas del maluco y Filipinas, años 1564 á 1608.

En ella se dice: « En la Relación muy singular y circunstanciada hecha por don Alfonso (aquí hay una diferencia de nombre con la relación de Urdaneta, no se a que es debida) de Arellano, capitán del patache San Lucas, véanse por ejemplo, las líneas preliminares a la descripción del regreso: . . . hablé al Piloto y le dixe; que ya veía en la parte que estavamos, que era fuera de todas las islas: el me dixo, que lo que a mi me paresciese y mas en servicio de S. M. fuese, se hiciese; yo le dixe, que mirase bien lo que deviamos hacer en esta navegación, y que procurase tomar derrota y camino que fuese en servicio de Dios y de S. M. y del salvamiento de todos; y ansi estando pensando lo que haría, tomando la carta en las manos tanteándolo muy bien, y visto los inconvenientes desta navegación me dixo, que lo mejor dello era dar buelta a la Nueva España, pues venia el verano y metidos en el altura por la parte del Norte nos quadrarian los tiempos y harian nuestra navegación, y que ansi era mejor que no ir en poder de Isleños o de Portugueses, como las demás Armadas han hecho que a esta tierra han venido; e yo entendiendo esto, le dixe, que mi parecer era aquel, que más queria morir en la mar en servicio de S. M., que no perecer entre esta gente, y que pues el intento de S. M. era descubrir esta buelta, y nosotros no podiamos topar el Armada, que mi determinación era acavar este viaje o morir. . . . .

Pero la mentira sale a flote cuando arriba al puerto de Acapulco el día ocho de octubre del año de 1565, la nao San Pedro con Fray Andrés Ochoa de Urdaneta, en la que sólo regresaban dieciocho hombre con posibilidades de hacer el esfuerzo, ya que el resto o habían sido arrojado a la mar por fallecimiento, o permanecían a bordo pero enfermos sin poder ayudar en la tareas de marinar.

Fray Andrés Ochoa de Urdaneta hace una relación del histórico viaje, pero como se podrá apreciar, más lacónicamente es imposible, aparte de con una sencillez que casi es imposible describir, por la grandeza de lo que había descubierto, dice así:

«De la vuelta de Cebú para Nueva España, lo que hay que decir es que partimos desde donde quedaron los nuestros en primero de junio de 1565, y en 18 de septiembre vimos la primera tierra en la costa de la Nueva España, que fue una isla que se dice San Salvador, que está en 34 grados menos un sesmo, y a primero de octubre llegamos enfrente del puerto de La Navidad; y no queriendo entrar en él, pasamos al puerto de Acapulco por ser muy mejor puerto que este otro y estar más cerca de México que no el puerto de La Navidad con más de 45 leguas.

[i]Pasamos mucho trabajo a la vuelta, con tiempo contrarios y enfermedades. Murieron veintiséis hombres hasta surgir en el puerto, y después de llegados a él otros cuatro, y más un indio de la islas de los Ladrones, que envió el General con otros tres indios que envió de la isla de Cebú. Vino por capitán de la nao Felipe de Salcedo, nieto del General, el cual se hubo cuerdamente en su cargo. No trato de cómo se apartó de nuestra compañía a la ida don Alonso de Arellano con el navío San Lucas, porque él mismo ha dado relación de lo que le sucedió en aquel viaje [/i]»

Además en documentos se asegura tanto por Arellano como por su piloto Lope Martín, que habían llegado a la isla de Mindanao a fines de enero de 1565, insistiendo en que estuvieron un tiempo buscando a la Armada pero que no la hallaron, por lo que se vieron obligados a partir con rumbo a Nueva España, que el viaje de regreso lo comenzaron el día veintidós de abril y que el día nueve de agosto llegaron al puerto de La Navidad.

Pero además en el transcurso de esta aventura, ocurrieron cosas que se describen que empañan de ser cierta el espectacular brillo de su efectividad, pues en un momento dado y porque dos hombres habían desobedecido, los arrojo vivos a la mar. Pero al presentar los cargos Legázpi de toda esta maraña de mentiras, solo se consiguió que la Real Audiencia, culpara de todo ello a Lope Martín quién al parecer estuvo preso, mientras que Arellano y por sus influencias se fue retrasando el juicio, quedando en plena libertad, aunque Lope de Martín, consiguió pasar a la historia como una de las peores personas que han existido, pues en algún escrito se le tacha de ‹ monstruo del ser humano ›, por sus crímenes cometidos en una expedición posterior.

A pesar de que la orden del Rey era tenerlo preso y enviarlo con cadenas a las islas Filipinas, para que don Miguel hiciera lo que creyese conveniente con su subordinado y desertor, sus amistades fueron retrasando el viaje, quedando en media libertad en el virreinato de Nueva España, ya que ni podía regresar a la Península y menos aún volver como había ordenado el Rey al archipiélago filipino.

Sólo se le envió a las islas, al saber del fallecimiento de don Miguel López de Legázpi en el año de 1577, pero al arribar los que habían ido con don Miguel y conocedores de su traición no se lo hicieron pasar nada bien. Comprobado que allí no tenía nada que hacer regresó de nuevo a Nueva España en el año de 1579 totalmente desacreditado, así que se refugió entre la población y falleció un tiempo después.

No se sabe la fecha exacta ni en realidad donde, pero es patente que de Nueva España no salió.

(1) Al parecer la familia Arellano, se estableció muy pronto en Nueva España, eran oriundos de reino de Navarra, pero siglos antes se establecieron en la Rioja. De hecho de entre ellos hubo un Virrey de Nueva España, lo que podría ser la causa de la influencia de don Alonso. Más tarde la segunda esposa de Hernán Cortés el conquistador de este virreinato, fue doña Juana Ramírez de Arellano con la que contrajo matrimonio en el año de 1599, que era descendiente de los Arellano como indica su apellido.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 10 Ene 2018 00:04

Excmo. Sr. D. Francisco Javier DE URIARTE Y BORJA Capitán General de la Armada Española



Francisco Javier de Uriarte y Borja (Puerto de Santa María, 5 de octubre de 1753 - Ibid., 29 de noviembre de 1842) fue un marino y militar español, 18º Capitán General de la Real Armada Española.

Fue hijo de Miguel de Uriarte y Herrera y de María del Carmen de Borja y Lasteros, ambos nacidos en Quito, entonces Real Audiencia. Su madre era hija de Francisco de Borja Paz Duque de Estrada y de Isabel Lasteros de Salazar y Carmona, por tanto descendiente directa de San Francisco de Borja y Aragón, IV duque de Gandía (Expediente 1737 para ingreso a la Orden de Carlos III). El 31 de mayo de 1774 sentó plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento de Cádiz, a los 21 años de edad.

Por su aplicación y el llevar ya una educación sobresaliente, sólo un año más tarde se le ascendía al grado de alférez de fragata. Participó con este grado en la campaña de Argel de 1775 y en la expedición a Santa Catalina entre 1776 y 1777. El 23 de mayo de 1778 fue ascendido a alférez de navío, el 21 de diciembre de 1781 a teniente de fragata y en 1782 a teniente de navío. Participó en la expedición científica al estrecho de Magallanes, estando a las órdenes de Antonio de Córdova, en la que demostró gran entendimiento en las ciencias y un gran valor al realizar exploraciones peligrosas, siendo siempre el primero en ofrecerse para ello.

Descubrió varias islas y puertos, a uno de los cuales se le puso su nombre. Después de una larga y accidentada navegación, llegó a la cabecera del Cabo del Pilar, límite occidental del estrecho en la costa del Fuego, que desemboca en el océano Pacífico. El 21 de septiembre de 1789 fue ascendido a capitán de fragata. A su regreso y en el mismo año de 1793, estuvo en la campaña del Rosellón y poco después en la de Tolón. A capitán de navío fue ascendido con fecha del 25 de enero de 1794, año en que se le encomendó una misión arriesgada: le fue entregado el mando de la fragata Lucía.

Se hizo a la vela desde el puerto de Cádiz, atravesó el océano Atlántico burlando a los británicos que lo cruzaban en misión de vigilancia y en busca de presa, y llegó al Río de la Plata, donde entregó los pliegos de los que era portador. Se le cargaron en el buque cinco millones de pesos fuertes y regresó, burlando otra vez a sus perseguidores, desembarcándolos sin novedad en el puerto de Cádiz. Se le dio el mando del navío Firme, con el que participó en el combate naval de cabo Espartel. Pasó después a mandar los navíos Terrible y Concepción, éste último perteneciente a la escuadra del general Federico Gravina, y tomó parte en la acción de Brest.

Enterado Napoleón de sus méritos profesionales, le distinguió con el mejor regalo que se le podía hacer a un militar: un sable de honor, al que Uriarte le tenía en una gran estima. Pasó de nuevo a mandar, sucesivamente, los navíos Asturias, Guerrero y Argonauta; en éste último trasladó a los Reyes de Etruria.

Fue ascendido a brigadier el 5 de octubre de 1802. En la desafortunada batalla de Trafalgar ostentaba el mando del coloso de los mares, el navío Santísima Trinidad, el único de cuatro baterías que ha existido y con 140 bocas de fuego. De lo ocurrido en él, se pueden entresacar varias notas del relato que él mismo realizó en 1838 y que fue publicado en Fanal, como crónica marítima, el 9 de febrero de 1843.

En el Trinidad, unos murieron en sus puestos, y otros, no tan felices, mutilados, les sirvió el navío de sepulcro, yendo a pique con ellos en medio de los horrores de una borrasca, que impidió al enemigo darles auxilio. Allí desaparecieron oficiales y hombres de todas clases dignos de mejor suerte...
Hace hincapié en la conducta del teniente de navío Juan de Matute, que al ser desmontada toda la artillería a su mando, la tercera batería, subió al alcázar y le dijo: Siendo inútil mi presencia en mi puesto, pido permiso para estar junto a mi comandante, en el lugar de más riesgo. Un momento después una bala de cañón le segaba la vida al teniente de navío don Joaquín de Salas, y unos doce segundos después, otra bala de cañón le arrancaba una pierna al teniente de navío Matute
.

Nadie quedó en pie en el alcázar, toldilla y castillo, a excepción de Uriarte y aún éste con dos contusiones. Todo a su alrededor estaba cubierto de cadáveres y heridos. Poco después cayeron los tres palos partidos por sus fogonaduras y entre todos estos destrozados restos quedó Uriarte también fuera de combate, por un astillazo que recibió en la cabeza.

El navío Santísima Trinidad, en aquel desagradable día, arbolaba la insignia del jefe de escuadra Baltasar Hidalgo de Cisneros y se batió, al principio llevando una ventaja, contra el navío británico Victory, que no pudo realizar el corte de línea entre él y el navío francés Bucentaure, insignia de Villeneuve, tal como era la intención del almirante Nelson, quien enarbolando su insignia en el navío británico, encabezaba una de las dos líneas de ataque que trataron de partir en tres trozos a la flota combinada.

En ayuda del Victory, que estuvo unos minutos en franca desventaja, acudieron los navíos Temeraire y Neptune. El primero, haciendo honor a su nombre, fue el que logró cortar la línea, ocupando la banda de estribor del Santísima Trinidad, mientras el Neptune lo hizo por la de babor, por lo que el español se vio rodeado de enemigos que le batían por todos los costados, mientras que él apenas podía efectuar sus fuegos con efectividad, y sobre el Neptune sólo lo podía realizar con las bocas de fuego de popa, pues le tenía de enfilada. Además el navío insignia británico proseguía su ataque sin vacilaciones.

En el parte rendido por Uriarte, dice:

El Trinidad se mantuvo en defensa desesperada, hasta quedar arrasado de todos sus palos, cubierto de destrozos de ellos y de los de las vergas, masteleros, jarcia y velas, a más de haberse agotado la munición y muerta o herida más de la mitad de la tripulación.
Cuando fue retirado y puesto a cubierto del fuego enemigo, el general Hidalgo de Cisneros también estaba herido de gravedad, por lo que Uriarte mandó llamar al oficial comandante de la primera batería, que era el más antiguo de los que quedaban en pie, y previa consulta con todos ellos, decidieron rendir el ya inútil navío para tratar de evitar en lo posible que cayeran más hombres sin necesidad.

Fue apresado por los hombres del navío británico Prince, que lo marinaron y largaron un cabo para su remolque, pero estaba tan maltrecho, que por mucho que se esforzaron los británicos en salvarle, pues para ellos era una gran victoria conseguir a este navío, coloso de los mares, por lo que tuvieron que abandonarlo y se fue a pique, perdiendo así una gran oportunidad de guardar un recuerdo para la posteridad.

Fue llevado a Gibraltar con el resto de los apresados en el combate. Cuando al almirante Collingwood le llegaron noticias del apresamiento de cierto sable de honor que pertenecía a un valiente general español, ordenó realizar las averiguaciones oportunas al caso, por lo que le devolvió el sable, como testimonio honroso y prueba de estimación al valor español. El almirante británico también le hizo entrega de un cuadro, que representaba a la Patrona del Trinidad (eso sí, agujereado a balazos), rescatado del buque antes de que se fuera a pique, así como los restos de la bandera de España, que tan heroicamente había sido defendida. (Todos estos objetos están hoy custodiados por el Museo Naval, al que fueron donados por su esposa estando ya viuda).

El 9 de noviembre de 1805 se le otorgó el cargo de jefe de escuadra por los méritos demostrados en el anterior combate. En 1806 se le nombró Mayor General de la Armada y Consejero de Guerra, siguiendo en estos destinos, hasta que en 1808, por la invasión francesa, se produjo el alzamiento nacional contra los invasores franceses. Al ser ocupada la Villa y Corte por los ejércitos napoleónicos, presentó la dimisión de su cargo, que no le fue aceptada por el general Mazarredo, director general de la Armada.

Fue invitado a presentarse en el Palacio Real y prestar el juramento de fidelidad al rey intruso José Bonaparte, por lo que al oficio recibido le contestó con otro, dirigido al que se lo había mandado, el director general de la Armada, que terminaba diciendo:

Ni mi honra ni mi conciencia me permiten renovar, acudiendo al mandato de V. E. juramento que tengo hecho a mi legítimo soberano y estoy pronto a perder mi empleo y mi vida, antes que acceder a lo que V. E. solicita en su oficio que dejo contestado.

Se puso inmediatamente en fuga, único medio de salir de la capital con vida, llegando a Sevilla y presentándose a la Junta Central. Esta le nombró jefe de la Junta de inspección de la Armada, a lo que él se negó a aceptar hasta que su conducta no fuera juzgada por un consejo de guerra. La Junta ya tenía constancia de su permanencia en Madrid, pero también de su comportamiento, por lo que no admitió su demanda, al ser conocedora de la defensa que había hecho, sin menoscabo del honor militar, por lo que le confirmó su nombramiento y en el cargo.

En 1809 se le nombró gobernador militar de la isla de León, y ocupando este cargo ordenó y dirigió el corte del famoso puente de Zuazo. Ordenó que, al ser desmontados los sillares, fueran numerados de tal forma que resultase más fácil su reconstrucción posterior. Dirigió muchos otros trabajos de fortificación, dejando muy adelantados los de Gallimeras y Sancti Petri, pero tuvo que dejarlo así porque el deber le obligaba a prestar otros servicios.

Realizó la entrega de la plata que había podido conservar, aunque la Junta sólo pedía entregar la tercera parte de lo que buenamente se poseyera, para ayuda de los gastos de la guerra. En 1811 Uriarte se ofreció para el mando de armas, aunque sólo fuese el de una lancha cañonera, dice:

Sin consideración a su rango con renuncia a las gratificaciones propias del general embarcado y a parte de su sueldo.

Las Cortes le dieron oficialmente las gracias, pero éstas le entregaron el mando del Arsenal de La Carraca, baluarte que en aquellos momentos era la primera línea de fuego. Posteriormente pasó destinado como Gobernador político y militar de la plaza de Cartagena, así como su Capitán General. Otra prueba de su altruismo la dio en la primera ocasión en que llegaron fondos para el pago de salarios y atrasos: Uriarte renunció a la parte que le correspondía, que tenía un montante de unos treinta mil reales, a favor de los más necesitados.

Fue ascendido a teniente general el 14 de octubre de 1814. En este mismo año renunció a la plaza de Consejero de la Guerra y se retiró con la pertinente licencia al Puerto de Santa María, fatigado por los sufrimientos físicos y morales sufridos durante la guerra de la Independencia, para intentar reponerse de su maltrecha salud. En 1816, algo repuesto de sus enfermedades, fue nombrado capitán general del departamento de Cartagena, poniéndose inmediatamente a intentar reparar los graves problemas por los que atravesaba la Armada.

Dispuso la reparación de los edificios y la carena de los buques afectos a su jurisdicción, cargo en el que permaneció cinco años. En esta lucha contra tanta adversidad y pasividad de algunos, terminó por quebrantar su ya maltrecha salud, por lo que volvió a pedir licencia y en 1822 se retiró definitivamente al Puerto de Santa María, a disfrutar de un descanso más que merecido después de 49 de servicio.

En premio a sus múltiples servicios prestados, el 16 de enero de 1836 se le ascendió a la máxima dignidad de la Real Armada como Capitán General, nombramiento que llevaba consigo el de presidente del Almirantazgo. Ello provocó una nueva acción de altruismo, pues renunció al exceso de sueldo que le correspondía durante la guerra civil, un nuevo donativo que ascendía a más de 19.000 duros (un duro era el equivalente a ocho reales de plata, con el mismo peso, que el duro de cinco pesetas y veinte reales de 1869).

Falleció en su ciudad natal y en la propia casa que en 1753 le había visto nacer. Sus restos debieron reposar en el Panteón de Marinos Ilustres, mucho tiempo antes, pero la emotiva actitud de su viuda, que quería ser enterrada junto a él, dejó en suspenso el traslado, hasta que por iniciativa de S. M. don Juan Carlos I dispuso por Real Decreto de 28 de julio de 1983 el traslado de los restos del capitán general de la Armada don Francisco Javier de Uriarte y Borja, desde el cementerio de El Puerto de Santa María al Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando.
En su lápida hay un inscripción, que dice:
AQUÍ YACE EL EXCMO. SR.
D. FRANCISCO JAVIER DE URIARTE Y BORJA
CAPITÁN GENERAL DE LA REAL ARMADA ESPAÑOLA
Y PRESIDENTE DEL ALMIRANTAZGO

AL MANDO DEL NAVÍO “SANTÍSIMA TRINIDAD”
RESULTÓ HERIDO EN EL COMBATE DE TRAFALGAR
EL DÍA 21 DE OCTUBRE DE 1805
AL ENFRENTARSE HEROICAMENTE
A CUATRO NAVÍOS INGLESES

GOBERNADOR MILITAR DE LA ISLA DE LEÓN
EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
Y CAPITÁN GENERAL DEL DEPARTAMENTO DE CARTAGENA
DESTACÓ EN LAS CAMPAÑAS DE ARGEL
SANTA CATALINA, ROSELLÓN Y TOLÓN
EXPLORÓ EL ESTRECHO DE MAGALLANES,
DONDE DESCUBRIÓ VARIOS ISLOTES Y PUERTOS.

MURIÓ EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA
A LOS 89 AÑOS DE EDAD

EL DÍA 29 DE NOVIEMBRE DE 1842

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 10 Ene 2018 00:16

Excmo. Sr. D. Felipe JADO CAJIGAL Capitan General del Ejercito Español


Jado Cajigal nació en la aldea de Término, localidad de Hoznayo, municipio de Entrambasaguas (Cantabria). Comenzó siendo niño la carrera de las armas, tanto que fue preciso pedir la correspondiente dispensa por edad. Empezó a servir como cadete en el Regimiento de milicias de Laredo, el 27 de enero de 1758.

Fue ascendido a subteniente el 17 de mayo de 1766, siendo destinado al Regimiento del Príncipe. Durante dos veces ocupo el cargo de ayudante mayor del Regimiento, del que su tío don Manuel Cajigal era coronel. Cuando el Regimiento fue destinado a la plaza de Ceuta, inmediatamente destacó por su valor en el transcurso de varios combates con los moros. En uno de estos encuentros, en el barranco del Cañaveral, recibió su bautismo de sangre. Una vez recuperado de su herida, fue destinado a la plaza de Orán, donde en un combate en el apostadero de Capón, volvió a caer herido. Todavía no recuperado, regresó al combate, siendo herido nuevamente en el combate de la Meseta.

El 1 de octubre de 1773 fue ascendido a teniente por el valor y arrojo demostrados en los diferentes combates. A pesar de su brillante historial en tierra, sintió la llamada de la mar, por lo que decidió prepararse para poder entrar al servicio de la Armada. Se presentó a examen para obtener la plaza, lo que realizó con absoluto éxito. De tal modo, el 28 de febrero de 1777 se le otorgaron los galones de alférez de navío. Embarcó por primera vez en la fragata Rosario, transbordando poco después al navío de línea San Pedro, asignado a la escuadra de Luis de Córdova.

Embarcado en él participó en la Campaña del canal de la Mancha, combinada con la francesa del conde D’Orvilliers, que obtuvo pobres resultados: la retirada de la Royal Navy a sus puertos y la captura del navío británico de 74 cañones Ardent. En 1780 transbordó al navío Arrogante, que pertenecía a la escuadra del marqués del Socorro, con destino al apostadero de La Habana; en éste, se le ordenó transbordar al navío San Luis, saliendo en 1781 con la escuadra de José Solana en la expedición contra Pensacola, en la Florida británica.

Tuvo un comportamiento de gran valentía en el desembarco del 22 de abril, siendo el primero en poner el pie en la playa enemiga. En ésta plaza, mantuvo varios combates contra los británicos y los nativos de la zona, que apoyaban a los enemigos; en uno de los asaltos que se realizaron, siendo también el primero en hacerlo a una trinchera, cayó herido de una pierna, pero se mantuvo en el combate, hasta que éste finalizó con la toma de la plaza.

El 4 de agosto de 1781 fue ascendido a teniente de fragata por los méritos contraídos en estos combates. Su herida y el no dejarse ser atendido por permanecer en el combate, se pronosticó de grave, por lo que le llevó algún tiempo su recuperación. Ya en franca mejoría, se le comisionó a Santo Domingo. Totalmente restablecido, embarcó en el navío Dragón. En la travesía hasta La Habana participó en el rescate de una corbeta, que había sido apresada por los británicos, en las inmediaciones de Matanzas (29 de enero de 1784). El 15 de noviembre de 1784 fue ascendido a teniente de navío, prosiguió en la mar, embarcado en diferentes buques.

Continuó su meritoria carrera en las Antillas, y el 23 de mayo de 1792 fue ascendido a capitán de fragata, regresando a la Península. Al año siguiente participó en la conquista de las sardas de San Pietro y San Antíoco, al apresamiento de la fragata Helena de 40 cañones y al incendio de su compañera, por orden de su comandante, para evitar caer en manos de los españoles y en el apoyo a los ejércitos, piamontés y napolitano, en las riberas del Var. A continuación participó en la conquista y defensa de Tolón, que llevaron a cavo las escuadras española y británica, al mando respectivo de Lángara y Hood. Jado Cajigal luchó con las fuerzas desembarcadas, que estaban al mando del capitán general don Federico Gravina.

Como siempre se ofrecía voluntario para los combates y a ser posible en los de mayor peligro, estuvo presente en cinco combates generales y en más de cuarenta parciales, acudió a la defensa de los fuertes de Balaguer, Mulgrave y San Luis, por esta acometividad también vertió su sangre, pues entre todos ellos recibió una herida grave en la cara, dos golpes de sable en la cabeza, más cinco contusiones, por lo que tuvieron que embarcarlo, estando gravemente herido en el navío Santa Isabel, con destino al arsenal de Cartagena.

De nuevo ya con sus facultades recuperadas, fue destinado al departamento de Ferrol. El 1 de septiembre de 1794 fue ascendido al grado de capitán de navío; estando al mando de diferentes de ellos, pero siempre sin dejar la mar. El 5 de octubre de 1802 fue promovido al grado de brigadier, pasando a desempeñar el cargo de comandante general del Arsenal de Ferrol.

Cuando se armó en éste arsenal la escuadra al mando del general Grandallana, con fecha 14 de mayo del año de 1805, se le otorgó el mando del navío San Agustín de 74 cañones. Al reunirse las escuadras del almirante Villeneuve y del general Gravina, en la ría de Ares, su navío pasó a formar parte de la combinada. De tal modo, el navío de su mando, el San Agustín, tuvo un papel muy destacado en el combate naval de Trafalgar. El San Agustín, con 711 hombres a bordo, formó a la cola de la flota hispano-francesa.

Ésta hubo de volverse por el acecho de los navíos ingleses, lo que dejó al San Agustín situado en la vanguardia del ataque aliado. Cuando la columna del almirante Nelson se aproximó a la escuadra combinada, llegando al alcance efectivo de la artillería, el San Agustín fue el primero el abrir fuego sobre el HMS Victory, célebre buque insignia de Nelson. En su informe sobre el desarrollo del combate, escrito cuando tanto Cagigal como Gravina estaban en Cádiz, convalecientes de sus heridas, dice:

"En cuyo instante ordené que se rompiera el fuego, que efectivamente se practicó en todas las baterías con serena prontitud y actividad y a mi parecer con conocido acierto. Duró hasta las dos y media poco más o menos, hora en que habiendo desfilado toda la línea enemiga y atacado al navío Trinidad, cortando el centro por aquella parte y abrumándole sobre manera, que mandé pasar la gente a estribor, y por señal del Trinidad, de arribar y sostenerle en su desventaja, así lo ejecuté, dirigiéndose directamente sobre un navío de tres puentes que se batía por estribor, a quien a las primeras descargas, hechas con todo ardor y acierto, rompimos parte de sus vergas; que al fin, rendido el Trinidad, se emplearon contra el San Agustín dos navíos de tres puentes por babor y estribor le combatían, tomando las aletas y enfilando todas sus baterías."

El navío español quedó rodeado por varios buques de la escuadra comandada por Lord Nelson: el HMS Leviathan, el HMS Conqueror, el HMS Africa y el HMS Britannia. Combatió con dureza durante horas, repeliendo dos abordajes a costa de gran número de bajas. Se mantuvo en el combate hasta las 17:30, cuando ya era atacado por cinco navíos enemigos. Estando ya desarbolado, con un gran número de vías de agua y casi toda la dotación o muerta o herida, sólo entonces fue cuando el San Agustín cedió al ataque enemigo. Aclaraba Jado Cajigal:
"Hora en que fue preciso ceder a tanta superioridad y a dos repetidos abordajes, que al tercero ya no pudo oponérseles suficiente gente por hallarse ocupada en las baterías la poca que restaba, continuando el fuego contra los otros buques que se estrechaban a tiro de pistola."

Realizado el tercer abordaje, los británicos conquistaron el castillo y el combés, pero Cagigal estaba en la toldilla, con la poca gente que le quedaba, defendiendo la bandera. Los británicos se dieron cuenta del mal estado del buque, pues al pasar por las bombas de achique se apercibieron de la mucha cantidad de agua que hacía el navío, por lo que ellos mismos pidieron parar el combate.

Sin embargo, Cagigal no se avino a permitirlo, hasta que los británicos no consintieron en concederle que el pabellón del buque no fuera arriado y que se hundiera con el San Agustín. Al llegar a este acuerdo, los españoles junto a los británicos se pusieron a trabajar, con todas sus fuerzas, para tratar de impedir el que el navío se fuera a pique, pero viendo que entraba más agua de la que ellos lograban sacar con las bombas, decidieron abandonar el buque. Para entonces, el balance de bajas en el navío era de 180 muertos y 200 heridos.

Esa misma noche, terminó por quedarse mocho, pues se le cayeron los pocos restos de arboladura, incluido el bauprés. A continuación, el San Agustín fue incendiado en reconocimiento a su extraordinario comportamiento en el combate, evitando así ser presa del enemigo. En el ya mencionado parte, añade Cagigal:

"Según he visto con placer, ya que mi constancia no bastó a librarle o sumergirle en la acción, de lo que no estuvo muy distante."

Cajigal pronto fue canjeado, pasando de Gibraltar al departamento de Cádiz. El 9 de noviembre, reconocidos sus méritos, valentía y buen hacer en el combate, fue ascendido por méritos de guerra al grado de jefe de escuadra.

Cuando llegó el histórico día del 2 de mayo de 1808, Cagigal se encontraba en Galicia, cuando supo la noticia inmediatamente, se presentó al general Joaquín Blake para combatir al invasor francés. Blake le nombró mariscal de campo, entregándole el mando de una de las cuatro divisiones que formaban parte de su cuerpo de ejército, dándose la casualidad de que otra de las divisiones de este cuerpo estaba al mando de un brigadier de la Armada, veterano de Trafalgar, Joaquín Riquelme.

Con su división participó en la batalla de Espinosa de los Monteros y la de Villafranca del Bierzo, en la que resultó herido. El 23 de febrero de 1809 fue ascendido a teniente general, pero continuó prestando sus servicios en el ejército de tierra hasta la expulsión de los franceses de territorio español. Por el conjunto de sus méritos y lo acertadas de sus disposiciones, fue condecorado, con la recientemente creada condecoración por las Cortes de Cádiz, la Cruz Laureada de San Fernando de Tercera Clase. El 23 de septiembre del año de 1820, estando ya en situación de retiro, fue nombrado capitán general de Ferrol, su arsenal, departamento y zona marítima. Falleció en ésta ciudad y en posesión de su cargo a la edad de setenta y seis años.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 12 Ene 2018 19:03

Pedro PIZARRO


Pedro Pizarro (c. 1515 Toledo - c. 1602 Arequipa) fue un cronista y conquistador español. Tomó parte en la mayoría de los sucesos de la conquista española del Perú, y escribió una crónica extensa de ellas bajo el título Relación del Descubrimiento y Conquista de los Reinos del Perú.

Pedro Pizarro nació alrededor de 1515 en la ciudad de Toledo. Era primo hermano por parte de padre de Francisco Pizarro y sus hermanastros Gonzalo Pizarro, Hernando Pizarro, Juan Pizarro y Martín de Alcántara. Se unió a Francisco cuando éste salió de España para su tercera expedición al Perú junto a sus hermanos. Salieron de Sanlúcar de Barrameda en febrero de 1530 y llegaron a Tumbes en enero de 1531.

Pedro inicialmente sirvió como paje a su primo Francisco, pero a partir de 1533 prestó servicio militar activo como soldado de caballería. Como tal, tomó parte en la mayoría de los principales acontecimientos de la conquista del Imperio Inca, principalmente durante las campañas contra Manco Inca. Luchó en la Batalla de las Salinas (26 de abril de 1538) contra Diego de Almagro, rival y ex compañero de Francisco Pizarro. A continuación, tomó parte en la fundación de la ciudad de Arequipa (15 de agosto de 1540) donde se estableció. Los almagristas se rebelaron de nuevo en 1541, asesinando a Francisco Pizarro, por lo que Pedro luchó en la Batalla de Chupas (16 de septiembre de 1542) bajo el mando de Cristóbal Vaca de Castro.

Cuando Gonzalo Pizarro se rebeló contra la corona española, Pedro rechazó su solicitud para unirse a su rebelión. Sin embargo, su lealtad fue puesta en duda por una carta que escribió a su primo el 18 de diciembre de 1546, que muestra algunas vacilaciones en su lealtad, probablemente motivadas por consideraciones materiales. Esta carta cayó en manos de Pedro de la Gasca, un emisario enviado por la Corona Española para pacificar el país. La Gasca utiliza la carta como una excusa para negar los beneficios que Pedro Pizarro reclamó tras la Batalla de Xaquixaguana (9 de abril de 1548), donde fue derrotado Gonzalo Pizarro.

A pesar de este rechazo, Pedro Pizarro se podía considerar un hombre rico y bien recompensado. Siendo muy joven, fue padre de una hija natural, Isabel Pizarro, y más tarde tuvo numerosos hijos legítimos. Pedro Pizarro se casó dos veces: su primera esposa fue María Cornejo, pero nada se sabe acerca de su segunda esposa. La fecha exacta de su muerte es desconocida; sucedió después de 1571, cuando terminó de escribir su crónica y podría haber tenido lugar en fecha tan tardía como 1602, cuando el virrey de Nueva España, Luis de Velasco, hizo una concesión a un tal Pedro Pizarro, que se cree que también pudo haber sido uno de los hijos del cronista.

Basada en su experiencia personal desde 1531 hasta 1555, Pedro Pizarro escribió una crónica de la conquista española del Perú, que terminó en 1571 bajo el título «Relación del Descubrimiento y Conquista de los Reinos del Perú». Hubo un manuscrito de la obra en la Biblioteca Nacional de España que, sin embargo, se perdió, y la única copia restante se encuentra en la Biblioteca Huntington en San Marino (California). Este trabajo permaneció manuscrito hasta de su inclusión en el quinto volumen de «Colección de documentos inéditos para la historia de España», publicado en 1844 en Madrid. Su primera traducción al inglés fue publicada por Philip A. Means en 1921 en Nueva York, y la edición moderna estándar en español fue editada por Guillermo Lohmann Villena en 1978 en Lima.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 12 Ene 2018 19:11

Bartolome RUIZ


En 1511 fue reconocido como Piloto Experto bajo las órdenes del Almirante Cristóbal Colón. Se desconoce la fecha en que pasó a América con su hijo Martín Yáñez de Estrada y su hermano Bartolomé Díaz, que le seguirán en todas sus empresas. Primero acompañó a Lorenzo de Aldana en sus viajes por las costas de Panamá.

En 1524 Francisco Pizarro y Diego de Almagro se asocian e inician con 160 hombres, entre los cuales se encontraba el piloto moguereño Bartolomé Ruiz, la conquista de los reinos situados al sur. Navegan por espacio de sesenta días por el actual litoral colombiano, soportando duros enfrentamientos con los indios de la costa sur de Panamá. Pizarro llega a recibir hasta siete lanzadas y Almagro pierde un ojo que le quebraron de un flechazo.

Bartolomé Ruiz avistó en su nave la Isla del Gallo frente a la actual Tumaco en las costas ecuatorianas, visitó la punta de Manglares, el río Santiago, Puma Lagartos, Punta de Ostiones, islas del Corcovado, el cabo de San Francisco - así llamado en honor a Pizarro -, el morro de Jama, la punta Pedernales o Palmar, el poblado de San Juan de Coaques donde halló a los indios Muisnes o Cojimíes que fueron tan amigables que pidieron que les dejara al soldado Bocanegra con ellos y al regreso le recogieron enjoyado y cubierto de oro.

De Coaques partió hacia la línea equinoccial que cruzó sin problemas, pasó a la bahía de los indios Caráquez y a la de San Mateo, allí encontró a la población de Jocay, hoy Manta. Entonces enfiló hacia el adoratorio de la diosa Umiña en una isla que por la abundancia de plata la llamó así. Una vez se hizo con abundantes joyas de ese metal, regresó, hallando por el camino una balsa grande de comerciantes indígenas de Salangone, los cuales dieron informaciones de gran valor sobre las costas hasta el norte.

En abril de 1526, tras superar toda clase de calamidades e inclemencias climáticas, arriban a la isla del Gallo. Allí se apodera de Pizarro y sus 85 hombres la decepción y el cansancio. Es entonces cuando tuvo lugar la famosa escena de los Trece de la Fama. Pizarro trazó con su espada una raya en la arena y dijo:

El que cruze esta raya, se viene conmigo al Perú a ser rico y famoso, al Norte, le espera Panamá, la pobreza y deshonra.

Bartolomé Ruiz fue el primero de los trece que la atravesaron, embarcando posteriormente hacia Panamá a recabar nuevos auxilios de los socios Almagro y Luque para proseguir la empresa. Unidos avanzaron hacia el sur, ruta ya conocida por Bartolomé Ruiz, y en septiembre de 1527 arribaron a la península de Santa Elena y poco después al golfo de Guayaquil y costas de Tumbes, donde construyeron una fortaleza denominada Nueva Valencia.

En 1529 se ausentó a España a fin de contratar con la Corona el derecho de conquista sobre tan amplia región del nuevo mundo, Bartolomé Ruiz pasó con Nicolás Rivera y dos buques al puerto de Posesión, a fin de preparar auxilios en Nicaragua y, como Pedrarias se oponía en el fondo al proyecto de Pizarro, hizo instaurar un juicio para averiguar la forma en que se sacaba a los españoles. Pero Bartolomé Ruiz regresó a Panamá con muchísimos de ellos, al punto que la otra nave del capitán Juan Cabezas tuvo que dejar algunos porque se encontraba sobrecargada y corría peligro de hundirse.

El 26 de julio de 1529 firmó Pizarro en Toledo las Capitulaciones con el Emperador Carlos V. En ella se otorgan a Bartolomé Ruiz los honores y derechos de «'Hidalgo, Caballero de la Espuela Dorada, Piloto de la Mar del Sur con 75.000 maravedises de salario por año y Regidor Perpetuo de Tumbes». Igualmente logró el título de Escribano de Tumbes para uno de sus hijos, pero dichas mercedes no le parecieron suficientes a Bartolomé Ruiz e intervino Almagro para tranquilizarle, sin que llegara a reconciliarse del todo con Pizarro. Por ello quedó en Panamá en 1530 con Almagro, esperando a la gente de Nicaragua, mientras Pizarro seguía la conquista del Perú.

Apresado el Inca Atahualpa en Cajamarca en 1532, Bartolomé Ruiz arribó en tres naves a las costas de Tumbes, pasando con su gente a Piura y Cajamarca. En esta última ciudad falleció súbitamente de fiebres. Tenía 50 años y estaba considerado el mayor práctico en navegación en todos estos mares.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.


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