
Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
- furas
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
Brasilla muchísimas gracias, disfruto mucho leyendo. 

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
Batalla de Rhode
La batalla de Rhode fue una de las batallas de la revuelta de 197 a. C. de los pueblos íberos contra la dominación romana en el siglo II a. C.
La victoria de la república de Roma sobre Cartago en la segunda guerra púnica dejó Hispania en manos romanas. La transformación del territorio en provincia provocó importantes cambios administrativos y fiscales, y la imposición del stipendium no fue aceptada por las tribus locales que todavía gozaban de una cierta estructura política y capacidad de reacción, de modo que en el 197 a. C., recién terminada la segunda guerra macedónica, estalló una gran revuelta en toda el área conquistada en Hispania a causa del expolio republicano.
Numerosos jefes locales se rebelaron en la Hispania Ulterior y La república envió a Cayo Sempronio Tuditano a la Hispania Citerior y Marco Helvio Blasión a la Hispania Ulterior. Cayo Sempronio Tuditano murió por heridas de combate en la Citerior antes de terminar el año 197 a. C., pero Quinto Minucio Termo derrotó en el 196 a. C. a los insurrectos en la batalla de Turda. Quinto Fabio Buteón y Marco Helvio Blasión derrotaron a los celtíberos en la batalla de Iliturgi.6 El senado romano declaró la Citerior como provincia consular6 y el cónsul Marco Porcio Catón el viejo se dirigió desde el puerto de Luna, bordeando el golfo de León con Publio Manlio de ayudante, dejando la Ulterior a Apio Claudio Nerón con tropas más reducidas..
Marco Porcio Catón el viejo, que contaba con dos legiones, ocho mil infantes, quince mil aliados y 800 jinetes por el ejército consular y dos mil infantes y doscientos jinetes por cada uno de los pretores, desembarcó en Rhode, sofocando la resistencia de la guarnición hispana situada en el Puig Rom o acrópolis de Rhode.
El ejército romano desembarcó en Emporion, y Catón el Viejo hizo retornar las naves a Massalia con los mercaderes para forzar a su ejército a la lucha. Catón inicia en Emporion, una casi isla rodeada de marisma un duro entrenamiento de las tropas. El ejército sublevado que sitiaba Emporion, de unos 40 000 hombres fue derrotado en la batalla de Emporion y Marco Porcio Catón el viejo consiguió en pocos días la pacificación de toda la franja costera y el sometimiento de lacetanos, suessetanos y ausetanos, y derrotando a lacetanos y bergistanos, que todavía resistían en su ciudad de Bergium. Los romanos ordenaron que los íberos hundieran las murallas bajo pena de ser reducidos a la esclavitud, y lo hicieron los oppida de los alrededores del Ebro.
Esta batalla tuvo lugar en la ciudadela de Rosas.
Pequeña historia de Rhode o Rosas
La ciudad de Rosas se ubica en la zona norte del golfo de Rosas, al sur del Cabo de Creus, en una colina situada entre dos cursos de agua y cercana a un puerto natural. Estratégicamente se encuentra mejor ubicada que la ciudad de Emporion, ya que esta mejor protegida de los vientos.
El origen de la ciudad es confusa, según fuentes literarias la ciudad fue fundada por los rodios, antes de las primeras Olimpiadas, es decir anterior al año 776 a.C., por lo que sería una fundación del siglo VIII a. C., durante lo que se denomina la thalasocracia de los habitantes de la isla de Rodas.
Aquí está, asimismo, Rhodos, pequeña factoría de los emporitanos (“polichnion”), pero fundación, según algunos de los rodios. Aquí como en Emporion se venera a la Artemis Efesia.
Después, y junto al mar, se hallan de arriba a abajo los ligures y las ciudades griegas, que fundaron los foceos de Massalia. La primera de ellas es Emporion y la segunda Rhode; ésta la habian fundado los rodios, que antiguamente poseyeron muchos barcos.
Tanto Estrabón como Pseudo Escimno afirman ese origen rodio, así como su vinculación con los massaliotas y por ende con Emporion. Siegún Estrabón la ciudad fue colonizada posteriormente por los massaliotas, mientras que para Escimno Rhode era en origen una colonia de Massalia. A pesar de las fuentes literarias no podemos ubicar la fundación de la ciudad en ese siglo VIII a.C., debido a que no se han encontrado restos arqueológicos que confirmen dicha datación.
En cambio el historiador Lenormant, afirma que fue fundada por los rodios que fueron expulsados de Sicilia en el año 578 a.C., por lo que se trataría de una fundación del siglo VI a.C., que si concuerda con restos arqueológicos.
Como se puede ver no hay una homogeneidad en el origen de la ciudad de Rhode, pero fuera como fuere lo que sabemos a ciencia cierta y de una forma unánime, es el carácter comercial de la antigua ciudad. Dicho carácter se aprecia en las rutas comerciales y en esa vinculación con Massalia.
La localización de esta antigua ciudad griega es relativamente nueva, fue en los años sesenta cuando se supo que se hallaba bajo la Ciudadela de Rosas.(6)
Uno de los importantes hallazgos fue el llamado Barrio helénico, en la Ciudadela de Roses. Es uno de los restos arquitectónicos que conservamos. Se conocen pocos restos inmuebles, ya que las posterior ciudad medieval y la moderna han destruido poco a poco lo que pudiera quedar de la ciudad griega.
Saludos
La batalla de Rhode fue una de las batallas de la revuelta de 197 a. C. de los pueblos íberos contra la dominación romana en el siglo II a. C.
La victoria de la república de Roma sobre Cartago en la segunda guerra púnica dejó Hispania en manos romanas. La transformación del territorio en provincia provocó importantes cambios administrativos y fiscales, y la imposición del stipendium no fue aceptada por las tribus locales que todavía gozaban de una cierta estructura política y capacidad de reacción, de modo que en el 197 a. C., recién terminada la segunda guerra macedónica, estalló una gran revuelta en toda el área conquistada en Hispania a causa del expolio republicano.
Numerosos jefes locales se rebelaron en la Hispania Ulterior y La república envió a Cayo Sempronio Tuditano a la Hispania Citerior y Marco Helvio Blasión a la Hispania Ulterior. Cayo Sempronio Tuditano murió por heridas de combate en la Citerior antes de terminar el año 197 a. C., pero Quinto Minucio Termo derrotó en el 196 a. C. a los insurrectos en la batalla de Turda. Quinto Fabio Buteón y Marco Helvio Blasión derrotaron a los celtíberos en la batalla de Iliturgi.6 El senado romano declaró la Citerior como provincia consular6 y el cónsul Marco Porcio Catón el viejo se dirigió desde el puerto de Luna, bordeando el golfo de León con Publio Manlio de ayudante, dejando la Ulterior a Apio Claudio Nerón con tropas más reducidas..
Marco Porcio Catón el viejo, que contaba con dos legiones, ocho mil infantes, quince mil aliados y 800 jinetes por el ejército consular y dos mil infantes y doscientos jinetes por cada uno de los pretores, desembarcó en Rhode, sofocando la resistencia de la guarnición hispana situada en el Puig Rom o acrópolis de Rhode.
El ejército romano desembarcó en Emporion, y Catón el Viejo hizo retornar las naves a Massalia con los mercaderes para forzar a su ejército a la lucha. Catón inicia en Emporion, una casi isla rodeada de marisma un duro entrenamiento de las tropas. El ejército sublevado que sitiaba Emporion, de unos 40 000 hombres fue derrotado en la batalla de Emporion y Marco Porcio Catón el viejo consiguió en pocos días la pacificación de toda la franja costera y el sometimiento de lacetanos, suessetanos y ausetanos, y derrotando a lacetanos y bergistanos, que todavía resistían en su ciudad de Bergium. Los romanos ordenaron que los íberos hundieran las murallas bajo pena de ser reducidos a la esclavitud, y lo hicieron los oppida de los alrededores del Ebro.
Esta batalla tuvo lugar en la ciudadela de Rosas.
Pequeña historia de Rhode o Rosas
La ciudad de Rosas se ubica en la zona norte del golfo de Rosas, al sur del Cabo de Creus, en una colina situada entre dos cursos de agua y cercana a un puerto natural. Estratégicamente se encuentra mejor ubicada que la ciudad de Emporion, ya que esta mejor protegida de los vientos.
El origen de la ciudad es confusa, según fuentes literarias la ciudad fue fundada por los rodios, antes de las primeras Olimpiadas, es decir anterior al año 776 a.C., por lo que sería una fundación del siglo VIII a. C., durante lo que se denomina la thalasocracia de los habitantes de la isla de Rodas.
Aquí está, asimismo, Rhodos, pequeña factoría de los emporitanos (“polichnion”), pero fundación, según algunos de los rodios. Aquí como en Emporion se venera a la Artemis Efesia.
Después, y junto al mar, se hallan de arriba a abajo los ligures y las ciudades griegas, que fundaron los foceos de Massalia. La primera de ellas es Emporion y la segunda Rhode; ésta la habian fundado los rodios, que antiguamente poseyeron muchos barcos.
Tanto Estrabón como Pseudo Escimno afirman ese origen rodio, así como su vinculación con los massaliotas y por ende con Emporion. Siegún Estrabón la ciudad fue colonizada posteriormente por los massaliotas, mientras que para Escimno Rhode era en origen una colonia de Massalia. A pesar de las fuentes literarias no podemos ubicar la fundación de la ciudad en ese siglo VIII a.C., debido a que no se han encontrado restos arqueológicos que confirmen dicha datación.
En cambio el historiador Lenormant, afirma que fue fundada por los rodios que fueron expulsados de Sicilia en el año 578 a.C., por lo que se trataría de una fundación del siglo VI a.C., que si concuerda con restos arqueológicos.
Como se puede ver no hay una homogeneidad en el origen de la ciudad de Rhode, pero fuera como fuere lo que sabemos a ciencia cierta y de una forma unánime, es el carácter comercial de la antigua ciudad. Dicho carácter se aprecia en las rutas comerciales y en esa vinculación con Massalia.
La localización de esta antigua ciudad griega es relativamente nueva, fue en los años sesenta cuando se supo que se hallaba bajo la Ciudadela de Rosas.(6)
Uno de los importantes hallazgos fue el llamado Barrio helénico, en la Ciudadela de Roses. Es uno de los restos arquitectónicos que conservamos. Se conocen pocos restos inmuebles, ya que las posterior ciudad medieval y la moderna han destruido poco a poco lo que pudiera quedar de la ciudad griega.
Saludos

Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
pues haber si espabilamos, porque nos están mojando la oreja,,,,,,tenemos unos políticos que como casi siempre ha sido en la historia, se preocupan mas de sus batallitas entre ellos que realmente lo que preocupa a los españoles,,, nos están invadiendo sin armas
la batlla de las lomas de sanjuan en cuba y la de filipinas, fue de las mejores de nuestro ejército, aunque hay que decir que los politicos de esa época lo hicieron fatal, y si no leer un poco por culpa del almirante no se cual, en cuba como siendo muy superiores, nos destrozaron los americanos.. me encanta el hilo 


- magtech2
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
me uno al tema , muy interesante , tenemos muchos pero muchos hechos de armas heroicos en toda nuestra historia
un saludo a todos
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- manolosolo
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
Ufff, daría para escribir un libro de gordo como 3 Biblias juntas, y con letra muy pequeña.......
Lo que pasa, es que ahora, con tanto fútbol, nos hemos acomodado.....
Saludos.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
Batalla de Bergium
La revuelta íbera fue una rebelión de los pueblos íberos de las provincias Citerior y Ulterior, creadas poco antes en Hispania por el Estado romano para regularizar el gobierno de estos territorios, contra esa dominación romana que había establecido un impuesto, el stipendium, que no fue aceptado por las tribus locales que todavía gozaban de una cierta estructura política y capacidad de reacción.
A partir de 197 a.C. la República romana dividió sus conquistas en el sur y este de la Península Ibérica en dos provincias: Hispania Citerior e Hispania Ulterior, cada una de ellas gobernada por un pretor.
La rebelión encabezada por Culcas se extendió como la pólvora hacia las tierras del norte; entre los muchos otros régulos que se unieron a su causa, destacó por su importancia Luxinio, rey de los bastetanos. Culcas y Luxinio contrataron inicialmente a diez mil guerreros celtíberos, conocidos por su especial valor y dureza en la batalla, quienes fueron mandados por sus propios cabecillas, Budar y Besadino, para que se sumaran a sus tropas turdetanas. La revuelta hizo que los romanos perdiesen el control efectivo sobre numerosas regiones.
Iniciada la revuelta en la provincia Ulterior, Roma envió a los pretores Cayo Sempronio Tuditano a la provincia Citerior y Marco Helvio Blasión a la Ulterior. Poco después de que la rebelión se propagase hasta la provincia Citerior, Cayo Sempronio Tuditano murió en combate. Sin embargo, Marco Helvio Blasión, que al llegar a su provincia se dio de bruces con la revuelta, consiguió una importante victoria sobre los celtíberos en la batalla de Iliturgi (Mengíbar, Jaén). La situación seguía lejos de estar controlada, y Roma envió a los pretores Quinto Minucio Termo y a Quinto Fabio Buteón en un nuevo intento de solucionar el conflicto. No obstante, aunque éstos lograron algunas victorias, como en la batalla de Turda (quizá Requena, Valencia), donde Quinto Minucio logró incluso capturar al general hispano Besadino, tampoco consiguieron resolver del todo la situación.
Fue entonces cuando Roma hubo de enviar en 195 a. C. al cónsul Marco Porcio Catón al mando de un ejército consular a suprimir la revuelta, quien, cuando llegó a Hispania encontró toda la provincia Citerior en rebeldía, con las fuerzas romanas controlando sólo algunas ciudades fortificadas. Catón estableció una alianza con Bilistages, rey de los ilergetes, y contaba también con el apoyo de Publio Manlio, recién nombrado pretor de Hispania Citerior y enviado como ayudante del cónsul. Catón se dirigió hacia la Península Ibérica, desembarcó en Rhode y sofocó la rebelión de los hispanos que ocupaban la plaza. Posteriormente se trasladó con su ejército a Emporion (Ampurias, Gerona), donde se libraría la mayor batalla de la contienda, contra un ejército indígena ampliamente superior en número. Después de una larga y difícil batalla, el cónsul consiguió una victoria total, consiguiendo infligir 40.000 bajas en las filas indígenas. Después de la gran victoria de Catón en la batalla decisiva, que había diezmado las fuerzas hispanas, la provincia Citerior cayó de nuevo bajo control de Roma.
Por otro lado, la provincia Ulterior seguía sin estar controlada, y el cónsul hubo de dirigirse hacia la Turdetania para apoyar a los pretores Publio Manlio y Apio Claudio Nerón. Catón intentó establecer una alianza con los celtíberos, que actuaban como mercenarios pagados por los turdetanos y cuyos servicios necesitaba, pero no logró convencerles. Tras una demostración de fuerza, pasando con las legiones romanas por el territorio celtíbero, les convenció para que volvieran a sus tierras. La sumisión de los indígenas era sólo en apariencia, y cuando corrió el rumor de la salida de Catón hacia Roma, la rebelión se reanudó. Catón hubo de actuar de nuevo, lo cual hizo con decisión y efectividad, venciendo a los sublevados definitivamente en la batalla de Bergium (posiblemente Berga, Barcelona). Finalmente, Catón vendió a los cautivos como esclavos y los indígenas de la provincia fueron desarmados. Un total estimado de unos 80.000 combatientes iberos más un número indeterminado de civiles muertos costó la victoria de Roma.
En toda esta campaña debemos destacar a uno de los reyes olvidados de nuestra historia CULCAS, el último rey turdetano - tarteso que se resistió a la "pax romana".
Culcas, que fue un reyezuelo turdetano de finales del siglo III a.C. y principios del II a.C. que gobernó hasta 28 ciudades desde Jaén hasta Carmona, y formó parte de la revuelta ibera contra Roma.
Saludos
La revuelta íbera fue una rebelión de los pueblos íberos de las provincias Citerior y Ulterior, creadas poco antes en Hispania por el Estado romano para regularizar el gobierno de estos territorios, contra esa dominación romana que había establecido un impuesto, el stipendium, que no fue aceptado por las tribus locales que todavía gozaban de una cierta estructura política y capacidad de reacción.
A partir de 197 a.C. la República romana dividió sus conquistas en el sur y este de la Península Ibérica en dos provincias: Hispania Citerior e Hispania Ulterior, cada una de ellas gobernada por un pretor.
La rebelión encabezada por Culcas se extendió como la pólvora hacia las tierras del norte; entre los muchos otros régulos que se unieron a su causa, destacó por su importancia Luxinio, rey de los bastetanos. Culcas y Luxinio contrataron inicialmente a diez mil guerreros celtíberos, conocidos por su especial valor y dureza en la batalla, quienes fueron mandados por sus propios cabecillas, Budar y Besadino, para que se sumaran a sus tropas turdetanas. La revuelta hizo que los romanos perdiesen el control efectivo sobre numerosas regiones.
Iniciada la revuelta en la provincia Ulterior, Roma envió a los pretores Cayo Sempronio Tuditano a la provincia Citerior y Marco Helvio Blasión a la Ulterior. Poco después de que la rebelión se propagase hasta la provincia Citerior, Cayo Sempronio Tuditano murió en combate. Sin embargo, Marco Helvio Blasión, que al llegar a su provincia se dio de bruces con la revuelta, consiguió una importante victoria sobre los celtíberos en la batalla de Iliturgi (Mengíbar, Jaén). La situación seguía lejos de estar controlada, y Roma envió a los pretores Quinto Minucio Termo y a Quinto Fabio Buteón en un nuevo intento de solucionar el conflicto. No obstante, aunque éstos lograron algunas victorias, como en la batalla de Turda (quizá Requena, Valencia), donde Quinto Minucio logró incluso capturar al general hispano Besadino, tampoco consiguieron resolver del todo la situación.
Fue entonces cuando Roma hubo de enviar en 195 a. C. al cónsul Marco Porcio Catón al mando de un ejército consular a suprimir la revuelta, quien, cuando llegó a Hispania encontró toda la provincia Citerior en rebeldía, con las fuerzas romanas controlando sólo algunas ciudades fortificadas. Catón estableció una alianza con Bilistages, rey de los ilergetes, y contaba también con el apoyo de Publio Manlio, recién nombrado pretor de Hispania Citerior y enviado como ayudante del cónsul. Catón se dirigió hacia la Península Ibérica, desembarcó en Rhode y sofocó la rebelión de los hispanos que ocupaban la plaza. Posteriormente se trasladó con su ejército a Emporion (Ampurias, Gerona), donde se libraría la mayor batalla de la contienda, contra un ejército indígena ampliamente superior en número. Después de una larga y difícil batalla, el cónsul consiguió una victoria total, consiguiendo infligir 40.000 bajas en las filas indígenas. Después de la gran victoria de Catón en la batalla decisiva, que había diezmado las fuerzas hispanas, la provincia Citerior cayó de nuevo bajo control de Roma.
Por otro lado, la provincia Ulterior seguía sin estar controlada, y el cónsul hubo de dirigirse hacia la Turdetania para apoyar a los pretores Publio Manlio y Apio Claudio Nerón. Catón intentó establecer una alianza con los celtíberos, que actuaban como mercenarios pagados por los turdetanos y cuyos servicios necesitaba, pero no logró convencerles. Tras una demostración de fuerza, pasando con las legiones romanas por el territorio celtíbero, les convenció para que volvieran a sus tierras. La sumisión de los indígenas era sólo en apariencia, y cuando corrió el rumor de la salida de Catón hacia Roma, la rebelión se reanudó. Catón hubo de actuar de nuevo, lo cual hizo con decisión y efectividad, venciendo a los sublevados definitivamente en la batalla de Bergium (posiblemente Berga, Barcelona). Finalmente, Catón vendió a los cautivos como esclavos y los indígenas de la provincia fueron desarmados. Un total estimado de unos 80.000 combatientes iberos más un número indeterminado de civiles muertos costó la victoria de Roma.
En toda esta campaña debemos destacar a uno de los reyes olvidados de nuestra historia CULCAS, el último rey turdetano - tarteso que se resistió a la "pax romana".
Culcas, que fue un reyezuelo turdetano de finales del siglo III a.C. y principios del II a.C. que gobernó hasta 28 ciudades desde Jaén hasta Carmona, y formó parte de la revuelta ibera contra Roma.
Saludos

Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
Batalla de Iliturgi e Ilorci
Tras el descalabro romano en la propia Península Itálica frente a los ejércitos de Aníbal en las batallas de Trebia, Trasimeno y Cannas, se decidió enviar un ejército al mando de los Cónsules Publio y Cneo Cornelio Escipión a Iberia -el nombre de Hispania se le daría unos veinte años más tarde, así que haremos esa referencia toponímica-. Corría el año 215 a.C. aproximadamente cuando estos ejércitos llegaron a este nuevo escenario bélico, con un ejército de supervivientes y de muchachos que habían tenido que coger incluso armas de los templos, con un permiso especial del Senado, como nos narran en sus escritos Polibio y Tito Livio.
La batalla de Iliturgi se da en las cercanías de Castulo y la de Ilorci cerca de la actual Lorca, donde la historiografía tradicional la sitúa. y donde figuran según los mapas de Jiménez Cobo M. "La vía Castulo-Saetabis"
Durante dos años anduvieron por tierras ibéricas, dejando una base permanente en Tarraco -actual Tarragona-. Pero en 212 a.C. algo iba a cambiar. Viendo que los ejércitos púnicos de Iberia estaban más o menos divididos, decidieron organizar un ataque en la zona sur-sureste, de esa manera cortarían el paso a las provisiones que llegaban a Krt-Hdst -Carthago-Noua, posteriormente conquistada por Publio hijo, y de la que ya hemos hablado en el blog-, para ser transportadas luego a Italia, a los ejércitos de Aníbal -o a lo que iba quedando de ellos-. Hasta ese momento, su labor había consistido en cortar el paso a los ejércitos púnicos que intentaban ir a la Península Itálica a ayudar a Aníbal.
Las fuentes escritas que nos hablan sobre estas batallas, que tuvieron lugar, la primera en un cerro en la provincia de Jaén y la segunda en un lugar indeterminado que, al llamarse la batalla de Ilorci, se ha identificado con las cercanías de la actual Lorca (Murcia), son: Tito Livio en un libro XXV, Polibio en el libro VIII, Apiano en Iberia,, Silio Italico en el cap. 13 y Eutropio en el libro 3. Obviamente, como en casi todo lo acontecido en las guerras púnicas, debemos hacer más caso a Polibio, por cercanía cronológica y, en menor medida a Tito Livio que, aunque en algunas cosas coincide con el primero, a veces novela en demasía.
Como he comentado anteriormente, el movimiento de ambos “generales” fue el de organizar una ofensiva para poder vencer en Iberia a los púnicos, pero digamos que las cosas no salieron como estaban pensadas, lo que acabó con un fatal desenlace.
Tanto Publio como Cneo contaban con la ayuda de miles de celtíberos en sus tropas, gentes que, como nos contaba Tito Livio era bastante cambiante y lo mismo estaba en un bando que en otro, según conviniera -véase el caso de Masinisa en este mismo episodio bélico-. Ambos generales habían llegado a la zona donde iban a plantar cara a los púnicos, procedentes de Tarraco y decidieron separar sus fuerzas para atacar dos frentes al mismo tiempo. Debemos tener en cuenta que en la zona en la que se desarrollan los hechos -Alta Andelucía y Murcia actuales- no había tropas de refresco romanas y sí púnicas, primer error. Con lo cual, estaban solos ante un futuro incierto pero que presumían favorable.
Según siempre las fuentes escritas, una vez que ambos se habían separado y Publio había establecido su campamento, los celtíberos que le acompañaban lo dejaron solo ante los ataques constantes tanto de Indíbil como de Masinisa y el general púnico Magón, con lo que para evitar mayores daños hubo de dejar dicho establecimiento y adentrarse en la noche para atacar a uno de ellos -Masinisa-. En el fragor de la batalla, una lanza -Livio XXV, 32-11- le atraviesa el costado y muere más tarde, dejando su ejército descabezado. Uno de sus oficiales se encargaría de llevar los restos de estos soldados -hay que tener en cuenta que los ejércitos de esta época, en lo que atañe a Roma, son levas organizadas en el foro cada año. No son profesionales-.
Bien. Ya solo queda un pérfido romano de esos con vida -debió pensar alguno de los púnicos-. ¡A por él!
Así pues, durante el mes siguiente, todos los ejércitos púnicos apoyados por sus aliados iberos atosigaron a los romanos, empujándolos poco a poco hacia una zona casi sin salida, donde no les quedó otra que aguantar un último ataque en un cerro cercano a Ilorci. Sobre esta batalla, la ubicación no es tan segura como la primera, aunque se da por sentado que ocurrió en las cercanías de la actual Lorca, en Murcia, si atendemos a la toponimia. Pero también existe en la Región de Murcia el topónimo actual de Lorquí, lo que dio pie en el siglo XIX a la creación de otras teorías sobre el desarrollo del contingente bélico.
Debemos imaginar a Cneo, hermano del general asesinado, asediado con sus soldados en lo alto de un cerro, como en esas películas western en las que el Séptimo de Caballería debe enfrentarse a ordas de indios y finalmente es totalmente aniquilado tras ser rodeado. Pero en este caso, solo murió el general, y los restos de ese gran ejército, fueron puestos a salvo, tras días de correrías levantinas, por Fonteyo, un “lugarteniente” de Publio.
Este ejército, o más bien lo que quedaba de él, es lo que se encontró el hijo y sobrino de ambos generales, Publio Cornelio Escipión, después llamado el Africano, cuando llegó a Iberia en 210 a.C. para dar la vuelta a la guerra…
Saludos

Tras el descalabro romano en la propia Península Itálica frente a los ejércitos de Aníbal en las batallas de Trebia, Trasimeno y Cannas, se decidió enviar un ejército al mando de los Cónsules Publio y Cneo Cornelio Escipión a Iberia -el nombre de Hispania se le daría unos veinte años más tarde, así que haremos esa referencia toponímica-. Corría el año 215 a.C. aproximadamente cuando estos ejércitos llegaron a este nuevo escenario bélico, con un ejército de supervivientes y de muchachos que habían tenido que coger incluso armas de los templos, con un permiso especial del Senado, como nos narran en sus escritos Polibio y Tito Livio.
La batalla de Iliturgi se da en las cercanías de Castulo y la de Ilorci cerca de la actual Lorca, donde la historiografía tradicional la sitúa. y donde figuran según los mapas de Jiménez Cobo M. "La vía Castulo-Saetabis"
Durante dos años anduvieron por tierras ibéricas, dejando una base permanente en Tarraco -actual Tarragona-. Pero en 212 a.C. algo iba a cambiar. Viendo que los ejércitos púnicos de Iberia estaban más o menos divididos, decidieron organizar un ataque en la zona sur-sureste, de esa manera cortarían el paso a las provisiones que llegaban a Krt-Hdst -Carthago-Noua, posteriormente conquistada por Publio hijo, y de la que ya hemos hablado en el blog-, para ser transportadas luego a Italia, a los ejércitos de Aníbal -o a lo que iba quedando de ellos-. Hasta ese momento, su labor había consistido en cortar el paso a los ejércitos púnicos que intentaban ir a la Península Itálica a ayudar a Aníbal.
Las fuentes escritas que nos hablan sobre estas batallas, que tuvieron lugar, la primera en un cerro en la provincia de Jaén y la segunda en un lugar indeterminado que, al llamarse la batalla de Ilorci, se ha identificado con las cercanías de la actual Lorca (Murcia), son: Tito Livio en un libro XXV, Polibio en el libro VIII, Apiano en Iberia,, Silio Italico en el cap. 13 y Eutropio en el libro 3. Obviamente, como en casi todo lo acontecido en las guerras púnicas, debemos hacer más caso a Polibio, por cercanía cronológica y, en menor medida a Tito Livio que, aunque en algunas cosas coincide con el primero, a veces novela en demasía.
Como he comentado anteriormente, el movimiento de ambos “generales” fue el de organizar una ofensiva para poder vencer en Iberia a los púnicos, pero digamos que las cosas no salieron como estaban pensadas, lo que acabó con un fatal desenlace.
Tanto Publio como Cneo contaban con la ayuda de miles de celtíberos en sus tropas, gentes que, como nos contaba Tito Livio era bastante cambiante y lo mismo estaba en un bando que en otro, según conviniera -véase el caso de Masinisa en este mismo episodio bélico-. Ambos generales habían llegado a la zona donde iban a plantar cara a los púnicos, procedentes de Tarraco y decidieron separar sus fuerzas para atacar dos frentes al mismo tiempo. Debemos tener en cuenta que en la zona en la que se desarrollan los hechos -Alta Andelucía y Murcia actuales- no había tropas de refresco romanas y sí púnicas, primer error. Con lo cual, estaban solos ante un futuro incierto pero que presumían favorable.
Según siempre las fuentes escritas, una vez que ambos se habían separado y Publio había establecido su campamento, los celtíberos que le acompañaban lo dejaron solo ante los ataques constantes tanto de Indíbil como de Masinisa y el general púnico Magón, con lo que para evitar mayores daños hubo de dejar dicho establecimiento y adentrarse en la noche para atacar a uno de ellos -Masinisa-. En el fragor de la batalla, una lanza -Livio XXV, 32-11- le atraviesa el costado y muere más tarde, dejando su ejército descabezado. Uno de sus oficiales se encargaría de llevar los restos de estos soldados -hay que tener en cuenta que los ejércitos de esta época, en lo que atañe a Roma, son levas organizadas en el foro cada año. No son profesionales-.
Bien. Ya solo queda un pérfido romano de esos con vida -debió pensar alguno de los púnicos-. ¡A por él!
Así pues, durante el mes siguiente, todos los ejércitos púnicos apoyados por sus aliados iberos atosigaron a los romanos, empujándolos poco a poco hacia una zona casi sin salida, donde no les quedó otra que aguantar un último ataque en un cerro cercano a Ilorci. Sobre esta batalla, la ubicación no es tan segura como la primera, aunque se da por sentado que ocurrió en las cercanías de la actual Lorca, en Murcia, si atendemos a la toponimia. Pero también existe en la Región de Murcia el topónimo actual de Lorquí, lo que dio pie en el siglo XIX a la creación de otras teorías sobre el desarrollo del contingente bélico.
Debemos imaginar a Cneo, hermano del general asesinado, asediado con sus soldados en lo alto de un cerro, como en esas películas western en las que el Séptimo de Caballería debe enfrentarse a ordas de indios y finalmente es totalmente aniquilado tras ser rodeado. Pero en este caso, solo murió el general, y los restos de ese gran ejército, fueron puestos a salvo, tras días de correrías levantinas, por Fonteyo, un “lugarteniente” de Publio.
Este ejército, o más bien lo que quedaba de él, es lo que se encontró el hijo y sobrino de ambos generales, Publio Cornelio Escipión, después llamado el Africano, cuando llegó a Iberia en 210 a.C. para dar la vuelta a la guerra…
Saludos



Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
Batalla de Cartago Nova (209 a.C.)
Posteriormente a los hechos antes citados que ocurrieron en los años 197 a 195 a C., tuvo lugar la batalla de Cartago Nova. que consistió en la toma de la ciudad por las tropas de Escipión.
La batalla de Cartago Nova tuvo lugar en 209 a. C. y fue un asalto romano en la capital cartaginesa de la península ibérica, Cartago Nova (actual Cartagena), durante la segunda guerra púnica entre Cartago y la República romana.
Cartago Nova estaba situada en una península, unida al litoral por el este gracias a un estrecho istmo. El lado norte de la ciudad estaba protegido por un gran lago que alimentaba de aguas un canal que protegía al oeste de la ciudad. El lado sur de la ciudad estaba encarado al mar Mediterráneo, siendo pues Cartagena una ciudad muy bien protegida geográficamente y muy difícil de tomar por asalto.
Escipión el Africano llegó a Hispania en 210 a. C. y pasó el invierno organizando su ejército en lo que hoy es Tarragona, estimado en unos 28 000 infantes, 3000 jinetes y 35 barcos, al tiempo que organizaba el ataque sobre Cartagena. Sus enemigos eran tres generales cartagineses, Asdrúbal Barca, Magón Barca y Asdrúbal Giscón. La relación entre estos generales no era buena y sus ejércitos estaban alejados unos de otros. Asdrúbal estaba en el centro de la Península, Magón cerca de Gibraltar y Giscón en la desembocadura del río Tagus (hoy Tajo). Todos ellos a más de 10 días de distancia de Cartagena. Escipión puso la flota bajo mando de su amigo Cayo Lelio, a quien confió sus planes y él mismo tomó el mando de las fuerzas de tierra y avanzó hacia el sur a marchas forzadas con el grueso de su ejército.
Escipión desplegó su campamento a través del istmo, aislando de esta manera la ciudad del litoral. La flota romana, bajo el mando de Cayo Lelio, bloqueaba la salida al mar y así Cartago Nova se encontró sin vías de ayuda del exterior. Después de repeler una salida de los defensores de la ciudad, Escipión ordenó un asalto combinado con su infantería atacando desde el istmo y la flota atacando desde el sur.
Sin embargo, este primer ataque no logró el objetivo y Escipión ordenó un segundo ataque más tarde durante el mismo día, con la novedad de destacar un contingente de soldados atacando por el norte, a través del lago. Ayudado por el hecho de que la profundidad del lago era baja por los efectos de la marea, esta guerrilla logró escalar la muralla norte que se encontraba sin defensas y atacaron a los defensores por la retaguardia. Al mismo tiempo, las fuerzas navales consiguieron penetrar en la ciudad por el sur y en poco tiempo la ciudad entera cayó. Magón y los últimos resistentes, refugiados en la ciudadela (Arx Asdrubalis), capitularon y entonces dio comienzo el saqueo.
Los romanos tenían unos diez días antes de la llegada de refuerzos cartagineses, pero contaban con un aliado inesperado: pescadores de Tarraco (Tarragona) que conocían el punto débil de la urbe.
Al atardecer, las aguas del lago salado bajaban tanto que podían vadearse a pie para atacar las murallas más bajas y desguarnecidas, allí situadas por considerar los cartagineses que se trataba de una zona inexpugnable. Escipión acampó en un alto al final de la franja de terreno frente a la puerta principal, y fortificó solo su retaguardia, mientras las 35 galeras de su lugarteniente Lelio se aproximaban por mar.
Desarrollo del sitio y de la batalla
Justo al séptimo día de comenzar la marcha desde Tarragona, el romano llegó ante Cartagena al mismo tiempo que su flota. Para evitar posibles ataques cartagineses, levantó una empalizada y excavó un foso doble. Se trató de una labor de fortificación que iba de un extremo de la ciudad al otro tocando ambas playas y que además se complementó al día siguiente con el cerco por mar de Cartagena. Fue precisamente durante esa jornada cuando el romano dio orden de lanzar desde los barcos proyectiles sobre la ciudad a la vez que, a la salida del sol, lanzaba contra ella a dos mil hombres provistos de escalas. La fuerza era reducida pero dado que el acceso a Cartagena se reducía a un pequeño istmo – lo que facilitaba su defensa – resultaba suficiente y más teniendo en cuenta que se trataba de una mera maniobra de diversión. Con ella pretendía fijar a los cartagineses en el istmo mientras él llevaba a cabo un ataque por sorpresa por un lugar considerado inexpugnable. La maniobra tuvo éxito.
Mientras los defensores se ocupaban de contener un ataque lo suficientemente vigoroso como para distraerlos y lo bastante moderado como para no llevarlos a retirarse hacia el interior de la ciudad, Escipión se lanzó con quinientos de sus hombres sobre la laguna que se extendía detrás de la ciudad. Sabía por los pescadores de Tarragona que al descender la marea, el lugar era vadeable aunque la altura del agua llegaba al pecho. De esta manera, logró cruzar la laguna, llegar a las murallas y escalarlas. Conocedor del principio que señala que cualquier penetración debe ser ensanchada antes de que se proceda a profundizarla, Escipión dirigió entonces a sus hombres hacia la puerta principal con lo que atrapó a los defensores cartagineses que luchaban en el istmo por la espalda, los aniquiló y permitió la entrada de los primeros atacantes en la ciudad. En apenas tiempo, Cartagena había caído en manos de los romanos y el jefe de la plaza, el cartaginés Magón, que estaba refugiado en la ciudadela, se percató de que no había manera de seguir resistiendo y más cuando los romanos, siguiendo el derecho de guerra de la época, estaban matando indiscriminadamente a todos los que encontraban a su paso. Tan sólo la rendición de Magón puso punto final a la matanza siendo a la vez la señal de inicio para el saqueo.
Escipión era consciente de que la victoria obtenida resultaba importantísima en términos militares pero, a la vez, no perdió de vista su repercusión política. Así, a los diez mil cautivos que eran ciudadanos de Cartagena los puso en libertad devolviéndoles por añadidura sus bienes. La única excepción a esta medida fueron los artesanos y los marinos a los que, no obstante, prometió que devolvería la libertad cuando concluyera la campaña. Por lo que se refiere a los hispanos capturados, no los conservó como rehenes sino que los envió de regreso a sus lugares de origen. Semejante medida demostró ser muy inteligente, especialmente cuando puso en libertad a una bellísima hispana que era esposa de Mandonio, el hermano de Indíbil, rey de los ilergetes. Gestos como éste aseguraron a Escipión que los hispanos se pasaran a su bando abandonando el de los cartagineses.
La toma de Cartagena por Escipión fue un ejemplo verdaderamente de manual de operación militar concebida y ejecutada de manera magistral. Supo combinar la sorpresa, con la firmeza, la fijación del enemigo en un objetivo secundario con la ejecución del ataque principal y la perforación de las defensas. De la misma manera, contribuyó decisivamente a dislocar el sistema de alianzas hispanas de Cartago. Sin embargo, su mayor repercusión se produjo en el plano de la estrategia anti-cartaginesa. En el curso de los años siguientes, Escipión fue aniquilando a las fuerzas cartaginesas que operaban en España obligando al senado a aceptar su proyecto de pasar a Roma para batir allí a Aníbal. Efectivamente, una vez llegaron las legiones romanas a suelo africano, Aníbal, como había insistido el veinteañero Escipión, no tuvo más remedio que abandonar Italia y marchar a defender Cartago. Allí sería nuevamente derrotado en Zama (202 a. de C.) por un personaje, Escipión, al que no suele hacerse justicia, pero que era superior a él en el terreno militar. Esa victoria que cambió el curso de la Historia del Mediterráneo y de Europa había comenzado en Hispania.
Con la captura de Cartago Nova, además de todos los suministros militares que había en la ciudad, los romanos tomaron control de toda la costa este de la península así como la explotación de las minas de plata de la zona.
Durante la rapiña de la ciudad púnica se produjo el episodio conocido como la clemencia de Escipión en el que, habiendo presentado unos soldados romanos a una princesa ibera como botín ante su líder Escipión, su prometido el caudillo celtíbero Alucio aparece trayendo un rescate para su liberación. Viendo lo enamorados que están, Escipión se apiada y decide devolverla, consignando el rescate como dote para las nupcias.
En conmemoración de la batalla, en Cartagena se celebran desde 1990 las fiestas de Carthagineses y Romanos.
Tras su victoria, Escipión empezó a reunir un poderoso ejército de 35 000 a 40 000 romanos más 10 000 o 15 000 auxiliares hispanos para acabar con Asdrúbal Barca. Poco después, en Baecula un ejército cartaginés de 25 000 a 30 000 efectivos fue aplastado. Asdrúbal intentaría llegar a Italia pero sería vencido y muerto en Metauro y Escipión aplastaría los ejércitos cartagineses restantes (de Asdrúbal Giscón y de Magón Barca) en Ilipa
Saludos

Posteriormente a los hechos antes citados que ocurrieron en los años 197 a 195 a C., tuvo lugar la batalla de Cartago Nova. que consistió en la toma de la ciudad por las tropas de Escipión.
La batalla de Cartago Nova tuvo lugar en 209 a. C. y fue un asalto romano en la capital cartaginesa de la península ibérica, Cartago Nova (actual Cartagena), durante la segunda guerra púnica entre Cartago y la República romana.
Cartago Nova estaba situada en una península, unida al litoral por el este gracias a un estrecho istmo. El lado norte de la ciudad estaba protegido por un gran lago que alimentaba de aguas un canal que protegía al oeste de la ciudad. El lado sur de la ciudad estaba encarado al mar Mediterráneo, siendo pues Cartagena una ciudad muy bien protegida geográficamente y muy difícil de tomar por asalto.
Escipión el Africano llegó a Hispania en 210 a. C. y pasó el invierno organizando su ejército en lo que hoy es Tarragona, estimado en unos 28 000 infantes, 3000 jinetes y 35 barcos, al tiempo que organizaba el ataque sobre Cartagena. Sus enemigos eran tres generales cartagineses, Asdrúbal Barca, Magón Barca y Asdrúbal Giscón. La relación entre estos generales no era buena y sus ejércitos estaban alejados unos de otros. Asdrúbal estaba en el centro de la Península, Magón cerca de Gibraltar y Giscón en la desembocadura del río Tagus (hoy Tajo). Todos ellos a más de 10 días de distancia de Cartagena. Escipión puso la flota bajo mando de su amigo Cayo Lelio, a quien confió sus planes y él mismo tomó el mando de las fuerzas de tierra y avanzó hacia el sur a marchas forzadas con el grueso de su ejército.
Escipión desplegó su campamento a través del istmo, aislando de esta manera la ciudad del litoral. La flota romana, bajo el mando de Cayo Lelio, bloqueaba la salida al mar y así Cartago Nova se encontró sin vías de ayuda del exterior. Después de repeler una salida de los defensores de la ciudad, Escipión ordenó un asalto combinado con su infantería atacando desde el istmo y la flota atacando desde el sur.
Sin embargo, este primer ataque no logró el objetivo y Escipión ordenó un segundo ataque más tarde durante el mismo día, con la novedad de destacar un contingente de soldados atacando por el norte, a través del lago. Ayudado por el hecho de que la profundidad del lago era baja por los efectos de la marea, esta guerrilla logró escalar la muralla norte que se encontraba sin defensas y atacaron a los defensores por la retaguardia. Al mismo tiempo, las fuerzas navales consiguieron penetrar en la ciudad por el sur y en poco tiempo la ciudad entera cayó. Magón y los últimos resistentes, refugiados en la ciudadela (Arx Asdrubalis), capitularon y entonces dio comienzo el saqueo.
Los romanos tenían unos diez días antes de la llegada de refuerzos cartagineses, pero contaban con un aliado inesperado: pescadores de Tarraco (Tarragona) que conocían el punto débil de la urbe.
Al atardecer, las aguas del lago salado bajaban tanto que podían vadearse a pie para atacar las murallas más bajas y desguarnecidas, allí situadas por considerar los cartagineses que se trataba de una zona inexpugnable. Escipión acampó en un alto al final de la franja de terreno frente a la puerta principal, y fortificó solo su retaguardia, mientras las 35 galeras de su lugarteniente Lelio se aproximaban por mar.
Desarrollo del sitio y de la batalla
Justo al séptimo día de comenzar la marcha desde Tarragona, el romano llegó ante Cartagena al mismo tiempo que su flota. Para evitar posibles ataques cartagineses, levantó una empalizada y excavó un foso doble. Se trató de una labor de fortificación que iba de un extremo de la ciudad al otro tocando ambas playas y que además se complementó al día siguiente con el cerco por mar de Cartagena. Fue precisamente durante esa jornada cuando el romano dio orden de lanzar desde los barcos proyectiles sobre la ciudad a la vez que, a la salida del sol, lanzaba contra ella a dos mil hombres provistos de escalas. La fuerza era reducida pero dado que el acceso a Cartagena se reducía a un pequeño istmo – lo que facilitaba su defensa – resultaba suficiente y más teniendo en cuenta que se trataba de una mera maniobra de diversión. Con ella pretendía fijar a los cartagineses en el istmo mientras él llevaba a cabo un ataque por sorpresa por un lugar considerado inexpugnable. La maniobra tuvo éxito.
Mientras los defensores se ocupaban de contener un ataque lo suficientemente vigoroso como para distraerlos y lo bastante moderado como para no llevarlos a retirarse hacia el interior de la ciudad, Escipión se lanzó con quinientos de sus hombres sobre la laguna que se extendía detrás de la ciudad. Sabía por los pescadores de Tarragona que al descender la marea, el lugar era vadeable aunque la altura del agua llegaba al pecho. De esta manera, logró cruzar la laguna, llegar a las murallas y escalarlas. Conocedor del principio que señala que cualquier penetración debe ser ensanchada antes de que se proceda a profundizarla, Escipión dirigió entonces a sus hombres hacia la puerta principal con lo que atrapó a los defensores cartagineses que luchaban en el istmo por la espalda, los aniquiló y permitió la entrada de los primeros atacantes en la ciudad. En apenas tiempo, Cartagena había caído en manos de los romanos y el jefe de la plaza, el cartaginés Magón, que estaba refugiado en la ciudadela, se percató de que no había manera de seguir resistiendo y más cuando los romanos, siguiendo el derecho de guerra de la época, estaban matando indiscriminadamente a todos los que encontraban a su paso. Tan sólo la rendición de Magón puso punto final a la matanza siendo a la vez la señal de inicio para el saqueo.
Escipión era consciente de que la victoria obtenida resultaba importantísima en términos militares pero, a la vez, no perdió de vista su repercusión política. Así, a los diez mil cautivos que eran ciudadanos de Cartagena los puso en libertad devolviéndoles por añadidura sus bienes. La única excepción a esta medida fueron los artesanos y los marinos a los que, no obstante, prometió que devolvería la libertad cuando concluyera la campaña. Por lo que se refiere a los hispanos capturados, no los conservó como rehenes sino que los envió de regreso a sus lugares de origen. Semejante medida demostró ser muy inteligente, especialmente cuando puso en libertad a una bellísima hispana que era esposa de Mandonio, el hermano de Indíbil, rey de los ilergetes. Gestos como éste aseguraron a Escipión que los hispanos se pasaran a su bando abandonando el de los cartagineses.
La toma de Cartagena por Escipión fue un ejemplo verdaderamente de manual de operación militar concebida y ejecutada de manera magistral. Supo combinar la sorpresa, con la firmeza, la fijación del enemigo en un objetivo secundario con la ejecución del ataque principal y la perforación de las defensas. De la misma manera, contribuyó decisivamente a dislocar el sistema de alianzas hispanas de Cartago. Sin embargo, su mayor repercusión se produjo en el plano de la estrategia anti-cartaginesa. En el curso de los años siguientes, Escipión fue aniquilando a las fuerzas cartaginesas que operaban en España obligando al senado a aceptar su proyecto de pasar a Roma para batir allí a Aníbal. Efectivamente, una vez llegaron las legiones romanas a suelo africano, Aníbal, como había insistido el veinteañero Escipión, no tuvo más remedio que abandonar Italia y marchar a defender Cartago. Allí sería nuevamente derrotado en Zama (202 a. de C.) por un personaje, Escipión, al que no suele hacerse justicia, pero que era superior a él en el terreno militar. Esa victoria que cambió el curso de la Historia del Mediterráneo y de Europa había comenzado en Hispania.
Con la captura de Cartago Nova, además de todos los suministros militares que había en la ciudad, los romanos tomaron control de toda la costa este de la península así como la explotación de las minas de plata de la zona.
Durante la rapiña de la ciudad púnica se produjo el episodio conocido como la clemencia de Escipión en el que, habiendo presentado unos soldados romanos a una princesa ibera como botín ante su líder Escipión, su prometido el caudillo celtíbero Alucio aparece trayendo un rescate para su liberación. Viendo lo enamorados que están, Escipión se apiada y decide devolverla, consignando el rescate como dote para las nupcias.
En conmemoración de la batalla, en Cartagena se celebran desde 1990 las fiestas de Carthagineses y Romanos.
Tras su victoria, Escipión empezó a reunir un poderoso ejército de 35 000 a 40 000 romanos más 10 000 o 15 000 auxiliares hispanos para acabar con Asdrúbal Barca. Poco después, en Baecula un ejército cartaginés de 25 000 a 30 000 efectivos fue aplastado. Asdrúbal intentaría llegar a Italia pero sería vencido y muerto en Metauro y Escipión aplastaría los ejércitos cartagineses restantes (de Asdrúbal Giscón y de Magón Barca) en Ilipa
Saludos



Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
Dominación de Lusitania
Guerras lusitanas es la denominación historiográfica1 de las guerras que mantuvo la República romana con un conjunto de pueblos del oeste de la península ibérica, a los que los propios romanos llamaban lusitanos, y cuyo territorio fue incorporado a la provincia denominada Hispania Ulterior. Tuvieron lugar entre 155 a. C. - 139 a. C., siendo en parte simultáneas a las guerras celtíberas (guerra numantina, desde el 154 a. C., en el territorio que fue incorporado a la Hispania Citerior). La guerra lusitana fue también llamada Purinos Polemos (que significa la Guerra Fiera)
Los lusitanos se rebelaron contra Roma en dos ocasiones (155 a. C. y 146 a. C.), siendo derrotados en ambos casos.
En el 194 a. C., estallaron las hostilidades entre los romanos y los lusitanos, quienes eran un pueblo autóctono. En 190 a. C. Lucio Emilio Paulo se enfrentó a los lusitanos; tras ser inicialmente derrotado y perder 6000 de sus hombres finalmente se impuso y les mató 30 000 de sus guerreros (según Plutarco).
Al año siguiente Publio Junio Bruto derrotó y mató a 18 000 lusitanos y capturó a 2300 más.Su sucesor como pretor de la provincia Ulterior (188 a. C.-186 a. C.), al inicio de su gobierno atacó a los lusitanos y asedió Asta Regia, matando a 6000 personas.
En el 179 a. C., los romanos tuvieron éxito en la pacificación de la zona y obtuvieron un significativo tratado de paz. Sin embargo en el 155 a. C., una gran revuelta bajó el liderato de un cacique llamado Púnico, que se había aliado con los vetones, azotó la región.
Tras la muerte de Púnico, otro cacique llamado Cesaro asumió el liderazgo de la revuelta de los lusitanos. Otro señor de la guerra, llamado Cauceno, se levantó contra Roma en el norte de África. En el 154 a. C. los lusitanos derrotaron a Lucio Manlio Acidino, gobernador de la Citerior, y a Cayo Catinio Calpurnio, de la Ulterior, en la Bética donde les infligen 5000 bajas. Tras esto se les unen los celtíberos, en especial los segedanos, la respuesta romana contra estos llevara al inicio de la guerra numantina.
Entre los años 154 a. C. a 153 a. C. el pretor Lucio Mumio combatió con 15 000 legionarios, tras varias derrotas iniciales en las que perdió 50004 a 6000 hombres, los lusitanos y celtíberos organizaron un ejército de 20 000 infantes y 5000 jinetes4a los que finalmente logró imponerse y hasta fue honrado poco después con un Triunfo.
El pretor Servio Sulpicio Galba y el procónsul Lucio Licinio Lúculo llegaron en el 151 a. C. y procedieron a subyugar a la población local. Sin embargo, los lusitanos les causaron más de 7000 bajas en combate, obligándolos a retirarse a sus cuarteles de invierno en Conistorgis, en territorio de los cuneos, con los 20. 000 hombres que les restaban. Entonces Galba invitó a los líderes lusitanos a "entablar negociaciones de paz" (150 a. C.) atrayendo a más de 30 000 desarmados,y los mató allí mismo, masacrando 8000 o 9000 y vendió como esclavos a otros 20 000, incluyendo mujeres y niños.
Terminando poco elegantemente esta fase de la guerra. Por otro lado, Lucio Licinio Lúculo tras atacar a los vacceos y matarles 4000 guerreros, se retiró a la Turdetania a pasar el invierno, ahí fue que entero que un ejército de iberos planeaba cruzar las Columnas de Hércules y atacar a los aliados de Roma en África, como ya habían hecho con éxito los lusitanos en 153 a. C., Lúculo intervino antes que embarcaran y masacró a 15.000 de ellos.7
En 147 a. C. llegó con refuerzos Cayo Vetilio (Caius Vetilius), sumando 10 000 soldados romanos en la zona.
En el 146 a. C. los lusitanos encontraron un nuevo líder llamado Viriato, quien fue ganando renombre entre los romanos como un gran jefe de guerrillas, reuniendo cerca de 6000 guerreros. Vetilio lanzó una ofensiva contra los indígenas que fue respondida por una campaña de guerrillas. Cuando los romanos se adentraron en territorio enemigo persiguiendo a Viriato, fueron emboscados en un desfiladero de la actual Serranía de Ronda muriendo o siendo capturados 4000 romanos y escapando el resto. Vetilio no sobrevivió. Los romanos sobrevivientes fueron reforzados por 5000 bellos y titos, lanzando otra ofensiva que también terminó en un desastre, muriendo la mayoría de los celtíberos aliados y teniendo que refugiarse en Carteia los sobrevivientes esperando refuerzos.
Viriato y los suyos aprovecharon la inactividad del enemigo vencido y tomaron la iniciativa, entrando en la Carpetania y en el valle del río Betis, regiones que devastaron. Mientras que el sucesor de Vetilio, el pretor Cayo Plautio quedó al mando en la Ulterior con 10 000 infantes y 1300 jinetes, quien de inmediato lanzó una ofensiva para capturar al caudillo lusitano en la Carpetania, Viriato recurrió nuevamente a las tácticas de guerrilla y causó más de 4000 bajas a los romanos.
En el 145 a. C., el general Quinto Fabio Máximo Emiliano con 30 000 soldados (17 000 recientemente reclutados)16 realizó una campaña con éxito contra los lusitanos, pero falló en su objetivo de arrestar a Viriato. En el 143 a. C., Viriato formó una coalición contra los romanos con varias tribus celtíberas. En el 142 a. C. el aliado de Viriato, el caudillo celtíbero Tangino, fue derrotado, capturado y crucificado por Quinto Pompeyo Aulo.17 Entre 141 a. C. a 140 a. C. Fabio Máximo siguió su campaña con dos legiones romanas y auxiliares, 18 000 infantes y 1600 jinetes romanos,18 300 númidas y 10 elefantes de guerra enviados por el rey Micipsa por Sierra Morena. Viriato los derrotó, matando a 3000 romanos. Tras esto el general romano se refugió en su campamento base donde recibió 5000 refuerzos con los que inicio una nueva ofensiva haciendo retroceder a los lusitanos. Tuvo éxito al enfrentar a los jefes lusitanos Curio y Apuleyo, quienes le enfrentaron en una batalla abierta, siendo destruidas sus fuerzas y capturados 10 000 de sus hombres. Sin embargo, meses después el ejército romano fue emboscado y derrotado en la sierra.
Más tarde, Viriato derrotó también al general Quinto Fabio Máximo Serviliano y aceptó perdonarle la vida a cambio de un tratado de paz de igual a igual.
El tratado fue roto un año después por Quinto Servilio, quien penetró con 20 000 legionarios en las tierras de los vetenos y galaicos mientras que Marco Popilio pacificaba la región entre los ríos Duero y Tajo, construyendo varios campamentos para asegurarla.
Décimo Junio Bruto observó mientras intentaba capturar a Viriato que las ciudades de Lusitania estaban defendidas por mujeres guerreras.
En el 139 a. C. Viriato fue finalmente asesinado mientras dormía por tres de sus compañeros, Audax, Ditalco y Minuro, que habían sido enviados como emisarios a Roma y sobornados por Marco Popilio Laenas.[cita requerida]
Durante los años 61 a 60 a. C. el propretor Cayo Julio César con un ejército de 20 cohortes (unos 10 000 hombres) y 5000 auxiliares locales sometió definitivamente a los lusitanos.
Para más información sobre Viriato puede visitarse el hilo sobre los militares españoles en este mismo foro.
Saludos

Guerras lusitanas es la denominación historiográfica1 de las guerras que mantuvo la República romana con un conjunto de pueblos del oeste de la península ibérica, a los que los propios romanos llamaban lusitanos, y cuyo territorio fue incorporado a la provincia denominada Hispania Ulterior. Tuvieron lugar entre 155 a. C. - 139 a. C., siendo en parte simultáneas a las guerras celtíberas (guerra numantina, desde el 154 a. C., en el territorio que fue incorporado a la Hispania Citerior). La guerra lusitana fue también llamada Purinos Polemos (que significa la Guerra Fiera)
Los lusitanos se rebelaron contra Roma en dos ocasiones (155 a. C. y 146 a. C.), siendo derrotados en ambos casos.
En el 194 a. C., estallaron las hostilidades entre los romanos y los lusitanos, quienes eran un pueblo autóctono. En 190 a. C. Lucio Emilio Paulo se enfrentó a los lusitanos; tras ser inicialmente derrotado y perder 6000 de sus hombres finalmente se impuso y les mató 30 000 de sus guerreros (según Plutarco).
Al año siguiente Publio Junio Bruto derrotó y mató a 18 000 lusitanos y capturó a 2300 más.Su sucesor como pretor de la provincia Ulterior (188 a. C.-186 a. C.), al inicio de su gobierno atacó a los lusitanos y asedió Asta Regia, matando a 6000 personas.
En el 179 a. C., los romanos tuvieron éxito en la pacificación de la zona y obtuvieron un significativo tratado de paz. Sin embargo en el 155 a. C., una gran revuelta bajó el liderato de un cacique llamado Púnico, que se había aliado con los vetones, azotó la región.
Tras la muerte de Púnico, otro cacique llamado Cesaro asumió el liderazgo de la revuelta de los lusitanos. Otro señor de la guerra, llamado Cauceno, se levantó contra Roma en el norte de África. En el 154 a. C. los lusitanos derrotaron a Lucio Manlio Acidino, gobernador de la Citerior, y a Cayo Catinio Calpurnio, de la Ulterior, en la Bética donde les infligen 5000 bajas. Tras esto se les unen los celtíberos, en especial los segedanos, la respuesta romana contra estos llevara al inicio de la guerra numantina.
Entre los años 154 a. C. a 153 a. C. el pretor Lucio Mumio combatió con 15 000 legionarios, tras varias derrotas iniciales en las que perdió 50004 a 6000 hombres, los lusitanos y celtíberos organizaron un ejército de 20 000 infantes y 5000 jinetes4a los que finalmente logró imponerse y hasta fue honrado poco después con un Triunfo.
El pretor Servio Sulpicio Galba y el procónsul Lucio Licinio Lúculo llegaron en el 151 a. C. y procedieron a subyugar a la población local. Sin embargo, los lusitanos les causaron más de 7000 bajas en combate, obligándolos a retirarse a sus cuarteles de invierno en Conistorgis, en territorio de los cuneos, con los 20. 000 hombres que les restaban. Entonces Galba invitó a los líderes lusitanos a "entablar negociaciones de paz" (150 a. C.) atrayendo a más de 30 000 desarmados,y los mató allí mismo, masacrando 8000 o 9000 y vendió como esclavos a otros 20 000, incluyendo mujeres y niños.
Terminando poco elegantemente esta fase de la guerra. Por otro lado, Lucio Licinio Lúculo tras atacar a los vacceos y matarles 4000 guerreros, se retiró a la Turdetania a pasar el invierno, ahí fue que entero que un ejército de iberos planeaba cruzar las Columnas de Hércules y atacar a los aliados de Roma en África, como ya habían hecho con éxito los lusitanos en 153 a. C., Lúculo intervino antes que embarcaran y masacró a 15.000 de ellos.7
En 147 a. C. llegó con refuerzos Cayo Vetilio (Caius Vetilius), sumando 10 000 soldados romanos en la zona.
En el 146 a. C. los lusitanos encontraron un nuevo líder llamado Viriato, quien fue ganando renombre entre los romanos como un gran jefe de guerrillas, reuniendo cerca de 6000 guerreros. Vetilio lanzó una ofensiva contra los indígenas que fue respondida por una campaña de guerrillas. Cuando los romanos se adentraron en territorio enemigo persiguiendo a Viriato, fueron emboscados en un desfiladero de la actual Serranía de Ronda muriendo o siendo capturados 4000 romanos y escapando el resto. Vetilio no sobrevivió. Los romanos sobrevivientes fueron reforzados por 5000 bellos y titos, lanzando otra ofensiva que también terminó en un desastre, muriendo la mayoría de los celtíberos aliados y teniendo que refugiarse en Carteia los sobrevivientes esperando refuerzos.
Viriato y los suyos aprovecharon la inactividad del enemigo vencido y tomaron la iniciativa, entrando en la Carpetania y en el valle del río Betis, regiones que devastaron. Mientras que el sucesor de Vetilio, el pretor Cayo Plautio quedó al mando en la Ulterior con 10 000 infantes y 1300 jinetes, quien de inmediato lanzó una ofensiva para capturar al caudillo lusitano en la Carpetania, Viriato recurrió nuevamente a las tácticas de guerrilla y causó más de 4000 bajas a los romanos.
En el 145 a. C., el general Quinto Fabio Máximo Emiliano con 30 000 soldados (17 000 recientemente reclutados)16 realizó una campaña con éxito contra los lusitanos, pero falló en su objetivo de arrestar a Viriato. En el 143 a. C., Viriato formó una coalición contra los romanos con varias tribus celtíberas. En el 142 a. C. el aliado de Viriato, el caudillo celtíbero Tangino, fue derrotado, capturado y crucificado por Quinto Pompeyo Aulo.17 Entre 141 a. C. a 140 a. C. Fabio Máximo siguió su campaña con dos legiones romanas y auxiliares, 18 000 infantes y 1600 jinetes romanos,18 300 númidas y 10 elefantes de guerra enviados por el rey Micipsa por Sierra Morena. Viriato los derrotó, matando a 3000 romanos. Tras esto el general romano se refugió en su campamento base donde recibió 5000 refuerzos con los que inicio una nueva ofensiva haciendo retroceder a los lusitanos. Tuvo éxito al enfrentar a los jefes lusitanos Curio y Apuleyo, quienes le enfrentaron en una batalla abierta, siendo destruidas sus fuerzas y capturados 10 000 de sus hombres. Sin embargo, meses después el ejército romano fue emboscado y derrotado en la sierra.
Más tarde, Viriato derrotó también al general Quinto Fabio Máximo Serviliano y aceptó perdonarle la vida a cambio de un tratado de paz de igual a igual.
El tratado fue roto un año después por Quinto Servilio, quien penetró con 20 000 legionarios en las tierras de los vetenos y galaicos mientras que Marco Popilio pacificaba la región entre los ríos Duero y Tajo, construyendo varios campamentos para asegurarla.
Décimo Junio Bruto observó mientras intentaba capturar a Viriato que las ciudades de Lusitania estaban defendidas por mujeres guerreras.
En el 139 a. C. Viriato fue finalmente asesinado mientras dormía por tres de sus compañeros, Audax, Ditalco y Minuro, que habían sido enviados como emisarios a Roma y sobornados por Marco Popilio Laenas.[cita requerida]
Durante los años 61 a 60 a. C. el propretor Cayo Julio César con un ejército de 20 cohortes (unos 10 000 hombres) y 5000 auxiliares locales sometió definitivamente a los lusitanos.
Para más información sobre Viriato puede visitarse el hilo sobre los militares españoles en este mismo foro.
Saludos



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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
Con el debido respeto,me gusta pegar tiros y los heroicos hechos del ejercito español o chino me importan un carajo,el ideal sería que no fuesen necesarios pero las cosas de matar me dan repelús y más cuando se hacen en nombre de un trapo.
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
plinkster escribió:Con el debido respeto,me gusta pegar tiros y los heroicos hechos del ejercito español o chino me importan un carajo,el ideal sería que no fuesen necesarios pero las cosas de matar me dan repelús y más cuando se hacen en nombre de un trapo.
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
Plinkster escribió :
Con el debido respeto,me gusta pegar tiros y los heroicos hechos del ejercito español o chino me importan un carajo,el ideal sería que no fuesen necesarios pero las cosas de matar me dan repelús y más cuando se hacen en nombre de un trapo.
En primer lugar, las cosas de pegar tiros se inventaron para matar, no para tocar la zambomba, mal asunto lo del repelús.
En segundo lugar, está es la libertad máxima que podemos tener, el título del hilo lo dice muy claro, y por supuesto el que no le gusta o se la trae al pairo, floja, pendulona, o cualquier otra expresión similar, lo tiene muy fácil, con no entrar perfecto y todos contentos,
No digo más
Saludos cordiales.
Ah se me olvidaba, personalmente estoy totalmente en contra de que se mate a nadie, sea por la causa que sea, lamentablemente la historia es la que es y eso no se puede cambiar, aunque algunos evidentemente quisieran hacerlo.
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
Guerras numantinas y Asedio y Destrucción de Numancia
El cerco de Numancia hay que encuádralo en el marco de las Guerra Celtíberas que tuvieron lugar en España entre el 154 a.C y el 133 a.C. cuando concluyeron con la total de la ciudad.
El hecho que desencadenó el conflicto entre Numancia y el Imperio Romano se debe relacionar con la población de Segeda (El Poyo de Mara, Zaragoza). Esta ciudad decidió ampliar construir una nueva muralla de unos 8 km. Esto fue considerado por los romanos que ocupaban España como un desafía ya que no respetaba el tratado de paz al que había llegado con Graco ( tratado de Graco) . Enterado de esto, el Senado Romano envió a Hispania a Fulvio Nobilior, con un ejército de unos de 30.000 hombres para hacer cambiar de planes a los segedenses, quienes, al conocer la amenaza y dado que todavía no habían terminado de fortificar su ciudad, huyeron a refugiarse con familias a Numancia. De esta manera, Numancia fue involucrada en la guerra , como escribió Floro, a pesar de haberse mantenido al margen en la guerras celtíberas hasta entonces .
Fueron varios los generales romanos que fracasaron en el intento de la toma de Numancia. Por aquí pasó
Nobilior, después de controlar Ocilis en la zona del Jalón , se dirigió a Numancia, localizando su campamento en El Guijar de Almazán. Al mando del jefe celtíbero Caros, el 23 de agosto del 153 a.c., los arévacos y seguedenses atacaron por sorpresa a los romanos consiguiendo una gran victoria. Las bajas fueron muy importantes en el cuerpo de ejército romano, murieron 6.000 . Por el lado celtíbero hay que resaltar también las numerosa bajas incluida la del propio Caros. Desde entonces, el 23 de agosto, día consagrado por los romanos a Vulcano, que fue declarado nefasto. Después de aquello, jamás ningún general romano libró batalla en el consagrado a Vulcano. Nobilior, persiguiendo a los numantinos, llegó a La Atalaya de Rinieblas, situada a 24 estadios de Numancia, y descansó esperando la llegada de efuerzos. Los celtíberos nombraron a Ambon y Leucon, como jefes en sustitución de Caros.
Después de un mes , Nobilior recibió refuerzos de su aliado Masinisa, rey de Numidia (Africa). Los númidas eran unos soldados de gran prestigio en su época, llegaron unos trescientos soldados y diez elefantes . El ejército romano de desplegó para la batalla contra los numantinos en campo abierto. Nobilior dispuso en orden de combate a sus tropas, escondiendo a los elefantes en la retaguardia . Apiano:
“Así que hubieron venido a las manos, se abrió la formación y aparecieron las fieras, con cuyo espectáculo, antes nunca visto en las batallas, se aterraron tanto, no sólo los celtíberos, sino aún sus mismos caballos, que huyeron a la ciudad. Nobilior los persiguió hasta las murallas, donde se peleó con valor, hasta que uno de los elefantes, herido en la cabeza con una gran piedra, se enfureció de tal modo que, vuelto a los suyos con terribles bramidos, comenzó a atropellar a cuantos encontraba, sin distinción de amigos o enemigos. A los bramidos de éste, enfurecidos los demás elefantes, comienzan a hacer lo mismo, y atropellan, matan y desbaratan a los romanos”.
Los numantinos salieron de las murallas y persiguieron a los romanos que desordenadamente huían. Mataron a un gran número y incluso de se apoderaron de varios elefantes.
Nobilior pasó el terrible invierno del 153a.C. - 152a.C. en su campamento de la Atalaya de Renieblas, donde muchos soldados murieron de frio.
Claudio Marcelo
Un año más tarde Claudio Marcelo sucedió a Nobilior. Este gran general controló mediante inteligentes negociaciones la zona del Jalón Ocilis . Como garantía exigió unos 30 rehenes y 30 talentos de plata. Después de someter por la fuerza a Nertobriga (Calatorao, Zaragoza) consiguió que el resto de ciudades celtíberas se sometieran al acuerdo de paz, en condiciones similares al tratado de Graco.
El Senado romano no aceptó el tratado de paz propuesto por Marcelo a los arévacos y recibió la orden de reanudar la guerra. El general se dirigió a Numancia acampando en el Cerro del Castillejo, a 1 Km de la ciudad. Afortunadamente antes de iniciarse la batalla, el jefe de los numantinos, Litenon, pidió llegó a un acuerdo con Marcelo y todos los celtíberos tuvieron que pagar una indemnización de 600 talentos de plata ). Este tratado fue ratificado por el Senado romano, y duró desde el 151 al 143 a.C.
Cecilio Metelo
Pero la situación económica y social de los pueblos del interior de Hispania fueron cambiando y se reiniciaron nuevamente los levantamiento contra los romanos. Estas guerras celtibéricas son conocidas como Guerra Numantina.
En el año 143 llegó para reprimirlas Cecilio Metelo, que empleó la vieja táctica de dejar aislada la Celtibéria Ulterior, por medio del control del territorio de los pueblos del Jalón y del Duero medio , para impedir los suministros a los celtíberos, quienes se hicieron fuertes en las ciudades de Termancia y Numancia.
Pompeyo
En 142 a.C: Pompeyo fue nombrado responsable romano conseguir controlar al pueblo arévaco. Con 30.000 legionarios y 2.000 jinetes, de dirigió desde el Jalón hasta Numancia. Pero fue derrotado por los numantinos y posteriormente por los termestinos ( Termancia) . En un segundo intento pretendió cercarla mediante una zanja que uniera los ríos Merdancho y Duero para de esta forma cerrar impedir la salida . Pero los insistentes ataques numantinos a las fuerzas romanas impidieron lograr el ansiado cerco a la ciudad. Pompeyo fracaso por segunda en el intento. Los romanos aceptaron un tratado de paz a propuesta de los numantinos a través de su jefe Megara.
Popilio Lenas
Posteriormente y con el pretexto de la llegada de un nuevo general, Pompeyo negó su juramento, y se remitió el asunto al Senado de Roma. Mientras los emisarios de la ciudad discutían en Roma el tratado de paz, la guerra con Numancia sufrió un paréntesis de unos meses . El Senado dio la razón a Pompeyo y se rompió la paz, dando la orden a Popilio Lenas que reanudase la guerra. Fue la tercera vez que un general romano faltaba a su palabra y la segunda que el Senado recusaba un tratado pactado por un general.
Hostilio Mancino
El general Hostilio Mancino ocasionó al ejercito romano, en el 137 a.C., uno de los mayores ultrajes de su historia. Tras sucesivas derrotas ante Numancia, Mancio se retiró al valle del Ebro; pero en su huida fue emboscado por numantinos en un desfiladero, sufriendo una fuerte derrota, y viéndose obligado a buscar refugio. El general , a pesar de disponer de 20.000 soldados romanos frente a 4.000 numantinos , tomó la decisión de rendirse y salvar la vida. Los numantinos, respetaron la vida del enemigo y aceptaron nuevamente negociar la paz y dejaron permitieron la salida del ejército romano.
Mancio fue llamado a Roma para explicar su capitulación. Nuevamente el Senado romano no consideró válido el tratado firmado, y decidió entregar el general rendido a los numantinos.
Furio Filo
En 136 a.C., el general Furio Filo fue designado para entregar a Mancino a los numantinos. Mancio, vestido con una simple túnica con las manos atadas las manos, fue dejado ante las murallas de Numancia. Los numantinos se negaron a aceptarlo y fue devuelto al campamento y enviado a Roma.
Calpurnio Pison y M. Emilio Lépido
Posteriormente, los dos generales siguientes, Calpurnio Pison, en el 135 a.C. , y M. Emilio Lépido, evitaron los confrontamiento con el pueblo arévaco y se dedicaron exclusivamente a combatir a los vacceos; dejando pendiente el sometimiento de Numancia.
Los Escipiones
En Roma no se entendía que un grupo de vulgares celtíberos estuvieran desafiando al poder omnímodo de Roma. Las legiones romanas no estaban acostumbradas a tantas derrotas en Hispania. Con la caída de Numancia, quedaría Hispania completamente bajo el poder de la administración de los descendientes de Rómulo.
No debemos olvidar que en aquella época, nuestro territorio era una fuente abundante de ingresos. Los romanos se proveían de inmensas cantidades de oro, plata y sal procedente de Hispania; sin olvidar los ingresos debidos a los tributos equivalentes al 5% de las producciones agrícolas obtenidas de los agricultores. Por lo tanto, la conquista de Hispania, suponía no solamente una cuestión de orgullo para el Imperio Romano, sino también un inmenso negocio que contribuía significativamente a llenar las sedientas arcas de la República Romana
Todo ello obligaba a someter rápidamente a Numancia sin ninguna contemplación, por lo que el Senado romano decidió enviar a un general de prestigio. Fue designado P. Cornelio Escipión (Africanus minor), que encabezaba el grupo muy belicista y había alcanzado el más alto prestigio con la destrucción de Carthago. Fue nombrarlo cónsul en enero del 134 sin haber transcurrido todavía 10 años desde su anterior nombramiento.
Los Escipiones fue una de las familias más influyentes sobre el poder de Roma. Ocuparon cargos de senadores, cónsules, pretores, etc. Varios miembros de esta ilustre familia lucharon y murieron en Hispana.
Cneo Cornelio Escipión
Cneo Cornelio Escipión en 218 a.C. desembarcó en la Península durante la 2ª Guerra Púnica. Una de sus más importantes victoria la consiguió contra el general cartaginés Hannón en Cesse (Tarragona). Esta derrota supuso la captura del caudillo ilergete Indíbil y la toma para Roma del puerto de la ciudad de Tarraco. Este puerto , durante muchos años, fue la base de operación más importantes para las legiones romanas.
Publio Cornelio Escipión
Publio Cornelio Escipión llego a Ampurias en 216 a.C. Junto con las tropas de Cneo, tenían como objetivo contar las líneas de suministro de Aníbal. Tuvieron importantes problemas cuando cruzaron el Guadalquivir y se internaron en el territorio controlado por los cartagineses. En 212 a.C., los dos escipiones murieron en combate contra los cartagineses hispanos. Cneo murió en Ilurci y Publio en Castulum. La situación imperial en la península estaba siendo dramáticamente cuestionada en el Senado consecuencia de las derrotas frente a los ejércitos cartagineses en Hispania
Publio Cornelio Escipión, el Africano
Publio Cornelio Escipión, el Africano, hijo del Escipión muerto en Castulum llego a Hispania en el 211 con la edad de 25 años. Se le fijó como objetivo, avanzar al máximo sobre las posiciones de los cartagineses. En 209 a.C. tomó Cartago Nova ( Cartagena) y en 206 a.C. expulsó a los púnicos de Hispania en la batalla de Ilipas. En el 202 a.C. derrotó a Aníbal en la batalla de Zama (norte de África, 160 km al sur de Cartago). El ejército cartaginés fue aniquilado y Escipión recibió el sobrenombre de El Africano. Murió el mismo año que Aníbal, 183 a.C, curiosidades de la historia.
Publio Cornelio Escipión Emiliano, el Africano menor o Numantino era nieto adoptivo de Publio Cornelio El Africano. Nació en 185 a.C. , hijo de Lucio Emilio Paulo, general vencedor de los macedonios en la batalla de Pidan, donde inició su carrera militar junto a su padre como oficial de su estado mayor. Escipión Emiliano, derrotó a Cartago después de un cerco. Este militar romano, después de conquistar Cartago, la capital Púnica, ordenó fuera incendiada, después derruida, sus cimientos destruidos y finalmente toda ella sembrada de sal. Este es el general que tenía como misión destruir a los irreductibles numantinos y libraría a Roma de tan molesto enemigo..
"Numancia, aunque inferior en riquezas a Cartago, Capua y Corinto, respecto a valor y distinción fue igual a todas y, fue la mayor gloria de Hispania. Esta ciudad , sin murallas ni fortificaciones y situada en una prominencia en las inmediaciones de un río, con una guarnición de 4.000 celtíberos sostuvo ella sola el ataque de un ejército de 40.000 hombres durante 11 años, y no sólo eso sino que también logró rechazarlos fuertemente en diversas ocasiones y les hizo formar vergonzosos tratados. Finalmente, puesto que se trataba de una ciudad que no podía ser conquistada, se vieron obligados a llamar al general, Escipión, que había destruido Cartago”. (Tito Livio, XXIX)
Escipión Emiliano se desplaza a Hispania
Escipión Emiliano fue nombrado cónsul a los 51 años y enviado a Hispania Citerior para terminar definitivamente, costara lo que costara con la resistencia numantina. Los senadores tuvieron que asumir el riesgo que debido a su prestigio pudiera proclamarse en Príncipe o dictador después de someter a Numancia. Emiliano ya nos conocía, había tenido oportunidad de conocer nuestro temperamento, la climatología y la geografía de la Península Ibérica cuando en 151 a.C. combatió contra los vacceos y arévacos. En dicha ocasión, junto al cónsul Lúculo, sufrió una dolorosa derrota ante los bravos guerreros celtíberos y entendió sus tácticas y su forma de clavarse al terreno para defenderse de las terribles y demoledoras legiones romanas. Pero esta vez no iba a fracasar.
Escipión reunió a una guardia personal de 4.000 efectivos, todos ellos muy motivados, convencidos que junto a Escipión Emiliano encontrarían la gloria del triunfo o la muerte honrosa. También se unieron , formando parte de su estado mayor, aliados y soldados enviados por reyes de Asia, como Atalo III de
Pérgamo, Antioco VII de Siria y Micipsa de Numidia. A estos 4.000 hombres, le esperaban en Hispania los restos de las legiones de los años anteriores.
Escipión Emiliano eligió a sus hombres de confianza para los puestos de máxima responsabilidad: su hermano Fabio Máximo Emiliano y al hijo de éste, Fabio Buteo. Fabio Máximo fue nombrado legado por su larga experiencia militar en Hispania donde había combatido a los lusitanos. A Fabio Buteo, le nombró cuestor, con la misión de organizar y conducir al ejército hasta la Península Ibérica. Se encargaría también de la logística e intendencia de toda la operación.
Escipión Emiliano salió hacia Hispania, acompañado de guardia personal, unos 500 hombres, en enero de 134 a.C.. No quería esperar más y decidió adelantarse a la llegada del grueso de las fuerzas, 3.500 hombres. Escipión conocía el estado de indisciplina de las legiones desplegadas en la Península y pretendía corregirlo antes de la llegada del resto de sus fuerzas. Decidió comenzar tomando medidas de seguridad para proteger los campamentos; erradicar la suciedad y el desorden reflejo del abandono e indisciplina reinante en los decadentes campamentos de legionarios romanos.
Escipión sabía que primero debía convertir a los harapientos y sucios soldados en legionarios y ganarse su voluntad. El cambio era imprescindible si quería lograr el objetivo asignado por el senado: la toma de Numancia.
Escipión hizo teñir de negro su capa en señal de luto por el lamentable estado de sus tropas. Los legionarios esperaban verlo algún día vestido de púrpura. Después de tres meses de duro trabajo, consiguió el nivel exigido de disciplina en sus tropas y Escipión decidió pasar a la segunda etapa de su plan.
Escipión Marcha hacia Numancia
Han pasado 5 meses desde su llegada a Hispania y Emiliano considera que ya están sus legiones suficientemente recuperadas y decide iniciar la marcha hacia Numancia. Entre legiones desplegadas en España y aliados, Escipión contaba con 50.000 hombres de los cuales 3.500 soldados llegaron con él desde Roma
Escipión Emiliano quería llegar a Numancia con las tropas dispuestas y en buenas condiciones de combate. No iba a plantar batalla contra los celtíberos a lo largo del recorrido; iba a rehuir el combate. Para lo cual decidió un camino largo pero más seguro. No estaba dispuesto a que sus fuerzas se vieran envueltas en escaramuzas de poca monta; su objetivo era exclusivamente la toma de Numancia. Su punto de partida era el valle del Ebro, donde estuvo acampado desde enero a junio de 134 a.C. Emiliano les dijo a sus generales con prisas de vencer y volver a Roma:
“Es un disparate aventurarse por cosas leves, es imprudente el capitán que entra en acción sin necesidad, así como es excelente aquel otro que se arriesga cuando lo pide el caso: así es que los médicos no usan de sajaduras no cauterios antes de las medicinas”
Emiliano no quería el enfrentamiento directo con los arévacos, no iba a seguir el juego de los celtíberos e iba a evitar la lucha si ésta no era absolutamente imprescindible. La guerra que iba a plantear Escipión consistía en el asedio y el cerco de Numancia. Pretendía someter a los numantinos, no por la gloria del combate, sino por el agotamiento, el hambre, la sed y que las enfermedades hicieran el trabajo de sus legionarios. De esta forma evitaría el cuerpo a cuerpo de las emboscadas y la lucha de guerrillas en la que los hispanos eran invencibles. Pero, los habitantes de estas tierras, estaban acostumbrados a los asedios y sabían cómo combatirlos.
Las columnas romanas se encaminaron hacia el rio Ebro entrando en la comarca de Urgel y a los 7 días llegaron a la ciudad de Ilerda ( Lérida) cuna de los heroicos Indíbil y Mandonio. Descansaron unos días y continuaron dando un largo rodeo hasta Celsa ( Velilla del Ebro, Zaragoza), país de los vaceos. Con este largo recorrido, Escipión Emiliano trataba de impedir suministros de comida y soldados arévacos desde Palantia y las ciudades aliadas a los numantinos. Desde Celsa siguieron hasta Balsio en dirección a Palantia territorio peligroso para las tropas romanas. En tierras de Palantia tuvieron lugar varias batallas. Finalmente los palantinos fueron desarmados y saqueados.
“ Escipión taló el país de los vaceos, recogió lo que podía servir para manutención de su ejército, a lo demás le puso fuego.” ( Apiano)
De Palantia partieron en dirección sur, hacia la ciudad de Cauca , tuvieron que atravesar el Duero, que en esta época traía escasa agua y era además muy fangosa. La escasa calidad del agua obligó a los romanos a abastecerse de agua mediante pozos. Debido al calor y la sed de la tropas, Escipión decidió caminar durante la noche a pesar del riesgo de ser sorprendidos por los fieros arévacos. Murieron muchos hombres y ganado por la sed y la mala calidad del agua disponible.
Cerca de la ciudad mártir de Cauca, las tropas de Escipión fueron atacadas por un considerable número de celtíberos. Escipión ordenó rehuir el combate. Continuaron caminando hacia Cauca recorriendo la orilla del Duero. Al llegar a Cauca, Escipión exigió la entrega de rehenes para garantizar la neutralidad de la ciudad y de esta manera neutralizar a los principales aliados de los arévacos. Escipión a tenía vía libre hasta Numancia.
Cuando Escipión estaba cerca de Numancia, llegaron tropas númidas africanas apoyadas por 12 enormes elefantes, enviadas por Micipsa, aliado de Escipión en la toma de Cartago.
A primeros de septiembre la expedición llegó a las inmediaciones de Numancia, habían empleado tres meses, desde el Cerro Canal Escipión pudo contemplar aquella ciudad arévaca en pleno páramo castellano. La ciudad no aparentaba nada especial, cualquier otro general hubiera ordenado tomar la ciudad al asalto. Pero anteriormente fracasaron en el intento de la toma de Numancia, Nobilor, Pompeyo y Popilio y las razones no podían explicarse por los muros que la rodeaban. La causa de los fracasos había que encontrarla dentro de la ciudad y no en sus murallas, los numantinos eran hombres y mujeres dispuestos a morir por su libertad.
Despliegue: Comienza el Cerco a Numancia
El Africano Menor estableció su cuartel general en Renieblas campamento levantado por orden de Nobilor durante su campaña de acoso a Numancia. Escipión, mientras desarrollaba su plan de definitivo, ordenó rehuir cualquier provocación y en caso de ataque arévaco, sus tropas debían retirarse y reagruparse en lugar seguro.
La intención de Escipión iba a ser rendir la ciudad por hambre y enfermedad.
Las primeras decisiones fueron ordenar construir dos campamentos próximos a la ciudad; uno situado al norte y el otro al sur de Numancia. Máximo, el hermano de Escipión tomó el mando de Peña Redonda y Escipión se hizo cargo de Castillejos. Desde estas dos posiciones se dirigieron la construcción del cerco y el bloqueo de la ciudad. Se procedió a la tala de árboles para la obtención de las estacas necesarias para las construcciones de las posiciones defensivas y del cerco.
El cerco (circumvallatio) se consiguió mediante 7 campamentos localizados en los cerros que rodean Numancia. Los campamentos se unieron por medio de un vallado de un doble muro de madera de 3 m de alto , con un diámetro de unos 10 Km y con 200 torres de vigilancia equidistantes e integradas a los largo del recorrido del muro. El vallado iba precedido de un foso profundo y una empalizada. El paso del Duero fue controlado por medio de un complejo sistema defensivo formado por rastrillo colgado de las torres adyacentes.
Durante la construcción de la empalizada, los romanos soportaron gran número de ataques lanzados por los arévacos desde las murallas de la ciudad. Unos solados se dedicaban a cortar madera y construcción del cerco, mientras que otros protegían la construcción y a los soldados involucrados.
En caso de ataque, desde lo alto de las torres , los vigilantes romanos levantaban bandera roja durante el día o encendían hoguera durante la noche. Durante la construcción del cerco, la empalizada fue protegida permanentemente mediante grupos de caballería númida y romana.
El ejército romano estaba compuesto por 60.000 soldados; incluyendo 10.000 reclutados entre los pueblos aliados de los romanos al sur de la Meseta. A este ejército se iban enfrentar 4.000 guerreros arévacos apoyados por otros 4.000 familiares leales; eran pocos, pero eso sí, muy motivados y dispuestos a clavarse al terreno hasta el final.
Especial atención tuvo la zona del Duero. El control del paso el rio era complicado y ofrecía una fácil posibilidad a los arévacos de romper el cerco. Durante la noche los guerreros arévacos solían romper frecuentemente el cerco cruzado el rio a nado o incluso en barca. Desde las posiciones de las Dehesillas y Alto Real, se construyeron mediante vigas puntiagudas y chuzos posiciones defensivas en el interior del río para impedir cruzarlo a nado desde el lado de la murallas e la ciudad. El paso de las tropas romanas se aseguró mediante puentes.
Para albergar a las tropas romanas, además de los campamentos de Castillejos y Peña Redonda, se construyeron los de Alto Real, Travesada, Valeborrón, Rasa, Molino y Dehesillas. Se construyeron unas trescientas torres alrededor de la ciudad, situando en cada una de ellas una catapulta con una alcance de unos 200 m; suficientes para llegar a las murallas de la ciudad. Desde estas torres resultaba sencillo descubrir cualquier escaramuza o intento de rotura del cerco para hostigar o tratar de conseguir comida. Los numantinos, supieron que con este cerco iba finalizaría definitivamente su resistencia al poder del Imperio Romano.
Como la intención de Escipión iba a ser rendir la ciudad por hambre y enfermedad, ordenó tajantemente la de repeler los ataque y no perseguir al enemigo. Los soldados romanos, no debían matar a los atacantes; un numantino vivo a diferencia de uno muerto, necesitaría agua y comida. Los días de resistencia dependían del número de numantinos vivos al otro lado de la muralla de la ciudad.
Los Numantinos Intentan Romper el Cerco
Los arévacos entendieron que estaban condenados a morir de hambre sino hacían algo. Habría que cruzar las líneas y lograra salir al exterior. Los valientes soldados numantinos se sentían fuertes y decidieron actuar.
Al amanecer iniciaron una acción arriesgada. 2.000 numantinos saltaron el muro y atacaron a los romanos. Los vigías desde las torres encendieron hogueras y tocaron las trompetas para avisar a las fuerzas que todavía dormían en los cuarteles adyacentes. Rápidamente acudió Escipión y su hermano contraatacó cargando con la caballería romana.
Para desgracia de los hispanos, siendo muy inferiores en número se vieron obligados a retroceder a sus posiciones tras haber causado gran número de bajas entre las líneas enemigas. Los numantinos habían aprendido que aunque inicialmente habían conseguido romper el cerco, los romanos reaccionaron rápidamente y lograron neutralizar el golpe de mano. El proyecto había fracasado el se veían cada vez más claro el final del pueblo arévaco. El cerco romano había funcionado y Escipión estaba contento de su iniciativa que sin dudad debía terminar con este desafío del imperio de las águilas doradas. El cerco era muy robusto y los soldados romanos respondían con decisión a sus órdenes.
Retógenes Lidera a los Numantinos
Después el intento fallido, el consejo numantino se volvió a reunir para decidir otra opción. Retógenes tomó la palabra y expuso tu propuesta. El valiente guerrero propuso salir de la ciudad con otros cinco numantinos para pedir ayuda a los aliados más cercanos a la ciudad. El plan era que mediante una acción conjunta atacar a las tropas romanas desde la retaguardia y simultáneamente los numantinos saldrían desde la ciudad para cargar también contra las fuerzas romanas. El consejo aprobó la propuesta y los seis valientes se dispusieron para ejecutar el arriesgado plan.
El comando inició la acción comandado por Retógenes. Salieron de la ciudad y sin dificultad atravesaron el primer vallado después de degollar a los soldados de la guardia que se encontraban adormilados y protegidos del intenso frio. Retógenes y el resto de los soldados con los caballos cruzaron el foso a través de un puente construido para la ocasión mediante tablones y se dirigieron al segundo muro del cerco. Con algo más de dificultan terminaron también con la resistencia de los romanos que custodiaban la zona de paso entre las torres de vigía. Los caballos tenían las pezuñas cubiertas de paja para evitar ruidos al paso por el puente y las cabezas las tenían cubiertas para impedir que se asustaran. A pesar de las medidas, algunos legionarios acudieron al ruido ocasionado por los caballos y sólo encontraron a unos 20 legionarios degollados. Los arévacos huyeron a caballo en busca de aliados amigos mientras que la caballería romana inició la persecución. Enseguida se produjo una sensación de alegría en la ciudad sitiada y los numantinos volvían a ver con cierto optimismo su futuro. Los seis jinetes después de horas de persecución lograron zafarse de las tropas romanas y se adentraron en terreno aliado para pedir ayuda para liberar Numancia del acoso romano.
Retógenes y su grupo se presentaron en varios pueblos arévacos portando ramos de olivo e implorando ayuda por razones de los lazos de sangre que les unía; pero fueron una y otra vez expulsados de sus territorios por miedo a las represalias de Escipión. Estas negativas hundieron en la depresión a los seis numantinos pero siguieron buscando ayuda porque no podían volver a su ciudad con las manos vacías.
En el pueblo de Lutia ( actual Cantalucía) a unos 45 km de Numancia consiguieron algún resultado positivo. Inicialmente 400 jóvenes se comprometieron con los numantinos en acompañarles. Quedaron en volver a recoger a los voluntarios después de terminar el recorrido por el territorio aliado.
Pero desgraciadamente, varios ancianos temerosos de las represalias romanas, se presentaron en el campamente de Escipión y denunciaron lo acontecido en Lutia. Al amanecer siguiente las tropas romanas habían cercado el pueblo y tomada la plaza mayor. Escipión ordenó congregar en la plaza a todos los hombres del pueblo para posteriormente separar a los 400 voluntarios y ante la mirada horrorizada de los vecinos les cortaron las manos como si fueran vulgares ladrones.
La noticia se difundió rápidamente por las comarcas cercanas cundiendo el pánico ante las posibles acciones de castigo de Escipión si se atendía a las peticiones de los numantinos. Nadie se quería arriesgar a provocar la ira de Escipión. Los numantinos, ante la imposibilidad de reclutar a un solo soldado, decidieron retornar a su ciudad y asumir su final junto a su pueblos y sus familias. Los seis arévacos volvieron a cruzar el cerco y entraron en Numancia, la ciudad que sería su tumba. Retógenes informó al consejo de ancianos que sus hermanos arévacos, con la excepción de Lutia, se habían negado a prestarles ayuda.
Los Romanos no Quieren Negociar
La situación de la ciudad ya era crítica. Los graneros estaba completamente vacios y apenas quedaban gatos y ratas para ser comidos. La falta de higiene y de alimento provocó la aparición de epidemias. Algunos del consejo de gobierno de la ciudad confiaban en Escipión y en su magnanimidad hasta creer que posiblemente le ofreciera una paz honrosa por la valentía mostrada ante el enemigo. Se reunión el Consejo y acordaron enviar emisarios a negociar con Escipión una salida digna para Numancia.
Avaro junto con otros cuatro acompañantes se dirigieron al campamente de Escipión y fueron acompañados a la tienda del general romano y presentaron su petición. Escipión fue claro y contundente. Roma sólo iba a aceptar una rendición incondicional del pueblo arévaco, teniendo que entregar los numantinos sus armas a las tropas romanas. Escipión apenas les dejó contestar a sus exigencias y ordenó a la guardia que les condujera fuera del su campamento.
Los emisarios volvieron a la ciudad e informaron al Consejo del fracaso logrado. Los numantinos no entendieron lo que había ocurrido y terminaron desconfiando de la versión de Avaro. Al grito de traidores, los numantinos atacaron a los emisarios y los descuartizaron.
La Carga Heroica Final
La desesperación total llegó cuando los arévacos llegaron a comerse las carne de los muertos. Bajo estas desesperación los numantinos decidieron hacer una carga suicita contra los romanos. Prefirieron morir luchando que por una agonía lenta, impuesta por el destino que les otorgó Publio Escipión Emiliano el Africano Menor .
El Consejo reunión en la Plaza Mayor a todos los hombres en condiciones físicas para el combate para informarles que se dispusieran para la realización de ataque heroico contra el enemigo, que sin dudad les iba a llevar al sacrificio final. Todos se dispusieron con sus armas para la acción heroica.
Se abrieron las puertas de la ciudad y cargaron en masa en la zona situada entre Merdancho y la Laguna, que era el sector controlado por Fabio Máximo. La torres de vigía adyacentes dieron la alarma y caballería romana junto con la infantería se desplazaron rápidamente para reforzar el sector atacado por los numantinos. Los numantinos fuero recibidos por una nube de flechas númidas disparadas desde las torres de vigilancia. Cuando se aproximaban a la línea de los romanos, recibieron la mortal descarga de las temibles pilum (lanzas de 2 m ), que acabaron rápidamente con la resistencia de la primera línea de combate arévaca. El revés fue tremendo y las tropas numantinas tuvieron de retroceder y volver a la ciudad antes de llegar al cuerpo a cuerpo, donde ellos se desenvolvían como pez en el agua.
El último intento arévaco de atravesar las líneas romanas había fracasado. Todo estaba llegando a si fin. Los numantinos desesperados y viéndose derrotados, iniciaron el sacrificio de la ciudad. Los numantinos quemaron toda la ciudad y lucharon entre ellos mismos con espadas para matarse los unos a los otros. Al vencido se le cortaba la cabeza y se lanzaba su cuerpo a las hogueras. Todo aquello que pudiera servir a los romanos o a la gloria de Escipión fue arrojado alas hogueras numantinas.
Ante la posibilidad de acabar siendo esclavos de los romanos, los numantinos prefirieron acabar con sus mujeres e hijos, terminar con la vida de sus seres queridos antes que entregarles a los romanos. Sin embargo no todos los numantinos perecieron en el trágico y heroico final; unos pocos supervivientes aceptaron la derrota y entregaron la ciudad a los romanos. Escipión tomó a unos 50 numantinos para su entrada triunfal en Roma, vendió a los demás, destruyó la ciudad y repartió las tierras entre los pueblos vecinos, tras lo cual regresó a Roma por mar.
“Triumphus fuit tantum de nomine”
( el triunfo sólo fue de nombre) . Floro
Tras 15 meses la ciudad se rindió y fue incendiada, según Apiano, Floro y Orosio afirman que los numantinos prendieron fuego a la ciudad y se dieron muerte antes de rendirse.
Los romanos Entran en Numancia
Era verano y la pestilencia se apoderó de la ciudad. Los legionarios al entrar en la ciudad contemplaron un espectáculo dantesco. Toda la ciudad estaba en llamas lo que hacía más apocalíptico el final numantino. Fue una locura de sangre y fuego.
Escipión no pudo saquear la ciudad, no existía nada que pudiera apropiarse cono botín de guerra, armas, joyas, pieles, etc. Volvió a Roma lleno de fama pero vacío de tesoro. Tuvo que pagar con sus propios recursos los 7 denarios de recibió cada soldado romano.
Escipión entro en Roma acompañado de sus generales, legionarios. La población salió a saludarlo y a celebrar el triunfo. Vieron a unos 50 esclavos numantinos encadenados al carro del vencedor, estos eran los que habían tenido durante 20 años amenazo el poder romano.
Numancia había caído por hambre y enfermedad pero la resistencia peninsular continuó todavía más de un siglo. Desde la llegada de los romanos, tardarían más de dos siglos en doblegar y someter a toda España.
Saludos

El cerco de Numancia hay que encuádralo en el marco de las Guerra Celtíberas que tuvieron lugar en España entre el 154 a.C y el 133 a.C. cuando concluyeron con la total de la ciudad.
El hecho que desencadenó el conflicto entre Numancia y el Imperio Romano se debe relacionar con la población de Segeda (El Poyo de Mara, Zaragoza). Esta ciudad decidió ampliar construir una nueva muralla de unos 8 km. Esto fue considerado por los romanos que ocupaban España como un desafía ya que no respetaba el tratado de paz al que había llegado con Graco ( tratado de Graco) . Enterado de esto, el Senado Romano envió a Hispania a Fulvio Nobilior, con un ejército de unos de 30.000 hombres para hacer cambiar de planes a los segedenses, quienes, al conocer la amenaza y dado que todavía no habían terminado de fortificar su ciudad, huyeron a refugiarse con familias a Numancia. De esta manera, Numancia fue involucrada en la guerra , como escribió Floro, a pesar de haberse mantenido al margen en la guerras celtíberas hasta entonces .
Fueron varios los generales romanos que fracasaron en el intento de la toma de Numancia. Por aquí pasó
Nobilior, después de controlar Ocilis en la zona del Jalón , se dirigió a Numancia, localizando su campamento en El Guijar de Almazán. Al mando del jefe celtíbero Caros, el 23 de agosto del 153 a.c., los arévacos y seguedenses atacaron por sorpresa a los romanos consiguiendo una gran victoria. Las bajas fueron muy importantes en el cuerpo de ejército romano, murieron 6.000 . Por el lado celtíbero hay que resaltar también las numerosa bajas incluida la del propio Caros. Desde entonces, el 23 de agosto, día consagrado por los romanos a Vulcano, que fue declarado nefasto. Después de aquello, jamás ningún general romano libró batalla en el consagrado a Vulcano. Nobilior, persiguiendo a los numantinos, llegó a La Atalaya de Rinieblas, situada a 24 estadios de Numancia, y descansó esperando la llegada de efuerzos. Los celtíberos nombraron a Ambon y Leucon, como jefes en sustitución de Caros.
Después de un mes , Nobilior recibió refuerzos de su aliado Masinisa, rey de Numidia (Africa). Los númidas eran unos soldados de gran prestigio en su época, llegaron unos trescientos soldados y diez elefantes . El ejército romano de desplegó para la batalla contra los numantinos en campo abierto. Nobilior dispuso en orden de combate a sus tropas, escondiendo a los elefantes en la retaguardia . Apiano:
“Así que hubieron venido a las manos, se abrió la formación y aparecieron las fieras, con cuyo espectáculo, antes nunca visto en las batallas, se aterraron tanto, no sólo los celtíberos, sino aún sus mismos caballos, que huyeron a la ciudad. Nobilior los persiguió hasta las murallas, donde se peleó con valor, hasta que uno de los elefantes, herido en la cabeza con una gran piedra, se enfureció de tal modo que, vuelto a los suyos con terribles bramidos, comenzó a atropellar a cuantos encontraba, sin distinción de amigos o enemigos. A los bramidos de éste, enfurecidos los demás elefantes, comienzan a hacer lo mismo, y atropellan, matan y desbaratan a los romanos”.
Los numantinos salieron de las murallas y persiguieron a los romanos que desordenadamente huían. Mataron a un gran número y incluso de se apoderaron de varios elefantes.
Nobilior pasó el terrible invierno del 153a.C. - 152a.C. en su campamento de la Atalaya de Renieblas, donde muchos soldados murieron de frio.
Claudio Marcelo
Un año más tarde Claudio Marcelo sucedió a Nobilior. Este gran general controló mediante inteligentes negociaciones la zona del Jalón Ocilis . Como garantía exigió unos 30 rehenes y 30 talentos de plata. Después de someter por la fuerza a Nertobriga (Calatorao, Zaragoza) consiguió que el resto de ciudades celtíberas se sometieran al acuerdo de paz, en condiciones similares al tratado de Graco.
El Senado romano no aceptó el tratado de paz propuesto por Marcelo a los arévacos y recibió la orden de reanudar la guerra. El general se dirigió a Numancia acampando en el Cerro del Castillejo, a 1 Km de la ciudad. Afortunadamente antes de iniciarse la batalla, el jefe de los numantinos, Litenon, pidió llegó a un acuerdo con Marcelo y todos los celtíberos tuvieron que pagar una indemnización de 600 talentos de plata ). Este tratado fue ratificado por el Senado romano, y duró desde el 151 al 143 a.C.
Cecilio Metelo
Pero la situación económica y social de los pueblos del interior de Hispania fueron cambiando y se reiniciaron nuevamente los levantamiento contra los romanos. Estas guerras celtibéricas son conocidas como Guerra Numantina.
En el año 143 llegó para reprimirlas Cecilio Metelo, que empleó la vieja táctica de dejar aislada la Celtibéria Ulterior, por medio del control del territorio de los pueblos del Jalón y del Duero medio , para impedir los suministros a los celtíberos, quienes se hicieron fuertes en las ciudades de Termancia y Numancia.
Pompeyo
En 142 a.C: Pompeyo fue nombrado responsable romano conseguir controlar al pueblo arévaco. Con 30.000 legionarios y 2.000 jinetes, de dirigió desde el Jalón hasta Numancia. Pero fue derrotado por los numantinos y posteriormente por los termestinos ( Termancia) . En un segundo intento pretendió cercarla mediante una zanja que uniera los ríos Merdancho y Duero para de esta forma cerrar impedir la salida . Pero los insistentes ataques numantinos a las fuerzas romanas impidieron lograr el ansiado cerco a la ciudad. Pompeyo fracaso por segunda en el intento. Los romanos aceptaron un tratado de paz a propuesta de los numantinos a través de su jefe Megara.
Popilio Lenas
Posteriormente y con el pretexto de la llegada de un nuevo general, Pompeyo negó su juramento, y se remitió el asunto al Senado de Roma. Mientras los emisarios de la ciudad discutían en Roma el tratado de paz, la guerra con Numancia sufrió un paréntesis de unos meses . El Senado dio la razón a Pompeyo y se rompió la paz, dando la orden a Popilio Lenas que reanudase la guerra. Fue la tercera vez que un general romano faltaba a su palabra y la segunda que el Senado recusaba un tratado pactado por un general.
Hostilio Mancino
El general Hostilio Mancino ocasionó al ejercito romano, en el 137 a.C., uno de los mayores ultrajes de su historia. Tras sucesivas derrotas ante Numancia, Mancio se retiró al valle del Ebro; pero en su huida fue emboscado por numantinos en un desfiladero, sufriendo una fuerte derrota, y viéndose obligado a buscar refugio. El general , a pesar de disponer de 20.000 soldados romanos frente a 4.000 numantinos , tomó la decisión de rendirse y salvar la vida. Los numantinos, respetaron la vida del enemigo y aceptaron nuevamente negociar la paz y dejaron permitieron la salida del ejército romano.
Mancio fue llamado a Roma para explicar su capitulación. Nuevamente el Senado romano no consideró válido el tratado firmado, y decidió entregar el general rendido a los numantinos.
Furio Filo
En 136 a.C., el general Furio Filo fue designado para entregar a Mancino a los numantinos. Mancio, vestido con una simple túnica con las manos atadas las manos, fue dejado ante las murallas de Numancia. Los numantinos se negaron a aceptarlo y fue devuelto al campamento y enviado a Roma.
Calpurnio Pison y M. Emilio Lépido
Posteriormente, los dos generales siguientes, Calpurnio Pison, en el 135 a.C. , y M. Emilio Lépido, evitaron los confrontamiento con el pueblo arévaco y se dedicaron exclusivamente a combatir a los vacceos; dejando pendiente el sometimiento de Numancia.
Los Escipiones
En Roma no se entendía que un grupo de vulgares celtíberos estuvieran desafiando al poder omnímodo de Roma. Las legiones romanas no estaban acostumbradas a tantas derrotas en Hispania. Con la caída de Numancia, quedaría Hispania completamente bajo el poder de la administración de los descendientes de Rómulo.
No debemos olvidar que en aquella época, nuestro territorio era una fuente abundante de ingresos. Los romanos se proveían de inmensas cantidades de oro, plata y sal procedente de Hispania; sin olvidar los ingresos debidos a los tributos equivalentes al 5% de las producciones agrícolas obtenidas de los agricultores. Por lo tanto, la conquista de Hispania, suponía no solamente una cuestión de orgullo para el Imperio Romano, sino también un inmenso negocio que contribuía significativamente a llenar las sedientas arcas de la República Romana
Todo ello obligaba a someter rápidamente a Numancia sin ninguna contemplación, por lo que el Senado romano decidió enviar a un general de prestigio. Fue designado P. Cornelio Escipión (Africanus minor), que encabezaba el grupo muy belicista y había alcanzado el más alto prestigio con la destrucción de Carthago. Fue nombrarlo cónsul en enero del 134 sin haber transcurrido todavía 10 años desde su anterior nombramiento.
Los Escipiones fue una de las familias más influyentes sobre el poder de Roma. Ocuparon cargos de senadores, cónsules, pretores, etc. Varios miembros de esta ilustre familia lucharon y murieron en Hispana.
Cneo Cornelio Escipión
Cneo Cornelio Escipión en 218 a.C. desembarcó en la Península durante la 2ª Guerra Púnica. Una de sus más importantes victoria la consiguió contra el general cartaginés Hannón en Cesse (Tarragona). Esta derrota supuso la captura del caudillo ilergete Indíbil y la toma para Roma del puerto de la ciudad de Tarraco. Este puerto , durante muchos años, fue la base de operación más importantes para las legiones romanas.
Publio Cornelio Escipión
Publio Cornelio Escipión llego a Ampurias en 216 a.C. Junto con las tropas de Cneo, tenían como objetivo contar las líneas de suministro de Aníbal. Tuvieron importantes problemas cuando cruzaron el Guadalquivir y se internaron en el territorio controlado por los cartagineses. En 212 a.C., los dos escipiones murieron en combate contra los cartagineses hispanos. Cneo murió en Ilurci y Publio en Castulum. La situación imperial en la península estaba siendo dramáticamente cuestionada en el Senado consecuencia de las derrotas frente a los ejércitos cartagineses en Hispania
Publio Cornelio Escipión, el Africano
Publio Cornelio Escipión, el Africano, hijo del Escipión muerto en Castulum llego a Hispania en el 211 con la edad de 25 años. Se le fijó como objetivo, avanzar al máximo sobre las posiciones de los cartagineses. En 209 a.C. tomó Cartago Nova ( Cartagena) y en 206 a.C. expulsó a los púnicos de Hispania en la batalla de Ilipas. En el 202 a.C. derrotó a Aníbal en la batalla de Zama (norte de África, 160 km al sur de Cartago). El ejército cartaginés fue aniquilado y Escipión recibió el sobrenombre de El Africano. Murió el mismo año que Aníbal, 183 a.C, curiosidades de la historia.
Publio Cornelio Escipión Emiliano, el Africano menor o Numantino era nieto adoptivo de Publio Cornelio El Africano. Nació en 185 a.C. , hijo de Lucio Emilio Paulo, general vencedor de los macedonios en la batalla de Pidan, donde inició su carrera militar junto a su padre como oficial de su estado mayor. Escipión Emiliano, derrotó a Cartago después de un cerco. Este militar romano, después de conquistar Cartago, la capital Púnica, ordenó fuera incendiada, después derruida, sus cimientos destruidos y finalmente toda ella sembrada de sal. Este es el general que tenía como misión destruir a los irreductibles numantinos y libraría a Roma de tan molesto enemigo..
"Numancia, aunque inferior en riquezas a Cartago, Capua y Corinto, respecto a valor y distinción fue igual a todas y, fue la mayor gloria de Hispania. Esta ciudad , sin murallas ni fortificaciones y situada en una prominencia en las inmediaciones de un río, con una guarnición de 4.000 celtíberos sostuvo ella sola el ataque de un ejército de 40.000 hombres durante 11 años, y no sólo eso sino que también logró rechazarlos fuertemente en diversas ocasiones y les hizo formar vergonzosos tratados. Finalmente, puesto que se trataba de una ciudad que no podía ser conquistada, se vieron obligados a llamar al general, Escipión, que había destruido Cartago”. (Tito Livio, XXIX)
Escipión Emiliano se desplaza a Hispania
Escipión Emiliano fue nombrado cónsul a los 51 años y enviado a Hispania Citerior para terminar definitivamente, costara lo que costara con la resistencia numantina. Los senadores tuvieron que asumir el riesgo que debido a su prestigio pudiera proclamarse en Príncipe o dictador después de someter a Numancia. Emiliano ya nos conocía, había tenido oportunidad de conocer nuestro temperamento, la climatología y la geografía de la Península Ibérica cuando en 151 a.C. combatió contra los vacceos y arévacos. En dicha ocasión, junto al cónsul Lúculo, sufrió una dolorosa derrota ante los bravos guerreros celtíberos y entendió sus tácticas y su forma de clavarse al terreno para defenderse de las terribles y demoledoras legiones romanas. Pero esta vez no iba a fracasar.
Escipión reunió a una guardia personal de 4.000 efectivos, todos ellos muy motivados, convencidos que junto a Escipión Emiliano encontrarían la gloria del triunfo o la muerte honrosa. También se unieron , formando parte de su estado mayor, aliados y soldados enviados por reyes de Asia, como Atalo III de
Pérgamo, Antioco VII de Siria y Micipsa de Numidia. A estos 4.000 hombres, le esperaban en Hispania los restos de las legiones de los años anteriores.
Escipión Emiliano eligió a sus hombres de confianza para los puestos de máxima responsabilidad: su hermano Fabio Máximo Emiliano y al hijo de éste, Fabio Buteo. Fabio Máximo fue nombrado legado por su larga experiencia militar en Hispania donde había combatido a los lusitanos. A Fabio Buteo, le nombró cuestor, con la misión de organizar y conducir al ejército hasta la Península Ibérica. Se encargaría también de la logística e intendencia de toda la operación.
Escipión Emiliano salió hacia Hispania, acompañado de guardia personal, unos 500 hombres, en enero de 134 a.C.. No quería esperar más y decidió adelantarse a la llegada del grueso de las fuerzas, 3.500 hombres. Escipión conocía el estado de indisciplina de las legiones desplegadas en la Península y pretendía corregirlo antes de la llegada del resto de sus fuerzas. Decidió comenzar tomando medidas de seguridad para proteger los campamentos; erradicar la suciedad y el desorden reflejo del abandono e indisciplina reinante en los decadentes campamentos de legionarios romanos.
Escipión sabía que primero debía convertir a los harapientos y sucios soldados en legionarios y ganarse su voluntad. El cambio era imprescindible si quería lograr el objetivo asignado por el senado: la toma de Numancia.
Escipión hizo teñir de negro su capa en señal de luto por el lamentable estado de sus tropas. Los legionarios esperaban verlo algún día vestido de púrpura. Después de tres meses de duro trabajo, consiguió el nivel exigido de disciplina en sus tropas y Escipión decidió pasar a la segunda etapa de su plan.
Escipión Marcha hacia Numancia
Han pasado 5 meses desde su llegada a Hispania y Emiliano considera que ya están sus legiones suficientemente recuperadas y decide iniciar la marcha hacia Numancia. Entre legiones desplegadas en España y aliados, Escipión contaba con 50.000 hombres de los cuales 3.500 soldados llegaron con él desde Roma
Escipión Emiliano quería llegar a Numancia con las tropas dispuestas y en buenas condiciones de combate. No iba a plantar batalla contra los celtíberos a lo largo del recorrido; iba a rehuir el combate. Para lo cual decidió un camino largo pero más seguro. No estaba dispuesto a que sus fuerzas se vieran envueltas en escaramuzas de poca monta; su objetivo era exclusivamente la toma de Numancia. Su punto de partida era el valle del Ebro, donde estuvo acampado desde enero a junio de 134 a.C. Emiliano les dijo a sus generales con prisas de vencer y volver a Roma:
“Es un disparate aventurarse por cosas leves, es imprudente el capitán que entra en acción sin necesidad, así como es excelente aquel otro que se arriesga cuando lo pide el caso: así es que los médicos no usan de sajaduras no cauterios antes de las medicinas”
Emiliano no quería el enfrentamiento directo con los arévacos, no iba a seguir el juego de los celtíberos e iba a evitar la lucha si ésta no era absolutamente imprescindible. La guerra que iba a plantear Escipión consistía en el asedio y el cerco de Numancia. Pretendía someter a los numantinos, no por la gloria del combate, sino por el agotamiento, el hambre, la sed y que las enfermedades hicieran el trabajo de sus legionarios. De esta forma evitaría el cuerpo a cuerpo de las emboscadas y la lucha de guerrillas en la que los hispanos eran invencibles. Pero, los habitantes de estas tierras, estaban acostumbrados a los asedios y sabían cómo combatirlos.
Las columnas romanas se encaminaron hacia el rio Ebro entrando en la comarca de Urgel y a los 7 días llegaron a la ciudad de Ilerda ( Lérida) cuna de los heroicos Indíbil y Mandonio. Descansaron unos días y continuaron dando un largo rodeo hasta Celsa ( Velilla del Ebro, Zaragoza), país de los vaceos. Con este largo recorrido, Escipión Emiliano trataba de impedir suministros de comida y soldados arévacos desde Palantia y las ciudades aliadas a los numantinos. Desde Celsa siguieron hasta Balsio en dirección a Palantia territorio peligroso para las tropas romanas. En tierras de Palantia tuvieron lugar varias batallas. Finalmente los palantinos fueron desarmados y saqueados.
“ Escipión taló el país de los vaceos, recogió lo que podía servir para manutención de su ejército, a lo demás le puso fuego.” ( Apiano)
De Palantia partieron en dirección sur, hacia la ciudad de Cauca , tuvieron que atravesar el Duero, que en esta época traía escasa agua y era además muy fangosa. La escasa calidad del agua obligó a los romanos a abastecerse de agua mediante pozos. Debido al calor y la sed de la tropas, Escipión decidió caminar durante la noche a pesar del riesgo de ser sorprendidos por los fieros arévacos. Murieron muchos hombres y ganado por la sed y la mala calidad del agua disponible.
Cerca de la ciudad mártir de Cauca, las tropas de Escipión fueron atacadas por un considerable número de celtíberos. Escipión ordenó rehuir el combate. Continuaron caminando hacia Cauca recorriendo la orilla del Duero. Al llegar a Cauca, Escipión exigió la entrega de rehenes para garantizar la neutralidad de la ciudad y de esta manera neutralizar a los principales aliados de los arévacos. Escipión a tenía vía libre hasta Numancia.
Cuando Escipión estaba cerca de Numancia, llegaron tropas númidas africanas apoyadas por 12 enormes elefantes, enviadas por Micipsa, aliado de Escipión en la toma de Cartago.
A primeros de septiembre la expedición llegó a las inmediaciones de Numancia, habían empleado tres meses, desde el Cerro Canal Escipión pudo contemplar aquella ciudad arévaca en pleno páramo castellano. La ciudad no aparentaba nada especial, cualquier otro general hubiera ordenado tomar la ciudad al asalto. Pero anteriormente fracasaron en el intento de la toma de Numancia, Nobilor, Pompeyo y Popilio y las razones no podían explicarse por los muros que la rodeaban. La causa de los fracasos había que encontrarla dentro de la ciudad y no en sus murallas, los numantinos eran hombres y mujeres dispuestos a morir por su libertad.
Despliegue: Comienza el Cerco a Numancia
El Africano Menor estableció su cuartel general en Renieblas campamento levantado por orden de Nobilor durante su campaña de acoso a Numancia. Escipión, mientras desarrollaba su plan de definitivo, ordenó rehuir cualquier provocación y en caso de ataque arévaco, sus tropas debían retirarse y reagruparse en lugar seguro.
La intención de Escipión iba a ser rendir la ciudad por hambre y enfermedad.
Las primeras decisiones fueron ordenar construir dos campamentos próximos a la ciudad; uno situado al norte y el otro al sur de Numancia. Máximo, el hermano de Escipión tomó el mando de Peña Redonda y Escipión se hizo cargo de Castillejos. Desde estas dos posiciones se dirigieron la construcción del cerco y el bloqueo de la ciudad. Se procedió a la tala de árboles para la obtención de las estacas necesarias para las construcciones de las posiciones defensivas y del cerco.
El cerco (circumvallatio) se consiguió mediante 7 campamentos localizados en los cerros que rodean Numancia. Los campamentos se unieron por medio de un vallado de un doble muro de madera de 3 m de alto , con un diámetro de unos 10 Km y con 200 torres de vigilancia equidistantes e integradas a los largo del recorrido del muro. El vallado iba precedido de un foso profundo y una empalizada. El paso del Duero fue controlado por medio de un complejo sistema defensivo formado por rastrillo colgado de las torres adyacentes.
Durante la construcción de la empalizada, los romanos soportaron gran número de ataques lanzados por los arévacos desde las murallas de la ciudad. Unos solados se dedicaban a cortar madera y construcción del cerco, mientras que otros protegían la construcción y a los soldados involucrados.
En caso de ataque, desde lo alto de las torres , los vigilantes romanos levantaban bandera roja durante el día o encendían hoguera durante la noche. Durante la construcción del cerco, la empalizada fue protegida permanentemente mediante grupos de caballería númida y romana.
El ejército romano estaba compuesto por 60.000 soldados; incluyendo 10.000 reclutados entre los pueblos aliados de los romanos al sur de la Meseta. A este ejército se iban enfrentar 4.000 guerreros arévacos apoyados por otros 4.000 familiares leales; eran pocos, pero eso sí, muy motivados y dispuestos a clavarse al terreno hasta el final.
Especial atención tuvo la zona del Duero. El control del paso el rio era complicado y ofrecía una fácil posibilidad a los arévacos de romper el cerco. Durante la noche los guerreros arévacos solían romper frecuentemente el cerco cruzado el rio a nado o incluso en barca. Desde las posiciones de las Dehesillas y Alto Real, se construyeron mediante vigas puntiagudas y chuzos posiciones defensivas en el interior del río para impedir cruzarlo a nado desde el lado de la murallas e la ciudad. El paso de las tropas romanas se aseguró mediante puentes.
Para albergar a las tropas romanas, además de los campamentos de Castillejos y Peña Redonda, se construyeron los de Alto Real, Travesada, Valeborrón, Rasa, Molino y Dehesillas. Se construyeron unas trescientas torres alrededor de la ciudad, situando en cada una de ellas una catapulta con una alcance de unos 200 m; suficientes para llegar a las murallas de la ciudad. Desde estas torres resultaba sencillo descubrir cualquier escaramuza o intento de rotura del cerco para hostigar o tratar de conseguir comida. Los numantinos, supieron que con este cerco iba finalizaría definitivamente su resistencia al poder del Imperio Romano.
Como la intención de Escipión iba a ser rendir la ciudad por hambre y enfermedad, ordenó tajantemente la de repeler los ataque y no perseguir al enemigo. Los soldados romanos, no debían matar a los atacantes; un numantino vivo a diferencia de uno muerto, necesitaría agua y comida. Los días de resistencia dependían del número de numantinos vivos al otro lado de la muralla de la ciudad.
Los Numantinos Intentan Romper el Cerco
Los arévacos entendieron que estaban condenados a morir de hambre sino hacían algo. Habría que cruzar las líneas y lograra salir al exterior. Los valientes soldados numantinos se sentían fuertes y decidieron actuar.
Al amanecer iniciaron una acción arriesgada. 2.000 numantinos saltaron el muro y atacaron a los romanos. Los vigías desde las torres encendieron hogueras y tocaron las trompetas para avisar a las fuerzas que todavía dormían en los cuarteles adyacentes. Rápidamente acudió Escipión y su hermano contraatacó cargando con la caballería romana.
Para desgracia de los hispanos, siendo muy inferiores en número se vieron obligados a retroceder a sus posiciones tras haber causado gran número de bajas entre las líneas enemigas. Los numantinos habían aprendido que aunque inicialmente habían conseguido romper el cerco, los romanos reaccionaron rápidamente y lograron neutralizar el golpe de mano. El proyecto había fracasado el se veían cada vez más claro el final del pueblo arévaco. El cerco romano había funcionado y Escipión estaba contento de su iniciativa que sin dudad debía terminar con este desafío del imperio de las águilas doradas. El cerco era muy robusto y los soldados romanos respondían con decisión a sus órdenes.
Retógenes Lidera a los Numantinos
Después el intento fallido, el consejo numantino se volvió a reunir para decidir otra opción. Retógenes tomó la palabra y expuso tu propuesta. El valiente guerrero propuso salir de la ciudad con otros cinco numantinos para pedir ayuda a los aliados más cercanos a la ciudad. El plan era que mediante una acción conjunta atacar a las tropas romanas desde la retaguardia y simultáneamente los numantinos saldrían desde la ciudad para cargar también contra las fuerzas romanas. El consejo aprobó la propuesta y los seis valientes se dispusieron para ejecutar el arriesgado plan.
El comando inició la acción comandado por Retógenes. Salieron de la ciudad y sin dificultad atravesaron el primer vallado después de degollar a los soldados de la guardia que se encontraban adormilados y protegidos del intenso frio. Retógenes y el resto de los soldados con los caballos cruzaron el foso a través de un puente construido para la ocasión mediante tablones y se dirigieron al segundo muro del cerco. Con algo más de dificultan terminaron también con la resistencia de los romanos que custodiaban la zona de paso entre las torres de vigía. Los caballos tenían las pezuñas cubiertas de paja para evitar ruidos al paso por el puente y las cabezas las tenían cubiertas para impedir que se asustaran. A pesar de las medidas, algunos legionarios acudieron al ruido ocasionado por los caballos y sólo encontraron a unos 20 legionarios degollados. Los arévacos huyeron a caballo en busca de aliados amigos mientras que la caballería romana inició la persecución. Enseguida se produjo una sensación de alegría en la ciudad sitiada y los numantinos volvían a ver con cierto optimismo su futuro. Los seis jinetes después de horas de persecución lograron zafarse de las tropas romanas y se adentraron en terreno aliado para pedir ayuda para liberar Numancia del acoso romano.
Retógenes y su grupo se presentaron en varios pueblos arévacos portando ramos de olivo e implorando ayuda por razones de los lazos de sangre que les unía; pero fueron una y otra vez expulsados de sus territorios por miedo a las represalias de Escipión. Estas negativas hundieron en la depresión a los seis numantinos pero siguieron buscando ayuda porque no podían volver a su ciudad con las manos vacías.
En el pueblo de Lutia ( actual Cantalucía) a unos 45 km de Numancia consiguieron algún resultado positivo. Inicialmente 400 jóvenes se comprometieron con los numantinos en acompañarles. Quedaron en volver a recoger a los voluntarios después de terminar el recorrido por el territorio aliado.
Pero desgraciadamente, varios ancianos temerosos de las represalias romanas, se presentaron en el campamente de Escipión y denunciaron lo acontecido en Lutia. Al amanecer siguiente las tropas romanas habían cercado el pueblo y tomada la plaza mayor. Escipión ordenó congregar en la plaza a todos los hombres del pueblo para posteriormente separar a los 400 voluntarios y ante la mirada horrorizada de los vecinos les cortaron las manos como si fueran vulgares ladrones.
La noticia se difundió rápidamente por las comarcas cercanas cundiendo el pánico ante las posibles acciones de castigo de Escipión si se atendía a las peticiones de los numantinos. Nadie se quería arriesgar a provocar la ira de Escipión. Los numantinos, ante la imposibilidad de reclutar a un solo soldado, decidieron retornar a su ciudad y asumir su final junto a su pueblos y sus familias. Los seis arévacos volvieron a cruzar el cerco y entraron en Numancia, la ciudad que sería su tumba. Retógenes informó al consejo de ancianos que sus hermanos arévacos, con la excepción de Lutia, se habían negado a prestarles ayuda.
Los Romanos no Quieren Negociar
La situación de la ciudad ya era crítica. Los graneros estaba completamente vacios y apenas quedaban gatos y ratas para ser comidos. La falta de higiene y de alimento provocó la aparición de epidemias. Algunos del consejo de gobierno de la ciudad confiaban en Escipión y en su magnanimidad hasta creer que posiblemente le ofreciera una paz honrosa por la valentía mostrada ante el enemigo. Se reunión el Consejo y acordaron enviar emisarios a negociar con Escipión una salida digna para Numancia.
Avaro junto con otros cuatro acompañantes se dirigieron al campamente de Escipión y fueron acompañados a la tienda del general romano y presentaron su petición. Escipión fue claro y contundente. Roma sólo iba a aceptar una rendición incondicional del pueblo arévaco, teniendo que entregar los numantinos sus armas a las tropas romanas. Escipión apenas les dejó contestar a sus exigencias y ordenó a la guardia que les condujera fuera del su campamento.
Los emisarios volvieron a la ciudad e informaron al Consejo del fracaso logrado. Los numantinos no entendieron lo que había ocurrido y terminaron desconfiando de la versión de Avaro. Al grito de traidores, los numantinos atacaron a los emisarios y los descuartizaron.
La Carga Heroica Final
La desesperación total llegó cuando los arévacos llegaron a comerse las carne de los muertos. Bajo estas desesperación los numantinos decidieron hacer una carga suicita contra los romanos. Prefirieron morir luchando que por una agonía lenta, impuesta por el destino que les otorgó Publio Escipión Emiliano el Africano Menor .
El Consejo reunión en la Plaza Mayor a todos los hombres en condiciones físicas para el combate para informarles que se dispusieran para la realización de ataque heroico contra el enemigo, que sin dudad les iba a llevar al sacrificio final. Todos se dispusieron con sus armas para la acción heroica.
Se abrieron las puertas de la ciudad y cargaron en masa en la zona situada entre Merdancho y la Laguna, que era el sector controlado por Fabio Máximo. La torres de vigía adyacentes dieron la alarma y caballería romana junto con la infantería se desplazaron rápidamente para reforzar el sector atacado por los numantinos. Los numantinos fuero recibidos por una nube de flechas númidas disparadas desde las torres de vigilancia. Cuando se aproximaban a la línea de los romanos, recibieron la mortal descarga de las temibles pilum (lanzas de 2 m ), que acabaron rápidamente con la resistencia de la primera línea de combate arévaca. El revés fue tremendo y las tropas numantinas tuvieron de retroceder y volver a la ciudad antes de llegar al cuerpo a cuerpo, donde ellos se desenvolvían como pez en el agua.
El último intento arévaco de atravesar las líneas romanas había fracasado. Todo estaba llegando a si fin. Los numantinos desesperados y viéndose derrotados, iniciaron el sacrificio de la ciudad. Los numantinos quemaron toda la ciudad y lucharon entre ellos mismos con espadas para matarse los unos a los otros. Al vencido se le cortaba la cabeza y se lanzaba su cuerpo a las hogueras. Todo aquello que pudiera servir a los romanos o a la gloria de Escipión fue arrojado alas hogueras numantinas.
Ante la posibilidad de acabar siendo esclavos de los romanos, los numantinos prefirieron acabar con sus mujeres e hijos, terminar con la vida de sus seres queridos antes que entregarles a los romanos. Sin embargo no todos los numantinos perecieron en el trágico y heroico final; unos pocos supervivientes aceptaron la derrota y entregaron la ciudad a los romanos. Escipión tomó a unos 50 numantinos para su entrada triunfal en Roma, vendió a los demás, destruyó la ciudad y repartió las tierras entre los pueblos vecinos, tras lo cual regresó a Roma por mar.
“Triumphus fuit tantum de nomine”
( el triunfo sólo fue de nombre) . Floro
Tras 15 meses la ciudad se rindió y fue incendiada, según Apiano, Floro y Orosio afirman que los numantinos prendieron fuego a la ciudad y se dieron muerte antes de rendirse.
Los romanos Entran en Numancia
Era verano y la pestilencia se apoderó de la ciudad. Los legionarios al entrar en la ciudad contemplaron un espectáculo dantesco. Toda la ciudad estaba en llamas lo que hacía más apocalíptico el final numantino. Fue una locura de sangre y fuego.
Escipión no pudo saquear la ciudad, no existía nada que pudiera apropiarse cono botín de guerra, armas, joyas, pieles, etc. Volvió a Roma lleno de fama pero vacío de tesoro. Tuvo que pagar con sus propios recursos los 7 denarios de recibió cada soldado romano.
Escipión entro en Roma acompañado de sus generales, legionarios. La población salió a saludarlo y a celebrar el triunfo. Vieron a unos 50 esclavos numantinos encadenados al carro del vencedor, estos eran los que habían tenido durante 20 años amenazo el poder romano.
Numancia había caído por hambre y enfermedad pero la resistencia peninsular continuó todavía más de un siglo. Desde la llegada de los romanos, tardarían más de dos siglos en doblegar y someter a toda España.
Saludos



Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
Sitio y destrucción de Sagunto
Retrocediendo un poco en el tiempo, pasamos a unos hechos que son los que dieron lugar a la 2ª Guerra Púnica, en el 219 a.c.
El sitio de Sagunto fue una confrontación militar que tuvo lugar en el 219 a. C. entre los cartagineses, dirigidos por Aníbal Barca, y los saguntinos. Esta batalla se recuerda principalmente por haber sido el desencadenante de la segunda guerra púnica.
Después de que Aníbal fuera nombrado comandante supremo de los ejércitos cartagineses en Hispania (221 a. C.) a la temprana edad de veintiséis años, pasó dos años madurando planes para llevar adelante sus preparativos para garantizar el poder de Cartago en el mar Mediterráneo. Debía aprender además las características de los hombres a los que tenía que hacer frente. Los romanos pensaban que aquel joven general no supondría un problema grave y que no requería un esfuerzo especial. Hicieron tan poco caso de Aníbal que dirigieron su atención a los ilirios, que habían comenzado una revuelta. Los romanos ni siquiera reaccionaron cuando llegaron noticias de que Aníbal había puesto asedio a Sagunto, en el sudeste ibérico.
Aníbal había roto el tratado establecido tras la primera guerra púnica. Aquí Aníbal hizo algo no muy diferente a lo que había hecho la República romana cuando se anexionó Cerdeña, pues también se le prohibía explícitamente hacerlo, ya que Sagunto era una ciudad aliada con Roma. En el plan de Aníbal, la conquista de Sagunto es fundamental. La ciudad era una de las más fortificadas de la zona y no era buena idea dejar esa ciudad en manos de enemigos. Aníbal también esperaba que con el saqueo mantendría contento a su ejército (en su mayoría mercenarios del norte de África, Iberia y la Galia). Las riquezas de la ciudad también servían para ser mostradas ante los ojos de sus opositores políticos cuando volviera a Cartago.
Durante el asalto a Sagunto, Aníbal sufrió algunas pérdidas debido a las amplias fortificaciones y la tenacidad de la defensa de los saguntinos, pero sus tropas asaltaron y destruyeron las defensas de la ciudad. Los saguntinos solicitaron la ayuda de Roma, pero no obtuvieron respuesta. Después de ocho meses de cerco, las últimas defensas saguntinas fueron finalmente rebasadas. Esto marcó el inicio de la segunda guerra púnica. Aníbal disponía ahora de una base desde la que podía suministrar a sus fuerzas alimentos y más tropas. Este fue uno de los primeros errores que los romanos cometieron en la segunda guerra púnica: si hubieran ido en socorro de Sagunto contra Aníbal, en lugar de combatir la revuelta iliria, podrían haber reforzado la ciudad y detenido a Aníbal antes de que cruzara los Pirineos.
Consecuencias
Después del sitio, Aníbal trató de obtener el apoyo del Senado cartaginés. El Senado (controlado por un sector relativamente favorable a los romanos encabezados por Hannón el Grande) no solía estar de acuerdo con Aníbal y sus métodos de hacer la guerra, y nunca le dio apoyo completo e incondicional, incluso cuando estaba a punto de lograr la victoria absoluta a sólo 8 km de Roma. No obstante, en este episodio Aníbal fue capaz de obtener un limitado apoyo que le permitió trasladarse a Qart Hadasht, donde se reunió con sus hombres y les informó de sus ambiciosas intenciones. Brevemente, Aníbal emprendió una peregrinación religiosa antes de comenzar su marcha hacia los Pirineos, los Alpes y la propia Roma. La siguiente fase de la guerra se caracterizó por una extraordinaria racha cartaginesa de victorias en Trebia, el lago Trasimeno y, sobre todo, en la batalla de Cannas.
Existen varias adaptaciones literarias de este episodio histórico. La primera fue una novela de Vicente Blasco Ibáñez, Sónnica la cortesana (1901), donde el autor valenciano narra el asedio cartaginés a través de las experiencias de un viajero griego que arriba a la ciudad poco antes del ataque. El conflicto también aparece mencionado en la obra Africanus: el hijo del cónsul (2008) de Santiago Posteguillo, aunque con mayor brevedad. Otro autor valenciano, Javier Pellicer, ha tratado extensamente el sitio en su novela El espíritu del lince (2012), con la novedad que en este caso el protagonista es un guerrero íbero. Este tema también ha sido tratado por el autor Ben Kane en forma novelada al estilo de Santiago Posteguillo
Así es como en el 219 a.C. se inicia el sitio de Sagunto.
Aníbal cercó la ciudad y decide atacar por tres frentes distintos al mismo tiempo. Para ello usa sus temibles maquinas de guerra, las vineas, para que derriben la muralla con sus arietes. Pero los saguntinos responden ferozmente desde las torres defensivas, haciendo retrocedes el avance cartaginés y destruyendo algunas vineas. Aníbal, que pensaba obtener una victoria fácil y contundente, decide retirarse y atacar al día siguiente. Pero esa misma noche los saguntinos realizan una incursión en el campamento cartaginés produciendo numerosas bajas.
Aníbal se centra entonces en derribar primero las torres defensivas. Los cartagineses atacan con sus maquinas de guerra varios puntos de la ciudad a la vez, logrando derribar tres torres y abriendo una brecha en la muralla, los saguntinos tapan rápidamente la brecha creando un muro de lanzas y escudos, tal es su coraje, que no solo consiguen impedir la entrada a la ciudad sino que les hacen retroceder hasta su propio campamento. Los saguntinos rápidamente logran reconstruir la muralla.
No sabemos el nombre del comandante saguntino, pero desde luego era un genio militar y Aníbal seria quien lo iba a pagar. Los saguntinos desarrollan la llamada falarica que consiste en lanzar un madero de tres pies de largo coronado con puntas de hierro, con su astil forrado de estopa e impregnado de pez y azufre negro, al que se le prende fuego lanzándose sobre el enemigo. Esta arma es completamente nueva y los cartagineses huyen aterrados, tanto es así, que se suspenden los ataques durante varios días, tiempo que aprovechan los saguntinos para reforzar y aumentar las murallas.
Roma ante el reclamo de ayuda que le pide Sagunto decide enviar una embajada al senado cartaginés para forzar un acuerdo y que cese el sitio sobre Sagunto, pero el senado cartaginés responde con una negativa, reforzando así la posición de Aníbal como comandante supremo.
El sitio de Sagunto esta hiriendo el orgullo de Aníbal, que decide cambiar la estrategia y reanudar el hostigamiento. Para ello construye una serie de torres de madera gigantes, que portan maquinas de guerra dentro y que protegen a los soldados de las armas arrojadizas saguntinas (son las torres de asedio mas grandes construidas hasta la época).
Consiguen destruir las murallas saguntinas, pero estos han preparado una pequeña sorpresa a los cartagineses, y es que han construido pequeñas murallas adosadas a las casas, creando pequeños recintos fortificados en cada una de las calles, los cuales no precisan de muchos hombres para ser defendidos y que initulizan los arietes cartagineses. Los cartagineses colocan catapultas y ballestas en las zonas más altas de la muralla y de las torres que no dejan de abrir fuego contra los saguntinos. A pesar de todo, los saguntinos consiguen parar el avance cartaginés, aunque a costa de un gran sacrificio humano. La situación de los saguntinos es desesperada, gran parte de la ciudad asolada, sin víveres, (lo que les obliga a comer corteza de árbol y cuero de los escudos reblandecido) y sin esperanzas ya de ninguna ayuda romana piden una rendición honrosa que no es aceptada por Aníbal. Este impone sus condiciones que son totalmente deshonrosas para los saguntinos por lo que deciden apilar en una de las plazas todo los objetos de valor(oro, plata, bronce prendas de vestir, cerámicas, etc.) y prenderle fuego y deciden regirse por esa máxima tan española de “morir antes que entregarse”.
Esa misma noche la mayoría de los guerreros saguntinos se lanza en un ataque suicida contra el campamento cartaginés, intentando así morir matando. Las mujeres deciden sacrificar a sus hijos y posteriormente suicidarse. Cuando los cartagineses se deshacen del ataque saguntino a su campamento se lanzan en un asalto sin compasión sobre los pocos habitantes que quedan en Sagunto. Así termina el asedio ininterrumpido de ocho meses sobre la ciudad de Sagunto.
Después de esto el senado romano declara la guerra a Cartago comenzando así la segunda guerra púnica.
La resistencia de los saguntinos se extendió por todos los rincones del mediterráneo y junto con Numancia se ha convertido en ejemplo de resistencia heroica. Aquellos héroes que prefirieron morir con honor ha entregarse y vivir con deshonor, que hicieron frente a un enemigo muy superior a ellos por mantener la palabra dada y que demostraron una fortaleza y un valor sobrehumano.
Saludos

Retrocediendo un poco en el tiempo, pasamos a unos hechos que son los que dieron lugar a la 2ª Guerra Púnica, en el 219 a.c.
El sitio de Sagunto fue una confrontación militar que tuvo lugar en el 219 a. C. entre los cartagineses, dirigidos por Aníbal Barca, y los saguntinos. Esta batalla se recuerda principalmente por haber sido el desencadenante de la segunda guerra púnica.
Después de que Aníbal fuera nombrado comandante supremo de los ejércitos cartagineses en Hispania (221 a. C.) a la temprana edad de veintiséis años, pasó dos años madurando planes para llevar adelante sus preparativos para garantizar el poder de Cartago en el mar Mediterráneo. Debía aprender además las características de los hombres a los que tenía que hacer frente. Los romanos pensaban que aquel joven general no supondría un problema grave y que no requería un esfuerzo especial. Hicieron tan poco caso de Aníbal que dirigieron su atención a los ilirios, que habían comenzado una revuelta. Los romanos ni siquiera reaccionaron cuando llegaron noticias de que Aníbal había puesto asedio a Sagunto, en el sudeste ibérico.
Aníbal había roto el tratado establecido tras la primera guerra púnica. Aquí Aníbal hizo algo no muy diferente a lo que había hecho la República romana cuando se anexionó Cerdeña, pues también se le prohibía explícitamente hacerlo, ya que Sagunto era una ciudad aliada con Roma. En el plan de Aníbal, la conquista de Sagunto es fundamental. La ciudad era una de las más fortificadas de la zona y no era buena idea dejar esa ciudad en manos de enemigos. Aníbal también esperaba que con el saqueo mantendría contento a su ejército (en su mayoría mercenarios del norte de África, Iberia y la Galia). Las riquezas de la ciudad también servían para ser mostradas ante los ojos de sus opositores políticos cuando volviera a Cartago.
Durante el asalto a Sagunto, Aníbal sufrió algunas pérdidas debido a las amplias fortificaciones y la tenacidad de la defensa de los saguntinos, pero sus tropas asaltaron y destruyeron las defensas de la ciudad. Los saguntinos solicitaron la ayuda de Roma, pero no obtuvieron respuesta. Después de ocho meses de cerco, las últimas defensas saguntinas fueron finalmente rebasadas. Esto marcó el inicio de la segunda guerra púnica. Aníbal disponía ahora de una base desde la que podía suministrar a sus fuerzas alimentos y más tropas. Este fue uno de los primeros errores que los romanos cometieron en la segunda guerra púnica: si hubieran ido en socorro de Sagunto contra Aníbal, en lugar de combatir la revuelta iliria, podrían haber reforzado la ciudad y detenido a Aníbal antes de que cruzara los Pirineos.
Consecuencias
Después del sitio, Aníbal trató de obtener el apoyo del Senado cartaginés. El Senado (controlado por un sector relativamente favorable a los romanos encabezados por Hannón el Grande) no solía estar de acuerdo con Aníbal y sus métodos de hacer la guerra, y nunca le dio apoyo completo e incondicional, incluso cuando estaba a punto de lograr la victoria absoluta a sólo 8 km de Roma. No obstante, en este episodio Aníbal fue capaz de obtener un limitado apoyo que le permitió trasladarse a Qart Hadasht, donde se reunió con sus hombres y les informó de sus ambiciosas intenciones. Brevemente, Aníbal emprendió una peregrinación religiosa antes de comenzar su marcha hacia los Pirineos, los Alpes y la propia Roma. La siguiente fase de la guerra se caracterizó por una extraordinaria racha cartaginesa de victorias en Trebia, el lago Trasimeno y, sobre todo, en la batalla de Cannas.
Existen varias adaptaciones literarias de este episodio histórico. La primera fue una novela de Vicente Blasco Ibáñez, Sónnica la cortesana (1901), donde el autor valenciano narra el asedio cartaginés a través de las experiencias de un viajero griego que arriba a la ciudad poco antes del ataque. El conflicto también aparece mencionado en la obra Africanus: el hijo del cónsul (2008) de Santiago Posteguillo, aunque con mayor brevedad. Otro autor valenciano, Javier Pellicer, ha tratado extensamente el sitio en su novela El espíritu del lince (2012), con la novedad que en este caso el protagonista es un guerrero íbero. Este tema también ha sido tratado por el autor Ben Kane en forma novelada al estilo de Santiago Posteguillo
Así es como en el 219 a.C. se inicia el sitio de Sagunto.
Aníbal cercó la ciudad y decide atacar por tres frentes distintos al mismo tiempo. Para ello usa sus temibles maquinas de guerra, las vineas, para que derriben la muralla con sus arietes. Pero los saguntinos responden ferozmente desde las torres defensivas, haciendo retrocedes el avance cartaginés y destruyendo algunas vineas. Aníbal, que pensaba obtener una victoria fácil y contundente, decide retirarse y atacar al día siguiente. Pero esa misma noche los saguntinos realizan una incursión en el campamento cartaginés produciendo numerosas bajas.
Aníbal se centra entonces en derribar primero las torres defensivas. Los cartagineses atacan con sus maquinas de guerra varios puntos de la ciudad a la vez, logrando derribar tres torres y abriendo una brecha en la muralla, los saguntinos tapan rápidamente la brecha creando un muro de lanzas y escudos, tal es su coraje, que no solo consiguen impedir la entrada a la ciudad sino que les hacen retroceder hasta su propio campamento. Los saguntinos rápidamente logran reconstruir la muralla.
No sabemos el nombre del comandante saguntino, pero desde luego era un genio militar y Aníbal seria quien lo iba a pagar. Los saguntinos desarrollan la llamada falarica que consiste en lanzar un madero de tres pies de largo coronado con puntas de hierro, con su astil forrado de estopa e impregnado de pez y azufre negro, al que se le prende fuego lanzándose sobre el enemigo. Esta arma es completamente nueva y los cartagineses huyen aterrados, tanto es así, que se suspenden los ataques durante varios días, tiempo que aprovechan los saguntinos para reforzar y aumentar las murallas.
Roma ante el reclamo de ayuda que le pide Sagunto decide enviar una embajada al senado cartaginés para forzar un acuerdo y que cese el sitio sobre Sagunto, pero el senado cartaginés responde con una negativa, reforzando así la posición de Aníbal como comandante supremo.
El sitio de Sagunto esta hiriendo el orgullo de Aníbal, que decide cambiar la estrategia y reanudar el hostigamiento. Para ello construye una serie de torres de madera gigantes, que portan maquinas de guerra dentro y que protegen a los soldados de las armas arrojadizas saguntinas (son las torres de asedio mas grandes construidas hasta la época).
Consiguen destruir las murallas saguntinas, pero estos han preparado una pequeña sorpresa a los cartagineses, y es que han construido pequeñas murallas adosadas a las casas, creando pequeños recintos fortificados en cada una de las calles, los cuales no precisan de muchos hombres para ser defendidos y que initulizan los arietes cartagineses. Los cartagineses colocan catapultas y ballestas en las zonas más altas de la muralla y de las torres que no dejan de abrir fuego contra los saguntinos. A pesar de todo, los saguntinos consiguen parar el avance cartaginés, aunque a costa de un gran sacrificio humano. La situación de los saguntinos es desesperada, gran parte de la ciudad asolada, sin víveres, (lo que les obliga a comer corteza de árbol y cuero de los escudos reblandecido) y sin esperanzas ya de ninguna ayuda romana piden una rendición honrosa que no es aceptada por Aníbal. Este impone sus condiciones que son totalmente deshonrosas para los saguntinos por lo que deciden apilar en una de las plazas todo los objetos de valor(oro, plata, bronce prendas de vestir, cerámicas, etc.) y prenderle fuego y deciden regirse por esa máxima tan española de “morir antes que entregarse”.
Esa misma noche la mayoría de los guerreros saguntinos se lanza en un ataque suicida contra el campamento cartaginés, intentando así morir matando. Las mujeres deciden sacrificar a sus hijos y posteriormente suicidarse. Cuando los cartagineses se deshacen del ataque saguntino a su campamento se lanzan en un asalto sin compasión sobre los pocos habitantes que quedan en Sagunto. Así termina el asedio ininterrumpido de ocho meses sobre la ciudad de Sagunto.
Después de esto el senado romano declara la guerra a Cartago comenzando así la segunda guerra púnica.
La resistencia de los saguntinos se extendió por todos los rincones del mediterráneo y junto con Numancia se ha convertido en ejemplo de resistencia heroica. Aquellos héroes que prefirieron morir con honor ha entregarse y vivir con deshonor, que hicieron frente a un enemigo muy superior a ellos por mantener la palabra dada y que demostraron una fortaleza y un valor sobrehumano.
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
Las Guerras Cantabras
Las famosas guerras que nos recuerda las enfrentadas entre Roma y los pueblos norteños de la Hispanía Citerior después de la Guerra Civil acaecida en el año 37aC.
Las guerras cántabras empezaron el año 29 aC y acabaron diez años después. La unión de los cántabros, astures y vacceos, junto a otras tribus pequeñas de las montañas del norte de España en busca de su independencia, hicieron que se enfrentaran con dureza contra el gran Imperio Romano. Sus causas son muy discutidas e inacabables. Pero todos los historiadores se ponen de acuerdo de que todo comenzó en la época de Augusto. Varias legiones romanas se trasladaron a Hispania, entre ellas la IV Augusta Macedonica, la I Augusta , la XX Valeria Victrix,.. que se unieron a la IX Hispana , a la V Alaudae , VI Víctrix y la X Gémina (casi 75.000 soldados)-
Era la primavera del año 26 aC cuando Augusto desembarca en Tarraco y preparó la campaña. Como causa oficial para atacar, podemos decir que era el acabar de unificar todos los territorios de la Hispania Citerior y la Hispania Ulterior bajo el poder del SPQR- el Senado Romano y con ello acabar de someter a cualquier pueblo primitivo. El Imperio ya tenía bajo su poder desde el año 50aC toda la península menos el norte. Una de las primeras campañas que ocurrió durante ese mismo año fue la batalla de Bergida (actual Valle de San Pelayo en Asturias) y en el Monte Vindio- Picos de Europa-zona asturiana- Un grupo de cántabros y astures lograron huir hacia los Picos de Europa- entre Asturias y Cantabria- y subieron al Monte Vindio, un punto muy elevado. Poco tiempo después los romanos dieron con ellos y los rodearon. Después murieron por la falta de comida y por las bajas temperaturas.
Los romanos también rodearon el castro de Aracillum, al tiempo que se fundaba el puerto de Victoriae (actual Santander). Aracillum fue uno de los ejemplos más heroicos de las leyendas cántabras. Este castro de los valles del Pas, fue el último que se resistió a la soberanía del pueblo romano, hasta llegar al suicidio y a incendiar el castro para no caer en manos de sus enemigos y ser vendidos como esclavos al ser distribuidos por otros puntos del imperio, que es lo que ocurrió con los prisioneros cántabros o enviados a trabajar en diversas minas.
Dos factores muy importantes que tenía Roma en contra era la falta de conocimiento del territorio y su clima. Por su parte tanto los cántabros como los astures y los otros pueblos de la cordillera cántabra, estaban muy acostumbrados a la climatología y a sus parajes. Mantuvieron la resistencia durante mucho tiempo. Incluso Augusto pasaba el invierno en Tarraco y al cabo del mismo volvía a subir al norte de la península para proseguir con la conquista. Los romanos cuando no podían con la superioridad de los pueblos norteños, se dedicaban a saquear los campos, a matar animales, a destruir la naturaleza, entre otros actos.
Año - Suceso :
27 aC - El ejército de Augusto avanza hacia la invasión del último reducto- Cantabria.
25 aC .- Cayo Antistio Vetus somete a los cántabros y Publio Carisio se hace con los astures.
26 aC .- Triple ataque dirigido por Augusto sobre los pueblos cántabros.
24 aC Lucio Emilio fue designado nuevo legado por Roma, esto provocó que los cántabros iniciaran de nuevo la guerra después del año 26 aC . – Emboscada cántabro-asturo.
[b]23 aC[/b] - Lucio Sestio Quirinale legado romano funda las “Aras Sestianas” en honor a la victoria de Octavio en Asturias.
[b]22 aC[/b] Cayo Furnio era designado sucesor de Emilio en el cargo de legado romano por lo que crearía una nueva campaña cántabra en el Monte Medulio. Sublevación de los pueblos cántabros y asturos. Carisio y Furnio someten a los astures.
19aC Las guerras cántabras dieron por concluidas y Roma se hizo con el poder de los últimos reductos de los pueblos celtibéricos del norte de Hispania. Roma envió legiones de la zona de Aquitania (Galia) que desembarcaron en el Puerto Victoriae y se adentraron por la parte norte de la comarca- Los encuentros fueron crueles y sangrientos, sin piedad por ambos lados. Al frente de los romanos estaba el nuevo cónsul vitalicio, Octavio Augusto, el heredero de Augusto y el famoso general Marcus Vipsanius Agrippa. Siguen las sublevaciones cántabras al legado romano tarraconense, Publio Silio Nerva. Octavio y Agripa se apoderan de los últimos castros y reductos cántabros.
Este pueblo fue el último de Hispania en caer bajo la dominación romana y por ello, Roma envió a 70.000 soldados distribuidos en 7 legiones
16 a .C . - Un último intento de sublevación por parte de los pueblo cántabros.
[b]14 a .C[/b].- Octavio nombra Asturias como Astúrica Augusta y quiere establecer un nuevo plan político romano en el territorio
Augusto volvería a Roma, enfermo y según los cronistas de la época, su estancia en el norte no le fue afortunado puesto que regresó muy cansado, enfermo y casi muere allí por la caída de un rayo.
El más famoso investigador histórico que ha trabajado en las Guerras Cantábricas, Adolf Schulten decia en su obra: “La guerra cantabroastur de los años 29 al 19 aC tiene una importancia particular, por ser la última fase de la resistencia heroica de las tribus iberas. De igual modo que militarmente la victoria de Augusto sobre estas tribus salvajes del Norte fue un éxito grande y constituyó un triunfo difinitivo (...) ”.
EL PUEBLO CÁNTABRO :
Antes de que las guerras cántabras comenzaran su andadura, los cántabros ya era un pueblo muy conocido por su fortaleza. En el año 137 aC los vacceos y los cántabros se unieron para ayudar a liberar Numancia- la famosa ciudad celtibérica. El cónsul romano Mancino decía de ellos: “Los cántabros, ya vencían con solo su fama”.
Mucho tiempo antes, el romano M. Porcio Catón en el año 195 aC nombraba por primera vez a este pueblo en sus crónicas y destacando su unión con el río Ebro que nacía “ Entre los cántabros, grande y hermoso, con abundantes peces ”.
Este pueblo se dividía en tribus y se asemeja a las otras tribus celtas del norte de Europa, como la irlandesa, la galesa o la bretona. Cada tribu era un clan, una gran familia y solo se unían en matrimonio entre ellos. No tenia una unidad política propia, sino que se movían según las necesidades siguiendo la norma de reuniones de jefes de clanes que decidían por de su propia familia.
Una de estas tribus cántabras era los Vadinienses de la zona ortiental del actual territorio asturiano. Todas las tribus cántabras y asturas ayudaron a sus hermanos celtas, dentro y fuera de Hispania. Algunas fechas así nos lo recuerda:
137 aC – Los bacheos y los cántabros se unían a la guerra de Numancia.
56 aC - Los cántabros se suman a los aquitanos (Costa sur occidental de Galia) en las guerra contra Publio Craso en las guerras de la Galia (actual Francia).
49 aC – Julio César se enfrenta a éste pueblo durante la guerra civil con los pompeyanos en la Campaña de Lérida.
LOS CANTABROS EN EL MEDIEVO ALTO:
Poco antes de la caída del Imperio , el norte de España, especialmente las tres comunidades históricamente más unidas al pueblo celta europeo, Galicia, Asturias y Cantábria, serían invadidas por celtas del norte del continente y por los vikingos. Galicia será la que menos guarde las raíces físicas de aquellos pueblos y es más marcado el aspecto celta en las zonas de Asturias, Cantabria, Palencia y Burgos. Galicia tuvo una gran repoblación de gentes venidas del norte de Portugal en el medievo en busca de una vida mejor, por lo que podemos ver una apariencia más parecida entre lusitanos y gallegos; así como los vascos tienen mucho del físico de los gascones y aquitanos, por los cuales hubo siempre mucha unión entre ambos pueblos desde siempre. Todos los cántabros y asturianos sabemos que grácias a nuestros pueblos, se llegó nuevamente a la independencia que siempre persistieron en proteger ante el Imperio Romano. Los cántabros pusieron “entre las cuerdas” al pueblo visigodo y ayudamos a los asturianos en el inicio de la Reconquista de Don Pelayo en el siglo VIII- y destacamos en las guerras contra la invasión sarracena y ayudamos a fundar las primeras dinastías cristianas de la península, tanto la castellana, la leonesa o la aragonesa.
PERSONAJES QUE HABLARON SOBRE LAS CRÓNICAS ROMANAS SOBRE ESTE PUEBLO INDÓMITO:
Julio Cesar, Estrabón, Silio Itálico, Horacio, Flavio Josefo, Lucano, Floro, Alejandrino Apiano, Plutarco, Dion Casio, Ptolomeo, Plinio el viejo, etc.
LAS FIESTAS DE LAS GUERRAS CANTABRAS:
En la actualidad, desde el año 2000 en Corrales de Buelna, se conmemora las guerras cántabras. Una vez al año, durante el primer fin de semana de septiembre, los cántabros recuerdan aquella hazaña heroica de resistencia ante las temidas tropas romanas.
Uno de los primeros actos es la llegada al Puerto Victoria (actual Santander) de las 13 legiones romanas que provenían de Aquitania (Galia). El pueblo cántabro se acerca a la capital de la comunidad para presenciar el desembarco, tal como debió ser por aquel entonces. Los cántabros que toman el papel de legionarios romanos son recibidos por los miembros del gobierno cántabro y por el consistorio en pleno. Una vez en Corrales de Buelna, se enciende el Fuego Sagrado que se apagará al finalizar las fiestas. Es curioso, pero con este fuego se enciende las mechas de los fuegos artificiales que anuncian el final de sus fiestas.
Desde otros puntos de España donde existen legiones romanas- grupos de hombres y mujeres que ataviados con la ropa de romanos, y donde en sus pueblos se celebran o conmemora la llegada de los romanos en sus pueblos- asisten como invitados, vestidos como tales, como la legión romana de Calahorra (Extremadura). También se suman a las tribus celtas otros grupos distribuidos por España. Todos los vecinos de Corrales, pequeños y mayores, se visten de romanos o de cántabros y se suman a las fiestas disfrutando hasta caer rendidos.
Actividades como tiro con arco, lanzamiento de jabalinas o los desfiles; la celebración de una boda cántabra, siguiendo los ritos de antaño, entre otras actividades que no paran de celebrarse durante todo el fin de semana.
Según datos comarcales, en el año 2001 asistieron 7 tribus de cántabros contra 5 legiones romanas. En el año 2002 en cambio se aumentó a 9 tribus cántabras contra las 8 legiones romanas que asistieron. Cada año participa más gente y son más las “legiones romanas” de otros puntos de España que se suman a estas celebraciones milenarias.
LA LENGUA CANTABRA:
Cantabria también tiene un dialecto muy antiguo, unido a la forma dialéctica de Aragón y navarresa-vasca y eso que también sufrimos tanto en Asturias como en Cantabria la llegada de personas venidas del centro de la península desde finales del siglo XIX – por lo que encontramos el acento más autentico fuera de la capital. Mientras que Asturias, Galicia y zonas de León tienen unos más giros lingüísticos en común de la zona occidental.
Dedicado : A los cántabros, a los asturianos y a todos aquellos que intentan mantener viva aquellas guerras que honran a todos nuestros antepasados que no quisieron sublevarse al poder de Roma.
No existe mejor manera para definir a un guerrero cántabro que las palabras escritas por el poeta Horacio: "Cantabrum indoctum iuga ferre nostra", que viene a decir algo como que "El cantabro, no enseñado a llevar nuestro yugo".
Antes de las Guerras Cantabras ya habían demostrado su enemistad con Roma. Participaron en la guerra de los cartagineses contra Roma según nos cuenta Silo Itálico. También ayudaron a los vacceos, a los cuales solían robar ganado, en la guerra de la meseta castellana contra los romanos en el año 151 a.C. Se dice también que los romanos huyeron despavoridos de Numancia al saber que cántabros y vacceos tenían firmes intenciones de ayudar a los numantinos.
Se cree, siendo motivo de estudio, que también tomaron parte en las guerras sertorianas, además de ayudar a los aquitanos en las guerras por defender la Galia. Poco antes de las Guerras Cántabras esta noble gente fue de nuevo la pesadilla de Roma en la batalla de Lleida (año 49 a.C) según testimonio directo del mismísimo Cesar. Sus armas eran muy básicas, ideales para la táctica de guerrillas.
Para defenderse llevaban una coraza, casco de cuero y escudo, pudiendo ser este de dos tipos (pequeño o grande según la circunstancia). Para el ataque que mejor que dardos, lanzas, espadas pequeñas y puñales, sin obviar el misterioso hacha de doble filo, del cual se tiene muy poca información. Cabe destacar dentro de sus decenas de habilidades que eran esplendidos jinetes, llegando a incorporar la mismísima caballería romana muchas de ellas incluso con el mismo nombre. Al combatir entonaban himnos de guerra, incluso en la cruz cuando eran torturados por los romanos. Increíblemente valientes y brutales a la vez, en ningún caso querían perder lo que más amaban: su libertad, llevando a matarse entre si para no ser esclavizados.
Una vez conquistado el territorio de Regio Cantabrorum, los romanos se comenzaron a asentar en el territorio. Como hemos dicho antes, su objetivo no fue reprimir las incursiones cántabras en sus tierras de la Meseta, sino posiblemente el hacerse con nuestras riquezas, tanto oro (astures) como hierro (cántabros).
Con su llegada las tribus fueron bajadas de los montes y los castros hacia los valles, donde fueron dispersados y esclavizados. Poco a poco la civilización romana iba calando, y prueba de ellos fue la aparición de tres importantes puertos: Portus Victoriae (Santander), Portus Blendium (Suances), Postus Vereasueca (San Vicente de la Barquera) y Portus Samanum. Justo al lado de este puerto estaba uno de los iconos de la presencia romana en Cantabria: Flaviobriga, de la cual existen restos en el subsuelo de Castro Urdiales. Esta última no puede clasificarse dentro del antiguo territorio cántabro, ya que pertenecía a los Autrigones, justamente en la "frontera oriental".
Los geógrafos (Plinio, Mela o Estrabón) escribieron tantos datos y características que en la actualidad nadie se plantea la ubicación de estos lugares. En cambio, si avanzamos al interior, vemos que la localización de los asentamientos romanos es más difusa. Hacia el siglo II d.C, Ptolomeo aporto datos confusos sobre la situación de ocho ciudades o poblados cántabros de relevante importancia, además de las ciudades romanas. En primer lugar hizo referencia a la ciudad de Konkana, capital de la tribu de los Concanos. Se tienes varias hipótesis: según sus indicaciones se podría ubicar cerca de Santillana del Mar. De hecho en el pueblo de Vispieres aparecieron restos de una calzada y cerámica. Otra hipótesis más actual sitúa esta ciudad en la comarca de Liébana, más concretamente en Congarna. Destacar otro asentamiento, en este caso de la tribu de los Orgenomescos: Argenomeskon.
Uno de los núcleos conocidos actualmente se encuentra cerca de Olleros de Pisuerga, más concretamente en el Monte Cildá. Icono de la belicosidad cántabra, en él se libraron crudas batallas contra los romanos. Se le atribuyen varios nombres, los cuales pudieron depender de las distintas épocas y pobladores del lugar: Vellika, Bergida o Attica. Lo que fue la población o ciudad en si se ubicaría en lo que hoy conocemos como el pueblo de Mave, mientras que el entramado defensivo se encontraba en el alto. Actualmente existen restos de una muralla defensiva construida allá por el siglo V, la cual pudo ayudar a contrarrestar los ataques germanos de aquel entonces.
Saludos cordiales

Las famosas guerras que nos recuerda las enfrentadas entre Roma y los pueblos norteños de la Hispanía Citerior después de la Guerra Civil acaecida en el año 37aC.
Las guerras cántabras empezaron el año 29 aC y acabaron diez años después. La unión de los cántabros, astures y vacceos, junto a otras tribus pequeñas de las montañas del norte de España en busca de su independencia, hicieron que se enfrentaran con dureza contra el gran Imperio Romano. Sus causas son muy discutidas e inacabables. Pero todos los historiadores se ponen de acuerdo de que todo comenzó en la época de Augusto. Varias legiones romanas se trasladaron a Hispania, entre ellas la IV Augusta Macedonica, la I Augusta , la XX Valeria Victrix,.. que se unieron a la IX Hispana , a la V Alaudae , VI Víctrix y la X Gémina (casi 75.000 soldados)-
Era la primavera del año 26 aC cuando Augusto desembarca en Tarraco y preparó la campaña. Como causa oficial para atacar, podemos decir que era el acabar de unificar todos los territorios de la Hispania Citerior y la Hispania Ulterior bajo el poder del SPQR- el Senado Romano y con ello acabar de someter a cualquier pueblo primitivo. El Imperio ya tenía bajo su poder desde el año 50aC toda la península menos el norte. Una de las primeras campañas que ocurrió durante ese mismo año fue la batalla de Bergida (actual Valle de San Pelayo en Asturias) y en el Monte Vindio- Picos de Europa-zona asturiana- Un grupo de cántabros y astures lograron huir hacia los Picos de Europa- entre Asturias y Cantabria- y subieron al Monte Vindio, un punto muy elevado. Poco tiempo después los romanos dieron con ellos y los rodearon. Después murieron por la falta de comida y por las bajas temperaturas.
Los romanos también rodearon el castro de Aracillum, al tiempo que se fundaba el puerto de Victoriae (actual Santander). Aracillum fue uno de los ejemplos más heroicos de las leyendas cántabras. Este castro de los valles del Pas, fue el último que se resistió a la soberanía del pueblo romano, hasta llegar al suicidio y a incendiar el castro para no caer en manos de sus enemigos y ser vendidos como esclavos al ser distribuidos por otros puntos del imperio, que es lo que ocurrió con los prisioneros cántabros o enviados a trabajar en diversas minas.
Dos factores muy importantes que tenía Roma en contra era la falta de conocimiento del territorio y su clima. Por su parte tanto los cántabros como los astures y los otros pueblos de la cordillera cántabra, estaban muy acostumbrados a la climatología y a sus parajes. Mantuvieron la resistencia durante mucho tiempo. Incluso Augusto pasaba el invierno en Tarraco y al cabo del mismo volvía a subir al norte de la península para proseguir con la conquista. Los romanos cuando no podían con la superioridad de los pueblos norteños, se dedicaban a saquear los campos, a matar animales, a destruir la naturaleza, entre otros actos.
Año - Suceso :
27 aC - El ejército de Augusto avanza hacia la invasión del último reducto- Cantabria.
25 aC .- Cayo Antistio Vetus somete a los cántabros y Publio Carisio se hace con los astures.
26 aC .- Triple ataque dirigido por Augusto sobre los pueblos cántabros.
24 aC Lucio Emilio fue designado nuevo legado por Roma, esto provocó que los cántabros iniciaran de nuevo la guerra después del año 26 aC . – Emboscada cántabro-asturo.
[b]23 aC[/b] - Lucio Sestio Quirinale legado romano funda las “Aras Sestianas” en honor a la victoria de Octavio en Asturias.
[b]22 aC[/b] Cayo Furnio era designado sucesor de Emilio en el cargo de legado romano por lo que crearía una nueva campaña cántabra en el Monte Medulio. Sublevación de los pueblos cántabros y asturos. Carisio y Furnio someten a los astures.
19aC Las guerras cántabras dieron por concluidas y Roma se hizo con el poder de los últimos reductos de los pueblos celtibéricos del norte de Hispania. Roma envió legiones de la zona de Aquitania (Galia) que desembarcaron en el Puerto Victoriae y se adentraron por la parte norte de la comarca- Los encuentros fueron crueles y sangrientos, sin piedad por ambos lados. Al frente de los romanos estaba el nuevo cónsul vitalicio, Octavio Augusto, el heredero de Augusto y el famoso general Marcus Vipsanius Agrippa. Siguen las sublevaciones cántabras al legado romano tarraconense, Publio Silio Nerva. Octavio y Agripa se apoderan de los últimos castros y reductos cántabros.
Este pueblo fue el último de Hispania en caer bajo la dominación romana y por ello, Roma envió a 70.000 soldados distribuidos en 7 legiones
16 a .C . - Un último intento de sublevación por parte de los pueblo cántabros.
[b]14 a .C[/b].- Octavio nombra Asturias como Astúrica Augusta y quiere establecer un nuevo plan político romano en el territorio
Augusto volvería a Roma, enfermo y según los cronistas de la época, su estancia en el norte no le fue afortunado puesto que regresó muy cansado, enfermo y casi muere allí por la caída de un rayo.
El más famoso investigador histórico que ha trabajado en las Guerras Cantábricas, Adolf Schulten decia en su obra: “La guerra cantabroastur de los años 29 al 19 aC tiene una importancia particular, por ser la última fase de la resistencia heroica de las tribus iberas. De igual modo que militarmente la victoria de Augusto sobre estas tribus salvajes del Norte fue un éxito grande y constituyó un triunfo difinitivo (...) ”.
EL PUEBLO CÁNTABRO :
Antes de que las guerras cántabras comenzaran su andadura, los cántabros ya era un pueblo muy conocido por su fortaleza. En el año 137 aC los vacceos y los cántabros se unieron para ayudar a liberar Numancia- la famosa ciudad celtibérica. El cónsul romano Mancino decía de ellos: “Los cántabros, ya vencían con solo su fama”.
Mucho tiempo antes, el romano M. Porcio Catón en el año 195 aC nombraba por primera vez a este pueblo en sus crónicas y destacando su unión con el río Ebro que nacía “ Entre los cántabros, grande y hermoso, con abundantes peces ”.
Este pueblo se dividía en tribus y se asemeja a las otras tribus celtas del norte de Europa, como la irlandesa, la galesa o la bretona. Cada tribu era un clan, una gran familia y solo se unían en matrimonio entre ellos. No tenia una unidad política propia, sino que se movían según las necesidades siguiendo la norma de reuniones de jefes de clanes que decidían por de su propia familia.
Una de estas tribus cántabras era los Vadinienses de la zona ortiental del actual territorio asturiano. Todas las tribus cántabras y asturas ayudaron a sus hermanos celtas, dentro y fuera de Hispania. Algunas fechas así nos lo recuerda:
137 aC – Los bacheos y los cántabros se unían a la guerra de Numancia.
56 aC - Los cántabros se suman a los aquitanos (Costa sur occidental de Galia) en las guerra contra Publio Craso en las guerras de la Galia (actual Francia).
49 aC – Julio César se enfrenta a éste pueblo durante la guerra civil con los pompeyanos en la Campaña de Lérida.
LOS CANTABROS EN EL MEDIEVO ALTO:
Poco antes de la caída del Imperio , el norte de España, especialmente las tres comunidades históricamente más unidas al pueblo celta europeo, Galicia, Asturias y Cantábria, serían invadidas por celtas del norte del continente y por los vikingos. Galicia será la que menos guarde las raíces físicas de aquellos pueblos y es más marcado el aspecto celta en las zonas de Asturias, Cantabria, Palencia y Burgos. Galicia tuvo una gran repoblación de gentes venidas del norte de Portugal en el medievo en busca de una vida mejor, por lo que podemos ver una apariencia más parecida entre lusitanos y gallegos; así como los vascos tienen mucho del físico de los gascones y aquitanos, por los cuales hubo siempre mucha unión entre ambos pueblos desde siempre. Todos los cántabros y asturianos sabemos que grácias a nuestros pueblos, se llegó nuevamente a la independencia que siempre persistieron en proteger ante el Imperio Romano. Los cántabros pusieron “entre las cuerdas” al pueblo visigodo y ayudamos a los asturianos en el inicio de la Reconquista de Don Pelayo en el siglo VIII- y destacamos en las guerras contra la invasión sarracena y ayudamos a fundar las primeras dinastías cristianas de la península, tanto la castellana, la leonesa o la aragonesa.
PERSONAJES QUE HABLARON SOBRE LAS CRÓNICAS ROMANAS SOBRE ESTE PUEBLO INDÓMITO:
Julio Cesar, Estrabón, Silio Itálico, Horacio, Flavio Josefo, Lucano, Floro, Alejandrino Apiano, Plutarco, Dion Casio, Ptolomeo, Plinio el viejo, etc.
LAS FIESTAS DE LAS GUERRAS CANTABRAS:
En la actualidad, desde el año 2000 en Corrales de Buelna, se conmemora las guerras cántabras. Una vez al año, durante el primer fin de semana de septiembre, los cántabros recuerdan aquella hazaña heroica de resistencia ante las temidas tropas romanas.
Uno de los primeros actos es la llegada al Puerto Victoria (actual Santander) de las 13 legiones romanas que provenían de Aquitania (Galia). El pueblo cántabro se acerca a la capital de la comunidad para presenciar el desembarco, tal como debió ser por aquel entonces. Los cántabros que toman el papel de legionarios romanos son recibidos por los miembros del gobierno cántabro y por el consistorio en pleno. Una vez en Corrales de Buelna, se enciende el Fuego Sagrado que se apagará al finalizar las fiestas. Es curioso, pero con este fuego se enciende las mechas de los fuegos artificiales que anuncian el final de sus fiestas.
Desde otros puntos de España donde existen legiones romanas- grupos de hombres y mujeres que ataviados con la ropa de romanos, y donde en sus pueblos se celebran o conmemora la llegada de los romanos en sus pueblos- asisten como invitados, vestidos como tales, como la legión romana de Calahorra (Extremadura). También se suman a las tribus celtas otros grupos distribuidos por España. Todos los vecinos de Corrales, pequeños y mayores, se visten de romanos o de cántabros y se suman a las fiestas disfrutando hasta caer rendidos.
Actividades como tiro con arco, lanzamiento de jabalinas o los desfiles; la celebración de una boda cántabra, siguiendo los ritos de antaño, entre otras actividades que no paran de celebrarse durante todo el fin de semana.
Según datos comarcales, en el año 2001 asistieron 7 tribus de cántabros contra 5 legiones romanas. En el año 2002 en cambio se aumentó a 9 tribus cántabras contra las 8 legiones romanas que asistieron. Cada año participa más gente y son más las “legiones romanas” de otros puntos de España que se suman a estas celebraciones milenarias.
LA LENGUA CANTABRA:
Cantabria también tiene un dialecto muy antiguo, unido a la forma dialéctica de Aragón y navarresa-vasca y eso que también sufrimos tanto en Asturias como en Cantabria la llegada de personas venidas del centro de la península desde finales del siglo XIX – por lo que encontramos el acento más autentico fuera de la capital. Mientras que Asturias, Galicia y zonas de León tienen unos más giros lingüísticos en común de la zona occidental.
Dedicado : A los cántabros, a los asturianos y a todos aquellos que intentan mantener viva aquellas guerras que honran a todos nuestros antepasados que no quisieron sublevarse al poder de Roma.
No existe mejor manera para definir a un guerrero cántabro que las palabras escritas por el poeta Horacio: "Cantabrum indoctum iuga ferre nostra", que viene a decir algo como que "El cantabro, no enseñado a llevar nuestro yugo".
Antes de las Guerras Cantabras ya habían demostrado su enemistad con Roma. Participaron en la guerra de los cartagineses contra Roma según nos cuenta Silo Itálico. También ayudaron a los vacceos, a los cuales solían robar ganado, en la guerra de la meseta castellana contra los romanos en el año 151 a.C. Se dice también que los romanos huyeron despavoridos de Numancia al saber que cántabros y vacceos tenían firmes intenciones de ayudar a los numantinos.
Se cree, siendo motivo de estudio, que también tomaron parte en las guerras sertorianas, además de ayudar a los aquitanos en las guerras por defender la Galia. Poco antes de las Guerras Cántabras esta noble gente fue de nuevo la pesadilla de Roma en la batalla de Lleida (año 49 a.C) según testimonio directo del mismísimo Cesar. Sus armas eran muy básicas, ideales para la táctica de guerrillas.
Para defenderse llevaban una coraza, casco de cuero y escudo, pudiendo ser este de dos tipos (pequeño o grande según la circunstancia). Para el ataque que mejor que dardos, lanzas, espadas pequeñas y puñales, sin obviar el misterioso hacha de doble filo, del cual se tiene muy poca información. Cabe destacar dentro de sus decenas de habilidades que eran esplendidos jinetes, llegando a incorporar la mismísima caballería romana muchas de ellas incluso con el mismo nombre. Al combatir entonaban himnos de guerra, incluso en la cruz cuando eran torturados por los romanos. Increíblemente valientes y brutales a la vez, en ningún caso querían perder lo que más amaban: su libertad, llevando a matarse entre si para no ser esclavizados.
Una vez conquistado el territorio de Regio Cantabrorum, los romanos se comenzaron a asentar en el territorio. Como hemos dicho antes, su objetivo no fue reprimir las incursiones cántabras en sus tierras de la Meseta, sino posiblemente el hacerse con nuestras riquezas, tanto oro (astures) como hierro (cántabros).
Con su llegada las tribus fueron bajadas de los montes y los castros hacia los valles, donde fueron dispersados y esclavizados. Poco a poco la civilización romana iba calando, y prueba de ellos fue la aparición de tres importantes puertos: Portus Victoriae (Santander), Portus Blendium (Suances), Postus Vereasueca (San Vicente de la Barquera) y Portus Samanum. Justo al lado de este puerto estaba uno de los iconos de la presencia romana en Cantabria: Flaviobriga, de la cual existen restos en el subsuelo de Castro Urdiales. Esta última no puede clasificarse dentro del antiguo territorio cántabro, ya que pertenecía a los Autrigones, justamente en la "frontera oriental".
Los geógrafos (Plinio, Mela o Estrabón) escribieron tantos datos y características que en la actualidad nadie se plantea la ubicación de estos lugares. En cambio, si avanzamos al interior, vemos que la localización de los asentamientos romanos es más difusa. Hacia el siglo II d.C, Ptolomeo aporto datos confusos sobre la situación de ocho ciudades o poblados cántabros de relevante importancia, además de las ciudades romanas. En primer lugar hizo referencia a la ciudad de Konkana, capital de la tribu de los Concanos. Se tienes varias hipótesis: según sus indicaciones se podría ubicar cerca de Santillana del Mar. De hecho en el pueblo de Vispieres aparecieron restos de una calzada y cerámica. Otra hipótesis más actual sitúa esta ciudad en la comarca de Liébana, más concretamente en Congarna. Destacar otro asentamiento, en este caso de la tribu de los Orgenomescos: Argenomeskon.
Uno de los núcleos conocidos actualmente se encuentra cerca de Olleros de Pisuerga, más concretamente en el Monte Cildá. Icono de la belicosidad cántabra, en él se libraron crudas batallas contra los romanos. Se le atribuyen varios nombres, los cuales pudieron depender de las distintas épocas y pobladores del lugar: Vellika, Bergida o Attica. Lo que fue la población o ciudad en si se ubicaría en lo que hoy conocemos como el pueblo de Mave, mientras que el entramado defensivo se encontraba en el alto. Actualmente existen restos de una muralla defensiva construida allá por el siglo V, la cual pudo ayudar a contrarrestar los ataques germanos de aquel entonces.
Saludos cordiales



Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.
Marco Tulio Cicerón.
Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
Como sin duda sabe ambas suelen ir juntas y lo curioso es que los clérigos de los bandos enfrentados aseguran que dios está con ellos,sinceramente,no me aclaro.
Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
Por supuesto las armas se inventaron para matar pero a mi y a muchos otros solo nos gustan para agujerear dinas;entré en este foro arrastrado por la curiosidad que caracteriza a nuestra especie.
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español
Los pueblos que olvidan su historia, están obligados a repetirla
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.
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