Mensajepor Hoplon » 17 Ago 2016 13:49
Hola otra vez:
Volvemos a la nave de la que hablaba en notas anteriores, hace esquina, y la acabo de pintar. Me gustan las cosas limpias, supongo que como a todo el mundo, o a casi todo el mundo.
La he pintado en un blanco roto, casi vainilla, con una cenefa de color amarillo albero bajo el alero, cubriendo unos canecillos falsos y decorativos, porque no tienen función, y con un zócalo en color marrón oscuro, que es más sufrido. Se lo pedía a un pintor de verdad, nada de un manitas, y usó pintura de exteriores de la mejor calidad: estaba muy bien, me gusta creer que contribuía a embellecer la calle. Ha costado dos mil euros, más cuatrocientos veinte de IVA, que se ha embolsado el Ministro de Hacienda, sin haber aparecido por aquí ni haber invertido un céntimo. De verdad que quedó estupenda.
Un día ha durado limpia la fachada, ayer acabaron, y hoy, al ir a abrir, me he encontrado unas pintadas cubriendo todo: “Monchi”, Monchi”, Monchi”… y así siete veces.
¿Y quién es Monchi? Me explico, Monchi es un diminutivo de Domingo, y también es el hijo de Domingo, y Domingo es un amigo que lleva años trabajando conmigo.
Domingo es un verdadero trabajador, infatigable, fiable y sólido, a toda prueba, a sus cincuenta y cinco años no le sobra un gramo de grasa, sus músculos son duros como el pedernal, y darle la mano es como meter la mano en una tenaza de hierro. A veces pienso que si hubiera que atar el mundo a un anclaje seguro y resistente, para que no se soltara, las manos de Domingo podrían servir.
Monchi no se parece nada a su padre, no, en absoluto: iba a decir que su cuerpo blando y fofo es afeminado, pero no sería correcto, porque el cuerpo femenino es bonito, y este no. Es más bien una pera: sin cuello ni hombros, con el culo enorme. Le cuelga la mandíbula, y la papada, y el labio caído le confiere una expresión de infinita idiocia: la única diferencia entre Monchi y una vaca rumiando es la mirada inteligente de la vaca.
Y es un jodido farlopero, desde que tuvo que dejar de estudiar a los catorce años, porque no valía, y ya no podían pasarle más de curso sin aprobar, lleva tres años a la sopa boba y trapicheando con todo lo malo, al colegio no se acerca, porque lo mataríamos a palos, y creo que su padre sería el que le diera más fuerte, pero siempre anda por los rincones oscuros con otros perdidos como él, que nunca faltan.
Esta mañana al llegar a abrir he visto a Domingo frente a la nave, mirando con expresión de dolor la hazaña de su vástago, y me he echado para atrás, para no coincidir con él, y aunque hoy no me toca me he venido a una de las tiendas, mientras él se queda en el almacén.
Y aquí estoy bastante quemado y sin saber qué hacer: sé que no puedo pedirle a Domingo el dinero de la pintura, porque no le va a venir bien pagarlo, anda muy justo. En fin, mañana ya le veré, si no me llama él antes, y supongo que dirá algo, si cree que debe decirlo.
Gracias por el desahogo, foreros.