HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 02 May 2016 22:37

Excmo. Sr. D. Pedro DE GARIBAY 57º Virrey de Nueva España


Pedro de Garibay (Alcalá de Henares (Madrid), 1729 - Ciudad de México, 7 de julio de 1815), militar y administrador colonial español, quincuagésimo séptimo virrey de Nueva España. Llegó a Nueva España en 1764 y desempeñó diversos cargos en el Regimiento provincial de México. Ascendido a coronel en 1738, también fue brigadier y mariscal de campo.

Nombramiento de Virrey

El 15 de septiembre de 1808 los españoles de México, dirigidos por el rico comerciante y hacendado Gabriel J. de Yermo, dieron un golpe de estado y depusieron al virrey José Iturrigaray. Como sucesor nombraron al mariscal de campo don Pedro Garibay, “viejo y decrépito” según las crónicas de la época, por entender que podía ser útil y dócil a sus intereses, aunque no contaron con la aprobación de la Junta de Sevilla. Ocupó el cargo hasta el 19 de julio de 1809.

En el acto de su nombramiento se leyó una proclama de la Audiencia en la que se aseguraba al pueblo de México que Garibay había sido quien se apoderó de la persona del virrey para exigir su destitución. Garibay, por su parte, publicó otro documento en el que explicaba que su antecesor había sido hecho preso “por un movimiento popular” y que, de acuerdo con la legislación vigente, el cargo había recaído en él.

El gobierno de Garibay se inició con actos de extremado rigor contra los partidarios de la independencia. Esa misma noche se aprehendió a los licenciados José Antonio Cristo, auditor de guerra; Primo Verdad, que murió en los calabozos del Arzobispado; Azcárate, que permaneció varios meses en prisión y al fraile mercedario Melchor de Talamantes, que falleció en San Juan de Ulúa, adonde se le había trasladado desde las cárceles de la Inquisición.

Las autoridades y corporaciones del territorio se apresuraron a protestar fidelidad al nuevo virrey y lo mismo hicieron los jefes militares. Gabriel de Yermo, por su parte, al considerar cumplida su misión se retiró a su hacienda, no sin antes crear un cuerpo de voluntarios que se tituló de Fernando VII y que la población llamó enseguida “chaquetas”, nombre que se asignó a partir de entonces a los partidarios del dominio español. Sus actividades fueron tan violentas que el propio virrey Garibay se vio obligado a disolverlo a mediados de octubre.

El nuevo virrey, supeditado a los oidores, publicó los decretos y manifiestos emanados de la Junta de Sevilla, mientras la Audiencia insistía en justificar la destitución de Iturrigaray al haberse producido “por imposición popular”. Al iniciarse el mes de octubre el virrey dirigió una proclama a los habitantes de Nueva España, donde pedía que se reforzaran las ayudas y aumentaran los socorros a la metrópoli en guerra contra los franceses. Los recursos afluyeron abundantemente, pero también se enviaron a España los caudales acumulados por la aplicación de la Cédula de Consolidación de vales y los nuevos empréstitos solicitados desde la Península.

La situación política se mantuvo inestable, en esta época se recibieron pliegos procedentes de Río de Janeiro, firmados por la infanta Carlota Joaquina, hermana de Fernando VII, que pretendía imponer como regente de Nueva España a su hijo el infante don Pedro, el futuro Pedro I de Brasil. El rechazo inmediato de las autoridades virreinales desbarató esta pretensión. Ente tanto, llegaron noticias de la frontera norte, con el rumor de las andanzas de algunos emisarios franceses, que trataban de socavar las defensas españolas. El 20 de abril de 1809 el virrey creó una Junta Consultiva, formada por tres oidores que regularon las causas de infidencia y se efectuaron numerosos arrestos y destierros.

Con el paso de los meses se constató que la elección de Garibay, en lugar de arreglar las cosas las había empeorado, crecía la protesta, el enfrentamiento entre peninsulares y criollos y los conatos de rebelión se extendían al resto de las provincias. En Texas se apresó a un general francés, Octavio de Alvimar, que venía a México para ponerse a las órdenes del duque de Saint Simón, supuesto virrey de Nueva España nombrado por Napoleón I.

La situación del país se hizo cada vez más conflictiva, por lo que, ante el desencanto generalizado y las protestas de los peninsulares, la Audiencia radicalizó su enfrentamiento con el mariscal Garibay. Por su parte, el obispo electo de Michoacán, Abad y Queipo, escribió informes a la Junta Central para solicitar que se reforzase la capacidad militar del virreinato y un cambio de política. La Audiencia, convencida de la incapacidad de Garibay para resolver el creciente enfrentamiento entre los bandos, solicitó su reemplazo y el envío de un nuevo virrey. Desde Sevilla, sin embargo, se entendió que lo más cuerdo era conferir este cargo al arzobispo de México, Francisco Javier de Lizana. La orden de sustitución llegó a la ciudad de México a mediados de julio de 1809.

Don Pedro Garibay, con 88 años de edad, falleció en México el 7 de julio de 1815

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 02 May 2016 22:41

D. Francisco Javier DE LIZANA y BEAUMONT 58º Virrey de Nueva España


Arzobispo español, virrey de Nueva España, nacido en Arnedo (Logroño) el 3 de diciembre de 1750, y muerto en México, el 6 de marzo de 1811.

Estudió leyes y cánones en Zaragoza, y alcanzó el título de doctor en ambas disciplinas. Con tan sólo veinticinco años escribió Canonica responsa de Matrimonii Dissolutione offert. Al Titulum VII (Zaragoza, 1775), y obtuvo luego la Cátedra de concilios de la Universidad de Alcalá. Fue penitenciario de Zamora, canónigo de Toledo, obispo auxiliar de la diócesis toledana y obispo de Teruel. Se le deben la Carta pastoral que el obispo de Teruel dirige a sus diocesanos con ocasión de las aflicciones y plagas de la peste de Andalucía (editada en Valencia, por Salvador Faulí, en 1801) y la Carta pastoral que dirige a sus eclesiásticos sobre la dignidad y grandeza del estado sacerdotal (Valencia, 1801; México, 1803).

Nombrado arzobispo de México en 1802, no tomó posesión hasta el 30 de enero de 1803. Varón virtuoso, de carácter apacible y generoso, sus prendas como jefe de la Iglesia mexicana eran universalmente reconocidas. Su primer acto como virrey fue ceder el sueldo que le correspondía para los gastos de la guerra en España. La proclama que dirigió a los habitantes de Nueva España, más que un documento político parecía una pastoral.

Sus contactos con americanos y criollos determinaron sus decisiones y su preocupación respecto de los oidores y demás miembros del llamado “partido español”. No pidió la opinión del Acuerdo sino en cuestiones de menor importancia, lo que provocó la enemistad de los oidores. Por decreto de 21 de diciembre de 1809, el tribunal de infidencias se transformó en Junta de Seguridad y Buen Orden, por lo que quedaban bajo su jurisdicción todos cuantos tratasen de alterar la paz y fidelidad o manifestasen su adhesión al partido francés.

Envió numerosas remesas de fondos a la Península y, de acuerdo con las instrucciones de la Junta Suprema Central, embargó los bienes del marqués de Branciforte, por haberse pasado al servicio del rey José, y los del duque de Terranova, que se encontraba a las órdenes de Murat, rey de Nápoles.

Sus desavenencias con la Audiencia se fueron haciendo cada vez mayores. Lizana se opuso al libelista Juan López Cancelada, editor de La Gaceta de México, enfrentado con Iturrigaray y con el alcalde de Corte don Jacobo Villaurrutia. Detenido y condenado por la Junta de seguridad y buen orden, Cancelada fue enviado a España, donde en Cádiz publicó el Telégrafo americano.

Temeroso el obispo y sus asesores de una posible rebelión de oficiales criollos, llevó a cabo una reforma militar consistente en reducir la concentración de los efectivos en cada plaza, al distribuir por zonas más amplias las unidades militares en pequeños grupos. A pesar de ello, Lizana tuvo que enfrentarse a la primera insurrección abierta, que tuvo lugar en Valladolid en diciembre de 1809.

Sus organizadores, que pretendían levantarse en nombre de Fernando VII pero contra el dominio de los españoles, fueron José María Obeso, capitán de la milicia; José Mariano Michelena, también militar y años más tarde destacado político y, entre otras personas, el franciscano fray Vicente de Santa María. Se enviaron correos a la zona de Guanajuato y se estableció contacto con Ignacio José de Allende y con el capitán José Mariano Abásolo. La fecha prevista era el 21 de diciembre de 1809 pero las autoridades, a través del teniente criollo don Agustín de Iturbide que estaba de servicio en Valladolid, se enteraron de los planes de la conspiración y ésta se abortó. Michelena, más tarde, escribiría una relación de estos sucesos.

En enero y abril de 1810 publicó dos proclamas “a los fieles vasallos de Fernando VII” y “contra los engaños pérfidos de los Bonaparte”, en las que demostraba su adhesión a la figura del rey y su rechazo total a las pretensiones de José I y de la corte afrancesada establecida en Madrid. Estaba decidido a premiar a quienes delatasen o entregaran a los espías, seductores o introductores de los “libelos afrancesados”, que empezaban a circular clandestinamente.

La política conciliadora de Lizana con los españoles americanos le granjeó el disgusto de los peninsulares que exigieron su sustitución en febrero de 1810. A comienzos de año el obispo electo de Michoacan, el español Manuel Abad y Queipo, había escrito una carta a la Junta Central en la que advertía del debilitamiento de las defensas de la colonia, como consecuencia de la política del virrey, y exigía que se enviara a Nueva España a una persona que tuviera probada experiencia y capacidad militar.

En enero de 1810 cesó la Junta Central y se instaló un Consejo de Regencia refugiado en Cádiz, al que tanto el virrey como las autoridades mexicanas prestaron juramento de obediencia y fidelidad. Poco después, el 7 de mayo se publicó en México el decreto de la Regencia que disponía la eleccción de diputados a las Cortes constituyentes, éste fue el último acto gubernativo de Lizana.

El mismo día 7 de mayo se recibió un oficio de la Regencia en el que se comunicaba que, en atención a su avanzada edad y a sus enfermedades, se le relevaba del cargo de virrey y que debía entregar el gobierno a la Audiencia. Lizana volvió al arzobispado, recibió la Cruz de Carlos III como recompensa a sus servicios y murió en la ciudad de México el 6 de mayo de 1811.

Del 8 de mayo al 13 de septiembre de 1810 gobernó México la Audiencia Gobernadora. La convocatoria a Cortes constituyentes se publicó en el virreinato el 18 de mayo de 1810 y las elecciones se celebraron en el curso del verano. Fue un periodo de inestabilidad y agitación, en un momento de instituciones debilitadas por problemas internos y de transición hasta la llegada del nuevo virrey. La Audiencia, que actuaba con todos los poderes, convocó las elecciones y éstas tuvieron lugar entre junio y julio.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 02 May 2016 22:47

Excmo. Sr. D. Francisco Javier VENEGAS y SAAVEDRA 59º Virrey de Nueva España


Militar que fue igualmente Capitán General, como tal consta su biografía en el post de los Capitanes Generales, en este mismo hilo, desempeño el cargo de Virrey de Nueva España desde el 14 de septiembre de 1810 hasta el 4 de marzo de 1813

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 02 May 2016 22:53

Excmo. Sr. D. Felix María CALLEJA DEL REY BRUDER LOSADA CAMPAÑO Y MONTERO DE ESPINOSA 60º Virrey de Nueva España


Militar que fue igualmente Capitán General, como tal consta su biografía en el post de los Capitanes Generales, en este mismo hilo, desempeño el cargo de Virrey de Nueva España desde el 4 de marzo de 1813 hasta el 20 de septiembre de 1816, destacó por sus ataques a la insurgencia, a la que practicamente desmanteló, tanto antes de ocupar el cargo de Virrey, como durante el tiempo que detentó dicho cargo.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 03 May 2016 13:45

Excmo. Sr. D. Juan José RUIZ DE APODACA y ELIZA 61º Virrey de Nueva España


Juan José Ruiz de Apodaca y Eliza (Cádiz, 3 de febrero de 1754 - Madrid, 11 de enero de 1835), I conde del Venadito, fue un marino, militar y gobernador colonial español. Fue el 61º y último virrey de la Nueva España nombrado como tal (1816 - 1820), 3.er. jefe político superior de Nueva España (1820 - 1821) y 16º capitán general de la Real Armada Española.

Desempeño el cargo de Virrey desde el 20 de septiembre de 1816 hasta el 5 de julio de 1821, aún cuando hubo otros dos gobernantes posteriores, estos fueron nombrados durante el trienio liberal, por lo que no ostentaban el título de Virreyes.

Para más datos sobre este militar consultar su biografía en el post correspondiente a los Capitanes Generales en este mismo hilo.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 03 May 2016 13:51

Excmo. Sr. D. Pedro Francisco NOVELLA AZABAL PEREZ y SICARDO Gobernador de Facto de Nueva España nombrado durante el Trienio Liberal


Militar, político y administrador colonial español, gobernador de Nueva España, cuyas fechas de nacimiento y muerte se desconocen.

En la gravísima crisis institucional de Nueva España, provocada por la traición del general Iturbide, en la primavera de 1821, que se negó a cumplir las instrucciones del virrey Apodaca, el núcleo duro de la oficialidad española se inclinó por obligar al virrey a renunciar y sustituirlo por un sucesor que fuera capaz de enfrentarse con éxito a Iturbide y sus seguidores.

Correspondía el mando supremo del ejército al general Pascual Liñán, el vencedor de Javier Mina, en este momento subinspector general de infantería, dragones y milicia y jefe de los ejércitos del sur, pero éste se negó a aceptar la propuesta de los oficiales conjurados, por lo que la responsabilidad recayó en el mariscal de campo Francisco Novella, subinspector general del cuerpo de artillería y Gobernador Militar interino de la Ciudad de México, desde el 15 de junio de 1821.

El día 5 de julio, presionado por todos los flancos, desde los liberales criollos, que le acusaban de oponerse a los preceptos constitucionales, hasta los grupos más absolutistas, que censuraban su tibieza y moderación, el virrey Apodaca aceptó las exigencias de los oficiales amotinados. Éstos, al mando del oficial Fancisco Buceli del Regimiento del Infante don Carlos, acompañado de otros cuerpos de tropa, arrestaron a sus jefes superiores, recorrieron las calles de la capital y asaltaron el palacio virreinal. Apodaca, en carta al ministro de la Guerra, fechada en noviembre de 1821, declaró que toda la trama había estado inspirada por Novella.

Al parecer, Novella se había sentido maltratado por la negativa del rey a concederle la Gran Cruz de la orden militar de San Hermenegildo, que había solicitado a principios de 1820 como culminación de una larga carrera militar a las órdenes del virrey Apodaca, desde su llegada a Nueva España en 1816. Era evidente que se creía destinado a convertirse en el salvador del honor militar y asumir la responsabilidad de reconducir los destinos de Nueva España. Unos meses antes, en marzo de 1821, había promovido con otros oficiales la publicación y difusión de manifiestos contrarios a la traición de Iturbide, en los que los militares realistas declaraban su fidelidad a la Constitución y su adhesión al virrey, en defensa del gobierno establecido.

En medio de la confusión provocada por el golpe de estado del 5 de julio, tanto el Ayuntamiento de la ciudad como la Diputación provincial, ambos de elección popular, se negaron a conceder a Novella los títulos que éste reclamaba, por lo que en un gesto de desafío y soberbia, el general juró tres días más tarde, en los salones de Palacio, como virrey de Nueva España. Se trataba de un acto de flagrante ilegalidad, ya que los únicos títulos constitucionales válidos en ese momento eran los de Jefe Político y Capitán General. Se trata del segundo “golpe de estado” ocurrido en Nueva España, tras la destitución del virrey Iturrigaray.

La primera medida de Novella fue la creación de una Junta militar, presidida por él mismo y en la que, según el historiador Anna, cada batallón estaba representado por un oficial elegido por la tropa, que tomó las riendas del gobierno y se dispuso a preparar la ciudad para un previsible asedio, por parte de las fuerzas insurgentes. El 8 de julio Novella publicó un manifiesto dirigido a toda la población, donde reconocía que “los días son peligrosos y las circunstancias críticas”. Alertaba sobre la propaganda insidiosa del enemigo y la necesidad de oponerse al desánimo y la deserción. En realidad, la mayoría de las tropas abandonaron la ciudad y se pasaron a los ejércitos de Iturbide.

Muy pronto empezaron a publicarse decretos y bandos de todo tipo: se prohibieron las reuniones sospechosas, las discusiones políticas, llevar armas o distribuir publicaciones sediciosas. La orden de movilización general llegó pocos días después, con la llamada al servicio a todos los hombres hasta los sesenta años de edad y, por vez primera, sin que fuese obligatorio llevar uniforme.

En un desesperado esfuerzo por conseguir apoyo popular, a finales de julio se imprimieron dos proclamas, “a los españoles” y “a los egoístas”, a los que se les recordaban sus obligaciones. Se comparaba la situación de España frente a Napoleón con la de México frente a Iturbide, para solicitar a los españoles su participación en “la guerra contra la traición, la cobardía y el egoísmo, hasta la victoria o la muerte”. A los “egoístas de todas las clases”, se les decía que su conducta criminal no había pasado desapercibida para el gobierno: “Veo con horror que algunos se han ausentado de la capital, para irse a vivir a otras ciudades; que otros se ocultan en sus casas y que los demás se han pasado al enemigo”. Quienes no acudieran en ayuda del gobierno serían tratados como reos de traición y condenados a la perdición eterna porque no se les consideraría seres humanos.

Todos los esfuerzos de Novella por conseguir apoyo resultaron vanos y tanto el Ayuntamiento como los cuerpos de ingenieros o los ciudadanos propietarios, se negaron repetidamente a prestar recursos o a trabajar en las obras de defensa de la capital. La iglesia metropolitana, sin embargo, aceptó realizar una novena a la Virgen de los Remedios, que se desarrolló del 30 de julio al 7 de agosto, para suplicar el apoyo divino a las fuerzas del rey.

El avance de las tropas de Iturbide, la toma de la ciudad de Puebla el 3 de agosto y, sobre todo, la llegada a Veracruz del nuevo Jefe político y Capitán general don Juan O'Donojú, nombrado por las Cortes españolas, colocó a Novella en una situación insoportable, que resistió hasta el 13 de septiembre, cuando hizo entrega de sus poderes directamente a O’Donojú, en los alrededores de la Basílica de Guadalupe. En el acuerdo de rendición consiguió que se le permitiera retirarse a Veracruz, con los oficiales y soldados que desearan seguirle. Se trasladó a la ciudad de la Habana a mediados de octubre.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 03 May 2016 13:56

Excmo. Sr. D. Juan Jose Rafael Teodomiro O'DONOJU y O'RYAN Jefe Político Superior de Nueva España, último gobernante designado por el Congreso Español


Juan José Rafael Teodomiro de O'Donojú y O'Ryan (Sevilla, España, 30 de julio de 1762 – Ciudad de México, 8 de octubre de 1821) fue un militar y gobernador español de ascendencia irlandesa.

Aunque es relativamente común que algunas fuentes lo señalen como el último virrey de la Nueva España, lo cierto es que Juan O'Donojú nunca ejerció dicho cargo. En cambio sí fue el último Jefe político superior de la provincia de Nueva España que fue nombrado por las autoridades de Madrid. Figuró como uno de los signatarios de los Tratados de Córdoba y del Acta de Independencia del Imperio Mexicano aunque España negó posteriormente que O'Donojú tuviera alguna potestad para reconocer en aquellos actos la independencia del antiguo virreinato.

La biografía de este militar consta en el post correspondiente a los Capitanes Generales, en este mismo hilo.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 03 May 2016 14:11

A continuación un repaso al Virreinato de la Nueva Granada, y quienes ejercieron el cargo de Virrey en aquellas tierras, así como la extensión de dicho Virreinato.

El virreinato de Nueva Granada fue creado por Real Cédula del Rey Felipe V de España el 27 de mayo de 1717, dentro de la nueva política de los Borbones y suspendido en 1724, por problemas financieros.

Fue reinstaurado en 1739, y disuelto definitivamente con la independencia de la Gran Colombia en 1821. Antes de su creación, y entre 1724 y 1739, fue parte del Virreinato del Perú.

El virrey fue el encargado de administrar, como delegado y en nombre del rey, la Nueva Granada. El virrey (vice-rey o vicario del rey) cumplía sus funciones protocolarias y actuaba como cúspide local de la administración, con mayor o menor autonomía, pues las decisiones en los territorios ultramarinos se tomaban en el Consejo de Indias que se reunía en la Corte con el Rey. La autonomía que el virrey de hecho alcanzaba, dada la distancia de América con España, hacía de él un personaje realmente poderoso, únicamente limitado por la interinidad de su mandato.

Para los Borbones, los virreyes eran preferentemente de clase media (generalmente funcionarios de carrera que fueran letrados).

El Virreinato de Nueva Granada, Virreinato de Santafé o Virreinato del Nuevo Reino de Granada fue una entidad territorial, integrante del Imperio español, establecida por la Corona (1717–1723, 1739–1810 y 1816–1819) en la última fase de su dominio en el Nuevo Mundo. Fue creado por el rey Felipe V en 1717 dentro de la nueva política de los borbones y suspendido en 1723, por problemas financieros, siendo reinstaurado en 1739 hasta que el movimiento independentista lo disuelve de nuevo en 1810. En 1815 fue reconquistado su territorio por el ejército del rey Fernando VII, siendo nuevamente restaurado, hasta que el ejército libertador logró su independencia definitiva del poder español en 1819.

La capital del virreinato se situó en la ciudad de Santafé (hoy Bogotá). El escudo de armas del virreinato fue heredado por la ciudad de Bogotá, actual capital de la República de Colombia, que lo conserva como su insignia.

En 1508 la Tierra Firme fue dividida entre Diego de Nicuesa, quien obtuvo la gobernación de Veragua o Castilla de Oro, que iba desde el río Atrato en el golfo de Urabá hasta el cabo Gracias a Dios y Alonso de Ojeda, la de Nueva Andalucía, desde el río Atrato al Cabo de la Vela. Nicuesa fundó "Nombre de Dios" y Martín Fernández de Enciso "Santa María La Antigua del Darién", ambas en 1510. Poco después, a partir del 1 de marzo de 1511 Vasco Núñez de Balboa se hace cargo de Veragua (incluyendo a Darién) y fue nombrado por el virrey Diego Colón como su lugarteniente en Darién. El rey lo nombró el 23 de diciembre de 1511 capitán y gobernador interino del Darién hasta julio de 1514. El 25 de septiembre de 1513 tomó posesión del "Mar del Sur" que él descubrió.

En mayo de 1513 Pedrarias Dávila fue nombrado gobernador y capitán general de Castilla de Oro, que incluía todo el territorio de la costa desde el Cabo de la Vela hasta el actual Panamá, con excepción de Veraguas, llegando a Darién en julio de 1514. Fundó "Nuestra Señora de la Asunción de Panamá" el 15 de agosto de 1519. Nueva Andalucía fue suprimida y Balboa recibió el 23 de septiembre de 1514 el nombramiento de "Gobernador de Coiba y Panamá y Adelantado de la Mar del Sur" subordinado a Castilla del Oro.

En 1525 Fernández de Oviedo intentó establecer una gobernación en la zona de Cartagena (Gobernación de Cartagena), pero no prosperó hasta la fundación de la ciudad en 1533.

El 26 de febrero de 1538 fue establecida en el Istmo, la Real Audiencia de Panamá por Real Cédula expedida por Carlos V.

Hacia 1542 existían las gobernaciones de Santa Marta (fundada en 1525), Cartagena y Popayán (fundada en 1536).

En 1550 se crea la Real Audiencia de Santafé de Bogotá dentro del Virreinato del Perú con jurisdicción sobre el Nuevo Reino de Granada y las gobernaciones de Santa Marta, Cartagena y Popayán.

En 1567 el capitán Andrés Gómez Hernández fue nombrado gobernador de la Gobernación del Chocó, Dabaibe y Valle del Baeza, pero no llegó a su destino al morir en Cartagena.

La débil dependencia del gobierno del Nuevo Reino de Granada en Santafé de Bogotá, con el del virreinato del Perú en Lima, la lentitud de las comunicaciones entre las dos ciudades, sumados a los constantes conflictos desde el año 1582, entre el gobierno de los presidentes de la Real Audiencia de Santafé de Bogotá y el arzobispado de Santafé, situación confirmada por la presencia en la colonia de visitadores enviados por la Corona, entre ellos Infante de Venegas, llevaron a recomendar a Felipe V la creación de un virreinato independiente en la Nueva Granada en 1717, finalmente decidido en el año 1718.

De esta manera, provincias de lo que hoy podría corresponder a Colombia, Ecuador, Panamá, Venezuela, y regiones de Perú, Brasil, Costa Rica, Nicaragua y Guyana, hasta entonces bajo diferentes jurisdicciones, se unieron bajo una misma autoridad colonial establecida en la ciudad de Santafé de Bogotá, confirmando así a la ciudad como otro de los principales centros administrativos de las colonias españolas en América, junto con Lima y la Ciudad de México.

Sin embargo, y a pesar de los intentos esporádicos hacia reformas encaminadas a mejorar la eficiencia y centralización de la autoridad, en ningún momento el control y cohesion de esta colonia llegó a ser el realmente deseado en España.

Entre las consideraciones que manejó la corona para su creación, hay dos hechos esenciales. En primer lugar, la zona era la más importante del continente en cuanto a la producción aurífera. En segundo lugar, su situación estratégica entre los dos océanos y de ser una de las puertas de entrada al occidente de la América del Sur, le permitiría enfrentar mejor el contrabando y los ataques de piratas y filibusteros con un punto más cercano al Caribe. En cuanto a la población del virreinato, señala Carlos Malamud: "A lo largo de la centuria, la población del virreinato fue en constante aumento, estimándose una tasa de crecimiento para el último cuarto del siglo del orden del 1,5% anual. Según el censo de 1778, la población del virreinato, con exclusión de los territorios integrados en la Real Audiencia de Quito, ascendía a 742.759 habitantes. W.P.McGreevey estimó que la población de los territorios que forman la actual Colombia ascendía a 940.000 habitantes". Finalmente, la mayor concentración de población (62%) se encontraba en los altiplanos andinos colombianos.

Sin embargo, la difícil y diversa geografía del norte de Suramérica y la escasez de caminos apropiados hacían difícil el tránsito y la comunicación en el interior del virreinato. El establecimiento de una Capitanía General en Caracas y una Real Audiencia en Quito, aún legalmente subordinada al virrey, fue una respuesta a las necesidades de un gobierno efectivo en las regiones más alejadas; aunque algunos analistas consideran que también fue reflejo, en algún grado, de la tradición local, la cual, eventualmente contribuyó a crear diferencias políticas y nacionales entre los territorios recién independizados que Simón Bolívar no lograría reunificar por mucho tiempo, con la fundación de la primera República de Colombia en 1819.

Transcurridos poco más de dos años desde su incorporación al virreinato, la Provincia de Venezuela es reintegrada en 1742 a la jurisdicción de la Real Audiencia de Santo Domingo, dependiente esta a su vez del Virreinato de Nueva España, jurisdicciones a las que seguiría perteneciendo hasta su independencia. De esta forma el virreinato quedó formado por el Nuevo Reino de Granada (gobernaciones de Nuevo Reino, Cartagena, Santa Marta, Maracaibo, Antioquia, Popayán y Guayana), Quito (gobernaciones de Quito, Quijos, Macas, Esmeraldas y algunos corregimientos) y Panamá (gobernaciones de Panamá y Veraguas). Las gobernaciones de la Guayana, Margarita, Mérida y Maracaibo fueron posteriormente incluidas en la Capitanía General de Venezuela.

En 1764 se creó la Gobernación de Guayaquil.

El 13 de febrero de 1789 la provincia de Riohacha fue separada de la de Santa Marta, ambas habían sido fusionadas el 17 de enero de 1593.

Por real orden del 13 de agosto de 1790, se ordenó segregar de la provincia de Riohacha el establecimiento de Sinamaica y agregarlo a la provincia de Maracaibo en la Capitanía General de Venezuela. El 1º de agosto de 1792 se llevó a cabo la transferencia.

Historia de la independencia

Los territorios del virreinato se ganaron su independencia de España, entre 1819 y 1822, después de una serie de revueltas militares y políticas, unificándose posteriormente con los de la anterior Capitanía General de Venezuela para fundar la primera República de Colombia, también conocida como la Gran Colombia, nombre con el que es recordada en la actualidad.

Cuando, lo que hoy podría ser, Ecuador y Venezuela se separaron durante la disolución de la Gran Colombia, Bogotá se constituyó en la capital de la nueva República de la Nueva Granada.

Organización territorial

El Virreinato tuvo por territorios los correspondientes a las Reales Audiencias de Santafé de Bogotá, Panamá, y Quito, y parte del posterior territorio de la Capitanía General de Venezuela. En tal sentido, el virreinato comprendió territorios de las actuales Repúblicas de: Colombia, Ecuador, Panamá, Costa Rica y Venezuela, además de regiones del norte del Perú y Brasil, y el oeste de Guyana.
Cronología del virreinato

Real Cédula del 27 de mayo de 1717

En Segovia (España) se expidió la Real Cédula que incorporó la Real Audiencia de Quito (suprimiéndola) y la Capitanía General de Venezuela a la Real Audiencia de Santafé, creando el Virreinato de Nueva Granada,7 con las provincias de Santafé o Nuevo Reino de Granada y las de Cartagena, Santa Marta, Maracaibo, Caracas, Antioquia, Guayana, Popayán y las de San Francisco de Quito. Fue suprimida la Real Audiencia de Panamá y su territorio agregado a la de Lima y al Virreinato del Perú.

(...) he resuelto por mi real decreto de 29 de abril de este presente año que se establezca y ponga Virrey en la Audiencia que reside en la ciudad de Santafé, nuevo reino de Granada, y sea gobernador y capitán general y presidente de ella, en la misma forma que lo son los del Perú y Nueva España y con las mismas facultades que le están concedidas por leyes, cédulas y decretos reales, y se le guarden las preeminencias y excepciones que se estilan practicar y observar con ellos. Y asimismo he resuelto que el territorio y jurisdicción que el expresado Virrey, Audiencia y tribunal de cuentas de la ciudad de Santafé han de tener, es y sea toda la provincia de Santafé, nuevo reino de Granada, las de Cartagena, Santamarta, Maracaibo, esa de Carácas, Antioquía, Guayana, Popayan y la de San Francisco de Quito, con todo lo demás y términos que en ella se comprenden, y que respecto de agregarse á Santafé la provincia de San Francisco de Quito, se extinga y suprima la Audiencia que reside en ella, y que los oficiales reales de esa ciudad y los de San Francisco de Quito y cajas reales, sufragáneas á ellos, den las cuentas en el tribunal de Santafé, empezando con las de este presente año de 1717, siendo del cargo y obligación del de Lima, (...) y el presidente y oidores de mi Audiencia que reside en la ciudad de Santo Domingo determinen con la mayor brevedad posible los pleitos que estuviesen pendientes en ella de la jurisdicción de esa ciudad y provincia de Carácas y demás territorio que le pertenecía, y se agrega á Santafé dando cuenta de haberlo ejecutado; y que en esta inteligencia el Virey y tribunal de cuentas de Lima y presidentes y oidores de la Audiencia de Santo Domingo para en lo adelante se abstengan de conocer de las causas y negocios que en cualquiera manera toquen ó puedan tocar á los expresados territorios que desde ahora agregó al Virey, Audiencia y tribunal de cuentas de Santafé; así los de mi real patronato, justicia y político, como gubernativo, guerra y hacienda real, por ser mi voluntad que en adelante conozcan de ellos el Virey, audiencia y tribunal de cuentas de Santafé. (...) y he mandado también al expresado don Antonio de la Pedrosa y Guerrero que pase á la ciudad de San Francisco de Quito, y extinga y suprima la Audiencia que reside en ella, y pasando asimismo á la ciudad de Panamá, extinga y suprima también la Audiencia que allí hay, en inteligencia de que el territorio y jurisdicción comprendido en ella, desde luégo agregó al Virrey, Audiencia y tribunal de cuentas de Lima, (...) Fecha en Segovia á 27 de mayo de 1717.- Yo el Rey.

Real Cédula del 5 de noviembre de 1723

Terminada la guerra con la Cuádruple Alianza se emitió otra Cédula Real, con la que se suprimió el 5 de noviembre de 1723 el virreinato de Nueva Granada por algunos informes que se dieron al rey respecto a la situación económica del mismo, y a deudas y gastos que nunca pudo pagar de sus finanzas:

(...) he resuelto sobre consulta de mi Consejo de Indias, suprimir el referido Vireinato de la ciudad de Santafé y nuevo reino de Granada, y que el gobierno de aquel distrito vuelva á correr, según su antigua planta, como está prevenido por las leyes y debajo de las reglas que se han gobernado ántes de la erección del nuevo Vireinato; de lo cual se os previene para que lo tengais entendido. En San Ildefonso á 5 de noviembre de 1723. — Yo el Rey.

Real Cédula del 20 de agosto de 1739

El Virreinato de Nueva Granada nuevamente fue erigido el 20 de agosto de 1739 por suplicación de algunas comunidades de las provincias que se encontraron en mayor decadencia. El rey Felipe V decidió recrear el Virreinato de Nueva Granada con los mismos territorios y derechos que tenía según la Real Cédula de 1717.4 La Cédula de Reerección definitiva del Virreinato de Nueva Granada dice:

El Rey. - Presidente y oidores de mi Real Audiencia de Santa Fé en el Nuevo Reino de Granada. - Habiendo tenido por conveniente el año mil setecientos diez y siete erigir Virreinato y Nuevo Reino con otras provincias agregadas, tuve por de mi servicio extinguirle en el de 1723 dejando las cosas en el estado en que estaban antes de esta creación. Y habiéndose experimentado después mayor decadencia en aquellos preciosos Dominiós y que va cada día en aumento como me lo han representado varias comunidades de su distrito, suplicándome vuelva a erigir el Virreinato para que con las más amplias facultades de este empleo logre el gobierno el mejor orden con que los desmayados ánimos de sus vasallos se exfuercen y apliquen al cultivo de sus preciosos minerales y abundantes frutos y se evite que lo que actualmente fructifican pase a manos de extranjeros como está sucediendo en grave perjuicio de la Corona. Lo que visto y entendido con otros informes que he tenido acerca del asunto: y lo que sobre todo me ha consultado mi Consejo de las Indias, lo he tenido por bien y he resuelto, erigir de nuevo el mencionado Virreinato de ese Nuevo Reino de Granada, siendo el Virrey que yo nombrare para él juntamente Presidente de esa mi Rl. Audiencia y Gobernador Y Capitán General de la jurisdicción de ese Nuevo Reino y Provs. que he resuelto agregar a ese Virreinato, que son las del Chocó, Popayan, Reino de Quito y Guayaquil, provincia de Antioquia, Cartagena, Santa Marta, Río del Hacha, Maracaibo, Caracas, Cumaná, Guayana, Islas de la Trinidad, Margarita y Río Orinoco, Provincias de Panamá, Portovelo, Veragua y el Darién con todas las ciudades, villas y lugares, y los puertos, bahías, surgideros, caletas, y demás pertenicientes a ellas en uno y otro mar y tierra firme con las mismas facultades, prerrogativas e igual conformidad que lo son y las ejercenen sus respectivos distritos los Virreyes de Perú y Nueva España: teniendo este la misma dotación para su sueldo y guardia que se consignó y tuvo don Jorge de Billalonga, en el tiempo que servió este Virreinato y su residencia en la propia ciudad de Santa Fé como la tuvo aquél. que subsistan las Audiencias de Quito Y Panamá como están; pero con las misma subordinación y dependencia del Virrey, que tenían las demás subordinadas en los Virreinatos del Perú y Nueva España en orden a sus respectivas Virreyes y que los recursos en lo contencioso de todo el referido territorio permanezcan como eran y vayan a sus respectivas Audiencias. Que haya de haber tres comandantes Generales para todos estos distritos, los cuales siendo súbditos del Virrey, como los demás, han de tener superioridad respecto de otros: y éstos han de ser el Gobernador, Presidente de Panamá, comandante del de Portovelo, Darién, Veragua y Guayaquil. Respecto de lo cual, y que he nombrado para que establesca y sirva el referido Virreinato al teniente General de mis ejércitos don Sebastián de Eslava, os ordeno y mando que por la presente observéis lo que por mi resuelto y obedezcáis al mencionado Virrey como súbditos en todo y por todo, sin embargo de cualesquiera Leyes, Ordenansas, Cédulas Reales, particulares comisiones, preheminencias ó cláusarlas de los títulos de vtros. empleos u otra cualquier cosa que haya en contrario: Pues en cuanto se oponga a este nuevo establecimiento las derogo y anulo, dejándoles en su fuerza y vigor para todo aquello que no fuere contrario a él: que tal es mi voluntad, y que me dies cuenta del recibo de esta orden en la primera ocasión que se ofresca. De San Ildefonso a 20 de agosto de 1739. - YO EL REY

Real Cédula de 1740

La corona española en 1740 fija de manera clara y precisa los linderos definitivos entre el Virreinatos de Nueva Granada y el Virreinato del Perú. La misma que dice así:

Partiendo desde Tumbez en la costa del Pacífico sigue la línea por las serranías y demás cordilleras de los Andes por la jurisdicción de Paita y Piura, hasta el Maranon a los 6º30'de latitud Sur y la tierra adentro, dejando al Perú la jurisdicción de Piura, Cajamarca, Moyobamba y Motilones y por la cordillera de Jeveros atravesando el río Ucayali, a los 6ºde latitud Sur hasta dar con el río Javari o Jauri en la confluencia del Carpi y las aguas de este al Solimaes o Amazonas y las de este aguas abajo hasta la boca más occidental del Caqueta o Yapura, en que comienzan los límites con el Brasil.

Esta Cédula cercenó una buena parte de los territorios de la región oriental, y ocupaba desde años atrás por las misiones religiosas jesuitas quiteñas que existían en los ríos del Alto Ucayali, Marañón y Amazonas. Esta cédula reforma los límites de la Real Audiencia de Quito incorporada entonces al Virreinato de Nueva Granada.

Real Cédula del 12 de febrero de 1742

En 1739, al informar sobre la reconstitución del Virreinato de Nueva Granada, el Rey se refiere a "Caracas, con el territorio de su Capitanía General". En el año 1742, la Provincia de Venezuela o Caracas, se independizó del Virreinato.

He resuelto relevar y eximir al Gobierno y Capitanía General de la provincia de Venezuela de toda dependencia de ese virreinato no obstante lo dispuesto y mandado por mí en la cédula de 20 de agosto del año de 1739, por la cual fuí servido de agregar la expresada provincia á ese nuevo virreinato.

Real Cédula del 20 de junio de 1751

Debido a problemas económicos en Tierra Firme la Corona ordenó la extinción definitiva de la Real Audiencia de Panamá, pasando su jurisdicción a la de Lima. Se creó en Panamá un gobierno militar dependiente del Virreinato de Nueva Granada, la Comandancia General de Tierra Firme, con la misma extensión que tenía la Audiencia de Panamá, es decir, las provincias de Panamá, Darién, Veraguas y Portobelo. El 19 de julio, otra Real Cédula ordenó pasar la jurisdicción del territorio a la Audiencia de Santafé.

Real Cédula del 5 de mayo de 1768

El rey ordenó que las misiones del bajo y alto Orinoco y del río Negro quedasen bajo subordinación personal del Gobernador y Comandante de Guayana, el cual dependía de la Capitanía General de Venezuela, excepto para ese encargo en que quedaba bajo dependencia del virrey.

Mi Virrey, Gobernador y Capitán General de el Nuevo Reino de Granada, y Presidente de mi Real Audiencia de la ciudad de Santa Fe. Don Joseph Iturriaga, Gefe de Escuadra de mi real armada, dispuso que la Comandancia General de las nuevas fundaciones del bajo y alto Orinoco y río Negro que exercia, quedase, como lo esta por su fallecimiento, a cargo del Gobernador y Comandante de Guayana. He conformadome con esta disposición, y hallando conveniente a mi real servicio que subsista invariable hasta nueva resolución mía, la expresada agregación al propio Gobernador y Comandante de Guayana, como más inmediato a los citados Parages, y que, por lo mismo hasta ahora ha estado encargado de la escolta de Misiones destinada a ellos; de suerte que quede reunido en aquel mando (siempre con subordinación a ese Capitán General) el todo de la referida Provincia, cuyos términos son: por el Septentrión el bajo Orinoco lindero meridional de las Provincias de Cumaná y Venezuela; Por el Occidente el alto Orinoco, el Casiquiari, y el río Negro: Por el Mediodía el río Amazonas: Y por el Oriente el Océano Atlántico; he venido en declararlo así, y expediros la presente mi Real Cédula, en virtud de la cual os mando comuniqueis las órdenes convenientes a su cumplimiento a los Tribunales, Gobernadores y oficinas a quienes corresponda su observancia y noticia, que así es mi voluntad, y que de esta mi Real Cédula se pase al mi Concejo de las Indias para los efectos a que pueda ser conducente en el copia rubricada del Infranscrito mi Secretario de Estado y del Despacho de Indias. — Dada en Aranjuez a cinco de mayo de mil setecientos sesenta y ocho. Yo el Rey.

Real Cédula del 28 de octubre de 1771

En 1771 el rey mandó reincorporar la Comandancia de Guayana al Virreinato de Nueva Granada:

(...) que no subsistiendo el motivo por el cual se puso el Gobierno y Comandancia de la Provincia de Guayana a las órdenes del Capitán General de Venezuela, quedase subordinada al Virrey de Santa Fe la dicha comandancia, unidas a ella como estaban por Cédula de 5 de mayo de 1768, las nuevas poblaciones del alto Orinoco y río Negro.

Real Cédula del 8 de septiembre de 1777

Treinta años después de la independencia de la Provincia de Venezuela se le anexan los territorios de las provincias de Maracaibo, Guayana y Cumaná hasta entonces dependientes del virreinato; la provincia de Trinidad, dependiente de la Real Audiencia de Santo Domingo y la provincia de Margarita, dependiente de la Corona Española, para formar la Capitanía General de Venezuela, con capital en la ciudad de Santiago de León de Caracas.

(...) he tenido á bien resolver la absoluta separación de las mencionadas provincias de Cumaná, Guayana y Maracaibo é islas de Trinidad y Margarita, del virreinato y Capitanía General del Nuevo Reino de Granada, y agregarlas en lo gubernativo y militar á la Capitanía General de Venezuela, del mismo modo que lo están por lo respectivo al manejo de mi real hacienda a la nueva Intendencia erigida en dicha Provincia y ciudad de Caracas, su capital. Así mismo he resuelto separar en lo jurídico de la Audiencia de Santa-Fé y agregar a la primitiva de Santo-Domíngo las dos expresadas provincias de Maracaybo y Guayana como lo está la de Cumaná y las islas de Margarita y Trinidad, para que hallandose estos territorios vajo una misma Audiencia, un Capitán General y un Intendente inmediatos, sean mejor regidas y governados, con mayor utilidad de mi Real servicio. (...)

Real Cédula del 15 de julio de 1802

Por esta cédula real retornaron al Virreinato del Perú los territorios con los que se constituía en él la Comandancia General de Maynas (actuales departamentos de Amazonas, San Martín y Loreto en el Perú).

He resuelto que tenga por segregado del Virreynato de Santa Fe y de la provincia de Quito y agregado a ese Virreynato el Gobierno y Comandancia General de Mainas con los pueblos del Gobierno de Quijos, excepto el de Papallacta por estar todos ellos a las orillas del río Napo o en sus inmediaciones, extendiéndose aquella Comandancia General no sólo por el río Marañon abajo, hasta las fronteras de las colonias portugueses, sino también por todos los demás ríos que entran al Marañon por sus margines septentrional y meridional como son Morona, Huallaga, Paztaza, Ucayali, Napo, Yavari, Putumayo, Yapurá y otros menos considerables, hasta el paraje en que estos mismos por sus altos y raudales dejan de ser navegables: debiendo quedar también a la misma Comandancia General los pueblos de Lamas y Moyobamba (...) Así mismo he resuelto poner todos esos pueblos y misiones reunidos a cargo del Colegio Apostólico de Santa Rosa de Ocopa de ese Arzobispado (...) Igualmente he resuelto erigir un Obispado en dichas misiones (...)

Real Cédula del 7 de julio de 1803

Debido a que el 28 de marzo de 1803 la Junta de Fortificaciones de América lo solicitó, el rey Carlos IV emitió la Real Orden del 7 de julio de 1803, por la cual en lo militar el Gobierno de Guayaquil volvió a depender del Virreinato del Perú, aunque la administración mercantil de la ciudad continuó bajo el Virreinato de Nueva Granada, dependiente de Cartagena de Indias.

(...) debe depender el gobierno de Guayaquil del virrey de Lima y no del de Santa Fe, pues éste no puede darle, como aquel en los casos necesarios, los precisos auxilios, siendo el de Lima por la facilidad y la brevedad con que puede ejecutarlo, quien le ha de enviar los correos de tropas, dinero, pertrechos, armas y demás efectos de que carece aquel territorio; y por consiguiente, se halla en el caso de vigilar mejor, y con más motivo que el de Santa Fe, (...)

Real Cédula del 20 de noviembre de 1803

Por esta cédula se dispuso que la costa de los Mosquitos y las islas de San Andrés pasen desde la Capitanía General de Guatemala al virreinato de Nueva Granada, siendo gobernadas por la Provincia de Cartagena.11

El Rey ha resuelto que las Yslas de San Andrés, y la parte de la costa de Mosquitos desde el cabo de Gracias a Dios inclusive acia el río Chagres, queden segregadas de la capitanía general de Goatemala, y dependientes del Virreinato de Santa Fe, y se ha servido S.M. conceder al governador de las expresadas Yslas Don Tomas O. Neille el sueldo de dos mil pesos fuertes anuales en lugar de los mil y doscientos que actualmente disfruta. Lo aviso a Vuestra Excelencia de Real Orden a fin de que por el ministerio de su cargo se expidan las que corresponden al cumplimiento de esta soberana resolución. Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años, Sn Lorenzo 20 de noviembre de 1803.

Real Cédula del 10 de febrero de 1806

El rey dispuso que la agregación del gobierno de Guayaquil al Vireinato del Perú era absoluta y no sólo en los asuntos militares:

En vista de lo que consultan Uds. en carta de 25 de marzo del año próximo anterior, sobre la provincia de Guayaquil, a consecuencia de la agregación al virreinato de Lima, debe depender de la parte mercantil de ese consulado o del de dicho Lima; se ha servido Su Majestad, declarar que la agregación es absoluta; y por consiguiente, que la parte mercantil debe depender del mencionado consulado de Lima y no de ése.

Real Cédula del 23 de junio de 1819

El 18 de febrero de 1808 el cabildo de Guayaquil solicitó al Rey de España que separara su provincia del Virreinato del Perú y la adhieriera al Virreinato de Nueva Granada. El 28 de octubre de 1815 fue reiterada la petición. Así el 23 de junio de 1819 el rey de España otorgó la petición de que Guayaquil fuera anexionada a la Presidencia de Quito en el Virreinato de Nueva Granada, pero la guerra de independencia, que se cristalizó con la Batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819, impidió el pase jurisdiccional.

(...) en cuya consecuencia he venido en declarar que estando ya restablecido el Virreynato de Santa Fé y en exercicio de sus funciones el Presidente y Audiencia de Quito á ésta toca atender en todas las causas así civiles y criminales del Gobierno de Guayaquil como en los asuntos de mi Real Hacienda, permaneciendo el mismo Gobierno sujeto en lo militar a ese Virreynato. Y para que esta mi Real determinación tenga su más puntual cumplimiento, he resuelto preveniros, como por la presente mi Real Cédula os prevengo, dispongais inmediatamente la reposicion de la ciudad de Guayaquil y su provincia al ser y estado en que se hallaba antes de acordar en el año de 1810 vuestro antecesor el Marqués de la Concordia su agregación a ese Virreynato.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 08 May 2016 21:08

D. Antonio Ignacio DE LA PEDROSA y GUERRERO Virrey provisional de la Nueva Granada


Antonio Ignacio de la Pedrosa y Guerrero (n. alrededor de 1660) fue un abogado español que ejerció en España y en Santa Fe de Bogotá (actual Colombia), miembro del Consejo de Indias, y primer virrey de Nueva Granada (provisional), desde el 13 de junio de 1718 al 25 de noviembre de 1719.

Pedrosa y Guerrero sirvió en varios puestos importantes en España. En 1684 se convirtió en abogado y protector de los indios en la Real Audiencia de Bogotá. Posteriormente fue nombrado miembro del Consejo de Indias en España. Estando en servicio activo como consejero, el rey Felipe V lo puso a cargo del recientemente creado Virreinato del Nuevo Reino de Granada, en 1717. Hasta ese año, Nueva Granada había sido gobernada desde Lima, como parte del Virreinato del Perú. La nueva colonia incluía las provincias de Santafé, Cartagena, Santa Marta, Maracaibo, Caracas, Antioquía, Guayana y Popayán, así como las audiencias de Quito y Panamá. Se corresponde aproximadamente con las actuales Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador.

Pedrosa llegó a Bogotá el 7 de junio de 1717. Recibió el gobierno de las manos del arzobispo Rincón, que había servido como gobernador interino, el día trece. Se le encargó el establecimiento de instituciones para la nueva colonia. Se le instruyó también para iniciar reformas con el fin de mejorar y fortalecer el dominio español. En particular, debería hacer frente a la elevada corrupción política y a la gran cantidad de contrabando que tenía lugar. Para lograr esto, se le concedió la autoridad de virrey, pero no el título. Los títulos que recibió fueron los de gobernador y capitán general de la colonia y presidente de la Audiencia de Bogotá.

Pedrosa desenmascaró una conspiración en la que participaban el Gobernador Gerónimo de Badillo y otros altos funcionarios, que intentaban infravalorar la carga de las naves que llegaban a efectos fiscales y cobrar sobornos de los comerciantes por ello. También infravaloraban la mercancía de contrabando apresada. Esto se hacía con tan poco disimulo, que le fue muy fácil descubrirlo. Reaccionó rápidamente, despidiendo a varios funcionarios de la tesorería y multando a los demás involucrados en la conspiración. Sin embargo, la corrupción estaba tan profundamente arraigada, que esta acción tuvo pocos efectos prácticos. Además, Pedrosa recibió poco apoyo de España. Muchas de las penas que impuso fueron revocadas en apelación, y muchos funcionarios contra los que tomó medidas fueron readmitidos e incluso promocionados.

Además de luchar contra el fraude, aumentó los ingresos de la colonia, nombró superintendentes en las provincias, ordenó la supresión de encomiendas vacantes y trabajó en las fortificaciones de Cartagena.

Tras servir hasta finales de 1719, cuando el primer virrey oficial, Jorge de Villalonga, tomó posesión de su cargo, Pedrosa regresó a España en 1720. Villalonga no hizo nada para combatir el contrabando y la corrupción. Es más, se unió al resto de funcionarios corruptos para beneficiarse con ellos.

El Virreinato de Nueva Granada sólo duró hasta 1723, cuando el territorio fue devuelto a la jurisdicción de Lima. Se separaron nuevamente en 1740, y esta vez permanentemente.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 08 May 2016 21:14

Excmo. SR. D. Jorge DE VILLALONGA Teniente General 1º Virrrey de la Nueva Granada

Jorge de Villalonga (La Cueva, Castañeda, Cantabria, 1665 –,1735) fue teniente general del Ejército Real y el primero en ocupar el cargo de virrey en el recién creado virreinato del Nuevo Reino de Granada, sucediendo a Antonio Ignacio de la Pedrosa y Guerrero, del 27 de noviembre de 1719 al 17 de mayo de 1724. En su mandato se caracterizó por su preocupación por los indígenas y por la activación de la construcción de las murallas de Cartagena de Indias.

Conde de La Cueva y caballero de la Orden de San Juan, fue teniente general de los Reales Ejércitos, consejero en el Real y Supremo Consejo de Guerra, procurador real del Reino de Mallorca, general de las armas del puerto y presidio del Callao en el Perú, de donde pasó a virrey gobernador y capitán general del Nuevo Reino de Granada y presidente de la Real Audiencia.

El 15 de diciembre de 1718 mientras se desempeñaba como jefe del ejército en el Perú, recibió la noticia de que había sido nombrado primer virrey del recientemente creado Virreinato de Nueva Granada. La nueva colonia incluía las actuales Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador. Hasta el 27 de mayo de 1717, este territorio había formado parte del Virreinato del Perú.

Villalonga hizo un largo viaje por tierra para asumir su nuevo cargo, parando en el camino en Quito y Popayán. El 17 de diciembre de 1718, causó una gran impresión en los habitantes de Santa Fe de Bogotá por la gran pompa de su entrada formal en la capital. Su estilo de vida desde entonces seguiría contrastando profundamente con la pobreza de la mayoría de los habitantes de la ciudad.

El virrey tenía órdenes específicas para acabar con el desorden y la corrupción rampantes entre los funcionarios reales de la colonia. En 1722, formuló cargos contra el contable Domingo de Mena. Sin embargo, su administración fue conocido por su arbitrariedad y corrupción. Las instrucciones de Villalonga también especificaban que debía prevenir el desarrollo de la industrias del vino y textil en la colonia, con el fin de proteger a la industria española de la competencia. En noviembre de 1720, fuerzas españolas atacaron el asentamiento neerlandés de Tucacas, en la costa de la actual Venezuela, que era un foco de de contrabando. Fue en gran parte destruido por los españoles, incluida una sinagoga que allí había.

En 1721, siguiendo órdenes del gabinete en Madrid, Villalonga expulsó a todos los extranjeros, tanto residentes como visitantes temporales, sin excluir a los hombres casados con mujeres oriundas en la colonia. Tomó el control directo de la tesorería, mejoró el registro civil y ayudó a la fundación del colegio de jesuitas en la ciudad de Santa Fe de Antioquia.

Villalonga envió reiteradas recomendaciones a la Corona para suprimir el virreinato y restablecer la antigua dependencia de Perú, en aras de la economía. Sostenía que la colonia era demasiado pobre para mantener un gobierno virreinal, habiendo pocos españoles y muchos indios en el territorio. En septiembre de 1723, tras tres años de administración de Villalonga, el Rey Felipe V ordenó finalmente suprimirlo. La reunificación se hizo efectiva el 11 de mayo de 1724; Villalonga dejó Bogotá el 31 de mayo de ese mismo año. Las dos colonias se mantuvieron unidas hasta 1740, cuando se volvió a crear el Virreinato de Nueva Granada, esta vez permanentemente.

Villalonga realizó amplios informes sobre el estado del reino, se preocupó por el trato y la justicia administrada a los indígenas, reglamentó lo relativo al registro levantado por parroquias y cabildos. Estableció el primer correo entre Santa Fe y Quito, el cual tenía frecuencia mensual y activó la construcción de las murallas para la defensa de Cartagena de Indias.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 08 May 2016 21:14

Excmo. Sr. D. Sebastián DE ESLAVA y LAZAGA Teniente General del Real Ejercito Español, 2º Virrey de Nueva Granada[/b

Sebastián de Eslava y Lazaga (Enériz, Navarra, 1684 – Madrid, 21 de junio de 1759) fue Teniente General español, que ocupó el puesto de Ministro de la Guerra en tiempos de Fernando VI. Señor de Eguillor (Navarra), Caballero de la Orden de Santiago y Comendador de la Orden de Calatrava y Gentilhombre de Cámara de S.M., Desde el 24 de abril de 1740 al 6 de noviembre de 1749 fue el virrey del restablecido Virreinato de Nueva Granada. Él estaba gobernando en esta parte del Imperio al tiempo de la derrota británica del Almirante Edward Vernon en Cartagena de Indias durante la Guerra del Asiento. Tras su muerte se le concedió el título de marqués de la Real Defensa.

Nació en 1685 en la localidad navarra de Enériz. Fue bautizado el 19 de enero de ese año en la parroquia -Santa María Magdalena- de la misma población, situada a 22 kilómetros de Pamplona.

Su vocación militar y sus dotes de mando acaso le llegasen por genética, pues su padre, Gaspar de Eslava y Berrio, natural de Pamplona, llegó a sargento mayor y ocupó cargos de responsabilidad como gobernador de Amalfi y de Casale en los reinos de Nápoles y Sicilia. Don Gaspar contrajo matrimonio con una noble italiana, Julia Albertino, la cual murió sin tener hijos.

Don Gaspar, entonces, decidido a retirarse de la vida militar, contrajo segundas nupcias con Rafaela de Lasaga Eguiarreta y Paradis, también natural de Pamplona el 25 de abril de 1677. Doña Rafaela era propietaria de un mayorazgo fundado gracias a las ganancias conseguidas en las Indias y en Madrid por su hermano José Ambrosio.

Afincados en Enériz, de este matrimonio entre don Gaspar y doña Rafaela nacieron cinco hijos: Agustín (el primogénito) fue fraile dominico en Pamplona y Medina de Rioseco; José Fermín (el segundo) fue jesuita; el tercero fue el propio Sebastián; Francisco Martín (cuarto) heredó el mayorazgo; Rafael (el quinto) fue presidente, gobernador y capitán general de Nueva Granada (entre 1733 y 1737).

[b]Vocación militar


La vocación militar de Sebastián se demostró temprana, pues en 1702, con tan solo 17 años, ya era alférez del Tercio de Navarra. En ese puesto, participó como abanderado del primer batallón del regimiento de guardias españolas durante la Guerra de Sucesión española (1701-1713), en favor de la causa de Felipe V y contra la defendida por el archiduque Carlos de Austria.

Participación en la guerra de sucesión Española

Poco a poco fue adquiriendo experiencia en el campo de batalla pues durante la Guerra de Sucesión participó en diversos lances, como Salvatierra, Segura, Bosmarinhos, Casteldavide, Montalbán o Marsan. También se vio involucrado en la infructuosa lucha por la recuperación de Gibraltar, a las órdenes del marqués de Aytona, entre octubre de 1704 y abril de 1705.

Su movilidad a lo largo de la Guerra de Sucesión fue impresionante, pues al año siguiente, 1706, se le pudo ver en el sitio de Barcelona, pero también participó a posteriori en las campañas de Extremadura y Portugal y en la batalla de Almansa. Los dos hermanos Eslava militares (Rafael y Sebastián) coincidieron en las batallas de Almenara (27 de julio de 1709) y de Zaragoza (20 de agosto de 1710); y en las victorias de Brihuega y Villaviciosa (7 al 10 de diciembre de 1710).

Sebastián volvió a Barcelona en 1714, ya como primer ayudante de guardias, para participar en el sitio de Barcelona, y vivió el 11 de septiembre de 1714, que culminó con la derrota de los partidarios del archiduque Carlos.

Conquista de Sicilia como Capitán

Su carrera militar prosigue, pues el 18 de septiembre de 1715 es ascendido a capitán. En tal grado del escalafón castrense participa en la conquista de Sicilia, organizada por el cardenal italiano Julio Alberoni (consejero de Felipe V), en el verano de 1718. Al mando del regimiento Asturias se encontraba Sebastián de Eslava, al que se le encarga la rendición de Mesina, cosa que consigue el 30 de septiembre de 1718. Por su distinguido comportamiento fue agraciado con la encomienda de Fuente el Emperador, de la Orden de Calatrava, previa dispensa de Su Santidad, pues era Caballero de la de Santiago desde 1716.

Liberación de Cueta y conquista de Orán

El ministro universal de Felipe V, José Patiño, concentra en Cádiz las tropas reembarcadas de Sicilia y Cerdeña para liberar Ceuta, cercada por los marroquíes. En la victoria sobre los marroquíes participó el ya coronel Sebastián de Eslava. Y años después, en 1732, es ascendido a brigadier en la reconquista de Orán.

Eslava alcanza en 1739 el grado de mariscal de campo y teniente general.


Restablecimiento del Virreinato de Nueva Granada

En 1740 se restableció el Virreinato del Nuevo Reino de Granada. Esta parte de Sudamérica, que incluía lo que son actualmente las naciones de Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador, había sido parte originalmente del Virreinato del Perú. En 1718 se había establecido el Virreinato de Nueva Granada a partir de esta parte del Perú, pero, este virreinato duró únicamente de 1718 a 1724 y esta fecha fue reincorporado al Perú.

En Madrid se sabía de los problemas de gobernar estos vastos territorios desde Lima, por lo que en 1740 se restableció Nueva Granada como virreinato, por las mismas razones que se definieron para el anterior intento — largas distancias, crecimiento poblacional, recaudación de impuestos, defensa, y control administrativo. Pero la razón más importante era desarrollar la economía y la población de las partes más alejadas de la capital del virreinato, descentralizando el gobierno. En agosto de 1739 Sebastián de Eslava fue nombrado primer virrey de esta segunda entidad, con instrucciones expresas de la Corona de defender la colonia contra los ataques ingleses.

Por Real Cédula de 20 de agosto de 1739, el Rey Felipe V restaura el Virreinato de Nueva Granada, que deja a cargo del “teniente general don Sebastián de Eslava, caballero de la Orden de Santiago, y teniente de ayo del infante don Felipe, mi muy caro y amado hijo”, con los cargos de virrey, gobernador y capitán general y el de presidente de su Real Audiencia de Santa Fe. Eslava partió de Cádiz hacia América en los primeras fechas de 1740 y llegó a Cartagena de Indias el 21 de abril de ese mismo año. Permanecerá como virrey de Nueva Granada hasta 1749; y no se moverá de la bella ciudad caribeña como en la que establece su residencia oficial.

Durante el tiempo de su mando, reforzó las defensa militares de Cartagena de Indias; organizó las milicias, realizó infinidad de mejoras y obras públicas en su capital y otros pueblos, y en esos diez nueve años de mando su administración duplicó la riqueza pública al mismo tiempo que se dedicaba a perseguir el contrabando. Para ello, aumentó el número de jueces, obligó a los exportadores a depositar en la aduana los fardos hasta su embarque -hasta entonces, una vez pesados, los guardaban en sus casas donde hacían los trueques-, aumentó la vigilancia por medio de soldados en los caminos para dificultar el comercio ilegal y ordenó el registro de todo tipo de baúles, petacas, y embarcaciones.

Otra de las ocupaciones durante su mandato fue la promoción y el desarrollo de los indios, siguiendo las órdenes del Rey Felipe V. Eslava puso especial cuidado en reunir en poblados a los indios dispersos y primitivos con el fin de inculcarles la cultura y la religión cristiana.

Comienzo de su mandato como virrey

Eslava estudió en la Real Academia Militar de Barcelona, y llegó a ser teniente general del Ejército español y comendador de la Orden de Calatrava. En abril de 1740 llegó a Cartagena de Indias, permaneciendo en dicha ciudad durante todo su mandato, sin viajar al interior.

Eslava reparó el Castillo de Bocachica y varios fuertes que protegían el puerto. En el Castillo de San Lázaro puso en marcha una fábrica de munición y carruajes así como las ramblas. Dio pasos importantes para poder suministrar armas, munición y entrenamiento militar a las fuerzas españolas. En los demás sitios de la colonia, se realizaron trabajos de fortificación como en Santa Marta, Puerto Cabello y Guaira. Se encargó de fortalecer los fuertes de Araya y el Castillo de San Antonio en la provincia de Cumaná. Así mismo, aprobó la fortificación en el islote de Caño de Limones y equipó el presidio de Guayana.

La Guerra del Asiento

Todas estas medidas fueron fundamentales ya que finalmente Gran Bretaña, luchando por el control comercial en América, declaró la guerra a España en 1739. Las defensas costeras se descubrieron esenciales.

El 21 de noviembre de 1739 el Almirante inglés Edward Vernon capturó Portobelo, en el lado Atlántico del Istmo de Panamá, el cual formaba parte del nuevo virreinato de la Nueva Granada.

La acción más importante del virrey, junto al marino Blas de Lezo, al Coronel Carlos Desnaux y a los Cartageneros, fue la defensa de la ciudad de Cartagena de Indias, sitiada y asediada por los ingleses entre el 13 de marzo y el 20 de mayo de 1741, con una desproporción de barcos y hombres abismal: 23.000 atacantes ingleses frente a unos 3.000 defensores españoles (186 barcos frente a seis 6).

Para ello, Eslava estableció un plan de defensa consistente en asegurar los aprovisionamientos de la ciudad preparándola para soportar un largo asedio; así como basarse en la movilidad de sus escasas fuerzas, que fue utilizando conforme las circunstancias de la batalla lo requerían, además de su mejor conocimiento del terreno y la adaptación al medio. Sabía que si se alargaba la oposición, la insalubridad ambiental causaría estragos en las tropas británicas, como así fue. Para ello, tuvo especial importancia la resistencia, prolongada todo lo posible, en el Castillo de San Luis de Bocachica, para retrasar la entrada de los atacantes en la bahía exterior de la plaza.

El 20 de abril fue el día clave en la batalla. A los ingleses, acuciados ya por las enfermedades y la falta de alimentación -debida a la estrategia de acoso del virrey para impedirles recolectar víveres y agua y a la táctica de resistir lo más posible para que pasase el tiempo-, les urgía conquistar el Castillo de San Felipe de Barajas, lugar de especial importancia estratégica, y desde el que bombardear la ciudad en orden a preparar el asalto final. De madrugada, en torno a 4.000 atacantes ingleses se lanzan a por la plaza, defendida por unos 500 hombres. Fue un desastre para los ingleses, que fueron rechazados por los defensores. El enfrentamiento en el Castillo de San Felipe decidió el desenlace de la batalla de Cartagena de Indias. Y aunque los ingleses prosiguieron durante un mes los bombardeos y escarceos contra posiciones españolas -como el Fuerte de Manzanillo, donde también fueron rechazados-, se trataba del orgullo y empecinamiento de Vernon. A mediados de mayo, los ingleses completan su retirada.

La victoria de la batalla de Cartagena fue considerada en su época en España como una réplica a la derrota de la Gran Armada de siglos atrás, con Felipe II. Y el historiador inglés Arnold Toynbee pronunció esta frase durante una visita a Cartagena de Indias: “Si Vernon hubiese tomado Cartagena, hoy aquí se hablaría inglés”.

Tras la batalla de Cartagena de Indias de 1741, el Rey de España Felipe V premia a Sebastián de Eslava con su ascenso a capitán general de los Reales Ejércitos por Real Cédula en octubre del mismo año 1741.

Después del Sitio de Cartagena

Durante su administración, el virrey Eslava fundó hospitales y villas, construyó carreteras, promovió la pacificación de los indios Motilones, y aportó armas, dinero y provisiones para defender algunas ciudades como Pamplona y San Faustino, también mantuvo la navegación en el río Zulia. Construyó 20 iglesias, reparó y agrandó otras, protegió la instalación de misiones y organizó las de la Provincia de Darién, en Panamá. Así mismo, mejoró las finanzas del territorio y la administración de justicia.

Director General de Artillería e infantería Española

En 1749, por reales cédulas de 30 de marzo y 22 de abril se aprueba su petición de relevo y se le nombra capitán general de las costas del mar océano en Andalucía. El 23 de febrero de 1750 embarca hacia España en el navío 'América'. Una vez que regresó a España, el Rey Fernando VI le concedió la llave de Gentilhombre de Cámara y director general de Artillería española. Al morir el Conde de Siruela, el 28 de julio de 1750 el Rey Fernando VI le responsabiliza de la Dirección general de Infantería.

El 26 de agosto de 1754 fue nombrado ministro de la Guerra (secretario de Estado y de Despacho Universal de la Guerra), cargo que desempeñó hasta su muerte. Los autores destacan el grato recuerdo que dejó con su trabajo al frente de este Ministerio, renovando y modernizando su funcionamiento, reestructurando las escalas y poniendo en valor los verdaderos méritos castrenses.

Don Sebastián de Eslava falleció en Madrid el 21 de junio de 1759. Ese mismo año llega al trono de España Carlos III. El 18 de marzo de 1760, el nuevo monarca le concedió a título póstumo el título de Marqués de la Real Defensa, que recayó en su sobrino Gaspar de Eslava y Monzón (ya que murió sin descendencia), en reconocimiento a su labor en la defensa de Cartagena de Indias. Y, por idéntica razón, el 26 de agosto de 1760 la Corona otorgó el título de Marqués de Ovieco al hijo de Blas de Lezo, Blas de Lezo y Castro, en honor a su padre (ya fallecido). De esta forma, el Rey premió a ambos protagonistas de manera similar por lo que, como dice Eulogio Zudaire, “pareció querer igualar en los honores a los dos héroes más destacados en la defensa de Cartagena”.

Sobre la batalla de Cartagena de Indias

Eslava no pensaba que los ingleses atacaran Cartagena, sino más bien La Habana, Veracruz o Panamá, pero cumplió bien su obligación de mejorar sus defensas con estacadas en los baluartes, algunas cortinas nuevas, la reconstrucción del fuerte de San Sebastián y el reforzamiento de los fuertes y la muralla (véase Arquitectura militar). Dado el elevado costo de todo esto tuvo que pedir un préstamo extraordinario a los neogranadinos, que despertó mucho descontento, sobre todo en Vélez, donde los vecinos protagonizaron un levantamiento en 1740, precedente del de los comuneros.

En total Cartagena contaba con unos 1.100 hombres distribuidos en los batallones de Aragón, España y Cartagena (este último integrado por americanos, 300 milicianos, dos compañías de pardos y 600 indios). El general Blas de Lezo mandaba además la Marina, formada por seis navíos con otros mil hombres entre soldados y marinos. El total de defensores era del orden de los 3.200, de los cuales menos de la mitad era tropa veterana. La población de Cartagena se aproximaba por entonces a los 20.000 habitantes

Inglaterra completó igualmente su plan de ataque y reforzó la flota de Vernon con la del contralmirante Chaloner Ogle, alistando 37 navíos de 60 a 94 cañones (ocho de tres puentes), 12 entre fragatas (dos de ellas con morteros de granadas reales) y paquebotes, dos bombardas, seis brulotes y 130 transportes, a bordo de los cuales embarcaron 15.000 marinos y 12.000 soldados. A éstos se añadieron cuatro batallones de coloniales norteamericanos y algunas compañías de negros jamaicanos. Entre estos coloniales y a su mando figuraba el hermano del que sería el primer presidente de los EEUU

Era la mayor fuerza de ataque naval que se había organizado hasta entonces. La flota zarpó de Port Royal en enero de 1741 y se detuvo frente a la isla Española para tener confirmación de la noticia de que la flota francesa había regresado ya a Europa. Luego puso rumbo a Cartagena, a donde llegó el 15 de marzo de 1741. Dos días después se inició el ataque a Bocachica. Se bombardeó y luego se realizaron varios intentos de desembarco en diversos puntos. El 20 de marzo se generalizaron los ataques y desembarcos. En abril los ingleses lograron apoderarse de la bahía, pero la plaza seguía resistiendo. Vernon despachó el Spence a Inglaterra con la noticia de la victoria y en Londres se acuñaron las medallas conmemorativas, donde aparecía el Almirante Blas de Lezo de rodillas ante Vernon, entregándole su espada; estas medallas, que enseguida resultaron ridículas, se encuentran en el museo cartagenero.

Sin embargo, la defensa española y los ataques ingleses continuaron. El 20 de abril se asaltó sin fortuna el castillo de San Felipe y poco después los británicos comprendieron su fracaso e iniciaron la retirada, que se prolongó hasta el 20 de mayo cuando zarparon los últimos navíos. Eslava anunció entonces la victoria y recibió las felicitaciones, mientras Blas de Lezo quedaba injustamente en el anonimato. El virrey no se atrevió no obstante a abandonar la plaza, en lo que actuó prudentemente. Vernon realizó otro nuevo intento de apoderarse de Cartagena el 5 de abril de 1742, igualmente frustrado, y pasó luego a Portobelo, donde pudo entrar con facilidad, ya que había quedado arruinado después de la invasión de 1739. Pese a esto el inglés no se atrevió a ir a Panamá, como pretendía, y volvió a su país.

Algunos autores (Especialmente de origen Cartagenero), disienten en cuanto a la capacidad y dotes de mando de Eslava en la batalla de Cartagena, entienden que la resistencia y victoria sobre el inglés, fue debida al coraje y tesón de D. Blas de LEZO, a quien apodaban medio hombre, ya que era cojo, tuerto y manco, pero dotado de un coraje y voluntad de resistir y vencer sin igual, quien contagió estas virtudes a los Cartageneros y siendo en realidad él quien los condujo a la victoria sobre el inglés.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 11 May 2016 21:03

Excmo. Sr. D. Jose ALFONSO PIZARRO Almirante de la Armada Española 3º Virrey de la Nueva Granada

Marino y administrador español, marqués de Villar, virrey de Nueva Granada desde 1749 a 1753, del que se desconoce la fecha y lugar de nacimiento. Murió en 1753.

De joven entró al servicio naval de los Caballeros de Malta. Era un caballero de la Orden de San Juan y gentil hombre de cámara del rey. Más tarde sirvió en la armada española, llegando al rango de almirante.

Cuando el gobierno español oído hablar de la expedición del almirante británico George Anson en el Pacífico, una flota de dos barcos de línea y cuatro fragatas que se despachó con un regimiento de infantería para Chile. La flota, al mando de Pizarro, a la izquierda en octubre de 1740, y llegó el 5 de enero 1741 en el Río de la Plata. Al enterarse de que Anson fue colocarlo de nuevo en Santa Catalina para entrar en el Pacífico por el Estrecho de Le Maire (en el extremo sureste de Tierra del Fuego), Pizarro partió de inmediato para interceptarlo. Sin embargo, perdió un buque y una fragata en una tormenta y se vio obligado a volver para las reparaciones. En el segundo intento, con dos vasos, fue desarbolado de nuevo y regresó a Montevideo. Desde allí, envió la fragata Esperanza hacia el Pacífico, y cruzó los Andes en Perú, donde durante algún tiempo ejerció las funciones de comandante naval en jefe.

Después de la paz con Inglaterra, Pizarro dejó la fragata en la estación del Pacífico y regresó por tierra a Montevideo, donde encontró a su buque insignia, el Asia, vuelve a poner. Navegó en la región de Asia a Europa en noviembre de 1745. Parte de la tripulación se componía de indios de las pampas, que una noche se levantó contra los españoles, matando al guardia en cubierta. Habían ganado la posesión del buque cuando Pizarro consiguió matar a su líder, y en la confusión llevó a los amotinados en el mar.

A su llegada a Cádiz en enero de 1746, Pizarro fue ascendido a vicealmirante. En 1749, fue nombrado virrey y capitán general de la Nueva Granada. Llegó a Cartagena de Indias junto a sus tres secretarios Antonio Pereira, José Gazan, Antonio Asin. Llegando en la fragata Uaricochea a principios de noviembre de 1749

En 1740 fue nombrado jefe de la Armada del Pacífico. Como sucesor benemérito del virrey Sebastián de Eslava, fue designado virrey por el monarca español Fernando VI a través del marqués de la Ensenada, quien le transmitió en 1749 las reales instrucciones y el nombramiento para trasladarse al Nuevo Reino de Granada (hoy Colombia). Le acompañaron varios misioneros con la intención de evangelizar a los indios guajiros de la provincia de Santa Marta.

La expedición fue dispuesta; la fragata del virrey, llamada Guaricochea, fue acompañada por la Margarita, en la que embarcaron los misioneros citados e Ignacio de Sala, ingeniero español que había recibido el encargo de reparar los daños de las murallas de Cartagena de Indias.

Una vez instalado en Santafé de Bogotá, Pizarro envió una representación a la corte de Madrid con informes detallados del estado de las misiones en su territorio. Hacia 1751, debido a claras desavenencias territoriales entre los gobernantes de Panamá y Veraguas, Pizarro tomó también bajo su jurisdicción ambas capitanías generales, con lo que el virreinato de Nueva Granada aumentó considerablemente sus delimitaciones.

Pizarro fue un virrey muy activo que puso especial interés en comprobar el estado de las reducciones que se encontraban bajo su gobierno; así, trabajó activamente en la reducción de los indios chimilaes y fundó varios pueblos a orillas del Magdalena y en Sierra Nevada, donde envió a todos los presidiarios y galeotes del virreinato. La presencia en Nueva Granada de miles de desterrados fue un auténtico problema para el virreinato, y Pizarro vio en la fundación de estos pueblos la única solución satisfactoria para ambas partes, ya que los desterrados recibían trabajo y alimentos con los que poder formar familias y vivir de la tierra y el virrey veía como se colonizaban unas tierras que se hallaban despobladas. Otro fruto de su gestión fue fundar la Academia de Teología y Filosofía de Panamá (de la cual se hicieron cargo los jesuitas), así como las mejoras materiales de los estancos de aguardiente.

Su gobierno puede ser considerado como activo y satisfactorio, al menos en el ámbito religioso (gracias a sus excelentes relaciones con el arzobispo de Santafé, Felipe de Azua) y en el interés general del territorio a su cargo, sobre todo en el fomento de las obras públicas. Fue también el responsable de la construcción de una red de fortificaciones costeras como defensa contra los ataques británicos.

Dejó el virreinato en 1753 a manos de su sucesor, José de Solís Folch y Cardona.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 11 May 2016 21:10

Excmo. Sr. D. Jose Manuel DE SOLIS FOLCH CARDONA Capitán General de los Reales Ejercitos y 4º Virrey de Nueva Granada


José Manuel Solís Folch de Cardona (Madrid, 4 de febrero de 1716 – Santafé de Bogotá, 27 de abril de 1770) fue el 3º virrey de Nueva Granada, en su segunda etapa, entre el 24 de noviembre de 1753 y el 25 de febrero de 1761. Se destaca entre todos los virreyes de Nueva Granada porque fue el más joven de todos en ejercer (a los 37 años), por haber enfrentado un juicio de residencia del que salió exonerado de los cargos imputados y por convertirse en fraile franciscano inmediatamente terminó su mandato.

José Manuel Solís Folch de Cardona nació en Madrid en el seno de una aristocrática familia de gran influencia en el reino, siendo el menor de los tres hijos de José de Solís y Gante, conde de Saldueña, III duque de Montellano, Grande de España, y de Josefa Folch de Cardona, marquesa de Castelnovo, marquesa de Pons, baronesa de Masalavés. Su hermano Francisco fue arzobispo de Sevilla, llegando a ser nombrado cardenal por el Papa Benedicto XIV en 1756, y su hermano mayor, Alfonso, fue virrey de Navarra.

Desde temprana edad, como era costumbre entre miembros de la aristocracia, ingresó en la carrera militar en la cual, en razón de su condición de noble, ascendió rápidamente de tal manera que a los 15 años ya tenía grado de capitán, cinco años después era coronel y a los 31 años tenía el grado de brigadier, formando parte del muy exclusivo regimiento de tropas de la Casa Real, la llamada Guardia de Corps. En 1753, cuando Fernando VI lo nombra virrey, gobernador, capitán general de las provincias del Nuevo Reino de Granada y presidente de la Audiencia de la ciudad de Santafé de Bogotá, también es ascendido a Mariscal de Campo de los ejércitos reales. Dada la juventud del personaje cuando es nombrado en tan altas dignidades y cargos, los historiadores especulan sobre si el nombramiento de Solís fue precipitado para alejarlo de la corte, pero no hay indicios y certeza al respecto o sobre las probables causas.

Solís también fue comendador de Ademuz y Castellfavi en la Orden de Montesa, según se desprende de la inscripción en su retrato que se conserva en el Museo de Arte Colonial de Bogotá.

Los biógrafos de Solís coinciden en ponderar sus dotes de mandatario y el carácter progresista de su gobierno, realizando numerosas obras en pro del progreso del virreinato y en beneficio de la comunidad, tales como la apertura de caminos, construcción de puentes, el incremento de las misiones, el acueducto para la capital, el fortalecimiento de la Casa de Moneda, la organización de las Cajas de la Real Hacienda, el inicio de la estadística del virreinato, el restablecimiento de la cátedra de medicina en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, el establecimiento de la comisión que debía fijar los límites entre la colonia portuguesa y el Nuevo Reino de Granada y otras numerosas obras públicas.

El virrey Solís es famoso también por las conjeturas y leyendas que circulaban referentes a su vida privada que se juzgaba licenciosa involucrándolo con una dama apodada "la Marichuela", lo cual ha sido refutado por los historiadores.

El Virrey Solís debió enfrentar durante su mandato conflictos políticos con miembros de la Real Audiencia, que incluso lo llevaron a ser acusado y juzgado por defraudación o disipación del erario real en lo que se denomina juicio de residencia, siendo exonerado en segunda instancia en el Consejo de Indias, cuando ya había tomado los hábitos de la Tercera orden de San Francisco luego de terminar su mandato.

Con el nombre de fray José de Jesús María, la mayor parte de su vida monástica la pasó en el Convento de San Francisco en Santafé de Bogotá, del que fue su guardián desde el 21 de enero de 1770 y en donde murió el 27 de abril del mismo año, a causa de un fuerte resfriado que contrajo en los días de la Semana Santa. Tenía 54 años, dos meses y tres días de edad. Su cráneo se conserva en la sacristía del templo de San Francisco de Bogotá, sobre el cual está escrita con tinta la siguiente estrofa:

Entre las pompas viví,
del mundo que al fin dejé,
sólo el sayal que vestí
me queda, y las galas que
a Cristo, en sus pobres dí.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 12 May 2016 16:55

Excmo. Sr. D. Pedro MESSIA DE LA CERDA Teniente General de la Real Armada 5º Virrey de La Nueva Granada


Pedro Messía de la Cerda (Córdoba, 16 de febrero de 1700 - Madrid, 15 de abril de 1783) fue un noble, marino y militar español, 5º Marqués de la Vega de Armijo, teniente general de la Real Armada y 5º virrey de Nueva Granada.

Después de correr caravanas, profesó como caballero de la Orden de Malta. Deseando servir en la recién reformada Real Armada, sentó plaza de guardiamarina en Cádiz el 10 de junio de 1717. Recibió su bautismo de fuego en la expedición a Cerdeña con la escuadra del Marqués de Mari. También tomó parte en la conquista de Sicilia con la escuadra de Antonio Gaztañeta y en la acción que la siguió en cabo Passaro contra la escuadra del almirante George Byng. Fue hecho prisionero y canjeado.

Al regreso a Cádiz en la división de Guevara, combatió en el apresamiento de una fragata de guerra británica. En 1719, en el Cantábrico y embarcado en la división de Rodrigo de Torres, luchó con una fragata y una balandra británica, apresándolas. Sobre el cabo de San Vicente combatió durante cinco horas contra tres navíos británicos de superior porte, que abandonaron el combate.

Hizo viajes con caudales desde América, con la flota mandada por Guevara y después el corso en el mar Mediterráneo contra buques berberiscos. Ascendió a alférez de fragata el 26 de noviembre de 1726, y con este grado embarcó en la escuadra de Rodrigo de Torres, que operó por el canal de la Mancha apresando cinco mercantes británicos. En la escuadra del general Francisco Javier Cornejo, ya de teniente de fragata, concurrió a la expedición contra Orán con las tropas del Duque de Montemar en junio de 1732.

Al año siguiente formó parte de una expedición a Italia en la escuadra del Conde de Clavijo. Desembarcó con tropas de marina y tomó parte en diferentes hechos de armas. En 1735, ascendió a capitán de fragata, navegó por aguas de América, en la protección de la recalada en San Vicente e islas Azores. Diez años más tarde y con el grado de capitán de navío tomó el mando del navío Glorioso con el que llevó adelante la famosa Carrera del Glorioso. A la altura de las Azores rechazó el ataque del buque británico Warwick de 60 cañones y la fragata Lark, a los que desmanteló (25 de julio de 1747). A la altura de Finisterre volvió a rechazar otro ataque de un navío británico, el Oxford, de 60 cañones, y de 2 fragatas de 24 y 20, pertenecientes a la escuadra del almirante John Byng, logrando al fin entrar en Corcubión y desembarcar su carga (16 de agosto de 1747).

Abandonó el puerto rumbo a Cádiz, y a la altura del cabo de San Vicente fue atacado sucesivamente por cuatro fragatas corsarias británicas (King George y Prince Frederick, Duke y Princess Amelia) -que se retiraron destrozadas- y por el navío Darmouth de 50 cañones, el cual fue destruido por la artillería española, salvándose sólo 12 hombres. Finalmente, acosado por otro bajel británico, el Russell de 80 cañones, y dos fragatas más, Mesía de la Cerda rindió su navío al haber agotado sus municiones (19 de agosto de 1747). Por su proceder fue ascendido a jefe de escuadra, recibiendo también la llave de gentilhombre.

En marzo de 1750 recibió el mando de una fuerza naval destinada a combatir a los corsarios argelinos. La componían dos navíos y cuatro jabeques de nueva construcción. No se obtuvieron en esta campaña los resultados que se esperaban, y por defectos de construcción de los jabeques tuvo que continuarla sólo con los navíos. Tras un corto servicio en la escuadra del general Francisco Liaño, comandante general del departamento de Cartagena, reanudó el corso con los dos navíos primero y otra vez con los cuatro jabeques. En 1755 arbolando su insignia en el navío de línea Tigre y como comandante general de la escuadra del Mediterráneo, tomó el mando directo de una de sus dos divisiones, formadas por dos navíos, una fragata y cuatro jabeques. En 1757, ya teniente general, fue nombrado consejero del Supremo de Guerra.

Virrey de Nueva Granada

El 13 de marzo de 1760 se le nombró virrey, gobernador y capitán general de Nueva Granada y presidente además de la Real Audiencia de Santa Fe, cargos de los que tomó posesión el 24 de febrero de 1761. Le acompañaba su médico personal, el celebérrimo José Celestino Mutis, uno de los más destacados científicos españoles de la Ilustración.

Mesía encontró el virreinato en un estado caótico y las arcas vacías, tal como comunicó a la Corte en su primer informe. Estuvo 10 meses en Cartagena de Indias y encargó la restauración de las fortificaciones al general de ingenieros Antonio Arévalo. Una vez en Bogotá, aprobó la fundación del primer colegio femenino del Nuevo Mundo, y por mediación de Mutis dispuso la creación de cátedras de Matemáticas en los centros de enseñanza superior de Nueva Granada. Por Real cédula de Carlos III de 8 de diciembre de 1762 dirigida al virrey Mesía, este nombró a Juan Antonio Zelaya Gobernador de Guayaquil el 11 de octubre de 1763, y el 17 de mayo de 1766 le otorgó el título de Presidente interino de Quito.

Fomentó la minería de plata en los yacimientos de Mariquita, a cuyo cargo puso a los hermanos Fausto y Juan José Delhuyar, descubridores del wolframio. Para aumentar los ingresos de las cajas reales, estableció el estanco del aguardiente de caña y nacionalizó el servicio postal. Asimismo propuso la liberalización del comercio del Nuevo Mundo, que sería aprobada por el rey Carlos III algunos años después, el 12 de octubre de 1778.

Los nuevos impuestos, unidos a su propuesta de abolir la Audiencia de Quito, provocaron la doble rebelión de esta ciudad por la aristocracia criolla, la llamada Revolución de los Estancos. En la primera, los rebeldes exigieron la abolición del estanco del aguardiente, pero en la segunda, envalentonados por la satisfacción de sus demandas, saquearon y mataron por toda la ciudad, llamando a la expulsión de todos los españoles. El virrey Mesía, carente de tropas para reprimir los disturbios, tuvo que aceptar los hechos consumados.

En 1767, en cumplimiento de la Pragmática Sanción, supervisó la expulsión de los 187 jesuitas residentes en Nueva Granada. Dispuso igualmente que las bibliotecas jesuíticas fueran llevadas a Granada, y con sus fondos creó la Real Biblioteca de Santa Fé de Bogotá, que luego sería la Biblioteca Nacional de Colombia, primera biblioteca pública de Nueva Granada.

Ante la falta endémica de pólvora para las guarniciones militares, ordenó la búsqueda exhaustiva de salitre, que fue hallado en Tunja y Sogamoso, y creó la Real Fábrica de Pólvora de Santa Fe.

Sus últimos años de gobierno estuvieron amargados por los disturbios en Quito y los choques con la Audiencia de esta ciudad. El 21 de diciembre de 1771 fue aceptada su renuncia al cargo, que se hizo efectiva el 31 de octubre de 1772, para regresar seguidamente a España.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 12 May 2016 17:02

Excmo. Sr. D. Manuel DE GUIRIOR y PORTAL Teniente General de la Real Armada 6º Virrey de la Nueva Granada


Político y administrador colonial español, nacido en Aoiz (Navarra) el 21 de marzo de 1708 y fallecido el 25 de noviembre de 1788, que fue trigésimo segundo virrey del Perú (1776-1780).

Hijo de Carlos de Guirior Erdozain, señor de Villanueva de Longuida, y de María Josefa Portal de Huarte. Desde temprano incursionó en la carrera militar. En 1721 fue nombrado Caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén, en 1733 alcanzó el puesto de alférez de navío de la Real Armada y en 1743 fue ascendido a teniente de navío. Participó en varias batallas navales contra los bajeles moriscos.

Desempeñaba el cargo de gentilhombre de la cámara del Rey cuando fue propuesto como virrey de Nueva Granada, en 1771. Embarcó en Cádiz para su destino el 29 de mayo de 1772 en la fragata Astrea, acompañado de un enorme equipaje, su señora María Ventura Guirior (sobrina suya) y numerosos sirvientes. Llegó a Cartagena el 8 de julio, ciudad en la que le traspasó sus poderes el virrey saliente Messía de la Cerda. Guirior inició su mandato en la propia Cartagena, donde permaneció cuatro meses, ya que traía la comisión de inspeccionar sus defensas, averiguar algunas acusaciones sobre contrabando de varios funcionarios, y acometer la pacificación de los indios guajiros, que se encontraban sublevados. El Virrey encargó esto último al ingeniero Antonio Arévalo, que actuó eficazmente. Dio un indulto e impulsó la fundación de pueblos a los que trataba de atraer a los indígenas. En menos de un año había logrado la reducción de los guajiros.

En marzo de 1773 el virrey abandonó Cartagena y se dirigió a Bogotá, donde entró el 22 de abril. Su primera gestión fue un informe económico encabezado con el título de Causas de que procede la pobreza general del Reino..., en el que señaló que el empobrecimiento se debía al enorme contrabando que se hacía con los géneros extranjeros, vendidos incluso como “géneros de Castilla”. Guirior propuso gravar más los productos extranjeros y aligerar los impuestos que pagaban los buques mercantes españoles.

Finalmente solicitó eliminar las restricciones existentes al comercio por el río Atrato y el que se efectuaba entre Guayaquil y Panamá. Puso luego su empeño en pacificar los motilones, aprovechando los buenos oficios de los capuchinos y especialmente los del padre fray Fidel de Roda. Solicitó los permisos oportunos y recabó las rentas necesarias para ello. En 1774 dio cuenta a la Corona del éxito de la pacificación, lo que había permitido restablecer las comunicaciones con Mérida y La Grita. En el terreno religioso tuvo que favorecer las reformas acometidas por las diversas religiones, así como de la reunión del Concilio Provincial de Santa Fe, que se hizo el 27 de mayo de 1774. Se incorporó al arzobispado santafereño de las diócesis de Quito y Panamá, que antes eran sufragáneas de Lima.

La cultura neogranadina tuvo entonces un inusitado progreso. La Junta Superior de Aplicaciones, formada por el virrey, el gobernador del Arzobispado, el oidor decano de la Audiencia, y Moreno y Escandón, elaboró cuatro iniciativas trascendentales que fueron: la reforma universitaria en el virreinato; la iniciación de una universidad pública, la fundación de los reales hospicios para pobres inválidos de ambos sexos, y el establecimiento de la Real Biblioteca.

Lo primero fue acometido por el propio Moreno y Escandón con el llamado Método provisional e interino de los estudios que han de observar los colegios de Santa Fe, por ahora, y hasta tanto que se erige Universidad Pública, y permitió incorporar nuevos saberes científicos, más acordes con los tiempos, disminuyendo la importancia de los estudios tradicionales. Para los hospicios se destinaron los edificios del antiguo Seminario y la Casa del Noviciado de los jesuitas. En cuanto a la universidad pública, la configuró reuniendo las tres que habían existido hasta entonces; las de los jesuitas, los dominicos y los agustinos. Se abrieron cátedras en los colegios del Rosario y San Bartolomé. Este programa fue desaprobado por la metrópoli, por lo que apenas tuvo duración. Finalmente fundó la Real Biblioteca pública de Santa Fe con los fondos de los jesuitas expulsados, y se inauguró en 1777.

El virrey realizó otras obras no menos importantes. Mandó levantar un censo de la ciudad de Santa Fe, que dio un total de 16.233 almas y 3.346 vecinos, con 1.770 casas; completó el servicio de Correos de todo el virreinato; favoreció el comercio en el Chocó; redujo los derechos sobre las harinas (lo que permitió su extracción por Cartagena); y acometió algunas obras públicas necesarias para la capital, como la calzada a Fontibón y la terminación del Puente Grande. A fines de 1775 recibió la cédula de 24 de agosto del mismo año que le nombraba virrey del Perú. Escribió su Relación de Mando y se dirigió a Cartagena para entregar el gobierno a su sucesor Manuel Antonio Flórez. Una vez realizado, se dirigió al Istmo y embarcó por el Pacífico hasta Paita. Entró en Lima el 3 de diciembre de 1776.

En cuanto al gobierno económico, la minería en Potosí y Huancavelica continuó su fase de declive. Durante este gobierno se creó el virreinato del Río de la Plata por Real Cédula del 8 de abril de 1776. A consecuencia de ello quedaron desvinculadas del Perú la villa de Potosí, la región del Collao y todos los territorios comprendidos en la Audiencia de Charcas que pasaron a la jurisdicción del nuevo virreinato. En compensación por la pérdida de Potosí, los asientos mineros de plata de Cailloma, Hualgayoc, Huantajaya y Cerro de Pasco comenzaron a proporcionar los recursos económicos que requería la Hacienda Real para recuperarse.

Por otro lado, la circulación interna de mercancías se benefició con el fin del monopolio comercial en 1778 que permitió que los barcos vinieran directamente de Cádiz a El Callao, con la consiguiente rebaja de los fletes y el abaratamiento de las mercancías. El 14 de junio de 1777 el Consejo de Indias envió al Perú a José Antonio de Areche en calidad de visitador general de la Real Hacienda y Tribunales del Reino. La llegada de este personaje a Lima provocó un problema de jurisdicción con el virrey ya que la autoridad de éste fue limitada en varios momentos. Areche procedió a introducir reformas en lo concerniente al mineral de Huancavelica y a incrementar o crear impuestos con el objetivo de cumplir su encargo de aumentar las rentas reales. Areche y Guirior iban a mantener una abierta rivalidad hasta el fin del gobierno de este último. Las medidas de Areche en lo concerniente al aumento de los cobros por alcabalas y aduanas junto con los repartos de mercancías que promovían los corregidores provocaron un estallido de motines por parte de indígenas y mestizos en poblaciones como Chumbivilcas, Huamalíes, Yungay, Arequipa, Moquegua, Pasco y Lambayeque.

Sin embargo, el suceso más grave ocurrió en la ciudad de Cuzco el 17 de marzo de 1780 cuando fue descubierta la conspiración que tramaba el gremio de plateros, liderada por el criollo Lorenzo Farfán de los Godos en protesta por el aumento de la presión fiscal. Farfán de los Godos y el cacique Bernardo Tambohuacso fueron ahorcados. Obras de Guirior en el aspecto económico fueron la abolición del impuesto de la media annata, la protección del comercio legal con nuevas medidas encaminadas a erradicar el contrabando y la firma con los azogueros de Huancavelica de contratos que permitieron elevar el cobro del quinto real.

En defensa, la guerra que estalló entre España e Inglaterra en 1779 condujo al virrey a aumentar los efectivos militares con el apoyo económico del Tribunal del Consulado. Se mandó edificar en Lima el cuartel de Santa Catalina y se empadronó a los esclavos negros para enrolarlos en las tropas en caso de producirse un conflicto bélico. Simultáneamente, varias expediciones militares fueron enviadas a la región del Putumayo para controlar el avance de los portugueses.

En 1778 llegó a El Callao la expedición científica de Hipólito Ruiz y José Pavón, misión auspiciada por el gobierno ilustrado de Carlos III. Tras visitar varias regiones del virreinato, en 1783 Ruiz y Pavón remitieron a España en el navío "San Pedro de Alcántara" cincuenta y tres cajones que contenían especies de los reinos animal, vegetal y mineral que se perdieron cuando la embarcación naufragó en las costas de Portugal. Más éxito tendrían ambos expedicionarios con el nuevo envío de especies realizado en 1788. Guirior impulsó la difusión de la práctica de la medicina.

En lo concerniente al Patronato Real, fue reinaugurada la iglesia de la Virgen de los Desamparados en Lima y se repartieron entre distintas órdenes religiosas los bienes rurales y urbanos confiscados a los jesuitas. En cuanto a instrucción pública iba a destacar la apertura del aula de latinidad junto a la iglesia de los Desamparados.

El visitador Areche emprendió en 1780 una campaña de desprestigio del virrey ante la Corte que tuvo como resultado el abrupto relevo de Guirior. El 10 de enero de 1780 por real orden se nombró a su reemplazante, el capitán general de Chile Agustín de Jáuregui. Guirior hizo a éste entrega del mando el 21 de julio de 1780. Al concluir el juicio de residencia con su absolución, Guirior se embarcó con rumbo a España en octubre del mismo año. En reconocimiento a sus servicios, la Corona le concedió el título de marqués de Guirior el 18 de febrero de 1786. Murió el 25 de noviembre de 1788.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 12 May 2016 23:13

excmo. Sr. D. Manuel Antonio FLOREZ MALDONADO Capitán General de la Real Armada Española 7º Virrey de la Nueva Granada


Manuel Antonio Flórez Maldonado Martínez de Angulo y Bodquín fue un general español nacido en Sevilla hacia 1722 y fallecido en Madrid en 1799. Fue virrey de Nueva Granada entre 1776 y 1781, y virrey de Nueva España entre 1787 y 1789. Fue conde de Casa Flórez, que no aceptó, pero pasó a su primogénito y séptimo capitán general de la Real Armada.

En sus primeros años en la armada se distinguió por su labor contra los piratas en el Mediterráneo y en los mares de América.

Fue guardiamarina en Cádiz en 1736. Ascendió a alférez de fragata en 1740, a alférez de navío siete años más tarde, a teniente de fragata en 1749 y a teniente de navío en 1751, a capitán de fragata en 1753, a capitán de navío en 1760, a jefe de escuadra en 1769. En 1771, se le otorgó la comandancia general del departamento de Ferrol. En 1774 asciende a teniente general. Con este cargo es nombrado virrey de Nueva Granada y presidente de la Audiencia de Santa Fe, durante su mandato se produjo la Revolución comunera.

Fomento la agricultura, la milicia, la imprenta y aumentó las defensas de Cartagena de Indias. Dimitió en 1783 regresando a España. En 1787 fue designado virrey de Nueva España, donde permaneció tres años.

A su regreso a España se le nombra consejero de Estado, concediéndole el rey como agradecimiento el título de conde de Casa-Flórez, dignidad que él rechazó aceptar en vida, por lo que se le concede a su hijo mayor José Flórez y Pereira y al menor, Luis, que había alcanzado el grado de brigadier de la armada, la encomienda de la Orden de Calatrava que él ostentaba, y aceptando al mismo tiempo sólo la gran cruz de la Orden de Carlos III.

Habiendo quedado vacante por muerte del capitán general de la armada Antonio González de Arce, el 25 de febrero de 1798, la dirección general de la Real Armada y queriendo el rey que este empleo se uniera a la secretaria de Estado y del Despacho Universal de Marina, que venía desempeñando el teniente general de la armada Juan de Lángara, actual secretario del mismo despacho; y atendiendo el rey a la antigüedad y méritos del teniente general Manuel de Flores, así como a los particulares servicios de De Lángara y sus méritos de guerra, otorgó a ambos el ascenso a capitanes generales de la Real Armada el 3 de marzo de 1798.

Además escribió el tratado: “Prevenciones para los correos que se dirigen al Río de la Plata y su regreso a España; Relación de los trabajos hechos por los comisarios de la tercera partida de límites entre España y Portugal en América”

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 12 May 2016 23:18

Excmo. Sr. D. Juan DE TORREZAR y DIAZ PIMIENTA General del Ejercito Español 8º Virrey de la Nueva Granada


Militar y administrador español, gobernador de Cartagena de Indias desde 1773 hasta 1781 y virrey interino de Nueva Granada (véase Virreinato de Nueva Granada) en 1782. Se ignora el lugar y la fecha exacta de su nacimiento, pero sí se sabe que falleció el 11 de junio de 1782.

En España realizó una carrera militar que le llevó a ser coronel y brigadier del Regimiento de Zamora. Poco después, en 1773, fue destinado a Cartagena de Indias en calidad de Gobernador de dicha ciudad. Ocupó el cargo hasta 1781 y durante su mandato se fundaron más de cuarenta pueblos en los que se asentó a cerca de 40.000 personas.

En 1782 fue designado para sustituir de manera interina al virrey Manuel Antonio Flórez Martínez de Angulo. Tomó posesión del cargo el 31 de marzo e inmediatamente anunció un indulto para los represaliados de la insurrección comunera.

Según algunos autores:
Fue brigadier de los reales ejércitos, caballero de la orden de Carlos III y gobernador de Cartagena de Indias dos veces: la primera, del 12 de mayo de 1774 hasta el 14 de septiembre de 1780; la segunda vez, gobernó desde el 1 de mayo de 1781 hasta el 21 de abril de 1782, cuando salió a Santafé promovido como virrey. No pudo tomar posesión del cargo porque fue asesinado por el arzobispo Antonio Caballero y Góngora, quien lo envenenó para poder él asumir el título de Arzobispo-Virrey

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Brasilla » 13 May 2016 10:42

D. Antonio CABALLERO y GONGORA 9º Virrey de La Nueva Granada

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(Antonio Caballero y Góngora) Religioso español nacido en Priego (Córdoba) el 24 de mayo de 1723 y muerto en Córdoba en 1796. Conocido en la historia colombiana como el arzobispo-virrey por haber ostentado simultáneamente los cargos de arzobispo de Santafé y virrey del Nuevo Reino de Granada, realizó una intensa actividad para desarticular el movimiento comunero (1781) y posteriormente logró pacificar el país.

Nacido en el seno de una familia hidalga formada por Juan Caballero y Espinar (que había sido escribano, regidor y alcalde del Cabildo) y la cordobesa Ana Antonia de Góngora, Antonio estudió en Granada y a los 15 años ganó beca de teólogo en el colegio de San Bartolomé y Santiago. Siguió la carrera eclesiástica en el Colegio Imperial de Santa Catalina y se invistió como sacerdote en 1750. Ese mismo año fue nombrado capellán de la Capilla Real aneja a la catedral granadina. Durante el ejercicio de este cargo escribió una biografía del poeta granadino Porcel y Salablanca.

En 1753 fue elegido canónigo lectoral de Córdoba, plaza que desempeñó hasta 1775, y en la que se distinguió por su oratoria y por su celo en el ejercicio de la censura eclesiástica. En 1775 fue elegido obispo de Chiapas, pero casi al mismo tiempo quedó vacante el obispado de Mérida, en Yucatán, por lo que se le presentó para esta última diócesis, que aceptó. Fue consagrado obispo de Mérida en la catedral de La Habana el año 1776. Llegado a su diócesis, realizó una gran labor apostólica; hizo la visita pastoral, moralizó los gravámenes del clero y reorganizó el colegio de San Pedro, que había decaído mucho tras la expulsión de los jesuitas.

En 1777 fue nombrado arzobispo de Santafé de Bogotá. Llegó a Cartagena el 29 de junio de 1778 y a la capital el 5 de marzo de siguiente. Caballero inició una importante labor pastoral: arregló la renta de los diezmos y reajustó la arquidiócesis mediante la creación de los obispados de Mérida (Venezuela) y Cuenca (Quito). Fracasó, sin embargo, en otros proyectos, como el de fundar un nuevo obispado en Antioquia, colocar la diócesis de Panamá bajo la jurisdicción santafereña, sacándola de la limeña, y organizar un Concilio provincial neogranadino para restablecer la disciplina eclesiástica.

En 1780 surgió el movimiento comunero en el Nuevo Reino de Granada, que fue una reacción popular (casi coetánea de la de Túpac Amaru en el Perú) contra el nuevo régimen de impuestos ordenado por Carlos III. Para efectuarla en el Nuevo Reino se envió al visitador Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres en 1777. Éste estableció el estanco del tabaco, prohibió su cultivo en determinadas regiones, como el Socorro y Chiriquí, erigió las rentas estancadas de naipes y el aguardiente, organizó la Dirección General de Rentas, creó las aduanas en Cartagena y Santafé y finalmente, el 12 de octubre de 1780, publicó la Instrucción de nuevos gravámenes, por la que se subía dos reales la libra de tabaco y otros dos la azumbre del aguardiente.

A los diez días nació el movimiento comunero en Simacota, que se extendió luego al Socorro, San Gil, Charalá, Girón, etc. La rebelión se organizó en el Socorro con participación de mestizos, criollos e indios. Reunió casi veinte mil hombres que se dirigieron hacia la capital para pedir la derogación de los nuevos impuestos. Santafé se encontraba con cierto vacío de poder, pues el virrey don Manuel de Flores había marchado a Cartagena para defenderla de un supuesto ataque inglés y el visitador huyó hacia el río Magdalena ante la agresividad comunera contra su persona.

Los oidores tuvieron que afrontar el problema con ayuda del arzobispo Caballero. Decidieron enviar una delegación (formada por los doctores Juan Francisco Pey y Eustaquio Galavis) para detener a los comuneros, a la que se unió el arzobispo. Los delegados partieron al encuentro de los comuneros, que hallaron en Zipaquirá, una población situada a sólo unos 60 kilómetros de la capital. Allí negociaron con los capitanes comuneros.

El General del Común, Juan Francisco Berbeo, presentó sus reivindicaciones en forma de 35 capitulaciones, que en síntesis exigían la derogación de los nuevos impuestos y la disminución de los antiguos. Empezaron a discutirse una por una pero, ante el temor de que el pueblo se cansara de la espera y marchara sobre Bogotá, el Arzobispo aconsejó a los oidores aceptarlas todas. Así se hizo, por lo que se procedió a jurar el acuerdo ante los evangelios. Tras esto, se ofició una misa solemne, celebrada por el propio Caballero, y los comuneros volvieron a sus pueblos convencidos de que la autoridad del arzobispo respondería del acuerdo. No fue así, pues, una vez en Bogotá, los oidores y Caballero declararon nulo lo acordado por haber sido arrancado con coacción. Lo mismo hizo el virrey.

Los comuneros volvieron a alzarse al verse burlados, pero esta vez con menos efectivos. Fueron reprimidos a sangre y fuego por las tropas realistas. Sus principales dirigentes, entre ellos Galán, fueron apresados y ejecutados (1782). Obvia decir que el hecho de que el arzobispo se comprometiera a respetar las capitulaciones y las traicionara luego constituye un hecho muy controvertido de su biografía, sobre el que se ha escrito abundantemente.

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