Un señor, muy anciano, amigo desde hace más de treinta años, me ha regalado mediante su hijo unos cuchillos y navajas, además de parte de su biblioteca.
No voy a filosofar sobre esto, pero os paso un popurri de encantadores objetos, que nos son de valor muy alto, pero que a mi me ilusionan por venir de donde vienen.
El cuchillo oriental no es un vulgar trozo de hierro para turistas: está bien templado, afilado y pulido. La funda y la empuñadura son de hojalata artesanal e ignoro su procedencia y no sé si pudo venir del Protectorado Español de Marruecos, donde estuvo un tiempo cuando joven.
La navaja de afeitar es una "Guillermo Hoppe, Solingen", con la famosa marca de las dos figuras humanas estilizadas y lleva dos sellos de 50 céntimos de peseta en la caja, que acreditan que pagó los deechos de aduana.

La navaja de pescador-reparador de redes es de Ordinas, de Sineu (Mallorca) y la del mango crema es Payá.
Ya comenté que un pescador me dijo que una navaja con punta es un estorbo para reparar redes y que se necesita una punta casi a 90ª: de este hecho, personas ignorantes con prejuicios enfermizos, han deducido que los pescadores usaban estas navajas porque les estaba prohibido usar herramientas que pudiesen ser usadas como armas, y no vale la pena insistir en este tema porque es como pedir peras al olmo.
La imagen ha sido tomado con mi escáner HP, tapado con un jersey oscuro, espero poder pasaros fotos de más calidad.
Saludos:
Brugent.