El seguro de vida del presidente de la Federación Vasca y sus directivos.

[Glimmer]

El seguro federativo es una obligación para los tiradores de a pie, que deben pagarlo de sus bolsillos.

El seguro federativo es, en cambio, un derecho ¿gratuito? para los directivos de la Federación Vasca, según el artículo 44-C de sus Estatutos.

Pero lo que no está escrito en ningún sitio es que las vidas del presidente de la Vasca y de los miembros de su Junta tengan necesariamente que valer, en caso de muerte accidental, un mil por ciento (1.000%) más que las de los tiradores: 120.000 euros frente a 12.000. Y en caso de incapacidad a tope de baremo, nos encontramos con un ratio de 120.000 y 24.000 euros, respectivamente. ¿Cabe deducir que la práctica deportiva de los directivos o sus desplazamientos in itinere tienen más riesgo que el del común de los mortales?

El presidente de la FVTO, Patxi Alonso Peskera, puede y debe corregir (en el presupuesto para 2016, que se debatirá en diciembre) este más que llamativo trato de favor a su persona y Junta directiva, abaratando de paso la póliza al resto. Máxime cuando, a alguno de ellos, no le luce el pelo por prodigarse en competiciones OFICIALES.

No vale la excusa de que el asunto “viene de atrás”, porque esta sustancial diferencia de trato se ha cuestionado en diferentes ocasiones sin que nadie de la FVTO haya tomado cartas en el asunto.

Menos aceptable resulta el manido pretexto de que es “algo que se aprobó en Asamblea”, pues ésta la controlan los miembros de la Junta ya que, en caso contrario, no estarían ahí.

Tampoco es de recibo la manida disculpa de que “es el seguro el que nos regala un plus de cobertura a los directivos sin que el resto tenga que pagar más por ello”. Y es que ninguna empresa regala nada o, mejor dicho, el que regala bien vende si el que lo recibe entiende. Pero, aunque lo hiciera, hay privilegios en forma de regalías que no se deberían aceptar… por simple estética. No hablamos ya de ética o sentido de la equidad.

Pasen y vean:

[Branigan]

En un mundo donde ya no hay ética, solo nos queda la estética.

Frase de Maquinavaja, en "EL ÚLTIMO CHORISO", protagonizada por Andrés Pajares.