
Aunque no imprescindible, para todo tirador resulta interesante conocer la precisión que cabe esperar de la combinación arma-munición de tal forma que sepa a qué atenerse y no le pida peras al olmo. En el caso de un fusil de asalto normal en calibre 5’56 OTAN con munición normal cabe esperar una precisión de 3-4 MOA, es decir, 8’7-11’6 cm. a 100 m., 17’4-23’3 cm. a 200 m. En el caso de una pistola normal en calibre 9 Luger con munición normal cabe esperar una precisión de 7-8 MOA, es decir, 2-2’3 cm. a 10 m., 5’1-5’8 cm. a 25 m., 10’2-11’6 cm. a 50 m.
A esas cifras habría que añadir el detrimento de la precisión debido al tirador, lo que puede aumentar los números sustancialmente. Asimismo, cabe esperar que cada impacto se desvíe la mitad de las cifras anteriores respecto al centro de impactos de una agrupación o rosa de impactos, el cual habría de coincidir con el PdP. De esta forma, resulta perfectamente normal esperar que los impactos se desvíen respecto al PdP (desvío probable) 5 cm. a 100 m. o 10 cm. a 200 m. en el caso de un fusil de asalto normal y 1 cm. a 10 m., 2’5 cm. a 25 m., 5 cm. a 50 m. en el caso de una pistola.
En lo que respecta a la corrección, segunda parte de la exactitud del disparo, ésta depende de la puntería y de su conocimiento, de tal forma que se logre llevar el PdI lo más próximo al PdP, entendido como el lugar donde se pretende que vayan los impactos, bien introduciendo correcciones en los elementos de puntería o corrigiendo el tiro sobre la marcha alterando el punto al que apuntan los elementos de puntería. La corrección de los impactos va a depender directamente de la trayectoria del proyectil, que se define básicamente por los datos de tiro (deriva y elevación) y la velocidad inicial del proyectil. Teniendo en cuenta que la velocidad inicial del proyectil depende de la combinación arma-munición, que no se puede manipular en el momento del disparo, el tirador actuará sobre la puntería para ajustar la elevación y deriva del arma e intentar llevar el disparo al punto deseado. Para intentar predecir dónde irá el impacto es necesario conocer la trayectoria que describe un proyectil, antes de pasar a definir por fin el MPBR o alcance máximo de impacto en el blanco.
En el caso de disparar un proyectil en el espacio (en el vacío y en ausencia de gravedad) éste describiría una trayectoria rectilínea. La existencia de gravedad en la superficie de la Tierra supone que el proyectil describa una trayectoria parabólica, que será simétrica en el vacío (debido a la ausencia de rozamiento con el aire) y asimétrica en la atmósfera terrestre (debido al rozamiento con el aire que frena el avance del proyectil). El ángulo de elevación y la velocidad inicial del proyectil principalmente determinan la forma de la trayectoria, así como otros factores tales como la resistencia al avance del proyectil que viene determinada por el coeficiente balístico (cuanto más cerca de 1 o más menor resistencia al avance).
En el hipotético caso de una trayectoria parabólica simétrica, la altura máxima que alcanza el proyectil se encontraría en su punto medio (a mitad del alcance máximo) y el alcance máximo se obtendría con un ángulo de elevación de 45º. Pero en el mundo real, con atmósfera, al ser asimétrica la trayectoria esta altura máxima se encuentra aproximadamente a los dos tercios del alcance máximo, de forma que la rama ascendente de la trayectoria es más prolongada que la rama descendente, y el alcance máximo se obtendría aproximadamente con un ángulo de elevación de 50º.
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