HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

La historia se escribe con fuego: todo sobre operaciones militares, tácticas, estrategias y otras curiosidades
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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 15 Jun 2015 01:51

CARLOS COLOMA DE SAA General de los Tercios Españoles

Carlos Coloma de Saa, marqués de Espina. (Elda, 1567 - Madrid, 23 de noviembre de 1637). Militar, historiador y diplomático español.

Nació en Alicante, cuarto hijo de Juan Coloma y Cardona, Conde de Elda y virrey de Sicilia, a los catorce años vio por primera vez la guerra con la conquista de Portugal a manos del duque de Alba. Después de servir cuatro años en las galeras del Tercio Viejo de Sicilia, marchó a Flandes, donde participó en varios hechos de armas con generales tan famosos como Alejandro Farnesio o el conde de Fuentes. Siendo soldado en el Tercio Viejo de Sicilia a las órdenes de Juan del Águila, un arcabuzazo le destrozó la mano en Ostende y Felipe II lo recompensó por su arrojo con el mando de una compañía de caballería y cuarenta escudos (moneda) de ventaja. Participó bajo el mando de Alejandro Farnesio en la segunda invasión de Francia de 1592, en esta invasión, participó en el socorro de Rouen y la batalla de Amuale, donde fue herido y el rey francés Enrique IV de Francia, casi lo toma como prisionero. Más tarde intervino en la toma de Calais, Ardres y Hulst, donde su fama como capitán se acrecentó tanto, que en 1597 lo nombraron Caballero de la Orden de Santiago y poco después Maestre de campo. Durante 1598 y 1599, tomó el mando del antiguo tercio de Antonio de Zúñiga, combatiendo en Flandes. Durante todas sus estancias en Flandes, se casó con una noble Margarita Liederkerke, con la que tuvo trece hijos.

De regreso a España alrededor de 1600, fue nombrado Capitán General del Rosellón y Cerdaña,se le encomendó el rango de gobernador de Perpiñán y lugarteniente de los ducados de Rosellón, Cerdeña y Conflent y luego fue capitán general y virrey de Mallorca, desde 1612 hasta 1617, durante este mandato construyó el fuerte de San Carlos en la isla.

Este proceso de paz y tranquilidad se interrumpió en 1620 cuando se le encomendó acompañar al ejército de Ambrosio Spínola como maestre de campo general, para luchar contra el Palatinado, hostil a España. Tras esto, se fue a Madrid en misión diplomática y volvió a regresar a Flandes, a Bruselas, pues se había terminado la Tregua de los doce años y los rebeldes holandeses volvían a las anteriores andadas.

Fue nombrado embajador en Londres entre los años de 1622 y 1624, donde tuvo que afrontar misiones diplomáticas tan difíciles como la boda frustrada de María Ana de Austria, hija de Felipe III de España, con el príncipe de Gales, Carlos Estuardo, la piratería de los ingleses en las Indias o la toma de Ormuz por ingleses y otomanos (Ormuz, al pertenecer a Portugal, pertenecía a Felipe III de España.

Volvió a la guerra en Flandes y estuvo en el sitio de Breda en 1624. En el cuadro de Las Lanzas de Velázquez, se cree que está representado.

Tras un breve intervalo de tiempo como capitán de la caballería ligera del Milanesado, se le encomendó todo el poder sobre el ejército de Flandes, junto con el conde Van den Berg, pero la dura situación de los tercios (muertos de hambre, empobrecidos), hizo que Coloma, debido a sus quejas al rey, volviera a encomendar el cargo de embajador en Londres entre 1629 y 1631, donde consiguió hacer la paz entre España e Inglaterra.

Terminada su misión diplomática volvió otra vez a los Países Bajos para desempeñar el cargo de maestre de campo general del ejército. Durante este tiempo, hubo de sufrir el ataque que lanzaron los holandeses con la ayuda de los franceses, por el que se perdieron las ciudades de Maastricht, Venlo y Limburgo. Fue sustituido por el Cardenal-infante Fernando de Austria y regresó a Italia, donde el rey Felipe IV de España lo nombró maestre de campo general del ejército de Lombardía, donde defendió la plaza de Valenza del asedio de los franceses en 1635.

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Mensajepor Rescoldo » 15 Jun 2015 01:54

Johann Tserclaes CONDE DE TILLY

Johann Tserclaes, conde de Tilly (en neerlandés: Johan 't Serclaes; Castillo de Tilly, Villers-la-Ville, Brabante Valón, 1559 - Ingolstadt, 30 de abril de 1632), conocido como el monje con armadura, fue un maestre de campo español nacido en los Países Bajos Españoles que comandó las fuerzas hispano-imperiales durante la Guerra de los Treinta Años. Bajo su mando se lograron importantes victorias contra los protestantes alemanes y más tarde contra los daneses, hasta que le derrotaron las fuerzas de Gustavo II Adolfo de Suecia. Junto con el duque Albrecht von Wallenstein de Friedland y Mecklemburgo, fue uno de los dos comandantes en jefe de las fuerzas del Sacro Imperio Romano Germánico. Es considerado uno de los estrategas más notables de la historia. Tenía un carácter imperturbable que ninguna circunstancia molesta podía alterar.

Nacido en los Países Bajos Españoles en 1559, sentó plaza muy joven en las huestes hispanas y aprendió el arte militar de maestres de campo tan notables como Alejandro Farnesio. Parece que el apodo el monje con armadura hacía referencia a que era un católico devoto, hombre de costumbres austeras, de vida ascética y despreciaba el interés personal.

Luchó contra los rebeldes holandeses y partió luego al combate contra los turcos en Hungría, bajo la bandera del Sacro Imperio Romano. No obstante, la etapa más notable de su vida se inicia en 1618, con 60 años, cuando, como siempre peleando por el catolicismo, encabeza el ejército de la Liga Católica en guerra contra los protestantes. Desde 1618 en adelante el conde de Tilly obtiene victoria tras victoria contra los enemigos del emperador y exhibe su destreza como táctico y estratega. Cuando la guerra ya llegaba a su fin en 1630, desembarca en Alemania el rey de Suecia Gustavo Adolfo llamado por los protestantes germanos. El caudillo escandinavo pone fin a la ininterrumpida cadena de éxitos de Tilly. El 7 de septiembre de 1631 vence a las tropas imperiales en la batalla de Breitenfeld. El conde de Tilly no ceja en su empeño y al poco tiempo contaba con un ejército renovado. Al fin la muerte lo encontró en abril de 1632 cuando, a los 73 años de edad, se batía contra los suecos a orillas del Lech y caía mortalmente herido por una bala de cañón.

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Mensajepor Rescoldo » 15 Jun 2015 23:38

BATALLA DE DESSAU

La batalla de Dessau (en alemán: Schlacht bei Dessau) fue una batalla de la Guerra de los Treinta Años que se libró cerca de Dessau el 25 de abril de 1626. Las fuerzas imperiales católicas de Albrecht von Wallenstein derrotaron a las fuerzas protestantes de Ernesto de Mansfeld.

Con la entrada del rey Cristián IV de Dinamarca en la guerra en 1625, las fuerzas protestantes que habían sido vencidas una vez tras otra, fueron de repente infundidas con nuevas esperanzas, ya que Dinamarca se convirtió en el primer país europeo en entrar formalmente en la guerra desde la derrota austríaca en los primeros años. Con la nueva alianza llegaron planes ambiciosos involucrando a Christian de Brunswick, fortalecido por su victoria en Fleurus en el año anterior. La campaña planeada asignó a Christian asaltar las fuerzas de Tilly en Renania y a Ernesto de Mansfeld retar a Albrecht von Wallenstein en el Arzobispado de Magdeburgo.

Moviéndose el primero, Mansfeld comenzó su marcha hacia Dessau al principio de la primavera de 1625. Wallenstein se enteró de sus movimientos, y apresuró a sus tropas, unos 20.000 soldados, a que se dirigieran también a Dessau y estableció una cabeza de puente en la parte este del río Elba. Los dos bandos se encontraron poco antes y el 25 de abril, Mansfeld comenzó la batalla contra el inexperto Wallenstein. Con su hábil infantería y artillería dio la ilusión de que su ejército era más pequeño que el de los católicos. Mansfeld intentó usar toda la fuerza de sus soldados para presionar a través del río. Esto resultó ser un gran error, ya que cuando se mostró la totalidad de las fuerzas de Wallenstein, el asalto se convirtió rápidamente en una trampa mortal para Mansfeld. Antes de que lograra retirarse, las bajas de Mansfeld se calculaban en unos 4.000 hombres, una tercera parte de su ejército. Se retiró apresuradamente hasta el río Óder en Silesia, y comenzó una marcha por la costa dálmata para ofrecer su ejército y sus servicios a la República de Venecia. En ruta, murió y su ejército se disolvió. Wallenstein, que en ese momento estaba persiguiendo a Mansfeld, envió 8.000 tropas para ayudar a Tilly que estaba cerca de Brunswick.

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Mensajepor Rescoldo » 15 Jun 2015 23:40

BATALLA DE LUTTER

La batalla de Lutter am Barenberge ocurrió durante la Guerra de los Treinta Años el 27 de agosto de 1626 entre las fuerzas del protestante Cristián IV de Dinamarca y las de la Liga Católica. Lutter am Barenberge se sitúa al sur de la localidad moderna de Salzgitter, entonces dentro del Estado del Círculo Imperial de la Baja Sajonia, y ahora en el noroeste de Alemania.

La batalla resultó en una fuerte derrota de las tropas de Cristián IV por las del emperador Fernando II, lideradas por el general de la Liga Católica Johann Tserclaes, conde de Tilly.


Cristián IV, como luterano, se alió con Ernesto de Mansfeld en una campaña militar que había planeado comenzar en Turingia, Alemania central, y entonces dirigirse hacia el Sur. Su intención era ayudar a los alemanes protestantes que habían sido derrotados severamente unas pocas semanas atrás en la batalla de Dessau.

Con la participación de Cristián IV, la Guerra de los Treinta Años, que hasta entonces había estado reducida a facciones opuestas del Sacro Imperio Romano Germánico, ahora se extendió a otras potencias europeas, aunque Cristián, como Duque de Holstein, no era un completo extranjero.

Tilly tuvo éxito en arrastrar al ejército de Cristián a Lutter y forzarlo a una batalla abierta. La infantería imperial atravesó la línea danesa en tres ocasiones, pero cada vez fue repelida por un contraataque de la caballería. No obstante, finalmente el ejército danés ya no pudo mantener por más tiempo su terreno y cuando toda su artillería cayó en las manos del enemigo, cundió el pánico y los daneses se retiraron hacia el pueblo de Stade. Las pérdidas danesas fueron aproximadamente de 6.000 muertos y 2.500 prisioneros.
Consecuencias

Después de la batalla de Lutter, los príncipes del norte de Alemania hasta Mecklemburgo quitaron su apoyo a Cristián IV. La victoria de Fernando II y sus aliados supuso un comienzo desastroso para la campaña danesa en la Baja Sajonia, que llegó a su final en mayo de 1629 con el Tratado de Lübeck. Así, la batalla marcó el declive de Dinamarca como gran potencia europea.

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Mensajepor Rescoldo » 15 Jun 2015 23:52

EL SITIO DE STRALSUND

El Sitio de Stralsund fue realizado por el Ejército Imperial de Albrecht von Wallenstein durante la guerra de los Treinta Años, desde mayo hasta el 4 de agosto de 1628. Stralsund recibió ayuda de Dinamarca y Suecia, con una participación escocesa importante. El sitio puso fin a una serie de victorias de Wallenstein1 y contribuyó a su caída. La guarnición sueca en Stralsund fue la primera en la historia en estar en suelo alemán. La batalla marcó la entrada de Suecia en la guerra.

Cristián IV de Dinamarca había declarado la guerra al Sacro Imperio Romano Germánico en 1625. Luego había invadido el imperio con un ejército comandado por Ernst von Mansfeld, en oposición al ejército de la Liga Católica bajo el mando de Johann Tserclaes. Por su parte, Fernando II de Habsburgo ordenó a Albrecht von Wallenstein que organizara un ejército para apoyar a Tserclaes. Wallenstein derrotó a Mansfeld en la batalla de Dessau en 1626. El derrotado ejército de Mansfeld dejó Alemania central y se dirigió a Silesia y Hungría para reagruparse con las fuerzas de Gabriel Bethlen.

Luego de que Tserclaes derrotara a Cristián IV en la batalla de Lutter am Barenberge en agosto de 1626, y Bethlen fuera neutralizado en la Paz de Pressburgo el 3 de diciembre, Wallenstein y Tserclaes lograron expulsar a Cristián IV de las llanuras alemanas del norte y llevarlo incluso hasta el interior de la península de Jutlandia. El cuerpo del ejército de Cristián IV dependía mucho de oficiales escoceses, con más de 300 oficiales en su servicio, muchos más que los daneses y noruegos combinados (en una proporción de 3:1).7 Además, Cristián IV había emitido patentes para reclutar 9,000 soldados escoceses en 1627. Esta tropa se sumaba a los 2,000-3,000 escoceses que habían sido reclutados por Donald Mackay para el ejército de Ernst von Mansfeld, pero quien había sido destinado a Dinamarca.

Gustavo II Adolfo de Suecia había participado desde 1626 en la guerra polaco-sueca, con Polonia aliada al Sacro Imperio Romano Germánico.8 En esta guerra, el escocés Alexander Leslie comenzó su carrera en el ejército sueco como comandante y gobernante de Pillau en Prusia Oriental. Gustavo II Adolfo había hecho planes para intervenir en el Sacro Imperio Romano Germánico, los cuales fueron aprobados por la comisión del Riksdag en el invierno de 1627-28.

En noviembre de 1627, el Ducado de Pomerania había capitulado a las fuerzas del Sacro Imperio Romano Germánico.3 Bogislaw XIV, duque de Pomerania, firmó la Capitulación de Franzburgo el 10 de noviembre con Hans Georg von Arnim, quien en nombre de Albrecht von Wallenstein mandaba las fuerzas de ocupación imperiales en Pomerania. Con la ocupación, Wallenstein buscaba asegurar la costa sur del mar Báltico para Fernando II de Habsburgo contra Cristián IV de Dinamarca.

La Capitulación de Franzburgo exigía a todos los pueblos, a excepción de las residencias ducales, que recibieran tropas imperiales, y Wallestein había ordenado a Arnim que ocupara todos los puertos pomeranios y se apoderara de sus navíos desde octubre. Stralsund se negaba a aceptarlo, ya que su estatus como puerto hanseático le daba considerable autodeterminación e independencia de los duques pomeranios. Fue por eso que Stralsund ignoró la orden de Bogislaw de adherirse a la capitulación, emitida en febrero de 1628, y buscó ayuda en Dinamarca y luego en Suecia.
El asedio

El asedio de la ciudad de Stralsund comenzó en 1628 por parte de las tropas de Albrecht von Wallenstein, comandadas por Hans Georg von Arnim. Para entonces, el pueblo, que contaba 20,000 habitantes, estaba defendido por una fuerza ciudadana de 2,500 hombres, 1,500 mercenarios y otros 1,000 reclutas. El primero de los más importantes asaltos imperiales a la ciudad tuvo lugar del 16 al 24 de mayo.

Cristián IV de Dinamarca había reaccionado favorablemente a la petición de ayuda de Stralsund y desplegó una fuerza que incluía 90016 de los escoceses de Mackay, organizados en siete compañías, y una compañía de alemanes. Aunque fueron despachados el 8 de mayo, recién arribaron el 24 de mayo. El mercenario danés-alemán Heinrich Holk fue nombrado gobernador. Cuando Holk se retiró para buscar refuerzos, fue sucedido por el escocés Alexander Seaton.

El ejército imperial retomó el asalto el 26 y el 27 de mayo. El 20 de junio, una expedición auxiliar sueca, que había partido el 2 de junio, llegó con 600 hombres desde Norrland al mando del coronel Rosladin.

El 2321 o el 2514 de junio, Stralsund concluyó una alianza con Gustavo II Adolfo de Suecia, la cual debía durar veinte años. Gustavo II Adolfo procedió a estacionar una guarnición en la ciudad, la primera de su tipo en tierra alemana. Este evento marcó el comienzo de la intervención sueca en la guerra de los Treinta Años.

El 27 de junio, Wallenstein tomó el mando de la fuerza atacante y reanudó los ataques esa misma noche. Las fuerzas escocesas, a quienes se les había confiado la defensa de una sección crucial de las fortificaciones de Stralsund, se distinguieron por su ferocidad en la batalla. El asalto principal se realizó en el distrito este de Franken, comandado por el mayor Robert Monro. De los 900 escoceses, 500 murieron y 300 resultaron heridos, incluyendo a Monro. Rosladin pudo llegar a aliviar a las tropas de Monro y recuperar el terreno perdido. Aproximadamente 2,000 defensores murieron o fueron capturados durante el asalto. Monro, recordando la batalla, relató más adelante que "no nos atrevíamos a dejar nuestros puestos para nuestra propia recreación, mucho menos para dormir" - por un periodo de seis semanas.

La noche siguiente, el 28 o el 29 de junio, Wallenstein logró apoderarse de las secciones exteriores de las fortificaciones. Rosladin fue herido y el gobernador Seaton tomó su lugar como comandante.

El 29 de junio, Bogislaw XIV envió dos de sus nobles de alto rango, el conde von Putbus y su canciller von Horn, para persuadir a Stralsund de que se adhiriese a la Capitulación de Franzburgo y se rindiese a Wallenstein. El 30 de junio, Rosladin convenció a la ciudad para que no entrase en negociaciones con Wallestein, quien había vuelto a bombardearla. El mismo día, diez barcos suecos reforzaron Stralsund con 600 hombres, pese al intenso fuego por parte de las fuerzas de Wallenstein. Poco tiempo después, Cristián ordenó a otro regimiento escocés, el de Alexander Lindsay, II Lord de Spynie, que ayudase a defender el pueblo. Estas tropas llegaron aproximadamente el 4 de julio y sufrieron muchas bajas (quedando reducidas de un regimiento de 4,000 hombres a cuatro compañías con 800 soldados) en los siguientes asaltos, muchos de ellos liderados por el mismo Wallenstein.1 El 10 de julio, Wallenstein y Stralsund negociaron un tratado en el bosque de Hainholz al noroeste del pueblo, el cual obligaba a Stralsund a recibir a las tropas pomeranias. El tratado fue firmado por Wallenstein y Bogislaw XIV el 21 de julio, pero no por Starlsund. Pese a que Bogislaw firmó en nombre el pueblo, el tratado no entró en vigor.

Para el 2 de julio, Stralsund había sido reforzado por 400 daneses y unos 1,100 soldados de los regimientos daneses-escoceses de Donald Mackay, Alexander Lindsay y Lord Spynie. Una semana después, el escocés Alexander Leslie, bajo la bandera sueca, llegó con 800 hombres de Norrland y sucedió a Seaton como gobernador de Stralsund. Leslie comandaba un total de 4,000 a 5,000 soldados. El apoyo danés alcanzó 2,650 soldados desplegados durante el asedio.

Fuertes lluvias entre el 21 y el 24 de julio convirtieron el campo de batalla en un pantano.15 El 4 de agosto, Wallenstein levantó el asedio,14 llevándose su primer revés en la guerra de los Treinta Años.1

Tras fracasar el asedio, Wallestein se dirigió a las cercanías de Wolgast para librar la última batalla con Cristián IV. Las tropas danesas habían desembarcado allí, ocupado la isla de Usedom y tomado el pueblo de Wolgast sin necesidad de pelear el 14 de agosto. El 22 de agosto Wallenstein recuperó el pueblo.

También en agosto, el canciller sueco Axel Oxenstierna fue a Stralsund y ofreció negociaciones a Wallenstein. El no poder tomar Stralsund se volvió uno de los obstáculos que llevó a la marginalización temporal de Wallenstein en 1630.

Cuando Gustavo Adolfo invadió Pomerania en junio de 1630, utilizó su cabeza de puente en Stratlsund para despejar los flancos de sus tropas que estaban desembarcando. Bogislaw XIV cerró una alianza con el rey de Suecia en el Tratado de Stettin en julio. Seguidamente, las fuerzas de Wallenstein fueron expulsadas del Ducado de Pomerania, y los suecos se hicieron dueños del ducado cuando las fuerzas de Wallenstein se rindieron en Greifswald en 1631.

Durante la campaña sueca, Alexander Leslie fue reemplazado en 1630 como gobernador de Stralsund por otro escocés al servicio de Suecia, James MacDougal. Entre 1679 y 1697, el puesto fue asignado a otro escocés, Peter Maclean. Parte de las fuerzas de Wallenstein fueron infectadas con la Peste negra. Durante el asedio la epidemia se extendió en el pueblo, matando a 2,000 personas tan sólo en los meses de agosto y septiembre.

La batalla de Stralsund ha llegado a formar parte del folclore pomeranio. La población de Stralsund conmemora el asedio de 1628 con un festival anual llamado "Wallensteintage" ("Días de Wallenstein").

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Mensajepor Rescoldo » 16 Jun 2015 00:01

BATALLA DE WOLGAST

La Batalla de Wolgast fue un enfrentamiento que tuvo lugar el 2 de septiembre de 16285 6 durante la Guerra de los Treinta Años cerca de Wolgast, Ducado de Pomerania,

Las fuerzas danesas de Cristián IV de Dinamarca habían tocado tierra en Usedom y en la costa continental adyacente, expulsando a las tropas de ocupación imperiales. Un ejército imperial comandado por Albrecht von Wallenstein abandonó el asedio a Stralsund para salir al encuentro de Cristián IV. Finalmente, las fuerzas danesas fueron derrotadas. Cristián IV y una parte de su fuerza de invasión logró escapar en barco.

Cristián IV de Dinamarca había comenzado su intervención en la Guerra de los Treinta Años invadiendo el Sacro Imperio Romano Germánico en 1625. Pese a que inició su campaña en forma exitosa, su suerte comenzó a cambiar cuando su ejército fue derrotado en la Batalla de Dessau y la Batalla de Lutter am Barengerge en 1626. En los meses siguientes, las tropas danesas se vieron forzadas a abandonar los territorios que habían tomado del Imperio y partes de Dinamarca misma, y a retirarse a las Islas Danesas, mientras el ejército imperial de Albrecht von Wallenstein procedía a ocupar la Planicie norte alemana.

El Ducado de Pomerania, en el cual Wolgast estaba ubicado, capituló en Franzburgo en noviembre de 1627. El Mar Báltico, no obstante, se mantuvo bajo control danés debido a que el Imperio no contaba con una marina. A Wallenstein se le entregó el Ducado de Mecklemburgo en enero, y fue promovido a "General de los Mares Bálticos y Oceánicos" en abril de 1628, y junto con España hizo planes para la formación de una marina imperial en el Báltico. Dinamarca y Suecia reaccionaron aliándose, también en abril. El puerto pomeranio de Stralsund, a unos 70 kilómetros de Wolgast, rehusó aceptar la Capitulación de Franzburgo y resistió con éxito el asedio de Wallenstein con apoyo de Dinamarca y Suecia. Además del apoyo a Stralsund, Cristián IV recurrió a una estrategia de combates anfibios, usando su superioridad naval para realizar asaltos en Fehmarn y Eckernförde, y para destruir las construcciones navales en Ålborg, Greifswald y Wismar, todas bajo control imperial.

El 11 de agosto, Cristián IV de Dinamarca junto a 7,000 hombres desembarcaron en Usedom, separado del pueblo de Wolgast por el estrecho de Peenestrom, y ocuparon la isla. En la entrada del estrecho, las fuerzas de ocupación habían estado construyendo una fortificación de tierra en Peenemünde, la cual fue capturada por las tropas de Cristián

El 24 de agosto, tomaron Wolgast sin resistencia alguna. Luego de que la guarnición imperial fuera expulsada, Cristián IV fue recibido con un amplio apoyo de la población local para convertir a Wolgast en una fortaleza como Stralsund. A esas alturas, los refuerzos que venían desde Suecia se encontraban en camino.

Cristián IV entonces se prestó a esperar a Wallenstein, que se había retirado del asedio de Stralsund y se dirigía hacia el este para hacer frente a la fuerza danesa. El campo de batalla que Cristián escogió estaba a poca distancia al oeste del pueblo y asegurado por la costa y pantanos.

Cristián IV tenía 5,000-6,000 soldados en el campo de batalla, incluyendo 1,500 jinetes de caballería y unos 400 escoceses del regimiento de Donald Mackay. La infantería estaba organizada en seis regimientos. Wallenstein avanzó con unos 7,000 a 8,000 soldados, formados en 33 compañías de infantería, 20 compañías de coraceros y 11 cañones.

Wallenstein atacó el 2 de septiembre. Destruyó el flanco danés, matando a 1,000 soldados de Cristián IV y capturando a otros 600.2 A partir de allí, pudo recuperar el pueblo, donde 500 soldados daneses aislados del ejército principal no tuvieron otra opción que rendirse. Así fue que Wolgast, el lugar de residencia de los duques pomeranios, fue quemada y saqueada. Solo la llegada de la noche permitió a Cristián IV y algunas de sus tropas retirarse y abordar sus navíos.

La batalla fue la última entre Cristián IV y el Sacro Imperio Romano Germánico. La derrota en Wolgast, la culminación de la operación más importante de la serie de asaltos anfibios daneses de 1628, fue el factor decisivo que llevó a Cristián IV a negociar la Paz de Lübeck con Fernando II de Habsburgo. Por otro lado, Wallenstein también necesitaba la paz: Las campañas de Cristián IV fueron un éxito en la medida que mantuvieron ocupadas a las fuerzas imperiales en otros lugares, y con respecto a Dinamarca, esta fue una de sus principales motivaciones para los asaltos. Además, la alianza dano-sueca que se formó constituía una amenaza real a las victorias de Wallenstein en el norte de Alemania.
Por eso, la Paz de Lübeck devolvía a Cristián IV todas sus posesiones anteriores al inicio de la guerra, mientras que él prometía no volver a intervenir en el Imperio.

Después de que Albrecht von Wallenstein hubiera perdido gran parte de su reputación en la Batalla de Stralsund, la victoria en Wolgast aplazó su destitución. Aunque Fernando II había ordenado a Ramboldo, Conde de Collalto que redujera el ejército de Wallenstein, la idea de destituirlo fue abandonada.

En 1630, Gustavo II Adolfo empezó la invasión sueca del Sacro Imperio Romano Germánico desembarcando en Usedom, cerca de Wolgast- en el mismo lugar donde lo había hecho Cristián IV anteriormente. Los defensores imperiales de Wolgast, a cargo desde la batalla de 1628, fueron derrotados el 7 de agosto de 1630 en el pueblo, y el 25 de agsoto en el castillo de Wolgast. Gustavo II Adolfo murió mientras sus éxitos se hacían más duraderos, y retornó en un ataúd a Wolgast el 15 de julio de 1633, cuando su cuerpo fue embarcado para su traslado final a Suecia.

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Mensajepor Rescoldo » 16 Jun 2015 00:19

EL SITIO DE OSTENDE

El sitio de Ostende fue un asedio de más de tres años de duración en el que los tercios del Imperio español cercaron y conquistaron la ciudad de Ostende (actual Bélgica), defendida por las fuerzas de las Provincias Unidas de los Países Bajos con el apoyo de tropas inglesas, desarrollado en el contexto de la Guerra de Flandes.

El empeño de ambas bandos en la disputa por la única plaza holandesa en la provincia de Flandes, hizo que la campaña se prolongase más que cualquier otra en el transcurso de la guerra, provocando uno de los asedios más largos y cruentos de la historia mundial: más de 100.000 personas resultaron muertas durante el sitio.

Tras la conquista de Ostende por los tercios de Ambrosio Spinola, la ciudad quedó totalmente destruida. Los objetivos españoles de controlar la plaza, con un alto valor estratégico por su situación geográfica dominando el mar del Norte, se vieron frustrados por la conquista holandesa del puerto de La Esclusa un mes antes de la rendición de Ostende. El coste económico de una campaña tan larga y el elevado número de bajas llevaron a los dos bandos en guerra a plantearse la necesidad de una tregua, que se plasmaría cinco años después en la Tregua de los doce años.

En 1568, durante el reinado de Felipe II de España, los Países Bajos, hasta entonces bajo el dominio del Imperio español, se alzaron en armas contra la corona española en respuesta a las imposiciones religiosas católicas y las cargas económicas a las que los sometía el imperio, intentando conseguir su independencia en una serie de batallas que constituirían la Guerra de los Ochenta Años o Guerra de Flandes.

En 1601, siendo rey Felipe III y su valido el duque de Lerma, España a pesar de mantener su hegemonía a nivel mundial, se encontraba económicamente debilitada: la quiebra de la Hacienda Real en 1575; la guerra con Francia que duraría hasta 1598; la guerra con Inglaterra librada desde 1585, que incluyó el desastre de la Armada Invencible; las operaciones contra los otomanos en el Mediterráneo; y la guerra de Flandes contra las fuerzas rebeldes de las Provincias Unidas de los Países Bajos hacían que España dependiera financieramente de las inciertas remesas que la flota del tesoro traía de las colonias. Los archiduques Alberto de Austria e Isabel Clara Eugenia, cuñado y hermana de Felipe III, gobernaban como soberanos los Países Bajos.

La situación de las Provincias Unidas no era mucho mejor. Después de más de treinta años de guerra, y con el comercio exterior bloqueado por el embargo que España mantenía contra ellas, la flota holandesa intentaba aliviar la precariedad de sus finanzas expandiéndose comercialmente hacia las Indias.

Fundada quinientos años antes, la ciudad de Ostende era a mediados del siglo XVI una villa pesquera de unos 3.000 habitantes. Sólo a partir del inicio de la guerra ganaría importancia por su posición estratégica: situada en la provincia de Flandes Occidental, a orillas del Mar del Norte, fue fortificada por los holandeses entre 1583 y 1590, y convertida en un importante puerto militar. En 1600 el ejército de las Provincias Unidas bajo el mando de Mauricio de Nassau utilizó Ostende como base de operaciones para invadir Flandes, en un intento por conquistar la ciudad de Dunquerque que terminaría con la victoria holandesa en la batalla de Nieuwpoort.

A diferencia de otras plazas de los Países Bajos, que durante la guerra cambiaron de manos varias veces, Ostende nunca antes había sido conquistada por los españoles. Era la única posesión de la república holandesa en Flandes y su captura era una cuestión estratégica para los ejércitos del imperio español. Las provincias holandesas leales a España, molestas por las constantes incursiones hostiles que los corsarios de la flota de las Provincias Unidas hacían contra ellos desde Ostende, ofrecieron financiar el asedio con 300.000 florines mensuales.

Ocupando una superficie de menos de un kilómetro cuadrado, estaba dividida en dos partes, la ciudad vieja junto al puerto y la nueva, ambas separadas por un canal, con puentes que las unían; el conjunto estaba fuertemente amurallado y aislado de tierra firme por terreno arenoso y pantanoso; rodeada por el este por el canal Geule, ancho, profundo y navegable, que servía como entrada para el tráfico marítimo hacia la ciudad; por el oeste por el canal Old Haven, que por su poco calado no era navegable pero tampoco se podía vadear fácilmente (ambos canales servían como fosos defensivos, cuyo nivel de agua podía ser regulado desde las esclusas situadas en la ciudad); por el sur un entramado impracticable de arroyos y pantanos; y por el norte abierta al mar, por donde podía recibir refuerzos y suministros durante la pleamar sin impedimento.

Su conquista no parecía sencilla con los medios al uso en la época: excavación de trincheras y minado subterráneo. Ya en 1587, durante los preparativos de la invasión de Inglaterra por la Armada Invencible, Alejandro Farnesio, gobernador de los Países Bajos en nombre de España, había rechazado la idea de su conquista por considerarla una empresa temeraria.

El sitio de Ostende fue una campaña completa dentro de la guerra, que acaparó las energías de ambos bandos en conflicto, extendiéndose por toda la zona geográfica circundante: una sucesión constante de combates terrestres y navales, intentos de asalto y contraataques, obras de ingeniería militar e innovaciones tecnológicas, labores de espionaje y diplomacia, misiones para conseguir apoyo financiero, motines y deserciones de ambos bandos. Tuvo cobertura mediática internacional, espectadores ajenos contemplando el sitio, justificaciones religiosas. Escuela militar de Europa, universidad de la guerra, nueva Troya, gran carnaval de la muerte, fueron algunos de los calificativos que se le dieron.

Los tercios del Imperio español eran considerados en su época como la élite de los cuerpos militares, que mantuvieron la hegemonía militar española durante el siglo XVI y parte del XVII. La calidad de su organización y la estricta disciplina, que los hacían tan eficientes, no eran obstáculos para que en determinadas circunstancias (retrasos en las pagas o condiciones precarias) sus protestas desembocaran en motines violentos. El número de efectivos en Ostende osciló entre 8.000 y 20.000, relevándose a lo largo del asedio; (esta cifra no incluye los acompañantes no combatientes en la retaguardia: mochileros, criados, prostitutas, comerciantes, etc).

Las fuerzas defensoras de Ostende, parte del ejército de las Provincias Unidas, reorganizado años antes por Mauricio de Nassau, basaba su fuerza en la (aparente) inexpugnabilidad de las fortificaciones de la plaza, la superioridad de los holandeses en el mar y la imposibilidad física de los tercios de cerrar la parte norte de Ostende, por donde durante todo el asedio la ciudad recibió refuerzos y suministros por vía marítima. El número de soldados de la guarnición varió durante la campaña entre 3.000 y 8.000, sin contar el personal civil.

Aunque en ambos bandos la atención sanitaria estaba prevista en los campamentos, con la presencia de barberos, médicos, boticarios y hospitales de campaña, el alto número de heridos después de un combate, desbordando la capacidad del personal médico, hacía que las amputaciones fueran la solución habitual. Las deficientes condiciones higiénicas extendían las infecciones y la peste, causante de mayor número de muertes que los combates.

Espadas, puñales, picas, arcabuces y mosquetes fueron las armas más utilizadas, además de rudimentarios (e imprevisibles) explosivos y granadas de mano y especialmente artillería, de la que se haría un uso intensivo en Ostende.

En el conflicto participaron actores de múltiples nacionalidades: los defensores holandeses contaban con la ayuda de un numeroso contingente de ingleses enviados en apoyo de la causa protestante por Isabel I de Inglaterra, por aquel entonces en guerra contra España, escoceses, flamencos, franceses con el favor de Enrique IV de Francia y alemanes de los principados protestantes. Por parte de los atacantes, los tercios del Imperio español estaban compuestos por soldados reclutados en todos los dominios de los Habsburgo, castellanos, portugueses, italianos, alemanes, valones, suizos, borgoñones, flamencos leales a España, irlandeses, además de mercenarios de otros países. El papa Clemente VIII también apoyaría la causa católica de los atacantes, enviando dinero y asesores militares.4 Emanuel van Meteren, cronista del sitio, lo definiría como «una olla podrida de nacionalidades».

El 5 de julio de 1601 entre 12.0005 y 20.0006 soldados de los tercios del Imperio español bajo el mando del archiduque Alberto de Austria pusieron cerco a la villa de Ostende. Los defensores contaban con 7.000 u 8.000 hombres, entre ellos 2.000 ingleses. A mediados de julio llegó Sir Francis Vere, militar inglés, héroe de la batalla de Nieuwpoort, designado por los Estados Generales de los Países Bajos para ocuparse de la defensa de la plaza en sustitución del gobernador Charles van der Noot.

Cincuenta piezas de artillería españolas cañoneaban la ciudad, mientras los soldados de los tercios intentaban cegar los fosos para poder vadearlos. El conde de Bucquoy, al mando de las fuerzas sitiadoras al este de Ostende, ante la imposibilidad de hacer lo mismo debido a la corriente del canal Geule, comenzó la construcción de un dique desde su posición hacia la ciudad, donde colocar artillería con la que batir los barcos que entraban y salían por el norte. Estas obras eran constantemente interrumpidas por las crecidas del mar, desarrollándose bajo el fuego proveniente de la ciudad, que seguía recibiendo refuerzos y suministros por su lado norte por vía marítima.

Mauricio de Nassau, al frente del ejército de las Provincias Unidas marchó a socorrer a la ciudad. Contra la opinión de los Estados Generales, que le instaban a enfrentarse a los asediadores y expulsarlos del campo de batalla, consciente de la imprudencia de provocar un ataque directo, optó por recorrer las áreas circundantes, en un intento por bloquear los suministros españoles y desviar la atención de éstos fuera de Ostende. Tomó Rhinberg y Meurs, y en noviembre plantó asedio a la ciudad de Bolduque, que resultó fallido por el socorro de Frederic van den Berg, primo de Mauricio al servicio del archiduque.

Alberto de Austria envió a un espía llamado Coningsby, quien pasó a Inglaterra, consiguió cartas de recomendación para Francis Vere y entró en Ostende al servicio de los defensores; desde dentro informó a los españoles, hasta que fue descubierto y expulsado de la ciudad.

En diciembre de 1601 el número de los defensores de la guarnición había bajado a menos de 3.000; de las fuerzas españolas que iniciaron el asedio quedaban menos de 8.000 efectivos. La artillería de los tercios había disparado 163.000 proyectiles dentro de la ciudad y no quedaba dentro de ella ningún edificio sin daños.7

El 23 de diciembre, tras cinco meses y medio de asedio y después de dos meses sin recibir refuerzos, enterado Francis Vere de los preparativos de un gran asalto inminente a la ciudad por parte de las tropas españolas, propuso parlamento a los españoles, en una estratagema por ganar tiempo para esperar la llegada de refuerzos; envió a dos de sus capitanes, John Ogle y Charles Fairfax, como rehenes al campamento de los sitiadores, mientras éstos enviaron a Mateo Antonio, intendente general del ejército español, y a Mateo Serrano, gobernador de La Esclusa, al interior de la fortaleza de Ostende para negociar las condiciones de la rendición. El día 25, durante el transcurso de las conversaciones llegaron tres naves con 600 zelandeses como refuerzo a Ostende, tras lo cual Vere rompió las negociaciones.

El 7 de enero de 1602 se produjo el asalto que las fuerzas españolas habían pospuesto durante las conversaciones; después de bombardear intensamente la plaza durante todo el día, aprovecharon la marea baja del atardecer para cruzar los fosos y atacar por los tres flancos posibles: este, sur y oeste. Parapetados tras los amurallamientos de la ciudad, los defensores rechazaron fácilmente el ataque, que se saldó con la muerte de entre 800 y 1.500 soldados de los tercios; aproximadamente otros 2.000 murieron ahogados cuando desde la ciudad abrieron las esclusas que anegaban los fosos. Tras el fracaso de este asalto, los soldados de los tercios se amotinaron como protesta por el elevado número de bajas habidas, culpando a sus mandos de haberles llevado a una muerte segura; el archiduque Alberto de Austria hubo de sofocar el motín con el fusilamiento de varios de los participantes.

En marzo de 1602, Francis Vere sería destinado a servir con las fuerzas de Mauricio de Nassau, por lo que su lugar en la defensa de Ostende lo ocuparía el coronel zelandés Frederic van Dorp. En julio de este mismo año Mauricio puso sitio a Grave, tomándola el 18 de septiembre, y continuó su avance por Brabante y Luxemburgo.

Federico y Ambrosio Spinola, hermanos genoveses, ofrecieron sus servicios al rey de España: Federico Spinola llegó a la corte española en Valladolid, donde Felipe III puso a su disposición seis galeras, con las que marchó a La Esclusa, desde donde hostigó a los holandeses por mar. Posteriormente se le concederían otras ocho, de las que cinco se perderían en el camino desde España, en enfrentamientos con la flota holandesa. Por su parte Ambrosio Spinola, junto con el conde de Fuentes, gobernador de Milán, reclutó 8.000 hombres en Italia, a costa de su propio patrimonio y del crédito concedido por los banqueros genoveses, que partieron hacia Ostende para reforzar las tropas del archiduque.
Motines

La falta de pagas y la escasez de víveres entre los asediadores llevaron a un cuerpo de 3.000 soldados de los tercios italianos a amotinarse; se hicieron fuertes en Hoogstraeten, desoyendo los llamamientos a la disciplina que les hizo el archiduque; alentados por Mauricio de Nassau, se pasaron a las filas enemigas.

La muerte de la reina Isabel I de Inglaterra en marzo de 1603, y su sucesión por Jacobo I dio lugar a conversaciones diplomáticas en las que tanto los embajadores de España, Juan de Tassis y Acuña y el duque de Frías Juan Fernández de Velasco, como Johan van Oldenbarnevelt al frente de la delegación de las Provincias Unidas intentaron atraer la complicidad del nuevo monarca inglés en el conflicto de Flandes, del que Ostende era el tema central. La respuesta inglesa no se haría efectiva hasta la firma del tratado de Londres de 1604, en el que Inglaterra firmaría la paz con España, comprometiéndose a no prestar ayuda a los rebeldes holandeses. La puesta en práctica de las cláusulas del tratado se llevaría a cabo finalizado el sitio de Ostende.

Tras dos años de campaña, los progresos que las tropas del archiduque habían logrado en el asedio eran escasos: los intentos por cegar el Old Haven por el oeste no habían dado el resultado esperado, y el dique que Bucquoy mantenía por el este no había conseguido detener el transporte marítimo a la ciudad: el puerto seguía recibiendo barcos con tropas de refuerzo y víveres suficientes. Sólo los reductos exteriores habían sido conquistados.

En octubre de 1603, Ambrosio Spinola sucedió a Alberto de Austria en el mando de las fuerzas españolas. Spinola, proveniente de una familia noble genovesa, no tenía ninguna experiencia militar anterior, pero su conocimiento de la teoría militar, su implicación personal en el conflicto y su personalidad carismática, sirviendo como incentivo a las tropas, acelerarían los avances hacia la conquista de la ciudad.

Spinola se centró en atacar la ciudad por la parte oeste y suroeste, paralizando la construcción del dique que las tropas del conde de Bucquoy levantaban en la parte este.

Peter van Gieselles sustituyó a Charles van der Noot en el gobierno de la ciudad a finales de 1603. Entre febrero y marzo de 1604 la ciudad sufrió graves daños a causa de las fuertes tormentas. Muerto en combate van Gieselle en marzo, le sucedió el coronel John van Loon, también muerto cuatro días después por el impacto de una bala de cañón; su sustituto provisional el sargento mayor Jacques de Bievry sería malherido y evacuado a Zelanda. Jacques van der Meer, barón de Berendrecht, sería designado como comandante de la plaza, muerto poco después de un mosquetazo; su puesto sería ocupado por el coronel holandés Uytenhoove que, malherido, sería a su vez reemplazado por el valón Daniel d´Hertaing.

Mauricio de Nassau y su primo Guillermo Luis de Nassau, al frente de un ejército de 11.000 8 –18.000 hombres penetraron en Flandes en abril de 1604, poniendo sitio a la ciudad de La Esclusa; aunque Luis de Velasco, general de la caballería española, y más tarde el propio Spinola acudieron en su socorro, no pudieron evitar su pérdida; en agosto, el gobernador de la ciudad Mateo Serrano la rindió a los holandeses.

El 2 de junio los asediadores de Ostende consiguieron abatir la muralla de la parte sur de la ciudad, para descubrir que durante el asedio los defensores habían levantado otra muralla interior. Parapetados los españoles en la recién conquistada muralla exterior y los holandeses en la interior, arreciaron los combates, ya de por sí intensos.

El 20 de septiembre el gobernador de Ostende Daniel d´Hertaing rindió la ciudad ante las fuerzas de Ambrosio Spinola. Los 3.000 ocupantes de la ciudad fueron respetados y se les permitió marchar hacia Flesinga.11 En este punto los españoles habían perdido aproximadamente 55.000 hombres en los combates.

Mientras en la toma de otras ciudades fortificadas la costumbre era la excavación de trincheras hacia las murallas y la colocación de minas explosivas bajo éstas, la particularidad del terreno sobre el que se asentaba Ostende, rodeado de fosos y canales, no permitió la aplicación de estas técnicas. Los ingenieros militares de los asediadores se vieron obligados a idear nuevos métodos que facilitaran la conquista. Entre ellos Pompeo Targone, arquitecto italiano al servicio de las tropas españolas, diseñó diversos artefactos a tal efecto

La construcción de los llamados coloquialmente salchichones, estructuras de mimbre rellenas de piedras y tierra que eran hundidas en los fosos por los soldados de los tercios; se utilizaron en la parte oeste de la ciudad para permitir al vado del canal Old Haven.

Al este, el canal Geule, más profundo y caudaloso que el Old Haven, no permitía la técnica anterior; las tropas del conde de Bucquoy, aprovechando las horas de la bajamar, construyeron un dique hacia la ciudad sobre el que montaron piezas de artillería para impedir la entrada de barcos hacia el puerto; sobre el proceso de construcción de este dique escribiría Pompeo Giustiniano:

Primero se clavaban estacas, de 15 pies de largo, a las que luego se ataban otras longitudinalmente mediante cabos fabricados con leños retorcidos, elevándose la obra lo suficiente para que la creciente del agua no la inundase; después se metía dentro mucha arena para resistir el ímpetu del mar. Sobre el dicho dique se levantó también un parapeto de tierra y fajinas de 30 pies de largo, dejándose a la distancia conveniente, cañoneras para meter las piezas de artillería.

Cañones montados sobre barcas que se adentraban en los fosos para bombardear la ciudad desde posiciones más cercanas; este diseño resultaría un fracaso: se hundió en su primer viaje antes de poder realizar el primer disparo.

Puente levadizo móvil, conocido como puente de Targone: el propio Spinola hizo notar que un único proyectil de la artillería holandesa impactando en una de sus ruedas podría inutilizarlo definitivamente.


Los trabajos de los defensores no serían menores: la reparación de las murallas exteriores destruidas por la artillería de los tercios y la erección de la muralla interior requirieron de todos los materiales disponibles. A mediados de 1604, la mayoría de los edificios de Ostende, incluyendo la única iglesia habían sido desmantelados para reutilizar sus piedras y vigas en la reconstrucción de las defensas de la ciudad.

Tras la rendición, los ejércitos españoles encontraron una ciudad completamente devastada. Tres años, dos meses y dos semanas de asedio bajo el fuego casi constante de la artillería, los esfuerzos de los defensores por reconstruir las murallas destruidas a costa de la utilización de los materiales de construcción de la ciudad y las enfermedades sufridas por la población durante el sitio, habían dejado Ostende en unas condiciones lamentables.

A pesar de que las autoridades españolas consideraron la toma de Ostende un éxito militar y lo utilizaron como argumento propagandístico, el tiempo y dinero invertidos en el asedio y el elevado número de bajas hacen posible considerarlo objetivamente una empresa ruinosa (la Hacienda Real española se declararía en quiebra en 1607, en parte por los gastos de la guerra de Flandes). El cansancio económico y militar por un asedio tan largo llevaría a los dos bandos en conflicto a mantener una tregua tácita durante el invierno de 1604–1605, preludio de la tregua de los doce años firmada en 1609.

Las intenciones estratégicas españolas de arrebatar a los holandeses su único puerto militar en la parte occidental del mar del Norte, se vieron compensadas por la conquista por Mauricio de Nassau de la ciudad de La Esclusa, que a partir de ese momento pasó a ocupar el lugar de Ostende como base de operaciones militares navales de los holandeses.

Tras la victoria (20 de septiembre de 1604), Ambrosio Spinola fue nombrado maestre de campo general, mando supremo del ejército en Flandes. Agustín Mexía, castellano de Amberes y quien dirigió las operaciones hasta 1602 con la llegada de Juan de Ribas, quedó como gobernador de Ostende.

El sitio de Ostende está considerado como la campaña militar más larga de la Guerra de los Ochenta Años, y uno de los asedios más largos y cruentos de la historia mundial: durante su desarrollo murieron más de 100.000 personas de ambos bandos, en una cantidad imposible de precisar. A principios del siglo XXI, cuatrocientos años después del sitio, en las obras de acondicionamiento del centro urbano de Ostende todavía seguían apareciendo restos humanos que se atribuyen a las víctimas del asedio.

La campaña de Ostende tuvo una amplia cobertura en los medios de comunicación de la época. El diario del sitio de Ostende (anónimo), circuló por toda Europa traducido a varios idiomas, a modo de periódico.

Según cuenta la leyenda, la archiduquesa Isabel Clara Eugenia prometió no cambiarse de ropa interior hasta que la ciudad de Ostende hubiera sido conquistada. La larga duración del asedio dio lugar a que el color de su ropa se tornara, lógicamente, de blanco a oscuro; desde entonces se suele aplicar el término isabelo o isabelino a las reses o caballerías cuyo color de pelaje oscila entre blanco y amarillo (no es seguro si este término se refiere a Isabel Clara Eugenia o a Isabel la Católica con respecto a la toma de Granada de 1492).

En 1603 los holandeses acuñaron una medalla alusiva al sitio de Ostende con un motivo satírico; en el anverso de la moneda, un zorro, representando a España, mira ansioso a un gallo encaramado a un árbol, que simboliza a Ostende, sin poderlo alcanzar. En el reverso, un plano de la ciudad.
El fuego de artillería contra la ciudad llegó a ser tan intenso que los proyectiles lanzados por los cañones de los tercios quedaban amontonados junto a la parte exterior de las murallas. Los nuevos disparos, cayendo sobre los anteriores, los hacían rebotar como canicas.14
Tras la rendición, Spinola y sus lugartenientes celebraron junto a los oficiales de la guarnición defensora un banquete amistoso en reconocimiento al heroísmo y el tesón de éstos durante el asedio.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 17 Jun 2015 00:35

BATALLA DE NORDLINGEN

La primera batalla de Nördlingen fue una batalla decisiva de la guerra de los Treinta Años. Del 26 al 27 de agosto (del calendario juliano) o el 5 al 6 de septiembre (del calendario gregoriano) de 1634 se produce la victoria de las tropas imperiales de Matthias Gallas y del archiduque Fernando de Habsburgo (futuro emperador Fernando III de Habsburgo) y españolas del cardenal-infante Fernando de Austria sobre las suecas de Gustaf Horn y Bernardo de Sajonia-Weimar, lo que supuso el final del dominio de Suecia en el sur de Alemania y la entrada de la Francia del Cardenal Richelieu en la guerra.

El bando protestante, ya minado por fuertes disensiones entre Horn y Sajonia-Weimar, esperaba ganar la batalla a las tropas imperiales, a las que había infravalorado, sin contar, además, con que se había producido la unión con el ejército del hermano del Rey de España, el cardenal-infante don Fernando de Austria, Arzobispo de Toledo. Las tropas españolas del fallecido Duque de Feria y ahora a cargo del Marqués de Leganés, venidas desde la plaza fuerte milanesa por el paso del Stelvio, trataban de atravesar Alemania camino de los Países Bajos Españoles, donde el Cardenal-Infante iba a suceder a la difunta Gobernadora Isabel Clara Eugenia.

Como de costumbre en la Guerra de los Treinta Años, ambos bandos presentan una composición multinacional: destacan en el bando católico los Tercios españoles de Flandes, Sicilia y Sagunto, y las tropas italianas al servicio de España de Gerardo de Gambacorta, y los imperiales de Piccolomini. Por los protestantes son los regimientos suecos «Negros» y «Amarillos» los que sostuvieron el peso de la batalla. En conjunto se enfrentaron unos 21.000 hispano-imperiales contra alrededor de 18.000 germano-suecos.

Aunque la iniciativa la tomaron los protestantes suecos, fue la feroz defensa que los tercios españoles realizaron en la colina de Allbuch, rechazando 15 cargas de los regimientos suecos, la que decidió la batalla, con el apoyo de las tropas de caballería italiana de Gambacorta.

Los imperiales por su parte, una vez deshechos los regimientos suecos, adelantaron sus líneas contra los sajones, que, perdida la jornada, huyeron, abandonando en total desorden el campo de batalla.

El propio general sueco, Gustaf Horn, fue capturado y los restos del ejército sueco se replegaron en dirección a Heilbronn.

Quedaba probado que la formación militar española por excelencia, el tercio, todavía era, y aún por varios años más, imbatible en batalla.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 17 Jun 2015 00:38

SITIO DE FUENTERRABIA actual Hondarribia

Sitio de Fuenterrabía es la denominación del asedio por tropas francesas de la plaza española de Fuenterrabía (puerto cantábrico guipuzcoano en la desembocadura del Bidasoa, fronteriza entre los dos países) entre junio y septiembre de 1638, en el transcurso de la Guerra franco-española (1635-1659), al mismo tiempo que en Centroeuropa se libraba la Guerra de los Treinta Años entre los mismos contendientes y otros aliados de cada bando.

El ejército francés, comandado por Enrique II de Borbón-Condé (Príncipe de Condé) y Henri d'Escoubleau de Sourdis, compuesto por 27,000 hombres y varios barcos de guerra, asediaron el puerto y ciudad de Fuenterrabía durante dos meses, disparando 16,000 proyectiles dentro de la ciudad amurallada. Dentro de ella sólo quedaron como supervivientes trescientas personas, la mayor parte mujeres y niños. La ciudad quedó virtualmente destruida, pero no se rindió.

El 7 de septiembre, un ejército español dirigido por Juan Alfonso Enríquez de Cabrera, IX almirante de Castilla, acudió en auxilio de la ciudad y derrotó a las fuerzas francesas.

La derrota, considerada desastrosa por los franceses, fue atribuida por Henri d'Escoubleau de Sourdis a uno de sus generales, Bernard de La Valette, duque d'Épernon, que se había negado a dirigir un ataque ordenado por Sourdis, en la creencia de que no podía tener éxito.

Las fuerzas francesas que intervinieron se calculan en 18,000 soldados de infantería y 2,000 de caballería,1 entre 20 y 30 barcos de guerra y 7,000 marineros. Las españolas dentro de Fuenterrabía se calculan en unos 1,300 hombres.1 Las tropas del ejército de auxilio español se estiman en 15,000 soldados de infantería y 500 de caballería.1 Las bajas francesas, entre muertos y heridos, se calculan en 4,000;2 y en unos 2,000 los prisioneros.2 No hay datos para las bajas españolas.

El hecho se celebra todavía todos los días 8 de septiembre con un desfile denominado El Alarde. La ciudad recibió el título de «Muy noble, muy leal, muy valerosa y muy siempre fiel».

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 17 Jun 2015 00:41

SITIO DE ARRAS

El Asedio de Arras fue un episodio de la Guerra de los Treinta Años que concluyó con la toma de la villa de Arras por las tropas francesas el 9 de agosto de 1640. La batalla es recordada en la obra de Edmond Rostand, Cyrano de Bergerac.

Este asedio tiene lugar durante la campaña de los Países Bajos Españoles. En ella se enfrentaron las tropas española comandadas por Fernando de Austria y cuatro ejércitos: dos tropas francesas comandadas por el mariscal de Châtillon y el mariscal de Chaulnes y dos tropas de las Provincias Unidas mandadas por el duque de La Meilleraye y Federico Enrique de Orange-Nassau. El 15 de julio de 1638, el mariscal de Châtillon se ve obligado a abandonar el sitio de Saint-Omer, dejando la plaza a los españoles. La toma de Hesdin, el 29 de junio de 1639, por La Meilleraye, deja una parte de el Artois a los franceses. El objetivo ahora es coger a las fuerzas españolas en una tenaza: Federico-Enrique atacaría Dam y Brujas, mientras que Meilleraye operaría sobre el río Mosa. Mientras tanto, los ejércitos franceses mantendrían la presión sobre Artois.

En un primer momento, Charlemont y Mariemburgo resistieron los ataques de La Porte. Éste cruzó el Mosa, atravesó Henao y Cambresis y se situó frente a Arras el 13 de junio de 1640. Allí se le unieron Châtillon y Chaulnes, que habían llegado por la orilla norte del río Scarpe. En total, veintitrés mil soldados y nueve mil caballeros. En el interior de Arras, el coronel O'Neill, con dos mil hombres, organizó la defensa. Las fortificaciones del sitio se construyen en un mes.
Respuesta española

Fernando de Austria llega a Lille a finales de junio, donde se une a Lamboi y a Carlos IV de Lorena. Un ejército español formado por veinte mil hombres alcanza el Monte San Eloy el 9 de julio, a escasos kilómetros de Arras. El cardenal-infante decide no atacar a los sitiadores, sino privarles de víveres. Instalando en Avesnes-le-Comte, entre Arras, Hesdin y Doullens, intercepta los avituallamientos de los sitiadores.

El Cardenal Richelieu, reunido con el rey en Amiens, organiza un convoy para ayudar a las tropas francesas. Envía varios vagones de municiones y alimentos protegidos por un ejército de diez mil hombres comandado por el gobernador de Lorena, François de L'Hospital. Entre estos hombres se encuentra el regimiento de mosqueteros del rey del que forma parte d'Artagnan1 y el regimiento de Bussy-Rabutin. La Meilleraye y de Chaulnes, al frente de seis mil hombres son encargados de realizar la recogida, que se realiza sin incidencias el 2 de agosto por la mañana, a medio camino entre Doullens y Arras. Mientras, Fernando de Austria, aprovechando esta maniobra, ataca las tropas de Châtillon que se habían quedado en Arras.

Châtillon disponía solamente de quince mil hombres hambrientos y fatigados. El ataque más contundente viene de manos del duque de Lorena sobre la posición del coronel Josias Rantzau. Sin embargo la llegada de Jean de Gassion al frente de un ejército de mil caballeros cambia la suerte de la batalla y anuncia la llegada de La Meilleray y Chaulnes. Una última resistencia de Rantzau repele el ataque español y la llegada del resto del ejército, junto con los hombres de François de L'Hospital obligan a retirarse a los españoles. Arras resistirá aún hasta que el día 7, la apertura de una brecha en las murallas provoque la caída de la ciudad. La capitulación se firma el 9 de agosto, a la vista de Fernando de Austria, que decide renunciar a un último combate .

La villa pasará a poder francesa, conservará sus privilegios y su pertenencia al parlamento de Artois. La toma de esta ciudad,que llevaba en manos españolas desde hacía mucho tiempo, aumentó la confianza francesa. El príncipe Tomás de Saboya es enviado por Mazarino en septiembre de 1640. Durante 1641 van cayendo el resto de plazas fuertes españolas, hasta que todo el Artois se encuentra en poder de Francia a finales de año.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 17 Jun 2015 00:44

LA BATALLA DE HONNECOURT

La batalla de Honnecourt fue una batalla de la Guerra de los Treinta Años librada el 26 de mayo de 1642 entre el ejército español de Flandes al mando de Francisco de Melo y el francés de Champaña a las órdenes de Antoine III de Gramont, conde de Guiche en las cercanías de la abadía de Honnecourt. La batalla se produjo en el marco de una campaña ofensiva española en los territorios de los Países Bajos meridionales, conquistados por los ejércitos franceses en los años previos de la guerra, durante la cual Melo recuperó las plazas de Lens y La Bassée.

En mayo de 1635 la Francia de Luis XIII y el cardenal Richelieu declaró la guerra a la Monarquía Hispánica pretextando la toma de la ciudad de Tréveris por parte del ejército español de Flandes. Pocos meses antes, en febrero, Francia había alcanzado una alianza con las Provincias Unidas en virtud de la cual ambos Estados invadirían conjuntamente los Países Bajos Españoles y se repartirían los territorios conquistados. El ejército francés se apoderó de Tirlemont en junio mientras los holandeses tomaban Diest. El ejército español, al mando del Cardenal-Infante Fernando de Austria, hermano menor de Felipe IV de España, se acantonó cerca de Bruselas para proteger la ciudad a la espera de recibir apoyo del Sacro Imperio Romano, a quien también Francia había declarado la guerra.

Las operaciones pronto tomaron un cariz favorable a los intereses españoles: el ejército conjunto franco-holandés no logró tomar Lovaina y, diezmado por el hambre y las enfermedades, se dispersó. El Cardenal-Infante Fernando, tras pasar unos meses haciendo campaña en el Bajo Rin, invadió el norte de Francia en 1636 con colaboración imperial, adentrándose en el país hasta Corbie. La escasez de tropas obligó al Infante a suspender ulteriores avances y desde entonces permaneció a la defensiva, lo cual puso fin a las esperanzas del Conde-Duque de Olivares de una rápida victoria sobre Francia.

En 1637 los franceses se apoderaron de Le Cateau-Cambrésis y Landrecies mientras la importante fortaleza de Breda, en Brabante, caía en manos holandesas. La falta de recursos humanos y materiales impidió al Cardenal-Infante defender satisfactoriamente ambos frentes. En 1638 la principal acción fue el sitio de Saint-Omer, que resultó un serio revés para Francia, aunque quedó en parte compensado por la toma de Hénin y Feuquières al año siguiente. En el mismo 1639 se produjo la decisiva derrota española en la batalla de las Dunas. A partir de entonces, cortadas las comunicaciones por vía marítima y terrestre con la Península Ibérica e Italia, la situación en los Países Bajos empeoró notablemente para la Monarquía Hispánica.

En 1640 se produjeron revueltas independentistas en Portugal y Cataluña que agravaron la crisis de la monarquía mientras en Artois la plaza de Arras se rendía ante un ejército francés de más de 40.000 hombres. La Bassée, Lens, Bapaume y Aire-sur-la-Lys caerían fácilmente a lo largo de 1641 a manos del mariscal La Meillaraye. Aire pudo ser recuperada, pero el Cardenal-Infante murió de enfermedad durante el asedio. Antes de fallecer, Fernando encargó el gobierno de los Países Bajos a un consejo interino formado por Francisco de Melo, conde de Assumar; Antonio Sancho Dávila y de Toledo, marqués de Velada; Peter Roose, el Conde de Fontaine, el arzobispo de Malinas y el maestre de campo napolitano Andrea Cantelmo.

España decidió emprender una ofensiva contra Francia a través de las posesiones españolas en Renania y Flandes para así aligerar la presión militar francesa en los Pirineos.

De este modo se inició un ataque español desde Flandes con un ejército comandado por Francisco de Melo, capturando Lens y La Bassée en abril de 1642. Los dos ejércitos franceses a cargo de la defensa se separaron, con el conde de Harcourt con 17.000 hombres bajo su mando dirigiéndose hacia Boulogne, mientras que 10.000 hombres, a las órdenes del duque de Guiche, enfilaban hacia la región de Champaña. Percibiendo estas maniobras y aprovechando la coyuntura, De Melo se lanzó prestamente tras las fuerzas de de Guiche.

Los franceses se atrincheraron en una colina junto a la villa de Honnecourt-sur-Escaut, próxima al río Escalda. Como se acostumbraba en la época, la infantería francesa se afianzó en el centro apoyada en sus alas por la caballería.

El mariscal de Guiche atrincheró sus tropas en una colina junto a la villa de Honnecourt-sur-Escaut, próxima al río Escalda, con la infantería francesa afianzada en el centro tras una línea de fortificaciones apoyada en sus alas por la caballería.

Las tropas españolas respondieron ocupando posiciones que dominaban las trincheras francesas y se prepararon para asaltar las posiciones enemigas. Al fracasar el primer asalto de infantería sobre las líneas francesas (a pesar de un eficaz bombardeo de artillería), De Melo envío su ala izquierda de caballería al mando de Jean de Beck con algunos contingentes de infantería contra el ala diestra de los franceses. Superados en número, estos se retiraron en desorden. De Guiche ordenó preparar el contraataque, el cual logró hacer retroceder el ala izquierda española y desorganizó asimismo algunos de sus contingentes de infantería.

Entonces las fuerzas de la Monarquía Católica atacaron simultáneamente ambas alas francesas, lo que provocó la desbandada de éstas hacia el río Escalda. Las trincheras francesas, habiendo resistido hasta ese momento, fueron por fin superadas y su infantería hecha prisionera.

El ejército de De Guiche fue aniquilado y perdió tres cuartas partes de sus efectivos, entre ellos alrededor de 4.000 muertos, la artillería, 50 banderas y bagajes. La derrota francesa fue completa, mas De Melo no aprovechó la victoria con un avance ulterior sobre territorio francés excusándose en la prudencia.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 17 Jun 2015 00:52

BATALLA DE ROCROI donde los Tercios Españoles perdieron todo menos el HONOR

La batalla de Rocroi o Rocroy aconteció el 19 de mayo de 1643 entre el ejército francés al mando del joven Luis II de Borbón-Condé, por aquel entonces Duque de Enghien y de 21 años de edad, más tarde príncipe de Condé, y el ejército español a las órdenes del portugués Francisco de Melo, capitán general de los tercios de Flandes. El enfrentamiento, que comenzó antes de amanecer, duró cerca de seis horas y terminó con la victoria francesa.

Con el fin de aliviar la presión sobre el Franco Condado y Cataluña el ejército español invadió el norte de Francia y sitió la villa de Rocroi (departamento de Ardenas, a 3 kilómetros de la frontera belga), concentrando tropas para su asalto. Alertado Enghien de las intenciones españolas, se dirigió hacia Rocroi con el fin de romper su cerco y plantar batalla en campo abierto.

Enghien contaba con 16.000 infantes y 7.000 jinetes (23.000 hombres en total), y 12 piezas de artillería, mientras que Melo disponía de 22.000 hombres y 24 cañones, pero esperaba el refuerzo de Jean de Beck, que vigilaba la frontera con 3.000 infantes (incluido el Tercio de Ávila) y 1.000 jinetes, al que ordenó que se le uniera con urgencia. Los franceses se desplegaron con dos líneas de infantería en el centro, sendas escuadras de caballería a cada flanco y una línea de artillería en el frente. Mandaba el flanco izquierdo La Ferté, el centro L'Hôpital y la derecha Gassion. El marqués de Sirot estaba a cargo de la retaguardia.

Pensando que los franceses querían socorrer la plaza y no presentar batalla, los imperiales formaron de igual manera, con los tercios españoles en vanguardia (codiciado privilegio que tenían por ser tropas de élite) y los tercios italianos más resguardados. Finalmente, los tercios alemanes y valones formando en la retaguardia y mandados por el conde Paul-Bernard de Fontaine, general de origen lorenés al servicio de España, quien contaba ya 66 años. La caballería imperial estaba situada en ambos flancos, mandando el ala derecha alsaciana el conde de Isenburg y la izquierda, de jinetes flamencos, el duque de Alburquerque con sus dos tenientes generales: Pedro de Villamor, caballero de Santiago y Pedro de Vivero hijo del conde de Saldana. Por delante de todos ellos la artillería.
La batalla

El ejército francés inició su avance a las tres de la madrugada. Observando el deficiente despliegue imperial, Enghien concentró en su ala izquierda dos tercios de su caballería, con la que pensaba envolver el flanco enemigo. Las distintas fuentes y testimonios no se ponen de acuerdo en muchos de los números ni del trascurso de la contienda, ya sea por intereses propios o patrio.5 Pese a todo, se relata a continuación una reconstrucción aproximada de la batalla.

Fontaine había destacado 500 arcabuceros (otras fuentes hablan de 1.000) en un pequeño soto para cubrir el hueco existente entre la izquierda de su despliegue y el linde del bosque. Este contingente aguardó la primera carga francesa y le causó fuertes pérdidas cuando estuvo a tiro. Muy dañada la caballería francesa no pudo resistir el ataque lanzado por los jinetes de Alburquerque. Al mismo tiempo, en el otro extremo del campo, la caballería francesa era también rechazada por los españoles.

Las dos fuerzas de caballería hispana cabalgaron hacia la primera línea francesa y capturaron algunos cañones. Sin embargo Melo no lanzó a su infantería y se perdió quizá la oportunidad de obtener una rápida victoria.

Ante esta situación d'Enghien logró reorganizar la caballería, cargó contra las dos alas españolas y logró ponerlas en retirada; así mismo los arcabuceros ubicados en el soto se vieron rodeados por ambos lados y aniquilados. Enghien ordenó a Gassion rodear el soto por la derecha con la primera línea de caballería, y él mismo condujo la segunda línea por la izquierda. Apoyados por infantería, ambos embistieron a los jinetes de Alburquerque, que salieron a su encuentro, pero Fontaine ordenó que la infantería imperial mantuviera sus posiciones.
Disposición de las tropas.

Por dos veces la caballería de Alburquerque logró ventaja sobre los franceses, y llegó incluso hasta la artillería enemiga, pero Gassion fue ganando su flanco con sus jinetes mercenarios croatas, y al fin los de Alburquerque retrocedieron en desorden. Los franceses fueron a chocar contra cinco escuadrones de infantería española que estaban a la vanguardia en ese flanco, y tuvo lugar un combate terriblemente encarnizado, en el que perdieron la vida el anciano conde de Fontaine y dos comandantes de Tercio (Conde de Villalba y Antonio de Velandia).

Viendo el peligro en que se hallaba su ala izquierda, el propio Melo cabalgó hasta allí e intentó reagrupar a los jinetes en fuga. Varios cuerpos de caballería (Bonifaz, Borja, Toraldo, Orsini) se rehicieron y cargaron de nuevo, pero Enghien empeñó numerosa infantería en apoyo de Gassion, y finalmente toda la caballería de Alburquerque se dispersó. El ataque francés cayó ahora sobre los tercios valones y alemanes, que sin caballería de apoyo sufrieron pérdidas muy graves y se dislocaron; uno de sus comandantes, Von Rittberg, fue herido y capturado.

Enghien cabalgó hasta una altura próxima para ver los efectos de la artillería. El duque quedó horrorizado al ver cómo La Ferté desviaba su ala izquierda para evitar el barrizal y un pequeño lago, exponiendo sus flancos a la caballería de Isenburg. Este no dejó escapar tal oportunidad; dispersando a la débil caballería francesa de ese flanco, aplastó las columnas de La Ferté, quién recibió tres heridas y cayó prisionero. Los jinetes de Isenburg siguieron galopando, algunos hasta los bagajes franceses, pero la mayoría sobre la artillería enemiga, a la que tomaron por la espalda y capturaron. La Barre, teniente general de la artillería francesa, cayó muerto; L'Hôpital, con un cuerpo de infantería, consiguió recuperar algunos cañones pero volvió a perderlos y él mismo quedó herido. El resultado fue que mientras 24 piezas españolas disparaban sobre el centro francés, éste no podía replicar al fuego.

Si quería evitar un desastre completo, Enghien tenía que actuar con rapidez y decisión. Dejando a Gassion con un pequeño destacamento para que impidiera a Alburquerque rehacerse, tomó todo el resto de la caballería francesa y en un osado movimiento atravesó el centro del ejército de Francisco de Melo, separando a la veterana infantería española de los tercios italianos, alemanes y valones, y girando hasta lanzarse por la espalda contra la caballería de Isenburg, derrotándola.

Vencida la caballería, los tercios italianos (Ponti, Strozzi y Visconti) comenzaron a retirarse. Viendo la desbandada de gente, Melo tuvo la vaga esperanza de que Beck llegaría con sus refuerzos, y dio orden a los tercios españoles de resistir. Pero Beck, que llegó frente a Rocroi a las 8 de la mañana (otras fuentes dicen que fue a las nueve),5 al ser advertido por los fugitivos del desastroso giro de la batalla decidió detenerse y no acudir, si la llegada de los refuerzos se produjo a las nueve quizá era ya tarde para intervenir.

En medio de la confusión, el propio Melo estuvo a punto de ser capturado y buscó refugio en el tercio de Giovanni delli Ponti. Sufriendo una única carga, la infantería italiana abandonó el campo con pérdidas relativamente pequeñas. Entretanto, los infantes de los cinco tercios españoles que quedaban se agruparon formando un gran rectángulo. Rechazaron la aproximación de la infantería enemiga con un nutrido fuego de mosquetes. Las dos primeras cargas de la caballería francesa fueron un desastre, y Enghien salvó la vida por poco (recibió un balazo que abolló su coraza, y su caballo fue muerto bajo él). Al lanzarse en una tercera carga, la caballería francesa tuvo la agradable sorpresa de ver que ningún cañón español disparaba: habían agotado las municiones. Los tercios aún aguantaron otras tres cargas, como si se tratase de una fortaleza, pese a que la caballería había abierto varias brechas en su formación, pero al aproximarse la infantería francesa y abrir fuego algunos cañones que habían recuperado los franceses, la situación se hizo insostenible. El tercio mandado por Jorge de Castellví quedó deshecho, y los demás muy quebrantados; finalmente quedaron los tercios de Garcíez y Villalba, a los que se agregaron los supervivientes de los demás.

Ha habido algunas discordancias en las versiones sobre la última fase de la batalla. Los estudios más recientes (y quizás más objetivos y completos), basados tanto en fuentes españolas como francesas de la época, descripciones de participantes, ayudantes de cámara de Felipe IV, listas nominales de supervivientes, descripciones del propio bando francés ("murallas humanas", llamaría Bousset a los tercios españoles supervivientes)6 señalan que, temiendo que Beck viniera con sus 4.000 hombres en ayuda de los españoles, y ante la impasible resistencia de éstos, Enghien vio la conveniencia de negociar una rendición honrosa de los dos últimos tercios españoles (Villalba y Garcíez) con términos muy ventajosos para estos, ofreciendo condiciones que usualmente se otorgaban a las guarniciones de las plazas fuertes asediadas: respetar la vida y libertad de los supervivientes y permitirles retornar a España, salir con las banderas desplegadas en formación y conservando sus armas. Ante esto el Tercio de Garcíez aceptó la capitulación, pero el de Alburquerque/Mercader no. Tras lo cual este tercio continuó su resistencia durante algún tiempo y después aceptó condiciones generosas.

Melo escapó con buena parte de su caballería, pero con apenas 3.000 infantes. Más de 5.000 habían quedado sobre el campo, la mitad de ellos españoles; varios miles estaban prisioneros, y otros miles desbandados, aunque la ausencia de persecución permitió a muchos regresar. Se habían perdido además los 24 cañones y todo el bagaje, incluyendo la tesorería del ejército (40.688 escudos). Aunque el ejército de Condé también salió muy maltrecho de la batalla, habiendo perdido más de 4.000 hombres, y tardó un mes en reorganizarse en Guise.

Los prisioneros españoles (de los que se conserva relación nominal) fueron 3.826, de los que 2.300 fueron canjeados poco después. La desaparición del núcleo de veteranos alrededor del que se había formado el Ejército de Flandes era un golpe muy duro para la corona española, pero lo peor para España fue sin duda el rendimiento que obtuvo Francia de esta categórica victoria que ha llegado hasta nuestros días.

Es considerada como el principio del declive de los tercios españoles,dada la repercusión que alcanzó la derrota. Los Tercios no volverían a conseguir el esplendor pasado que les hizo merecedores de una aureola de invencibilidad en los campos de batalla europeos. Con esta batalla comienza el declinar del imperio y se inicia el principio del fin de la hegemonía militar de España en Europa. El relevo lo toma Francia, la gran beneficiada, que empieza a emerger como potencia continental.

Sin embargo una visión más actual ha demostrado que pese a tan importante derrota los tercios aún mantuvieron un alto grado de eficacia y operatividad, y su aportación militar en las campañas contra Francia proporcionó algunas victorias significativas, como la de Valenciennes, si bien es cierto que su esplendor y brillo nunca alcanzaron cotas pasadas. Por ello, para algunos historiadores fue la batalla de las Dunas de 1658 y no Rocroi la que marcaría el fin de la supremacía española, pero sí el inicio, pues los tercios, todavía eran capaces de derrotar a la división de infantería que tenían enfrente, pero la época en la que eran capaces de decidir las batallas había pasado.

Un año antes de la batalla, el 26 de mayo de 1642, prácticamente las mismas tropas que mandó el capitán general Francisco de Melo en Rocroi habían derrotado al ejército francés en la Batalla de Honnecourt, y después, el 23 de noviembre de 1643 un ejército imperial aniquiló a otro galo en la Batalla de Tuttlingen. Estos dos ejemplos pueden ilustrar que en sí misma la batalla de Rocroi no tuvo un peso decisivo en las operaciones militares. La derrota de los invencibles tercios se produjo en el momento en que Francia tomaba protagonismo en Europa de la mano de Luis XIV, al mismo tiempo que la hegemonía española decaía. Por ello, suele ser habitual tomar Rocroi como punto de inflexión en los acontecimientos militares de la época, como muestra fue una serie de derrotas en el Imperio Germano, que llevó a Francia a convertirse en poder y árbitro, mientras que los austriacos sufrían una gran pérdida, el Imperio dejaba de existir como un instrumento funcional, en el que incluso los nobles podían hacer su política exterior y declarar la guerra, y España reconocía la independencia de Holanda, que se dedicaba al saqueo, contrabando y conquista en América, así como Inglaterra, que acabará consiguiendo Jamaica, el monopolio del comercio de esclavos (que también usan para contrabando), el comercio de un barco anual (que recargaban en alta mar, y se convertía en 20 barcos de contrabando), la expansión territorial, comercial y pirata de Holanda, Francia e Inglaterra en las zonas de interés de España, las revueltas en Italia, Cataluña, Andalucía y Portugal (que logra la independencia, una gran pérdida para el conjunto), etc.

En definitiva, Rocroi, marca el inicio de una serie de derrotas estratégicas claves para el Reino de España, que deja de ser la potencia hegemónica, y pierde toda capacidad de iniciativa, la política se vuelve defensiva, con un contrabando descarado que drenaba los recursos que pudieran liderar un cambio de la situación del reino, como se ve en el hecho, que los territorio españoles (España y Portugal) en 1660, son prácticamente los mismos que en 1800, con una consolidación de las zonas donde ya eran fuertes, y un mayor control de los territorios interiores.

El 1 de septiembre de 2006 se estrenó la película Alatriste, dirigida por Agustín Díaz Yanes y protagonizada por Viggo Mortensen con el papel de Diego Alatriste, basada en la serie de novelas Las aventuras del capitán Alatriste de Arturo Pérez-Reverte, en la que se recogen en su escena final los momentos últimos de esta famosa batalla. Para su ambientación se utilizó la conocida marcha fúnebre de «La madrugá», compuesta por el coronel Abel Moreno para la Semana Santa de Sevilla e interpretada curiosamente por el Regimiento de Infantería Ligera «Soria» nº 9, descendiente de uno de los Tercios Viejos que participó en dicha batalla, que es, además, la unidad más antigua del Ejército Español, y que desde entonces tomó el sobrenombre del «Tercio de la Sangre» o «Sangriento», debido a su valiente actuación.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 17 Jun 2015 00:54

BATALLA DE TUTTLINGEN

La batalla de Tuttlingen se libró en Tuttlingen el 24 de noviembre de 1643 entre las fuerzas francesas dirigidas por el mariscal Josias Rantzau y el ejército del Sacro Imperio Romano Germánico y del Imperio español al mando de Franz von Mercy, compuesto por imperiales, españoles, bávaros y tropas del Ducado de Lorena. En última instancia, las fuerzas de Rantzau fueron derrotadas por el ataque sorpresa de Mercy. Después de haber sufrido la derrota, las tropas de Rantzau se retiraron al otro lado del río Rin, en Alsacia.1 Por otro lado, Mercy celebró la captura de Rantzau y siete mil soldados franceses.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 17 Jun 2015 01:00

BATALLA DE VALENCIENNES

La batalla de Valenciennes (16 de julio de 1656) fue una victoria del ejército español al mando de Luis de Condé y Juan José de Austria sobre el francés del mariscal Turena en las cercanías de esta localidad francesa, en el transcurso de la Guerra franco-española (1635-1659).

Fue una de las últimas grandes victorias españolas del siglo XVII, y una de las pocas derrotas que sufrió en su carrera el vizconde de Turena, mariscal de Francia.
Desarrollo

El 18 de mayo de 1656 el ejército francés al mando de Turena comenzó el cerco de la estratégica plaza fuerte de Valenciennes, defendida por una guarnición española al mando de Francisco de Meneses. El bien organizado asedio desgastó poco a poco a los defensores. A finales de junio, el nuevo gobernador de los Países Bajos, Juan José de Austria, decidió acudir en auxilio de Valenciennes, cuya situación empezaba a ser insostenible.

El ejército francés, formado por 115 escuadrones de caballería y 31 de infantería, estaba repartido en dos divisiones a ambas orillas del río Escalda, una al mando de Turena y la otra al de la Ferté, con los problemas de comunicación que ello implicaba.

La noche del sábado 15 de julio, cuando la plaza estaba a punto de rendirse, apareció el ejército español, formado por 81 escuadrones de caballería y 27 de infantería. El ejército de don Juan se atrincheró a una legua del enemigo, preparándose para la ofensiva. Se dispusieron cuatro ataques:

La infantería española e irlandesa, comandada por don Juan y el marqués de Caracena.
Las «naciones» a cargo del Príncipe de Ligne, general de la caballería.
Las tropas de Condé con él mismo y el duque de Wuttemberg.
Las fuerzas nuevas, al frente de las cuales estaría el conde de Marsín.

Condé cayó sobre el sector a cargo del mariscal de la Ferté con tal sorpresa y vigor que destrozó la resistencia francesa. Juan José de Austria destacó por su valiente actuación, liderando una brillante carga sobre el campamento francés.

Turena rechazó un falso ataque de 4.000 españoles sobre su campamento y acudió en ayuda de la Ferté, pero fue inútil, por lo que se vio obligado a levantar el sitio y huir precipitadamente a Quesnoy, donde reorganizó sus fuerzas. Los españoles capturaron a 77 oficiales franceses -incluido el mariscal la Ferté, lugarteniente de Turena- y 1.200 soldados, así como su bagaje y todas sus provisiones, incluyendo un tren de asedio de 50 cañones y la correspondencia de los mandos franceses con su Corte, lo que permitió conocer el alcance de sus fuerzas. De la división de la Ferté, tan sólo lograron escapar 2.000 hombres, tras tirar sus armas y huir en desbandada.

La victoria en Valenciennes contribuyó a elevar enormemente la moral de los tercios españoles, produciendo en Europa «uno de aquellos estremecimientos que solía dar España en tiempos más afortunados», valorándose especialmente el triunfo por la superioridad de los efectivos franceses. Felipe IV ordenó acuñar una medalla de oro para conmemorar la victoria, y se la mandó a Condé junto con un sable de caballería del mismo metal.

Sin embargo, los franceses supieron reaccionar, y, conscientes de su superioridad, no se dejaron amilanar. Turena reconstruyó rápidamente sus fuerzas y reemprendió la campaña. La victoria española resultó finalmente contraproducente: a causa de la debilidad de las fuerzas españolas no pudo aprovecharse adecuadamente, e hizo fracasar las negociaciones de paz entre Francia y España, puesto que la Corte de Madrid, animada por el éxito de sus armas, se negó a las exigencias francesas. De tal modo, la guerra se alargó hasta 1659, cuando la posición ventajosa de España ya había desaparecido, viéndose obligada a firmar el Tratado de los Pirineos.


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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 17 Jun 2015 01:04

BATALLA DE LAS DUNAS

La batalla de las Dunas (o batalla de Dunkerque) sucedió el 14 de junio de 1658 y enfrentó al ejército anglo-francés, bajo el mando del vizconde de Turenne, contra el español conducido por Juan José de Austria y Luis II de Condé.

En 1635, durante la guerra de los Treinta Años, las hostilidades entre la Francia de Luis XIII de Francia y Richelieu y España bajo el reinado de Felipe IV desembocaron abiertamente en la guerra franco-española. En 1655 la rivalidad comercial entre España y la Commonwealth de Inglaterra, bajo el Protectorado de Oliver Cromwell, condujo a la guerra anglo-española. El rey inglés Carlos II, desde su exilio en Flandes, estaba aliado con las fuerzas españolas.

En mayo de 1657 Inglaterra y Francia (ya bajo el reinado de Luis XIV y el gobierno de Mazarino) firmaron el tratado de París, por el que ambos se comprometían a colaborar militarmente contra las tropas españolas en los Países Bajos españoles.


En mayo de 1658, 20 000 hombres del ejército francés apoyados por 6000 soldados británicos sitiaron Dunkerque, defendida por 2200 soldados españoles de infantería y 800 a caballo al mando del Marqués de Leyde. El ejército español de Flandes con unos 15 000 hombres inició la marcha en ayuda de la plaza sitiada, llegando a las posiciones francesas el 13 de junio cansados, divididos y sin su artillería ni suministros. Sus fuerzas fueron separadas en dos grupos: a la derecha el ejército español y a la izquierda el cuerpo de guardias suizos dirigido por Condé. Contaban con el apoyo de las tropas inglesas e irlandesas leales a Carlos II, dirigidas por el hermano de éste, el duque de York.

Habiendo recibido buena información de sus exploradores y dejando a algunos hombres para continuar el sitio, Turenne avanzó al encuentro del ejército español con 15 000 soldados. La batalla librada el 14 de junio resultó de esta maniobra y tuvo lugar en las dunas de Leffrinckoucke.

El enfrentamiento, que duró cerca de dos horas, terminó con una derrota de las fuerzas españolas, que perdieron cerca de 6000 hombres, incluyendo de 3000 a 4000 prisioneros, frente a los 4300 del ejército francés, que fue apoyado por las tropas y la marina inglesa.

La derrota supuso la toma de la ciudad de Dunkerque por el ejército franco-británico. El 7 de noviembre de 1659 el Tratado de los Pirineos sellaba la paz y ponía fin a 30 años de guerra entre Francia y España. Tras la victoria, Enrique de La Tour D'Auvergne, vizconde de Turenne, será nombrado, hacia 1660, Mariscal General de Francia.

Para algunos historiadores fue la batalla de las Dunas y no Rocroi la que marcó el fin de la supremacía de los tercios españoles.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 17 Jun 2015 01:08

Hola a todos:

Hasta aquí una pequeña serie de batallas en las que las tropas españolas por si solas, o colaborando con las del Sacro Imperio Germánico, se cubrieron de gloria en los campos de batalla de Europa, a continuación seguiremos con las referencias a los militares de la siguiente etapa de la corona española, tanto de los Austrias, como después los Borbones y los diferentes periodos de Republicanismo o o regencias.

Si alguno desea incluir alguna otra batalla de esa época, antes de continuar puede hacerlo, ó en su caso indicar la referencia para que yo mismo la incorpore, agradezco de antemano a quien tome la iniciativa.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor IVAN-HK » 17 Jun 2015 21:20

Rescoldo escribió:Hola a todos:

Hasta aquí una pequeña serie de batallas en las que las tropas españolas por si solas, o colaborando con las del Sacro Imperio Germánico, se cubrieron de gloria en los campos de batalla de Europa, a continuación seguiremos con las referencias a los militares de la siguiente etapa de la corona española, tanto de los Austrias, como después los Borbones y los diferentes periodos de Republicanismo o o regencias.

Si alguno desea incluir alguna otra batalla de esa época, antes de continuar puede hacerlo, ó en su caso indicar la referencia para que yo mismo la incorpore, agradezco de antemano a quien tome la iniciativa.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 17 Jun 2015 23:59

Cual de ellas, la de Fidel, la de la Mafia, la Bahía de Cochinos, el hundimiento del Maine, etc., pero todo llegará, si mañana no la palmo de indigestión dando de comer a estas fieras

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