No me descojono.
Cazando la perdiz yo iba por el orillo de unos melocotones entre éstos y un ribazo muy alto y mi amigo Gerardo (al que conoces) por el otro orillo.
Me dejó un cartucho dispersante (con perdigón cuadrado), pero en un momento que salimos a sitio más abierto lo cambié por un Winchester superspeed de 36... O era un Río 100?
Volvíamos terreno cerrado y oíamos al perro que llevaba delante una perdiz a peón. La oí arrancar a volar y se presentó de repente rozando las copas de los melocotoneros. Le tiré entre dos árboles un tiro de esos instintivos.
Gerardo preguntó desde el otro lado: la has matado?
DEL TODO.
Se viene para mí y le digo: no la busques.
Hombre, que igual le has arrancado un ala o la has enganchado trasera o...
¡Que no la busques!
Que sí, hombre! Mira! Ahí está la cabeza.
Sí, y ahí la cola. Lo de en medio se ha quedado para abono. Hala vámonos.
la recuerdo caer hecha copos de plumas.
Qué pena

B.U.A.
Beatífica Unión Apostólica 30.06
(establecida en 1906)
"bonus venator grosso munitio numquam requirere"