Siempre andamos, en éste gremio, quejándonos y con razón de la poca comprensión de los jueces y fiscales, de lo poco versados que están en la realidad de la calle y de las agresiones a los agentes, de su muchas veces particular interpretación de la "proporcionalidad de los medios" (todos hemos visto compañeros condenados por responder con un disparo a la amenaza de un arma blanca, por ejemplo) y de, hablando claro, lo estúpido de algunas normas legales, pero bueno, no todo iba a ser malo.
La sentencia, como digo, aporta algo de esperanza. El Supremo absuelve de homicidio a un compañero que habiendo disparado a las ruedas a un vehículo a la fuga donde se presumían viajaban terroristas y cuyos ocupantes habían causado varias situaciones de peligro vital para los agentes y demás usuarios de la vía, el rebote de un proyectil mata a uno de los ocupantes. Luego podemos decir otra cosa muy repetida. ¿Si el proyectil no hubiera sido del tipo blindado, habría muerto alguien?

De cualquier modo, ésta sentencia resulta de la estricta aplicación de la ley. Sí, tal cual. La ley contempla hechos así y autoriza el uso de las armas de fuego en supuestos así, lo que ocurre que también deja la puerta abierta a la interpretación, y la misma acción también podrían haberla considerado excesiva, o imprudente, y ese guardia acabar condenado.
Así que hay que decir que ese compañero ha tenido suerte, mucha suerte. Para mí y para todos -creo- ha cumplido con su deber, pero lo cierto es que yo, en esa misma situación, he de decir que no habría disparado. Lo hubiera perseguido de cerca informando de su localización y esperando que se pudiese bloquear la carretera más adelante e interceptarlo allí, pero con las leyes y el respaldo que tenemos en España, una acción así, aunque sea lo lógico, es jugársela. Y digo que es lo lógico porque en realidad lo que importa es PARAR a unos cabrones de éste pelo cuanto antes, sin esperar a que más adelante se cruce con otro coche y mate a alguien, pero eso, explicádselo a los de la bata negra.
Tengan cuidadito ahí fuera.