El otro día, por más señas el jueves, se celebro la cena de despedida de dos magníficos suboficiales del Rgto. Lusitania 8, allí estaban las viejas glorias del Rgto., y sobre todo mucha experiencia y también mucha savia nueva.
Yo, le solicite al Coronel el que me permitiera decir unas palabras, ya que los dos “agasajados”, eran muy buenos amigos y me lo concedió.
Cuando llego el momento, la situación y la emoción del momento me impidió decir todo aquello que tenía pensado – suele suceder siempre ene estas ocasiones – y que luego queda en nada y te salen las cosas al revés de lo que tenias pensado decir por eso, quiero aprovechar esta página para decir de manera resumida todo eso que tenía en mente.
Hace muchos años – para que decirlos – llegaron al Rgto., las primeras promociones de la Básica. Los suboficiales de la época opinaban que eran gente sin experiencia, que no serian capaces de llevar a la tropa puesto que la inmensa mayoría procedían de la calle, gente sin preparación y un largo etc. Craso error.Aquellos nuevos suboficiales eran gente con una gran preparación cultural, técnica y profesional, que demostraron que eran suboficiales con una gran valía y así lo demostraron en años sucesivos las siguientes promociones.
Cuando yo me volví a reincorporar al Lusitania después de mis 3 años en el Numancia, me encontré a los que el jueves se despedían y al que se despidió con anterioridad, mis buenos amigos, José Manuel, Antonio y José María, y unos suboficiales que yo no conocía de mi partida del Rgto., mis también amigos Julián, Tino y Luis. Pero a estos se unieron un año después lo que fue durante años la espina dorsal de la suboficialidad del Rgto., la 4ª y la 5ª promoción de la básica, a la que después se fueron añadiendo las siguientes haciendo que el Rgto., tuviera un plantel de suboficiales de primera línea.
Pero me quiero centrar estas 4 primeras promociones.
Aquel verano del 80, significo el cambio del Rgto., de la Base de Bétera a la de Marines y el traslado del Rgto., a unas instalaciones precarias, a medio hacer, y que coincidió con la llegada de este magnífico grupo de sargentos nuevos, jóvenes, con ganas de trabajar, con unos magníficos conocimientos tanto técnicos como morales, a los cuales me uní desde el principio igual que todos los sargentos de promociones anteriores y algunos como en mi caso de la “vieja” escuela. El cambio fue para todos nosotros un aliciente mayor y para todos ellos un reto al que nos enfrentamos de pecho abierto y con ganas. Los vehículos se tenían que mantener, reparar, cuidar los equipos – durante largos meses estuvieron tapados con lonas y las herramientas en los cajones de almacenaje – y al mismo tiempo, instruir y entrenar al personal, realizar ejercicios y maniobras tanto en la zona como en los campos de maniobras nacionales y todo ello sin una sola queja, al contrario.
Para nosotros como dije en la cena, no había festivos ni fines de semana ni día y noche, si había que meterle mano a un carro, daba igual la hora pero al día siguiente estaba listo. Si había que preparar maniobras, el mando no nos tenía que decir nada, nosotros nos anticipábamos a prepararlo todo.
Que se puede decir de la magnífica labor de gente como el sargento Vacas, cuya capacidad de trabajo mantenía los vehículos de la plana como no los tenía nadie y luego dejando su huella de su capacidad de trabajo y organización a lo largo de su paso por los diversos destinos. Y el sargento Alarcón como carrista nato y posterior subayudante y dotes de organizador y de José María, cayado, meticuloso en todos sus destinos. Y de esos Jarabo, Sabariz, Arroyas, Andres, Gomariz, Castaño, Cecilia, Julián , Tino y un largo etc., que en su época de guerreros demostraron lo mejor con sus conocimientos y capacidad de trabajo de la cual doy fe por haberlos tenido conmigo en carros o en los TOAs del meca., y como especialistas, los citados, han demostrado su valía a todo lo largo de su vida profesional tanto dentro como fuera del Rgto., con otras unidades y en misiones en el extranjero.
Cuando en los años malos de las disoluciones, en los que nadie daba un duro por el Rgto., Lusitania, este se mantuvo casi en cuadro pero siguiendo con su labor diaria y el esfuerzo de mantenerlo operativo con la penuria de personal existente, pero la labor desarrollada y la capacidad de trabajo de todos y sobre todo de estos suboficiales y de todos en general le hizo comprender al mando que el Lusitania no podía ser disuelto sino al contrario hacerlo el mejor Rgto., de caballería de España.
Largo seria el poner aquí todas sus virtudes como personas y como militares, pero si pudo asegurar que han dejado y dejaran una huella en el Rgto., y en aquellas unidades en las que algunos están por motivos varios, y que será muy difícil de borrar.
Yo no sé si algún componente del Rgto., Lusitania lee estas letras, yo no sé si algún suboficial u oficial las leerá, pero si es así, decirles que estos suboficiales que se están marchando del Rgto., son el espejo en el que se deben mirar los actuales y futuros suboficiales del Rgto., y si esto lo lee el Coronel, decirle ¡Mi Coronel, el Rgto. Lusitania ha perdido y perderá a unos magníficos suboficiales pero con ellos, el Rgto., ha ganado un prestigio que nadie en este mundo le podrá quitar, ser el mejor regimiento de nuestra arma, ser el Gran Regimiento de Caballería Lusitania 8 y Usia y todos los que le han precedido se tienen que sentir muy orgullosos de mandar a suboficiales así, que tanto han hecho y han dado al Rgto.!Quiero acabar, diciendole a todos los que se han ido a disfrutar con su familia el resto de sus años y a los que pronto como yo, tendremos que colgar el uniforme, que ese uniforme con esas lanzas no se cuelga jamás, porque se lleva en el corazón y que si un día España, nos pidiera su ayuda, hay estaríamos, porque un día JURAMOS DAR HASTA LA ULTIMA GOTA DE NUESTRA SANGRE, en defensa de ella. Y ahí estaremos los Lusitanos.
Un fuerte brazo a todos y disculpar por el largo documento.
