Españoles en el Támesis; las hazañas de Fernando Sánchez de Tovar
Esta historia es digna de contar y ser recordada, y esta historia tiene un nombre: Fernando Sánchez de Tovar. Estamos hablando del único almirante que entró en el Támesis, saqueó el corazón de Inglaterra y volvió victorioso con su botín y el miedo pintado en las caras de sus enemigos. Porque la hazaña de Sánchez de Tovar no fue un hecho aislado: arrasó repetidas veces la costa sur de Inglaterra sin que la Pérfida Albión pudiese hacer nada por impedirlo.
Remontémonos al siglo XIV. España aún no ha terminado la Reconquista, pero dos reinos se elevan por encima de los demás: Castilla y Aragón. En Europa suenan tambores de guerra: Francia e Inglaterra luchan despiadadamente en la Guerra de los 100 años, en este momento Inglaterra no domina toda su isla, pero grandes extensiones de Francia están bajo su control. Europa retumba en el conflicto y muchos reinos toman partido por uno de los dos bandos, y nosotros no somos una excepción. El rey Enrique II de Castilla firma una alianza con Carlos V de Francia para combatir al común enemigo: los ingleses.
Primeros enfrentamientos
Inglaterra ha usado con éxito muchas veces el canal de la Mancha como barrera para defenderse de ataques e invasiones, pero esta vez no resultó: Castilla no sólo tenía flota, sino que era la mejor de toda Europa occidental. Y fue precisamente esa flota, formada por los mejores barcos y marinos que los astilleros sevillanos podían ofrecer, la que se enfrentó a los ingleses en las frías aguas del canal.
Los españoles juntaron una armada de 22 galeras dispuestos para el combate, mientras tanto, la escuadra inglesa (36 barcos) se dirigía al puerto de La Rochelle custodiando otros 14 barcos repletos con el tesoro real para financiar las tropas del continente. Era el 22 de junio de 1372, y la flota castellana barrió por completo a la inglesa, haciéndose con todo su tesoro. El puerto sería tomado un mes más tarde por Ruiz Días de Rojas.
Así lo cuenta el cronista inglés Jean de Froissart, “... por muy caro que lo pagaran los barones, caballeros y escuderos que allí fueron muertos o capturados, el rey de Inglaterra perdió más que nadie pues por aquella derrota se perdió luego todo el país...”. Jean, cronista oficial de la corte inglesa, comentaba algo contrariado por la derrota, que “...allí fue capturado el conde (de Pembroke, almirante inglés) y todos los que estaban en su barco fueron muertos o apresados...”, y también que “...No pudo escapar nadie...” Comenta también la marcha de los castellanos a la mañana siguiente “...En lo alto de los mástiles llevaban grandes telas a modo de pendones con las armas de Castilla, tan largos que los extremos chocaban a menudo con el agua, y era hermoso de contemplar...”. La escuadra la mandaban los almirantes Díaz de Rojas, Cabeza de Vaca, Fernando de Pión y el genovés Ambrosio Bocanegra.
Un año después, en 1374, muerto ya el genovés, la flota castellana saquea dos veces la isla de Wight, asistida por unas pocas galeras francesas. Es ya el almirante Don Fernando quien las comanda, puesto que demostró su valía en la batalla de Nájera al lado del rey y se hizo merecedor de su confianza. La imparable armada continúa su campaña de acoso y saqueo hasta que, al año siguiente, otra flota inglesa le sale al paso en la bahía de Borneuf y es derrotada por completo: los españoles son dueños indiscutibles del canal de la Mancha.
Las costas inglesas a merced de los castellanos
El rey Eduardo de Inglaterra no ve otra solución: firma un armisticio en la localidad de Brujas, y los mares del canal y, lo que es más importante, las rutas comerciales con la rica Flandes, caen en manos hispanas.
Pero las circunstancias en Inglaterra no mejorarían. El rey recibió fuertes críticas del Parlamento y hubo de hacer dimitir a varios ministros, poco después fue apartado y murió, dejando la corona a un niño de diez años. Los nobles ingleses no se resignan a perder su ventaja comercial y reanudan las hostilidades. Fue entonces el gran momento de Tovar.
Al mando de 50 galeras y con más de 5.000 hombres (incluida una pequeña escuadra de apoyo francesa), se dirigió a las costas inglesas y destruyó Rye y la zona de los cinco puertos (Plymouth, Porthsmouth, Darthmouth, Lewes, Folkestone), además de "pasear" de nuevo por la isla de Wight. Los barcos españoles recuerdan a los ingleses las letales incursiones vikingas de la época anterior.
Los ataques siguen ininterrumpidos, mientras los ingleses tratan de reunir más flotas y mejoran sus sistemas de defensa costeros, pero nada detiene a esos demonios castellanos. Es entonces cuando Fernando decide golpear al mismísimo corazón del orgullo inglés: tras arrasar de nuevo la costa, se dirige al este y remonta el Támesis en dirección a Londres. Llega muy cerca, hasta el pueblo de Gravesend, lo toma y lo incendia. Las llamas pueden observarse perfectamente desde la Torre de Londres, y el rey debió de sentir muy de cerca el acero de las espadas españolas. Así lo narra Pedro de Escavias: "E de allí, enbió beynte galeas en ayuda del rrey de Françia, con don Fernán Sánchez de Tovar, su almirante, los quales fizieron gran guerra aquel año por la mar a los yngleses. Entraron por el río de Artamisa, fasta çerca de la çibdad de Londres, donde galeas de enemigos nunca jamás entraron".
"Dónde nunca jamás entraron", pues, efectivamente, ningún enemigo volvió a hollar el Támesis después de Fernando Sánchez de Tovar. Por desgracia, Fernando tenía otras batallas que librar por su rey y su nación, así que abandonó la aún más difícil empresa de atacar el mismo Londres y retornó a España, donde dio su vida en el asedio de Lisboa, cuatro años después, que ayudó a tomar para Castilla como ofrenda y muestra de cómo vivió: invicta y honorablemente.
Los otros Fernandos
La muerte de Sánchez de Tovar no detuvo las victorias hispánicas. En 1405 un almirante con patente de corso, el vallisoletano Pero Niño, quema y saquea Saint Ives, Portland, Poole y la importante ciudad de Southampton, ampliando sus victorias del Mediterráneo al Atlántico. Y en una nueva campaña derrota a un ejército inglés en la isla de Jersey con sus mil corsarios. Años más tarde, la Liga Hanseática, una agrupación comercial de ciudades germanas muy poderosa e influyente, es derrotada por los castellanos en 1419, confirmando la supremacía española en esas aguas, que no desaparecería hasta muchos años después, con las revueltas provocadas por la reforma protestante. Mientras tanto los barcos españoles surcarían esas aguas dueños y señores de las mismas, tranquilos tras haber cumplido su deber con valor.
Fernando Sánchez de Tovar fue enterrado en la catedral de Sevilla, y en su epitafio se podía leer:
"Aqui yace el bueno e honrado cavallero D. Ferrant Sanchez de Tobar, almirante de Castilla que Dios perdone, sobre Lisboa en el año de MCCCLXXXIV, e mandole facer esta sepultura Juan de Tobar su viznieto, en el año de MCCCCXXXVI".
Ahora es nuestro deber recordar esos nombres y evitar que caigan en el olvido.
LAS INVASIONES CASTELLANAS DE INGLATERRA, S.. XIV
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Re: LAS INVASIONES CASTELLANAS DE INGLATERRA, S.. XIV
Cabo Pistolo
Estupenda idea la tuya de poner aquí algo tan desconocido para la inmensa mayoría
Estupenda idea la tuya de poner aquí algo tan desconocido para la inmensa mayoría
El orden humano se parece al Cosmos en que, de vez en cuando, precisa hundirse en el fuego para renacer de nuevo. Ernst Junger. Sobre los acantilados de mármol.
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Re: LAS INVASIONES CASTELLANAS DE INGLATERRA, S.. XIV
Hernan2 escribió:Cabo Pistolo
Estupenda idea la tuya de poner aquí algo tan desconocido para la inmensa mayoría
Muchas gracias, Hernan2

Son artículos que de vez en cuando recibo en un boletín. Casi sobra decir que no soy yo el autor. Pero creo que merece la pena saber estas cosas que (y por eso "copio" y "pego"), desde hace unos años (desde que el "tío paco" nos dejó, para ser más concretos), tantos y tantos se empeñan en hacernos olvidar, para ir socavando más y más nuestras señas de identidad, nuestra idiosincrasia y, en definitiva, para aborregarnos y controlarnos completamente

Estas cosas no quieren utilizarlas en "jolivud", porque hacen pupa a sus amigos los ingleses (borrachos, guarros y ladrones donde los haya

Pues como vemos, parece que los hemos "acoquinao" bastante más de lo que los machacó Hitler

¡¡¡Santiago y cierra, España!!!


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