Hoplon, también nos contó que una vez le dio un espasmo cascándosela en el salón de casa, y que le sacudió con el colodrillo a la pared TAN FUERTE que descolgó un cuadro de la habitación de al lado.
Pero si éramos vecinos joder y se bañaba en Enero en HUESCA dando una brazada y un puñetazo al hielo, alternativamente. Aunque era un matután de 1,90 metros y 100 y tal kilos tenía la voz aflautada: ¿No te quieres bañar? No, tío, no, venga date prisa.
Los días que teníamos educación física llegaba (después del baño) en camiseta y pantalones cortos a las 8 y media de la mañana en pleno invierno. Dos, tres, siete bajo cero, se la soplaba. Todos jodidos con las chupas las bragas los guantes, y el tío allí tan terne.
Lo llamábamos con el nombre de su trago favorito (lo he escrito pero me retracto) porque fábricadeleche nos pareció muy largo. Yo puedo llegar a impresionar bebiendo, él me impresionaba a mí, en aquellos felices años en los que se volvía a casa los sábados a cuatro patas (personalmente, literalmente un par de veces) o no se volvía.
Tenía una retahíla de primos psicosatanoides, su madre a la que te despistabas te empezaba a sobar, su padre hacía footing con traje corbata y mocasines, tenía siete gasolineras. Todas las de la ciudad, en cierto momento. Un puto monopolio.
Tonto no era, tenía un método para calcular DERIVADAS de cabeza que a nuestro muy competente profesor de mates -colegio privado- le intrigó muchísimo. Yo era míster 5 pelao en mates.
No era un marginado. Nos tenía a mí y al resto de la gente, éramos un grupo majo, alquilábamos pisos, etc, como todos. Si por algo le criticábamos, sería, supongo, porque estaba podrido de pasta y conseguía machacársela 17 veces en un día.
Envidia cochina.
Pero nunca le dijimos nada porque tenía un aire infantil -y éramos niñatos de 17 años!- y no queríamos ver triste a nuestro peluchón grandullón, así que era mejor verlo reír. Hostia cuando se encanaba no podías dejar de partirte el culo. Eso era como el ébola de las risas: contagio seguro. Además, convenía no tocarle los cojones porque tenía brazos como farolas y era perfectamente capaz de darte una hostia como un campanario.
Al brasilero ese muerto a base de darse manubrio que le dediquen un monolito...

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