Mensajepor pablo1984 » 09 Dic 2012 16:06
La Festividad de la Inmaculada
Por católica y por española, la festividad de ¡a Inmaculada Concepción renueva en nuestra alma, y los enciende en el culto a Dios y a la Patria, los más vivos sentimientos. Por católica y por española, y, además —singularísima circunstancia de singular relieve después de la guerra última—, por conmemorar con ella la festividad de la Patrona, de nuestra gloriosa Infantería. Porque si no podemos olvidar en este día, sino, al contrario, evocarlo para el homenaje, todo el significado de un Dogma en el que España puso tanto por consagrarlo consubstancialmente con las Verdades de la Iglesia, tampoco podemos olvidar, con ocasión de esta, fecha, a esa infantería de España, a la cual debemos gratitud nacional por ser claustro materno del alma, militar, paradigma de virtudes, del Caudillo, y por habernos deparado la Victoria, con su heroísmo sublime, en los campos de batalla. Desde el Alcázar de Toledo, nido sacro de infantes, en donde ha de cifrarse uno de los símbolos más genuinos del triunfo contra los enemigos de España, irradia la recordación memorable de tantas y tantas generaciones de ge- mrale$t jefes y oficiales que supieron, con edificante espíritu y con sabia técnica, hacer operantes, en una eficacia victoriosa, lm virtudes de disciplina, de sobriedad, de valentía y, sobre todo, de amor patrio, de que se nutrían, también de generación en generación, y con sangre nacional auténtica, los cuadros de nuestras tropas de infantería. “La mejor Infantería del mundo” No es repetir un tópico; es acrecer la experiencia de una verdad al recordar el testimonio, vivo y caliente aún, que aduce la guerra de los tres años. La mejor Infantería del mundo, en efecto, que ha sabido, en pos del Caudillo, infante supremo entre las promociones toledanas, ganar la guerra, sorbiendo penalidades, agotando sacrificios, superando las dure• sos de una campaña compleja y ardua como pocas.
Por católica y por española y por evocadora de la Infantería, es decir, del núcleo matriz del Ejército, esta fiesta del 8 de diciembre fué arrumbada también por la República con su habitual grosería expeditiva para fulminarle un desahucio del calendario, ya que no podía arrancarla del corazón de todo buen español, El Caudillo, en nombre de la Patria restaurada, restauró la fiesta de la Inmaculada como Patrona de la Infantería, asi como de los beneméritos y sabios Cuerpos de Estado Mayor y Jurídico Militar. La restauró asimismo como gran día de España en los más puros de sus amores y de sus evocaciones tradicionales. Y si el calendario de España vuelve a vestir con una guirnalda de conmemoración esta jornada, el corazón de los españoles, que a través de los años siniestros no dejó de celebrarla en la catacumba más recóndita e infalsificable de su ser, puede sentir hoy Ia ufanía de mostrarse enjoyado con las galas de su complacencia, en el triple homenaje a la Reina de los Cielos, a la Madre España y a la Infantería, que, con el resto del Ejército y bajo el mando del Generalísimo, nos ha devuelto el orgullo de ser españoles.
Los españoles son el único pueblo mediterráneo verdaderamente valiente e inmediatamente organizarían guerrillas en nuestra retaguardia. No se puede entrar en España sin permiso de los españoles.