agustiniglesia escribió:Hola a las buenas noches, este mensaje es para recordar que si un dia el pequeño Gupi, realiza una machada de las de mira me y no te menees si consigue llegar hasta su transportin, o en su defecto a su lugar de acomodo ya es intocable, se le puede insultar hacer la hola dar saltos pero ni tocarle aunque este sentado de culo y mirándonos hacer el ganso por el cabreo que nos ha hecho coger, pero en su covacha debe ser intocable, dado que si en su santuario le atizamos perderá toda la confianza que pueda tener en nosotros y en si mismo y nos puede salir rana.
Es una maxima que un servidor siempre ha respetado.
Hola Agustin,
Buenos días

Muchas gracias por tu orientación

Yo no pego a mis animales de compañía, pero sé cómo montarles la bronca y darles su castigo. Si la psicología del pequeñajo Gupi es parecida a la de un perro o incluso a la de un gato, basta con echarle una buena bronca acompañada de gestos no directamente amenazantes y, acto seguido, dejar de hablarles y recordarles durante un tiempo que estamos "enfadados" con su acción.
Si por desgracia un día su comportamiento fuese claramente hostil o yo viese que el animal sufre en mi compañía, tengo siempre la posibilidad de devolverlo al amigo que me lo regaló (por más que me doliera), en cuyo caso Gupi estaría en compañía de su madre y de su padre, o en un habitáculo muy próximo y cómodo.
Esta madrugada he vuelto a comprobar que se ha creado un vínculo de dependencia, tanto de él hacia mi y hacia mi esposa, como de nostros hacia él. Esto se basa en un hecho concreto constatado repetidamente: Alrededor de las 8 ó 9 de la mañana es su hora de jugar, de hacerse acariciar y de dormir entre caricias y calentito. A esta hora todavía estamos en la cama, porque alrededor de las 4 es su hora de tomarse un buen biberón. Pues bien: Cuando llega su hora de jugar, parece hacerlo como si yo fuese su madre; también juega a morder (tal vez para ejercitar sus mandíbulas y endurecer sus encías con sus dientecillos). Cuando lo he vuelto a dejar sobre la almohada, sin mi contacto directo durante un par de minutos, se echa a llorar y hasta a berrear como un bebé humano. Basta entonces volverlo a coger y ya está feliz.
Si un día hace algo mal, tendrá una bronca de gestos y pisotones que daré en el suelo. Cuando acto seguido deje de atenderlo y de hablarle, sabrá que su "mamá" se ha cabreado. De este modo debería en poco tiempo asociar el acto origen con su resultado.
En unos cuantos días me propongo comenzar a hacerle jugar persiguiendo alguna pelotita o algo que pueda atrapar y morder. Ese juego funciona de maravilla con perros y gatos.
Yo me conformaría con que se comportase un poco como un gato; es decir, que aunque fuese a su bola, me reconociese y agradeciese mis caricias.
Piensa que en el mundo de las mascotas, se viene estilando mucho el tener hurones. Un hurón es un animal grácil y cariñoso como un gato cuando se le trata bien desde pequeño, incluso aunque en modo salvaje sus instintos sean "sanguinarios" (tal vez más aún que los de un zorro o un lobo o, por qué no decirlo, en perro asilvestrado o que ha perdido su relación con los humanos).
También animales mucho menos interactivos con los humanos, como por ejemplo un "humilde" gorrión, cuando lo crías desde pollo, lo tienes encima todo el día y no sale volando por la ventana a la primera ocasión.
Piensa en la cantidad y variedad de animales que las personas adoptan como compañía, por lo general sin ningún problema y sin dedicarles los cuidados y cariño directo que nosotros venimos dando al..."lavativas"

Te dejo, porque lo estoy oyendo pedir su biberón

Un abrazo