Muy buenas. Atendiendo a la invitación que uno de los padres de la Hispania, mi hermano Chema, para realizar unas primeras pruebas de tiro , nos encaminamos esta sábado al campo, bajo el solecito de Agosto.
Antes que nada, comentar que no soy un gran tirador y que mis impresiones subjetivas son las de un aficionado medio. Calculo que los grandes agrupadores sacarán un mayor rendimiento a este arma, sobretodo después de realizar sobre ella sus adaptaciones particulares.
La primera impresión que me llevo ,es tener en las manos una carabina más ligera de lo que su aspecto pueda hacer suponer. Cierto es que habitualmente tiro con un armario de tres puertas, y la Hispana no montaba visor alguno, pero después de trastear con ella toda la mañana, no tuve la sensación de mancuerna que te dan otras armas.
Cargamos. Aquí esta tal vez su talón de Aquiles. El sistema no es cómodo (sobre todo en un principio) en su primera fase: cuesta un poco sacar la palanca y el recorrido muestra bastante resistencia. Al realizar esta acción varias veces, le vamos cogiendo el truquito, pero al final de la mañana el conjunto codo-hombro está bastante cargado muscularmente. Si tenemos que hacer series muy largas, será de agradecer el complemento previsto para alargar el brazo de carga. En caso contrario, recomiendo incorporar al maletín de tiro un voltarén

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Referente al puerto de carga, no voy a descubrir nada nuevo para quienes esteis habituados a las GAMO CFX. Una vez encarada, podemos notar lo que quizás sea una de sus mejores virtudes: la adaptabilidad. Como buena stutzen , tenemos recorrido de sobra para colocar la mano izquierda y equilibrar bien el arma. Cierto que ello puede dar pie a ciertos vícios en el momento de coger la carabina, pero yo la encontré cómoda.
A nivel de fiabilidad, se probó con miras abiertas a diferentes distancias, utilizando munición HN del 4,5. Los resultados muestran agrupaciones correctas a 15-20 metros, pero queda trabajo por delante para ir buscando que tipo de alimento precisa la Hispania. En definitiva: una primera toma de contacto que nos indica que estamos ante una arma que está más allá del mero objeto de colección y que puede servir para divertirnos, aunque evidentemente no se trate de una carabina de competición. Ante la llamada de una suculenta paella, dimos por finalizada la sesión quedando pendiente la instalación de un visor, y pruebas ya más serias con diferente munición.