Lo que más me ha sorprendido es ver cómo todavía los españoles (los que todavía queremos seguir llamándonos así, aparte del gentilicio que nos proporcione nuestra región) en buena medida seguimos siendo incapaces de contrastar ideas sin tirarnos los trastos a la cabeza.
En segundo lugar me ha llamado la atención la facilidad con la que se trabuca el tema planteado hasta llevarlo por derroteros que nada tienen que ver con él: por ejemplo: que si hay que dejar el arma en el cuartel, que si la preparación, etc. Esto es un desvarío.
Como también lo es la interpretación perversa (ahora sí cabe el término), por ser aviesa, capciosa y totalmente fuera de lugar de este compañero
Chuachenager escribió:Una pregunta: que alguien mate a su pareja es el motivo del post?
O lo es porque que era GC. y homosexual?
Porque ambos términos interrelacionados en modo perverso es
como mínimo mal intencionado.
El motivo del post, te lo aclaro a ti, Chuachenager, es poner de relieve la inutilidad y la contradicción inherente a una ley que discrimina a mujeres y hombres en función de quién ejerce la violencia, violando de manera flagrante la Constitución (aunque esto ya no es novedad, pues de facto está prácticamente derogada, salvo para lo que conviene al grupo político que en ese momento tiene más poder).
Vamos: que hay una ley específica sólo para sancionar al género masculino cuando es hombre el que ejerce la violencia contra la mujer, mientras que el mismo delito, si lo comete ésta es contemplado de forma distinta y no recibe la misma sanción. Esto atenta se mire por donde se mire contra la igualdad de hombres y mujeres, que deben recibir el mismo trato de los tribunales con independencia de quién cometa el delito. Si esto no sucede es que no se están haciendo bien las cosas, eso por no entrar en la inutilidad de una legislación que no está impidiendo que se produzcan las muertes que se producen, por desgracia. En este tema, se ha hecho algo, por hacer algo, sin más planteamientos legales ni consideraciones psicosociológicas, salvo las demagógicas de rigor.
Es anecdótico que el violento haya sido un G.C., y que el hecho se haya producido en un gimnasio. Aquí lo que de verdad cuenta es: cómo se juzga al supuesto delincuente cuando en la pareja hay dos personas del mismo género. Esta violencia se está produciendo ya todos los días; pero ha saltado a los medios de comunicación por el hecho de que los protagonistas han sido un G.C. y su amante. De nuevo se ha producido el fenómeno comunicativo tan conocido en periodismo: no es noticia que un perro muerda a un niño... pero sí que el niño muerda al perro. Si hacemos abstracción de la función pública del protagonista, veremos que nos queda: una agrsión de un homosexual a su pareja y la forma en la que ha de ser juzgado...
Nada más por mi parte. Gracias por vuestra atención.