1.- Los medios.
Se podía contar mucho, muchísimo sobre este tema, pero no lo hare pues muchos ya sabéis que los medios eran lo que había y con ellos teníamos que luchar y sacar adelante el Rgto., y llevar cabo los programas de instrucción y la preparación diaria, así que comentare poco y al final.
2.- Los sufridos exploradores y los de protección.
Siempre me acuerdo de aquellos tiempos, porque yo tuve la grandísima suerte de estar siempre en carros, y no padecer las penurias y el “puteo”, del pobre fusilero de exploradores y protección.
Era cómico, verlos si era en invierno, con la gabardina ¾ puesta sobre el uniforme y con aquellas trinchas de lona que les hinchaba el pecho que parecían que iban a explotar, con el casco puesto, algunos sin correas para sujetárselo o las tenían rotas y más si tenían que llevar los cargadores y la cantimplora y la mochila aquella asquerosa de lona gruesa.
Ya para subir a los CJ tillas les costaba al moverse,mas armaduras medievales que equipo de combate. Pero, y para bajar?. O para tirarse en marcha? Eso sí que era cómico.


Ya de por si, como fueran por todo terreno, los Jeeps o los CJs – conocí los dos – votaban que era la leche y te veías a los pobres chavales, pegando botes en la caja del cochecillo, rezando para que no se cayeran al suelo. Pero llega el momento de desplegar. Ahí llega el infierno.


Te ves a ese que se engancha con la cadenilla de la portezuela – OSTIAZO en el suelo – al saltar, el otro que cae de narices y se mete el tubo del CETME hasta el hígado, o se escuerna con el casco y se le clava la cantimplora en la entrepierna. O aquel otro que se engancha el correaje en un gancho del CJ al saltar y se lo lleva el coche 10 metros hasta que se oyen los gritos de agonía del pobre desgraciado.
Y el despliegue era ya el sumun. Cada uno cogía una dirección diferente, el sargento se desgañitaba pegando voces y gritos – todo eso muy táctico – y tirando piedras a uno y otro, eso sino atropellaba algún CJ en su operación de retroceder a retaguardia, a algún desgraciado que estaba tumbado en el suelo.
Pero es que subir en marcha, ya era el toque final. El coche pasaba a su lado, el explorador intenta subir al coche en marcha, calcula mal y otro OSTIAZO de cara al suelo, el casco rodando por el suelo a 10 metros, el CETME arrastrando, sino perdido más atrás y con suerte que no te dejaras los piñones, muelas y molares en el canto de la puerta del vehículo o le metieras el cañón por el cogote al jefe de vehículo o al conductor y si subían bien, se agarraban donde podían, eso, si no enculaban al compañero “binomio” al subir o caían los dos de rodillas en la caja del coche con las espinillas echas mierda.