Se encuentran en la calle dos grandes amigos que hacía tiempo que no se veían, y uno de ellos al ver que el otro iba hecho un pincel, vestido con un impecable traje italiano, unos zapatos magníficos, un reloj de oro en la muñeca, le pregunta que como era eso posible, que si le ha tocado la lotería o algo así, ya que tenía entendido que no era más que un simple currante. Entonces el amigo le dice que la explicación es que hacía un tiempo que se había hecho asesino profesional, y que había gente que le pagaba 12.000 euros por matar a otras personas, y que para ello utilizaba un rifle de francotirador con una potente mira telescópica, que precisamente tenía guardado en el maletero del deportivo que tenía aparcado en las proximidades. El amigo insiste en que le enseñe el arma, por lo que suben con ella a la azotea de un edificio cercano, donde pueda verla lejos de miradas indiscretas. Al llegar a la azotea el asesino saca el arma de su maletín, le pone la mira telescópica y se la pasa a su amigo.
-¡Joder, que pasada de mira telescópica, vaya potencia que tiene! ¡Si hasta se ve mi edificio, y eso que está a casi 2 kilómetros de aquí! Las ventanas de mi piso se ven perfectamente. Mira, la de mi dormitorio está abierta. Y mi mujer acaba de entrar ahora mismo. Que raro, está en pelotas... seguro que acaba de darse un ducha. Ahora se acaba de tumbar en la cama... abierta de piernas. Pero... pero... ¿Quién es ese tío que se la está cepillando? ¡Coño, el cabrón del vecino del piso de arriba! ¡Hijos de la gran puta! ¡Yo los mato!
Se vuelve hecho una furia hacia su amigo el asesino, le entrega el rifle y le dice:
-¡Cargátelos a los dos! En cuanto lo hagas y bajemos a la calle, vamos a mi banco y te pago el precio estipulado, 12.000 euros por cada uno. Pero con una condición: que al cerdo de mi vecino le pegues el tiro en las pelotas, para que sufra antes de morir, y que a la hija de la gran puta de mi mujer le peques el tiro en mitad de la boca, por falsa y mentirosa, esta misma mañana me decía lo mucho que me quería.
El asesino accede y se prepara

. Llena el cargador del arma, se tumba en el suelo de la azotea, monta el arma, procede a regular las miras... y le dice a su amigo:
-Bueno, Manolo... no todo van a ser malas noticias. Me parece que te vas ahorrar 12.000 euros.
Salu2.
