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Astra, 20 años después - Parte 1

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Hace casi 20 años que la emblemática marca española cerró sus puertas. Con este pequeño reportaje queremos revivir algunos de los momentos más importantes de la industria armera de nuestro país. Fueron 90 años de actividad que son difíciles de condensar en este pequeño reportaje. Aun así hemos tratado de recordar sus momentos más importantes y sus armas más significativas.

 

HISTORIA

El origen y primeras pistolas (1908 – 1913)

La génesis de esta empresa se remonta a julio de 1908 en Eibar, cuando dos íntimos amigos, artesanos de las armas de fuego aunque con perfiles diferentes, deciden lanzarse a la creación de una nueva empresa de fabricación de armas de fuego. Sus nombres Pedro Unceta y Juan Esperanza. El primero natural de la villa armera, que había acumulado experiencia en la industria de armas de su tío, en la que comenzó como aprendiz y terminaría formándose en diversas disciplinas de la cadena de montaje, además de ocuparse de labores de exportación. Acabaría montando su propia ferretería. El segundo de origen aragonés recalaría en Eibar después de pasar un corto periodo en Irún, se había desplazado a esta localidad con el afán de formarse en el área de la mecánica para poder llevar a cabo sus ideas, allí acabaría siendo reconocido como un reputado artesano.


El 17 de julio de 1908 nacería formalmente la empresa denominada “Pedro Unceta y Juan Esperanza” con un capital de 43.000 pesetas desembolsados a partes iguales, donde desarrollarían los grandes proyectos sobre armas de fuego que tantas veces habían ideado juntos. El reparto de roles fue claro: por una parte Pedro Unceta se dedicaría al área de dirección, administración y comercial, por otra Juan Esperanza se encargaría de la dirección del taller.

Comenzaron su actividad con un pequeño taller donde harían piezas para otros fabricantes. Posteriormente gracias a su crecimiento y sucesivas ampliaciones de sus talleres, llegó su primera pistola conocida con el nombre de “Victoria” una simplificación de la Browning 1906. Esta arma fue un completo éxito de ventas, fundamentalmente debido a la calidad de sus materiales, que evidenciaría la necesidad de unas instalaciones mayores para poder atender los pedidos. Aunque el hecho definitivo que empujaría a la búsqueda de una localización sin las limitaciones de espacio que sufrían, sería cuando fueron seleccionados para fabricar la pistola “Campogiro” declarada como reglamentaria para el ejército español en 1912.

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Esta pistola diseñada por el ingeniero militar Venancio López de Ceballos y Aguirre, Conde de Campo Giro, sustituiría al hasta entonces revolver de dotación en el ejército español. El auge de la pistola frente al revolver se debió al impacto de este tipo de armas en las guerras ruso-japonesas y en las acaecidas en los Balcanes. El Conde de Campo Giro puso en manos de Pedro Unceta y Juan Esperanza la fabricación de su diseño, algo que fue un acierto y un inmediato éxito.


El traslado a Guernica (1913)

Con la acuciante necesidad de encontrar una localización adecuada a las necesidades de producción que tenían en ciernes, se buscan terrenos que permita un crecimiento posterior escalonado que no tenga problemas de espacio. Es en esta búsqueda cuando contactan con el alcalde de Guernica, Isidoro León. Por aquel entonces la Villa era un enclave eminentemente agrícola y ganadero, pero su regidor buscaba industrializarlo para garantizar su crecimiento. Es por ello que se esforzó en promocionar una parte de los terrenos de la localidad con precios baratos acompañados de subvenciones. Otros importantes argumentos fueron las buenas comunicaciones, las posibilidades de crecimiento del área urbana y la cantidad de terreno industrial disponible.


El resultado de las negociaciones fue un acuerdo ventajoso para ambas partes, donde la empresa se comprometía a permanecer un número de años en funcionamiento a cambio de una subvención igual al costo de los terrenos y el edificio de la nueva industria. La construcción de la fábrica, incluyendo la instalación de la maquinaria necesaria, se logró en un tiempo record de tan solo cuatro meses. Podemos decir sin duda que la industrialización de Guernica comenzó con el asentamiento del germen de lo que terminaría siendo ASTRA (corría el año 1913). Una vez creada la infraestructura fue necesario trasladar a personal especializado desde Eibar, lo que daría lugar a una colonia de guipuzcoanos que terminaría asentándose en la Villa.


La nueva ubicación y entorno de fabricación se acompañó de cambios en el organigrama de la compañía. La dirección de la empresa fue asumida por Rufino Unceta, el hijo de Pedro Unceta, que había trabajado estrechamente con su padre durante años. Este último retornó a Eibar a ocuparse de sus antiguos negocios de ferretería. También se produjo cambio de la razón social de la empresa pasándose a llamar “Esperanza y Unceta”. La labor de Rufino fue especialmente meritoria ya que al hecho de tener que arrancar nuevas líneas de producción, había que sumarle la de lidiar con nuevo personal novato en la fabricación de armas que sustituyese a parte del “importado” temporalmente, lograr incrementar la producción de acuerdo a los crecientes pedidos y desarrollar nuevos productos.


Hasta ese momento su único producto era la mencionada pistola “Victoria” en los calibres 6,35 y 7,65, pero estaba pendiente el compromiso de producción de la “Campogiro”. Así las cosas se produjeron las primeras 1.000 pistolas destinadas al ejército, siendo un rotundo e inmediato éxito, por su facilidad de carga y precisión. Estéticamente se trataba de una pistola robusta, pesada (1 kg.) y de aspecto contundente. En cualquier caso se introdujeron algunas mejoras por parte de los trabajadores de la empresa que la hicieron aún más fácil de disparar y la dotarían de mayor seguridad. Concretamente se introdujo un nuevo sistema de amortiguación, que suavizaba el retroceso del cierre y mejoraba por tanto la precisión, además de una mejora de los sistemas de seguro. Esta variante sustituyo a la anterior y es con la que se completaría el pedido, produciéndose las 13.200 restantes. El Conde de Campo Giro moriría prematuramente en 1916 sin llegar a conocer la variante mejorada de su arma.


La Primera Guerra Mundial y la primera “ASTRA” (1914 – 1918)

Como es conocido esta guerra se caracterizó por desarrollarse en las trincheras, lo que tuvo consecuencias en el armamento empleado por los soldados. Fue la guerra de los morteros, las granadas de mano (como vimos en un reportaje anterior), los lanzallamas y los gases. En este ambiente el fusil del soldado se convirtió en un estorbo, cediendo el protagonismo como arma personal preferente a la pistola. Es decir deja de ser un arma exclusiva para los mandos y tropas auxiliares para pasar a las tropas regulares. Este cambio de escenario con respecto a las estrategias de guerra anteriores, obliga a la producción de una cantidad ingente de armas cortas. Para hacernos una idea de las magnitudes, solamente el ejército norteamericano cuantificó sus necesidades en cerca de un millón de pistolas, que amplió después de la guerra, en 1919 en otro millón más. Tal fue la demanda que tuvieron que ser varios los fabricantes encargados de cubrir estas necesidades.


Caso similar le ocurrió al ejército francés, pero estos a diferencia de los estadounidenses no fueron capaces de aprovisionar a su ejército con todas sus fábricas a plena producción. Es por ello que decidieron acudir a países neutrales para completar su déficit productivo. Lo natural por cuestiones logísticas era dirigirse a sus países vecinos con los que compartían frontera. Es así como en 1914 se comienzan a fabricar pistolas para el ejército francés y por primera vez bajo el nombre de ASTRA, marca registrada tan sólo unos meses antes. Esta nueva pistola, la M100 era un diseño basado en la RUBY de LLAMA, que a su vez parece una copia del modelo “Victoria”. También se sirvió al ejército italiano cuando entró en guerra con el bando de los aliados. En este contexto se llegaron a fabricar la impresionante cifra de 150.000 pistolas del 7,65.

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El periodo de expansión y crecimiento (1918 – 1921)

Este crecimiento se desarrolla en dos ámbitos, por una parte a nivel local con numerosos talleres de industria auxiliar, algunos de capital compartido con “Esperanza y Unceta” y otros independientes que convierten a Guernica en un centro metalúrgico de primer orden. La otra dimensión sería la exportadora, haciendo que las pistolas se hiciesen conocidas mundialmente en multitud de mercados sobre todo a partir de 1918. Como dato anecdótico, en esta época, el 15 de septiembre de 1920 se hace necesaria en nuestro país la “Guía de Pertenencia” expedida por la Guardia Civil para poder poseer un arma. Esta medida fue instaurada por la alarma social que provocaron los constantes tiroteos producidos durante las revueltas sindicales. Esta medida tuvo un efecto devastador sobre varias empresas que se vieron avocadas al cierre.

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Sin perder de vista el mercado interior la compañía se presentaría al concurso para dotar de un nuevo arma corta al Ejército Español en 1921. La razón para este cambio en el arma de dotación hay que buscarla en las lecciones aprendidas en la Primera Guerra Mundial. La pistola que se presentó a licitación fue la ASTRA 1921 o más conocida como M400, patentada en 1920 junto con Pedro Careaga, que a la postre fue la ganadora del concurso, sustituyendo a la “Campogiro”. Este modelo, basado en la “Campogiro”, fue un éxito que la mantuvo en producción hasta 1946, llegándose a fabricar 105.000 unidades.


Primera crisis y las armas automáticas (1922 – 1928)

Es en este periodo de tiempo se produce una progresiva reducción de las exportaciones, debido a la finalización de la Primera Guerra Mundial, lo que obliga a la compañía a reinventar sus productos. En 1922 comienza la producción de la M300 similar a M400 pero de tamaño más reducido y en los calibres 7,65 y 9 corto. También en 1927 se diseña y fabrica de un nuevo tipo de arma, la pistola ametralladora, denominada M900. De mayor tamaño que las pistolas fabricadas hasta ese momento, tienen como característica la posibilidad de acoplar un culatín que la transforma en una carabina, con las ventajas de uso que ello conlleva. Estas armas tuvieron gran éxito en China, debido a la confrontación chino-japonesa, donde se llegaron a vender 30.000 unidades a algunas cuerpos específicas del aquel ejército. Esta arma terminaría vendiéndose también en nuestro país a la llamada Policía de Seguridad y Guardia Civil.

Volviendo a las enseñanzas extraídas de la Gran Guerra, se identifica la necesidad de un arma larga con la capacidad de fuego ametrallador pero con la ligereza de un fusil. Con lo que el Estado convoca un concurso en 1927 para dotar al ejército de esa arma, concurren diversas licitantes, incluyendo la industria militar. Pero una vez más “Esperanza y Unceta” vuelven a quedar ganadores con su “Astra Unión”. Se declaró de dotación en 1927 para el ejército y en 1930 para la marina. Curiosamente el pedido nunca llegó a formalizarse, debido a demoras continuas hasta que en 1936 estalló la Guerra Civil. Terminada la contienda, la empresa decidió no reclamar el acuerdo, ya que entendía era extemporáneo. Se hicieron varios prototipos que se usaron para demostraciones en varios países, aunque alabado unánimamente nadie llegaría a adoptarlo. El inventor del mismo fue el anteriormente mencionado Pedro Careaga y Garagarza.


En 1926 Juan Esperanza, que había creado algunas industrias externas a la compañía, deja definitivamente esta, por desavenencias con Rufino y Pedro Unceta, por lo que la razón social cambia de “Juan Esperanza y Pedro Unceta” a “Unceta y Compañía”. Creándose una doble dirección lideradas por Rufino y su primo Canuto Unceta. Citar que Juan Esperanza intentó competir contra la nueva “Unceta y compañía”, incluso participaría en el concurso para el subfusil del ejército, pero a pesar de crear su empresa nunca pasó de la creación de prototipos.


Otro hito importante reseñable en este periodo es la aparición en nuestro país del primer Reglamento de Armas y Reglamento de Bancos de Prueba en 1928, que venían a aglutinar las decenas de normas dispersas que existían hasta el momento publicadas en “La Gaceta de Madrid” (equivalente a nuestro actual BOE).

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Segunda crisis (1929 – 1935)

Esta segunda crisis sería más profunda e importante que la anterior, baste decir que el descenso de ventas, comparando cifras de 1929 frente a 1935, fue de más del 90%. Por una parte el crack del 29 en USA y por otras nuevas regulaciones dictadas por la República para el mercado interior, dictadas en 1931 en aras de la seguridad pública. Excusa que se ha prolongado en el tiempo y se ha convertido en una especie de mantra, que sirve de coartada para todo tipo de arbitrariedades por parte de los responsables del control de armas en nuestro país. Esta legislación ahogó a muchas otras compañías que también fabricaban armas, forzando su total reconversión. “Unceta y compañía” no pudo permanecer ajena y obligada por las circunstancias emprende el mismo camino. En lugar de un cambio total de negocio, como harían ALFA, ORBEA, Gárate y Anitua y Cia. y otras, apuesta por diversificación, comenzando por la fabricación de balanzas. Aunque estos planes, prácticamente no pasaron de eso, ya que cuando se comenzó con esta producción adicional alternativa, estalló la Guerra Civil que lo cambiaría todo.


El periodo de Guerra Civil (1936 – 1939)

La fábrica cayó en manos republicanas desde los primeros días de la contienda hasta el 1 de abril de 1937, tras el bombardeo de Guernica, que fue controlada por el bando nacional, aunque Rufino Unceta recuperaría el control en 1938 con supervisión militar. A pesar de la destrucción prácticamente completa de la Villa, la fábrica quedó intacta. La aportación de armamento a la contienda fue muy importante, dada la capacidad de producción de la fábrica. Durante ese mismo periodo se sucedieron peticiones de grandes pedidos del exterior, ya que la Segunda Guerra Mundial estaba en ciernes y países como Alemania, Inglaterra, Grecia, Finlandia y otros necesitaban rearmarse. Lógicamente esos pedidos no pudieron atenderse porque la producción iba exclusivamente para abastecer los ejércitos de nuestro país.

Terminada la contienda y con la necesidad de exportar a una Europa en guerra, Rufino Unceta promueve cambios legislativos que hasta ese momento atenazaban las exportaciones de la empresa. Ya que terminada la Guerra Civil se habían promulgado leyes que perjudicaban gravemente la actividad industrial de la compañía, tanto para el mercado interior como las exportaciones. Para ello contó con la ayuda de varios funcionarios, políticos y militares.

La Segunda Guerra Mundial (1939 – 1942)

Se retoma por tanto una frenética actividad para servir armas para Alemania casi en exclusiva, se exportan más de 100.000 unidades en conjunto de M200, M300, M400, M600, M900 y M903 a las tropas nazis del sur de Francia. Como curiosidad citar que concretamente el modelo M600 (una variante del M400 de menor tamaño y peso en calibre 9P), fue un desarrollo exprofeso de acuerdo a los requerimientos del régimen nazi. Que incluso se mantendría de dotación, durante un tiempo tras la guerra, para la Policía Federal de aquel país. También a posteriori fue de dotación para las fuerzas aéreas chinas y en otros países asiáticos. Este periodo fue sin duda el más productivo y económicamente más próspero para la firma. En 1942 la firma se dotaría de entidad jurídica de Sociedad Anónima, pasándose a denominar “Unceta y Cia S.A.”.

Tercera Crisis (1943 -1946)

Pero el Desembarco de Normandía supuso el fin del suministro, además del bloqueo económico impuesto a España. Todo esto hizo caer las ventas en barrena (como dato, entre 1943 y 1944 el descenso fue del 75%). La firma se ve avocada a una reestructuración de personal que se traduce en una muy importante reducción de plantilla. El golpe de gracia a su situación lo viviría en 1946 cuando se presenta al contrato militar del ejército español que buscaba reemplazar la M400 de dotación hasta entonces. La compañía había sido siempre el tradicional suministrador del ejército Español hasta entonces, pero sorpresivamente el contrato fue adjudicado a la firma STAR-Bonifacio Echeverría S.A. Todo esto motiva la necesidad de desempolvar los viejos planes de diversificación, comenzando la producción de maquinaria y utillaje auxiliar para otras industrias españolas: martillos neumáticos, bombas, utillaje textil, etc.

El periodo “híbrido de producción” y el comienzo de la aventura americana (1946 – 1949)

Son tiempos difíciles en los que se cambian los estatutos para dar entrada a capital fresco y a nuevos socios, significados industriales vascos y el BBVA, que junto con la familia Unceta se constituyen en los mayores accionistas de la compañía. Durante este periodo de tiempo casi deja de ser una empresa armamentística para convertirse en una industria de bienes de equipo y máquina herramienta. O por lo menos así lo avalan las cifras, ya que aunque sin abandonar la producción de armas, en 1948 los mayores ingresos los obtenía de sus ventas de herramienta a la industria textil (43,3%), representando las ventas de pistolas tan solo un 28,5% de su facturación.

Así las cosas mientras se reajustaba su actividad, la empresa entra en contacto con un importador estadounidense, Firearms International Corporation (FIC), con el que acuerda la venta exclusiva de sus armas en el más grande mercado de armas del mundo. Una relación beneficiosa para ambas partes que se prolongaría durante casi 20 años.

Vuelta a los orígenes y el resurgir de la marca (1950 -1964)

En 1950 las restricciones de compra de materias primas en el exterior que el Gobierno del General Franco había impuesto tras la guerra se liberalizan. Esto permite a ASTRA y en general al resto de industria despegar, vuelve a predominar en su balance los ingresos por armas de fuego, el 75% si contamos a las escopetas cuya manufactura subcontrataba por aquel entonces. En 1952 se vuelve a producir un cambio de nombre pasando de “Unceta y Cía., S.A.” a “Astra-Unceta y Cía., S.A.”, el nombre de la marca se incorpora al de la compañía finalmente.

Durante este periodo se producen varios hitos significativos para la marca. En 1954 la empresa comenzaría ya a fabricar las escopetas que vendía bajo su marca y daría respuesta a las demandas de los usuarios que solicitaban una pistola con martillo a la vista (M2000 Cub ese año y M4000 Falcon en 1956). En 1957 se varía el tradicional acabado de las armas, de un sistema multicapa a mano por un sistema de inmersión de un solo paso. Se llega a un acuerdo con COLT Industries para producir su modelo Junior Colt en .22 corto y 25 ACP, fabricando para el gigante norteamericano más de 73.000 unidades. En 1958 entra finalmente en producción el modelo M800 y la firma finalmente se decide a producir revólveres.

Un apunte de especial interés para los coleccionistas de nuestro país y que yo desconocía. En 1959 se realiza una incomprensible venta de gran parte de los fondos del Museo ASTRA a un coleccionista estadounidense llamado R. Alexander Montgomery que pago la cifra de 20.000 USD por prototipos, armas experimentales y primeras armas de primeras series.

A finales de los años 50 empezó la fabricación de revólveres modernos, comenzando con el modelo CADIX de nueve cartuchos en 22 l.r. En 1962 la compañía alcanza su cenit en cuanto a tamaño y rentabilidad, convirtiéndose en la mayor empresa de Guernica, con una plantilla de 500 trabajadores. Seguiría siendo rentable durante dos años más, hasta 1964.


El mantenimiento gubernamental, restricciones a la importación y nuevos productos (1965 – 1979)

A partir de 1965 son las subvenciones y prestamos gubernamentales son los que mantienen la empresa. Su principal mercado es EEUU, donde realiza ventas masivas por debajo de coste. Al mismo tiempo comienza una época de investigación y desarrollo de nuevos productos, aunque en algunos casos se tratase de una mera operación de copia y mejora de modelos de la competencia de gran éxito. Caso por ejemplo de la M5000 Constable, basada en la Walther PPK, que fue un gran éxito de ventas al tratarse de un arma de impecable funcionamiento, pero mucho más barata.

En 1968 se producen importantes restricciones a la importación de muchos de sus productos en varios países. Un ejemplo es EEUU, su más importante mercado, debido a la entrada en vigor del “Acta del Control de Armas” (Gun Control Act) que buscaba detener la importación de armas económicas de pequeño tamaño, a través de un ratio fruto de la combinación de la altura y longitud del arma, junto con un sistema de puntuación adicional. Además, otros países como Bulgaria, Siria, etc, que introdujeron otras restricciones.

En 1970 se producen cambios en la gerencia de la compañía con la idea de revitalizarla. Se continúan desarrollando nuevos productos aunque algunos de ellos no llegarían a entrar en producción, en 1972 comienza la venta de escopetas superpuestas y aparece el revolver de armazón grande en .357 Magnum, siendo también muy populares el modelo M960 y el Police, en 1973 el modelo M7000 y A-50 y TS-22 en 1979.

En 1977 se produce el vil asesinato, a manos de la banda terrorista ETA, del mayor de los hijos de Rufino Unceta, Augusto Unceta que era Presidente de la Diputación de Vizcaya. Un desgraciado suceso que se sumó al resto de problemas que atravesaba la empresa y que culminaron con la pérdida del soporte de financiación y subvenciones públicas en 1978. Además ese mismo año se producen cambios en FIC el tradicional importador de ASTRA en EEUU, pasando a ser la firma INTERARMS quien ejercería la representación e importación de sus productos.

Abaratamiento de costes, importador-distribuidor y la alianza con LLAMA (1980 – 1990)

Sin subvenciones, ASTRA comienza un ambicioso plan de reducción de costes que incluyen modificaciones en los sistemas de producción donde se sustituye el forjado de piezas por la fundición. En 1980 todos los armazones y pequeñas piezas de las pistolas se fabricaban según ese proceso o se subcontrataban. Tanto las nuevas pistola A-80/90/100, A-50/60/70/75, TS-22 como antiguos modelos que seguían en producción M2000, M4000 y M5000 se rediseñan para adaptarse al modelo de fundición.

Buscando nuevas vías de ingresos en 1980 se crea una división de importación y distribución de marcas extranjeras de armas y municiones en nuestro país, a través de una sociedad creada ad hoc, Astra-Sport S.A. Así comercializa Marlin, Ruger, Sauer, Taurus, Tanfoglio, PMC, etc. Además de todo tipo de accesorios y complementos. La división estuvo operativa hasta 1995.

El ejército español buscaba sustituir la antigua STAR Super A de dotación hasta ese momento, ASTRA se presenta con su nueva A-80 una pistola de doble acción basada en la SIG P-220 y posteriormente con su evolución la A-90, pero ambas fueron desestimadas durante el proceso de evaluación. Aunque todo no estaba perdido porque sorprendentemente ASTRA y LLAMA tenían un acuerdo en forma “joint venture” contra su competidor común STAR. De tal manera que si alguno delos dos resultaba ganador, se repartirían el contrato como así sucedió al ganar la licitación LLAMA con su M-82. ASTRA se encargó de fabricar la corredera y la mayoría de las pequeñas piezas.

En 1990 el BBVA su principal financiador exige un plan de viabilidad ya que la compañía seguía en pérdidas. Se contrata a una consultora externa que propondrá una restructuración de personal y otras medidas que tampoco resultarían suficientes.

El final (1991 – 1998)

En 1993 rompe su relación con su distribuidor en EEUU, INTERARMS, por la bajada de ventas en ese país, algo que se achacaría al poco interés de la firma en sus armas. Se llega a acusar al importador de la promoción que hace de los productos de STAR, concretamente la STAR Firestar frente a los de ASTRA. Después de una fallida relación con Springfield Armory (SA), el nuevo importador será European American Armory (EAA) que venderá con bastante éxito la A-75, pistola que llego a alcanzar cierto reconocimiento en EEUU al ser galardonada con algunos premios.

Ese mismo año la familia Unceta se desliga de la firma, vendiendo su participación en la misma por el valor de su deuda. Eso motiva su cambio de nombre de “Astra-Unceta y Cía. S.A.” a “Astra Guernica S.A.”, aunque en las armas seguiría apareciendo el nombre Unceta.

En 1996 el Gobierno Vasco busca hacer viables las tres emblemáticas empresas que estaban con problemas (ASTRA, STAR y LLAMA) por vía de la fusión, algo que no llegó a suceder, a pesar del acuerdo inicial. ASTRA se ve obligada a otra nueva reconversión, cambiando su nombre a “Guerniquesa de Mecanizado Tratamiento y Montajes de armas S.A.”

La falta de financiación y credibilidad del nuevo propietario, que a pesar de estar acosado por las deudas y sus trabajadores a los que ya no paga los salarios, habla de nuevas inversiones y grandes contratos, motivan que la emblemática empresa entre en bancarrota y cierre sus puertas definitivamente en julio de 1998.

 

Comentarios


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javirokuay

27, Marzo 2024 18:01:55

solo quería transmitir mi felicitación por tan excelente articulo... todo un placer poder ver la historia de una grande de nuestras industrias ya perdida

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