Crónica del fin de semana
Viernes:
Salimos de Santander a las 9.30 de la mañana del viernes con dirección a Extremadura, concretamente a Jaraicejo, junto al Parque de Monfragüe. Llegamos a Jaraicejo a las 5 de la tarde, después de comer nada más pasar el túnel de Mirabetes.
Después de la ducha y un poquito de descanso, nos reunimos con el organizador de la montería que nos dio instrucciones para la mañana siguiente.
Sábado:
Amanece un día con amenaza de lluvia, con muy buena temperatura. Las migas y el sorteo en Trujillo, junto al Mercado de Ganado. Me toca el 3 de Los Llanos. Volvemos hacia Jaraicejo, pues la finca a montear estaba a poca distancia del pueblo, en los Riberos del Almonte.
Mi armada se empieza a montar desde el once. Vamos todos en dos coches para no incordiar mucho a las reses. Se trata de un terreno típico de dehesa, con poco monte y la mancha se puede vaciar fácilmente. En un principio las perspectivas son muy buenas, mucho jabalí y ciervas y algunos venados. Estos últimos en teoría son los más escasos.
Llegamos a mi puesto en la armada. Se trata de una ligera vaguada, con los visos demasiado cerca. Unas encinas en el centro que ocultan con su copa parte de la vaguada, dividen el tiradero en dos partes.
Comienzan a oírse disparos, pero como se puede tirar a las ciervas y estas abundan, sospecho que es a lo que se está tirando antes de la suelta. A mí se me presentan en dos ocasiones varias ciervas a tiro pero en el viso, por lo que me abstengo de tirar.
A la hora, más o menos, de la suelta, sube por el centro de la vaguada, a unos 60 m. una cierva. La apunto y me doy cuenta que detrás viene el venado. Corrijo y apunto al venado. Justo antes de que se me oculte con las encinas del centro de la vaguada, disparo. Espero que salga por el otro lado y, efectivamente, sale a poca velocidad a unos 80 m., por lo que lo apunto y disparo. Me doy perfecta cuenta de que el tiro se me ha quedado retrasado. Apunté a la paletilla y le di en la pierna, aunque le saldría por el costado derecho. Veo claramente como encoje la pata derecha.
Disparo precipitado otra vez y creo que lo fallo.
Voy a repetir el tiro, corrigiendo, pero veo que está a pocos metros del viso y aunque podría haber disparado sin peligro, prefiero no hacerlo y pienso que lo va a rematar el compañero del puesto 4.
Efectivamente, a los pocos segundos oigo DOS disparos seguidos. Al poco rato llegan los perros, que veo poco después que vuelven a la mancha, por lo que pienso que el venado está muerto en el puesto de al lado.
Al rato me entraron por el viso de la izquierda una cierva y su gabata, que dejo pasar. Poco después un zorro se pasea por delante. No quiero tirarle, pero el del puesto 4, le dispara (creo recordar que 4 veces) y lo abate. A continuación 3 ciervas por el viso de la izquierda, a las que tampoco puedo disparar.
Comienza a llover. Fue un chaparrón muy intenso, el agua caía con fuerza, pero duró 15 o 20 minutos.
Oigo el motor del coche del postor y recojo las cosas. Nos vamos hacia el puesto 4 y allí está el venado, pero ahí empieza mi sorpresa.
Desde este momento vais a disculpar que al que denominé compañero del puesto 4, a partir de aquí le llame individuo, pues no sé cómo hacerlo sin incurrir en insulto.
Continuo, el individuo del 4 nos dice, le he pegado 3 TIROS, mirad uno aquí, otro aquí y otro aquí.
Le digo, hombre, has tirado DOS TIROS, ese tercer tiro en la barriga, será mío, ¿no?
Me contesta que no, que es suyo. Le digo: me da igual y este tiro en la pata de quién es?
A partir de este momento, no volvió a hablar, pero le puso una señal identificativa en la cuerna. Con el postor fuimos unos metros atrás a ver si veíamos sangre, pero supongo que si la había se habría borrado con la lluvia y de todas formas tampoco lo hicimos con mucha dedicación, ya que había una cosa CIERTA, el venado tenía, a la vista, 4 orificios de entrada y el solo había disparado dos veces, según él tres.
El postor me dijo, bueno, en la junta de carne lo vemos. Allí no vimos nada más que lo evidente. El venado tenía los 4 orificios de entrada.
Y aquí está mi denuncia ante estos hechos.
Primero, como se permite que individuos así, al que puse de mentiroso en la junta de carne, delante de todo el mundo sin que respondiera, puedan ensuciar esta afición de la caza.
Y segundo, como los organizadores de esta montería permiten que un individuo así, se salga con la suya.
Lo gracioso de esto es que yo no quería el trofeo, se lo hubiera dado con mucho gusto si él hubiera sido un caballero.
Después, comida en una pequeña carpa en el campo. Nada de lujo, pero las patatas con carne estaban muy bien cocinadas. Cogimos el coche y nos vinimos a Arantiones en Cantabria, donde dormimos para cazar el domingo en nuestro coto.
No sé todavía cuál fue el resultado de la montería, pero sospecho que muy pobre, en mi armada no se vio ningún jabalí. En la armada del rio, que le tocó a otro compañero, tampoco. Es el misterio de ciertas monterías. ¿Nos la habían chanteado?, ¿No había?. Quien lo sabe. Aunque supongo que el organizador si.

Es demasiado rollo para poner también la batida del domingo