Mensajepor Fieltro » 19 Feb 2025 17:26
No sé si reavivaré el post, pero me apetece contar la anécdota jejeej
En los años 90 del siglo pasado, recuerdo que iba una furgoneta pueblo por pueblo (de los pequeños) dando de alta a cachorretes y administrando la dosis anual de vacuna antirrábica a los perretes de los lugareños.
Se dio el caso que la perra de la casa, una bretona blanca/canela, había dado a luz varios cachorros, de los cuales quedaron un macho y una hembra sin adjudicar, y se hizo un "trueque" con un señor de del pueblo de al lado, que conservaba dos cachorros de una camada de podenco ibicenco, macho y hembra también, nacidos por la misma fecha aprox.
De modo que cuando llegó el dia que vino la susodicha veteri-neta, coincidió que, de mi familia, en el pueblo sólo estaba mi abuelo, y acudió con los dos perritos a darles de alta la cartilla y vacunarlos.
"¿Qué nombre tienen los cachorros?" preguntó el veterinario. Mi abuelo no supo qué contestar, puesto que desconocía qué hipocorístico habíamos elegido para los animalicos....Pero alli en la misma plaza se encontraba tomando el sol un señor , muy querido en el pueblo, un poquito aficionado a la bebida, pero muy buena persona. Su nombre era Vicente.
"¿Bueno pues qué nombre ponemos en la cartilla del perro?" insistió el veterinario. Y desde el banquito de la plaza, nuestro protagonista amigo espetó "¡Pues ponle Vicente!" a lo que mi abuelo indicó al veterinario: "pues ponga Vicente..."
Tras rellenar los apartados oportunos, prosiguió el veterinario:"¿Y qué nombre le ponemos a la perra". Y desde el mismo punto de la plaza se oyó de viva voz: "¡Pues ponle Vicenta!", a lo que mi abuelo confirmó al facultativo : "Pues ponga Vicenta..."
Y desde entonces, hasta el dia que pasaron al cielo de los perros, siempre fueron Vicente y Vicenta