Buenos días amigos

Aquí, lo que no le pasa a uno le pasa a otro

Resulta que ayer-tarde instalé mi puesto de espera desplegable (comprado por 99 euros en Armería Alvarez) en un lugar aparentemente muy estratégico: Contra el muro de un bancal y bajo un gran algarrobo. Quedó completamente camuflado y con el comedero bien despejado para el tiro cómodo.
Pues bien. Anoche fue la primera vez que me instalé ahí. La especie de tienda de campaña de nylon resultó la mar de cómoda, amplia y bien elaborada contra el viento y las inclemencias.
Pero hete aquí que alrededor de las 22 horas oigo perfectamente como un marrano (por el ruido de sus pasos y otros detalles tengo la impresión que era muy grande) se acerca por el bancal que tenía yo a mi espalda y del que me separaba únicamente el muro contra el que tenía yo el dorso de mi puesto apoyado. Dicho bancal colindante está situado a mayor altura que el bancal donde yo estaba: A aprox. 3 ó 4 metros, justo junto a la copa del algarrobo.
¡¡¡HORROR!!! En ese instante descubro que yo había instalado mi puesto justo en el paso que el marrano tenía hecho para acceder a mi bancal y al comedero.
Menos mal que me detectó (tal vez a mi, tal vez el olor a nuevo de mi puesto de espera) y no entró. Porque yo me estaba diciendo: ¡¡Dios mío, que no salte, que no salte!!!. Temía y no sin razón, que un gran marrano tomase mi puesto de espera como escalón para bajar, en cuyo caso yo pensaba: "Como este bicho me salte encima desde 4 metros, él y yo vamos a tener un problema". Incluso eché de menos no haber ido esa noche a cazar con alguno de mis fusiles K98 y con su bayoneta calada. Al menos así, puesto con su bayoneta hacia arriba y apoyado en el suelo, me habría parado un poco el golpe; el gorrino se habría ensartado y además llevado un tiro a bocajarro.
Yo me imaginaba a mi mismo con mi cuello o mi columna vertebral rotos o lesionados, suponiendo cómo sería una "lluvia" de gorrino de 70 ó 90 kilos que te cae como un saco de patatas desde una altura de 4 metros
En fin..., al final no entró. Cuando dieron las 12 de la noche recogí mis trastos y, al salir de la tienda de campaña con mi linterna en ristre, lo oí salir al galope. El muy cabroncete se había quedado observando a unos 15 metros a mi izquierda y ya en mi bancal, al que debió acceder por otro punto.
Y es que nos pasan unas cosas...
Un abrazo a todos
El Cabo Pistolo