Por eso me extraña que no hayan pensado en el biopic de Josep Lluís Trapero, convertido, creo que a su pesar, en símbolo procesista. Un charnego de barrio, nacido en la periferia de la capital catalana, que llegó a ser el líder más carismático que hayan tenido nunca los Mossos d’Esquadra. Juzgado y absuelto por el 1-O, fue defenestrado de su cargo tras haber sido elevado a los altares de la iconografía indepe. Repasen la indumentaria de Jordi Sànchez, entonces presi de la Assemblea Nacional de Catalunya y ahora jefe de Junts (si es que ahí manda alguien), en la manifestación de condena por los atentados de la Rambla. Entren en Google, escriban Jordi Sànchez + Camiseta Trapero. A ver qué les sale.
Curioso caso el de Trapero: absuelto por la justicia española, defenestrado por alguno de los políticos que le glorificaron. Su vida, su biografía, su historia, es de película. De western concretamente. Hasta él tiene algo de Llanero Solitario, o de Lucky Luke, aunque esta vez los Hermanos Dalton se salieron con la suya. Si Clint Eastwood conociese la movida, fijo que la adaptaría y la interpretaría. Me conformo con que lo haga Eduard Fernández dirigido por Álex de la Iglesia.
Aunque visto lo visto estos últimos días, igual ahora en la dirección de TV3 prefieren hacer la serie del excomisario Villarejo, un poli españolazo, bestia negra del independentismo, pero que esta semana ha recuperado la credibilidad que nunca tuvo entre los políticos y los medios procesistas (no en todos, es justo decirlo) tras sus declaraciones en sede judicial sobre los atentados de Barcelona y Cambrils.
(Fuente: La Vanguardia, Jordi Évole
