
He llegado a esa conclusión después de visitar tres foros de armas hasta el momento. Hace años las armas no me daban ni frio ni calor, no procedo de padres o abuelos que hayan tenido relación con arma alguna y todos los mensajes publicitarios, de propaganda o noticias que he recibido por la televisión en mi país es que las armas son malas por provocar masacres en escuelas, los que portan armas han cometido algún tipo de crimen cruento o le han confiscado una colección de armas a algún famoso criminal perteneciente a algún cartel de delincuentes organizados. Sin embargo mi afición por los libros de historia me hizo descubrir que la historia de la humanidad está estrecha e inseparablemente unida a la historia de las armas y al indagar sobre las historia de algunas armas legendarias, comenzó a prender en mi la llama del amor por las armas para nunca más apagarse.
Este “amor prohibido” es la fuente de mi tristeza porque al visitar el foro “AcLevante” me dieron por bienvenida la advertencia de que ahí se reunían los amantes de las armas de aire comprimido y me invitaron a buscar en “google” una “página de delincuentes”. Algo parecido me pasó al visitar el foro “MéxicoArmado” donde el primer día recibí frases amistosas de bienvenida de algunos y advertencias de que no podía tener armas o munición propia en mi país porque las leyes en Cuba sobre armas de cualquier índole eran “de miedo”, pero al intentar entrar el segundo día me encuentro con una nota advirtiéndome que he sido excluido del foro por “intentar fabricar armas en Cuba” y que la fecha de caducidad de esta sentencia es “nunca”.
Por último acudo a este magnífico foro donde en parte alimenté mi amor por las armas y las municiones en un inicio, pero recibí una bienvenida un poco tibia, porque mi primer tema de saludo desapareció completamente y sin aviso alguno cuando entré la segunda vez. Afortunadamente en un segundo saludo pude recibir notas aclaratorias de que tengo prohibido, por razones legales en España, hacer ciertas invitaciones, insinuaciones o peticiones, aunque no faltaron saludos amistosos y calurosos de bienvenida que siempre agradezco.
He llegado a la conclusión de que soy un delincuente por “salir del armero” y declarar públicamente que amo las armas y las municiones.