El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Armas de avancarga: pura pólvora negra. Las grandes clásicas.
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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor Busman » 12 May 2011 13:31

Antes de dar paso a la segunda generación de fusiles de percusión sería interesante leer el siguiente texto, tomado de un documento de 1855:

Las cápsulas son de cobre. En el día se hacen y laminan las planchas en la fábrica de Sevilla. Estas se dividen por medio de una máquina-tijera en bandas de 34,828 mil. De ancho. Estas planchas se laminan para hacerlas más compactas, y arreglarlas e igualarlas.

Con cada 5 bandas se hace un paquete doblándolas convenientemente, y se recuecen en un horno dentro de un cajón de hierro colado; cuando están al rojo claro se sacan y se sumergen en agua fría. Se desatan los paquetes, se estiran las bandas y se colocan en tandas cruzadas sobre una artesa cubierta de plomo, donde se vierte una disolución de 17 partes (volumen) de agua y una de ácido sulfúrico, permaneciendo en ella doce horas. Se sacan y humedecen en agua común, restregándolas en seguida con arena humedecida para limpiar su superficie del óxido que contengan; una vez logrado se meten en agua y secan con serrín. Las bandas deben quedar de color rosa claro.

Las aguas que han servido para esta operación, y que contienen mucho sulfato de cobre, se benefician por la cementación sacando el cobre que contienen, y transformándolas en sulfato de hierro o caparrosa, que cristaliza por la evaporación y después se vende. De estas bandas se sacan las estrellas en una máquina de dos punzones de la figura de la estrella, con movimiento vertical alternado. Estas después, para quitarlas las rebabas, se colocan en un cilindro de plancha de hierro que da 15 o 30 vueltas por minuto.

Las estrellas después pasan a los embutidores para formar las cápsulas; uno la forma y el otro la concluye y recorta las aletas. Para quitarles las rebabas se colocan en una especie de tamiz al que se imprime un movimiento alternativo horizontal. En seguida se vierten en un tambor o cilindro de madera con una mitad de su volumen de serrín y da vueltas por espacio de 2 ½ horas para abrillantarlas.

En una barraca se efectúa la carga. Para esto se colocan en su porta-cápsulas o chapita de hierro con agujeros y mango 56 de ellas, se cierra y lleva al cargador. Después se comprime la carga por medio de una prensa hidráulica capaz de una presión de 8000 kil. , estando ellas aun en el porta-cápsulas. Una vez prensadas sse llevan a una máquina, la que les da un barniz para cubrir la carga, compuesto de 59 gramos de colofonia, 238 gramos de goma laca y 900 gramos de alcohol a 40º. Sacadas las cápsulas se ponen sobre tablas en estantes a secar durante tres días. Las cápsulas se cargan con una pólvora blanca graneada, compuesta de 2,828 de fulminato de mercurio y 1 de salitre muy puro. El fulminato de mercurio se hace con una parte de mercurio y 4,202 de ácido nítrico a 38º de Beaumé. Cuando se logra la disolución se vierte en grandes retortas de cabida de 2 arrobas con alcohol a 36º, debiendo resultar una mezcla de 1 alcohol y 1230 nitrato de mercurio.

La fábrica puede dar al año de 24 a 30 millones de cápsulas.

En otro hilo me he referido al mosquete de la infantería española como arma esencialmente de mecha. Desde 01
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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor Busman » 12 May 2011 13:33

...sigue:

Las cápsulas se prueban, bien en la chimenea de un fusil, viendo si cierto número escogido en gran cantidad detonan, bien en una chimenea colocada verticalmente sobre la que cae desde 417 mil. Un peso de 488 gr., bajando por entre dos correderas. También se prueban en el pistolete de Louvel: tiene la forma de una pistola exteriormente, y dentro hay un macizo de 96,5 mil. De largo , con un conducto en medio continuación del oído, y debe inflamar en ella la carga el fuego de la cápsula atravesando el dicho conducto, siempre que el peso necesario para levantar el percutor no baje de 2, 76 Kil.

Se empacan en cajas de pino con tapas de corredera y dos tornillos, cuya capacidad es para 25000, que se forran con un lienzo impregnado de una composición hecha con aceite de linaza, ocre, negro de humo y jabón. Estas cajas en número de 8 y precintadas con plomo, se colocan en otra de empaque para su salida de la fábrica, y con las iniciales P.M. de S.

Los cajones chicos de empaque tienen por dentro 415 mil. De largo, 260 de ancho y 100 de alto después de puesta la tapa; los espesores son de 13 mil.

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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor Jaen38 » 12 May 2011 17:43

:apla: :apla: :apla:
Sigue asi!!!

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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor super » 12 May 2011 18:16

:apla: :apla: :apla:
Que bueno!! ...
un saludo
 Y sepa, ella no es una cosa, ella es un ser, ella tiene un alma, que sueña y canta, el tiempo la rodea, y fue, de miles de cazas, el viento silencioso.

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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor Busman » 17 May 2011 17:08

Gracias compañeros.
Estoy contento de coincidir con vosotros en este tipo de inquietudes. Vaya desde aquí mi felicitación por vuestras intervenciones en el foro.

Lamento no intervenir más en otros hilos que también me interesan, pero el tiempo nunca alcanza para todo. Prefiero no molestar a nadie por no haberme preparado lo suficiente un a respuesta, como ya ha pasado en alguna ocasión.

No tengo ningún mérito, no hago nada que no pueda hacer quien se lo proponga ya que se trata básicamente de tomar apuntes de aquí y de allá; insertar alguna foto de acullá, etc.

Es solo que durante años he ido recopilando información muy querida para mí y que me ha costado mi paciencia, mi tiempo y mi dinero. Creo que es bueno compartirla y no guardármela para mí solo. Pido perdón si con ello molesto a alguien.

De hecho, en alguna ocasión, tras alguna que otra pesquisa, he conseguido datos que podían apoyar, y mucho, mis tesis en algún debate; pero ante el enfado y dignidad de mi interlocutor he preferido dar mi brazo a torcer, eliminando los contenidos que tan ofensivos resultaban y guardarme la verdad histórica descubierta para no alimentar vanas disputas.

No obstante sigo pensando que el foro es un vehículo extraordinario para compartir información, pese a quien pese.

Saludos.

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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor Busman » 17 May 2011 17:13

A partir de 1850, técnicamente los fusiles no son más que una continuación de estas transformaciones de chispa y algún otro de primera generación (modelo 1846) que hemos visto hasta ahora; es decir, fusiles de ánima lisa y calibre superior a los 19 mm. (.75 en pulgadas). Al menos en principio, porque nacen sin estrías igual que sus antecesores pero se diferencian de ellos en que son coetáneos de un enorme desarrollo de las armas rayadas en el ámbito militar.

Y es que, mientras se dota a la infantería con mejores fusiles, pero aun lisos y de enorme calibre, se diseñan de manera simultanea nuevas armas más eficaces para determinadas unidades. Muy a tener en cuenta son las llamadas carabinas rayadas, armas que utilizan proyectil cilindro-ojival de manera cada vez más perfecta, que suponen una revolución en el arte de la guerra y que marcan el rumbo en el armamento portátil de la segunda mitad del siglo.

Que conste que he dicho desarrollo, pues tanto la invención de las armas rayadas como la idea de los proyectiles cilindro-ojivales se remontan a varios siglos atrás, como iremos viendo. Su aplicación táctica en la Infantería es la cuestión que ahora nos interesa.

De esta segunda generación de fusiles de percusión y ánima lisa hay que decir que, con el tiempo, fueron convertidos en su mayoría en armas rayadas conservando su grueso calibre. Solamente a algunos (sobre todo recomposiciones) se les cambió el cañón por uno de calibre más adecuado a la bala minié española, dotándoles de alza regulable incluso, ya que la original era “alza fija” o, mejor dicho, mira trasera solidaria a la rabera del cañón.

Estas armas de transición son fundamentalmente dos: el fusil reglamentario modelo 1851 y el (idem) modelo 1854.

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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor Busman » 17 May 2011 20:51

Vamos a comparar estos dos fusiles.

El de la imagen superior es el nuevo fusil de 1851, el de abajo es el anterior modelo de 1846.

Tienen los dos la llave de 1846 y el mismo peso y dimensiones. Ambos nacen como armas de ánima lisa y con el enorme calibre “de a 15” (poco más de 19 mm. o .75 de pulgada). Tienen los dos sus aparejos de latón; un cepote en el guardamonte para la anilla del portafusil; la otra anilla va en la segunda abrazadera y la tercera abrazadera, tanto del uno como del otro, es de las “de trompetilla” para el alojamiento de la baqueta, con el punto de mira en la parte superior.

¿En qué se diferencian entonces? Seguramente ya lo sabéis: el modelo 1846 se hizo con los metales pulidos, mientras que en el 1851 las partes de hierro y acero están pavonadas.

Durante la primera parte del XIX aun existía la táctica de hacer más impresionantes a los ejércitos mediante el brillo de sus armas al sol. Pero el oxido siempre ha sido el peor enemigo del acero y la forma de mantener el fusil reluciente era a base de frotar con una badana impregnada de ladrillo pulverizado y aceite, método agresivo y que a la larga hacía disminuir el espesor de los metales.

Esta lacra se acabó pavonando los cañones. Es significativo que, a pesar de su abundancia, casi todos los fusiles de 1846 se conservan con el ánima lisa; mientras que la práctica totalidad de los fusiles de 1851 que han llegado a nosotros fueron rayados a posteriori, operación contraindicada si el espesor de las paredes del tubo no rebasa ciertos límites. También es verdad que, en caso de defectos en el cañón, este se cambió, a veces, por otro de calibre adecuado a la bala minié española cuyas medidas veremos más adelante.

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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor Orion » 17 May 2011 20:59

Muy bueno. A mi me encantan los procesos de fabricación antiguos.

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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor Jaen38 » 17 May 2011 21:33

Espectacular Busman, sigue así.

PD. Quisiera si es posible que un moderador mueva el post a la zona de las chinchetas, ya que pienso que la sabiduría de la que está llena este tema no debería de perderse.

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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor Salitre » 17 May 2011 21:35

Amigo BUSMAN, Cuando termines de escribir esta historia sobre el fusíl españól, pienso con tu permiso, imprimir todo el hilo para guardarlo, pues constituye toda un documentado historial sobre dicha arma.
Muchas gracias y enhorabuena.
Un abrazo

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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor Busman » 19 May 2011 16:58

Gracias.
Por supuesto que podéis imprimir el trabajo, me honra que le deis esta importancia. Pero el caso es que hay mucha materia y poco tiempo. Iré poco a poco poniendo más datos.

Pero sigamos.

A partir del modelo 1851, del que hablaremos más tarde, los cañones se pavonan, pero antes de pavonarlos, vamos a ver como se hacían.

Hay que decir que durante la primera mitad del siglo (y buena parte de la segunda), los cañones siguen siendo de hierro dulce, forjado a base de caldas.

O pongo aquí un texto sacado del Tratado de Artillería de Tomás de Morla (2ª edición, 1816), es muy interesante. He corregido someramente la ortografía y la puntuación para hacerlo más legible, pero describe perfectamente el proceso. También pongo algunas imágenes y láminas relacionadas para ilustrarlo.

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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor Busman » 19 May 2011 17:00

A primera vista parece ser obra sencilla hacer un buen cañón pero exige muchos conocimientos y experiencia, pues si el cañón falta por la materia de que se fabrica, por su mala unión o poco espesor, será de corta duración y reventándose herirá y aun matará a los que estén inmediatos y si peca por sus proporciones será el tiro incierto y tendrá otros inconvenientes (…)

De todas las abundantes minas de hierro que se encuentran en España ninguna hay tan a propósito para fabricar cañones como la de Somorrostro en Vizcaya. Además de ser los fabricados del hierro de esta mina de mejor calidad solo hay el desperdicio ó merma de un 5 por 100 mientras que es de un l0 el que se padece usando del hierro de otras minas de la misma provincia ó de la de Guipúzcoa. El hierro que produce el mineral de Formigueiros en los confines del Bierzo y Galicia es también de buena calidad para la fabricación de cañones.

El hierro extraído de dicha mina de Vizcaya las ferrerías inmediatas y que se destina para las de armas, se fragua en planchas ó trozos de figura de una pirámide rectangular truncada que tiene tres pies de largo; los lados de su base mayor son de 4 pulgadas y de 3 líneas y los de la opuesta de 3 pulgadas y 2 1/2 líneas; el peso de cada plancha es de 10 libras y el precio de catorce de ellas (que vienen á pesar 150 libras) es de l00 reales en la fábrica de Plasencia (…)

Las fraguas en que los fabricantes de cañones de munición trabajan estas planchas hasta formar los cañones, son de 7 pies de largo y 6 1/2 de ancho. Cada una tiene dos fuelles del peso de 1 4 arrobas cada uno. El carbón que se ha hallado mas útil para trabajar el hierro en la citada fábrica es el de castaño porque con él sale el hierro mas fibroso y suave; es verdad que este carbón dura menos que los de haya ó roble y por esta razón se suele mezclar con una tercera parte del que producen estas maderas.

Los forjadores trabajan dos planchas de las expresadas en una misma fragua y tardan en igualarlas y combarlas hora y media. Luego que están así preparadas se da principio á formar el cañón soldando los dos lados del tubo ó canal que forma la plancha, lo que se ejecuta por medio de 30 caldas que se hacen sufrir á cada cañón, con las cuales, dadas sucesivamente por todo su largo, y el martillo, se vienen á soldar dichos extremos de las planchas. Para que una calda sea buena, es necesario que no sea ni demasiado fuerte ni tampoco floja porque del primer modo se quemaría ó calcinaría el hierro y del segundo no sé soldaría. Se conocerá por el color del hierro su grado de calor el color rojo encendido, prueba que la calda aun no es suficiente, el amarillo que es excesiva y el blanquecino que el hierro suda y que aquel es el punto de sacarle de la fragua y batirle para que se suelde.

El tiempo que un forjador tarda en soldar dos cañones, dándoles las 60 caldas que necesitan para ello, son 2 1/2 horas. Tanto para esto como para preparar las planchas necesita de dos martilladores que alternativamente andan los fuelles. Los martillos de que usan el forjador y martilladores pesan 3 y ocho libras para preparar las planchas y 4 y 5 libras los que usan para soldarlas.

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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor Busman » 19 May 2011 17:03

Soldándose el cañón sobre una barreta de 5 líneas de diámetro, es necesario aumentar el de su ánima para darle su verdadero calibre, lo que se ejecuta por medio de varias barrenas que se hacen entrar sucesivamente y cuyo diámetro es cada vez mayor. Estas barrenas tienen diez pulgadas de largo á corta diferencia, son cuadradas y cortan por sus cuatro ángulos, á cuyo fin se hacen de acero templado de la mejor calidad. Están soldadas á una vara de hierro de 3 pies de largo cuyo extremo, algo chato, se introduce en la cavidad hecha en el centro de una linterna horizontal que le da movimiento. La experiencia ha manifestado que, para que un cañón quede bien barrenado, es necesario pasarle veinte barrenas regulares y al fin dos de 15 pulgadas de largo. Al introducir cada barrena en el cañón se acomoda á uno de sus cuatro planos una astilla ó listoncito delgado de madera suave y correosa, como la de avellano, para que resulte más lisa la superficie interior del cañón; precaución que solamente toman en Francia con solas las dos barrenas últimas y más largas.

Afirmada sólidamente la primera barrena á la linterna que la mueve horizontalmente, se trata de obligar al cañón á avanzarse á su encuentro con un movimiento regular, y de modo que su eje y el de la barrena no formen exacta y justamente sino una sola y misma línea recta. A este efecto se proporciona la altura de la mesa ó banco de barrenar a que se sujeta el cañón por medio de un instrumento de hierro de la figura de una doble T, que tiene en sus extremos unas argollas en que se introduce el cañón y se asegura con cuñas de hierro.

Es necesario tener á la mano una artesa ó pila de piedra con agua que sirve para refrescar el cañón que se calienta tanto al barrenarse que no se puede manejar También sirve para recibir las limaduras que salen del cañón y para refrescar las barrenas.

Estando todo dispuesto para barrenar el cañón, se unta con aceite la canal por donde pasa el instrumento de hierro, que hemos dicho afirma al cañón, y la primera barrena que se ha de introducir y se da movimiento á la linterna. Se obliga á avanzar al cañón por medio de una palanca pequeña, que se va sucesivamente apoyando contra unas clavijas verticales distantes cuatro pulgadas entre sí y clavadas en los lados del marco que forma la mesa. Cuando la barrena haya llegado á la mitad del cañón, se saca e inclina el cañón para que caigan las limaduras y se vuelve este á poner en dirección contraria; de modo que si antes entraba la barrena por la boca, después por la recámara. Esto mismo se practica con las ocho ó diez primeras barrenas; pero las demás se hacen pasar todo á lo largo del cañón, teniendo cuidado de extraer las limaduras con tanta mayor frecuencia cuanto sea menor el número de barrenas que queden por pasar; porque en las limaduras hay granos mas ó menos duros que movidos por la barrena formarían en lo interior del cañón rascaduras circulares mas ó menos profundas, que no se podrían quitar sino aumentando su calibre.

Después de haber pasado las 8 ó 10 primeras barrenas, es preciso examinar la dirección interior del cañón. A este fin se pasa por su ánima un alambre que se pone bien tenso y dando vueltas al cañón, sobre él se notan mirando contra la luz los parajes por donde no toca al hilo, los que señalados se corrigen sobre un yunque. Esta comprobación de la rectitud del ánima se repite varias veces y mas á las últimas barrenas.

Cuando solo queden dos o tres barrenas que pasar y que se está seguro de la rectitud del ánima, es necesario reconocer los espesores á fin de arreglar la dirección del cañón por la parte exterior. Para ello se usa de una especie de compás ó tenazas de muelles, cuyas piernas conservan siempre una abertura constante. La que entra en el cañón se termina en un cilindro de corcho, u otra materia flexible, que se ajuste con el ánima en cualquier paraje y la otra pierna tiene a su extremo un tornillo que se oprime contra el cañón, y por la parte que salga de la hembra se conocerá su espesor. También se suele usar de un compás que tenga juego y con él se conocen los gruesos del cañón por medio de un botón, que tiene la pierna exterior, que se ajustará á la superficie en la parte que se quiera examinar. Con uno ú otro instrumento se pueden apreciar los diferentes espesores del cañón, y se anotarán por la parte exterior con golpes de lima más o menos profundos.

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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor Busman » 19 May 2011 17:18

En estas láminas vemos las barrenadoras horizontales cuyo proceso describe el texto, más adelante veremos la barrenadora vertical que era la preferida en nuestro país.

Las figuras 1, 2 y 3 muestran las barrenadoras desde tres diferentes ángulos.

Una corriente de agua servía para hacer girar el eje G. Con el eje giraban la ruedas dentadas H, que a su vez hacían girar las linternas L. A la prolongación del eje de cada linterna se unen las barrenas. En el bastidor E, un dispositivo de corredera O P permite avanzar o retroceder al cañón respecto a la barrena. Justo debajo, una artesa F contiene agua para enfriar el cañón, que se calienta mucho al ser barrenado, y para alojar las virutas. En Fig. 2 podemos ver como encima cuelgan las diferentes barrenas a utilizar progresivamente N.

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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor Busman » 19 May 2011 20:18

Se usa en nuestras fábricas de la barrena vertical, representada en la figura 4 de la misma lámina, cuya explicación es la siguiente: Por la canal M baja el agua, que chocando contra las palas p de la rueda K, da movimiento a esta, que se halla situada horizontalmente. Esta rueda está unida al árbol ó eje L fortalecido por aros de hierro A, que en su parte superior tiene embutida una pieza de hierro con una mortaja i en que se introduce la cabeza l de la espiga de la barrena E, que debe ser rectangular y no cilíndrica como representa la figura. En cada uno de los pies derechos B está abierta una canal, formando las dos una corredera por donde sube y baja el marco C, al cual está sujeta una argolla e por medio de la clavija f introducida en su cola por la parte posterior. Por esta argolla se pasa el cañón, y para que este se mantenga en ella, se ajusta entre uno y otro una cuña de hierro. Introduciendo la punta de la barrena por uno de los extremos del cañón se obliga á bajar el marco C, apoyando los brazos sobre él, o sirviéndose de una pequeña palanca que se apoya sucesivamente en varias clavijas ó pernos de hierro que hay en uno de los pies derechos B.

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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor Busman » 19 May 2011 20:49

Bueno, vamos a terminar con el proceso de fabricación de los cañones. No sé si será mucho royo, resumo:

Si se hubiesen de arreglar y desbastar exteriormente los cañones con la lima, seria esta maniobra muy larga y costosa y no saldrían mejores que los desbastados según la práctica común con una piedra de amolar. Esta debe ser igual y sin defecto su diámetro de 6 á 7 pies y su grueso un pie se mueve sobre un eje de hierro de cuatro pulgadas de cuadratura á cuyo extremo hay una linterna por la cual se da movimiento á la piedra (…)

Terminado el cañón se pasará á cerrar su recámara, para lo que es necesario formar en la parte del ánima próxima á la culata una tuerca de seis ú ocho pasos, lo que se ejecuta introduciendo el cañón boca bajo en un cepo de trece líneas de diámetro, hecho en un banco, (donde se asegura en posición vertical) y por medio de dos barrenas ó forma- tuercas, que principian por un cilindro terso de igual calibre que el cañón, y que sirve de asegurar la dirección de ella, y se terminan por la barrena ó cortes que han de formar los pasos de la rosca. Estos han de ser penetrantes y vivos para que el tornillo con que se cierra la recámara quede con suficiente resistencia. Este tornillo de la recámara se perfecciona obligándole a pasar por una tuerca de acero, que tenga los mismos é iguales pasos que la que se haya abierto en el cañón.

El fogón se debe abrir rasante a la superficie interior de dicho tornillo. para que así venga a dar en el fondo de la recámara, pues de lo contrario serian muy fuertes los culatazos del fusil. Se puede abrir de dos modos diferentes á saber: con punzón y con barrena o taladro. Se cree mas ventajoso el primero porque con él se comprime el metal al rededor del fogón y así es de mayor duración, pero la ordenanza previene que se hayan de abrir, precisamente, con taladro. En vista de las ventajas y contras de uno y otro método, nos parece que sería lo mas conveniente abrir hasta más de la mitad con punzón y el último tercio con taladro, para que no salgan rebabas en el ánima. De todos modos es ventajoso abrir el fogón de modo que la punta del punzón ó taladro venga á dar en el tornillo á una línea de su superficie interior y después desde el punto quede señalado hasta el centro de dicha superficie ó eje del cañón, se formará una canal que insensiblemente se venga á perder en esta parte y en fin se perfeccionará el fogón con un taladro cilíndrico.

Los cañones tienen una espiga en el tornillo que cierra sus recámaras, la cual debe quedar á continuación de la ochava superior del cañón formando un corto ángulo con ella. En esta espiga hay una abertura por donde entra un tornillo de 3 pulgadas, que atravesando la caja por debajo del guardamonte, afirma el cañón en la posición que debe tener respecto á la caja. Finalmente en prolongación de dicha ochava en medio de ella y á 20 líneas de la boca del cañón se suelda el punto que sirve para hacer la puntería y afirmar la bayoneta por su cubo.



Bueno este proceso está descrito para los cañones de chispa, a los cuales se les abre el fogón. Pero es similar para el resto, solo que soldando la bombeta donde ha de ir roscada la chimenea.

Pero hala,ya está bien por hoy, mañana ponemos la chimenea y lo pavonamos.

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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor Orion » 19 May 2011 23:19

Muy interesante.

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Re: El fusil reglamentario en España durante el siglo XIX.

Mensajepor Busman » 20 May 2011 21:12

Una de las láminas que ilustran el artículo del Tratado de Artillería sobre armas portátiles, al cual pertenecen los textos que he puesto más atrás.


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