No sé por cómo describir la felicidad que el pasado mes de septiembre sentí cuando por fin, después de 9 meses de espera recogí en la armería Torres de Zaragoza mi Kimber Montana, era un rifle magnífico, precioso, muy bien hecho, con detalles en consonancia con su precio.
Pero más difícil me resulta explicar la sensación que tuve cuando vi que tres meses después de recibirlo, el puntal de la culata se agrietaba ostensiblemente alrededor de la anilla portafusil, no obstante eso no es un problema cuando escuchas del vendedor un “no te preocupes, mándame unas fotos, las enviamos y enseguida te reponemos la culata por otra nueva”.
El problema no es baladí puesto que las grietas poco a poco van a más y la anilla terminará saliéndose de su alojamiento, el rifle terminará en el suelo y el visor con un poco de mala suerte, gravemente dañado.
Han pasado siete meses de aquellas palabras y semana tras semana, mes tras mes, sigo esperando una solución que no llega.
El pasado lunes harto ya de tanta espera y a la vista de que mi problema no tiene visos de solución, le he propuesto al propietario de armería Torres el reembolso del valor del rifle, lo cual se ha saldado con un “el dinero no se devuelve y el abogado me ha dicho que me denuncies si quieres”, lo cual expongo de forma textual para que se sepa el tratamiento que este señor depara a quien en este caso le ha comprado la despreciable cifra de tres rifles nuevos en los últimos 10 años.
Así que no me queda otra que iniciar las acciones legales oportunas y difundir el tratamiento que este buen señor me está deparando.
Os dejo unas fotos en las que se aprecia el estado del arma.
Saludos,


