Mensajepor JohnWoolf » 21 Dic 2013 23:26
Mi posición natural es mirando barranco abajo porque los gorrinos salen normalmente de abajo arriba, cruzando por donde la tapia se lo permite. Del puesto a la tapia no hay más de quince metros.
Una media hora antes cruzaron espaciados de derecha a izquierda dos machos monteses. Me extrañó oír una carrera ruidosa de patas más largas que las de los gorrinos porque en esa parte de la provincia no hay venados. Iban ligeritos y sobre el suelo de piedra hacían bastante ruido.
De repente, sin ladra ni paso de rehala ni nada, oigo otra carrera a mis espaldas. Como llevo el rifle en african carry, sube al hombro muy deprisa. Me giro y veo un jabalí en plena carrera ladera abajo directo a mí. Yo sabía que estaba en el paso por los rastros que había en el suelo, donde no había piedra, y porque dos años antes la querencia de los animales fue esa, tal y como me explicó el postor.
Como el sabinar permitía, se le veía bien a cuarenta metros o así. Le dejo cumplir. Veinte, diez metros. No hace falta tirarle de frente porque me va a pasar por el lado ... si me aparto. Efectivamente, entre un poco que me retiro y un poco que se desvía le tiro a seis o siete metros.
Llevo el Sako 75 en .30-06 Sprg y mi munición es mi recarga con la punta GK HPBT. Le tiro a la paletilla. Acerrojo rápido y le echo otro tiro, que seguramente termina en una de las pocas matas que hay. Me voy tras él y al doblar por el matorral le veo ya tumbado a unos doce o catorce metros. Con la inclinación del terreno y la velocidad que llevaba, esa distancia recorrida es más fruto de la inercia que de otra cosa. Era una gorrina de unos 70 kilos. Volviendo a mi antigua costumbre de cada que mataba con una bala nueva, le metí un tiro justo en la columna.
Aquí hay dos cosas:
Una, la tremenda eficacia de la GK, que es algo que ya conocemos.
Dos, que por raro que parezca este es el primer tiro que hago con la GK HPBT en bastantes años que pega en hueso duro. No le dio en la paletilla sino en el mismo brazo izquierdo, un poco por debajo de la cabeza del húmero. Lo curioso del caso es que ese tiro fue suficiente para matarlo. Ya con calma en el pueblo le miré bien por dentro y vi la destroza habitual. Esa paletilla presentaba una necrosis enorme. El tiro de la columna le salió por el esternón y le tocó la pata delantera derecha, abriéndole la piel en ojal; por el camino, las vértebras estaban trituradas, en el agujero cabían varios dedos y la salida era amplia con arrastre de pulmón, supongo. Metí el dedo por la pata y no noté nada; lo interesante es que otro cazador con quien compartí la carne y se llevó toda esa paletilla me llamó ayer y me dijo que apareció parte de la camisa de la bala allá dentro.
Lo curioso es que la bala, a pesar de su fama de blanda no expansionó violentamente sin profundizar sino que atravesó todo el animal, llegando un pequeño trozo de la camisa hasta la capa de grasa de la derecha, que tendría unos dos cmts. Por supuesto, los pulmones estaban hechos puré.
Conclusión: a pesar de la tremenda velocidad de impacto y de dar en hueso duro, la GK HPBT se comportó de modo contrario a como uno esperaría de una bala "blanda". Por supuesto, ella no expande en champiñón sino que hace metralla; eso yo ya lo sabía. Ambos tiros recorrieron más animal de lo que yo esperaba, teniendo un resto de bala la suficiente inercia para llegar a la grasa del otro lado. Por mucho que busqué por dentro no encontré ningún trozo digno de mención.
En el pequeño trozo de camisa en la foto se ve perfectamente el estriado a la izquierda.
Saludos.
JW.
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From my cold, dead hands !!