Mensajepor Hoplon » 04 Jun 2020 12:01
Llevo un tiempo queriendo hablar sobre cómo las instituciones europeas han destruido nuestra industria con burrocratismo e hiperregulación.
No hace mucho, digamos 1990, los automóviles europeos eran los mejores del mundo, y el motor de combustión alcanzó la cumbre de su eficacia: los americanos construían mastodontes enormes y carísimos, devoradores de gasolina, y ni siquiera los Cadillac alcanzaban la calidad de una marca europea media: Honda y Toyota empezaban a intentar hacerse un hueco a base de precio (recordad el Accord) y de copiar nuestros diseños.
Un Peugeot 505, o un Volkswagen Passat, eran coches con motores eternos, hechos para durar veinte años, ya tenían inyección y catalizadores y gastaban gasolina sin plomo. Su mantenimiento era sencillo: aceite y filtros; las averías también, si un coche se paraba solo había dos motivos, o no le llegaba chispa, o no le llegaba combustible.
Desde entonces millones de normas, también de tipo laboral, han complicado la producción no solo de coches sino de cualquier tipo de bien y servicio en Europa: me centraré en los coches: llevan ordenadores, filtros de partículas, caudalímetros, sondas, y mil cosas mas que los encarecen y los complican, y que se averían por casi nada ¿tiene sentido cargar el precio y la fabricación de todo eso en coches como un Fiat 500, un Ford, Ka, un Seat Mii o un VW Up, que gastan menos de cuatro litros a los cien? Esos coches, que cuestan 10.000 € ¿cuánto costarían si no se les obligase a llevar tanta complicación?
El euroburro olvida que la gente, si puede, cambia de coche, a todos nos gusta estrenar un coche nuevo, pero se imponen productos como los Kia, y otros orientales.
Han optado por la electricidad sin pensar en su suministro y precio, han dejado de lado el GLP y el GNC, que no requieren apenas cambios en los motores y son limpios, aprueban normas de contaminación que hacen que nuestras marcas operen con desventaja en los mercados internacionales al faltarles el respaldo del consumo interno. El caso de
España, gran productor de coches, y su impuesto de matriculación, es algo que por si merecería un hilo aparte. Hay dos mercados que van a conocer un gran desarrollo, África e Iberoamérica, cuando su población empiece a demandar automóviles ¿a quién se los van a comprar?
Hubo una época menos dictatorial en la que el consumidor elegía, elegía si quería un video Beta o VHS, si compraba un tocadiscos o un CD o un Laserdisc. La gente no es tonta, y se acaba imponiendo lo que el consumidor prefiere: saque el coche eléctrico si le place, y deje que lo compre el que quiera, pero no imponga normas que asfixien a la industria. El estudio de mejores motores de combustión, gracias a las euronormas, ya lo podemos dar por definitivamente paralizado en Europa: y en el Magreb y Egipto ¿van a usar también coches eléctricos cuando su población alcance una cierta capacidad de compra?
¿Recordáis una época en que nuestra tecnología era de vanguardia, y los móviles eran de Alcatel o de Nokia, y los televisores eran Telefunken?
Los libros de historia llamarán a estos años "el suicidio de occidente".