Jracing escribió:Lo de las ocas, sea tortura o no, no se hace en público vendiendo entradas ni se televisa, ni se disfruta su tormento, tan solo el producto final, del cual debo confesar que soy un adicto.[...]
Si, es una tradición, pero algunas tradiciones quizá llega el momento de dejarlas por no ser compatibles con la vida e ideas modernas... O no nos ponemos las manos en la cabeza con las tradicionales LAPIDACIONES de los musulmanes?
Seguimos tirando cabras desde los campanarios?
La tauromaquia es una tradición que poco a poco va ganando detractores y no solo en catalunya, lo cual algo significa.
Con tu permiso Jracing me voy a centrar en estos dos párrafos tuyos que cito, porque creo que son los mas relevantes y sintetizan desde mi punto de vista la controversia que existe.
Fijémonos en el ejemplo de las ocas, y en general de todos los animales destinaos al consumo humano, ya sea alimenticio o de otro tipo.
Creo que todos coincidimos en que estos animales sufren, las condiciones y los métodos de engorde que se las aplican, así como su transporte y sacrifico generan grandes niveles de estrés, sufrimiento y dolor. Es algo demostrado y demostrable.
También es algo demostrado y demostrable que la ingesta de proteínas y grasas de origen animal es prescindible en la alimentación del ser humano, hay millones de personas que llevan una vida sana alimentándose así.
Entonces nos encontramos ante un dilema, somos conscientes del sufrimiento de los animales destinados a consumo pero lo justificamos como necesidad alimenticia, aunque esta necesidad no es tal o al menos no en gran parte.
El caso de las ocas por ejemplo es muy bueno, el procedimiento para el engorde del ave y sobre todo de su hígado es cruel, pero desde un punto de vista alimenticio totalmente innecesario.
Nos movemos en cuestiones culturales que a veces rayan con la hipocresía, y hablo de la sociedad en su conjunto en la cual me incluyo. Rechazamos el espectáculo de la tauromaquia por el sufrimiento del toro pero nos deleitamos devorando chuletas de cordero o un buen marmitako hecho con un bonito que murió asfixiado en una red de pesca o con un anzuelo atravesándole la boca.
También hay que reconocer que la empatía tiene mucho que ver en esto, sentimos pena por el toro al que clavan unas banderillas porque nos identificamos con el, desde el sentimiento maternal que demuestran otros mamíferos a lo expresivo de su mirada, en cambio un bogavante rascando el interior de nuestra olla (el que pueda pagarlo) mientras se cuece vivo no despierta los mismos sentimientos.
Prohibir las corridas de toros me parece un error, creo, como ya dije antes que las corridas desaparecerán con el tiempo, como muchas otras tradiciones que ya lo han hecho y aparecerán otras nuevas, pero es un ciclo casi natural que se produce con los cambios de valores e intereses de la sociedad. Y mucho más erróneo me parece cuando los argumentos en contra, a mi juicio no se sostienen, sobre todo si están relacionados con otras ideas de carácter político, algo que está a vista de todos mal que les pese a algunos.
Para terminar creo que comparar tradiciones como el toreo como atrocidades como la lapidación es vergonzoso, supongo que quienes lo hacen no lo piensan así y simplemente es fruto del acaloramiento del debate. Porque de ser cierto ese pensamiento diría mucho de quien lo piensa, pero nada bueno, y yo personalmente le invitaría a ponerse no ya en el lado del torero, sino del toro para que le pusiesen unas cuantas banderillas, o mejor aun lo pondría en el lugar de la inocente asesinada a pedradas.
En fin, un saludo.