Jim Corbett, el Cazador de Tigres Antropófagos
Jim Corbett nació el 25 de julio de 1875 en Naini Tal, una aldea cercana a los Himalayas, hijo de un matrimonio mixto inglés-irlandés, 10 años después de Rudyard Kipling, con el que le unía un gran amor por India, pero a diferencia de este último, Corbett también amaba a los indios, a quienes trataba de igual a igual, sin la superioridad inherente a casi todos los colonialistas.
Corbett creció en una familia numerosa (séptimo de ocho hermanos), y pasó su infancia en Nainital y Kaladhungi, donde fue criado principalmente por su hermana mayor Maggie, que lo aficionó a la vida silvestre.
Solía acompañar a un cazador furtivo local de nombre Kunwar Singh en sus incursiones ilegales por los bosques. Kunwar Singh se convirtió en uno de los mejores amigos y consejeros de Corbett.
A los 18 años comenzó a trabajar para el ferrocarril, en Mokameh-Ghat, estado de Bihar, puesto al que le dedicó 20 años de vida profesional, a menudo con grandes carencias y penurías económicas, pero viendo la situación de los coolies y resto de trabajadores indios se consideraba un privilegiado por poder comer todos los días. Dominaba el hindi y varios idiomas regionales.
Durante esta época se convirtió en un experto cazador, ya que los tigres y leopardos abundaban en las junglas alrededor de los poblados, y con cierta frecuencia se convertían devoradores de hombres.
Poseía un profundo conocimiento de estos depredadores y un gran respeto por su astucia e inteligencia, que les permitía escapar de muchas emboscadas tendidas con animales como cebos.
Durante más de un año persiguió a un leopardo en Rudra Prayag, Kumaon y Champawat, y el relato de sus acechos y persecuciones es fascinante, con una mezcla entre el amor por esos animales, los verdaderos dueños de las junglas, y su obligación de cazarlos.
Sus narraciones de tigres que perdonaban la vida a niños pero que se metían en cabañas para sacar sigilosamente al infortunado que dormía, de tigres que subían árboles altísimos, atravesaban ríos, desarticulaban trampas, junto con un profundo conocimiento de la naturaleza india, convierten sus libros en odas de amor a India.
Una noche se quedó encerrado en el baño con una cobra; otra, tuvo que colocarle los intestinos en su lugar a un amigo al que un tigre había desgarrado el vientre de un zarpazo, ¡y el hombre no sólo vivió para contarlo, sino que murió de viejo!.
Estas historias, contadas con un sentido del humor y un laconismo admirables, hacen de Corbett un personaje muy superior a cualquiera de los sahibs que pueblan las novelas de Kipling.
Jim Corbett estuvo en la primera guerra mundial, en Francia, y a su regreso siguió ejerciendo como cazador, hasta que en la cincuentena cambió de bando al ver amenazados los bosques y la fauna de India, y se convirtió en defensor acérrimo de los animales salvajes.
Después de la independencia de India en 1947 se trasladó a Kenya, donde escribió seis libros, tres de ellos dedicados a los devoradores de hombres, y falleció en 1955.
Era un personaje admirable, sereno y de un estoicismo a toda prueba, admirador de Ghandi, como se puede deducir de la dedicatoria de su libro Mi India:
"Esos pobres de solemnidad, con quienes he compartido mi vida [
] son los héroes de las páginas de este libro que a ellos dedico con toda humildad: a mis amigos, los desheredados de la India."
En homenaje a su memoria, el hasta entonces llamado Parque Nacional de Ramganga fue renombrado en 1957 como Parque Nacional de Jim Corbett.
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Entre 1925 y 1930, el tigre de Chowgarh mató a 64 personas en las montañas de Kumaon, en el norte de la India; a la tigresa de Champawatt se le atribuían 430 muertes, y la pantera de Rudraprayag se comió a 125 seres humanos entre 1918 y 1926 en la misma zona. A los tres los eliminó Jim Corbett -o Carpet Sahib, como se le conocía en las aldeas de la región, donde era considerado un héroe-, que plasmó su caza en tres emocionantes relatos sobre devoradores de hombres: The man-eaters of Kumaon, The man-eater leopard of Rudraprayag, ambos inéditos en España, y Mi India, que publica ahora Ediciones del Viento. Famoso por sus batidas contra tigres antropófagos -en sus 35 años de cazador acabó con 11 felinos responsables de 1.300 muertes-, Jim Corbett (1875-1955) fue también un gran amante de la vida salvaje e impulsor del primer parque nacional de la India, que hoy lleva su nombre y desde donde se promueve el programa de conservación Proyecto Tigre.
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